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- 1269 -

Acto II, CELEDÓN

   Andaba enamorada la pobreza

de la hidalguía, mujer flaca y loca,

tan tierna, que aunque fuera acero o roca

moviera con su llanto su dureza.

   Nuestra madre común Naturaleza,
5

a quien juntar los semejantes toca,

con gran soberbia y con hacienda poca

casolas, por cumplir con su belleza.

   Nació de la pobreza y la hidalguía

y de este matrimonio y consonancia
10

la dura necedad y la porfía;

   que dándose a entender pueblos en Francia,

Guinea les dejó su fantasía

y el Rey de Babilonia su arrogancia.


- 1270 -

Acto II, FINEA

   Echaban los romanos a las fieras,

traídas de provincias diferentes,

tigres, leones, áspides, serpientes,

lobos, grifos, dragones y panteras,

   los cautivos de guerras extranjeras
5

o los propios romanos delincuentes;

espectáculo bárbaro a las gentes,

por quien tembló la Scitia sus banderas.

   De esta inclemencia la disculpa toma

cuando Su Majestad el mundo culpa,
10

que así el imperio los rebeldes doma;

   pero arrojar una mujer sin culpa

a un marido cruel, no sólo en Roma,

mas no hallará entre bárbaros disculpa.


- 1271 -

Acto III, ALBANO

   Rompen las aves la región del viento,

viendo que han de parar en piedra o rama;

nadan los peces, y en arena o lama,

o en verdes ovas van a hacer su asiento.

   El sol de su divino movimiento
5

tiene el ocaso por bordada cama;

el alba a recoger las luces llama,

de la noche corona y ornamento.

   La fuente al río, el río a la mar viene;

un año a otro, un tiempo a otro alcanza;
10

lo que pasó, lo que vendrá previene.

   Todo tiene su fin o su mudanza;

pero mi amor no sabe el fin que tiene,

que le lleva engañado mi esperanza.


- 1272 -

Acto III, FINEA

   Que puede amor durar sin esperanza

es imposible, que es efecto extraño

de causa natural; pero el engaño

el fin que espera imaginado alcanza.

   Que baste una pequeña confianza
5

contra todo el valor del desengaño,

es ambición de amor, que estima el daño

y no puede rendirse a la mudanza.

   Mucho el amor en posesión se alaba,

que menos la esperanza se asegura
10

porque más cerca de mudarse estaba.

   Pues viva de su fuerza más segura,

que amor tal vez en posesión se acaba

y en esperanza eternamente dura.


De Los locos de Valencia

- 1273 -

Acto I, FLORIANO

   Vete despacio, pensamiento mío;

que como otros se pierden por el viento,

por el más bajo y áspero elemento,

a su pesar de la razón te guío.

   Tú vas donde te lleva el albedrío
5

con fuerza de un primero movimiento,

y yo lloro, con cuerdo entendimiento,

las ansias de tu loco desvarío.

   No me aventures a tan loca empresa,

pues no hay contento que esperar de un loco
10

cuando a saltar entre los cuerdos viene.

   Pesa tu daño y tu provecho pesa;

déjame en paz, que no es razón tampoco

peder el seso por quien no le tiene.


De Los locos por el cielo

- 1274 -

DONA

   Gran tiempo me ha tenido amor humano,

en tu intrincada red preso el sentido,

que como vanas leyes he seguido,

también era mi amor incierto y vano.

   Mas ya que el tiempo mal perdido gano,
5

que todo fue sin Dios tiempo perdido,

salgo del centro del eterno olvido

asida al calvo de su santa mano.

   No puede ser que tantos dioses haya,

que si en número exceden a los hombre,
10

estarán apretados en el cielo.

   Si amor es de ellos, que con ellos vaya;

que yo niego sus leyes y sus nombres,

y adoro a Cristo, Redentor del suelo.


- 1275 -

JOSÉ

   Virgen gloriosa, cándida, aromática,

en todos los estados meritísima,

de gracia, de inocencia y gloria altísima,

dejando el de la unión santa hipostática.

   Cuantos ciñen estola y blanca almática
5

os vengan a loar, Virgen dignísima,

por este alegre parto felicísima

en cuanto mira el sol y luna errática.

   Y vos, Niño nacido al hielo frígido,

¿por qué el pecho tenéis de amor tan cálido,
10

que amor os vence en desafío bélico?

   Pues sólo sois, aunque en tormento rígido,

para remedio de los hombres válido,

mil veces santo os llame el coro angélico.


- 1276 -

DONA

   Pues ya murió el pastor Melquisedech,

¿dónde voy por el yerno de Aserot,

si el que adora en el ídolo Astarot

no ha de ser de mi alma Abimelech?

   Ya la que sufro es vida de Lamech;
5

¿cuándo veré, Señor, sobre Bamot

derribada la torre de Nembrot

y vendidos los campos de Amalech?

   Beba de otro Jordá, de otro Carith;

la que va por el monte como Isaac,
10

en fe Abraham, y en la paciencia Job.

   Si ya contra Holofernes fu Judith,

a su señor David sirva Abisac,

y su amada Raquel goce a Jacob.


De Los mártires de Madrid

- 1277 -

Jornada I, RICARDO

   Suele el astuto y práctico hortelano

un árbol tierno trasplantarle a donde

a sus nobles raíces corresponde,

dejando de su tierra el ser tirano.

   Dale el cielo su auxilio soberano,
5

Virgo las influencias, y no esconde

su fruto al fin de la mudanza, donde

voluntaria fortuna ofrece mano;

   como árbol tierno quiero transponerme;

pues un noble deseo me levanta,
10

y con las armas el valor se aumenta;

   al servicio de Dios quiero ofrecerme.

Que porque no se pierda aquella planta,

el divino Hortelano tendrá cuenta.


- 1278 -

Jornada I, RODRIGO

   Antes verás en la cocina lumbre,

y traerse sombrero en la cabeza,

apetecer el hombre la riqueza

y cuajarse la nieve en alta cumbre;

   no darme aquestas calzas pesadumbre,
5

ser el dolor tormento y gran tristeza,

hallar en los erizos aspereza,

querer más que un cuartillo media azumbre.;

   querer más el tocino que las guindas,

más las albondiguillas que lejía,
10

beber el agua aparte, el vino aparte:

   No digo aquesto yo porque te rindas;

que antes verás aquesto, Elvira mía,

que deje de quererte y adorarte.


- 1279 -

Jornada I, ELVIRA

   Antes verá el bergante el almohaza

encima de las ancas del caballo,

no cantar seguidillas el lacayo,

y andar por las raciones siempre a caza;

   maldecir las Gregorias y la traza
5

y traer corcusida capa y sayo,

y ser en los torneos papagayo,

andar diciendo a todos: «¡Plaza, plaza!»

   Llevar frutas las huertas, agua el río,

y lodos en Madrid si acaso llueve,
10

y traer por el suelo los zapatos,

   que ver por el Agosto bravo frío:

y antes verás cavar para hacer cueva,

que deje de acordarme de tus tratos.


- 1280 -

Jornada III, RICARDO

   ¿Por Betsabé, David no mató a Urías?

¿Por Dalila, Sansón no se vio ciego?

¿No se vio, por Elena, Troya en fuego,

vueltas sus torres en cenizas frías?

   ¿No perdió las romanas monarquías
5

por Tarpisa, Nerón, sin bastar ruegos?

¿No mató Polixena a Aquiles griego,

guiada por sus locas fantasías?

   Idolatrar se ha visto el mayor sabio,

Hércules con el huso y con la rueca,
10

Sardanápalo, llamas, por su gusto;

   mas yo llevo sin el aqueste agravio,

que si esta Circe engaña y embelesa,

¿qué no ha de hacer un bárbaro robusto?


- 1281 -

Jornada III, SULTANA

   ¿A dónde vas, lascivo pensamiento?

Busca sosiego, cansaraste en vano;

no tiene amor piedad: es un tirano,

pues no tendrá firmeza el humo y viento.

   ¿En qué paran tus gustos? En tormento,
5

pues quiebra su palabra; es un villano.

¿Pues cómo a quién él busca da de mano?

Porque vive de engaño y fingimiento.

   No es un lince sutil, no, es niño ciego;

también dices que es dios; fácil se muda,
10

y aunque es gigante, que es rapaz no ignoro.

   Y tienen por descanso eterno fuego;

no le quiero reñir, porque, sin duda,

mientras más le maldigo, más le adoro.


De Los melindres de Belisa

- 1282 -

Acto I, JUAN

   Ciencia es saber, que con ingenio y arte

alcanza un hombre, no manteo y bonete;

que si toda en los hábitos se mete,

tendrán las mulas en la ciencia parte.

   César siguió con alta espada a Marte,
5

sus Comentarios no ha cubierto el Lete,

que quien tiene dos veces treinta y siete,

¿quién le quita que de uno se descarte?

   Yo he visto a Cicerón con un sombrero

y a Jenofonte armado; ¡letras santas,
10

bien os puede tener un caballero!

   ¡Oh tú, que por los ojos te adelantas!

si Apolo tiene pluma y Marte acero,

junta a los dos en experiencias tantas.


- 1283 -

Acto III, FELISARDO

   Cruel amor, ¿tan fieras sinrazones

tras tanta confusión, tras pena tanta?

¿De qué sirve la argolla a la garganta

a quién jamás huyó de sus prisiones?

   ¿Hierro por premio das a mis pasiones?
5

Dueño cruel, tu sinrazón espanta,

el castigo a la pena se adelanta

y cuando sirvo bien hierros me pones.

   ¡Gentil laurel, amor; buenos despojos!

Y en un sujeto a tus mudanzas firme
10

hierro, virote, lágrimas y enojos.

   Mas pienso que has querido persuadirme

que trayendo los hierros a los ojos

no pueda de la causa arrepentirme.


De Los muertos vivos

- 1284 -

Acto I, TELEFRID

   Amor, no se engañaba el que decía

que eres monstruo engendrado de la tierra;

que de los elementos eres guerra,

luz de la noche, oscuridad del día.

   Dios por temor, y rey por tiranía;
5

hijo de Marte, que la paz destierra,

y de una errada, porque siempre yerra,

vencida la razón de tu porfía.

   No te ensalces en ver que te adoramos,

que de gentiles a temor sujetos
10

la muerte fue adorada por Dios fuerte.

   Y así, como a la muerte, altar le damos,

que algunos dicen, viendo tus efectos,

que eres hijo del tiempo y de la muerte.


- 1285 -

Acto I, ROSELIANO

   Amor, amor, un hábito vestí

con que parezco yo, mas no soy yo;

por ti mi entendimiento se perdió

y me ha dejado la razón por ti.

   Cuando contemplo lo que soy y fui,
5

pienso que tu poder me transformó;

de todo lo mejor que Dios me dio

ya no ha quedado cosa buena en mí.

   Mi ser perdiendo la memoria va,

que como mi discurso te entregué
10

del gusto la razón vencida está.

   Soy labrador que el viento aré y sembré

en tierra que mis ojos riegan ya,

siendo la muerte el fruto de mi fe.


- 1286 -

Acto III, ROSELIANO

   ¿Qué importa que la mar su arena envuelva

con las estrellas en tormenta grave?

¿Qué importa que una máquina de nave

en una tabla sola se resuelva?

   ¿Y qué importa que él solo vaya y vuelva
5

y falte al preso de los hierros llave,

pellejo a la culebra, pluma al ave,

agua a la fuente y hojas a la selva?

   Sosiego el mar tendrá y el hombre puerto

en la tabla del mar, el sol serena
10

la cara, el preso y los demás victoria.

   Y aun estoy por decir que viva un muerto,

que el tiempo que volvió la gloria en pena

también podrá volver la pena en gloria.


De Los nobles como han de ser

- 1287 -

Jornada I, PRÍNCIPE

   Flaco, amarillo, lánguido y sediento

tiene el enfermo ardiente calentura;

con vivas ansias su salud procura,

que es el último fin de su contento.

   Con discursivo y alto entendimiento
5

el fisco de su mal la causa apura;

empieza luego la difícil cura

y en celeste favor logra su intento.

   La enfermedad más fiera y detestable

si su maligna causa bien se explora,
10

entendida una vez será curable;

   pero mi mal tan cruel que el alma llora

sin duda alguna es irremediable,

pues que la dulce causa de él se ignora.


- 1288 -

Jornada II, DUQUESA

   Yo que en fiera a las fieras excedía;

yo que ternezas con desdén pagaba;

yo que amaba libertad gozaba;

yo que en dura, con bronces competía.

   Yo la parra del olmo dividía,
5

porque dulces amores retrataba;

yo que ejemplo de firmeza daba;

yo que el amor juzgaba cobardía.

   Yo que burlé de la amorosa herida;

yo que regí la simulada muerte,
10

de amantes con razón encarecida.

   Yo que presumí, ¡oh, falso amor!, vencerte,

¿he de estar a tu gusto tan rendida?

Muy flaca es la mujer, o tú muy fuerte.


- 1289 -

Jornada II, DIANA

   Muy flaca es la mujer, o tú muy fuerte,

tirano amor, ingrato y fementido,

pues rindes mi valor con un olvido,

que ya es mi vida y ha de ser mi muerte.

   ¡Oh, fuerza de estrellas; oh esquiva suerte,
5

cuyo fiero rigor ha permitido

que yo ofrezca mi corazón rendido

a quien su oído de mi voz divierte!

   Si sin correspondencia amor no crece,

¿cómo es ahora tan gigante el mío
10

que intenta con Altezas oponerse?

   Atrevimiento parece y desvarío,

y asina lo mejor fuera vencerse,

para vencer de amor el desafío.


- 1290 -

Jornada II, ELENA

   Para vencer de amor el desafío,

quise armarme de ocupación honesta;

y asina, codiciosa y muy compuesta,

a abordar comencé un claro río.

   Tan vivo retraté su cristal frío,
5

que viendo sus primores una siesta,

al verme pudo darme sed molesta,

cosa que así me sabe a desvarío.

   Dije yo entonces: «si esto que es pintado,

puede moverme el gusto y apetito,
10

un hombre de buen talle y bien hablado,

   y si de liberal tiene un poquito,

¿a qué fría mujer no da cuidado

y a qué honrilla no pondrá en conflicto.»


De Los novios de Hornachuelos

- 1291 -

Acto I, LOPE

   Estrella, de tus negras, celestiales

almas, luces de amor, ¿quién ha podido

salir con libertad, que no haya sido

triunfo de tu desdén en tus umbrales?

   Díganlo de mis ansias inmortales
5

tantos afectos, partos del sentido;

lágrimas no, que fuera ya partido

para lenguas y treguas de mis males.

   En tan alto peligro acreditada

queda la voz de un Ícaro atrevida,
10

bien que en su mismo intento fabricada;

   porque contra cualquiera humana vida,

de rigores de nieve estás armada,

de prodigios de fuego estás vestida.


- 1292 -

Acto I, ESTRELLA

   Lope Meléndez, si el amor es fuego,

nieve soy en los Alpes congelada;

si trae flechas, de rayos ando armada;

si es Dios, estrella soy; lince, si ciego.

   Áspid soy al encanto, sorda al ruego,
5

dura roca del mar solicitada,

y la voz de las Circes encantada,

de bronce estatua en laberinto ciego.

   Pues ya no puedo a la amorosa palma

ser menos que áspid, rayo, bronce, hielo,
10

estrella, linde y piedra, en tu amor calma;

   o porque humana pague tu desvelo,

pide a los cielos que te den otra alma,

o quéjate de la que tengo al cielo.


De Los palacios de Galiana

- 1293 -20

Acto I, ARMELINA

   Que eternamente las cuarenta y nueve

pretendan agotar el lago Averno,

que Tántalo del agua y árbol tierno

nunca el cristal ni las manzanas pruebe;

   que sufra el curso que los ejes mueve
5

de su rueda Ixión por tiempo eterno,

que Sísifo llorando en el infierno,

el duro canto por el monte lleve;

   que pague Prometeo el loco aviso

de ser ladrón de la divina llama,
10

en el Caúcaso que sus brazos liga;

   terribles penas son, mas de improviso

ver otro amante en brazos de su dama,

si son mayores, quien los vio los diga.


- 1294 -

Acto II, ARMELINA

   Atada a un risco Andrómeda lloraba,

de las ajenas culpas inocente,

y el mar, con blanca espuma, diligente,

quebrándose en las peñas, le ayudaba.

   Entre su hondas cuevas voz formaba,
5

Conque los dos al cielo tristemente

favor pedían, cuyo mal presente

por los ojos del sol mirando estaba.

   Bajó Perseo con igual deseo.

batiéndole las alas a Pegaso,
10

y diola libertad con presto vuelo.

   Mas yo ¡cuitada! no hallaré a Perseo,

que me pueda sacar del mal que paso,

porque enojado amor y airado el cielo.


- 1295 -

Acto III, GALIANA

   Por no creer, importunada, nada

viene a faltarme, en tal despecho pecho,

la vida llega a tan estrecho trecho,

que vive el alma encarcelada, helada.

   Ya está la cuenta rematada, atada;
5

me tiene amor pagando el pecho, pecho;

gran hierro ha sido, y sin provecho, hecho,

pues ha de verme, desamada, amada.

   Tarde el remedio, aunque divino, vino,

pues en mi cárcel la atadura dura,
10

y la sentencia que consiento siento.

   Porque si busco a un desatino tino,

y digo que hay en mi locura cura,

y en mis engaños escarmiento, miento.


De Los peligros de la ausencia

- 1296 -

Acto II, PEDRO

   Pasa la nave igual al pensamiento;

líquidos montes de salada espuma;

flecha del agua, de los vientos pluma,

rayo veloz del húmedo elemento;

   y en un instante el proceloso viento,
5

para que de las alas no presuma,

hace que la alta máquina consuma

toda su fuerza con rigor violento.

   Lozano almendro esmalta la vestida

camisa, y en un punto el cierzo vierte
10

las flores por la tierra agradecida.

   ¡Oh humana condición que nos advierte

que no hay seguro bien en esta vida,

porque se va camino de la muerte!


- 1297 -

Acto II, FÉLIX

   ¡Oh, noche, que por sendas mal formadas

huyendo vienes del ligero día,

que desde el indio, por incierta vía,

te sigue, las espaldas enlutadas!

   Esconde tus estrellas argentadas
5

para que llegue a ver la prenda mía,

que de mi atrevimiento desconfía,

las luces de sus ojos adoradas.

   Hoy, con tu negra máscara pretende

la hermosura encubrir, por quien suspira
10

el alma que en su puro rayo enciende.

   Más tiene amor mi dicha por mentira;

que no basta que goce lo que entiende,

pues no goza del bien quien no le mira.


De Los pleitos de Inglaterra

- 1298 -

Acto II, EL REY

   ¿Para qué se lamentan por historias

Píramo, triste, ni el sangriento Edipo,

pues que yo a sus desdichas me anticipo

en la mitad del curso de mis glorias?

   Borren de hoy más sus trágicas memorias,
5

Estampa soy de las desdichas tipo,

porque yo de sus penas participo

y no de sus grandezas y victorias.

   Ángeles, perdonad que vuestra madre

me hace vuestro Herodes tan sangriento,
10

que intento semejante desvarío.

   En el dolor parezco vuestro padre;

pero, a ser Salomón, mi entendimiento

supiera de los dos cual era el mío.


- 1299 -

Acto II, LA REINA

   Veinte veces el sol, lámpara hermosa

que alumbra el mundo por las líneas de oro,

vio desde el estrellado y blanco Toro

el Pez de plata en estación lluviosa,

   mientras que por tan áspera y fragosa
5

montaña vivo y en sus peñas moro,

lejos del bien cuya memoria adoro,

sin culpa muerta y viva temerosa.

   Mudome el tiempo y no mudó mis años,

que crecen, cuanto más crecen los días,
10

nacidos de un amor y mil engaños.

   Y con saber que son vanas porfías,

mientras con más furos crecen mis daños,

se aumentan más las esperanzas mías.


De Los Ponces de Barcelona

- 1300 -

Acto I, DANTEO

   ¡Oh cintas verdes, por mi bien halladas,

si esperanza me dais del bien que os pido!

Mas, ¿cómo la tendrá quien ha perdido

aquel cabello donde os vio colgadas?

   Porque ayudáis a la prisión atadas,
5

de cuyo laberinto de oro he sido

preso dos años dulcemente asido

en cadenas de amor de sus lazadas.

   ¿Qué me sirve teneros tan distintas

de los cabellos donde estáis, si en ellos
10

queda el alma en las hebras más sucintas?

   Ausente lloraré sus lazos bellos,

pues para la ocasión así la cintas,

y dicen que ha de ser por los cabellos.


- 1301 -

Acto I, MARTÓN

   Amor, si entre las almas de los rudos

te huelgas de vivir y te autorizas

y en zamarros ceñidos con tomizas

de pechos zafios y de labios mudos.

   Si frentes de villanos testarudos
5

de tus ricos trofeos entapizas

y en portales de casas tan pajizas

que cuelgan animales por escudos.

   Si te huelgas, amor desatinado,

de la rústica cena de la olla,
10

del duro pan y el vino trasnochado,

   diré que eres señor que de la polla

tierna de leche y la perdiz cansado

apetece la vaca y la cebolla.


- 1302 -

Acto II, PEDRO

   Niño pequeño, que alcanzaba apenas

a verme en vuestras balsas, claras fuentes,

me vieron estas líquidas corrientes,

y ahora lleno de años y de penas.

   En vuestras aguas nunca vi serenas,
5

que no sois mares, aunque estando ausentes

mis ojos de su luz, de mil ardientes

lágrimas vierten más copiosas venas.

   Pero ya la tenéis, que mis enojos

de tal manera en sus peñascos tratan
10

que será mi barquilla sus despojos.

   Fuentes, mi culpa fue si me maltratan,

que como os hice mares con mis ojos

criáis sirenas que cantando matan.


- 1303 -

Acto II, LUCRECIA

   Dejó su dulce y regalada esposa,

su querido Telémaco y su nido

aquel astuto que volvió perdido

de la venganza de la griega hermosa.

   No quedó monstruo de la mar furiosa
5

adonde no viviese detenido;

ya le valió la lengua, ya el oído,

ya la dulce retórica famosa.

   Volvió, en efecto, y en el sacro templo

colgó la ropa, Amor, que solo bastas
10

a que tan grande fe y lealtad confirmes,

   dejándonos los dos tan alto ejemplo,

a las mujeres para ser muy castas

y a los maridos para ser muy firmes.


- 1304 -

Acto III, PEDRO

   Víboras trae y áspides consigo

la Libia peregrina desde España;

el pecho fía en báculo de caña

y fía su mujer de falso amigo.

   Al que es villano enseña sin castigo,
5

soberbio quiere ser en tierra extraña,

señor ingrato sirve y acompaña

y encomienda su honor a su enemigo.

   Los bajíos del mar prueba sin sondas

amor y ausencia pone en dos balanzas
10

y fía de un traidor castillo y rondas

   el que pone en mujer sus esperanzas,

porque no tiene el mar tan varias ondas

como ellas pareceres y mudanzas.


De Los Porceles de Murcia

- 1305 -

Acto I, DOÑA ÁNGELA

   Prendas del alma que os adora y ama,

si vida el cielo en tanto mal concede

a quien en las desdichas sola excede

a cuantos por amor tuvieron fama.

   Vamos los tres donde la suerte os llama,
5

porque contenta de matarme quede

fruto de mis entrañas, donde puede

mejor el fruto que en la verde rama.

   Venid conmigo, hermosas luces bellas,

que llevando dos ángeles por guías,
10

pondré gran esperanza siempre en ellas;

   esforzad contra el tiempo mis porfías,

pues, en efecto, servirán de estrellas

en el tomar de las desdichas mías.


- 1306 -

Acto III, DON LOPE

   Agora sí, mi dulce amada esposa

nuestra amistad eterna confiada,

queda inviolablemente ya apretada

en lazo de heredad y paz dichosa.

   En vano quise atar alguna cosa
5

si no pusiese un nudo en su lazada,

no la dejaba firmemente atada,

pero de desatarse peligrosa.

   Es confuso edificio Babilonia,

el casamiento y su divino escudo,
10

como de la experiencia testimonio.

   La sucesión que hacerle gloria pudo,

que supuesto que es lazo el matrimonio,

mientras faltan los hijos falta el nudo.


De Los prados de León

- 1307 -

Acto III, Escena I, NISE

   Álamos blancos, que de verdes nuezas

y de silvestres vides abrazados,

crecéis alegres y vivís casados,

tomad agora ejemplo en mis tristeza.

   Si pensáis que vestidas las cortezas
5

de tantos lazos, estaréis guardados

de veros para siempre despojados,

así fueron mis frágiles firmezas.

   Temed del duro invierno los enojos,

donde las hojas pálidas y rojas
10

a los vientos darán vuestros despojos;

   que el tiempo, que quitó con mil congojas

las verdes esperanzas a mis ojos,

mudará de color a vuestras hojas.


De Los ramilletes de Madrid

- 1308 -

Acto II, ALFÉREZ

   En la plaza da voces libremente,

y con su mano sus delitos firma;

falsa proposición delante afirma

del vulgo, que le escucha atentamente.

   De una casada es loco pretendiente,
5

y en públicos lugares lo confirma;

en blanco ha dado a su enemigo firma

o quiere, siendo infame, honrar la frente.

   A todos sus criados dio la llave

de papeles ocultos que tenía;
10

imprimió su ignorancia el que no sabe.

   De colores se viste en claro día

o, siendo mal nacido, ha dado en grave

quien su secreto de mujer confía.


- 1309 -

Acto III, BELISA

   Mujeres que a casar tan fácilmente

dais el oído sin mirar el daño

que os puede resultar de un hombre extraño.

¿cómo os podéis casar por accidente?

   Si vuestra libertad eternamente
5

en dos letras de un sí cierra el engaño,

¿por qué con tanto ejemplo y desengaño

su mal ninguna en el ajeno siente?

   Bien sé que dicen que es mortal disgusto,

casar por amorosas fantasías,
10

y que el concierto es más seguro y justo.

   Digan lo que quisieren sus porfías,

que la mujer que casa con su gusto,

por lo menos le tiene algunos días.


De Los Tello de Meneses

- 1310 -

Parte I, MENDO

   Más quiero oír un vos, más un desprecio

de quien ayer en bajamar vivía;

más por fuerza escuchar mal poesía,

y a un sordo, oyendo yo, que me hable recio;

   más quiero ver a la virtud sin precio
5

sufrir de un ignorante la porfía,

querer una mujer que tenga tía,

hablar a un bobo y respetar a un necio;

   más quiero consentir de un estudiante

el frío verso y bachillera prosa,
10

con mucha presunción, siendo ignorante;

   más los melindres de una necia hermosa,

y que en falsete un barbinegro cante,

que resistir una mujer celosa.


- 1311 -

Parte I, INFANTA

   Hurta los rayos al dorado hermano,

para vestirse de su luz, la luna;

sin mirar otra palma, de ninguna

cortó racimos de oro el africano.

   Gime la tortolilla, y gime en vano,
5

cuando el esposo que murió importuna;

sin dueño no hay en monte fiera alguna,

ni vida alegre en el discurso humano.

   De la suerte que al alma al cuerpo informa,

es como la primera inteligencia,
10

materia la mujer, el hombre forma.

   Y tanto nos ampara su presencia,

y así su forma nuestro ser conforma,

que siendo éste traidor, siento su ausencia.


- 1312 -

Parte I, TELLO

   ¿De qué sirve esconderse de tu flecha,

muerte cruel, pues dondequiera, airada,

llamas sin voz, y con tu planta helada

entras donde jamás entró sospecha?

   Para esconderse, muerte, no aprovecha
5

la cortina de púrpura bordada;

porque la mira en la ballesta armada,

desde que nace el hombre, tienes hecha.

   Pero este ejemplo, aunque cruel, advierte

que fue la muerte de este merecida,
10

y no por culpa de su triste suerte.

   Pues claramente da a entender la herida

que quien como animal tuvo la muerte,

murió en el traje que vistió la vida.


De Los Terceros de San Francisco

- 1313 -

Acto I, ISABEL

   Ausencias lloro, amante omnipotente,

que a esto obliga el amor cuando es del suelo;

¡qué a costa vende el mundo del consuelo

el bien que da, si es bien el aparente!

   Dichoso aquel, mi Dios, que solamente
5

os ama a vos y aspira sólo al cielo,

que no dais penas ni tenéis recelo;

no sospechas causáis, ni estáis ausente.

   En toda parte estáis, todo lo sabe,

todo lo ocupa vuestra Real presencia,
10

no cabéis en lugar, y él en vos cabe.

   Yo doy palabra a vuestra omnipotencia

de amaros sólo a vos muerto el Landgrave,

pues quien os ama no padece ausencia.


- 1314 -

Acto III, ISABEL

   Ausente esposo, si en la triste nueva

de vuestra muerte no me diera el cielo

cierta seguridad contra el recelo

que a eterna vida el alma noble os lleva,

   mi amor huérfano ya, con noble prueba
5

borrará el nombre de Artemisa al suelo;

mas vuestra gran virtud me da consuelo,

que en la gloria gozáis corona nueva.

   Buena muerte habéis muerto, si habéis muerto

en la guerra sagrada con victoria
10

digna, Señor, de vuestro brazo fuerte;

   glorioso fin ganáis, aquesto es cierto;

que viviendo por vos de Dios la gloria,

fue vuestra vida digna de tal muerte.


De Los torneos de Aragón

- 1315 -

Acto II, BALDUINO

   Desde el agua del rígido Mosela,

que corre de Colona hasta Argentina,

vine al Marnés Francés, que la divina

gracia y beldad gozaba de Marcela,

   por la venganza de mi hermana Estela,
5

he sido otro Plutón de Proserpina,

hasta el Ebro Español, que el paso inclina

al Asturiano mar desde Tudela,

   legado aquí conozco claramente,

que me falta del alma un Carlos todo,
10

puesto que tengo tanto bien conmigo,

   que no hay cosa que el cielo justamente

ofenda, ni castigue de tal modo

como el olvido de un grato amigo.


- 1316 -

Acto II, CARLOS

   ¡Adiós, famosos muros, ciudad bella,

de donde me destierra un falso amigo

que ha usado la traición mayor conmigo

y yo le he dado el corazón por ella!

   No le voy a buscar, pues atropella
5

tanta lealtad como en mis obras digo,

que no es el Conde solo mi enemigo,

sino el rigor de mi contraria estrella.

   Yo moriré, más menos mal bastara,

mas, por ver si la tienes diferente,
10

antes quisiera ver, Conde, tu cara.

   Mas ya tendrás detrás la de la frente;

pero ¿qué es lo que digo? Lengua, para,

que aunque es malo es amigo y está ausente.


De Los trabajos de Jacob

- 1317 -

Jornada III, JOSEF

   ¡Cuánto debe Joseb, rey soberano,

desde mis padres, Abraham valiente,

Isaac piadoso, Jacob limpio siente,

Josef humilde, perseguido en vano!

   Trújome aquí tu poderosa mano:
5

así te agrada el ánimo inocente

donde permite que el remedio intente

del uno y otro fratricida hermano.

   Tú con el brazo del poder piadoso

me has levantado a la real esfera,
10

libre del homicida y envidioso;

   que es bestia tan feroz la envidia fiera,

que es menester un Dios tan poderoso

para que un hombre en su rigor no muera.


De Los tres diamantes

- 1318 -

Acto I, DUARTE

   A verte vengo, si por dicha puedo

merecer en la noche de tu olvido

el Sol más riguroso y encendido,

de cuyos rayos abrasado quedo.

   Mas la tiniebla, donde el alma enredo,
5

laberinto de amor y del sentido,

así me tiene ciego y oprimido,

que al fin se rinde la esperanza al miedo.

   Sal, mi divino Sol, y tu belleza

abrase este laurel, que otras crueles
10

entrañas han cubierto su corteza.

   Mas no salgas, señora, a estos laureles,

que tomarás ejemplo en su dureza,

y serás fugitiva, como sueles.


- 1319 -

Acto I, OLIVERIO

   Parece que estos pasos temerosos

me llevan siempre a ver mi incierta vida,

porque en una esperanza tan perdida,

los más seguros son más peligrosos.

   ¡Ay! ¡Si de ese jardín en los frondosos
5

árboles, que hacen sombra a mi homicida,

dejase yo, con la esperanza asida,

la causa de mis males amorosos!

   Enmudecieran mis amargas quejas,

y saliera este amor de lo profundo
10

de mis locas entrañas abrasadas.

   Y en estos troncos, en lugar de rejas,

dos Anaxartes contemplara el mundo,

y el infierno dos piedras castigadas.


- 1320 -

Acto II, ENRIQUE

   Si fuera cierto aquel error pasado,

que nuestras almas de otros cuerpos eran,

creyera que amistad tenido hubieran

las nuestras antes que te hubiera hablado.

   Pues sólo de una vez, Lisardo amado,
5

que mis ojos te vieron, no te vieran

lo que mil Alejandros no pudieran;

la vida, el alma y el honor te he dado.

   En vano al viento doy vanas querellas,

pues de todo remedio desconfío
10

mientras vivas y estés tan lejos de ellas.

   No pueden prevenir el daño mío,

que donde tienen fuerza las estrellas,

pocas veces resiste el albedrío.


- 1321 -

Acto III, LUCINDA

   Triste Reina de Nápoles, ¿qué estrella

a tanta desventura te ha traído?

¿Qué bien esperas de este bien perdido,

ni que esperanza de vivir sin ella?

   Mas ¿qué no puede amor, qué no atropella
5

este fiero tirano del sentido,

que entrando en la razón desconocido,

después no da lugar a conocella?

   No sé que espero, y tengo confianza,

soy piedra en el sufrir, y en aire estribo;
10

mi fe es sospecha, y lo imposible alcanza.

   Y en tantos males sólo un bien recibo,

que yo pienso que estoy sin esperanza,

y debo de tenerla, pues que vivo.


De Los bandos de Sena

- 1322 -

Acto I, ANGÉLICA

   Si fuera en rostro, un Ángel de los cielos,

o como fue Absalón, Leonardo fuera,

si la frente más oro enriqueciera,

que el rojo Dios, que adornan Delfo y Delos.

   Y si con más doseles y más velos,
5

que el Monarca mayor se descubriera,

y si las armas y piedad tuviera,

que a Dido dieron fuego, a Juno celos.

   Cuando tuviera de Sansón la trenza,

el brazo de Héctor del amor la aljaba,
10

de Jasón la ventura y la vergüenza,

   por la sangre que apenas hoy le lava,

no le tuviera amor, que amor comienza

por amistad aunque en disgusto acaba.


De Los Vargas de Castilla

- 1323 -

Jornada III, DOÑA CREÍDA

   En mar y tierra, en fuego, el pensamiento

anegado, abrasado y esparcido,

y amor a la memoria, y el olvido

con él también en mar, en fuego, en viento;

   la esperanza, el deseo, el sufrimiento
5

en torno, atormentado y ofendido

el corazón, sin culpa ni sentido

el mal, la pena y el entendimiento.

   En prisión, será ausencia, en sepultura,

condenada, olvidada y enterrada,
10

a muerte, a celos y al olvido fiero.

   Si bien, sin esperanza y sin ventura;

con males, con temor, con fe, trocada

eternamente, pero vivo y muero.


De Lucinda perseguida

- 1324 -

Acto I, ALFREDO

   Rosela, si yo fuera el rico suelo

que las preciosas margaritas cría,

a vuestros pies rindiera el alma mía,

diamantes del quilate de mi celo.

   Si fuera fénix, nombre, vida, vuelo,
5

os consagrara en mi ceniza fría;

si fuera día, os transformara en día;

si fuera sol, os diera el cuarto cielo;

   si fuera el oro de mayor riqueza,

rindiera a vuestras manos mi tesoro.
10

Mas, ¡ay!, que fueron pensamientos vanos,

   que fénix, piedras, día, sol, cielo, oro,

están con mayor ser, honra y belleza,

en esos ojos, boca, pecho y manos!


- 1325 -

Acto I, ROSELA

   Alfredo, si yo fuera blanca aurora,

os hiciera mi sol, mi claro Anfriso;

mi cristal os hiciera a ser Narciso,

y rey si fuera en cuanto veis señora.

   Mi armonía, a ser música sonora;
5

mi serafín si fuera paraíso;

si fuera Apolo os diera yo mi aviso,

y mi espada, si fuera Marte ahora.

   Del todo de mi amor mostrara en parte

de que rendidos mis sentidos vienen;
10

mas, ¡ay!, que son hazañas sin provecho,

   que cielo, sol, Apolo, día, Marte,

paraíso, armonía y rey no tienen

vuestro talle, valor, ingenio y pecho.


- 1326 -

Acto II, CONDE

   ¡A buen tiempo me cogen desengaños

de una mujer, tan locos y tan necios,

que se llevan tras sí con sus desprecios

lo más florido de mis verdes años!

   Pero si en el amor están los daños
5

que compra el alma por tan caros precios,

los que quieren favores están necios

si en tenerlos consisten los engaños.

   ¡Crezca tu mar, amor, que yo, seguro

del caudal que en mi casa está guardado,
10

ni siento el agua ni perder la estrella!

   No siento no alcanzar lo que procuro,

porque he llegado amando a tal estado,

que pierdo la esperanza de tenella.


De La madre de la mejor

Comedia sencilla al nacimiento de la Virgen

- 1327 -

   Divino Jehová, principio y fin

sin principio ni fin, Dios de Sión,

¿qué trono es este eterno Salomón,

que fundas en la casa de Joaquín?

   ¿Qué arca de uno y otro querubín,
5

cubierto con tal alta perfección?

¿Qué tierna vara del divino Aarón¿

que cedro en monte o fuente de jardín?

   Altas sospechas, gran Señor, me dan

que de la humilde casa de Belén
10

quieres que venga al mundo un nuevo Adán.

   Dichoso yo, dichosa Nazarén

si cumples la promesa de Abraham,

que si esta es Alba, vendrá el sol también.


- 1328 -

   Montes de la sagrada Palestina,

de Sión al Tabor de Galilea,

altas y verdes palmas de Idumea,

la Reina de los ángeles camina.

   Las vuestras humillad a su divina
5

frente, que el sol con rayos hermosea,

¡y tú, pues ya tus márgenes pasea,

santo Jordán, la blanca tuya inclina!

   No soy yo solo, aunque con ella estuve,

la guarda y la cortina de María,
10

¡más bien guardada a vuestro monte sube!

   Y aunque la ha de tener guardado un día,

no es arca de maná que lleva nube,

porque es el mismo Dios el que la guía.


De Más valéis vos, Antona, que la Corte toda

- 1329 -

Jornada II, INFANTE

   Ninguno por más sabio que haya sido

supo jamás el bien de su fortuna,

que no viene avisado vez ninguna

el no esperado bien ni el mal temido.

   El hombre más gallardo y entendido
5

sabrá en su patria la primera cuna,

mas no por las estrellas, sol y luna,

que tierra le ha de dar eterno olvido.

   Salí para Bretaña a su despecho

del Rey mi hermano, que matarme quiere,
10

y aquí me ha echado el mar roto y deshecho.

   Nadie saber lo por venir espere,

que sólo el sol de cuanto Dios ha hecho

sabe la parte donde nace y muere.


De Mirad a quién alabáis

- 1330 -

Acto III, EL REY

   Permíteme, hermosura, que te nombre

del cielo bien, aunque por mal del suelo;

no sé si es tu materia fuego o hielo,

a si de entrambos te daré renombre.

   No hay cosa que tan presto al hombre asombre
5

ni a su contemplación levante el vuelo,

que entre las muchas que produce el suelo,

belleza de mujer admira el hombre.

   Parece que la estampa considera

naturaleza, y que la mano inclina
10

a la beldad que reducir quisiera;

   y a poderse decir de la divina,

que le sobraron ángeles dijera,

que allí fue su hermosura peregrina.


- 1331 -

Acto III, DUQUESA

   Amor, desnudo al campo salió un día,

que de la honestidad desafiado,

quiso luchar con ella, y quiso airado,

ver el valor y fuerzas que tenía.

   El arco que del hombro le pendía
5

a las retamas dio a guardar de un prado;

la honestidad, vestida, al niño alado,

ceñido el cuello, derribar porfía.

   Asiéronse los dos (¡ah, cuánto yerra

quien llega a la ocasión! El laurel dudo),
10

y estando en esta lucha, junta y guerra,

   cayó la honestidad, aunque desnudo

estaba Amor, y dio consigo en tierra,

que la imaginación vencerla pudo.


De Mudanzas de fortuna y sucesos de don Beltrán de Aragón

- 1332 -

Acto I, DON BELTRÁN

   Servir diciendo un hombre lo que siente,

tratar verdad con claros desengaños,

no dejarse llevar a un mar de engaños,

al gusto del señor en la corriente;

   vivir con el gobierno juntamente
5

es trocar los provechos con los daños

y hallarse al fin de los mejores años

dando venganza al tiempo y a la gente.

   ¡Dichoso aquel a quien le dio la cama

el cándido vellón de sus ovejas
10

y sueñe alguna vez la verde grama;

   las rejas del arado son sus rejas:

y a fuerza de esperar ni espera fama,

ni espera galardón, ni escribe quejas!


- 1333 -

Acto II, DON JUAN

   ¿Hay desventura igual? ¿Cuál hombre ha sido,

de cuántos han nacido, desdichado

en el grado que yo, pues levantado

estoy con más desdicha que caído?

   ¡Nunca yo hubiera a tanto bien subido,
5

pues a tantas fortunas he bajado,

que a quien vida, honor y ser me ha dado

no me dejan mostrar agradecido!

   Matar envidias a Beltrán intentan.

¡Oh, nunca llegara adonde llego,
10

que aun sólo con decírmelo me afrentan!

   Los príncipes al fin son como el fuego,

que a los que tienen lejos no calientan

y a los que tienen cerca abrasa luego.


De Nadie se conoce

- 1334 -

Acto I, ALBANO

   Deseos de subir adonde pueda

tener lugar que a todos me adelante

me incitan a inquietar un noble amante,

aunque de serlo yo la culpa exceda.

   A la fortuna le pusieron rueda,
5

no sólo por ser fácil e inconstante,

mas porque en ella un hombre se levante,

pues si no la provoca, se está queda.

   Tan presto es liberal como es avara;

ya los que estaban llenos se ven faltos,
10

ya los que eran cobardes atrevidos.

   Ella, en efecto, es rueda, y nunca para

y así, por fuerza, donde caen los altos,

vienen a levantarse los caídos.


- 1335 -

Acto I, CELIA

   No puede haber amor que iguale al mío;

mi sentido excedió mi sentimiento;

cuanto sin vos es bien, cuanto es contento,

es para mi tormento y desvarío.

   Tan nuevas almas en mi pecho crío,
5

que son pocas cien mil para un momento;

háceme sombra el mismo pensamiento,

y de ella, si os ofende, me desvío.

   Amor no tiene en mí cosa imposible,

por mí sola se pudo pintar ciego;
10

el alma para voz no es invisible.

   Con esta fuerza a lo imposible llego,

y os quiero tanto más de lo posible,

que si no soy amor, vengo a ser fuego.


- 1336 -

Acto I, LISARDO

   Nace del dulce pensamiento mío

siempre, señora, en vos mi sentimiento,

porque pensar tener otro contento

si no es pensando en vos, es desvarío.

   Pienso en pensar que pensamientos crío
5

que no falten de evos sólo un momento,

y por no tener otro pensamiento,

de pensar en perderte me desvío.

   Corrido está de verme el imposible,

la majestad rendida, el temor ciego,
10

y yo para otros gustos invisible;

   pues cuando a ver vuestra hermosura llego

desprecio tanto amaros lo posible,

que con sólo mirar abraso al fuego.


- 1337 -

Acto III, CELIA

   Primero, mi Lisardo, habrá firmeza

en la mudable rueda de fortuna,

y no se quejarán de envidia alguna

la virtud, el ingenio y la nobleza.

   No tendrá lisonjeros la grandeza,
5

ni la vida mortal muerte ninguna;

no pedirá su luz al sol la luna,

ni será desdichada la belleza.

   Primero se verá que se concluya

mi amor inmenso, el monte más pequeño
10

al Imperio arrimar la frente suya,

   y el agravio tendrá seguro sueño,

que deje yo de ser esclava tuya

ni tengan estos ojos otro dueño.


- 1338 -

Acto III, LISARDO

   Primero que mi amor, Celia divina,

olvide obligaciones tan notables,

los polos de los cielos, variables,

vendrán al suelo con fatal ruina.

   Primero el mar, adonde el sol declina,
5

le verá amanecer, y sus mudables

ondas sin movimiento favorables

al pecho que romperlas determina.

   Primero se verá roto y deshecho

el primer movimiento en que está asida
10

la ardiente esfera del supremo techo,

   y de tinieblas se verá vestida,

que dejes tú de ser alma en mi pecho,

luz en mis ojos y en mi aliento vida.


De Obras son amores

- 1339 -

Acto I, LUCINDO

   Dijo Laura que celos son heridas

y que mayores son manifestadas,

más manifiestas para ser curadas

mejor es que tenerlas escondidas.

   Cortan en voluntades ofendidas
5

los celos, Laura, más que las espadas,

que las heridas en el alma dadas

suelen con más rigor quitar las vidas.

   Calle la voluntad cuando es traidora;

quéjese la verdad del desengaño,
10

que la nobleza del amor desdora.

   Celos, dad voces y decid su engaño,

porque más celos dan celos de un hora

que gusto puede dar amor de un año.


- 1340 -

Acto I, LUCINDO

   Cual sube el sentenciado la escalera

mudando el pie de plomo y la torcida

cuerda, lleva delante el homicida,

que, aunque le ayuda, al fin matarle espera

   y a cada paso mira la postrera
5

señal que no podrá pasar la vida,

y dilatando en vano la subida

al paso que dejó volver quisiera;

   así voy yo, que dilatar no pude

estos pasos que doy, ni remediarme,
10

por más despacio que las plantas mude.

   Cuando el temor comienza a desmayarme

¿qué importa que a subir amor me ayude

pues me ayuda a subir para matarme?


- 1341 -

Acto II, LUCINDO

   Todo es trazas, amor, todo es engaños.

Bien dijo Ovidio que el amor es guerra,

milita el que ama y en su cuerpo encierra

varios ardides contra varios daños.

   Aborrece el amor los desengaños,
5

puesto que sabe que en dejarlos yerra,

a los consejos los oídos cierra

y pasa en breves horas largos años.

   Están dos voluntades frente a frente,

siempre en batalla, y siempre tan profunda
10

que queda la victoria indiferente.

   De esta porfía la inquietud redunda,

porque es amor una verdad que miente

y una mentira que en verdad se funda.


- 1342 -

Acto III, REY DE HUNGRÍA

   Amor con qué te curas? Con olvido.

Y dónde está el olvido? En resolverse.

Quién se ha de resolver? Quien quiere verse

libre de la prisión en que ha vivido.

   Yo quiero no querer. Principio ha sido.
5

En qué está ejecutarlo? En atreverse.

Cómo será? Queriendo disponerse.

Dispuesto estoy. Pues quedarás vencido.

   Puesto que amor la voluntad incline

a la parte del gusto donde quiere,
10

no puede ser, por más que desarine.

   Que quien quiso querer, y amando muere,

como el entendimiento determine,

no pueda no querer cuando quisiere.


De Pedro de Urdemalas

- 1343 -

Jornada II, LAURA

   ¿Qué tempestad es esta que me embiste

sólo por ver un libro enamorado?

No hay capítulo en él que no he pasado,

por mi desdicha, en esta noche triste.

   Presto segunda parte compusiste,
5

fortuna, de mi loco amor burlado:

amaste, Laura, a un hombre imaginado;

tu honor perdiste, Laura, mujer fuiste.

   Mas yo, para vengarme de este daño,

en forma de hombre iré a París, de suerte
10

que se extienda mi nombre en reino extraño.

   Hombres, en hombre Laura se convierte;

sirena quiero ser de vuestro engaño,

que comienza en mujer y acaba en muerte.


De Peribáñez y el Comendador de Ocaña

- 1344 -

Acto I, LUJÁN

   Reinaldo fuerte en roja sangre baña

por Angélica el campo de Agramante;

Roldán valiente, gran señor de Anglante,

cubre de cuerpos la marcial campaña;

   la furia Malgesí del cetro engaña;
5

sangriento corre el fiero Sacripante;

cuanto le pone la ocasión delante

derriba el suelo Ferragut de España.

   Mas, mientras los gallardos paladines

armados tiran tajos y reveses,
10

presentole Medoro unos chapines;

   y entre unos verdes olmos y cipreses,

gozó de amor los regalados fines,

y la tuvo por suya trece meses.


- 1345 -

Acto II, COMENDADOR

   Cuentan de un rey que a un árbol adoraba,

y que un mancebo a un mármol asistía,

a quien, sin dividirse noche y día,

sus amores y quejas le contaba;

   pero el que un tronco y una piedra amaba,
5

más esperanza de su bien tenía,

pues en fin acercársele podía

y a hurto de la gente le abrazaba.

   ¡Mísero yo, que adoro en otro muro

colgada, aquella ingrata y verde hiedra,
10

cuya dureza enternecer procuro!

   Tal es el fin que mi esperanza medra;

mas, pues que de morir estoy seguro,

¡Plega el amor que te convierta en piedra!


De Pobreza no es vileza

- 1346 -

Acto I, FABIO

   Hermosos ojos, rayos habéis sido

en la presteza con que habéis llegado,

y el alma con el fuego penetrado,

dejando sano el exterior vestido.

   Si las almas se hubieran conocido
5

por opinión gentil, fuera un traslado

de Ero y Leandro el amoroso estado,

dulce prisión donde me habéis traído.

   No alejas General, Felipe, ni andes,

Marte, abrasando con tu guerra el suelo,
10

ni soldados marchar, Enríquez, mandes.

   Tu empresa justa favorece el cielo,

pues viene un Sol de España ser en Flandes

incendio vivo de tu eterno hielo.


- 1347 -

Acto II, LAURA

   Amor que no es amor, forzado el gusto,

tener de desamor nombre merece,

donde la posesión forzado ofrece

deshonor, confusión, pena y disgusto.

   Donde hay amor, cualquier engaño es justo,
5

si con igual correspondencia crece;

pero si no provoca y enloquece,

será traición y atrevimiento injusto.

   No siempre han de obligar las cosas bellas;

de inclinaciones puede e igualdades
10

nacer amor, si el trato está con ellas.

   Amor es igualdad de voluntades,

que en el cielo conciertan las estrellas

antes que la ocasión, las amistades.


- 1348 -

Acto II, LAURA

   Dieron por competencia los Planetas

en conquistar a Venus amorosa,

Júpiter gran señor, con poderosa

mano, engendra rayos y cometas.

   Mercurio en Oradores y Poetas
5

versos crueles, temeraria prosa,

valiente Marte, la cuchilla airosa

brillaba al son de cajas y trompetas.

   Pero el discreto Sol de tu tesoro

labró unas joyas, con que Venus bella
10

puso a Vulcano sobre el signo Toro.

   En fin el claro Sol se vio con ella,

y como estaba imaginando el oro,

nació de Amor en su dorada estrella.


- 1349 -

Acto III, MENDOZA

   Quien dice que pobreza no es vileza,

nunca pensó dejar de ser honrado,

que a un hombre en bajos paños disfrazado.

se atreve fácilmente la riqueza,

   De mi parte no estuvo la bajeza,
5

si no de mi desdicha que ha llegado

a perderme el respeto en el estado.

que menos que defiende mi nobleza,

   mas culpar mi nobleza son engaños

mientras mis pensamientos son mayores
10

que mis desdichas por ajenos daños:

   Las almas no las visten exteriores

que muchos pechos hay en pobres paños

que pudieran ser almas de señores.


De Porfiando vence amor

- 1350 -

Jornada III, LUCINDA

   Sale la nave, y sale la esperanza,

que para el golfo desde el puerto alienta;

con su peso, en las ondas se sustenta,

y cuantas deja atrás, tantas alcanza.

   El piloto, que sabe la mudanza,
5

la vista por las nubes alimenta,

y con temor del golfo y la tormenta

le pesa de mirar tanta bonanza.

   Así mis bienes, si es razón llamarlos

bienes, en duda, amor, de merecerlos,
10

salen, y la esperanza, a acompañarlos.

   Aflígeme el temor de estar sin ellos,

por que toda la gloria de gozarlos

disminuye la pena de perderlos.


De Porfiar hasta morir

- 1351 -

Acto II, MACÍAS

   ¡Oh confusión de mi amoroso engaño!

¡Esto faltaba sólo a mi tormento!

¿En qué puede ofender mi pensamiento

la hermosa causa de mi eterno daño?

   ¡Oh ley cruel! ¡Oh injusto desengaño!
5

¿Qué aun no quiere que sienta el mal que siento?

¿Qué honor puede quitar mi entendimiento,

con cuyos versos mi esperanza engaño?

   Mandarme que no quiera es la violencia

mayor que puede hacer a mi sentido,
10

y en presencia del bien sufrir ausencia,

   que estando, como estoy, de amor perdido,

aumentará el amor la resistencia;

que para largo amor no hay breve olvido.


De Por la puente, Juana

- 1352 -

   Sale la nave próspera y bizarra

de Flandes con inquietas banderolas,

y sin temor de caminar a solas,

las áncoras del puerto desamarra.

   Entra en el golfo, deja atrás la barra,
5

el mar se altera y en dos horas solas

les deja el viento entre las pardas olas

como granizo helado o verde parra.

   Mas siendo entonces su furor ensayos,

viendo que sale el sol y hay mar bonanza,
10

en ánimo se trucan sus desmayos.

   Así, viendo del cielo la mudanza,

adoro los celajes de sus rayos;

viendo el temor, alivio la esperanza.


- 1353 -

Acto II, JUANA

   Cuando el sujeto que se quiere y ama

nuestra tibieza y vive sin cuidado,

es darle celos la razón de estado

de amor que más provoca, incita y llama.

   Canta con celos en la verde rama
5

del olmo el ruiseñor, que vio en el prado

a quien sigue su prenda enamorado,

y más cuando ella finge que desama.

   Contenta estoy con poca diligencia

en ver que despertaron mis desvelos
10

al dueño de mi amor, por competencia.

   Muera a cuidados; mátenle recelos;

porque cuando hay tibieza por ausencia

el remedio mejor es darle celos.


De Querer la propia desdicha

- 1354 -

Acto I, NUÑO

   Dulce fueras, amor, dulce y sabroso,

y lleno de placer en tus desvelos,

si no te dieran la pensión los cielos,

con que llegas a ser tan riguroso.

   No fuera tu desdén dificultoso,
5

si sólo te quedaras en recelos;

mas cuando llegas a matar de celos,

no eres amor, sino traidor furioso.

   Porque siendo tus partes tan divinas,

que con el curso de los cielos vuelas,
10

admites impresiones peregrinas.

   Mas bien haces, si temes y recelas;

porque dicen, amor, que no caminas,

si celos no te calzan las espuelas.


- 1355 -

Acto II, EL REY

   Poderosa potencia, entendimiento,

no por la general filosofía

que da a la majestad la monarquía,

que voy en diferente fundamento.

   Pero, para rendir el pensamiento
5

e inclinar a su amor la fantasía,

como muestra el ejemplo de la mía,

¿quién tuviera tan presto atrevimiento?

   Más quiero la razón que los antojos,

aunque la vista reine en los oídos;
10

que cuando al ver se rinden mil despojos,

   con el divino oír quedan vencidos;

porque si el cuerpo escucha por los ojos

el alma quiere ver por los oídos.


- 1356 -

Acto II, ÁNGELA

   Celos que amor en las sospechas cría

son del temor una insufrible ausencia,

una solicitud y diligencia,

que mueve la turbada fantasía.

   Son una indivisible compañía
5

celos y amor, y aun pienso que una esencia;

pero con esta sola diferencia:

que celos son la noche, amor, el día.

   Forzosos celos son, no son violentos;

apenas nace amor, cuando los llama;
10

nadie puede entender sus movimientos;

   ninguno defenderse de su llama;

porque, si son los celos pensamientos,

¿quién puede no pensar perder lo que ama?


- 1357 -

Acto II, NUÑO

   No hay cosa más sujeta a destemplanza

que es el sujeto de mujer: por puntos

mudan de parecer, viéndose juntos

la inconstante fortuna y la mudanza.

   Glorioso aquí su ejemplo nos alcanza
5

con Grecias, Troyas, Romas y Saguntos;

que si de la fortuna son trasuntos,

donde hay alma no falta la esperanza.

   El es un animal, necio o discreto,

de quien somos por fuerza tan amigos,
10

que es de su imperfección lo más perfecto.

   Y aunque traigan sus gustos por testigos,

por lo menos un hombre, está sujeto

a mentiras, desgracias y enemigos.


De Quien ama no haga fieros

- 1358 -

Acto I, DOÑA JUANA

   Si en un carcaj dorado están metidas

amor, tus flechas, bien se ve que a tiento,

ciego las sacas, con diverso intento

del que después se mira en las heridas.

   Quitas sin vista diferentes vidas,
5

y como las esparces por el viento,

y el blanco no se ve del pensamiento,

por esto quieres, y por esto olvidas.

   Tirando así, no hay alma que resista

las duras puntas de tus flechas fieras,
10

porque el mundo contigo se resista.

   O si con vista dulce, amor, nacieras,

y acertaras las almas con la vista,

mas no fueras amor, si la tuvieras.


De Quien más no puede

- 1359 -

Acto I, BLANCA

   En vano os levantasteis, pensamiento,

guiado de mi dulce fantasía,

pues en la cera de tan vil porfía

plumas fingió mi loco atrevimiento.

   Ninguno edificó sin fundamento
5

que tuviese más dicha que la mía,

pues la vana esperanza que tenía

cayó del sol, y al detuvo el viento.

   Amaba al Rey, y de mi amor me espanto;

tiene otro gusto el Rey; amor, ¡paciencia!
10

Tratad de ausencia y suspender el llanto.

   Ausencia es la más justa diligencia,

si se puede esperar, amando tanto,

un grande olvido de una breve ausencia.


- 1360 -

Acto II, MENANDRO

   Belisa, por tus pies andan perdidos

más poetas que bancos, aunque hay tantos,

que tus paños lavando entre unos cantos

oscureció su nieve a los tendidos.

   Virgilio no los tiene tan medidos;
5

las musas hacen con la envidia espantos;

pues no hay picos de rosca en Todos Santos

como sus dedos blancos y bruñidos.

   Andar en puntos nunca lo recelas,

que no llegan a cuatro tus pies bellos,
10

ni por calzar con pena te desvelas.

   Que es tanta la belleza que hay en ellos,

que pueden ser zarcillos sus chinelas

con higas de cristal pendientes de ellos.


De Quien todo lo quiere

- 1361 -

Acto II, DON PEDRO

   Un sabio llamó ley a la hermosura,

por mostrar que obediencia se le debe;

así la voluntad engaña y mueve

aquellas de las almas lumbre pura.

   Si reverencia tu valor procura,
5

¿qué más ejemplo que tu gloria pruebe,

pues a huir, no a resistir, se atreve,

el que abrasarse de tu sol procura?

   Yo te despreciaré, si te he querido,

cruel Octavia, pues tu amor traslado
10

donde no me veré favorecido;

   porque más quiero ser, desengañado,

de una firme mujer aborrecido,

que de una libre condición amado.


De La resistencia honrada y La condesa Matilde

- 1362 -

Jornada I, FLORIS

   Aunque conozco la bajeza mía,

Delfín de Francia, y tu grandeza veo,

y es tanta la distancia, que no creo

que hay más de donde nace al fin del día.

   Amor, si mi humildad y cortesía
5

de manera despeña mi deseo,

que ni alma tengo, ni corazón poseo

pues sólo vive en mí mi fantasía,

   quien sabe que es celoso pensamiento,

disculparame que parezca ingrata
10

quien no, mis males llamará fingidos.

   Celos son el primero movimiento,

que como aquél los celos arrebata,

así aqueste se lleva los sentidos.


- 1363 -

Jornada I, LUIS

   ¡Furiosa guerra del entendimiento!

Gran pensión de su gusto es su cuidado;

es un hijo atrevido a un padre honrado;

mayor es su pesar que su contento.

   Como va la braquilla con el viento,
5

así camina el padre atribulado,

cuando da la razón va desviado

y no sale a su propio pensamiento.

   Prueba el águila al sol sus hijos nuevos,

y si miran de Oriente el claro templo
10

ampara el nido en que los ha tenido.

   ¡Oh, vida desigual de los mancebos!

Mas, pues nos dan las aves este ejemplo,

yo he de probarle o le echaré del nido.


- 1364 -

Jornada III, CONDE

   Cruz soberana, donde el Verbo humano

estuvo por mis culpas crucifijo,

donde entre las palabras que le dijo

a su Padre divino y soberano,

   fue pedirle perdón del más tirano,
5

y en darles penas, áspero y prolijo,

con cuya santa absolución bendijo

al que clavó su pie, costado y mano.

   Para que más se entienda que perdono

mis enemigos esta triste historia
10

en mi postrero tránsito refiero.

   Cruz de mis deudas, verdadero abono,

pues sois llave de cruz, abrid la gloria,

que es de la alma centro verdadero.


De Roma abrasada

- 1365 -

Acto I, AGRIPINA

   Semíramis no diera muerte a Nino,

ni el hijo airado fuera matricida,

ni le quitara Rómulo la vida

al fuerte hermano que pasó el camino.

   Si el imitar a Júpiter divino,
5

que del padre Saturno fue homicida,

ya no fuera disculpa conocida,

a que yo por reinar también me inclino.

   El amor de los hijos es tan tierno,

que, por su bien, ninguno considera
10

si es veneno o antídoto el que toma.

   Morir quiero y dejarle en el gobierno,

como esta voz escuche cuando muera:

¡Claudio Nerón, Emperador de Roma!


- 1366 -

Acto II, NERÓN

   Mientras Héctor divino despojaba

un griego muerto en el troyano fuego,

Aquiles griego (baste decir griego),

por las espaldas a traición le clava.

   Nerón leyendo el vil suceso estaba,
5

y donde dijo Aquiles, borró luego

el nombre infame, de coraje ciego,

y dijo así con voz soberbia y brava.

   «Si como yo te borro, te pudiera

quitar de los archivos de la fama,
10

esto, en lugar de la traición, pusiera:

   No vio la muerte a Héctor, pues le infama;

por la espalda murió; que si le viera,

muriera, como fénix, en su llama.»


De San Diego de Alcalá

- 1367 -21

Acto III, FRAY DIEGO

   Muere la vida, y muero yo sin vida,

ofendiendo la vida de mi muerte;

sangre divina de las venas vierte,

y mi diamante su dureza olvida.

   Está la Majestad de Dios tendida
5

en una dura cruz, y yo de suerte,

que soy de sus dolores el más fuerte,

y de su cuerpo la mayor herida.

   ¡Oh duro corazón de mármol frío!

Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo,
10

y ¿no te vuelves un copioso río?

   Morir por él será divino acuerdo,

mas eres tú mi vida, Cristo mío,

y como no la tengo, no la pierdo.


De San Nicolás de Tolentino

- 1368 -

Acto II, SAN NICOLÁS

   Dulce Señor, enamorado mío,

a dónde vais con esa cruz pesada,

volved el rostro a un alma lastimada

de que os pusiese tal su desvarío.

   De sangre, y llanto entre los dos un río
5

formemos hoy, y si a la vuestra agrada,

partamos el dolor, y la jornada,

que de morir por vos en vos confío.

   O divino Señor del alma mía,

si será Nicolás tan venturoso,
10

que se transforme en vuestra cruz un día.

   Bajad de vuestros cielos amoroso,

y si merece quien con vos porfía,

dadme esos brazos soberano esposo.


- 1369 -

Acto II, SAN NICOLÁS

   Paloma blanca y cándida que al suelo

trajo la verde paz, arco divino,

que con las tres colores a dar vino

fe del concierto entre la tierra, y cielo.

   Dadme remedio, pues sabéis mi celo,
5

no coma carne yo porque imagino,

que sólo he de comer, puesto que indigno

la de mi dulce amor en blanco velo.

   No me dejéis Christífera María,

y vos mi Padre amado Agustín Santo,
10

y mas si llega de mi muerte el día.

   Dadme los dos favor, pues podéis tanto,

si mereciere la esperanza mía,

que del Sol que pisáis pase mi llanto.


- 1370 -

Acto III, NICOLÁS y MÚSICA, dialogado

NICOLÁS
   Cuándo será mi tránsito?

MÚSICA
Ya llega

NICOLÁS
Buenas nuevas espíritus.

MÚSICA
Muy buenas.

NICOLÁS
Qué le agrada a mi esposo?

MÚSICA
Tus cadenas.

NICOLÁS
Entregarele el corazón.

MÚSICA
Entrega.

NICOLÁS
   Rogaré por mis almas a Dios.

MÚSICA
Ruega.
5

NICOLÁS
Que perderán por mi oración?

MÚSICA
Sus penas.

NICOLÁS
Veranse llenas de descanso?

MÚSICA
Llenas.

NICOLÁS
Gran favor de mi Dios.

MÚSICA
Nada te niega.

NICOLÁS
   Mis panecitos que darán?

MÚSICA
Saludes.

NICOLÁS
De qué más librarán?

MÚSICA
Del mar, y el fuego.
10

NICOLÁS
Tendrán otra virtud?

MÚSICA
Dos mil virtudes.

NICOLÁS
   Saldrán en fin mis almas?

MÚSICA
Saldrán luego.

NICOLÁS
Ángeles cómo?

MÚSICA
Si a rogarlo acudes,

tanto puede con Dios tu humilde ruego.


De Santa Casilda

- 1371 -

Acto II, ABENÁMAR

   Navega en ondas por camino incierto,

el navegante roto y mal tratado,

después de una tormenta, sale a nado,

y halla entre sus desdichas dulce puerto.

   Vuelve otra vez al mar, donde tan cierto
5

el peligro le tuvo en tal estado,

contento de surcarle y olvidado

de que en las ondas se miró ya muerto.

   Esto a mi amor sucede por mi daño.

Direlo, aunque me pese, pues o siento,
10

ya que no quiero ver el desengaño.

   De suerte que aunque es grande mi tormento,

en pasándose vuelvo al mismo engaño,

y aunque más me maltrata no escarmiento.


De Santa Teresa de Jesús

- 1372 -

Jornada III, TERESA

   La clara y blanca luna se oscurece,

el sol se eclipsa y pierde su luz pura,

la dura piedra se abre, que, aunque dura,

viendo morir a Cristo se enternece;

   el proceloso mar se altera y crece,
5

los vientos braman por la niebla oscura,

y el mismo cielo muestra ser criatura,

sintiendo el mal que su Criador padece.

   Luna, sol, tierra, mar, vientos y cielo,

viendo cercado a Dios de inmensas penas,
10

lloran y sienten lo que yo he pecado:

   Yo me alegro llorando y me consuelo

viendo que es mar la sangre de sus venas,

y mar donde se anega mi pecado.


De Santiago el Verde

- 1373 -

Acto I, CELIA

   Amor, enfermedad de los sentidos,

fundada en tiernos, fáciles antojos,

¡qué presto satisfaces a los ojos

lo que pudo faltar a los oídos!

   Algunos pensamientos, atrevidos
5

a darme más victoria que despojos,

dieron dulce principio a mis antojos

y entraron a robar, desconocidos.

   Vienes y vas, amor, pero no eres

poderoso ni igual en tus extremos;
10

porque bien sabes que si matas mueres.

   Comienzas bien, pero tu fin tememos;

porque vienes, amor, cuando tú quieres,

y no te puedes ir cuando queremos.


- 1374 -

Acto III, RODRIGO

   ¡Ah, Babilonia! ¡Cuán confusamente

cubres tu error con máquinas de engaños,

donde no puede prevenir los daños

quien en el alma los agravios siente!

   La variedad de lenguas y de gente
5

sobredora pacífica tus daños.

Dichoso el que sintió tus desengaños

antes que le saliesen a la frente.

   No más, injusto amor; no me defiendas

de aqueste laberinto la salida,
10

por más que hacerme bárbaro pretendas.

   Ánimo honor; la causa me convida;

porque es casarse mal, quien tienen prendas,

comprar una deshonra de por vida.


De Sembrar en buena tierra

- 1375 -

Acto II, FÉLIX

   Dura necesidad, madre afrentosa

de la vergüenza, y vil atrevimiento,

oscuridad del claro entendimiento,

tal vez en los peligros ingeniosa;

   inventora de máquinas famosa,
5

pensión del generoso nacimiento,

consejera del mal, argos del viento,

y a la mortal naturaleza odiosa;

   vil salteador, que a los caminos sales,

los peregrinos matas o detienes
10

y para derribar el honor vales;

   solo una cosa provechosa tienes:

que el hombre que jamás probó los males,

es imposible conocer los bienes.


- 1376 -

Acto II, CELIA

   Diamante del amante más perdido,

y aunque perdido bien, mal empleado,

de más astuta Circe enamorado,

que dio veneno al corazón dormido.

   Pequeño en cantidad habéis nacido,
5

de tantas vivas luces adornado,

que parecéis al niño Amor pintado,

el fuego en las entrañas escondido.

   Servid de pedernal, diamante duro,

que siendo acero nuestras dos estrellas,
10

yesca será mi corazón seguro;

   que si es verdad que lo disponen ellas,

ya vuestra viva luz es fuego puro,

y saltan en el alma la centellas.


De Servir a buenos

- 1377 -

Acto I, SILVIO

   Si es niño amor, no quiero que me nombre

entre los muchos que le están sujetos;

que, aunque villano, entiendo sus conceptos,

y más si son conceptos de este nombre.

   Después de no ser justo que me asombre
5

que imiten a la causa los efectos;

que hay niños, cual retratos imperfectos,

que sólo se parecen en ser de hombre.

   Amor, como eres niño, siempre quieres,

teniendo con el tiempo iguales días,
10

mostrar en tus acciones que lo eres;

   que, como en niño paran tus porfías,

con justa causa llaman las mujeres

las ofensas del hombre, niñerías.


- 1378 -

Acto II, FÉNIX

   Amó la hermosa reina del Egipto

un caballo veloz, con que tuvieron

infamias las hazañas que pudieron

dejar su nombre en bronce eterno escrito.

   Pasife, un toro amó, con infinito
5

deshonor, que las fábulas le dieron,

no porque fue verdad, pero quisieron

decir que amar indignos es delito.

   Yo amé, yo erré, ¡Qué error tan disculpado

el de quererte yo, Carlos!, pues eres
10

del cielo copia, del amor traslado.

   Tú me disculpas de mi error, si quieres;

que amar lo que merece ser amado

hace menor el yerro en las mujeres.


- 1379 -

Acto II, CARLOS

   Cuidados míos: muy aprisa intenta

un agraviado amor perder la vida,

tan triste, tan cobarde, tan perdida,

que apenas un cabello la sustenta.

   A los agravios, la venganza alienta,
5

y en mí no quiere amor que yo la pida;

que aunque la causa del amor se olvida,

nunca se olvida del honor la afrenta.

   Como infiernos de amor, en que amor pena,

son los celos, que salen a los labios
10

del fuego del que el alma vive llena.

   Pues si infiernos de amor los llaman sabios,

¿qué nombre tiene amor para su pena,

después que se averiguan los agravios?


- 1380 -

Acto II, CARLOS

   ¡Oh lágrimas de amor, dulce violencia!

¡Oh poderoso llanto ¡Oh fuerte encanto!

¡Oh sirena fingida, a cuyo manto

calla el rigor y duerme la prudencia!

   Contigo no hay valor, poder ni ciencia,
5

que puede tanto un amoroso llanto,

que el cielo, con poder y saber tanto,

no tiene para el llanto resistencia.

   Pues siendo de mujer, celos y enojos

ni aun agravios sabrán mover el labio,
10

sino darle mil almas por despojos.

   No se fíe el más cuerdo, honrado y sabio,

porque si espera ver llorar sus ojos

perdonará después cualquier agravio.


De Si no vieran las mujeres

- 1381 -22

Jornada II, FEDERICO

   Canta pájaro amante en la enramada

selva a su amor, que por el verde suelo

no ha visto el cazador que con desvelo

le está escuchando la ballesta armada.

   Tírale, yerra, vuelva y la turbada
5

voz en el pico transformada en hielo,

vuelve, y de rama en rama corta el vuelo

por no alejarse de la prenda amada.

   De esta suerte el amor canta en el nido,

mas luego que los celos que recela
10

le tiran flechas de temor de olvido,

   huye, teme, sospecha, inquiere, cela,

y hasta que ve que el cazador es ido

de pensamiento en pensamiento vuela.


De Sin secreto no hay amor

- 1382 -

Acto III, TELLO

   Mujeres fueron los primeros males;

mujeres a la muerte nos rindieron;

eterna cárcel a los hombres dieron,

si bien tiene doradas las umbrales.

   Yo no digo que todas son iguales;
5

pero que de una causa procedieron,

y quede imperios y coronas fueron,

con su hermosura, estragos inmortales.

   Mas cuando más airado a decir vengo

que su amistad nuestro valor deshace,
10

más en decir sus faltas me detengo;

   que como de ellas nace el que más hace

contra su honor, por imposible tengo

que aborrezca el lugar adonde nace.


De Valor, fortuna y lealtad de los Tello de Meneses

- 1383 -

Acto III, TELLO EL VIEJO

   ¡Gran cosa un rey: de sólo Dios depende!

El corazón del rey está en las manos

de Dios, y en vano y con juicios vanos

presume el hombre que él de Dios entiende.

   El sol tal vez calienta y tal ofende;
5

mas siempre es vida y luz a los humanos,

que en los valles, los montes, selvas, llanos,

flores y frutos, la corona extiende.

   Si el rey es sol, y en su virtud no hay falta,

pues Dios quiere que el hombre rey le nombre,
10

con atributo su grandeza exalta.

   Sirva a su rey, después de Dios, el hombre;

que si no fuera rey cosa tan alta,

no le tomara Dios para su nombre.


- 1384 -23

Acto III, DON ARIAS

    No sé quien ama donde no es querido,

siendo todo el amor un instrumento

que, destemplado su divino acento,

disuena a la razón, como al oído.

   ¿Qué consecuencia harán amor y olvido,
5

la fuerza y el desdén, si el fundamento

de amor es un igual consentimiento

de las dos voluntades admitido?

   Ya no quiero querer lo que solía;

ni de amor las tormentas, ni las calmas;
10

hoy toma puerto la esperanza mía.

   Quien no ha vencido no pretenda palmas,

que consiste de amor el armonía

en la correspondencia de las almas.


De Ventura y atrevimiento

- 1385 -

Jornada I, EL REY

   ¿Qué amaba a Enrique la cruel Violante?

No en vano despreciaba el amor mío,

que si una vez le rinde el albedrío,

¿qué amor contra el amor será bastante?

   Labra un diamante fino a otro diamante.
5

Yo, amante, en vano deshacer porfío

amante que se funda en desvarío,

pues perdido el amor, será constante.

   Amaba tu hermosura en confianza

de mi valor; tú en parte diferente
10

con Enrique me quitas la esperanza.

   Pero si cuando el Sol se va al Poniente

cubre todas la s cosas de mudanza,

mudarase Violante, Enrique ausente.


De Vida y muerte de Santa Madrona o La viuda tirana

- 1386 -

Acto I, ANTONIO

   Por ser veloz el Sol alegra el mundo,

y los cielos por serlo, le dan vida,

de la Luna la luz también convida,

convida por su curso sin segundo.

   Por él se libra el pez en el profundo
5

y vuelo hace que le águila presida

entre las aves, y que suelta mida

del sutil aire el cóncavo rotundo.

   Del ladrón, por los pies escapa el pobre,

por ellos el correo gana albricias,
10

y nunca el diligente en el mal dura.

   Y así la diligencia es bien te sobre

ay Antonino si vales codicias

porque ella es madre en fin de la ventura.


- 1387 -

Acto II, MADRONA

   Entre zarzas, cambrones, llamas, fuego,

reconoció Moisés a Dios, un día,

los niños cuando el horno más ardía

sintieron su presencia tras su ruego.

   Cuando sirvió el del cielo de cruel riego
5

a Sodoma tan torpe, cuanto impía

alegre el salvo Lot con alegría

al miedo de su vida dio sosiego.

   Y pues Moisés, los niños, y Lot santo

entre el incendio, muerte, llamas, humo,
10

os hallaron presente esposo amado.

   No es bien me ponga esta cocina espanto

donde siempre por vos, y en vos presumo

poder vencer la muerte y el pecado.


De Virtud, pobreza y mujer

- 1388 -

Acto III, DON CARLOS

   Desde estas playas bárbaras, y costas,

que miran la desierta Berbería,

toma por verte España cada día

alas el alma y la esperanza postas.

   Amor, que la más verde selva agostas
5

de las que tiene quien en ti confía,

pues si a tus puertas el engaño guía,

de entrar son anchas, de salir angostas.

   ¿Cuándo veré mi patria? ¿cuándo el claro

Tajo, que baña de cristal sonoro
10

la gran ciudad, que fue de España amparo?

   Cuando el opuesto de tu Atlante Moro,

serán sus torres de mis naves Faro,

que de la libertad no es precio el oro.


- 1389 -

Acto III, ISABEL

   Verdes álamos altos, cuyas copas

las gavias vencen de estas fuertes naves,

haciendo en vos los Céfiros suaves

las hojas velas, y las ramas popas.

   Adonde acuden en diversas tropas
5

mil diferencias de pintadas aves,

campos de flores, y edificios graves,

donde roba el amor tantas Europas.

   Árbol de Palas, de la paz despojos,

que al claro Betis coronáis la frente,
10

entre ovas verdes y corales rojos,

   llorad conmigo, convertidme en fuente,

mas ay que aunque sus hojas fueran ojos

no pudieran llorar mi dulce ausente.