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ArribaAbajoFrías, Damasio de

España. Siglo XVII

Poeta.




Soneto


   Mostróme un dedo amor blanco, y hermoso
por entre unas ventanas cierta tarde,
no sé si es de la mano por quien arde
mi alma noche y día sin reposo.

   Amor como es astuto y cauteloso,  5
cuando ve que me voy hace que aguarde,
mostrándome el traidor de tarde en tarde
un dedo, un ojo, un no sé qué gracioso.

   Y yo de muy hidalgo y comedido,
dándome amor un dedo, me contento  10
con sólo verlo, y quedo muy ufano.

   ¡Ay cuán mejor será ser atrevido!
que amor no quiere hidalgo encogimiento,
sino, si dan el dedo asir la mano.




Soneto


   Rompe la niebla de una gruta oscura
un Monstruo lleno de culebras pardas,
y entre sangrientas puntas de alabardas
morir matando con furor procura.

   Mas de la oscura horrenda sepultura  5
salen rabiando bramadoras guardas,
de la noche, y Plutón hijas bastardas,
que le quitan la vida, y la locura.

   De este Vestigio nacen tres gigantes,
y de estos tres gigantes, Doralice,  10
y de esta Doralice nace un Vendo.

   Tú, mirón, que esto miras, no te espantes,
si no lo entiendes, que aunque yo lo hice,
así me ayude Dios, que o lo entiendo.




ArribaAbajoFrigola y Picón, Matías

España. Siglo XVII

Poeta.




A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán


   Ya de aquel Sol la hoguera repetida
ferió en pardos silencios los reflejos,
ya no más que la sombras, y los lejos
se miran del retrato de su vida.

   Su lumbre racional yace extinguida,  5
reverberando mal tristes bosquejos,
y ciegos ya los siglos, o perplejos,
se lloran a su luz anochecida.

   Mas no murió, que tantos resplandores
no podrá oscurecerlos mortal llama,  10
bien que a otra esfera quieran trasladarse,

   después que vegetaron sus colores,
lo que tardó en el lienzo de la Fama
el Pincel de su Pluma en rescatarse.




ArribaAbajoFuensalida, Gaspar

España. Siglo XVII

Criado de su Majestad. Poeta.




A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán


   Dio fin en paz al último cuidado
Montalbán, ni premiado, ni quejoso,
no es el morir de hoy trance animoso,
ya quedo el filo de la muerte honrado.

   En la quietud de su candor templado  5
del horror embozó lo cauteloso
sino dejaron su esgrimir ocioso,
los que gozó peligros de envidiado.

   Su valor a una piedra reducido,
(que la virtud se aumenta de escondida)  10
al esplendor se acoge del olvido.

   Que no ha menester urna más lucida,
ni Coloso más vano de crecido,
un Sabio que descansa de la vida.




ArribaAbajoFuente y Pardo, Domingo

España. Siglo XVII

Poeta. Del insigne Colegio de Aragón de Alcalá.




Soneto


   El Sol de entre celajes de su Oriente
sube a dorar la cumbre, que le espera,
del mediodía en turquesada esfera,
peinando rayos su esplendor luciente.

   Mar (¡o pensión que paga lo eminente!)  5
apenas el Laurel a su carrera
debido ciñe, cuando con ligera
caída le amenaza el Occidente.

   Así mariana de Felipe Aurora
apenas de él llegaba a coronarse,  10
cuando fatal peligro el daño apresta.

   Mas por el Sol, y el Alba en vano llora
el mundo pues los mira eternizarse,
para dar Luz aquel, Luceros esta.




ArribaAbajoFuentes Manrique, Diego de

España. Siglo XVII

Poeta y amigo de Lope de Vega




A la muerte de Lope de Vega


   Ya el mejor rayo de la luz de Apolo
sintió del tiempo la fatal herida,
y su frente de honores guarnecida
ocupa muerta el negro Mausoleo.

   Ya Manzanares, ya, sin Lope solo,  5
de su voz no verá favorecida
la nieve entre esmeraldas derretida,
imperiosa a las ondas de Pactolo.

   Mas si murió de Lope el sacro bulto,
hoy en la fama vivirá su nombre  10
glorioso al monte de la Musas culto.

   Ninguna envidia su esplendor asombre,
pues a este clima y al opuesto oculto
falto de la Poesía el mayor hombre.




ArribaAbajoFuentes y Pardo, Domingo

España. Siglo XVII

Poeta. Del Insigne Colegio de Aragón de Alcalá




Soneto


   El Sol de entre celajes de su Oriente
sube a dorar la cumbre, que le espera,
del mediodía en turquesada esfera,
peinando rayos su esplendor luciente.

   Mar (¡o pensión que paga lo eminente!)  5
apenas el Laurel a su carrera
debido ciñe, cuando con ligera
caída le amenaza el Occidente.

   Así mariana de Felipe Aurora
apenas de él llegaba a coronarse,  10
cuando fatal peligro el daño apresta.

   Mas por el Sol, y el Alba en vano llora
el mundo pues los mira eternizarse,
para dar Luz aquel, Luceros esta.




ArribaAbajoFuser, Francisco Antonio

Calatayud. Zaragoza. Siglo XVII.

Poeta y canónigo.




Soneto


   Longinos hiere a Dios, tres veces ciego,
ciego del cuerpo, como se ve claro,
ciego del alma, sin buscar reparo,
y ciego de la cólera y su fuego.

   Llegó a la Cruz con gran desasosiego  5
para acabar un hecho feo y raro,
el cual, aunque costarle pudo caro,
le dio la vida, y le causó sosiego.

   El hierro de la lanza que llevaba,
le sirvió de eslabón, Cristo de piedra,  10
la Cruz de yesca para sus enojos.

   Hirió en le pedernal con furia brava,
sacó fuego de amor, y tanto medra,
que vino a ser la lumbre de sus ojos.




ArribaAbajoGallegos, Manuel

España. Siglo XVII

Poeta y amigo de Lope de Vega




Al túmulo de Lope de Vega, hablando con un peregrino


   Deténte, espera, o peregrino para;
que aquí para cuanto hubo peregrino
desde que el sacro artífice divino
ornó de luz la máquina preclara.

   Si vas a ver el mundo, ¿dónde hallara  5
tu deseo espectáculo más digno?
¿quién aquí no acabara su camino?
¿quién viendo al Fénix muerto no parara?

   Término pues de tu curiosa planta
sea este insigne mausoleo, aprenda  10
admiración en él tu fantasía.

   Suspende el paso aquí, que en gloria tanta,
en tanto asombro es bien que te suspenda
muerto, quien vivo al mundo suspendía.




ArribaAbajoGaltero, Pedro Jerónimo

España. Siglo XVII

Poeta.




A la muerte del doctor Juan Pérez Montalbán


   Regiones trascendiendo superiores,
más que el Olimpo erguido el Monte Albano
pulvinar es de Jove soberano,
pensil de el cielo con eternas flores.

   Las nubes ya a su frente inferiores,  5
peregrina impresión, ni riesgo humano,
ni previene, ni teme, porque en vano
amenazas fulminan, y rigores.

   Coronadle zagales, y en su cima
en la ceniza que del holocausto  10
de su aliento vital restó, devoto

   y culto dedo de pastor imprima
sus alabanzas, que en papel tan fausto,
ni borren lluvias, ni disipe el Noto.




ArribaAbajoGálvez, Jerónimo

España. Siglos XVI - XVII

Autor nombrado pro Juan de Castellanos, 1522-1607 en su Elegías de Varones Ilustres




En honor de Juan de Castellanos


   Brazos de los insignes castellanos,
engrandeciendo más honra ganada,
llegaron con los filos de la espada
do no llegaron griegos ni romanos.

   Pues navegando mares océanos  5
por donde no halló nación entrada,
han dado monarquía prosperada
al mejor rey de todos los humanos.

   Estaban sus proezas en los pechos
del olvido por falta de escritura,  10
mas vos las dais al siglo venidero.

   Dais, Castellanos, castellanos hechos.
¿Qué mayor bien, ni qué mayor ventura,
que teneros a vos por pregonero?




ArribaAbajoGarcés, Juan Antonio

España. Aragón. Siglo XVII

Poeta.




Soneto


   ¿Dónde Sansón está la fortaleza,
con qué heroico la fama te eterniza?
¿Dónde la ciencia, di, que te autoriza,
escoger Salomón a tu grandeza?

   ¿Dónde David oculta tu nobleza,  5
aquella santidad que te entroniza?
Si cuando más el bronce solemniza
os desdora el borrón de la Pureza.

   Mas si a Francisco bien he contemplado,
apagar el ardor que os ha vencido  10
con el bello coral que ha derramado.

   Aun más triunfante cuanto más dormido,
en él para su gloria aventajado,
está lo fuerte, santo, y entendido.




Soneto


   La amistad de Francisco trabajada,
de varios riesgos gime combatida,
y la de Cristo a fuer de agradecida,
le acompaña en su Imagen angustiada.

   No pudo aquella estar más bien pagada,  5
esta tampoco, más reconocida,
pues derrama el carmín, que por su vida,
verter le vio su muerte amenazada.

   Aunque tanta congoja, y tan sensible
su misma vida le causó en el Huerto,  10
en términos quedó de lo posible.

   Mas cuando por Javier padece, advierto,
que más amante vence un imposible,
pues siente tronco, y aun respira muerto.




ArribaAbajoGarcía, Alonso

España. Siglo XVI

Poeta.




A la muerte del padre de Ramírez Pagan


   Ramírez yace aquí, padre dichoso
a quien las musas llaman sacro abuelo,
y sobre su sepulcro hacen duelo
ayudando al poeta misterioso.

   Honra, viador, el túmulo lloroso,  5
siquiera por el santo amor y celo
que debes a la pluma de alto vuelo
de Dardanio el pastor más ingenioso,

   y di al pasar, pisando blandamente:
Holganza eterna y resplandor ilustre  10
tenga esta alma en el cielo esclarecido,

   y herede tanta vida tu simiente
cual largo fruto del España y lustre
en el Ibero verso producido.




ArribaAbajoGarcía, Pedro

España. Siglo XVII

Poeta y amigo de Lope de Vega.




A la muerte de Lope de Vega


   Sol de España fue LOPE, al occidente
sus rayos llegan casi de improviso,
que como el cielo para sí le quiso,
dilaciones al plazo no consiente.

   Y así, pues el morir no es accidente,  5
o pasajero, ¿cómo sin aviso
a la inviolable ley de lo preciso
admiraciones das de contingente?

   Aunque dirás, que este divino Apolo,
que el mundo aclama, y que hoy España llora,  10
tan único será de polo a polo.

   Que si el morir que tanto le mejora,
se sigue al accidente, en LOPE sólo
accidente el morir pareció ahora.




ArribaAbajoGarcía, Sebastián

Natural de Tunja en el Nuevo Reino de las Indias.

Siglos XVI-XVII




Soneto


   A todas gentes es cosa notoria
deberse galardón a hechos buenos;
e yo creo que no se debe menos
a quien los comunica por historia.

   Pues valen lo que vale la memoria  5
que luz sacó de los escuros senos;
luego quien ambos cursos hizo llenos
tendrá según razón doblada gloria.

   Tener en escribir ingenio y arte,
y en las conquistas hechos no livianos  10
parte son en quien pocos tienen parte.

   Mas abrazólas ambas Castellanos,
pues sabemos que en uno y otro Marte
ha meneado bien entrambas manos.




ArribaAbajoGarcía de Arroyo, Francisco

España. Siglo XVII

Poeta. Oficial Mayor de la Imprenta del Reino.




Al sepulcro de Juan Pérez de Montalbán


   Esta pompa fatal, ¡o Peregrino!
corona es temporal del nacimiento,
que en las sienes del tiempo al llamamiento
los triunfos de la vida le previno.

   Esta ya entre sus páramos, el lino.  5
rasga de una mortaja, y ceniciento
del Cadáver que incluye, es monumento,
y hado al fin es vulgar, común destino:

   Yace en ella, no yace, que en desvelo
de perpetuos aplausos está vivo,  10
Montano, feliz siempre en la memoria.

   Montano, que en la Tierra, y en el Cielo,
humilde en ella, cuanto en él altivo,
dignamente le ilustra eterna Gloria.




ArribaAbajoGarcía de Cárdenas

España. Siglo XVII

Poeta.




Al sepulcro y feliz memoria de don Juan Pérez de Montalbán


   O Caminante, en este mármol breve,
urna funesta, sino excelsa Pira,
cenizas de un Ingenio grande mira,
que ni el olvido a despreciar se atreve.

   Más a su Pluma que a su Nido debe,  5
pues inmortal la emulación le admira,
y la que a lo viral opuesta tira
hoy convencida aclamaciones mueve.

   Si olvidado de ti su muerte lloras,
imítale en el ser que ha merecido,  10
repara en que renace a dos Auroras.

   mírale a mejor luz, reconocido
despreciarás del no vivir las horas,
pues su durar consiste en no haber sido.




ArribaAbajoGarcía de Londoño, Nicolás

España. Siglo XVII

Poeta. Religioso de los Padres Clérigos Menores y Cronista General de los Reinos de Castilla y León.




A don Agustín y Salazar y Torres


   Más le debe a su celo, que a su ciencia,
de Salazar el Numen Soberano,
pues no le exceptuó ella de humano,
y tú le das de eterno preeminencia.

   Vive, aun después de muerto, en tu elocuencia,  5
sin que pueda ofenderle el tiempo vano;
porque las flores, que compuso ufano,
alma nueva les das en la existencia.

   Vuela, o Joseph, con alas de tal pluma
al Trono de las Métricas Deidades,  10
por sendas de zafir, montes de espuma.

   Que pues has de ilustrarme estas edades,
por más que el ceño contra ti presuma,
ha de vivir tu Ingenio eternidades.




ArribaAbajoGarcía de Porras

España. Siglo XVII

Poeta.




Don Francisco de Quevedo


   Si no sabéis, señora de Cetina,
quien es tenido el Sesentón Quevedo,
sabed que es un tritón, que huele a pedo,
y que de no comer caga canina.

   De cuero le dio Góngora esclavina  5
con cara de ahorcado a medio Credo,
que al mismo San Antón pusiera miedo
en la Pandorga de Don Juan de Espina.

   Sayón de rua en Calvachín retablo,
mugre inmortal, y Semicapro eterno,  10
Clérigo Inglés, injerto en Cachidiablo.

   El cuerpo en vino, el alma en el infierno,
y al fin para figura de Juan Pablo,
un pie de calzador, y otro de cuerno.




ArribaAbajoGarrido de Villena, Francisco

España. Siglo XVI

Poeta.




Diálogo entre Villena y Lorenzo Fernández


Soneto en las Obras de don Juan Fernández de Heredia, publicadas en Valencia en el año 1501


   V.- ¿Quién hace aquí tan áspero lamento?
L.- Yo soy, que de un ser bien soy conocido.
V.- ¿Por qué, no tengo fuerzas ni sentido
para decirte el grande mal que siento?

   V.- ¿Quién eres? L.- Soy Lorenzo. V.- El tormento  5
tan grande porque causa se ha venido?
L.- ¿No ves que a los Fernández he perdido?
¿qué mayor para tanto descontento?

   V.- ¿Quién era? L.- Fue mi padre y de Elicona
y del coro sagrado de las nueve,  10
y fue también de Palas y de Marte

    Mira si el sentimiento se le debe,
que yo perdí mi ser en su persona,
y ellas la gala, y el saber, y el arte.




ArribaAbajoGarte, Vicente

España. Siglo XVII

Poeta y amigo de Lope de Vega




Soneto


   Amor de incendio santo conducido
finezas en IGNACIO acreditaba,
que a la tierra las huellas defraudaba,
como seguir queriendo su sentido.

   De agrados el espíritu impedido  5
serenidades puras contemplaba,
de cuya luz, que ardor exageraba,
siete veces el sol huyó corrido.

   No admite menos lustre la osadía
que acierta Dios el pecho, que el divino  10
poder, que él mismo su destreza guía.

   Y así con traza y proceder divino,
haciendo del favor la cortesía
IGNACIO y Dios partieron el camino.




ArribaAbajoGaspar de Aguilar

Valencia? 1561 - 1623




Soneto a San Vicente Ferrer


(Ramillete de la huerta valenciana)


   Juan ofreció el jazmín, que es el dechado
de la virginidad maravillosa;
Diego, menor, la trascendente rosa;
Bernardo, amante, el alhelí morado.

   Domingo, noble, el lirio aventajado;  5
Antonio, fuerte, la azucena hermosa;
Tomás, sutil, la nepta provechosa;
Lorenzo, mártir, el clavel leonado.

Jacinto, el arrayán de su esperanza;
Pablo, la maravilla de su celo;  10
Francisco, el trébol, que humildad promete.

Con estas flores dignas de alabanza,
hizo el grande Vicente, para el Cielo,
como era valenciano, un ramillete.




ArribaAbajoGevora, Bitris de

España. Siglo XVII

Poeta y amiga de Lope de Vega




A la muerte de Lope de Vega


   Arda en tu grande sepulcral hoguera
la envidia aromas, bálsamos el celo,
y en alto, heroico, incomparable duelo
la emulación te llore lisonjera.

   En esta breve racional carrera,  5
o sol de Europa, rápido tu vuelo
se anocheció en mortal lóbrego velo,
por alumbrarte ya en mejor esfera.

   Si mortal dos Españas influidas,
si caduca tres orbes ilustrados  10
dejo tu pluma en obras repetidas.

   Hoy de inmortales rayos coronados
tus méritos infundan nuevas vidas,
que dejen nuestros genios enseñados.




ArribaAbajoGil Polo, Gaspar

Valencia. 1540-1584

Escritor, poeta y notario




Soneto


   Probaron en el campo su destreza
Diana, Amor y la pastora mía,
flechas tirando a un árbol que tenía
pintado un corazón en su corteza.

   Allí apostó Diana su belleza,  5
su arco Amor, su libertad Argía,
la cual mostró en tirar más gallardía,
mejor tino, denuedo y gentileza.

   Y así ganó a Diana la hermosura,
las armas a Cupido, y ha quedado  10
tan bella y tan cruel de esta victoria

   que a mis cansados ojos su figura
y el arco fiero al corazón cuitado
quitó la libertad, la vida y gloria.




No puede darme amor...


   No puede darme Amor mayor tormento,
ni la fortuna hacer mayor mudanza;
no hay alma con tan poca confianza,
ni corazón en penas tan contento.

   Hácelo, Amor, que esfuerza el flaco aliento,  5
porque baste a sufrir mi malandanza,
y no deja morir con la esperanza
la vida, la afición, ni el sufrimiento.

   ¡Ay, vano corazón! ¡Ay, ojos tristes!
¿Por qué en tan largo tiempo y tanta pena  10
nunca se acabó el llanto ni la vida?

   ¡Ay, lástimas! ¿No os basta lo que hicistes,
Amor? ¿Por qué no aflojas mi cadena,
si en tanta libertad dejaste a Alcida?




Quien libre está...


   Quien libre está no viva descuidado,
que en un instante puede estar cautivo,
y el corazón helado y más esquivo
tema de estar en llamas abrasado.

   Con la alma del soberbio y elevado  5
tan áspero es Amor y vengativo,
que quien sin él presume de estar vivo,
por él con muerte queda atormentado.

   Amor, que a ser cautivo me condenas,
Amor, que enciendes fuegos tan mortales,  10
tú que mi vida afliges y maltratas:

   maldigo desde ahora tus cadenas,
tus llamas y tus flechas, con las cuales
me prendes, me consumes y me matas.




No es amor ciego


   No es Amor ciego, mas yo lo soy que guío
mi voluntad camino del tormento;
no es niño Amor, mas yo que en un momento
espero y tengo miedo, lloro y río.

   Nombrar llamas de Amor es desvarío,  5
su fuego es el ardiente y vivo intento,
sus alas son mi altivo pensamiento
y la esperanza vana en que me fío.

   No tiene Amor cadenas, ni saetas
para aprehender y herir libres y sanos,  10
que en él no hay más poder que el que le damos.

   Porque es Amor mentira de poetas,
sueño de locos, ídolo de vanos:
¡mirad que negro dios el que adoramos!




Soneto


   Cuando la brava ausencia un alma hiere,
se ceba, imaginando, el pensamiento
que el bien que está más lejos, más contento
el corazón hará cuando viniere.

   Remedio hay al dolor de quien tuviere  5
en esperanza puesto el fundamento,
que al fin tiene algún premio del tormento,
o al menos en su amor contento muere.

   Mil penas con un gozo se descuentan,
y mil reproches ásperos se vengan  10
con sólo ver la angélica hermosura.

   Mas cuando celos la ánima atormentan,
aunque después mil bienes sobrevengan,
se torna rabia, pena y amargura.




Soneto


   Arenoso, desierto, y seco prado,
tú, que escuchaste el son de mi lamento,
hinchado mar, mudable y fiero viento,
con mis suspiros tristes alterado;

   duro peñasco, en do escrito y pintado  5
perpetuamente queda mi tormento,
dad cierta relación de lo que siento,
pues que Marcelio sola me ha dejado.

   Llevó a mi hermana, a mí puso en olvido;
y pues su fe, su vela y mi esperanza  10
al viento encomendó, sedme testigos,

   que más no quiero amar hombre nacido,
por no entrar en un mar, do no hay bonanza,
ni pelear con tantos enemigos.




ArribaAbajoGómez de Castro, Alvar

España. Siglo XVI.

Gran latinista y poeta.




Soneto


   La grande voluntad que me has mostrado,
señor don Juan, mi lengua ha enmudecido,
el ánimo me tiene enternecido
y como cera en fuego me ha ablandado.

   El fuego de tu musa me ha abrasado  5
pero más el amor que en ti he sentido,
el continuo regalo que ha tenido,
la mano liberal que me ha amparado.

   Con piedra blanca he señalado el día
cuando amorosamente fui acogido  10
en tu erudita y santa hospedería.

   Allí yo recibí nueva alegría,
allí cobré Mecenas, y engreído
se ha con tu favor la musa mía.




ArribaAbajoGómez de Figueredo, Diego

España. Siglo XVII




A la muerte de Lope de Vega


   Nunca la muerte en su fatal sentencia
a piedad se ostentó más reducida,
pues de este fénix raro la partida
antes lisonja ha sido que violencia.

   Mas si a su envidia dio su vida esencia,  5
y estorbo a más aplauso fue su vida,
hoy hace de esta estatua esclarecida
la fama asilo, si la envidia ausencia.

   Lisonjera la muerte así contemplo,
pues este bronce mudamente exclama  10
su envidia en humo, su renombre en templo.

   Dejando al mundo en esta insigne llama
con dolor inmortal más vivo ejemplo,
con muerta envidia más eterna fama.




ArribaAbajoGómez Tejada de los Reyes, Cosme

España. Siglo XVI

Poeta y filósofo moral.


Sonetos burlescos al suspiro de Crisaura




- I -


Burla de los poetas de estilo hinchado


   Tiemble la tierra, y con furor horrendo
Euro los montes de su gruta rompa,
al arma toque, y de su vana trompa
huyan las nubes al horrible estruendo.

   Tema volver al mundo al caos tremendo,  5
y el móvil que sus cursos interrumpa
victoria clame, y con gloriosa pompa
celebre el triunfo bravo y estupendo;

   que si a toda la tierra es formidable
el viento bravo, vano y furibundo,  10
un suspiro de amor con aura afable

   suspende las esferas y el profundo,
sujeta al bruto más inexpugnable,
y con él la razón, que es más que el mundo.




- II -


Burla de los poetas cultos


   Clarín, que rosicleres troglodita,
no empero su tridente jovenetos,
acrocerauna prole de esqueletos,
cristal anhela de esplendor cocita;

   Candar, si no pirausta, que anfitrita,  5
poco cede, si mucho adunca abetos,
Marte al amor construya parapetos,
crepúsculos vibrando impulso escita.

   Sus, que penetra piro diente eburno
al murice diseña y colorido  10
brasas de Porcia, de Lucrecia copos.

   Dime, Favonio de cordial coturno,
¿posible es que a los astros te has mentido?
¡Oh, amor! Si piras, ¿para qué piropos?




- III -


Burla de la dama celebrada con tan alto estilo


   Suspira el avariento por dinero,
por venganza el cobarde y desalmado,
el lascivo en sus vivios obstinado,
de ambición combatido el caballero;

   suspira por comer el escudero,  5
por pleitos y discordias el letrado,
por enfermos el médico olvidado,
por un príncipe necio el lisonjero.

   Suspira por su dama el pobre ausente,
quien goza porque vive temeroso,  10
ella porque su gusto no acomoda;

   suspiran todos, o su mal presente,
o el bien que falta siempre perezoso;
Crisaura por la noche de la boda.






ArribaAbajoGonzaga, Ludovico

España Siglos XVI - XVII

Poeta.




Soneto


   ¿Cuándo en el duro mal de mi tormento
tan severo rigor veré aplacarse,
o adonde de sí mismo retirarse
podrá quien lleva en sí su sentimiento?

   Un fiero, un parricida pensamiento  5
en mis mismas entrañas veo forjarse,
y tanto en mi dolor encarnizarse,
que di mi muerte misma toma aliento.

   Entre mortales ansias agonizo,
que afecta a la conciencia de mis males,  10
y sin poder morir estoy muriendo.

   ¡Oh, tristes y durísimas señales,
pues la muerte, que ya de rabia emprendo,
se que me ha de rogar por que la atizo.




ArribaAbajoGonzález de Bustos, Francisco

España. Siglo XVII

Poeta.




A don Agustín de Salazar y Torres


   Si de aquel Cisne, que cantó sonoro,
unes la pluma, que dejó esparcida,
a ti, Vera, te debe cuanta vida
bebió en cristales al Castalio Coro.

   Goce el Orbe por ti su plectro de oro,  5
y España, a tu cuidado agradecida,
tu frente adorne, de laurel ceñida,
pues la enriqueces con tan gran tesoro.

   Desdicha fuera de la edad futura,
que de tal alto vuelo la memoria,  10
envuelta en las cenizas se quedara.

   Viva, y vive también, pues se asegura
contra el olvido, para nuestra gloria,
por ti una dicha, que sin ti faltara.




ArribaAbajoGonzález de Mendoza y Andía, Bernardino

España. Siglo XVII

Poeta.




A la acelerada muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán


   Paraca feroz, de humanos bandolera,
que a ninguno parece llegas tarde,
y entre sombras y miedos, cual cobarde
haces tu herida penetrante y fiera.

   Como fuiste tan cruda, tan severa,  5
con quien aun más allá de la luz arde,
haciendo de su Ingenio, y Pluma alarde,
aunque le limitaste la carrera.

   Muy gozosa estarás, pues escarmienta,
oye no huyas tan veloz, detente,  10
y verás que en Madrid su patria ostenta.

   Todo Ingenio sutil, y floreciente
celebrar sus acciones, con que intenta
que viva a su pesar eternamente.




ArribaAbajoGonzález de Salas, Jusepe Antonio

España. Siglo XVII

Poeta y amigo de Lope de Vega




A la inmortalidad de Lope de Vega


   Vive el hombre mortal la débil llama
que arde en caduco, en frágil alimento;
más al fácil de un soplo, al leve aliento
ya en la pavesa su esplendor infama.

   Vive en mármol después de inmortal rama  5
coronado la frente, más no exento
de ruina aun dura contra el curso lento
de la edad, ni su bulto, ni su fama.

   Sólo de aquel que en la memoria vive,
la siempre al tiempo trascendida gloria  10
de eternidad en lágrima se escribe.

   No pues LOPE murió, si aquella historia
que el mismo fue, la vida le apercibe,
exenta del olvido su memoria.




ArribaAbajoGonzález de Villanueva, Jerónimo

España. Siglo XVII

Poeta y amigo de Lope de Vega




A la muerte de Lope de Vega


   O tú que partes con seguro vuelo
a la inmortalidad que ya te aclama,
y ceñido de siempre verde rama
apuestas duraciones con el cielo.

   No te gima lloroso el desconsuelo,  5
ausencia breve tu morir se llama,
que quien muere naciendo de su fama,
triunfando vive de mortal recelo.

   Si tú mismo te labras tu memoria,
y burlando la humana confianza,  10
eres del tiempo y de la edad victoria.

   Tú sólo te merece tu alabanza,
que no está siempre en el osar la gloria,
ni en mí cede el efecto a la esperanza.




ArribaAbajoGonzalo, Diego

España. Siglo XVII

Poeta.




Soneto


   España tuvo el más felice día,
y temió España el más sangriento estrago,
pobló el contento todo el viento vago,
borró el pesar la luz de la alegría.

   Nació Felipe Próspero, y debía,  5
que el Reino le esperaba con halago;
costó su nacimiento duro halago,
que en su Madre temió la Monarquía.

   España el parabién te da dos veces,
(pues Mariana, que tanto a deseado)  10
del riesgo en que saliste con más gloria.

   Con que te da el aplauso que mereces
porque añade valor al triunfo osado,
quien se arriesga después de la victoria.




ArribaAbajoGonzálvez de Andrada, Paulo

Portugués afincado en España. Siglo XVII

Seguidor de Luis de Góngora.




Soneto


   Des que en lechos de zafir reposan
y que por sendas de cristal caminas,
derramando tus urnas cristalinas
en favor de las playas arenosas;

   y desde que con fuerzas caudalosas  5
a conquistar el mar te determinas,
bañando tus corrientes peregrinas
de Ulisipo las márgenes famosas;

   mientras, depuesta la arrogancia, hiciste
espejo sosegado el agua pura  10
que a tantas hermosuras ofreciste,

   en cuantas viste, oh Tajo, por ventura,
en tantas años de camino, ¿viste
igual a la de Silvia otra hermosura?




ArribaAbajoGuardia y Belvis, Francisco

España. Siglo XVII

Poeta.




Soneto


   Cuando Javier sagrado, Sol procura,
desterrar las tinieblas del Oriente,
de la divina luz, el rayo ardiente,
la vana exhalación se exhala impura.

   Sale de infiel región, gentil, y oscura,  5
llega a nube cruel rabiosamente,
y desecha en su saña de repente,
sobre Javier se llueve a piedra dura.

   Huye la tempestad, y a un leño asido,
de imponderable peso al río corre  10
en él como Sagrado ansioso sube,

   rompe sus olas y el cristal vencido
porque en leño Jesús, siempre socorre,
triunfa el Sol de Javier, de río, y nube.




ArribaAbajoGudiel, Tomás

España. Siglo XVII.

Poeta citado por Gallardo.




Soneto


   Hija del rubio Sol; de un bosque hija,
Sol de las flores nace en la mañana
rosa que ofende nácares ufana,
si a la Aurora su púrpura prohija.

   Sobre mucha beldad el tiempo aguija,  5
y encubierta en la luz la muerte cana
a joven flor con rayos inhumana
hace que el Sol hasta morir la aflija.

   Muere belleza porque el tiempo quiere
darte ejemplo a menos reducido,  10
del discurso luciente de los años.

   La luna de este espejo deslucido
clara te avisa que lo bello muere
si te lisonjease en tus engaños.




ArribaAbajoGuevara y Arellano, Alonso

España. Siglo XVII

Poeta. Caballero del Hábito de Santiago.




A la muerte de don Juan Pérez de Montalbán


   Si del vital ardor te destituye
la forzosa pensión de lo viviente,
la admiración en bronces elocuente
en la inmortalidad te constituye.

   Mas vivo quedas ya, que no te incluye,  5
en el común estrago ese accidente,
que a la vida tu espíritu eminente
tanto se acerca más, cuanto más huye.

   En aplausos de gloria tan de vida,
hasta la envidia en fama se convierte,  10
de aclamaciones tantas oprimida.

   Contra los hados blasonó tu fuerte,
pues tu muerte fue logro de más vida
y tu vida era riesgo de la muerte.




ArribaAbajoGutiérrez, Doctor

España. Siglo XVII

Marqués de Careaga, alcalde de los Guardias de Castilla y caballería de España.




Mirando el túmulo del doctor don Juan Pérez de Montalbán


   Ecos, a su clarín el más sonoro
acumule la Fama, en alabanza
del que en ti yace con igual bonanza,
por ser del Alba su mayor decoro.

   Tú Clío hermosa, en repetido coro,  5
dulce duplica anhelo a su esperanza,
pues hoy el timbre más heroico alcanza,
con letras de su escudo en campo de oro.

   Que si en el cielo lo contemplo honrado,
y entre alados espíritus unido,  10
de su hermosura todo enamorado:

   Templo tendrá de asientos construido
contra el orden del tiempo, reservado
de los oscuros fueros del olvido.




ArribaAbajoGuzmán, Álvaro de

Granada. Siglos XVI - XVII

Aunque nacido en Granada, estuvo muy relacionado con la poesía de Sevilla. Poeta.




A Lope de Vega Carpio


   No del Betis la playa, que engrandece
a España con riquísimo tesoro;
no la tierra, que el sol convierte en oro,
y el fénix oloroso incendio ofrece.

   No la que el mar Atlántico guarnece  5
dando escita coral, perlas al moro,3
ni la vega en que vive el bien que adoro
a quien Genil de jaspes enriquece.

   No la famosa Caledonia selva,
tu vega igualan de tu patria gloria,  10
ni cuantas ve el sol del Canero al Tauro.

   Salga tu PEREGRINO al mundo y vuelva
con sombrero de palma de victoria,
y tejido el bordón de oliva y lauro.




ArribaAbajoHenríquez Gómez, Antonio

Español. 1636 - 1660




Al curso y velocidad del tiempo


   Este que, exhalación sin consumirse,
por los cuatro elementos se pasea,
palestra es de mi marcial pelea
y campo que no espera dividirse.

   Voile siguiendo, y sígueme sin irse,  5
voime quedando, y por quedarse emplea
su mismo vuelo, y hallo que desea
ir y quedarse y con quedar partirse.

   Mi error me dice que su rapto apruebe,
pero ¿dónde camino, si su esfera  10
casi lo eterno con las alas mueve?

   No me atrevo a seguirle aunque quisiera,
que corre mucho y temo que me lleve
en el último fin de la carrera.




A la perdida libertad de la patria


   Si de la libertad desposeído
estoy y formo voz, ¿cómo lamento
suspiros que se quedan en el viento,
pesares que no llegan al oído?

   Quien su patria perdió tiene perdido  5
el que juzga tener entendimiento,
que el que vive sujeto al sentimiento
y no muere, carece de sentido.

   Mas es que como vive la esperanza,
vecina del dolor, por consolarme,  10
dice que tenga en ella confianza;

   pero mejor le fuera no engañarme,
pues si me sale falsa su fianza
he de pagar la deuda con matarme.




ArribaAbajoHerencia Pintado, Juan

España. Siglo XVII

Poeta y licenciado.




Al aplaudido en Europa doctor Juan Pérez de Montalbán


   Respete el paso aquesta Losa fría;
no humano pie profane este Sagrado;
depósito fiel del que ha dejado
gloria a su Patria, y lástima en un día.

   Fénix que con modesta valentía  5
tanto sobre su pluma se ha elevado,
que aqueste vuelo nadie le ha igualado,
con que se hace eterno el que moría.

   Sino está por la señas conocido
infórmete esta Piedra de su nombre,  10
que el de Montano en sí tiene grabado.

   Testigo contra el tiempo, y el olvido,
que ya no pudo sepultar tal hombre,
no puede sepultar tal nombre el Hado.




ArribaAbajoHernández, Antonio o Alfonso (El Viejo)

Islas Canarias (España). Siglo XVI




Soneto


   Hermosas ninfas que en la fértil Moya,
donde Flora le dio nombre a su estancia,
gozáis de la frescura y la fragancia
que a tan discretos ánimos apoya;

   aquí donde el amor pesca sin boya  5
y nunca sale de ella sin ganancia,
y pudiera el autor sin arrogancia
decir por lo pasado, «Aquí fue Troya»;

   De aquellas verdes hojas que en rehenes
cogió aquél que de Dafne ya carece,  10
componiendo guirnalda variada,

   ceñiréis de Silvestre ambas sienes;
pues con sus versos honra y engrandece
de vuestra amenidad la patria amada.




ArribaAbajoHerrera, Jerónimo de

España. Siglos XVI - XVII

Poeta.




- I -


   Los lazos de oro fino y red de amores
contempla un pastorcillo arrodillado;
y así, como a la luz los ha sacado,
al sol acrecentó sus resplandores.

   Al campo le vistió de nuevas flores,  5
al aire le tornó dulce y templado,
al río dio un rocío aljoforado,
el cielo matizado de colores.

   Pusiera este pastor de bien andante,
a todos los nacidos dar consuelo,  10
teniendo su tesoro allí delante.

   Mas Júpiter, de envidia, bajó al suelo,
y robóle su vista al firme amante,
diciendo: «Estas reliquias son del cielo.»




- II -


   Mil veces digo, entre los brazos puesto
de Galatea, que es más que el sol hermosa;
luego ella en dulce vista desdeñosa,
me dice: «Tirse mío, no digas esto.»

   Yo le quiero jurar, y ella de presto,  5
toda encendida en un color de rosa,
con un beso me impide, y presurosa
busca tapar mi boca con su gesto.

   Hágole blanda fuerza por soltarme,
y ella me aprieta más, y dice luego:  10
«No lo jures, mi bien; que yo te creo.»

   Con esto de tal fuerza a encadenarme
viene, que amor, presente al dulce juego,
hace que cumpla en todo su deseo.




ArribaAbajoHerrera y Rojas, Sebastián

España. Siglo XVII

Poeta. Cura de la Iglesia del Salar de Loja, en el Reino de Granada




A la inmortal memoria del doctor Juan Pérez de Montalbán, apolo de las musas y benjamín de Madrid


   Si el Emporio has dudado Pasajero
de la Casta elocuencia, y si olvidaste
quien eminente le construye engaste
al oro del saber más verdadero.

   Si al que documentar pudiera Homero,  5
y a Horacio dar preceptos, ignoraste,
si del nuevo Demóstenes dudaste
el fecundo decir docto y severo.

   Si en fin no has admirado al que pudiera
Salmantino obtener la Primacía,  10
lauro eterno gozando inmortal nombre.

   Repara en Montalbán, y considera
cuan breve Mausoleo en tierra fría,
Ángel terrestre hoy, ayer fue un Hombre.




ArribaAbajoHinojedo Xarava, Juan de

España. Siglo XVII

Poeta.




A Joseph de Villaviviosa


   Si la fama eterniza a los humanos,
vuelo mejor que el suyo en vos se emplea,
pues en alas de gente de Mosquea
subís hasta los astros soberanos.

   Los susurros de Moscas son ufanos  5
gritos de trompa en su letal pelea,
para que siempre vuestro nombre sea
gigante por sujetos tan enanos.

   No tema ya la Mosca al fiero Octubre,
ni la nieve o escarcha, furia esquiva  10
del riguroso y erizado Invierno;

   pues larga vida ya se le descubre,
y ella reconocida, mientras viva,
hacer promete vuestro nombre eterno.




Al mismo tema


   Como quien contra el tósigo y veneno
de las cerastas y chelidros saca
de sus mismas ponzoñas la triaca,
con arte haciendo de lo malo bueno;

   vuestro ingenio mejor que el de Galeno  5
de la bestia feroz no menos flaca,
saca remedio, que su furia aplaca,
hallando en ella a sus rigores freno.

   La experiencia de aquellos lo publique,
a quien con más rigor maltrata y pica,  10
del monstruo de ocho pies la mordedura.

   A vos os lea, y cuando más le pique,
si vuestros Cantos por remedio aplica,
no sentirá el dolor con tal dulzura.




ArribaAbajoHurtado de la Vera, Pedro

España. Siglo XVI

Poeta y autor dramático.




Soneto


   Pregúntanme quién soy; no oso publicallo;
del poco que meresco, nasce este temor;
podría ser también, de ser nueuo pintor,
vos responderéys, pintura, lo que callo;

   que yo detrás me escondo, a ver si hallo,  5
demás de la correa, quien haga el reprehensor,
o le detenga allí la embidia en lo peor,
para del fauor y bien gratificallo.

   Pero, sacra Musa, tú que al sacro canto
al alto amor y fuego tanto me inflamaste,  10
aclara las tinieblas de la enferma vista,

   o toma las armas, para herir de espanto
los ojos que contemplarte no dexaste
y a los pies que no entraron en tu lista.



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