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El concepto de amor platónico en Tirso, como él mismo lo aclara en palabras de Antonio, va mezclado con teorías de Aristóteles.

 

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Georgina Sabat-Rivers, «Sor Juana: La tradición clásica del retrato poético», en De la crónica a la nueva narrativa mexicana, Julio Ortega y Merlin H. Forster, eds., México Oasis, 1986, pp. 79-101. Georgina Sabat compendia varios de los conceptos filosóficos con que las nociones tradicionales de platonismo, aristotelismo y horacismo (valga la expresión), barajadas en la época, conforman varios estereotipos. Utiliza como referencia el libro de Jean H. Hagstrum, The Sister Arts, Chicago, The University of Chicago Press, 1958.

 

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Soldevilla, Fernando, Compendio de literatura general y de historia de la literatura española, París, Garnier, 5.ª ed., 1903, p. 14.

 

134

EC, pp. 3-184.

 

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Georgina Sabat contabiliza 16 retratos femeninos en la obra de Sor Juana. No tengo espacio aquí para analizar este tema, pero me gustaría señalar que quizá existen en Sor Juana muchos más ejemplos de retratos, aunque no se trate de composiciones líricas específicas como las que reseña Sabat; el retrato recién citado es apenas uno entre los muchos y el retrato que Leonor hace de sí misma es otro más. Añado otra aclaración: Leonor es alabada por otros personajes dentro de la comedia con el mismo tipo de metáforas con que se elogia a las mujeres en la lírica y la dramática de la época, incluida la de Sor Juana. Véase, por ejemplo, los poemas dedicados a la condesa de Paredes y en esta comedia lo que de ella dice don Carlos: «Si en belleza es Sol Leonor,/ ¿para qué afeites quería?» (P. 79).

 

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Sobre el narcisismo hay una cantidad infinita de textos. Cito a Julia Kristeva, Historias de amor, México, Siglo XXI, 1987. Las teorías que Ludwig Pfandl desarrolla en su conocido libro denotan un prejuicio tan alejado de su objeto que prefiero no tomarlas en cuenta: Sor Juana Inés de la Cruz, la Décima Musa de México, su vida, su poesía, su psique, ed. y prólogo de Francisco de la Maza, trad. Juan Ortega y Medina, México, UNAM, 1963.

 

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En su introducción a las obras de Tirso, doña Blanca de los Ríos subraya constantemente la obsesión del dramaturgo por imaginar situaciones y personajes que retraten su propia vida, la de un bastardo, de origen noble probable, que se legitima a través de los actos y parlamentos de sus personajes. Véase por ejemplo esta caracterización que hace el pastor Mireno de su padre, el pastor Lauro: «... que debajo del sayal/ que le sirve de corteza,/ se encubre alguna nobleza/ con que se honra Portugal» (p. 445). Sor Juana fue también ilegítima y, con mucha menor frecuencia que Tirso y más oblicuamente, suele plantear los problemas que esa situación le acarreaba.

 

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«Aquí quisiera/ no ser yo quien lo relato,/ pues callarlo o decirlo/ dos inconvenientes hallo:/ porque si digo que fui/ celebrada por milagro/ de discreción, me desmiente/ la necedad de contarlo;/ y si lo callo, no informo/ de mí, y en un mismo caso/ me desmiento si lo afirmo,/ y lo ignoras si lo callo» (p. 37). La construcción o la «fábrica» de la obra es magnífica y tenemos la suerte de que se haya conservado íntegra, además de que la propia Sor Juana haya escrito las loas, los sainetes, las letras y las fiestas. Gracias a ellas es posible advertir un hilo conductor que anuda dentro del cuerpo teatral, propiamente dicho, aquellos cabos y esos enigmas que los debates insertos en los sainetes dejan sueltos. Sería esencial emprender un trabajo textual más profundo de esta comedia, aunque quizá exista entre los incontables ensayos que sobre Sor Juana se escriben y se seguirán escribiendo, inmensa bibliografía de la que me declaro en parte ignorante. Sólo consigno los textos que sobre esta comedia se refieran al tema que desarrollo. Por su parte, Alberto G. Salceda, propone una tarea que debiera emprenderse, la definición de una teoría del galanteo de palacio, implícita en esta obra y definitoria de una actividad y un ceremonial cortesanos, quizá en parte novohispanos, cf. OC, t. IV, pp. XXIII-XXVI. Entre los estudios recientes varias autoras analizan Los empeños..., cito algunos ejemplos, aunque en realidad no tocan la obra desde el punto de vista que yo analizo. Stephanie Merrim, «Mores Geometricae: The "Womanscript" in the theatre of Sor Juana Inés de la Cruz», en Stephanie Merrim, ed., Feminist perspectives...; Sandra Messinger Cypess analiza en texto aún inédito los enredos del travestimiento; María Dolores Bravo, en su antología del teatro de Sor Juana coincide en la necesidad de integrar e interrelacionar los sainetes, los saraos, las loas, las fiestas de esta obra a su parte esencial, la que explícitamente conocemos con el nombre de Los empeños de una casa.

 

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Cf. nota 137.

 

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Este texto ha sido corregido varias veces. Una versión inicial se leyó en el Coloquio Juan Ruiz de Alarcón y el teatro de su tiempo, organizado por la UAM en septiembre de 1989; fue publicado en José Amezcua y Serafín González, ed., Espectáculo, texto y fiesta, México, UAM, 1990, pp. 67-75. La tercera versión, aumentada y corregida, se editó en mi libro Borrones y borradores, pp. 177-189. Una cuarta revisión se leyó en el II Coloquio sobre teatro novohispano, celebrado en la Universidad de Perpignan, en abril de 1994. La versión que aquí se presenta ha sido corregida y aumentada de nuevo.

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