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La fuente de todos los datos se menciona en la sección A de la bibliografía; en los ejemplos comentados, la referencia entre corchetes remite a las abreviaturas usadas en esta sección bibliográfica y a la página de donde se ha sacado la cita. Las letras A y B identifican, de forma convencional, los turnos de los interlocutores.

 

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Como escribe Mey (1993:26):

The metaphor of «traffic rules» is a highly appropriate one..., since the main point of conversational structure is to keep the flow of conversation going, to avoid conversational «accidents» ("clashes") and conversational «traffic jams», in which th e participante feei themselves gridlocked in sterile verbal exercise. Also the techniques of good conversation management include some form of «road assistance», by which a conversation that has halted, or has trouble maintaining the proper speed, can be helped along. [La metáfora de las «reglas de tráfico» es sumamente apropiada.., ya que el punto principal de la estructura conversacional es mantener el fluir de la conversación en marcha, evitar los «accidentes» («colisiones») y los «embotellamientos» conversacionales, en los cuales los participantes se sienten acorralados en medio de ejercicios verbales estériles. También las técnicas de gerencia adecuada de la conversación incluyen algún tipo de «asistencia en la carretera», con la cual se puede prestar ayuda a una conversación que se ha detenido o tiene dificultades en mantener una velocidad adecuada.]



[(Trad. mía - D. D.)]

 

3

En este sentido, mi definición de la ecoicidad se acerca a la definición amplia de las preguntas eco que proponen Blakemore 1994 y Noh 1996, trabajando en el marco de la Teoría de la Relevancia (Sperber & Wilson 1986). Algunos estudios anteriores que aluden a o hacen hincapié en los aspectos pragma-discursivos de este tipo de interrogación son, para el inglés, Bolinger 1957, Chafe 1970, Banfield 1982, Carlson 1983, Chisholm et al. 1984, Tsui 1994 . Para otras lenguas, ver, por ejemplo, Chang 1982 (coreano) y Dumitrescu 1996c (rumano). Alusiones al uso literario del fenómeno discursivo ecoico se dan en Reyes 1994, y un interesante análisis de su función polifónica se halla en Escandell Vidal 1990.

 

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Las funciones discursivas variadas que la alo-repetición no interrogativa puede desempeñar en una interacción han sido comentadas por varios autores (cf. Johnstone et al. 1994). Por ejemplo, en Ferrara 1994 se discute el importante papel estratégico que juega tal repetición en el discurso terapéutico (en su doble forma de "echoing" -generado por el cliente para señalar acuerdo enfático- y de "mirroring" -generado por el sicoterapeuta como petición indirecta de elaboración), o en McLaughlin (1984:165) se hace referencia a la repetición como un tipo común de «pase» conversacional (o sea, de intervención mediante la cual un hablante declina hacer una contribución sustancial al tópico de la interacción cuando le toca su turno). En cambio, el papel de la alo-repetición interrogativa en la conversación ha sido mucho menos estudiado. Señalo, en este sentido, las tempranas observaciones de Jefferson 1972 acerca de lo que ella llamaba «questioning repeats» en sus datos.

 

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Para un enfoque diferente de la correlación funcional entre preguntas y respuestas, ver Athanasiadou 1991, 1994. Para el español, los más interesantes estudios al respecto son, sin lugar a dudas, los de Escandell Vidal 1993, 1996 y e. p.

 

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Es lo que la escuela de Birmingham llama «Loop», y Jefferson 1972 llama interrogativos, para distinguirlas de las "questioning repeats":

There is another set of conversational objects, «interrogatives»: things like «What?», «Who?», etc., which may also be talked of as having prior objects as their product-items. For these, however, the work of selecting a prior object as a product-item is actualized in the talk, in contrast to a «repeat» which in effect is its product-item


(296)                


[Hay otra serie de objetos conversacionales, los «interrogativos»: cosas como «¿Qué?», «¿Quién?», etc., de los que también se puede decir que tienen objetos previos como productos finales. Pero en el caso de éstos, el trabajo de seleccionar un objeto previo como producto final se realiza en el habla, a diferencia de las «repeticiones», que de hecho son sus productos finales.]


[Trad. mía - D. D.]

 

7

En este sentido, los intercambios ecoicos me sugieren una analogía con los poemas japoneses «eslabonados», como el renga -también usado por Octavio Paz en un conocido experimento poético plurilingüe (cf. Dumitrescu 1995)-, en donde cada estrofa, creada por dos o más poetas que componen los versos alternativamente en una misma «sesión poética», se relacionan temática y estructuralmente tanto con la estrofa anterior como con la estrofa siguiente. De esta manera, cada estrofa (con la excepción de la primera y de la última del poema) es parte de dos unidades poéticas de sentido continuo y a la vez discontinuo, primero como segunda parte de una, y luego como primera parte de la otra.

 

8

Por otra parte, sin embargo, no hay que olvidar que una pregunta de incredulidad o sorpresa connota potencial desacuerdo, y en este sentido puede ser interpretada también como una forma oculta de corrección iniciada por el otro, o como una forma de «pre-desacuerdo». Sobre la intrincada conexión entre los mecanismos de arreglo y los sistemas de expresión del acuerdo/desacuerdo y de la preferencia/no preferencia en la organización secuencial de la conversación, ver Schegloff, Jefferson y Sacks 1977, en particular la nota 28.

 

9

Según Ilie 1994, una pregunta retórica se define como «a question used as a challenging statement to convey the addresser's commitment to its implicit answer, in order to induce the addresser's mental recognition of its obviouseness and the a cceptance, verbalized or non-verbalized, of its validity» (128) [Una pregunta usada como aserción desafiante, para sugerir el compromiso del hablante con su respuesta implícita, con el propósito de hacer que el interlocutor reconozca mentalmente el carácter obvio de la misma y acepte, verbalmente o sin verbalizar, su validez]. Los cinco rasgos distintivos que -según esta autora- comparten todas las preguntas retóricas (incluyendo las retóricas repetitivas comentadas en este artículo) son: 1. la discrepancia entre la forma interrogativa de la pregunta retórica y su función comunicativa asertiva; 2. el cambio de polaridad entre la pregunta retórica y la aserción que implica; 3. el carácter implícito y exclusivo de la contestación a la pregunta retórica; 4. el compromiso del hablante con la respuesta implícita; 5. la índole multifuncional de la pregunta retórica, que se debe al hecho de que, además de su función primaria de reto, puede cumplir simultáneamente una o más funciones discursivas adicionales, como reproche, advertencia, objeción, promesa, disculpa, acusación, etc. (Ilie 1994:46). Otros estudios de interés sobre las preguntas retóricas (y sus eventuales respuestas) son Norwood Pope 1976 (inglés), Schmidt-Radefelt 1977 (varios idiomas) y, para el español, Escandell Vidal 1984.

 

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En este esquema, y en los que siguen, las letras A y B señalan las intervenciones iniciadoras de intercambio, y sus contrapartes con virgulilla, las intervenciones reactivas, que forman parejas adyacentes con las anteriores.

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