Este drama y el siguiente están
traducidos por L. E. S. M. de B., niña de 12 años de
edad
Escena II
|
|
MADAME DE PREVAL,
LEONOR.
|
MADAME DE
PREVAL.- ¿Leonor, a dónde está tu
hermana?
|
—214→
|
LEONOR.- En el jardín, mamá.
|
MADAME DE
PREVAL.- ¡Siempre en el jardín! ¿Y
qué hace en él?
|
LEONOR.- Coger mariposas, sin duda.
|
MADAME. DE
PREVAL.- ¡Linda ocupación para su edad!
No he visto chica más desvanecida: nunca piensa en nada
serio, y a pesar de ser la mayor, es la que tiene menos juicio.
|
LEONOR.- Me parece que haré bien en no
imitarla: ¿No es verdad, mamá? ¿Está V.
contenta conmigo? (Besa la mano de su madre de un
modo cariñoso.)
|
MADAME DE
PREVAL.- Sí, hija mía. Aunque más
pequeña eres más juiciosa, y no dudo que cada
día serás más digna de mi cariño.
|
LEONOR.- Sí, mamá, yo se lo
prometo a V.
|
MADAME DE
PREVAL.- ¿Qué hacías aquí
sola en tu cuarto?
|
—215→
|
LEONOR.- Estaba estudiando la lección de
piano; y aunque el maestro no vendrá hoy, no he querido
dejar pasar la hora sin estudiar.
|
MADAME DE
PREVAL.- Muy bien, hija mía, pero vamos a otra
cosa: tengo que salir y tardaré una hora: cuando tu hermana
vuelva, acuérdate de decirla lo descontenta que estoy con
ella.
|
LEONOR.- Déjelo V. por mi cuenta, que ya
le diré lo que hace al caso.
|
MADAME DE
PREVAL.- Sí, sí, échale de mi
parte una buena peluca que bien lo merece. Si no hiciere caso me
entenderé con ella.
|
LEONOR.- Está bien, mamá.
|
MADAME DE
PREVAL.- Siento encargarte una cosa tan desagradable,
conociendo que te causará repugnancia.
|
LEONOR.- Cuando es por puro cariño...
|
—216→
|
MADAME DE
PREVAL.- Tú la mimas mucho, y no lo aciertas,
porque abusa de mis bondades.
|
LEONOR.- ¿Mamá: volverá V.
pronto? Ya sabe V. que estoy siempre triste lejos de V.
|
MADAME DE
PREVAL.- Sí, hija mía. Tardaré lo
menos que pueda. Mi mayor alegría es verte: tú eres
quien me consuela en las pesadumbres que tu hermana me hace pasar,
a Dios. (Besa a LEONOR y se va.)
|
Escena IV
|
|
LEONOR,
BEATRIZ.
|
BEATRIZ.- (Entra saltando con una
cajita de cartón en la mano.) Hermana,
hermana, ¡mira qué mariposas tan bonitas traigo en
esta cajita!
|
LEONOR.- (Con
retintín.) ¡Qué cosa tan
maravillosa!
|
BEATRIZ.- ¡Cuando yo te aseguro que son
bonitas! Tienen como una red de oro en las alas.
|
LEONOR.- Una señorita de tu edad y de tu
nacimiento debería tener vergüenza de jugar con esas
niñerías.
|
BEATRIZ.- Serán niñerías,
pero te aseguro que me divierten infinito.
|
—218→
|
LEONOR.- ¿Pero, por qué no empleas
mejor el tiempo ¿Por qué no estudias la
lección de piano, como hago yo?
|
BEATRIZ.- Porque me fastidia, y me gusta
más oírtelo tocar a ti.
|
LEONOR.- Lo que te gusta es correr por el
jardín como una loca.
|
BEATRIZ.- Es muy cierto; pero no lo puedo
remediar. Cuando el maestro con aquella cara tan adusta,
está a mi lado gritando sin cesar: ¿qué es lo
que hace V. señorita?... Soltura... compás... eso no
vale nada... empiece V. otra vez: te aseguro que llegó a
aburrirme, y no tengo el pensamiento en otra cosa que en acabar
pronto, y escapar al jardín.
|
LEONOR.- ¿Y qué hay en ese
jardín que te embelesa tanto?
|
BEATRIZ.- Nadie que me reprenda, y así
cojo cuanta fruta puedo, hago ramilletes de las flores más
—219→
bonitas que encuentro, poniéndome en la cabeza las
que más me gustan: después voy a buscar a las
niñas de la Isabel, y nos divertimos en echarnos a rodar por
la yerba. Ya ves que en esto no hacemos nada malo.
|
LEONOR.- Ya haré yo que mamá te lo
prohíba: entretanto ten entendido que está muy
enfadada contigo, y me ha encargado que te eche de su parte una
buena reprimenda.
|
BEATRIZ.- Mucho sentiría disgustar a
mamá, y daría cualquier cosa por tener desde este
momento tanta afición al piano como tú sin otro
objeto que complacerla; pero no te dé cuidado que esta
afición ya vendrá con el tiempo, y tú
verás que pronto te dejo atrás.
|
LEONOR.- (Irónicamente.)
Eso sí: ¿quién lo duda?
|
BEATRIZ.- Ya verás, ya verás:
¿pero sabes que tengo que darte una gran noticia?
|
LEONOR.- ¿Qué noticia es
ésa? Veamos.
|
—220→
|
BEATRIZ.- Te gustará mucho, no lo dudes,
pero a ver si la aciertas.
|
LEONOR.- No quiero cansarme la cabeza en
adivinanzas.
|
BEATRIZ.- No se necesita cansarse para eso. Se
trata de cierta persona que esperábamos hoy.
|
LEONOR.- ¿Es alguna de las niñas
que conocemos?
|
BEATRIZ.- No por cierto. ¿Conque no caes
en quién sea?
|
LEONOR.- Si no lo quieres decir, no lo digas,
que yo no tengo curiosidad de saberlo.
|
BEATRIZ.- ¡Vaya! Pues sabe que Margarita
ha llegado.
|
LEONOR.- ¿Qué Margarita ha
llegado? ¿Y era ésa la gran noticia que me
había de causar tanta alegría?
|
BEATRIZ.- Lo cierto es que ya está en
casa, según acaban de decirme al paso.
|
—221→
|
LEONOR.- ¿Y querías que me tomara
el trabajo de acertarlo? ¡Ha, ha, ha, ha! (Se
ríe irónicamente.)
|
BEATRIZ.- ¿A qué vienen esas
risotadas?
|
LEONOR.- Para manifestar que estoy contenta.
¿No es ése tu empeño?
|
BEATRIZ.-
Sí; pero no de ese modo. ¿Mas dejando
las burlas, no te alegras mucho de ver a Margarita?
|
LEONOR.- Ni me alegro, ni lo siento.
¿Quién se acuerda de tales gentes?
|
BEATRIZ.- Pues tan ama tuya es como mía,
y mientras hemos estado en su casa nos ha hecho todo el bien que ha
podido.
|
LEONOR.- (Con
frialdad.) Así será.
|
BEATRIZ.- También han venido nuestras
hermanas de leche Margarita y Juanita.
|
—222→
|
LEONOR.- Les podía haber ahorrado el
trabajo de venir.
|
BEATRIZ.- No te entiendo, Leonor: ¿tan
poco quieras a Margarita? Yo creía que después de
nuestros padres a nadie debíamos querer más por el
cuidado que ha tenido con nosotras.
|
LEONOR.- Como si no la hubieran pagado.
|
BEATRIZ.- ¿Crees que el cariño se
paga con dinero?
|
LEONOR.- (Con aire
altanero.) Poco a poco con eso de reconvenciones,
señorita. ¿Sabe V. que yo sola tengo facultades para
hacerlas?
|
BEATRIZ.- ¿De veras? ¿Y de
dónde te han venido, si puede saberse?
|
LEONOR.- De mamá, porque sabe que soy
más juiciosa que V., y por eso puedo mandarla: ¿lo ha
entendido V.?
|
BEATRIZ.- Vaya, vaya, déjate de burlas,
que te mueres —223→
por echarla aya, y lo haces muy mal, muy mal.
|
LEONOR.- Ya verá V. si me burlo.
Entretanto puede V. ir a ver a esas gentes cuya llegada la
trastorna a V. de ese modo.
|
BEATRIZ.- Ahora mismo voy: pero no creas que lo
hago en virtud de tu permiso. Adiós. (Se va
saltando y bailando.)
|
Escena VI
|
|
LEONOR,
MARGARITA, MARIQUITA y JUANITA.
|
MARGARITA.- (Corre hacia
LEONOR; sus hijas la
siguen tímidamente.) ¡Hija mía,
querida Leonor! ¡Cuánto ha crecido V. que alta
está, y que guapa!
|
LEONOR.- (Sin
mirarla.) Buenos días, buenos días,
Margarita.
|
MARGARITA.- Yo que la he visto tan
pequeña; tan pequeña, así: y ahora ya me llega
a la barba. Déjeme V. abrazarla. (Abraza a
LEONOR que da un chillido,
y dice.)
|
LEONOR.- No me apriete V. tanto que me hace
daño.
|
MARGARITA.- ¿Qué delicada se ha
vuelto V.? Cuando era pequeña no sucedía eso. Yo la
abrazaba a V. y la besaba mil veces sin que V. se quejase.
|
LEONOR.- (Sin levantar la
cabeza.) Sí, cuando una es pequeña;
pero ahora...
|
—225→
|
MARGARITA.- (Tomando a
JUANITA por la mano y
llevándola a LEONOR.) Mire V.:
ésta es Juanita. ¡Está tan contenta de verla a
V.! (A JUANITA.)
¿Vamos, Juanita qué tienes? Acércate a
Leonor.
|
JUANITA.- Me da vergüenza, madre.
|
LEONOR.- Tienes razón: no la incomode
V.
|
MARGARITA.- ¡Habrá
niñería semejante! ¿Cómo estás
tan suspensa Juanita? ¿No te acuerdas de tu querida Leonor,
tu hermana de leche? ¡Se querían Vds. antes tanto!
Vamos, Juanita, no seas tonta, acércate, y dale un beso.
|
JUANITA.- (Se acerca para besar a
LEONOR.) Si
V. me lo permite...
|
LEONOR.- (Con
despejo.) No, no tan cerca, que me pisa V. el
vestido.
|
JUANITA.-
(Llorando.) ¿Lo ve V., madre?
Ésta no es la Leonor que me quería tanto.
|
—226→
|
MARGARITA.- No, hija mía, es la misma,
pero desde que ha salido de casa ha visto que era más rica
que nosotras y nos ha olvidado. Tiene vergüenza porque somos
pobres, y hubiera querido que su ama fuera una princesa.
|
JUANITA.- ¿Qué le hemos hecho para
tratarnos así?
|
MARIQUITA.- Estoy segura de que mi hermana
Beatriz nos recibirá mejor.
|
MARGARITA.- Sí, sí, fíate
en eso: tan buena será una como otra; mientras que son
pequeñas la llaman a una Margarita, querida Margarita,
¡cuanto te quiero! No temas: mientras nosotras lo tengamos no
te faltará nada, y después la olvidan a una.
|
LEONOR.-
(Enfadada.) ¿Y bien, Margarita,
cuando acabará V.? Si V. me ha cuidado, era su
obligación y ciertamente mamá no la debe a V.
nada.
|
MARGARITA.- No me quejo de su mamá de V.
pues siempre nos ha tratado con más bondad de la
—227→
que merecemos; pero V. a quien yo siempre he querido tanto,
¿tiene valor de tratarnos así? (Se
retira sollozando.)
|
Escena VII
|
|
BEATRIZ,
LEONOR, MARGARITA, JUANITA, MARIQUITA.
|
BEATRIZ.- (Corriendo a abrazar a
MARGARITA.)
¡Gracias a Dios que te encuentro, ama querida! Una hora ha
que te ando buscando por toda la casa. ¡Bienvenida seas una y
mil veces!
|
MARGARITA.- Dios la reciba a V. como V. nos
recibe, señorita Beatriz.
|
BEATRIZ.- ¿Conque tú
también estás aquí Mariquita?
¡Qué gorda está y qué colorada!
|
MARIQUITA.- (Limpiándose
los ojos.) Siempre a la disposición de V.
señorita.
|
BEATRIZ.- ¡Me hablas como si no nos
hubiésemos visto —228→
nunca! ¿Pero, qué tienes Mariquita?
¡Estás llorando! ¿Por qué?
|
MARGARITA.- Ya se lo decía yo a V.,
madre.
|
BEATRIZ.- Vaya: ¿no me dirás a
qué vienen esas lágrimas? ¿Qué es esto?
¿También Juanita llora? ¿Está malo por
ventura tu papá?
|
MARGARITA.-
(Inclinando la cabeza.)
No por cierto, señorita, gracias a Dios.
|
BEATRIZ.-
No sé que al caso viene tanto llamarme
señorita, ni qué significan esas reverencias.
¡Ay, Margarita! ¿Puedes creer que yo no me acuerdo de
tu cariño, y del cuidado que has tenido conmigo?
|
MARIQUITA.-
Ya decía yo, madre, que Beatriz nos
recibiría mejor.
|
BEATRIZ.- (Tomándola por la
mano.) Sí, sí; albondiguilla: ya sabes
que te quiero mucho.
|
MARIQUITA.- (Haciendo una
cortesía.) Muchas gracias Beat...
señorita, quería decir.
|
—229→
|
BEATRIZ.- ¿Sabes que me enfadaré
si siguen Vds. así?
|
MARGARITA.-
Ya nos han dicho que unas pobres labradoras como
nosotras no somos dignas de la amistad de las señoritas de
la ciudad.
|
BEATRIZ.-
¿Estás soñando Margarita?
¿Quién te ha dicho eso? ¿Pues no soy yo tu
Beatriz como antes? ¿Podría yo olvidar que te debo mi
salud y mi vida?
|
MARGARITA.-
¡Oh! ¡qué excelente
corazón! ¡Ay! ¡Si otros niños ingratos y
orgullosos tomarán ejemplo de V.!
|
|
(Mientras dura esta escena, LEONOR se mantiene callada y mirando a
su labor, dando a entender su enfado por algunos movimientos con la
cabeza y con los hombros. A lo último se levanta y sale
diciendo.)
|
LEONOR.-
No tengo paciencia para ver cómo se propasan
estas gentes.
|
Escena VIII
|
|
BEATRIZ,
MARGARITA, JUANITA, MARIQUITA.
|
BEATRIZ.- ¡Bueno! ya se ha ido: así
estaremos más libres: hace un siglo que no habíais
venido. (Corre a una cómoda y saca una
caja.) Toma, aquí dentro hay una gorra y un
pañuelo de seda que te están esperando hace mucho
tiempo.
|
MARGARITA.- ¡De veras se acordaba V. de
mí! Eso es ya demasiada bondad. (Se aplica el
pañuelo a los ojos.)
|
BEATRIZ.- Vaya, toma la caja: y tú
Mariquita, aquí tienes este corazón de oro que te
regalo para que lo traigas al cuello, y te acuerdes de tu
hermana.
|
MARIQUITA.- ¿Pues qué?
¿necesito yo de eso para acordarme de V.? A todas horas la
tengo a V. presente porque es mucho lo que la quiero,
señorita.
|
—231→
|
BEATRIZ.- ¡Dale con señorita!
¿Cuánto apuestas a que te quito el regalo, y no te
vuelvo a mirar a la cara sino me llamas Beatriz y hermana, como
antiguamente?
|
MARIQUITA.- A eso no me atrevo.
|
BEATRIZ.- Pues yo la mando. ¡Ea! Dame un
abrazo, y tú, amada Juanita, espera que voy a buscar alguna
cosilla para ti. Vamos: aquí tienes una crucecita de plata
con piedras de colores: otro día será otra cosa.
|
JUANITA.-
Como no soy hermana de leche de V....-
|
BEATRIZ.-
¿Qué importa, si yo te la doy?
|
JUANITA.-
La tomo, ya que V. me lo manda, y le doy a V. las
gracias.
|
MARGARITA.-
Mi corazón rebosa de gozo. ¡Ay!
¡hija! Tu proceder me hace olvidar lo mal que nos han
recibido.
|
BEATRIZ.- ¿Quién? ¿Ama
mía?
|
—232→
|
MARGARITA.- ¡Si V. hubiera visto como nos
ha tratado su hermana! La señora más orgullosa no nos
hubiera recibido con tanto despego. Aún estoy trastornada, y
la Pobre Juanita no ha vuelto de su asombro.
|
BEATRIZ.- No, no Margarita: Mi hermana no es tan
mala como tú dices. Además de que si no te quiere, yo
te querré por las dos, y no te podrás quejar. No
estés triste, Juanita, yo también seré tu
hermana. ¡Ay! ¡Qué contenta estoy!
(Salta al rededor del cuarto.)
|
Escena IX
|
|
MADAME DE PREVAL,
BEATRIZ, MARGARITA, JUANITA y MARIQUITA.
|
MADAME DE
PREVAL.- (Con aire severo a
BEATRIZ.)
¡Siempre saltando, señorita! ¿No ha corrido V.
bastante todo el día en el jardín? No he conocido
ninguna niña de su edad tan atolondrada —233→
(Conoce a MARGARITA que se había alejado
por respeto.) ¿Pero, no es Margarita?
|
MARGARITA.- (Acercándose
con respeto.) Sí señora, yo soy que he
venido a ver a mis niñas; y espero que V. no lo
llevará a mal.
|
MADAME DE
PREVAL.- Todo lo contrario: no pudieras darnos mayor
gusto. Ya sabes que siempre te riño porque no vienes
bastantes veces. Sin duda son esas tus hijas, las hermanas de leche
de las mías. ¡Qué altas y qué guapas
son!
|
MARGARITA.- Sí, señora; y
además son buenas chicas.
|
MADAME DE
PREVAL.-
(Acariciándolas.) ¿Han
visto Vds. ya a sus hermanas? ¡Qué contenta
estará Leonor! Tanto como yo estoy segura de eso.
|
MARGARITA.-
(Con un suspiro.) Ha
tenido V. siempre con nosotras tanta bondad, tanta...-
|
MADAME DE
PREVAL.- ¿Qué tienes Margarita?
¿Parece que estás triste: te han hecho en casa
algún desaire? —234→
(Mira a BEATRIZ.) ¿Si
será esta chica que te habrá hecho alguna de las
suyas?
|
BEATRIZ.- ¿Yo, mamá? Que diga mi
ama sino la he hecho bastantes caricias y halagos como era
razón.
|
MADAME DE
PREVAL.- No creo que tengas mala índole; pero
como nunca reflexionas lo que haces le habrás dicho tal vez
alguna sequedad. Si yo no te conociera...-
|
MARGARITA.- No la riña V. señora,
que nosotras no estamos quejosas de ella: todo lo contrario.
(Suspira.)
|
MADAME DE
PREVAL.- Sin embargo, Margarita, veo que estás
desazonada y quiero saber el motivo. Alguno te ha recibido mal: no
puedo dudarlo; y por más que procures disculparla no puede
ser otra que Beatriz. (A BEATRIZ.)
¿Conque, señorita, nunca imitará V. a su
hermana, ni será V. agradecida y amable? ¡Qué
alegre habrá estado Leonor! Estoy segura que habrá
abrazado mil veces a Juanita... ¿La ven Vds.?
—235→
Ya vuelve otra vez. Siempre creí que no las
dejaría un solo momento.
|
Escena X
|
|
MADAME DE PREVAL,
BEATRIZ, LEONOR, MARGARITA, JUANITA y MARIQUITA.
|
MADAME DE
PREVAL.- ¿No es verdad, hija mía, que
estás muy contenta con ver a tu ama y a tu hermana?
|
LEONOR.-
(Afectando
alegría.) Ciertamente, mamá.
|
MADAME DE
PREVAL.- Ya sabía yo que mi Leonor
tenía un corazón sensible y...
(Volviéndose hacia MARGARITA.)
¿Qué tienes en tu delantal, Margarita? ¿Te ha
dado mi hija algún regalo? Me alegro que tenga tanta
atención y agradecimiento.
|
MARGARITA.- No se enfade V. señora; pero
no es la señorita Leonor sino Beatriz la que me ha dicho
esto, y la que ha regalado también a mis hijas.
|
—236→
|
MADAME DE
PREVAL.- (Sorprendida.)
¿Beatriz? Pues nada me ha dicho.
|
BEATRIZ.- No creí que esta
niñería mereciese la pena.
|
MADAME DE
PREVAL.- ¿Y Leonor?
|
MARGARITA.- En orden a Leonor, señora,
hay mucho que decir. Esa señorita es demasiado encumbrada
para que nos consideremos dignos de hablarla y de acercarnos a
ella. Fuera ciertamente una humillación descender hasta ese
extremo.
|
MADAME DE
PREVAL.- (Con
indignación.) ¿Cómo es eso?
¿Qué es lo que hablas?
|
LEONOR.-
(Confusa.) No lo crea
V., mamá; no hay semejante cosa.
|
MADAME DE
PREVAL.- ¿Conque no he de creer lo que estoy
viendo y palpando? Quítate de mi presencia al instante.
¡Y yo tan tonta que me dejaba llevar de mi cariño tan
infundado manifestándola una preferencia que estaba tan
distante de —237→
merecer! Y tú, pobre Beatriz, dame un abrazo: yo no
sé como no he conocido antes tu buen corazón, ni
qué ceguedad ha sido la mía. Pero no tengas cuidado
que si hasta aquí he sido injusta contigo no será lo
mismo en adelante.
|
BEATRIZ.- No diga V. tal cosa, mamá; pues
siempre me ha tratado V. mejor que yo merezco, y ahora mismo espero
me dé V. una prueba de ello concediéndome la gracia
de perdonar a Leonor. (Corre hacia su hermana, y le
toma la mano, que ella quiere esconder.)
|
MARGARITA.-
¡Qué niña tan excelente!
¡Oh! ¡qué contenta estoy de haberla criado!
|
BEATRIZ.-
Vamos, mamá; perdone V. a mi hermana.
Estaría de mal humor, o tendría alguna incomodidad, y
en eso habrá consistido. ¡Además en nuestra
edad hay que disimular tanto!...
|
MADAME DE
PREVAL.- Puedo muy bien perdonar a vuestra edad la
irreflexión y el atolondramiento, pero no la
—238→
ingratitud y el orgullo. Quítese V. de mi presencia;
vuelvo a decir, que V. no es digna de mi cariño. Tenga V.
entendido que quien ha tenido la inhumanidad de tratar con tanta
dureza a las personas que tiene obligación de querer, merece
que le traten del mismo modo. No hay duda que tendré yo
mucho que esperar de los sentimientos de tu corazón con
respecto a mí, cuando veo lo que has manifestado a tu
segunda madre. El niño capaz de perder el cariño al
ama que le crió, no podrá en toda su vida tener gran
amor a sus padres.
|