Acto cuarto
Sala adornada de tapices perteneciente al Palacio, a la cual están inmediatas la habitación de ROSALÍA por un lado y la de su marido por otro. En el fondo una puerta, y más allá un largo corredor o claustrillo. Es de noche: hay una luz sobre la mesa. | ||
ISIDORO | Sosiégate, hermosa mía. | |
MARIANA | ¡Ay Dios! | |
ISIDORO | Todo está en reposo | |
por aquí: vuelve a tu cuarto. | ||
¿Vas perdiendo el miedo? | ||
MARIANA | Un poco; | |
pero hasta que no amanezca | ||
no entro yo en mi dormitorio. | ||
Aquí tengo el paso libre, | ||
si asoma otra vez el coco, | ||
y echo a correr. | ||
ISIDORO | Eso ha sido | |
un sueño. | ||
MARIANA | ¡Es mucho negocio | |
que no pueda convencerte | ||
de lo que vi con mis ojos! | ||
Era la fantasma. | ||
ISIDORO | ¡Qué! | |
No. | ||
MARIANA | Mira, por temoso, | |
merecías que viniera. | ||
ISIDORO | Que venga. | |
MARIANA | No fuera flojo | |
el susto que te daría. | ||
ISIDORO | Ahora que reflexiono, | |
creo entender lo que tú | ||
miras como prodigioso. | ||
Me parece que tendremos | ||
mañana un día de gozo; | ||
que aún podrá su vida triste | ||
salvar del último oprobio | ||
aquella infeliz. | ||
MARIANA | ¿Mi tía? | |
Me dejas llena de asombro. | ||
¿Qué tiene que ver con ella | ||
la visión? | ||
ISIDORO | Yo estoy absorto | |
como tú; pero a este lance, | ||
si tal solución no adopto, | ||
no encuentro ninguna. | ||
MARIANA | ¿Cuál? | |
ISIDORO | Don Fabián, que es medio loco, | |
discurrió, para la fuga | ||
de Rosalía, que un mozo | ||
se vistiera de fantasma. | ||
MARIANA | ¡Qué sacrilegio espantoso! | |
ISIDORO | Mas con esa confesión, | |
quedó el plan deshecho y roto: | ||
los Reyes se arrepintieron | ||
de haber sido tan piadosos | ||
con la culpable, y la dejan | ||
en el mayor abandono; | ||
fallo de muerte pronuncia | ||
el juez, y sin fruto imploro | ||
por ella el perdón; el Rey | ||
se hace a mi súplica sordo, | ||
y hasta me vedan que llegue | ||
con mis instancias al trono. | ||
MARIANA | Yo no puedo persuadirme | |
que ha de morir. | ||
ISIDORO | Yo tampoco, | |
y a cada momento aguardo | ||
algo de maravilloso. | ||
En fin, si Dios no la libra, | ||
tal vez la salve un arrojo. | ||
A Madrid han de llevarla: | ||
ni sé cuándo ni sé cómo, | ||
porque ella y el juez y el Rey | ||
todos son para nosotros | ||
invisibles hoy; no obstante, | ||
ánimo tengo... | ||
MARIANA | Y yo oro. | |
ISIDORO | Pero tal vez estén ya | |
satisfechos nuestros votos. | ||
La Reina está en cama; el Rey, | ||
afligido y melancólico, | ||
habrá usado de piedad | ||
(como en acto meritorio | ||
para que Dios con la Reina | ||
deje de ser rigoroso), | ||
y Luciano y Don Fabián | ||
acuden al trampantojo | ||
de la fantasma que viste, | ||
para que entre el alboroto | ||
que produzca, huya la presa. | ||
Hubiera sido muy propio | ||
haber contado conmigo; | ||
pero yo se lo perdono. | ||
MARIANA | Ya verás cómo los hechos | |
te dejan por mentiroso. | ||
Ninguno de ambos pudiera | ||
tener el capricho tonto | ||
de darme un susto capaz | ||
de ocasionar un trastorno. | ||
Mi tío cierra mi cuarto | ||
cada noche a piedra y lodo; | ||
yo sentí andar con la puerta, | ||
y descorrer los cerrojos | ||
y volverlos a correr | ||
muy despacio; me incorporo, | ||
llamo, no me oyen, me visto, | ||
doy a la lámpara un soplo, | ||
abren, una luz lejana | ||
me deja ver un coloso | ||
blanco... y entra en mi aposento | ||
diciendo en acento ronco: | ||
«¡Mariana, Mariana!» | ||
ISIDORO | Vamos, | |
eso... | ||
MARIANA | No la eches de docto | |
incrédulo; que de nuevo | ||
te digo, y no me equivoco, | ||
que vi la visión, y oí | ||
nombrarme como me nombro. | ||
El hecho es que está mi cuarto | ||
abierto, que no tiene otro | ||
picaporte que el que guarda | ||
mi tío tan cuidadoso, | ||
que le hemos llamado, y duerme, | ||
por lo visto, como un tronco. | ||
Pues ¿quién será la fantasma? | ||
No es hombre, es un duende. | ||
ISIDORO | En golfo | |
tal de confusiones, yo | ||
el rumbo ya desconozco. | ||
Vamos otra vez al cuarto | ||
de Luciano: es ya forzoso | ||
que despierte y abra. | ||
MARIANA | Siempre, | |
con tener sueño de plomo, | ||
cierra su alcoba lo mismo | ||
que si fuera un calabozo. | ||
ISIDORO | (Profundamente pensativo.) | |
¿Qué habrá sido? | ||
MARIANA | Oigo rumor. | |
ISIDORO | Alguien viene. | |
MARIANA | ¡San Antonio | |
me valga! | ||
ISIDORO | Nos llevaremos | |
la luz. (La toma.) Ven. | ||
MARIANA | ¡Ay!, yo me ahogo | |
de miedo. | ||
ISIDORO | Estando a mi lado, | |
no temas. | ||
MARIANA | Huyamos pronto. (Vanse.) | |
ROSALÍA, escoltada por varios Soldados mandados por un Oficial. DON FABIÁN, con algunos Alguaciles. Un Soldado trae una luz y un Alguacil otra. | ||
FABIÁN | Pisad quedo. -¡Qué torpeza! | |
No sonar esos fusiles. | ||
Vosotros, los ministriles, | ||
volveos desde esta pieza. | ||
ROSALÍA | Sígalos usted, no baje. | |
FABIÁN | Pues ¡qué!, ¿no mereceré | |
que usted la mano me dé | ||
al tomar el carrüaje? | ||
Deseo es bien natural | ||
en momento tan amargo. | ||
ROSALÍA | ¡Ay Dios! | |
FABIÁN | Mucho se la encargo | |
a usted, señor Oficial. | ||
ROSALÍA | No trate usted de impedir | |
que él por sus impulsos obre: | ||
todo es igual a una pobre | ||
que es conducida a morir. | ||
(ISIDORO, que a este tiempo volvía y llegaba a la puerta con la luz en la mano, oye a ROSALÍA, sale precipitadamente, deja la luz en la mesa y rompe por entre los soldados.) | ||
ISIDORO | ¡A morir! | |
ROSALÍA | ¡Cielos!, ¡qué veo! | |
FABIÁN | Fue en vano todo el sigilo. | |
ROSALÍA | Llevadme. | |
FABIÁN | Llevadla en vilo | |
de aquí, cumplid su deseo. | ||
Ella no ha querido hablar | ||
a nadie de la familia. | ||
ISIDORO | ¿Y quién no se reconcilia | |
cuando se va a separar, | ||
y cuando va a ser eterna | ||
la separación? | ||
ROSALÍA | ¡Ay triste! | |
¿Por qué al paso me saliste? | ||
ISIDORO | El que todo le gobierna | |
me trajo a esta habitación, | ||
para que, al verte salir, | ||
pudiera a tus pies gemir | ||
implorando compasión. | ||
ROSALÍA | ¡Quién la pide a quién! -Paraos, | |
Si gustáis, aquí un minuto. | ||
FABIÁN | ¿No han de gustar? Sólo un bruto | |
se negaría. -Apartaos. | ||
ROSALÍA | Mariana no podrá oírnos. | |
ISIDORO | No, se halla de aquí distante. | |
ROSALÍA | Sintiera verla delante | |
al tiempo de despedirnos. | ||
Ni ella ni mi esposo pueden | ||
saber lo que a ti te diga, | ||
si la angustia y la fatiga | ||
que concluya me conceden. | ||
Mis desventuras me eximen | ||
de miramientos, pues creo | ||
que todo es lícito al reo | ||
que muere y paga su crimen. | ||
ISIDORO | No: por fuerza o por ardid | |
o consiguiendo tu indulto... | ||
ROSALÍA | Va a ser mi suplicio oculto | |
así que llegue a Madrid. | ||
No hay que esperar. | ||
ISIDORO | Sí: yo vuelo | |
tras ti con gentes... | ||
ROSALÍA | ¡Ah!, cesa. | |
Mi esperanza está en la huesa | ||
y en la muerte mi consuelo. | ||
Esta infeliz, hoy odiosa | ||
al mundo, tuvo al nacer | ||
cuanto pudo apetecer | ||
la mujer más ambiciosa; | ||
mas de un funesto vaivén | ||
nadie en la tierra se libra, | ||
porque al fin siempre equilibra | ||
la suerte el mal con el bien. | ||
Yo, para mi perdición, | ||
para mi oprobio y afrenta, | ||
recibí un alma sedienta | ||
de goces del corazón; | ||
y en esa frívola corte | ||
que enamora por oficio, | ||
que tiene por moda el vicio | ||
y el vil interés por norte, | ||
de cuantos amor postró | ||
a mis pies, ninguno vi | ||
que me quisiera por mí, | ||
que sintiera como yo. | ||
Pero no es gran maravilla; | ||
pues ¿quién sospechara, quién, | ||
que hoy, empolvada la sien, | ||
vistiendo bata y cotilla, | ||
pudiera haber ni una sola | ||
castellana palaciega | ||
que supiese amar tan ciega | ||
como una antigua española? | ||
Muda el tiempo las naciones, | ||
varían los personajes, | ||
y lo mismo que los trajes | ||
se cambian los corazones. | ||
De esta ley se exceptüó | ||
el mío para su daño, | ||
y viose en un mundo extraño | ||
y el mundo le atropelló, | ||
cual flor que vino a brotar | ||
en vereda pasajera, | ||
donde sólo haber debiera | ||
pedernales que pisar. | ||
Pensé que aquél a quien di | ||
de esposo el sagrado nombre, | ||
me amaba: vi luego un hombre | ||
que sólo se amaba a sí. | ||
Por él a casa viniste | ||
tú, en quien mi cariño acopio: | ||
no te engañes a ti propio, | ||
tú tampoco me quisiste. | ||
ISIDORO | ¡Oh!, sí: mi estrella maligna... | |
ROSALÍA | No, yo te aplaudo imparcial: | |
mi amor era criminal, | ||
y yo del tuyo era indigna. | ||
Éste, éste es el verdadero | ||
crimen en que yo he caído, | ||
y éste a pensar me ha inducido | ||
otro, y por pensarlo, muero. | ||
Yo jamás quise atentar | ||
a otra vida que la mía: | ||
por lo amarga que sería, | ||
fue el quererme envenenar. | ||
Ya estaba resuelta a huir; | ||
supe tu callado amor, | ||
y me pareció mejor | ||
acabar ya de sufrir. | ||
Del vulgo la necia charla | ||
cuanto quiera me atribuya: | ||
vida que no ha de ser tuya, | ||
no he querido conservarla. | ||
ISIDORO | ¡Oh nueva que me aniquila! | |
Yo te libro, o moriré. | ||
ROSALÍA | No, no: me desahogué | |
con esto, y me hallo tranquila. | ||
Nos vimos aquí los dos; | ||
venció el impulso terreno; | ||
mas ya parto, y me sereno | ||
para dirigirme a Dios. | ||
Conmigo espero que ablande | ||
su justicia rigorosa; | ||
que si es mi culpa horrorosa, | ||
la expiación es bien grande. | ||
Cuando mi alma descargada | ||
del peso de la existencia, | ||
llegue ante la Omnipotencia | ||
que nos hizo de la nada; | ||
si en las etéreas regiones | ||
algún recuerdo subsiste | ||
de este miserable y triste | ||
valle de tribulaciones; | ||
si es lícito del Señor | ||
que fulminó en Sinaí, | ||
para el que se queda aquí | ||
gracia implorar y favor, | ||
yo sólo le rogaré | ||
que me permita bajar | ||
a ser ángel tutelar | ||
del hombre a quien tanto amé. | ||
¡Oh!, y aún debo cuando así | ||
de nuevo a la tierra me uno, | ||
velar también sobre alguno | ||
y alguna que aborrecí. | ||
Ya no aborrezco, ya amansa | ||
la tormenta pertinaz | ||
del pecho, y ansío la paz | ||
del que en la tumba descansa. | ||
Di al que sin querer me pone | ||
hoy en esta situación, | ||
que yo le pido perdón | ||
para que Dios me perdone. | ||
Di que le ruego otra cosa | ||
que mi afán último fue, | ||
y es que, muerta yo, te dé | ||
a Mariana por esposa. | ||
No la reveles que amamos | ||
a un hombre mismo ella y yo, | ||
y hazla, pues te mereció, | ||
hazla feliz. Adiós. Vamos. | ||
ISIDORO | Don Fabián, aguarde usted; | |
no se marche usted aún. | ||
FABIÁN | No, déjeme usted. | |
ISIDORO | Por Dios, | |
que no vivo de inquietud, | ||
y ocurre una novedad | ||
de especie nada común. | ||
FABIÁN | ¿Cómo? | |
ISIDORO | La fantasma ha vuelto | |
a aparecerse. | ||
FABIÁN | ¡Jesús! | |
Pero ¿será algún difunto | ||
mal hallado en su ataúd, | ||
o es quizá que me ha robado | ||
mi pensamiento un gandul, | ||
y sale a espantar las gentes | ||
con faldas y con capuz? | ||
¿Por dónde anda? | ||
ISIDORO | Por palacio. | |
FABIÁN | ¿Aquí? ¡Voto a Belcebú! | |
¡En la morada del Rey! | ||
Pues no me dé Dios salud | ||
si no descubriese el duende; | ||
y aunque sea ángel de luz | ||
o de tinieblas, le enseño | ||
a no turbar la quietud | ||
del Sitio donde gobierna | ||
Don Fabián Villaragut. | ||
ISIDORO | Le han visto en nuestro aposento. | |
FABIÁN | ¿Quién? | |
ISIDORO | Mariana. | |
FABIÁN | ¡Huy, huy, huy, huy! | |
Lo entiendo: algún mozalbete, | ||
que no es de la sangre azul, | ||
la quiere, y no puede verla, | ||
y se encaja a bultuntún | ||
donde ha de costarle el chiste | ||
ir a comer alcuzcuz | ||
a Morería. Es preciso | ||
domar a la juventud. | ||
¿Lo sabe ya Don Luciano? | ||
ISIDORO | Aún no. | |
FABIÁN | Avisárselo. Abur. (Yéndose.) | |
Pido una patrulla, rondo, | ||
le vemos: ¿no se da? ¡Plum! | ||
Cuatro tiros, que le dejen | ||
sin que diga tus ni mus. (Vase.) | ||
ISIDORO | Un estorbo menos. -Fuera | |
la más vil ingratitud | ||
abandonar a su suerte | ||
a Rosalía. Según | ||
dijo Mariana... Con su oro, | ||
si acudo con prontitud, | ||
podré ganar los soldados; | ||
y si no, aunque la segur | ||
de la justicia provoque | ||
con algún delito, algún | ||
desacierto, yo la salvo: | ||
lo juro a Dios y a una cruz. (Vase.) | ||
(Queda el teatro solo algunos momentos, durante los cuales el reloj del convento da las cuatro. Entonces en el fondo del claustrillo, que está obscuro, aparece un hombre envuelto en una sábana que le cubre de pies a cabeza: adelántase con paso lento y vacilante; y cuando entra en la sala, donde ISIDORO ha dejado la luz que trajo, descubre el espectador las facciones de LUCIANO. Trae en la mano unas llaves, y cerrados los ojos: su ademán y voz son los de una persona afectada del somnambulismo.) | ||
LUCIANO | Lo que importa es cerrar. | |
(Entorna la puerta del fondo, haciendo con una de las llaves el movimiento para cerrar. Después da unos pasos hacia el proscenio; alza la mano como para colgar las llaves y encerrarlas en una relojera, y las deja caer sobre una silla.) | ||
Nadie lo sabe. | ||
Mi precaución no ha sido sin provecho. | ||
Nadie me ve, cerrado bajo llave, | ||
si tal vez me levanto de mi lecho. | ||
A Madrid, a Madrid, que ya estoy harto | ||
del Sitio donde vive Rosalía. | ||
¡Qué cerradura aquélla de mi cuarto! | ||
Mejor que las de aquí: no la abriría. | ||
Todo en el Escorial, todo me asombra. | ||
Aun el peligro que corrí, me pasma. | ||
¿Con que yo soy a quien el vulgo nombra | ||
cada vez que recuerda la fantasma? | ||
¿Yo entre sueños hablar? ¿Qué estoy diciendo? | ||
No: yo soy mi mejor, mi único amigo. | ||
Veinte años ha que el disimulo aprendo, | ||
y nunca fui traidor para conmigo. | ||
Yo primero. -¡Mariana! ¡Oh mi tesoro! | ||
¡Rosalía! ¡Qué fe!, ¡qué virtüosa! | ||
Es un pobre infeliz el Isidoro. | ||
Ella y él, ¡qué pareja! -¡Qué enfadosa! | ||
ISIDORO | No hay tiempo que perder: llevo dinero, | |
y pistolas también, por si es preciso. | ||
Luciano no responde. (Repara en él.) | ||
LUCIANO | Yo primero. | |
ISIDORO | ¡Luciano! | |
LUCIANO | Yo primero: te lo aviso. | |
ISIDORO | Esos ojos cerrados... | |
LUCIANO | (Sonriéndose.) Mi cautela | |
con la verdad a descubierto engaña. | ||
ISIDORO | Somnámbulo es: el corazón me hiela | |
una sospecha atroz. | ||
LUCIANO | (Aterrado.) ¿Quién me acompaña? | |
¿Quién en mi asilo entró sin mi licencia? | ||
¿Quién eres tú que estremecer me has hecho? | ||
ISIDORO | ¿Le hablaré? | |
LUCIANO | La conozco: es mi conciencia. | |
Huye: te he desterrado de mi pecho. | ||
¡Una copa! Da aquí, la haré pedazos: | ||
no puedo ver las copas de esa hechura. | ||
¿Qué dama es esa que me traes en brazos? | ||
¿Cómo pudo romper la sepultura? | ||
ISIDORO | ¿Me es lícito escuchar? ¡Oh!, no me aparto | |
sin ver... | ||
LUCIANO | ¿Espejo blanco? Observaremos. | |
Otra tarde los dos juntos iremos. | ||
Sal hoy sin mí. Te aguardaré en tu cuarto. | ||
Salió. -¡La llave falsa de la arquita! | ||
(Dirígese hacia el lado donde figuró guardar las llaves, y hace que las vuelve a tomar. ISIDORO sigue sus movimientos; repara en las llaves que están en la silla, y las coge y examina una pequeña, dejando, al hacer esto, las pistolas en una mesa. LUCIANO vuelve al medio de la sala, y ejecuta la pantomima de una persona que abre y registra un mueble, temiendo ser visto.) | ||
ISIDORO | ¡Llave falsa! | |
LUCIANO | ¿Me ven? | |
ISIDORO | ¡Es ésta! | |
LUCIANO | Ahora. | |
No acierto... ¡Qué temblor! Mano cobarde, | ||
sírveme bien. Sin miedo, sin demora. | ||
¿Helada estás?, ¡y mi cabeza se arde! | ||
(La congoja de los remordimientos se apodera de él por un instante, y prorrumpe en sollozos.) | ||
Una gota que abrasa me ha caído... | ||
¡Yo llorar! ¿No abrí ya? ¿Qué me detengo? | ||
Ya debe estar mi pecho encallecido | ||
con la pasión voraz que en él mantengo. | ||
¿Renunciaré?... ¿Y mi bien? No hay que hacer caso. | ||
Este pomo... un papel... Veamos. Corro, | ||
analizo... ¡Es veneno! Eso me ahorro. | ||
Acerté. Mudo el líquido a mi vaso. | ||
ISIDORO | ¡Oh! | |
LUCIANO | ¿Y he de envenenarme? Sí, me atrevo. | |
Se trata de la dicha. Se prepara | ||
la ocasión... -Si de mí se separara, | ||
quizá... Si no consiente, pido y bebo. | ||
Ya minoré la dosis: tendré a mano | ||
el doctor y el antídoto... -Era cierta | ||
la traza... -Y en efecto, ya estoy sano, | ||
y libre voy a estar. | ||
ISIDORO | Monstruo, despierta. | |
LUCIANO | ¿Quién llama? ¿Dónde estoy? -¿Tú me observabas? | |
ISIDORO | Sí, y en tu lenguaraz somnambulismo, | |
Delator imprudente de ti mismo, | ||
tu iniquidad de revelar acabas. | ||
LUCIANO | ¿Hablé? | |
ISIDORO | De todo ya tengo noticia. | |
LUCIANO | ¿De qué? | |
ISIDORO | De todo. Es fuerza que repares | |
Ese crimen atroz, y a la justicia | ||
inocente a tu víctima declares. | ||
LUCIANO | ¿Cómo? | |
ISIDORO | Escribe un papel y huye de España. | |
LUCIANO | ¿Puedo libre salir de este recinto? | |
ISIDORO | Sólo tu amigo, por ventura extraña, | |
sólo yo te escuché. | ||
LUCIANO | (Aparte.) Ya es muy distinto. | |
ISIDORO | Y yo a mi bienhechor no seré ingrato, | |
aunque bien lo merezca su alma impura. | ||
LUCIANO | No es tiempo ya de hacer el mojigato: | |
hablemos, Isidoro, con lisura. | ||
ISIDORO | ¡Eh!, nada ya de cuanto digas creo. | |
Yo escribiré el papel, fírmalo y vete. | ||
Ya te conozco, y con vergüenza veo | ||
que todos te servimos de juguete. | ||
LUCIANO | ¿Me creerás si digo que lo aciertas? | |
ISIDORO | ¡Qué audacia! | |
LUCIANO | ¿Será audacia si te digo | |
que olvidas que, al abrírsete mis puertas, | ||
eras, tú que me insultas, un mendigo? | ||
ISIDORO | Al mendigo en tu casa recogiste; | |
mas ¿cuál de tu bondad era el misterio? | ||
Tú cerca de tu esposa me pusiste | ||
para acusarla un día de adulterio. | ||
LUCIANO | Sobrado lejos de mi fin has ido. | |
Otra fue mi intención. | ||
ISIDORO | ¿Otra? ¿Cuál? Dila. | |
LUCIANO | Que siendo del tutor favorecido, | |
te abstuvieras de amar a la pupila. | ||
Rosalía después cedió al arrullo | ||
de la afición: me aproveché del lance; | ||
pero tú sólo amaste por orgullo, | ||
y ella dio en ser honrada a todo trance. | ||
Prueba de que es su amor débil centella, | ||
bien inferior a mi pasión tirana, | ||
que por cualquier obstáculo atropella | ||
para adquirir la mano de Mariana. | ||
ISIDORO | ¿De Mariana? ¡Gran Dios! ¿Somos rivales? | |
LUCIANO | ¡Ah! -No entendía que ignorabas esto. | |
ISIDORO | ¿Tú amarla? | |
LUCIANO | Sí, y en competencias tales | |
el uno tiene que ceder el puesto. | ||
ISIDORO | No quien sabe querer. | |
LUCIANO | ¿Y el que en el orbe | |
no halla fuerza capaz de detenerle, | ||
muestra que sabe amar? ¿Debe temerle | ||
quien caminar hacia su fin le estorbe? | ||
Sirva de ejemplo mi infeliz esposa | ||
para que nadie resistirme emprenda. | ||
Dueño he de ser de mi pupila hermosa. | ||
¡Triste del que robármela pretenda! | ||
ISIDORO | ¡Triste del criminal! | |
LUCIANO | Declamaciones | |
a un lado: por tu bien te lo suplico. | ||
Necesario será que reflexiones | ||
que no cede jamás el fuerte, el rico. | ||
ISIDORO | El fuerte aquí soy yo: puedo perderte, | |
y salvar a tu esposa es mi conato. | ||
LUCIANO | Sin que nada mi plan se desconcierte, | |
yo la puedo librar dentro de un rato. | ||
Yo la he dejado sin defensa alguna | ||
porque en la idea de morir se aferra; | ||
pero contigo parto mi fortuna, | ||
si a llevarla te obligas a Inglaterra. | ||
ISIDORO | No: vuélvele su honor, vil asesino. | |
LUCIANO | Por ti lo voy a ser, hombre insensato. | |
Aquí hay armas: salgamos al camino; | ||
pero ten por seguro que te mato. | ||
Si combatir prefieres con espada, | ||
no rehúso tampoco la palestra: | ||
contra tu mano inhábil y turbada, | ||
tengo la mía imperturbable y diestra. | ||
Y si, muriendo tú, se te figura | ||
que mi vida a la ley daré en tributo, | ||
te engañas: la opinión de que disfruto | ||
de toda ruin sospecha me asegura. | ||
No en balde beneficios he sembrado; | ||
no en balde todo el mundo me venera. | ||
Mi proceder me tiene autorizado | ||
para hacer sin peligro cuanto quiera. | ||
ISIDORO | Vamos donde tu vil hipocresía | |
víctima caiga de mi noble aliento: | ||
pudo triunfar hasta el presente día; | ||
pero hoy va a ser mayor el escarmiento. | ||
En vano con su bárbara prudencia | ||
los hilos de una red el crimen ata: | ||
con un golpe no más la Providencia | ||
el pérfido artificio desbarata. | ||
Veslo en ti: cuando nada necesitas | ||
para que el triunfo horrible se corone, | ||
tú vienes, y la máscara te quitas, | ||
y el labio tuyo contra ti depone. | ||
LUCIANO | Conoce tú (y acaso te estremezcas) | |
si al destino le tengo avasallado, | ||
cuando por mí dispone que hoy padezcas | ||
error tan de notar en un letrado. | ||
Tú debiste llamar quien me escuchara: | ||
no hay de mi confesión acusadores. | ||
¿Quién, cuando mueras, contra mí declara? | ||
DON FABIÁN, abriendo de golpe la puerta del fondo y saliendo acompañado de Palaciegos y Soldados; dichos. | ||
FABIÁN | ¿Quién? Mírelos usted: estos señores. | |
ISIDORO | ¡Oh cielo! | |
LUCIANO | Me perdí. | |
FABIÁN | Vaya usted viendo | |
si gente son que confianza inspira. | ||
Y otro más principal estaba oyendo, | ||
que haciéndose mil cruces se retira. | ||
ISIDORO | ¿Quién? | |
FABIÁN y PALACIEGOS | El Rey. | |
FABIÁN | Al andar por este lado, | |
sentimos bulla: comprendí el asunto, | ||
di aviso, vino el Rey, mandó un soldado, | ||
y a su ahijada recibe en este punto. | ||
Yo, como alcalde, pues, aunque interino, | ||
de la bondad de Don Luciano espero | ||
que se ponga la capa y el sombrero, | ||
y me siga al lugar de su destino. | ||
LUCIANO | No hay remedio. (Éntrase en su habitación.) | |
FABIÁN | Seguidle y desarmadle. | |
VOCES | (Dentro.) ¡Viva el Rey, viva el Rey! | |
ROSALÍA | (Dentro.) Señor, clemencia. | |
ISIDORO | Es ella: ya está aquí. | |
ROSALÍA | (Dentro.) No, perdonadle. | |
UNA VOZ | (Dentro.) Muera el calumniador de la inocencia. | |
ROSALÍA, apareciendo en la puerta del fondo; MARIANA, que sale de su cuarto poco después; dichos. | ||
ROSALÍA | ¡Ah!, nada he conseguido. | |
ISIDORO | ¡Rosalía! | |
ROSALÍA | ¡Isidoro! | |
ISIDORO | ¡Dios mío! | |
ROSALÍA | ¿Qué he escuchado? | |
ISIDORO | ¿Será posible? | |
MARIANA | (Saliendo.) ¡Él, él!, ¡se ha suicidado! | |
ISIDORO | No llores: ni piedad merecería. | |
ROSALÍA | Perdónale, mi Dios. | |
MARIANA | ¡Oh desventura! | |
ROSALÍA | Yo, mientras permanezca entre vivientes, | |
yo rogaré con súplicas ardientes | ||
por él en la estrechez de una clausura. | ||
ISIDORO | El siglo aún te dará días serenos. | |
ROSALÍA | Quiero una celda. | |
MARIANA | ¿Y yo? | |
ROSALÍA | ¡Ruego importuno! | |
Ya nadie me ha de ver. | ||
ISIDORO | ¡Nadie! | |
ROSALÍA | Ninguno. | |
MARIANA | Pero nosotros sí. | |
ROSALÍA | Vosotros menos. |