Acto tercero
NICODEMUS | Dios os guarde, mancebos. | |
UN VIDRIERO | Igualmente. | |
NICODEMUS | ¿Habéis visto cruzar por el camino | |
una figura de cartón viviente, | ||
un hombre recortado en pergamino, | ||
un hidalgo, que, nueva maravilla, | ||
vuela con rapidez hecho tortilla, | ||
y convertido en extensión sin peso, | ||
ancho y largo hay en él, y falta el grueso? | ||
VIDRIERO | Por las señas que ucé nos proporciona, | |
no es fácil atinar con la persona: | ||
yo conozco de hidalgos un enjambre | ||
ya tan avitelados por el hambre, | ||
que cuando al sol pasean | ||
lo mismo que espejuelo se clarean. | ||
JUNÍPERO | ¡Fuego, fuego!, que avisen a la villa. | |
TODOS | ¡Qué es esto? | |
JUNÍPERO | (Sacudiéndose la cabeza con las manos.) | |
Que se quema mi buhardilla. | ||
¡Socórranme, señores; | ||
embarguen una runfla de aguadores! | ||
Agua, por Cristo, en mi cabeza a mares; | ||
traigan en una cuba a Manzanares. | ||
VIDRIERO | ¡Vaya que no es el fuego para tanto! | |
¡Basta un puchero! | ||
JUNÍPERO | Gracias: el tal río | |
quizá no lleve dos algún estío. | ||
NICODEMUS | ¡Don Junípero! | |
JUNÍPERO | ¡Insigne Chirinela! | |
NICODEMUS | ¿Cómo hasta aquí vinisteis? | |
JUNÍPERO | Por encanto. | |
¡Si de hechizos jamás libre me veo! | ||
Cuando no se me empluma, se me pela. | ||
Ya me apagué; mas juraré que humeo. | ||
¿Dónde me dejo ver con esta calva? | ||
NICODEMUS | En el riesgo de ser cristalizado, | |
no repara en pelillos quien se salva. | ||
JUNÍPERO | Es verdad; pero en todas ocasiones | |
triste papel hacemos los pelones. | ||
¿Y Teresa? | ||
NICODEMUS | No sé: me la han robado; | |
y si robar se deja una doncella, | ||
luego sólo el infierno sabe de ella. | ||
Mas ¿de dónde venís? | ||
JUNÍPERO | Vengo... me olvido | |
de que debo decir que soy venido. | ||
Parte en mis viajes yo ninguna tengo; | ||
luego en todo rigor, si bien lo apuro, | ||
me vienen y me van; no voy ni vengo. | ||
NICODEMUS | ¿Dónde, cuando escapasteis desde el muro | |
en forma de viviente tan incierta | ||
que cantamos por vos el de profundis, | ||
hicisteis alto? | ||
JUNÍPERO | En una isla desierta | |
que nunca figuró en los mapa-mundis. | ||
Allí me recibieron al momento | ||
con los brazos abiertos a porfía. | ||
NICODEMUS | La isla desierta ¿población tenía? | |
JUNÍPERO | ¡Jesús, maese! ¡Población sin cuento! | |
Capital del imperio de los locos. | ||
Digo, ¿serán sus moradores pocos? | ||
NICODEMUS | ¡Oh!, si la corte de los locos era | |
os debieron hacer los habitantes | ||
acogida cordial sobremanera. | ||
JUNÍPERO | Son los tales isleños muy galantes, | |
y a trueque de abusar del forastero | ||
mil cortesías hácenle primero. | ||
Viniéronse hacia mí muy afanados | ||
más de cien matachines titulados, | ||
y al verme comprimido de aquel modo, | ||
volumen nada, superficie todo, | ||
cada Galeno súbito ambiciona | ||
ser el restaurador de mi persona. | ||
Cércanme en derredor; citan latines, | ||
sacan lancetas, abren botiquines, | ||
me revuelven, me suben y me bajan, | ||
me pinchan y me sajan, | ||
y con piedad cruel me dan tormento | ||
por curarme de un mal que yo no siento. | ||
Harto ya de sufrir, doy un arranque, | ||
me zampo de cabeza en un estanque, | ||
me esponjo con el agua, me dilato; | ||
y a despecho de tanto mentecato, | ||
en mi estado repóngome yo mismo, | ||
sin deber a la ciencia un sinapismo. | ||
NICODEMUS | Muy bien. | |
JUNÍPERO | Pero ¡ay, amigo! ¡Qué severa | |
es la cólera médica extranjera! | ||
La facultad se enoja | ||
de que yo sin ayuda me recobre | ||
con un baño no más de agua salobre: | ||
tras mí la turba con furor se arroja; | ||
por huir de su enojo, | ||
en un montón de cal ciego me arrojo: | ||
como estaba mojado, | ||
me quedo con la cal calificado. | ||
Agárrame un vidriero, porque sea | ||
componente tal vez de un medio chico; | ||
el horno se caldea, | ||
y aunque con su calor me mortifico, | ||
no quiero que me tueste, | ||
y salir quiero, cueste lo que cueste. | ||
Salgo a medio tostar, como habéis visto; | ||
me cogéis, me apagáis: laus tibi Cristo. | ||
NICODEMUS | ¿Y qué resolución tomar debemos, | |
ya que de mi cuñada no sabemos? | ||
JUNÍPERO | Eso me desatina. | |
(Me perdió la maldita verdulera. | ||
¿Quién otra vez tuviera | ||
los polvos de la madre Celestina?) | ||
NICODEMUS | Discurrid. | |
JUNÍPERO | Discurramos: por mi voto, | |
lo que en este momento nos conviene... | ||
NICODEMUS | Decid, hablad. | |
JUNÍPERO | A lo que observo y noto, | |
ninguna duda tiene | ||
que... | ||
NICODEMUS | ¿Qué? | |
JUNÍPERO | Que hace calor. | |
NICODEMUS | Pues bien, corriente... | |
JUNÍPERO | Cuando tanto calor el cuerpo siente, | |
todo el que sabe bien lo que se pesca... | ||
NICODEMUS | O se baña o refresca. | |
JUNÍPERO | Sí; pero es más barato y da más prisa | |
el quedarse uno en mangas de camisa. | ||
NICODEMUS | ¿Todo eso discurrió vuestro talento, | |
para calmarme la inquietud que paso? | ||
JUNÍPERO | No diré que es sublime el pensamiento; | |
mas no me negaréis que viene al caso. | ||
NICODEMUS | Andáis, señor hidalgo, abrigadillo. | |
JUNÍPERO | Para aquí, sí; para Madrid, es poco. | |
NICODEMUS | ¿Cuál viene a ser el último justillo? | |
JUNÍPERO | Azul es el primero que me emboco. | |
NICODEMUS | Y quitado el azul, que aún no le veo, | |
¿qué queda? ¿Algún espárrago? ¿Un fideo? | ||
JUNÍPERO | No sé; mas sé que aquí me derritiera, | |
según lo que esa lumbre me hace daño: | ||
yo no sé lo que diera | ||
por poderme encontrar dentro de un baño. | ||
NICODEMUS | ¡Vaya!, que os sirven a pedir de boca, | |
¡voto a cribas! | ||
JUNÍPERO | ¡Señor! ¿No es cosa fuerte | |
que cojan la palabra de esta suerte? | ||
NICODEMUS | ¡Sí! ¡Valiente bicoca | |
el coger la palabra hubiera sido! | ||
Pero ¿y el cogimiento de vestido? | ||
JUNÍPERO | ¡Hif! ¿Cómo estáis? | |
NICODEMUS | Más fresco que un aljibe. | |
¿Y vos? | ||
JUNÍPERO | Hecho un carámbano ambulante, | |
desde cráneo a talones inclusive. | ||
Pero allí hay una choza, que presumo | ||
que lumbre ha de tener, si no se engaña | ||
el refrán que decimos en España, | ||
de que sin duda hay fuego donde hay humo. | ||
NICODEMUS | El Señor nos depare hombre que sea | |
tan bueno que de ropa nos provea. | ||
JUNÍPERO | ¡Ah de casa! (Llama a la puerta de la cabaña.) | |
GARCÍA, que sale de la cabaña con capa y sombrero de labrador, y embozado hasta los ojos; dichos. | ||
GARCÍA | ¿Quién es? | |
JUNÍPERO | Dos infelices | |
que de frío no sienten las narices. | ||
GARCÍA | ¿Qué se ofrece? | |
JUNÍPERO | Ofrecer... Nada tenemos | |
sino frío: si os gusta, partiremos. | ||
GARCÍA | Al caso, sin hacer el resabido. | |
JUNÍPERO | Pues digo que no ofrezco, sino pido. | |
GARCÍA | ¡Vaya! ¿Y qué es lo que piden? | |
JUNÍPERO | Hospedaje. | |
GARCÍA | Que sepa con quién hablo es necesario. | |
JUNÍPERO | El señor es un triste boticario; | |
yo caballero soy de alto linaje; | ||
pero este frío que la sangre hiela | ||
la diferencia entre los dos nivela, | ||
porque en paños menores | ||
iguales son plebeyos que señores. | ||
GARCÍA | Voacedes, caballeros, | |
tienen trazas de locos o rateros | ||
que tratan de robar. | ||
NICODEMUS | Nuestros pecados | |
nos hicieron venir a ser robados. | ||
JUNÍPERO | Veis que corre un ambiente que traspasa: | |
con que abridnos las puertas de la casa. | ||
GARCÍA | Gente que no conozco, no la admito. | |
NICODEMUS | Por caridad. | |
GARCÍA | ¡Que no! | |
JUNÍPERO | No alcéis el grito. | |
GARCÍA | Me da la gana. | |
JUNÍPERO | Sepa el zamacuco | |
que si en negar porfía, | ||
y se vuelve la súplica combate... | ||
Somos dos, y formamos mayoría. | ||
GARCÍA | Entonces habrá empate, | |
que también somos dos: yo y mi trabuco. | ||
Largo de aquí a buen paso, | ||
porque si no de un tiro los abraso. | ||
JUNÍPERO | Ése es ya mucho abrigo. | |
NICODEMUS | Calentarnos bastaba. | |
JUNÍPERO | Adiós, amigo. | |
GARCÍA | (A los muchachos que están corriendo sobre la laguna.) | |
Arrojadme a esa gente aventurera. | ||
Chicos, bolas en ellos. | ||
MUCHACHOS | ¡Fuera!, ¡fuera! | |
CELESTINA. -Adelante, niña; adelante, digo.
TERESA. -¿Por qué me llevan presa vuestros escuderos, madre Celestina? ¿Qué mal os he hecho yo?
CELESTINA. -El mayor que pudieras: privarme de dos amantes, de dos maridos.
TERESA. -¿Con cuántos os queríais casar a la vez?
CELESTINA. -Tú tendrás la culpa, si me quedo sin ninguno.
TERESA. -No la tengo yo de que García y Don Junípero me hayan querido; no la tengo de que los hayáis querido vos; no la tengo de que me prefieran a vos tampoco: vos habéis tratado de usurparme mi amante, y yo debiera quejarme de vos si vuestra competencia fuera temible; pero, madre Celestina, dos novios hay, y dos somos nosotras: abandonemos cuestiones poco decentes. Casaos con el Don Junípero, y dejad en paz a García.
CELESTINA. -García no ha querido ser feliz conmigo, y yo no quiero permitir que lo sea con nadie. En la vida volverás a verle: a mi lado estarás siempre, allá en el palacio que ha construido mi saber para celebrar mis desposorios. Vamos, que cerca estamos ya de él.
TERESA. -¿Y no receláis algún peligro de tenerme en vuestra casa? Don Junípero me quiere también; viéndome a vuestro lado, decid, ¿os favorecerá mucho el contraste?
CELESTINA. -Yo respondo de él y de ti.
TERESA. -Gracias, por lo que toca a García.
CELESTINA. -Vamos. (Vanse.)
LAVANDERA PRIMERA. -(Acercándose a los bastidores de la derecha.) Tomasillo, arrea esa bestia para que descarguemos aquí los talegos.
LAVANDERA SEGUNDA. -¡Qué ufana está la Sidora, porque trae la ropa en un carricoche!
LAVANDERA TERCERA. -¡Ya!, si cada una de nosotras tuviese un cortejo carretero, y otro chalán, y otro labrador, a nenguna nos faltaría carruaje, ni caballería, ni pienso.
LAVANDERA SEGUNDA. -¡El demontre de la invención!
LAVANDERA CUARTA. -No se debiera consentir que se alterasen de este modo los estilos del lavadero.
ESTUDIANTES. -¡Bien, bien! Siga el jaleo. ¡Vivan las lavanderas!
LAVANDERAS. -¡Vivan los estudiantes!
ESTUDIANTE PRIMERO. -Domina lavatrix, ¿tibi oportet bailare mecum?
ESTUDIANTE SEGUNDO. -Talegos a tierra, y alto a bailar.
GARCÍA. -Bien está que os divirtáis; pero no olvidéis lo que habéis prometido a un antiguo cursante de las aulas de Huesca. Es preciso alborotar la boda de Don Junípero y Celestina.
ESTUDIANTE SEGUNDO. -Todavía no ha venido el novio al palacio; con que no será tan pronto la ceremonia. Pierde cuidado, que no se librarán de la broma dispuesta.
ESTUDIANTE PRIMERO. -Cencerradam habebunt. Accipe guitarram, magister.
ESTUDIANTE SEGUNDO. -Que toque y que cante. ¡Bravo!
ESTUDIANTE PRIMERO. -Recte, pulchre, optime.
ESTUDIANTES. -¡Otra, otra, otra! La última.
GARCÍA. -Sí; pero que la cante el novio, que es ese que llega: hacedle que cante.
TODOS. -Sí, sí, que cante. (Salen DON JUNÍPERO y NICODEMUS.)
JUNÍPERO. -¡Señores, por San Damián!...
ESTUDIANTE PRIMERO. -Que cante o al lavadero con él.
JUNÍPERO. -No por Dios, basta de baños: yo cantaré.
No saco en las partidas (Cantando.) | |
nota de bueno, | |
pues no tengo más libro | |
que tus ojuelos; | |
y hace ya días | |
que olvido mis derechos | |
por tus partidas. |
GARCÍA. -Me parece que basta de diversión: acerquémonos al palacio.
ESTUDIANTE SEGUNDO. -Sí, vamos. Adiós, muchachas.
ESTUDIANTE PRIMERO. -Valetote, puellae.
LAVANDERAS. -Con Dios, señores. (Vanse GARCÍA y los estudiantes.)
LAVANDERA PRIMERA. -¿Qué os sucede, buen viejo?
JUNÍPERO. -¡Qué le ha de suceder! Que se figura que está cansado y no quiere andar. ¡Hi, hi, hi! ¡Qué frío hace! En parándome me hielo.
NICODEMUS. -¡Qué ha de hacer frío! Es que se os figura y nada más.
LAVANDERA PRIMERA. -La verdad, sus mercés andan un poco a la ligera. ¿Vienen de echar algún partido de pelota?
JUNÍPERO. -No; pero han andado a pelotazos con nosotros.
NICODEMUS. -Si permitieseis que me llevaran en ese carrito hasta el pueblo...
JUNÍPERO. -Si me dierais en préstamo una mantita para arroparme...
NICODEMUS. -No os podríamos pagar ahora, porque mi dinero se fue con mi ropilla.
JUNÍPERO. -Cierto que no podemos pagar a toca-teja; pero yo os dejaría en prendas a este prójimo, que es una buena alhaja.
NICODEMUS. -Yo soy un boticario rico de Madrid.
JUNÍPERO. -Tiene rolliza espalda, y por lo pronto puede serviros de mozo de cordel.
LAVANDERA PRIMERA. -Me acomoda. ¡Ea! Subid vos en el carro, y tomad vos esa manta. (Da una a DON JUNÍPERO.)
JUNÍPERO. -¡Oh lavandera magnánima!
LAVANDERA PRIMERA. -Tomasillo, ven, te diré por qué camino has de llevar al señor: cuidad entre tanto vos de mi ropa. (NICODEMUS ocupa el carro, y se van con él la lavandera primera y el niño.)
JUNÍPERO. -Desde que no siento tanto el frío, me parece que voy entrando en calor. ¡Ay qué hijo tan desgraciado parió mi madre! ¿Por dónde andará a la hora de esta mi novia Celestina, que no se acuerda de su novio? Verdad es que yo tampoco me acuerdo de ella mucho que digamos, si cuando nos casemos es lo mismo que ahora, vamos a vivir en una paz octaviana: no viéndonos, ¿cuándo hemos de reñir? Saben su oficio estas lavanderas. Dejan la ropa de color ¡blanca como la nieve! (La ropa desaparece.)
LAVANDERA PRIMERA. -(Saliendo.) Ya va para mi casa ese buen hombre; pero, hidalgo, ¿y mi ropa?
JUNÍPERO. -¿Qué ropa decís?
LAVANDERA PRIMERA. -La que dejé a este lado.
JUNÍPERO. -¡Calle! Pues en efecto que ha desaparecido. Se la habrá llevado el aire.
LAVANDERA PRIMERA. -¿Qué aire, si no se mueve un pelo? Vos la habréis ocultado.
JUNÍPERO. -¿Cómo se entiende? Que me registren, que me reconozcan...
LAVANDERA PRIMERA. -¡No que no! Compañeras, ayudadme a espulgar a este pícaro, que me ha robado.
JUNÍPERO. -Yo no he robado a nadie. Ya quisiera ella tener las manos tan nítidas como yo la conciencia. (Las lavanderas rodean a DON JUNÍPERO.) ¡Eh!, cuidado cómo se hurga, que tengo cosquillas. (Las lavanderas sacan a DON JUNÍPERO, de entre la ropa que tiene puesta, las prendas que dice.)
LAVANDERA PRIMERA. -¿No lo decía yo? Debajo de la camisa tenía una toalla.
JUNÍPERO. -¡Dios mío!
LAVANDERA SEGUNDA. -Y una mantilla.
JUNÍPERO. -¡Santa Orosia!
LAVANDERA TERCERA. -Y unos calzoncillos.
JUNÍPERO. -¡Ánimas benditas!
LAVANDERA CUARTA. -Y unas medias blancas.
JUNÍPERO. -¡Ésa es más negra!
LAVANDERA PRIMERA. -¡Y una sábana! ¡Es un ladrón!
TODAS. -¡A la cárcel!
LAVANDERA PRIMERA. -No, señor; hagámonos justicia por nuestra mano: démosle un buen jabón en el lavadero.
TODAS. -Sí, al lavadero, al agua con él. (DON JUNÍPERO consigue escaparse de ellas: síguenle todas.)
ESPARAVÁN. -¿Estáis persuadido, en efecto, amigo Cigarrón, de que hemos hecho bien en mudar de amos?
CIGARRÓN. -Lo estoy, y vos debéis estarlo igualmente, porque habiéndome encargado yo de pensarlo por vos, estáis vos obligado a creerlo por mí.
ESPARAVÁN. -Corriente. Creo y confieso que hemos hecho bien en entrar de criados de Doña Celestina.
CIGARRÓN. -Por mil razones: la primera, porque nos conviene.
ESPARAVÁN. -Omitid las demás.
CIGARRÓN. -Si es bruja nuestra ama; si mañana pueden retirarla su salvoconducto y soplarla en la casa negra, ¿qué nos importa a nosotros eso?
ESPARAVÁN. -¿Y si nos llevan a hacerla compañía?
CIGARRÓN. -Mientras estemos allí no tenemos que buscar acomodo. Nos preguntan lo que sabemos, lo declaramos; nos preguntan lo que no sabemos, lo afirmamos como si lo supiéramos. Nos preguntan lo que sabemos que es mentira, decimos que es verdad; nos dan por buenos confidentes, nos echan a la calle y a nuestra ama a la hoguera. A ella podrá este porvenir escocerle un poco; a nosotros, ¿qué? Ea, vamos, no nos echen de menos.
JUNÍPERO. -¡Eh, eh! ¡Cigarrón! ¡Esparaván! Aguardarse.
CIGARRÓN. -¡Señor Don Junípero!
ESPARAVÁN. -Señor nuestro, ¡qué mal pergeñado venís!
CIGARRÓN. -Nosotros os andamos buscando de orden de misa Doña Celestina: sólo a vos esperan para el desposorio. Venid a tomar posesión del palacio que vuestra novia os ha fabricado.
ESPARAVÁN. -Vestíos corriendo, que viene ya mi ama con toda la comitiva para la boda.
JUNÍPERO. -(¡Dios nos asista!)
CIGARRÓN. -Tomad el ropón. Está magníficamente bordado. Es obra de vuestra esposa.
JUNÍPERO. -Es cosa de gusto; pero la cabellera me agrada más. Este color me hace mucha gracia en el pelo y en las medias.
ESPARAVÁN. -Os cogió ese gusto de pies a cabeza. (Sale CELESTINA con acompañamiento de damas, caballeros y dueñas.)
CELESTINA. -Esposo, vos seáis bien venido. Tenéis la cabellera torcida. (Aparte a JUNÍPERO, que se tira la cabellera a un lado.)
UN CABALLERO. -Lo mismo digo, señor Don Junípero.
CABALLERO SEGUNDO. -Lo mismo añado.
CABALLERO TERCERO. -Repito lo propio.
JUNÍPERO. -¡Qué diablos! (DON JUNÍPERO da vuelta a la peluca, hasta ponerla al revés.) ¿Quieren vuesas mercedes que me caigan las melenas a las narices?
CELESTINA. -Estos caballeros os daban la bienvenida: no hablaban de más. Vamos al templo.
JUNÍPERO. -¡Ay! Vamos allá.
CELESTINA. -¿Qué ruido es ése?
DON GARCÍA; ESTUDIANTES, haciendo estrépito con sartenes, cazos, almireces y cencerros; dichos.
JUNÍPERO. -¡Uy!, ¡qué cacofonía!
CELESTINA. -Esposo, alejad de aquí a esos impertinentes.
JUNÍPERO. -Cigarrón, ya lo oís. Echad de aquí a esa chusma.
CELESTINA. -Acometedlos, esposo: mi poder os protege.
JUNÍPERO. -Seguidme, caballeros: ¡a ellos!
CABALLEROS. -¡A ellos! (DON JUNÍPERO y los caballeros desenvainan las espadas y acometen a los estudiantes: algunos de éstos sacan armas también y combaten; otros continúan la cencerrada.)
GARCÍA. -Ya te encontré por fin, cobarde. Lidia conmigo.
JUNÍPERO. -Poco a poco. Deje usarcé que haga coraje.
CELESTINA. -Lidiad con él, yo os defiendo. (DON GARCÍA tan pronto estará a la derecha como a la izquierda.)
JUNÍPERO. -(Acometiendo a GARCÍA.) Tu hora ha llegado. ¿Te retiras, eh? No te librarás de la muerte. Ahí está. (DON GARCÍA se va retirando de DON JUNÍPERO: aparece en el fondo un dragón enorme, que se traga al poeta.) Si no se le engulle ese bicho, me le sorbo yo. Canallas, allí, allí dentro todos, a pagar la burla que me habéis hecho. (Persiguiendo a los estudiantes y obligándoles a arrojarse por la boca del dragón.) Ya no hay enemigos que combatir.
Marchemos al altar, esposa mía, | |
y aunque allí se repita la pelea, | |
pendiente de mis hombros todavía | |
mi formidable acero centellea: | |
si cualquier perillán nos cencerrea, | |
tuyo el triunfo será, la gloria mía. | |
TERESA | Por más que tiento y que miro, | |
la escapatoria no encuentro: | ||
me encerraron aquí dentro | ||
como al león del Retiro. | ||
Terribles son los enojos | ||
de una enamorada vieja: | ||
bien lo dicen tanta reja, | ||
tantas llaves y cerrojos. | ||
Si acaso se me condena | ||
por ser poeta mi amado, | ||
si es el quererle pecado, | ||
en él mismo va la pena. | ||
Mas ¡ay! que el que me confina | ||
no entiende de ego te absolvos: | ||
mi delito son los polvos | ||
de la madre Celestina. | ||
NICODEMUS | (Dentro.) ¡Cigarrón! ¡Por Jesucristo!... | |
CIGARRÓN | (Dentro.) No hay que cigarronear. | |
TERESA | ¡Qué oigo! | |
CIGARRÓN | Yo os he de encerrar: | |
con que adentro... y ande listo. | ||
NICODEMUS | ¡Vos a mí hacerme traición! | |
¡A mí! | ||
CIGARRÓN | ¡Calle, o le deslomo! | |
Sirvo a Celestina como | ||
antes a la Inquisición. (Vase.) | ||
TERESA | ¿Qué os pasa, querido hermano? | |
NICODEMUS | ¡Teresa! ¿Tú aquí sujeta? | |
¿Quién te recluye? ¿El poeta? | ||
Dios me venga por su mano. | ||
TERESA | No, señor; quien nos abisma | |
no es el pobre Verdolaga: | ||
es vuestra amiga, la maga. | ||
NICODEMUS | ¿Quién? ¿Nuestra amiga? | |
TERESA | La misma. | |
Es Celestina, que hoy | ||
con Don Junípero casa. | ||
NICODEMUS | Esto ya de broma pasa. | |
Tú estás loca. | ||
TERESA | No lo estoy. | |
NICODEMUS | ¡Ah! ya lo entiendo: sagaz | |
en mil dudas me sumerges, | ||
para que me quede asperges | ||
y calle y te deje en paz. | ||
No lograrás la intención: | ||
oye, beata embustera, | ||
mis quejas, y por contera | ||
la más negra maldición. | ||
Por tu loca liviandad, | ||
que merece mil azotes, | ||
olvidado de mis botes, | ||
afrento la Facultad. | ||
Ya no hay poder en Madrid | ||
que enfrene a su vecindario, | ||
faltando allí el boticario, | ||
a quien teme más que al Cid. | ||
Ya el médico más severo | ||
sufre de la plebe zumbas, | ||
y se apolillan las tumbas | ||
y huelga el sepulturero. | ||
Y encima del ataúd, | ||
que ni al moribundo espanta, | ||
blasfemando se levanta | ||
carrilluda la salud. | ||
¡Plegue al cielo, si te pilla | ||
la mano el poeta chirle, | ||
que nadie llegue a pedirle | ||
ni una triste redondilla! | ||
Si tuviese algún momento | ||
de feliz inspiración, | ||
encájese de rondón | ||
un idiota en su aposento; | ||
atúrdale con su charla | ||
y la idea se le vuele, | ||
y después, aunque se pele, | ||
no consiga recobrarla. | ||
Rabioso él como una hiena, | ||
vayas a calmarle tú, | ||
y envíete a Belcebú, | ||
y ande la marimorena. | ||
Y si aun padeciendo así | ||
sois de tan pícara estampa | ||
que no se os lleva la trampa | ||
a tu marido y a ti, | ||
conspiren a vuestra ruina | ||
síncopes, cólicos volvos, | ||
catarros, y, en fin, los polvos | ||
de la madre Celestina. | ||
TERESA | Con discurso tan extraño, | |
aunque muy de vuestro filis, | ||
habéis echado la bilis, | ||
que os estaba haciendo daño. | ||
Me hubiera asustado al pronto; | ||
pero me queda el consuelo | ||
de que no hace caso el cielo | ||
de una maldición de tonto. | ||
Y al cabo, en esta mansión | ||
tan enojosa y desierta, | ||
el tener una reyerta | ||
proporciona distracción. | ||
Pero es muy particular | ||
que vuestro labio me afrente, | ||
cuando vos únicamente | ||
de vos os podéis quejar. | ||
No a tontas y a locas hablo, | ||
porque viene todo el mal | ||
de vuestra afición al tal | ||
Don Junípero o Don Diablo. | ||
NICODEMUS | Habla con tono mejor | |
de tu futuro y de mí. | ||
TERESA | ¿Si querrá asustarme aquí | |
un cuñado? | ||
NICODEMUS | Soy tutor. | |
TERESA | Novio tengo. | |
NICODEMUS | Rico soy, | |
y desprecio a un monigote. | ||
TERESA | ¡Ay si te pido mi dote! | |
NICODEMUS | ¡Ay si las cuentas te doy! | |
CIGARRÓN | Señores, sin replicar | |
a un tiempo habéis de partir: | ||
por allí vos a reír; | ||
por aquí vos a rabiar. (Vanse.) | ||
Gabinete de carácter gótico y construido con mármoles de color obscuro: una alcoba en el fondo. | ||
JUNÍPERO | (Al acompañamiento.) ¡Vaya! ¿Con que era tan tarde! | |
¡Quién lo hubiera imaginado! | ||
Os estoy muy obligado. | ||
CABALLEROS | Buenas noches. | |
JUNÍPERO | Dios os guarde. | |
CELESTINA | ¿No os cansabais de banquete, | |
y de bulla y confusión? | ||
JUNÍPERO | Perdonad, si la función | |
ha durado un periquete. | ||
O será que la alegría | ||
hizo minutos las horas. | ||
CELESTINA | Muy galán con las señoras | |
anduvisteis. | ||
JUNÍPERO | Cual debía. | |
CELESTINA | Pero para mí, ni aun | |
tuvisteis una mirada. | ||
JUNÍPERO | Dicen luego que es monada | |
propia de gente común. | ||
CELESTINA | ¿Qué miráis? | |
JUNÍPERO | Este habitáculo | |
que, por triste y melancólico, | ||
parece algo antisimbólico | ||
para nupcial receptáculo. | ||
CELESTINA | Su luto característico | |
trocaré en gala magnífica; | ||
pero en esta hora específica | ||
sed, por Dios, menos artístico. | ||
Aquí, de contento justo, | ||
mi corazón desfallece. | ||
JUNÍPERO | ¿Pues y el mío? Si parece | |
que me muero... | ||
CELESTINA | ¿Eh? | |
JUNÍPERO | ¡Pues!, ¡de gusto! | |
CELESTINA | ¡Vuestro tono es tan glacial! | |
JUNÍPERO | Nace del respeto inmenso | |
que me inspiráis. | ||
CELESTINA | Te dispenso... | |
JUNÍPERO | ¿Qué? | |
CELESTINA | Todo ceremonial. | |
JUNÍPERO | (¡Llegó el tremebundo plazo!) | |
Sois tan buena... | ||
CELESTINA | Que permito... | |
JUNÍPERO | ¿Que me retire solito? | |
CELESTINA | ¡Eh! Que me deis un abrazo. | |
JUNÍPERO | Vuestro pudor me acobarda | |
y me convierte en un hielo. | ||
CELESTINA | ¡Si supieras, picaruelo, | |
la fortuna que te aguarda!... | ||
JUNÍPERO | Es tanta, que no resisto | |
su peso, que me derrienga. | ||
CELESTINA | Esposo, abrazo y no arenga. | |
JUNÍPERO | (Cierro los ojos, y embisto.) | |
¡Uf! | ||
CELESTINA | ¡Ay! | |
(DON JUNÍPERO, aunque con repugnancia, abraza a CELESTINA, y al momento desaparecen las canas y arrugas y deformidad de ésta, lo mismo que su vestido rico, pero extravagante, quedando joven, hermosa y galana.) | ||
JUNÍPERO | ¡Qué veo! ¡Señora! | |
¿Sois vos mi mujer? Yo paso | ||
por el trueque en todo caso, | ||
y abonaré la mejora. | ||
CELESTINA | Cumpliose la predicción. | |
Ya soy joven, sí: lo siento | ||
en mi altivo pensamiento, | ||
en mi ardiente corazón. | ||
¡Y hermosa debo de ser, | ||
tan hermosa como fui! | ||
JUNÍPERO | Treinta años ha que nací, | |
mal os puedo responder; | ||
pero aun sin saber yo nada | ||
de vuestra edición primera, | ||
me parece la postrera | ||
corregida y aumentada. | ||
CELESTINA | Quiero mirarme. Un espejo. | |
JUNÍPERO | Tomad, tomad. | |
CELESTINA | ¡Oh ventura! | |
Volvió a mi tez la frescura: | ||
ya el arrugado entrecejo | ||
no marca la frente mía, | ||
ni hay canas en mi cabeza; | ||
mi pie cobró ligereza, | ||
mi talle su gallardía. | ||
Respondedme: ¿no es verdad | ||
que soy bella? | ||
JUNÍPERO | Como el sol, | |
y fresca como un perol | ||
de cuajada en Navidad. | ||
CELESTINA | ¿No es cierto que no sentís | |
ahora ser mi marido? | ||
JUNÍPERO | Siento el haberlo sentido. | |
He sido un chisgarabís. | ||
Yo daré satisfacción, | ||
aunque no la reclaméis. | ||
CELESTINA | ¿No es cierto que no valéis | |
para mí?... | ||
JUNÍPERO | Ni un cañamón. | |
CELESTINA | ¿Y que menos debo echar | |
al amante de Teresa? | ||
JUNÍPERO | Cuestión personal es ésa: | |
yo me abstengo de votar. | ||
CELESTINA | Pero, hijo, si os hizo Dios | |
tan idiota, que eso espanta. | ||
JUNÍPERO | Siendo vuestra ciencia tanta, | |
desidiotizadme vos. | ||
CELESTINA | Es que entonces mi poder | |
aventuro. | ||
JUNÍPERO | Pues, amigo... | |
Hay que apechugar conmigo, | ||
que al cabo sois mi mujer. | ||
CELESTINA | No, no; mi felicidad | |
es primero: una porción | ||
os daré de discreción | ||
y dos de docilidad. | ||
¡Hola! | ||
JUNÍPERO | ¿Con que me queréis | |
mansito como una malva? | ||
CELESTINA | Venid, os haré la salva | |
para que no receléis. | ||
JUNÍPERO | ¡Qué maneras tan galantes! | |
CELESTINA | Bebed. | |
JUNÍPERO | Bebí. | |
CELESTINA | ¿Qué será? | |
Su fisonomía está | ||
tan estúpida como antes. | ||
UNA VOZ | De mal de tontería | |
muere la enferma. | ||
MUCHAS | El que tenga enemigos | |
que no se duerma. | ||
CELESTINA | (¿Si habrá mi poder cesado?) | |
JUNÍPERO | ¿Quién trajo a mi casa curas? | |
¡Calla! ¡Nos dejan a obscuras | ||
sin habernos acostado! | ||
PENITENTES enmascarados, que salen en dos filas, por los dos costados del teatro, cantando y con hachas encendidas; DON JUNÍPERO, CELESTINA. | ||
UN PENITENTE | Un capricho imprudente | |
todo lo arruina. | ||
TODOS | Ya no valen los polvos | |
a Celestina. | ||
JUNÍPERO | ¿Qué demonios me dicen | |
éstos que cantan? | ||
PENITENTES | Que se quedó tu novia | |
Per istam sanctam. | ||
CELESTINA | ¡Me perdí! ¡La ira me abrasa! | |
JUNÍPERO | Pero oyes: ¿estos sayones | |
a qué nos vienen con sones? | ||
¿Dónde estamos? | ||
LOCURA | En mi casa. | |
CELESTINA | ¡Qué veo! ¿Y me ha de vencer | |
una rival como aquélla? | ||
Pero ¡ay! ¿A quién no atropella | ||
la Locura con poder? | ||
LOCURA | Mágica combinación | |
te volvió la mocedad; | ||
pero también esa edad | ||
te trajo la imprevisión. | ||
Abriste al amor tu seno, | ||
discreto esposo quisiste, | ||
le diste a beber, bebiste, | ||
y habéis bebido un veneno. | ||
Tal fin reserva la suerte | ||
a la ambición criminal. | ||
Mirad el lecho nupcial | ||
trocado en mansión de muerte. | ||
CELESTINA y JUNÍPERO | ¡Piedad! | |
LOCURA | En vano es pedir | |
lo que es inútil que ordene: | ||
vuestro tósigo no tiene | ||
más remedio que morir. | ||
CELESTINA | ¿Qué es esto, fortuna mía? | |
JUNÍPERO | Un gabinete mortuorio | |
y muertos que todavía | ||
tienen gana de jolgorio. | ||
CELESTINA | ¡Esposo! | |
JUNÍPERO | ¡Mi serafín! | |
CELESTINA | ¡Nuestro término es llegado! | |
JUNÍPERO | Se nos ha dicho rezado, | |
cantado, y en baile al fin. | ||
Yo moriré; mas protesto | ||
para el día de mañana, | ||
que muero... de mala gana. | ||
CELESTINA | ¡Qué destino tan funesto! | |
JUNÍPERO | Dame en tus brazos lugar, | |
mientras mi aliento se trunca. | ||
Como no me he muerto nunca, | ||
no sé por dónde empezar. | ||
Siento, a pesar del dolor, | ||
que el duodeno me destroza, | ||
que asido a una buena moza | ||
se muere mucho mejor. | ||
¡Ya la vista se me va!... | ||
¡Ya descubro mil visiones!... | ||
¡Figurillas!... ¡Figurones!... | ||
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay! | ||
CARCAJADAS DENTRO | ¡Ah! ¡Ja!, ¡ja!, ¡ja! | |
Dichos; LA LOCURA, en su solío; NICODEMUS, haciendo que se den las manos GARCÍA y TERESA. | ||
CELESTINA y JUNÍPERO | ¿Qué es esto? | |
LOCURA | Que aunque traviesa | |
os tengo ya compasión, | ||
y os doy vida en atención | ||
al enlace de Teresa. | ||
Pero tú ten entendido, | ||
Celestina, que de hoy más | ||
únicamente podrás | ||
hechizar a tu marido. | ||
JUNÍPERO | Pregunto, cara de rosa, | |
¿y esta chica en adelante | ||
se queda bruja cesante | ||
sin sueldo? | ||
LOCURA | No, poderosa. | |
JUNÍPERO | Pues con oro siempre a mano, | |
bien que sin polvos quedemos, | ||
nosotros hechizaremos | ||
a todo el género humano. |