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1

Paralelamente, aunque en sentido inverso, la Iglesia reformista primero, y la contrarreformista después, irá depurando de elementos profanos el teatro que promueve, a la busca de un espectáculo solemne y específicamente religioso, que se definirá ya en Timoneda y en el Códice de Autos Viejos, y que culminará en el Auto Sacramental. Vid. a este respecto los trabajos de Ferrer Valls y García Santosjuanes en este mismo libro.



 

2

Recientemente y ya redactado este trabajo, ha llegado a mis manos lo que, sin duda, es un muy sugestivo estudio sobre el tema. Me refiero al trabajo de R. Surtz, The Birth of a Theater. Princenton 1979. Algunas de sus aportaciones las hemos asumido en trabajos posteriores, como el que figura en este mismo libro sobre «El universo de la Egloga».



 

3

Para una ampliación de estas relaciones entre el fasto y el teatro barroco, vid. mi artículo, en este mismo libro, sobre «La Valencia virreinal del Quinientos».



 

4

Sobre la tradición pastoril en el teatro cortesano véanse los trabajos de R. Rodrigo «La teatralidad pastoril», y de J. Oleza «El universo de la égloga», en este mismo libro.



 

5

La obra teatral de Fernández de Heredia y de Luis Milán, con su característico costumbrismo cortesano, es estudiada por J. L. Sirera en su trabajo «El teatro en la corte de los Duques de Calabria», dentro de este mismo libro.



 

6

EUGENIA:

«Una comedia esta noche/ veremos si vos gustáis (...)

En casa del mercader.

D. ALVARO: ¿Qué mercader?

EUGENIA: Don Gaspar» (vv. 1885 a 1895).

Aunque esta cita se refiera al noble valenciano Gaspar Mercader, constata la posibilidad de representaciones en casas de mercaderes.



 

7

Para este problema véase mi trabajo «Coloquios y señores», en este mismo libro.



 

8

Vid. el trabajo de R. Rodrigo «Notas en torno a la Farsa a manera de tragedia», en este mismo libro.



 

9

Sobre esta tradición textual en Valencia, vid. el trabajo de J. L. Canet, «La comedia Thebaida y la Seraphina», en este mismo libro.



 
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