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1

Dámaso Alonso, Tirant lo Blanc, novela moderna, «Revista valenciana de filología», I (1951), pp. 179-215.

 

2

Mario Vargas Llosa, Carta de batalla por Tirant lo Blanc, «Revista de Occidente», 70 (1969), pp. 1-21.

 

3

Es la definición que se desprende de los estudios de Martí de Riquer que él mismo ha sintetizado, primero, en el capítulo que dedica a la novela dentro de su Història de la literatura catalana, II, Barcelona 1964, pp. 632-721 y, más recientemente, en el libro Aproximació al «Tirant lo Blanc», Barcelona 1990.

 

4

Cfr. por ejemplo Antonio Torres, El realismo del «Tirant lo Blanc» y su influencia en el «Quijote», Barcelona 1979 (existe una dura reseña de Lola Badia, Desgreuge per Tirant, «Quaderns crema», 2 (1979), pp. 101-106).

 

5

Arthur Terry, Character and Role in «Tirant lo Blanc», en «Essays on Narrative Fiction in the Iberian Peninsula in Honour of Frank Pierce», Oxford 1982, pp. 177-195 (versión catalana en «L'Espill», 16 (1982), pp, 27-44); con anterioridad Alan Yates, Tirant lo Blanc: the Ambiguous Hero, «Hispanic Studies in honour of F. Pierce», Sheffield 1980, pp. 181-198 (versión catalana en «L'Espill», 6-7 (1980), pp. 23-39.

 

6

Sobre esto, cfr. el clásico estudio de Edward C. Riley, Cervantes Theory of the Novel, Oxford 1962 (existen traducciones al castellano y al italiano) que abrió paso a nuevos enfoques e intereses. Y, naturalmente, el ensayo de Alban K. Forcione, Cervantes's Christian Romance. A Study of «Persiles y Sigismunda», Pricenton 1972. En la actualidad la bibliografía entre lo teórico, a partir de N. Freye, y lo teórico-aplicativo, con R. El Saffar, es bastante extendida. En lo relativo al Tirant hay referencias interesantes, si bien esporádicas, en Katheleen McNerney, Tirant lo Blanc revisited: a critical study, Detroit 1983. Para una mise au point véase Juan Bautista Avalle-Arce, Amadís de Gaula: el primitivo y el de Montalvo, México 1990, en particular el cap. I (Algo de nomenclatura y historia literaria).

 

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«En la millor i més genuina tradició de la novel·la idealista» (Carles Miralles, «... Mas no les obres». Remarques sobre la narració i la concepció de l'amor en el Tirant lo Blanc, «Miscel·lània Aramon i Serra», II, Barcelona 1980, pp. 394-413.

 

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A pesar de que la presencia de este modelo se hace concreta en un contexto cultural bastante alejado del que sumergía al autor del Tirant; un contexto literario de referencia que muy bien nos ha explicado María Rosa Lida de Malkiel (Argenis, o la caducidad en el arte, en Id., Estudios de Literatura Española y Comparada, Buenos Aires 1966, pp. 221-237). Sin embargo, las observaciones de Lida respecto al Persiles tal vez puedan tener interés para entender el avance que la historia de Tirant representa ante la casi totalidad de los libros de caballeros, de la misma manera que el Persiles lo hace frente a los libros de peregrinos. Sobre el tema del peregrino y de la novela neo-bizantina el estudio fundamental es todavía el de Antonio Vilanova, ahora contenido en Erasmo y Cervantes, Barcelona 1989, pp. 326-409.

 

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Acerca del valor alegórico de Constantinopla en la cultura de Martorell, se ha reconocido útil la pista de la historiografía catalana de la expansión a Oriente, ya a partir de Amador de los Ríos (cfr. al respecto el resumen de las aportaciones en Riquer, Aproximació, cit., pp. 168 y ss.); el mito de Bizancio es estudiado por Luciana Stegagno Picchio, Fortuna iberica d'un topos letterario: la corte di Costatinopoli dal Cligès al «Palmerín de Oliva», «Studi sul Palmerín de Oliva», III, Pisa 1966, pp. 99-136. El volumen Bizancio nella sua letteratura, a cura di U. Albini e E. Maltese, Milano 1984, ofrece una amplia antología de materiales literarios e historiográficos, desde la época tardorromana hasta la caída en poder de los Turcos de 1453, incluyendo pasos de los poemas de la edad de las Cruzadas en cuyas páginas vibran una sensualidad y erotismo que pueden sugestionar al lector del Tirant.

 

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De hecho, la hipótesis de Riquer que la base de la estructura del Tirant sea una biografía caballeresca puede ofrecer una interesante sugestión. En efecto, la biografía es el modelo de formación de la novela sentimental, donde se cuenta la vida de los amantes, como lo es de la picaresca, de la novela de cautivos, de los libros de pastores, etc. La biografía del caballero, sin embargo, es en el Tirant el eje aglutinador de otras historias y experiencias narrativas e, incluso, extra-narrativas: así, tenemos el ensayo, la teatralidad, la relación de los festejos y la emblemática, etc., sin olvidar el plagio literario como gusto por la citación paródica.

La vida del caballero es, pues, el núcleo de un buen número de novelas, la de Tirant entre ellas, pero aquí se mezclan al menos dos tradiciones colaterales: la del roman histórico o pseudohistórico y la de la aventura del cruzado, que tanta vigencia tendrá en los poemas italianos del Renacimiento.

La coherencia estructural de la novela, sus desdoblamientos (narración/descripción), su marcada polarización de valores, etc. han sido estudiados por Rafael Beltran, Tirant lo Blanc. Evolució i revolta de la narració de cavalleries, València 1983, sobre todo las pp. 87 y ss.