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ArribaAbajoActo II1

 

La misma decoración del acto primero.

 

Escena I

DON CÉSAR

  (Sentado y meditabundo.) 

Dijo bien: no pertenece
a la tierra el ser de ese hombre.
Me fascina; me enloquece.
¡Que en derredor de su nombre
gira el mundo me parece! 5
Sí; de cuanto le rodea
es el eje, el punto fijo.
Todo lo demás voltea
en torno suyo. Me dijo
que iba a dormir, pero vela; 10
no he cesado de sentir
sus pasos, por más cautela
que puso al ir y venir
por su aposento. Recela
que le sorprendan; previene 15
cauto el porvenir; y pienso
que entre su equipaje tiene
objetos que le conviene
no mostrar. ¿Es él? ¡Inmenso
riesgo corre!... ¿Y si no es? 20
¡Ay de mí! Siempre es de Aurora
padre, hermano... algo... A través
doy con todo; me devora
la impaciencia... Llamo, pues.

  (Llama a la puerta por donde se fue GABRIEL en la última escena del acto primero.) 



Escena II

 

DON CÉSAR, GABRIEL.

 
GABRIEL
¿Qué me queréis?
CÉSAR
Advertiros
25
de que mi padre el alcalde
vendrá pronto.
GABRIEL
Será en balde.
CÉSAR
No lo será el preveniros
que toda la noche ha estado
declaraciones oyendo 30
de gentes que ha ido prendiendo.
GABRIEL
Pues el tiempo ha malgastado.
CÉSAR
Vuestra situación es grave.
GABRIEL
¡Lo sé!
CÉSAR
Quizás un proceso...
GABRIEL
Vuestro padre anda ya en eso. 35
CÉSAR
¿Culpado saldréis?
GABRIEL
¿Quién sabe?
CÉSAR
Mi padre es hombre tenaz.
GABRIEL
¡Pues a buena parte viene!
CÉSAR
Es que tal vez os condene.
GABRIEL
Cumplo la pena, y en paz. 40
CÉSAR
Mas si antes que vuelva él
hacer prevención alguna
os importa...
GABRIEL
¿A mí? Ninguna.
CÉSAR
¡Señor!
GABRIEL
Llamadme Gabriel.
CÉSAR
Vos lo dijisteis: secreto 45
nos liga un nudo a los dos
y siento a un tiempo por vos
inclinación y respeto.
Quisiera una prueba hallar
irrecusable que daros 50
de mi fe para obligaros
sin recelo a confiar
en mí.
GABRIEL
¡Vaya! ¡Estáis chistoso,
por Dios! En este aposento
queríais hace un momento 55
atravesarme furioso,
¿y ahora mi confianza
conquistaros pretendéis
con ofertas? Ya sabéis
que la razón se me alcanza 60
de esa simpatía oculta
que me tenéis; y a respeto
mueveos sólo mi secreto,
que vuestra aprensión abulta
tanto, que seguís mi viaje 65
vos y a atajarle se arroja
el juez, porque se os antoja
que soy un gran personaje.
CÉSAR
Las apariencias están
por ahora en contra vuestra. 70
GABRIEL
Pues la verdad se demuestra
con la verdad, capitán.
CÉSAR
Pues bien: antes que un proceso
entable el juez contra vos
valiera más, ¡vive Dios!... 75
GABRIEL
¿Qué me diera por confeso
yo mismo? Que haciendo justo
del juez el empeño, diera
por supuesto yo que era
no sé quién, y por dar gusto 80
él al rey, y diversión
al populacho, me ahorcara
y Aurora por vos quedara?
¿Es ésa vuestra cuestión?
CÉSAR
No así abuséis imprudente 85
de ese misterioso influjo
que a respeto me redujo
para con vos, e insolente
mi lealtad y mi amor
ultrajéis. Ésta es sincera, 90
y mi pasión verdadera,
señor.
GABRIEL
¡Dale con señor!
Vos sois noble y yo villano.
Vos sois gentil caballero
y yo humilde pastelero; 95
decid Gabriel liso y llano.
CÉSAR
Me vais a desesperar.
GABRIEL
Y vos me vais a aburrir.
CÉSAR
¡Vos obstinado en fingir!
GABRIEL
¡Vos empeñado en hablar! 100
CÉSAR
Pronto a todo, fascinado
que estoy por vos no miráis?
GABRIEL
¿Y os mando yo que tengáis
de mi porvenir cuidado?
CÉSAR
Una palabra tan sólo. 105
GABRIEL
¿Vais a volver a lo mismo?
CÉSAR
De esperanza en este abismo
dadme un rayo.
GABRIEL
¿Cuál?
CÉSAR
Sin dolo,
prometedme responder
a una pregunta.
GABRIEL
Si puedo,
110
responderé.
CÉSAR
No hayáis miedo
que os pueda comprometer
la respuesta. ¿Sois de Aurora
padre?
GABRIEL
No conoció más
que a mí por padre jamás. 115
CÉSAR
¡Oh! ¡No lo sois!
GABRIEL
En buena hora
que no lo soy os diré;
mas de este arcano la llave
tengo solo.
CÉSAR
¿Ella no sabe?...
GABRIEL
Nunca se lo revelé. 120
CÉSAR
¿Y la amáis?
GABRIEL
Mucho, quizá
mucho más de lo que debo.
CÉSAR
¿Conque la guardáis?...
GABRIEL
¡Mancebo!
CÉSAR
Sí, para vuestra.
GABRIEL
Jamás.
Pero tened desde aquí, 125
y, para siempre entendido,
que es mujer que no ha nacido
para vos ni para mí.
CÉSAR
¡Cielos!
GABRIEL
De toda esperanza
despedíos.
CÉSAR
¿Ofrecida
130
está a Dios?
GABRIEL
No: está elegida
para prenda de venganza.
CÉSAR
¿Vuestra?
GABRIEL
Yo no voy en pos
de venganzas.
CÉSAR
¿Es quizá
de su familia?
GABRIEL
De más
135
arriba.
CÉSAR
¡Del rey!
GABRIEL
De Dios.
(¡Imposible atar un cabo!
¡Su ser parece que abarca
con la altivez del monarca
la abnegación del esclavo!) 140


Escena III

 

DON CÉSAR, GABRIEL, un ALGUACIL.

 
ALGUACIL
Su señoría el alcalde
don Rodrigo.
CÉSAR
En el momento
volved a vuestro aposento.
GABRIEL
La entrevista será en balde.


Escena IV

 

DON CÉSAR, DON RODRIGO.

 
RODRIGO
¿Seguros ambos?
CÉSAR
Seguros,
145
señor.
RODRIGO
Todo lo recelo
de él, que es audaz.
CÉSAR
Sin embargo,
no temáis ningún extremo.
RODRIGO
¿Le has hablado?
CÉSAR
Sí, un instante.
RODRIGO
¿Y qué dice? ¿Muestra miedo 150
de la justicia?
CÉSAR
Ninguno.
RODRIGO
Bravea, ¿eh?
CÉSAR
Nada de eso;
tranquilo está; tal vez tiene
de justificarse medios.
RODRIGO
Imposible: en contra suya 155
tengo datos manifiestos.
CÉSAR
¿Sabéis ya?...
RODRIGO
Nada. Hilo a hilo
voy la madeja cogiendo.
Parece que hay en la vida
de ese hombre tantos enredos 160
que sólo a fuerza de maña
y paciencia, deshacerlos
es posible. Mas no es
lo que me trae más inquieto
lo intrincado del negocio, 165
que el laberinto estoy hecho
a recorrer de las leyes.
Acósame el alma empero
una agitación, que no
sé distinguir con acierto 170
si es afán o repugnancia,
si es duda o presentimiento.
Hay un punto de la historia
de ese hombre cuyo misterio
del tiempo de mi mayor 175
pesar me trae un recuerdo.
CÉSAR
¿De cuándo?
RODRIGO
Tú no lo sabes:
eras aún pequeñuelo.
Luego, estas causas políticas
de Portugal me trajeron 180
siempre desgracias. Parece
que el destino, con empeño
fatal para mí, me pone
portugueses siempre en medio
de mi camino. Seis años 185
anduve por aquel reino
en comisión especial,
los rebeldes persiguiendo,
y como todos conspiran
contra el rey y su gobierno, 190
yo soy allí detestado.
CÉSAR
Fuisteis quizá muy severo.
RODRIGO
Fui de Felipe segundo
leal servidor. Tan terco
como ellos en resistirse 195
fui yo en desplomar sobre ellos
todo el rigor de las leyes,
y a fe que no me arrepiento.
Rebeldes eran: cumplí
con mi obligación; mas tengo 200
todavía que volverles
cierta partida, y si puedo,
quedarán tan bien pagados
como yo bien satisfecho.
Mas las horas vuelan. César, 205
déjame aquí con el preso.
Guarda esa puerta por fuera
y si llamo acude presto.


Escena V

DON RODRIGO
Las diligencias primeras
terminaron, y el proceso 210
está entablado. ¡Malditos
portugueses!... ¡Qué de enredos!
Dieciséis, y gente toda
de probidad, de respeto
y hasta de ciencia, declaran 215
que en el fondo de su pecho
existe la convicción
de que el trágico suceso
es falso y que están seguros
de que en África no ha muerto, 220
Unos en Cintra le han visto,
y en Cintra fue donde él mesmo
dijo que compró su espada.
Otros cruzando le vieron
el Tajo una tarde; el fraile 225
dice que en su monasterio
le rezó él mismo una misa
antes del alba, y a esto
para obligarle, del Papa
le mostró bula, y que cierto 230
está de que él era. Y todos
afirman con juramento
que fueron a Madrigal
y que le reconocieron.
Ahora bien, señor alcalde, 235
pise su merced con tiento,
que es la tierra escurridiza.
O es él, o no; en los decretos
de Dios todo cabe y todo
cabe en los humanos yerros. 240
Si en verdad es él, alcalde,
no será en verdad muy cuerdo
ahorcarle sin dar al rey
de todo aviso primero.
Si es un impostor... también 245
le avisaré, y a lo menos,
si se yerra, entre los dos
el error compartiremos.


Escena VI

 

DON RODRIGO, GABRIEL.

 
RODRIGO
¡Hidalgo!
GABRIEL
Más alto pico.
RODRIGO
¿Caballero?
GABRIEL
Todavía
250
más alto.
RODRIGO
Su señoría
me excuse si no le aplico
su título verdadero.
Mas hablemos un instante
y de hoy para en adelante 255
no erraré en él, porque espero
que aquí y a solas los dos
me diréis la jerarquía
que ocupáis.
GABRIEL
Su señoría
espera bien, pues ¡por Dios 260
que sabiendo yo quién es
debo de hablar sin reparo!
RODRIGO
Eso quiero, que habléis claro.
GABRIEL
Ya veréis.
RODRIGO
Decidme, pues,
señor Gabriel.

 (Va a sentarse a la mesa.) 

GABRIEL
Un momento,
265
señor don Rodrigo.
RODRIGO
¿Qué?
GABRIEL
¿Vais a sentaros?
RODRIGO
Sí, a fe.

 (Se sienta.) 

 

(GABRIEL trae con mucha calma una silla y la coloca frente a la mesa de DON RODRIGO.)

 
¿Qué hacéis?
GABRIEL
Lo mismo; me siento.
RODRIGO
Yo soy alcalde de corte.
GABRIEL
Sí; mas no sabéis quién soy 270
yo y si mal o bien estoy
sentado ante vos.
RODRIGO
¿Del porte
audaz de que usáis conmigo,
buenas razones supongo
que me daréis?
GABRIEL
Me propongo
275
hacerlo así.
RODRIGO
Pues prosigo.
GABRIEL
Seguid.
RODRIGO
La duda primera
que al escucharos me asalta
es la de que nombre os falta
digno de vuestra alta esfera. 280
GABRIEL
Lo tengo.
RODRIGO
Pues no lo sé.
GABRIEL
Gabriel Espinosa.
RODRIGO
¿Un tal
pastelero en Madrigal?
GABRIEL
Sí.
RODRIGO
Pues poneos en pie,
señor pastelero.
 

(GABRIEL se levanta.)

 
Así:
285
ante el juez sólo se sienta
quien altos títulos cuenta.
GABRIEL
Como me sucede a mí.

 (Se vuelve a sentar.) 

RODRIGO
(Ir le tengo de dejar
por donde quiera, y a ver.) 290
GABRIEL
(Pienso que mi proceder
le empieza a desconcertar.)
RODRIGO
¿Pues cómo oficio tan bajo,
siendo tan alto, elegís?
GABRIEL
Por vivir, cual vos vivís 295
de la ley, de mi trabajo.
RODRIGO
Mas mi toga y aranceles
no deshonran.
GABRIEL
No, a fe mía;
pero yo hacer no sabía
otra cosa que pasteles. 300
RODRIGO
(No es lerdo el señor Gabriel.)
GABRIEL
(Astuto es el Don Rodrigo.)
RODRIGO
(Por aquí nada consigo,
pero yo daré con él
en tierra al fin.) ¡Caballero! 305
GABRIEL
Mandad.
RODRIGO
Una relación
que os llamará la atención
contaros quisiera.
GABRIEL
Espero
que será, por lo galana,
lo discreta y lo curiosa, 310
la invención más ingeniosa
del señor de Santillana.
RODRIGO
Pues oíd. Buen capitán
más que rey, de fe tesoro,
allá en las playas del moro 315
murió el rey Don Sebastián.
¿Supongo que de una historia
tan pública oísteis algo?
GABRIEL
¡Si vierais qué poco valgo
en esto de la memoria! 320
RODRIGO
En vuestro horno no me extraña
que estéis de noticias falto.
GABRIEL
Sé que a su muerte de un salto
pasó Portugal a España.
RODRIGO
Justo; mas hoy los noveles 325
vasallos, por sacudir
sus leyes, dan en decir
a los pueblos a ellas fieles
que ha sido una usurpación,
y pregonan de concierto 330
del re y en África muerto
la fausta resurrección.
GABRIEL
¡Oiga! No está mal pensado.
RODRIGO
No; mas la dificultad
era el dar en realidad 335
con el rey resucitado.
Buscósele con esmero
y hallóse, por toda cosa,
un tal Gabriel Espinosa,
en Madrigal pastelero. 340
GABRIEL
Vamos, ya caigo; el error
de esta semejanza mía
hizo a vuestra señoría
creer que soy...
RODRIGO

 (Interrumpiéndole.) 

Un impostor.
GABRIEL
¿Quién lo dice?
RODRIGO
Yo lo digo,
345
y el rey Felipe, y el mundo
entero.
GABRIEL
Pues miente el mundo,
y el rey, y vos, Don Rodrigo.
RODRIGO
Inútil es vuestra audacia;
testigos tengo allá fuera 350
que os acusan por doquiera
por impostor.
GABRIEL
¡Vaya en gracia!
Mas permitid que os arguya:
para llamarme impostor,
esa impostura, señor, 355
ha de ser mía y no suya.
¿Y dónde hay hombre capaz
de jurar que he dicho yo
que era el rey?
RODRIGO
Vos mismo no.
GABRIEL
Entonces dejadme en paz. 360
Si yo me parezco a un rey
y el vulgo por rey me tiene,
citar al vulgo os conviene,
pero no a mí, ante la ley.
RODRIGO
¡Espinosa!
GABRIEL
Don Rodrigo,
365
aunque en leyes sois muy ducho,
os falta que aprender mucho
para habéroslas conmigo.
¿Cree, buen juez, vuestra altiveza
que a ser yo el que habéis pensado 370
estaríais vos sentado
y cubierta la cabeza?
 

(DON RODRIGO se levanta y se descubre conforme va hablando GABRIEL.)

 
Rodrigo de Santillana,
a ser yo el que habéis creído
hubierais vos ya salido 375
¡vive Dios! por la ventana.
RODRIGO
(Por quien soy que me ha turbado.
¿Si contarán con razón
lo de la resurrección?)
GABRIEL
(¡Pobre juez!)
RODRIGO
(No habría osado
380
palabras tan arrogantes
decir.) Señor... Si en mal hora...
GABRIEL
Ni tan bajo como ahora
ni tan alto como antes.
RODRIGO
(Tanta majestad me asombra.) 385
Gabriel, quienquiera que seáis,
manda en mí el rey que digáis
quién sois en fin.
GABRIEL
Una sombra.
Y porque acabemos voy,
y afanes para excusaros, 390
señor Santillana, a daros
cuenta exacta de quién soy.
Nací donde quiso Dios;
si de noble raza, bien
se demuestra en mí; de quién 395
me importa callar, y a vos
saber de mí no os importa.
Prestadme empero atención,
pues va a ser mi relación,
cuanto complicada, corta. 400
Apenas cumplí la edad
que se llama juventud,
con loca solicitud,
con ciega temeridad
abandoné mis hogares 405
y en más remoto hemisferio
dueño del mayor imperio,
pirata fui de los mares.
En ellos, profundo osario
de cien bajeles, guerrero 410
alcé mi estandarte fiero,
de Asia y Europa corsario,
y amontoné más tesoros
que guarda el mar en su centro
y arenas quemadas dentro 415
de sus desiertos los moros.
Ebrio con tanta riqueza
dejé mi gente y la mar,
queriendo en tierra ostentar
mi valor y mi grandeza, 420
y con el nombre supuesto
de marqués de Mari-Alba,
al lado del duque de Alba
gané en sus glorias un puesto
y en la cabeza esta herida; 425

 (La muestra.)  

bien es que al que me la abrió
con mi espada le abrí yo
las puertas de la otra vida.
RODRIGO
No os daría poca pena
después.
GABRIEL
¡Fue un fatal desliz!...
430
RODRIGO

 (Mirándole a la frente.) 

No es mala la cicatriz.
GABRIEL
La cuchillada fue buena.
No me tendió, sin embargo;
el furor me mantenía
y combatí todavía 435
hasta caer tiempo largo.
Mas harto al fin del oficio
de lidiar en tierra firme,
licencia para salirme
por entonces del servicio 440
al duque de Alba pedí.
Diómela el duque cortés,
y vedla.

 (Le da un papel.) 

RODRIGO
Su firma es:
para el marqués...
GABRIEL
Para mí.
Di, pues, vuelta hacia la Corte, 445
sirviéndome mucho en ella
primero mi buena estrella,
después mi lujoso porte.
Por ese tiempo, de vos
nadie hablaba todavía 450
y a mí el rey me recibía
con grande amistad.
RODRIGO
(¡Gran Dios,
entonces fue cuando vino
el monarca portugués
a Castilla! ¿Será, pues, 455
este hombre?) ¿Quién previno
más festejos a usarced?
GABRIEL
No hay por qué ocultarlo al fin;
el conde de Medellín
con tantos me hizo merced 460
que corresponder no supe
como era mi obligación.
RODRIGO
¿Y os tuvo tal atención
en Madrid?
GABRIEL
No: en Guadalupe.
RODRIGO
¿En ese pueblo?
GABRIEL
Sí tal.
465
RODRIGO
No recuerdo de que allí...
GABRIEL
Al rey de España en él vi
junto al rey de Portugal.
Después... abrid, Santillana,
un paréntesis aquí, 470
y poned en él de mí
cuanto mal os diere gana.
Basteos saber, don Rodrigo,
que perdí mi oro y mi gloria
sin que una buena memoria 475
me quedara, ni un amigo.
Por tierra extranjera anduve
errante como un bandido,
y el pan que en ella he comido
que mendigármelo tuve. 480
Mas el desengaño, al fin,
¿qué ánimo feroz no doma?
Llegué arrepentido a Roma
remando en un bergantín.
Visité a Su Santidad; 485
confesión le hice de todo
y el Santo Padre halló modo
de absolverme en su piedad,
dándome por penitencia
de los pecados sin cuento 490
que abrasan mi pensamiento
y me abruman la conciencia,
que emprendiera el viaje entero
del Santo Sepulcro a pie.
RODRIGO
¿Y lo hicisteis?
GABRIEL
Por la fe
495
lo juro de caballero.
Y aún fue más: Su Santidad
me ordenó que renunciara
mi jerarquía y que echara
mi nombre en la eternidad. 500
He aquí por qué no os lo digo.
Penitente le arrojé
dentro de ella y le olvidé
para siempre, don Rodrigo.
RODRIGO
¡Interesante proemio! 505
Y a ser cierto...
GABRIEL
Lo es tanto
que tengo del Padre Santo
por testimonio y por premio
esta bula. Me conviene
que la leáis.

 (Le da otro papel.) 

RODRIGO
Os la tomo.
510
No está vuestro nombre.
GABRIEL
¿Y cómo,
si a quien se dio no le tiene?
RODRIGO
Proseguid.
GABRIEL
Mi protector
el Papa en sus santos juicios
utilizar mis servicios 515
imaginó, y fiador
constituyéndose mío,
me envió a un poderoso estado,
que al verme tan bien fiado
fió un bajel a mi brío. 520
Venecia fue nuevamente
del corsario protectora;
ved de tan noble señora,
don Rodrigo, la patente.

 (Le da otro papel.) 

Volví al mar; del africano 525
las costas guardando anduve
y en un combate que tuve
los dos dedos de esta mano
perdí; mas, su nave hundida,
cogí a mi enemigo preso. 530
La mano llevo por eso
siempre en el guante metida.
El rumbo a Venecia di
contento, cuando topé
con un barco de no sé 535
qué argelino; resolví
abordarle, y por despojo
de esta sangrienta jornada
rescaté una desgraciada
niña, a quien con noble arrojo 540
defendía un pobre anciano,
y a quien, según esperaba,
iba a vender por esclava
el argelino inhumano.
RODRIGO
¿Y esa niña es doña Aurora? 545
GABRIEL
Que pasa por hija mía.
RODRIGO
¿Familia, pues, no tenía?
GABRIEL
Y tiene.
RODRIGO
¿Por qué hasta ahora
no se la habéis vos devuelto?
GABRIEL
Necesito presentar 550
documentos que probar
puedan que es ella, y resuelto
estoy conmigo a guardarla
mientras tanto.
RODRIGO
¿Y dónde están
los documentos?
GABRIEL
Vendrán
555
muy pronto, porque entregarla
mucho a su padre me importa.
RODRIGO
Pensáis que él os dé...
GABRIEL
Al contrario;
las riquezas del corsario
son para ella.
RODRIGO
Porción corta
560
no será.
GABRIEL
¡No habrá, a fe mía,
quien competirla pretenda!
Millones tiene en hacienda;
millones en pedrería.
RODRIGO
¿Dónde?
GABRIEL
En Venecia.
RODRIGO
¿Estarán
565
en el poder?...
GABRIEL
Del Estado.
Es ahijada del Senado
serenísimo y tendrán
que devolvérsela salva
sus parientes a Venecia 570
rica y libre, cual la precia
el marqués de Mari-Alba.
Ya nuestra historia sabéis.
A que viene a Madrigal
y a qué voy a Portugal, 575
indagadlo si podéis.
Ni sabréis de mí otra cosa,
ni nadie más de mí sabe;
sólo Dios tiene la llave
del corazón de Espinosa; 580
y si más de lo que digo
saber importa a la ley
llevadme a Madrid; el rey
me conoce, don Rodrigo.
RODRIGO
(Su altivez en confusión 585
me pone y su majestad
me asombra. ¿Será verdad
lo de la resurrección?
Si miente lo hace con tal
aplomo y con tanta fe, 590
que a poco más le daré
por el rey de Portugal.
Mas no ha de quedar por mí.
Yo he de apurar este arcano;
no dirán que de un villano 595
impostor juguete fui.)

 (Llama DON RODRIGO y habla en secreto con un ALGUACIL, que se vuelve a marchar.) 

GABRIEL
(¿Secretos con el ministro
de justicia? Estoy al cabo:
tenemos careo; alabo
por sorprendente el registro.) 600

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