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Con razón exclama el SR. GINER en su citado folleto El edificio de la escuela: «¡Cuándo llegará, por cierto, el día en que el benéfico régimen de estas escuelas (las de párvulos) se extienda a las elementales, haciendo que los niños almuercen (o coman, según los usos) siempre en ellas!».



 

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La Reforma en la enseñanza de la mujer y la reorganización de la Escuela Normal Central de Maestras, por R. TORRES CAMPOS, profesor en la misma, Madrid, 1884. Un folleto de 46 páginas.



 

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El art. 191 de la ley de Instrucción pública de 1857, que es el precepto que se invoca, dice que los maestros disfrutarán, además del sueldo, «habitación decente y en paz para si y su familia», pero no determina que haya de ser dentro de la misma escuela, y la prueba de ello es que en la mayoría de los casos sucede lo contrario.



 

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El edificio de la escuela, por D. FRANCISCO GINER DE LOS RÍOS.



 

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Écoles primaires et salles d'asile, pág. 193.

En los Estados Unidos de América se halla muy generalizado el sistema a que aquí aludimos, por lo que ha podido decir M. BERGER que «lo que sobre todo distingue a la casa-escuela de ese país de la de Europa, es la falta de habitación para el maestro».



 

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V. en el APÉNDICE el art. 14 del decreto de 5 de Octubre de 1883.



 

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Refiriéndose a estas cuestiones, dice Mr. NARJOUX (Dictionnaire pédagogique): «En lo que concierne a la habitación del maestro, puede establecerse en un edificio distinto de la escuela, que es la solución preferible, o bien en la misma casa-escuela, en cuyo caso no debe existir comunicación alguna entre la escuela y la habitación, debiendo tener ambas entradas, pasos y escaleras diferentes».



 

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V. la Instrucción especial (28 de Julio de 1882) adoptada por la Comisión de edificios escolares, en reemplazo del Reglamento de 17 de Junio de 1880.



 

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He aquí la clasificación que para el fin que nos ocupa hace Mr. NARJOUX de las escuelas, y las dependencias que las de cada tipo deben tener:

Escuelas de aldea.- Comprenderán: una clase; un cobertizo, que sirva de patio cubierta y de vestuario; una habitación de dos o tres piezas para el maestro; retretes; un patio de recreo y un jardín.

Escuelas rurales algo importantes.- Deben constar de: un vestíbulo bastante espacioso para que sirva de vestuario, y aun en ocasiones de refectorio para los niños que vivan muy lejos, y hagan en la escuela la comida del mediodía; una o varias clases capaces cada una para cuarenta o cincuenta alumnos como máximo; una sala para el museo y la biblioteca escolar, la cual puede ser al mismo tiempo la Biblioteca municipal; un gabinete para el maestro, que sirva a la vez de locutorio y de despacho; un patio descubierto o patio de recreo con excusados; un patio cubierto con el gimnasio; la habitación del o de los maestros, y un jardín bastante espacioso para que el maestro pueda dar en él a sus alumnos la enseñanza agrícola.

Escuelas urbanas.- Comprenderán: la habitación del conserje, único empleado que debiera vivir en la escuela; un vestíbulo que sirva de sala de espera a los padres; una sala o galería que contenga los lavabos; las clases dispuestas sólo para veinticinco a treinta alumnos (los reglamentos permiten hasta cincuenta como máximo); un vestuario por cada una o dos clases; una sala de juntas para los maestros; un vestuario o refectorio para los maestros, en el caso de que no vivan en la escuela; un despacho para el director; una sala de trabajo manual; una biblioteca que sirva asimismo de museo escolar; una gran sala de exámenes y conferencias; un patio cubierto con gimnasio, y un patio de recreo con excusados.

V. el Diccionario pedagógico de Mr. BUISSON, varias veces citado por nosotros, letra correspondiente de la primera parte.



 

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Aunque por lo que respecta al desarrollo físico no parezca tan necesaria esta dependencia en las escuelas de aldea, como antes se ha indicado, no estará demás recordar aquí que para otros fines de la educación (según se ha dicho oportunamente), y para la higiene de la clase y de la escuela misma, es precisa, por lo que no debiera prescindirse nunca de ella, máxime cuando en las poblaciones a que nos referimos no cuesta tanto como en otras la adquisición del terreno, y lo que en éste se gaste se hallará compensado por la sencillez y poca extensión de las construcciones. Es por lo mismo importante la adquisición del campo escolar, mediante el que se ampliará notable y beneficiosamente el área de la escuela, con lo que se facilitará el modo de ensanchar sus dependencias construyendo en él, por ejemplo, tinglados para lavabos y otra clase de servicios.



 
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