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Decimos lo mismo que de los anteriores ejercicios de los paseos escolares, respecto de los que hacemos algunas indicaciones al final del siguiente capítulo.



 

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No se olvide que el Canto, a la vez que medio de educación estética y de cultura de la voz y el oído, es una especie de gimnástica de los órganos respiratorios y vocales, pues, como dice Rousselot refiriéndose a lo primero, «ensancha el pecho, desenvuelve el juego de los pulmones, combate de este modo, sobre todo en las mujeres y todas las personas dedicadas a ciertos oficios, los malos efectos de la vida sedentaria, así como del trabajo que se ejecuta teniendo inclinado el pecho sobre una mesa, y constituye un conjunto de resultados de gran valor higiénico». Sabido es, por otra parte, que el Canto se incluye en los tratados de gimnasia como un medio de fonacia (ejercicios de los órganos de la voz) y que los tartamudos pronuncian clara y distintamente por medio de él, palabras que apenas pueden balbucear en la conversación ordinaria.



 

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Respecto de todos los ejercicios de que tratamos en este lugar (gimnásticos de sala y con aparatos, juegos libres y organizados, marchas y evoluciones, trabajos manuales, ejercicios fonéticos, etc.), damos las nociones teórico-prácticas suficientes para que los maestros puedan ponerlos por obra con conocimiento de causa, en el tomo V de nuestra Teoría y práctica de la educación y la enseñanza, tomo que consagramos a la «educación física», y contiene además, por lo que al particular a que nos referimos atañe, indicaciones y notas bibliográficas sobre obras que pueden consultar los maestros a propósito de dichos ejercicios.



 

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Tratándose de niños pobres que llevan mal calzado, con lo que en los días de lluvia irán a clase con los pies mojados, convendría que la escuela tuviera alpargatas, por ejemplo, a fin de que estuvieran en ella dichos niños con los pies secos, lo cual es de una gran importancia para la salud.



 

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El doctor FONSSAGRIVES ha descrito, bajo el nombre de dolor de las bordadoras, un punto dolorido situado hacia el ángulo del omoplato, que se manifiesta en las mujeres que abusan de los trabajos manuales, y debido manifiestamente a la repetición monótona de un movimiento siempre el mismo. Semejante dolor (en el que no parece tener influencia alguna el crochet ni el hilado), se calma mediante la presión del corsé, y por el apoyo que instintivamente buscan las que lo padecen contra el respaldo de su asiento. Suele durar el dolor en cuestión años enteros, no cediendo más que á un descanso; á veces llega á producir un medio sincope.

Por su parte, y tratando también de los trabajos manuales de la mujer, el doctor VAN HOLBECK, ha señalado una forma particular de parálisis de los dedos, especialmente del pulgar y el índice de la mano derecha, que parece producida por el uso inmoderado de la aguja, que empieza por embotar la sensibilidad de dichos dedos, y que afecta después á los músculos que los mueves, de una especie de inercia al mismo tiempo que disminuye el volumen de aquellos. Algunas veces suele manifestarse esta lesión en la mano izquierda, en cuyo caso hay que buscar la causa en la repetición de los esfuerzos necesarios para sostener la tela que cose.

FONSSAGRIVES. L'education physique des jeunes filles, etc., 2ª edición. París, 1870, páginas 246-247.



 

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«El fruncir de las cejas y el bajar los párpados -dice a este propósito FONSSAGRIVES (ob, cit., pág. 250),- para remediar instintivamente una dilatación muy grande de la pupila, como en los miopes, dan a la fisonomía de las jóvenes una expresión dura, y desordena la simetría de sus rasgos».



 

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Cierto doctor de París ha hecho una importante observación respecto del excesivo trabajo mental que se obliga a hacer a los niños. En un establecimiento en que había seiscientos niños de ambos sexos, se observó que las niñas, que sólo tenían diez y ocho horas de clase por semana y algunas más de recreo, se desarrollaban con mucha más rapidez que los niños, que tenían treinta y seis horas de trabajo y diez y ocho de recreo. Invirtiendo el orden de las horas de estudio en los alumnos de ambos sexos, pudo verse que al cabo de pocos meses disfrutaban todos de la misma robustez, salud y animación.



 

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Ocupándose de este particular dice el doctor FONSSAGRIVES (Tratado de la Higiene de la Infancia, ya citado, pág. 430): «Los inconvenientes de la escritura inglesa y alemana se han señalado con insistencia por diferentes higienistas, que han comprobado que la escoliosis de convexidad izquierda, es en la actualidad incomparablemente más frecuente, que la de convexidad derecha que antes predominaba. El abuso en los trabajos escritos, y, sobre todo, el uso exclusivo de la escritura inglesa, tienen su parte de responsabilidad en tal resultado; así es que algunos autores aconsejan hoy la escritura de caracteres rectos como medio de evitar actitudes peligrosas».



 

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En uno de los últimos Congresos celebrados en Nuremberg por una sociedad alemana que tiene por objeto fomentar la higiene pública por medios prácticos, se dieron a conocer las siguientes prescripciones adoptadas en aquella localidad: 1ª, después de tres cuartos de hora de lección, debe seguir un cuarto de hora de descanso; 2ª, después de las dos horas y media de trabajo en las clases de la mañana, es indispensable media hora de descanso; 3ª, deben disminuirse las horas de estudio en las clases superiores, y el tiempo correspondiente a la preparación que están obligados a hacer los jóvenes en sus casas.



 

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En la sección tercera del tomo V de nuestra Teoría y práctica de la educación y la enseñanza, damos un tratado de estas dolencias, en el que en límites reducidos exponemos lo que acerca de ellas y de las enfermedades y los remedios en general, creemos que convendría que supiesen los maestros y las madres de familia.



 
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