madrastra. Barahona se hace eco en estos versos de un lugar virgiliano, localizado en la Bucólica III: aquí están porfiando dos pastores, Dametas y Menalcas, y el primero dice: «Yo me juego esta vaquilla», y Menalcas, que no se atreve a apostar nada de la manada, responde: «est mihi namque domi pater, est iniusta noverca; / bisque die numerant ambo pecus, alter et haedos» (vv. 33-34), es decir, «pues tengo en casa padre y una madrastra injusta; cada día cuentan dos veces el ganado los dos, y uno u otro los cabritos también». En este sentido, Salicio toma algunos rasgos de Menalcas. (N. del E.)
la cabra que pare dos cabritos es también otro lugar de Virgilio, procedente en este caso de la Bucólica I: «hic inter densas corylos modo namque gemellos / spem gregis -a!- silice in nuda conixa reliquit» (vv. 14-15). «Pues hace un momento, aquí, entre los espesos avellanos, [una cabra] tuvo unos mellizos (esperanza, ¡ay!, del rebaño) y los dejó en la roca pelada». (N. del E.)
La llegada de la noche como final de la égloga suele aparecer en diversas composiciones clásicas, como la Bucólica I, de la misma manera que la preparación o la invitación a la comida, en este caso a la cena. (N. del E.)