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40.       «Antes de 1953 no hubo propósito ninguno deliberado de desbancar el estilo novelístico sustituyéndolo por el estilo del monólogo interior. El suprimir las presentaciones, las descripciones, los comentarios, el ceder la palabra a la vida interior, semiinconsciente de unos personajes desconocidos, proyectados brutalmente ante nosotros y dentro de nosotros: eso, en el lapso de tiempo comprendido entre 1922 y 1953, fue tan sólo un recurso literario y, si se quiere, un «procedimiento» del que se echaba mano de vez en cuando, pero nunca apareció como algo sistemático.» (Alberes: «Historia del monólogo interior.» Metamorfosis de la novela, p. 243.)

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41.       Ibíd.: «James Joyce y el nacimiento del monólogo interior», p. 203.

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42.       «Un verdadero paso adelante se da cuando el texto no se propone ya como una relación escrita, sino como la expresión directa de unos pensamientos, de unos impulsos, de unas reacciones y de unas sensaciones que nadie redacta. Ahí es donde aparece el auténtico «monólogo interior» en el que un ser habla para sí y deja de hablar para los otros.» (Alberes: Metamorfosis, p.210).

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43.       Julián. Obras Completas de José Gil Fortoul (1956), vol. VI, pp 26 y 27.

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44.       Santiago Key Ayala: «La obra dispersa y la obra perdida de Romero García.» En: Obras Selectas. Caracas, Edime, 1955, pp. 851-856.

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45.       Edoardo Crema: «Interpretación de Peonía.» En: Peonía. Caracas, Edics. del Ministerio de Educación (Biblioteca Popular Venezolana, Nº 46), 1952.

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46.       Augusto Germán Orihuela, en su estudio preliminar a Nicanor Bolet Peraza (Caracas, Clásicos Venezolanos de la Academia de la Lengua, Nº 4, 1963), ha sido uno de los primeros críticos que establece demarcaciones claras en la obra del excelente prosista. Sobre los cuentos dice: «Habiendo ya traspuesto la madurez, Nicanor Bolet Peraza tuvo una marcadísima inclinación hacia la literatura de ficción. Principalmente y con acierto cultivó el cuento. Siendo escritor que obtuvo sus primeros triunfos en la época de mayor auge del romanticismo literario americano, poseyó la sensibilidad suficiente para mostrarse permeable a las nuevas corrientes que fueron esparciéndose por el mundo. Y así en sus mejores cuentos se consiguen muestras admirables de tres tendencias, por lo menos: la romántica, la modernista y la de misterio y ciencia a lo Poe. Era un buen narrador que conocía la técnica del cuento en su época, y la utilizaba con acierto» (p. xxviii). En nota al pie, de la misma página, añade: «Así como se han incluido escritores en una antología de costumbristas venezolanos, que propiamente no lo fueron, habría que pensar también en incluir a Bolet Peraza en una futura antología del cuento nacional, lo cual sería, además de un homenaje, un acto de justicia para un escritor que, con anticipación a otros narradores de su tierra, hizo cuentos como Metencárdiasis o Calaveras (p. xxviii).

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47.       «Julián Hidalgo llevó a la tribuna sus ideas como el escultor lleva sus audacias al mármol, y el pintor al lienzo y el poeta a la estrofa y el novelista al relato: por necesidad, por convicción, porque se lo pedía el alma.» (Todo un pueblo. ed. con título Villabrava. París, Bouret, S.A., cap. XII, p. 108).

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48.       Villabrava, cap. X, p. 98.

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49.       Entre los pocos venezolanos que reconocieron mérito a esta novela estuvieron Pedro Emilio Coll -que valoró a Villabrava como ciudad de El continente enfermo- y César Zumeta, quien repara en las calidades de tono por el cual se adapta el lenguaje áspero a la materia terrible encerrada en la obra. Zumeta escribe a Coll: «El color de Villabrava debe ser el mismo de la novela, que por lo pertinente y por otras razones, tengo, como tú, por una de las mejores entre las criollas. Y se ajusta por tal modo al medio moral que describe, fatalmente zafio y sin altura, que de los personajes, de las situaciones, de la atmósfera del libro, se escapa un como berrenchín de vulgaridad. Esta parece ser una de las peores plagas de Villabrava.» («Pa-'lante.» En: La doctrina positivista. Caracas, Edics. de la Presidencia de la República. Pensamiento Político... vol. 14, 1961; páginas 304-305.)

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