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ArribaActo III

 

Salón del castillo llamado Palacio Moro, que habita el CONDE. Puerta a la derecha y secreta en el fondo. Lámpara colgada. Ventana con reja.

 

Escena I

 

ISABEL.

 
    Cielos, ¿qué va a ser de mí
en esta mansión fatal?
Para tratarme tan mal,
¿qué delitos cometí?
Sola, pobre y desvalida, 5
allá en oculta cabaña,
al amor y al mundo extraña,
pasada feliz mi vida.
Huérfana, sí, mas dichosa,
sin deseo ni esperanza, 10
mi barquilla iba en bonanza
por la mar tempestuosa.
Largos años viví así,
cual silvestre pasionaria
que en campiña solitaria 15
nace y crece y muere allí.
¡Ay! ¿Por qué de aquel desierto
me vinieron a sacar,
para echarme al negro mar
de este porvenir incierto? 20
¿Por qué de mi corazón
con impulso repentino,
al cambiarse mi destino
se cambió la condición?
De la soledad salí 25
y con fortunas soñé,
soñé con amor y amé,
mas ¡cuán desdichada fui!
El interés vino en pos
del amor, ató el deber 30
mi voluntad...¿Cuál va a ser
el más fatal de los dos?
¿El amor?... Ileso, intacto,
puro en mi alma quedará.
¿El deber?... Cumplido está, 35
padre cruel, vuestro pacto.
Mi padre ¡ay Dios! se figura
que en el oro y la grandeza
está la fe y la belleza,
el placer y la ventura. 40
El alma de la mujer
así, insensato, comprende,
y así me entrega, me vende
al que más llega a ofrecer.
Mas tócame ahora a mí; 45
él cumplió ya, era justo,
y ya no hay más que mi gusto
o mi desventura aquí.
Con nobleza elegiré,
pero mirando hacia atrás, 50
no, no romperé jamás
mi palabra ni mi fe.


Escena II

 

ISABEL y el CONDE.

 
CONDE
    Buenas noches.
ISABEL
¿Qué queréis?
CONDE
¡Bella pregunta, a fe mía!
¿No os lo dijo al mediodía? 55

  (Cierra la puerta por dentro.) 

ISABEL
¿Qué hacéis?
CONDE
Cerrar, ¿no lo veis?
Mi palacio, esquiva y filera,
desdeñasteis hasta ahora
habitar como señora;
sois, pues, en él prisionera. 60
ISABEL
Y ¡con cuán negra traición
lo habéis, al fin, conseguido!
CONDE
Las cosas se hacen sin ruido
mejor y con precaución.
El vulgo me odia, lo sé; 65
y si el plazo hubiera roto,
armara necio alboroto;
por eso un año aguardé.
Ahora escucha atentamente
la suerte que te prevengo, 70
y lo que a decirte vengo,
piensa bien y sé prudente.
De hoy no ha de verte ni el sol,
no; dentro de estas murallas
como en un sepulcro te hallas; 75
pasará por el crisol
de esta eterna soledad
tu amor y tu fortaleza,
y tu llanto y tu belleza
jamás obtendrán piedad. 80
Entre peligros viví,
crecí entre sangre y horrores,
y amenazas ni clamores
nada alcanzarán de mí.
Mi amor, mi fe, mi esperanza, 85
al fin de una y otra injuria,
tornáranse en odio, en furia,
en sed de fatal venganza.
Cederte a otro hombre después
de aguardarte un año entero, 90
es imposible; prefiero
verte sin vida a mis pies.
Conque elige bien, y aparta
sueños de fe y de virtud:
o esta estrecha esclavitud 95
(si antes de ella no se harta
mi paciencia), o con tu amor
pagar voluntaria el mío;
dejo el ser, a tu albedrío,
tu galán o tu señor. 100
El mundo es grande, Isabel;
yo te idolatro, te adoro;
con mi brazo y con mi oro
buen lugar tendrás en él.
Y puedo hacértele tal 105
cuando admitas mis promesas,
que te envidien mil princesas
tu regia pompa oriental.
ISABEL
¿Habéis concluido?
CONDE
Sí.
ISABEL
Pues vuestras ofertas todas, 110
cual la farsa de mis bodas
serán miradas por mí.
Esta mañana rehusé
llegarme al profano altar,
y no habré de renegar 115
esta noche de mi fe.
Nací entre peñas, crecí
de pobreza entre rigores,
y amenazas ni clamores
nada alcanzarán de mí. 120
Mi amor, mi fe, mi esperanza,
firmes a halago y a injuria,
sabrán despreciar tu furia
y arrostrar tu vil venganza.
Oye, pues: todo tu afán 125
es en vano; yo le adoro,
y no vale todo tu oro
un cabello de don Juan.
CONDE
¿Esa es tu respuesta?
ISABEL
Esa es,
sí. ¿Después de un año entero 130
ser tuya? ¡Jamás! Prefiero
caer sin vida a tus pies.
CONDE
Caerás, sí; pero no esperes
que así tu vida concluya,
porque irá antes de la tuya 135
la de ese a quien tanto quieres.
ISABEL
Mi constancia y su constancia
en el bien como en el mal,
siempre firmes por igual,
se mofan de tu arrogancia. 140
CONDE
Veremos si tu entereza
a tanto heroísmo alcanza,
o si cede la balanza
al peso de su cabeza.
ISABEL
Me río de esa villana 145
amenaza, que te inspira
quien te inspiró la mentira
del papel, de esta mañana.
CONDE
¡Necia! ¿Mientas el papel,
y aun conservas confianza? 150
Pues disipa la esperanza
que concebiste por él.
Aprende lo que no sabes,
y aprendiendo a conocerme,
decídete a obedecerme 155
y tu situación no agraves.
¿Piensas que al plazo faltó
tu constante capitán?
No; burló todo mi afán;
daba aún las doce el reloj 160
cuando él acudió a la cita.
ISABEL
¡Cómo!
CONDE
Mas fía en su brío
el necio, y mi desafío
admitió.
ISABEL
¡Infamia inaudita!
CONDE
De noche y en despoblado, 165
y solo prometió ir.
ISABEL
¡Cielos!
CONDE
Puedes presumir
que habré mi gente apostado.
ISABEL
¡Hombre vil!
CONDE
Óyelo todo:
mandé, haga o no resistencia, 170
que desde allí a mi presencia
le traigan de cualquier modo
Ahora, creas o no creas
de grado lo que te digo,
de ello vas a ser testigo, 175
y creerás cuando lo veas.
 

(Óyese un clarín.)

 
Oye; esa la señal es
para franquear el rastrillo;
ya están al pie del castillo,
decídete pronto, pues. 180
Y no te andes con pereza,
porque juro ¡vive Dios!
que eliges una de dos,
o mi amor o su cabeza.
ISABEL
No puede mi alma con tanta 185
increíble atrocidad:
tu fría ferocidad,
monstruo pérfido, me espanta.
CONDE
Esperé, callé y sufrí
mientra el plazo se cumplía, 190
y al castillo te traía
sin dar sospechas de mí.
De hoy todo será traición,
y ese vulgo que murmura,
creerá mansión de ventura 195
la que será tu prisión.
Mas suben; ya están aquí.


Escena III

 

ISABEL, el CONDE y JUAN.

 
CONDE
    ¡Hola! ¡Eres tú!
JUAN
Sí, yo soy.
CONDE
¿Traes al capitán?
JUAN
Le traigo.
CONDE

 (A ISABEL.) 

Ya lo ves.
ISABEL
¡Cielos!
JUAN

 (Aparte al CONDE.) 

Señor,
200
echad ahora esos imbéciles
amoríos a un rincón,
y pensad en lo que importa.
CONDE
¿Qué hay, pues?
JUAN
Huyamos; si no
todo el valle a desplomarse 205
va muy pronto sobre vos.
CONDE
¡Cómo!
JUAN
De tropas y hogueras
cercado está en derredor.
CONDE
Tengo mi barco en la costa,
que ha dos días que fondeó 210
en esas rocas vecinas.
JUAN
Mas ved que un enjambre son.
CONDE
Serénate, Juan, no temas,
que tal lo he dispuesto yo,
que por entre ellos pasemos 215
como por un vidrio el sol.
JUAN
No lo sé.
CONDE
Habrá algunos tiros,
habrá un cadáver o dos;
mas tras el primero, a tierra
saldrá mi tripulación, 220
y habrá al mismo tiempo fuego
de babor y de estribor.
Tiempo ha que he determinado
salir de este boquerón,
pero saldremos despacio, 225
con botín y con honor.
Ve, Juan; que todo esté a punto
para el despuntar del sol;
mi barco aguarda esa hora
JUAN
Cumpliré mi obligación. 230
Mas de ese don Juan, ¿qué hacemos?
CONDE
Que aguarde un punto; ve.
JUAN
Voy.


Escena IV

 

El CONDE e ISABEL.

 
CONDE
    Ya lo ves, está en mis manos:
firme es mi resolución,
y única; elige, Isabel, 235
o su cabeza o mi amor.
No más misterios, no más
disimulos ni ficción:
necia honradez, medianía
servil no te ofrezco yo; 240
no una alquería en un valle,
y un olivar que agostó
el abandono de un año,
y una lanza y un bridón
con un corazón voluble 245
que tal vez otra secó,
no; yo te ofrezco un tesoro
de libertad y de amor,
todo el imperio del mar,
que rey ninguno acotó, 250
y donde soy con mi barco
más grande que el rey mayor.
Nada habrá que se te antoje
que darte no pueda yo:
si el mar te cansa, de tierra 255
puedo darte, no un rincón
donde vivir olvidada,
sino el palacio mejor;
la opulencia de los ricos,
del noble la ostentación, 260
y toda la altanería
del lujo fascinador.
Si Europa no da a un valiente
acogida y protección,
un nuevo mundo en América 265
se nos abre, ¡vive Dios!
Allí está virgen la tierra
esperando a su señor,
y conmigo su conquista
dividirá el español; 270
que harto mi brazo y mi oro
valen en contra o en pro,
para que no los acepte
o esclavo o conquistador.
ISABEL
Basta, insensato, de ofertas 275
que sólo quimeras son.
¿Crees tú que están mis oídos
insensibles a la voz?
¿Piensas que la de ese esclavo
en ellos no resonó? 280
«Va a desplomarse, te dijo,
todo el valle sobre vos»
Palideciste al oírle
decir que un enjambre son,
y mi corazón, oyéndolo, 285
de gozo se estremeció;
y firme como la tuya
es ya mi resolución.
CONDE
Pobre insensata, cual siempre
te engaña tu corazón: 290
mi barco tengo en la costa;
cuanto tengo de valor,
mis tesoros, mis secretos,
en él se depositó
con cauteloso sigilo 295
y exquisita precaución.
A mi poder y a mi dicha
sólo me falta el amor;
una mujer, que eres tú,
y sin la cual no me voy. 300
ISABEL
Primero que del pirata
la opulencia acepte yo,
hágame un esclavo vil
pedazos el corazón.
CONDE
Mira que a don Juan sentencias. 305
ISABEL
A mi honra y a su valor,
mejor nos está morir
que verme en tus brazos.
CONDE
¡Oh!
¡Un mundo entero no pudo
arrostrar mi indignación, 310
y hoy una débil mujer
osa arrostrar mi furor!
Piénsalo bien, cierva presa
en las garras del león.
ISABEL
Piensa tú que de tu cueva 315
se apiñan en derredor
lobos que huelen la sangre
de quien pavura les dio.
CONDE
Mira que no hay esperanza.
ISABEL
Yo he puesto la mía en Dios. 320
CONDE
Por última vez, ¿aceptas?
ISABEL
Por la vez última, no.
CONDE
Sea, y cúlpate a ti sola
de la suerte de los dos.
Tenéis de vida un minuto, 325
y aquí, este mismo salón
será de entrambos sepulcro
o templo de nuestro amor.
ISABEL

 (De rodillas.) 

El cielo, que me dio fuerzas
para tal resolución, 330
hará que a cabo la lleve,
o será mi protector.
CONDE

 (Con mofa.) 

¿Quién dentro de estas murallas
podrá protegerte?
ELENA

 (Saliendo por la puerta falsa.) 

Yo.


Escena V

 

El CONDE, ISABEL y ELENA.

 
 

(ELENA se coloca entre ISABEL y el CONDE: ISABEL continua de rodillas.)

 
CONDE
    ¿Qué es esto, cielos? ¡Elena! 335
ELENA
Sí, bárbaro, Elena soy.
CONDE
Espectro horrendo, ¿qué quieres?
¿Quién ante mí te evocó?
¿Por qué del sepulcro sales,
enemiga aparición? 340
ELENA
Deliras, Caín, deliras;
no soy un espectro, no:
vivo, y me guarda tu estrella
para ser tu salvación.
CONDE
Mi bala no ha errado nunca. 345
ELENA
Pues en la Cabrera erró.
CONDE
¡Sin duda estoy siendo víctima
de una pesadilla atroz!
ELENA
Acabamos de una vez,
y sal, Caín, de tu error. 350
Ya no tienes en el mundo
más esperanza que yo.
CONDE
¡Tú!
ELENA
Sí, todos te abandonan;
mas si audaz resolución
tomas, aun puedes salvarte 355
huyendo conmigo.
CONDE
No.
ELENA
Eso es lo que aun ofrecerte
puede quien tuvo valor
para vivir junto a ti
en escondido rincón 360
dos años en este valle;
sí, quien te guardó hasta hoy,
en vez de infame venganza,
la fe de su corazón.
Y esto es lo que va a ofrecerte 365
otro enemigo mayor
en este momento mismo
y con igual condición.
CONDE
¿Quién?
ELENA
Don Juan.
CONDE
¡Necia! ¿Ese engaño
crees que me infunde pavor? 370
Don Juan está en mi poder;
y ahora mismo, al de mi voz,
ante vuestros mismos ojos
voy a ponerle.
 

(Asoma DON JUAN mientras CAÍN se dirige a la puerta contraria.)

 


Escena VI

 

Dichos y DON JUAN, saliendo por la puerta secreta.

 
DON JUAN
Aquí estoy.
ISABEL
¡Don Juan!
DON JUAN
¡Isabel!
 

(Abrázanse.)

 
CONDE
¿Qué es esto?
375
DON JUAN

 (Viendo al CONDE.) 

¿Qué veo? ¡Dios vengador!
¡Mi padre!
CONDE
Ese hombre, ¿es don Juan?
DON JUAN
¡Noche de condenación!
Yo soy don Juan, soy Rodulfo.
¡Capitán, vuestro hijo soy, 380
que salí de la Cabrera
para infierno de los dos!
CONDE
¡Oh rabia!
ELENA
¿De la Cabrera?
DON JUAN
Allí ese hombre me dejó.
ELENA
Diome allí un mancebo amparo, 385
y una lancha salvación.
DON JUAN
¿En la Cabrera?
ELENA
Sí.
DON JUAN
¡Entonces,
ese mancebo soy yo!
ELENA
Sí.
CONDE
¡Todo lo entiendo ahora!
DON JUAN

 (Desesperado.) 

Y yo también, ¡vive Dios! 390
yo también, que del destino
bajo fatalismo atroz,
he sido siempre el juguete
desde la hora en que vi el sol.
CONDE
(¡Oh dicha! Pues el destino 395
a todos me los juntó,
de todos me libro a un tiempo.)
Rodulfo, tienes razón,
el uno en contra del otro
la suerte nos colocó, 400
y es fuerza sacrificarse
uno de ambos por los dos.
DON JUAN
Partámonos uno de otro,
padre; dejadme mi amor,
y huid mientras tenéis tiempo 405
y yo quedo tras de vos.
Si mi fuerza o mis engaños
os consiguen salvación,
para siempre separémonos,
y que nos ayude Dios. 410
ELENA
¡Qué historia espantosa es ésta
que a mis celos escapó!
Caín, tan negro misterio
no cabe en mi comprensión.
¿Es hijo tuyo ese hombre? 415
CONDE
Mujer, cierra el labio.
ELENA
¡No!
Fuerza es que se aclare todo
este misterio de horror.
CONDE
Pues bien, aclárese al punto,
porque ahora mirando estoy 420
que si ése es don Juan, hay otro
que su lugar usurpó.
¡Hola! Traed a ése.


Escena VII

 

Dichos. JUAN, TOMÁS y piratas.

 
JUAN
Aquí está.
CONDE
¿Quién eres tú?
TOMÁS
Tomás soy.
CONDE
¡Gracias, fortuna! Salid. 425
 

(Vase JUAN y los que con él han salido.)

 


Escena VIII

 

CONDE, TOMÁS, DON JUAN, ELENA e ISABEL.

 
CONDE
    ¿Quién manda mi barco?
TOMÁS
Yo.
CONDE
¿Está en la costa?
TOMÁS
Está allí,
CONDE
¿Y a buscarme vienes?
TOMÁS
Sí.
CONDE
¿Para que partamos?
TOMÁS
No.
CONDE
¡Cómo!
TOMÁS
Escúchame, pirata:
430
acabo a uno de matar,
el bosque al atravesar.
CONDE
¿A quién?
TOMÁS
A Pedro Zapata.
CONDE
De un bribón nos has librado.
TOMÁS
Sí, mas en otra ocasión 435
conocí yo a ese bribón,
y todo me lo ha contado.
CONDE
¿Y qué?
TOMÁS
Por él supe allí
que la única hija mía,
que encomendado le había, 440
está en tu poder aquí.
CONDE
¡Tu hija!
TOMÁS
Él hizo papel
de padre suyo en mi nombre.
ISABEL
¡No era mi padre aquel hombre!
CONDE
¡Es hija tuya Isabel! 445
TOMÁS
Sí.
ISABEL

 (Arrojándose a sus brazos.) 

¡Padre!
TOMÁS

 (Ídem.) 

¡Hija mía! Ahora,
pirata, no más doblez,
no más ficción; a tu vez,
de Dios tu perdón implora.
ELENA
¿Aun hay más misterios?
TOMÁS
Sí.
450
Ya mi hija, mi afán logré,
mi hija, que la causa fue
de mi silencio hasta aquí.
Veinte años ha que te sigo
de tu barco en el encierro, 455
veinte años que como un perro
camino y duermo contigo
por eso; ahora el dueño soy
de tu más fatal secreto,
y, por verte en él sujeto, 460
heme afanado hasta hoy.
CONDE
Guárdalo, esclavo, hasta el fin,
como hasta aquí lo has guardado.
TOMÁS
Más de seis años forzado
lo guardé en tu bergantín: 465
no, tú los lazos has roto
con que a callarme obligabas,
Caín, cuando me dejabas
esclavo de tu piloto.
Temistes que cuando en tierra 470
saltara, te vendería;
pensastes bien, este día
llegó, que tanto te aterra.
¿Te acuerdas, feroz pirata,
de aquel horrendo abordaje 475
con que distes fin al viaje
de una peruana fragata?
Con vida tan sólo allí
quedamos un niño y yo.
CONDE
Y ¿quién os la concedió? 480
TOMÁS
Tú; pero ¿a qué precio? Di.
Siendo parte de tu bando,
y los rayos de la ley
con tu sanguinaria grey
sobre nosotros llamando. 485
Te la compramos, ¡pardiez!
él con su fortuna entera,
con su suerte venidera;
yo, con toda mi honradez.
CONDE
Basta, ¡traidor! basta ya. 490
TOMÁS
¡Lo que adivinas te espanta!
CONDE
No saldrá de tu garganta
lo que resta.
TOMÁS
¡Oh, sí saldrá!
CONDE
Primero que lo pronuncies
tendrá cabo tu existencia. 495
¡Hola!
 

(Va a salir, y TOMÁS, acudiendo antes que él a la puerta, pasa el cerrojo y se coloca delante de ella.)

 
TOMÁS
A toda resistencia
es forzoso que renuncies;
no en vano a la fuerza apeles;
tu barco al Rey he vendido.
CONDE
¡Traidor!
TOMÁS
Y le he remitido
500
tu tesoro y tus papeles.
CONDE
¡Oh, furia!
TOMÁS
Y por conclusión,
envié, escrita de mi mano,
del abordaje inhumano
una exacta relación. 505
No hay, pues, para ti, Caín,
ni remedio ni esperanza,
que te aprestó mi venganza
en un cadalso tu fin.
DON JUAN
Eso, jamás, ¡vive Dios! 510
Mi padre le hizo el destino,
y yo le abriré camino,
o moriremos los dos.
ELENA
Y antes que a trance tan cruel
lo lleve tan vil traición, 515
pisarán mi corazón
para llegar hasta él.
Capitán, por cuanto caro
tengáis en el universo,
que en un trance tan adverso 520
no le dejéis sin amparo.
Habéis en su compañía
por largo tiempo vivido,
su fortuna habéis seguido,
y por su sangre os quería. 525
DON JUAN
No, ¡por Dios! Aunque me afrente,
su sangre no negaré.

  (Al CONDE.) 

Vuestro lugar tomaré,
y, mientras secretamente
por ese oculto camino 530
salís al campo los dos,
yo me quedaré por vos
a arrostrar vuestro destino.
Tomad y huid.
 

(Le ofrece su espada. TOMÁS se va a acercar. DON JUAN se dirige a él con nobleza.)

 
TOMÁS
¡Tente!
DON JUAN

 (A TOMÁS.) 

¡Atrás!
Si tú vengas tu opresión, 535
yo cumplo la obligación
que hay en mi sangre, Tomás.
TOMÁS
¡Rodulfo!
DON JUAN
Si das un paso
para tocarle un cabello,
Tomás, por todo atropello; 540
tente a tu vez, o te abraso.

  (Con una pistola.) 

ISABEL
¡Padre! ¡Don Juan!
DON JUAN
Id, volad.
TOMÁS
Pues bien, noble corazón,
aprende la obligación
de tu sangre en realidad. 545
No es la de ese monstruo fiero
la que corre por tus venas,
no; él colgó en sus entenas
a tu padre verdadero.
JUAN e ISABEL
¡Oh, no es mi/su padre ese hombre! 550
TOMÁS
No. Abordó vuestra fragata
y dejó de ser pirata
con su título y su nombre.
 

(El pirata lo oye todo con calma y fiereza.)

 
DON JUAN
¡Ira de Dios!
TOMÁS
Y ve aquí
la venganza que apresté; 555
sí, cuando en ella pensé,
pensé en tu padre y en ti.
DON JUAN

 (Volviendo la pistola que tiene en la mano, al pirata.) 

Cúmplase, pues...: reza, infame,
tu postrimera oración.
CONDE

 (Presentando el pecho.) 

Tira; aquí está el corazón: 560
no creas, no, que reclame
ni clemencia ni piedad
la fiereza del pirata,
que no eres tú quien le mata,
sino su fatalidad. 565
Tira: esa ha de ser mi suerte
de una o de otra manera;
conque venga como quiera;
nunca he temido la muerte.
ELENA
¡Perdón, capitán!
ISABEL
¡Perdón,
570
don Juan!
TOMÁS
¡Tente! A la justicia
toca, y arguye malicia
impedir su obligación.
 

(Se oyen voces dentro, y luz de antorchas por detrás de la ventana. Algunos tiros muy a lo lejos.)

 
CONDE
Mas ¿qué es esto?
TOMÁS
Ya lo ves,
cercado el palacio está. 575
CONDE
Mas mi gente lidiará,
¡vive Dios!
TOMÁS
Inútil es;
no se trata de batallas
ni abordajes, y aplicado
habrán prontos, de contado, 580
escalas a las murallas.
JUAN

 (Dentro.) 

¡Capitán!
CONDE

 (Asomando a la reja.) 

¿Quién va?
JUAN

 (Dentro.) 

Salid
pronto, que ya los soldados
tienen los puentes forzados
y huye mi gente; venid. 585
CONDE
Mis dueños sois, responded;
mandad lo que os venga a tino;
yo arrostraré mi destino,
pero sin pedir merced.
TOMÁS

 (A la reja.) 

Rendíos a discreción, 590
no hay más remedio ni espacio,
porque he vendido el palacio.
 

(Vocería lejana.)

 
ELENA

 (De rodillas.) 

¡Perdón, capitán, perdón!
Os hizo una injuria cruel,
mas también os dio la vida, 595
y me tenéis prometida
la suya por Isabel.
¡Oh! Tenéis tiempo y favor:
sed generoso, don Juan;
no atropelléis, capitán, 600
vuestra palabra y mi amor.
CONDE
Alza y no ruegues, villana,
y pues que tanto me quieres,
vamos a ver cómo mueres
como buena siciliana. 605
ELENA
¡Ah, rendíos, capitán!
Veo que en vuestra nobleza
la ruindad y la grandeza
luchando en silencio están.
DON JUAN
No, no: él en su barco a mí 610
guardóme y me protegió:
con mal no he de pagar yo
el bien que de él recibí.

  (Por la puerta secreta.) 

Sea: partid, por aquí;
tal vez en la obscuridad 615
podéis la ermita ganad,
y estad ocultos allí.
Si mañana ambos a dos
vivís, un barco tendréis
para que a la vela os deis. 620
Id, y que os ayude Dios.
ELENA
¡Oh! Dejad que a vuestros pies...
DON JUAN
Id, que me estáis dando afán.
CONDE
Gracias, y adiós, capitán.
DON JUAN
No os detengáis.
CONDE
Vamos, pues.
625


Escena IX

 

DON JUAN, ISABEL y TOMÁS.

 
 

(TOMÁS quiere hablar. DON JUAN le ataja la palabra.)

 
DON JUAN
    Tomás, ninguna objeción
admito: cumplí y cumpliste:
tú con mi padre, debiste,
y yo con mi corazón.
No pensemos más en él, 630
y sólo el placer gocemos
de ver que entrambos tenemos
nuestra dicha en Isabel.
TOMÁS
¡Honra tamaña, señor,
a nuestra humildad villana! 635
DON JUAN
Todo tu lealtad lo gana,
todo lo iguala el amor.
 

(Ruido en el paso secreto.)

 
Mas ¡qué ruido!... ¿Volverá
ese hombre? Llegan. ¿Quién va?


Escena X

 

El CAPITÁN DE GUARDACOSTAS aparece por la entrada del camino subterráneo, seguido de algunos soldados con armas y antorchas.

 
CAPITÁN
    Yo
DON JUAN
Y ¿quién de esa galería
640
os mostró el paso profundo?
CAPITÁN
Un hombre que moribundo
al pie de la cruz yacía.
DON JUAN
¡Oh! ¿Y los hallasteis?
CAPITÁN
Los dos,
despechados resistieron. 645
DON JUAN
¿Se salvaron?
CAPITÁN
No, murieron.
DON JUAN
¡Ay! ¡Fue justicia de Dios!







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