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Un memorial perdido de don Pedro Calderón

Edward Meryon Wilson


Emmanuel College, Cambridge



Gracias a los trabajos de Felipe Picatoste1 y de Emilio Cotarelo y Mori2, el papel que hizo don Pedro Calderón en la guerra de Cataluña es bien conocido. El redescubrimiento por el señor Simón Díaz de un documento (visto, pero no publicado, por Picatoste)3 cambia poco nuestras impresiones de la carrera militar del poeta. Sin embargo se trata de una relación del mismo don Pedro, en forma de memorial impreso, dirigido a Felipe IV, en la cual resume tanto su carrera militar como la de su hermano menor, don Joseph. El impreso consta de seis hojas in folio, sin numeración, en tres pliegos de dos hojas: A-C2, con la última en blanco. Actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional, signatura: R/varios 68-76. Como se trata de una obra auténtica, aunque no literaria, del poeta, la publico aquí. Según se verá, añade algunos detalles a nuestros conocimientos de la vida del dramaturgo, y su comparación con otro documento nos revela algo de la psicología del soldado-poeta. Sigue aquí el texto:

SEÑOR.

DON Pedro Calderon de la Barca Cauallero de la Orden de Santiago, dize: Que en veinte y ocho de Mayo passado de 640. se presentò montado para el seruicio de V. M. en la Caualleria de las Ordenes: y en veinte y nueue de Setiembre siguiente se agregò y començò a seruir en la Compañia de Cauallos Coraças del Conde Duque de San Lucar, Capitan General de la Caualleria de España, donde continuò el seruicio de V. M. desde que la dicha Caualleria entrò en el Principado de Cataluña, por el Col de Balaguer, hallandose en todas las ocasiones que se ofrecieron, y particularmente el dia que D. Alvaro de Quiñones, Teniente General de la dicha Caualleria, fue a tomar los puestos de Cambriles, y rompiò tres mil hombres, que el enemigo tenia emboscados fuera de la Plaça, y en la toma de Salô, y Villaseca, y quãdo con dicha Compañia y treinta Arcabuçeros a cauallo de la del Comissario General Don Rodrigo de Herrera se fue a reconocer a Constantî; y a la retirada rompieron quinientos hombres, que salian de Villaseca, para socorro de Tarragona, donde se degollaron la mayor parte dellos, y de cuya ocasion el dicho Don Pedro saliò herido en vna mano; y sin retirarse â curar se hallò en la entrega de Tarragona, quando Mosiur de Espernan la rindiô al Marques de los Velez; y despues quando se reconoçiò a Martorel fue vno de treinta Coraças que se eligieron para que con la Compañia del Capitan Don Iuan de Oto cerrasen con tres tropas del enemigo, donde se hallò en la rota que alli se le dio, y toma y quema del dicho Martorel: y el dia que el Exercito de V. M. llegò a Barce- [A1r.] lona, y peleò con la Caualleria Francesa hasta meterla debaxo de su rastillo: se hallò en esta faccion hasta que con su Caualleria tornô la buelta de Tarragona, donde se hallò en el sitio, y necessidades del, y el dia que el enemigo tuuo cortados seiscientos Cauallos, que iban a forragiar: se hallò en el puesto de las Horcas, que ocupaua Don Alvaro de Quiñones con el resto de la Caualleria, haziendo en esta ocasion algunos particulares seruicios, y obedeciendo las ordenes que se le dieron, poniendo en ellas muy a riesgo, y peligro su vida. Y el dia que el Marques de Villafranca metio el socorro en Tarragona fue elegido para assistir en la Marina, de donde no faltô vn punto, estando en ella con mucho riesgo, ayudando a facilitar el sacar el bastimento a tierra, y meterla en la dicha plaça, de donde despues de lebantado el sitio, fue embiado a esta Corte a V. Magestad por el Marques de la Hinojosa, General de aquel Exercito, con despachos de mucha importancia, y confiança, y cartas de creencia para otros, que se auian de tratar a boca cerca del estado en que se hallauan aquellas Armas, de que dio muy buena quenta a satisfacion4. Y despues quando se formaron las Compañias de la Guardia de V. Magestad por el año de seiscientos y quarenta y dos, para la jornada de Zaragoza, sentò su plaza en la del Conde de Oropesa, y con ella marchò gouernando vna Esquadra5, y assistio a las cosas que se le ordenaron, con toda fineza y puntualidad, hasta que por hallarse muy enfermo, y impossibilitado del manexo de las Armas, y reconociendolo V. Magestad assi por su Real Cedula de veinte y seis de Nouiembre de seiscientos y quarenta y dos le dio licencia para retirarse a curar a donde mas comodidad tuuiese, y passaporte para los puertos de Castilla. [A1v.]

Es hermano de Don Ioseph Calderon de la Barca, que siruiò a V. Magestad en los estados de Milan, Italia, y Flandes desde el año de seiscientos y veinte y siete: y en este tiempo se hallò en la empressa de Nisa de la Palla, y en el sitio y toma de Pontestura, y toma del Castillo de San Iorge, sitio y toma de Rosiñan, y en el sitio de la Ciudad del Casal, en la qual, y en las demas assistiô continuadamente, peleando con mucho valor. Y el dia veinte y seis de Octubre de seiscientos y treinta, quando el enemigo fue a socorrer la Ciudadela, se hallo en la primera hilera del esquadron de los Españoles: y auiendo seruido a su costa hasta veinte y quatro de Iulio de seiscientos y treinta y vno vino a España con licencia y en seruicio del Duque de Lerma, a negocios que le importauan, auiendo dexado acabadas las facciones que por entonces se ofrecieron en aquellos Estados6,

Y despues en quinze de Agosto de seiscientos y treinta y ocho sentò plaça en la Prouincia de Guipuzcoa, para el socorro de Fuente-Rabia, en la Compañia del Capitan Don Diego del Marmol, vna del Tercio del Marques de Mortara7, donde siruio en todas las ocasiones que se ofrecieron, sin dexar perder alguna, y en particular se hallò a la toma de los puestos de la Colina de Xazquivel: y segunda vez subiò a ella quando por aquella parte se intentò el socorro de la plaza, que por las grandes inclemencias del tienpo no se pudo conseguir8

Y auiendo dado orden el Almirante de Castilla, su General, de que su Tercio se retirasse a los Passages a repararse, por auer sido de los mas mal parados de las aguas, el dicho Don Ioseph se quedò con su pica assistiendo en esta faccion a la persona del general. Y el dia siete de Septiembre, quando se dio la rota al [A2r.] enemigo, se hallo en el Esquadron de su Tercio, que guiaua el Conde Geronimo Ro, Maestre de Campo General, y en la segunda hilera del, siendo de las primeras picas que ocupauan las fortificaciones del enemigo. Y en consideracion destos seruicios el dicho Almirante de Castilla le dio la Compañia que vacò por ausencia de Don Iuan del Castillo. Y auiendose acabado aquella faccion, vino a esta Corte con licencia del Almirante: y despues auiendole reformado V. Magestad, por su Real Cedula de treze de Março de seiscientos y treinta y nueue le hizo merced de veinte y cinco escudos al mes de entretenimiento, con los quales boluio a seruir al Exercito de Cantabria, donde sentò su plaza en el Regimiento de la Guardia de V. Magestad en veinte y seis de Março de seiscientos y treinta y nueue9, y donde continuô su Real seruicio, hallandose en todas las ocasiones que se ofrecieron, hasta que el Marques de los Valvases, su General, se le mandò passar a seruir a la Prouincia de Guipuzcoa en compañia del Marques de Mortara. En treinta y vno de Enero de seiscientos y quarenta, por carta de recomendacion del dicho Marques de Valvases, escrita a V. Magestad, consta de los muy particulares seruicios del dicho don Ioseph10, y de como se hallo en toda la campaña, y sitio de Salsas, hasta que se ganò la plaça, y como fue nõbrado para ir con los quatro mil Infantes, y la Caualleria a reconocer el exercito del enemigo, que estaua al abrigo della11. Auiendose portado en esta faccion con mucho valor, como tambien el dia que tomaron los puestos fue vna de las picas que se abançaron al Arcen del foso, y al rastillo. Y en la salida que el enemigo hizo al ataque del Marques de Mortara, se hallò a rechazarle, quedando herido de vn mosquetazo en vna pierna, sin que por esso se retirasse a cu- [A2v.] rar hasta auerse acabado la faccion: y el dia que se ganaron los puestos anduuo con vigilancia, y cuidado, lleuando fagina, y otras cosas para fortificarlos12: y quando el enemigo intentò socorrer la dicha plaça de Salsas, fue en el esquadron, que guiaua el Marques de Mortara, para socorrer aquella parte, lleuando a su cargo vna manga de Mosqueteria. Y auiendose acabado esta faccion, y venido a esta Corte con el dicho Marques de Mortara, para passar cõ èl dõde le estaua ordenado; V. Magestad reconociendo sus muchos seruicios le hizo merced de vna cõpañia de las de su Guardia, y vn Abito de vna de las Ordenes Militares: y èl anteponiendo el Real seruicio a sus medras, y aumentos, sacò los despachos de la dicha Compañia, y con ellos se partio a punto sin detenerse a ponerse el Abito, ni a sacar los despachos del, con cuyo puesto se hallò en todas las ocasiones que se ofrecieron desde la primera entrada de Cataluña, por el año de seiscientos y quarenta. Y particularmente se hallô con su Compañia, y con vna manga de Mosqueteria â su cargo a tomar el Castillo de San Iorge, como le tomò, rindiendo la gente que le guardaba à merced de sus vidas; y despues fue cubriendo con otra manga de Mosqueteria al Maestre de Campo General Don Iuan de Garay, llegando con su gente hasta descubrir la emboscada del enemigo, desalojandole de las primeras Colinas. Y el dia que se ganò la Villa de Martorel, se le ordenò fuesse a ganar vn puesto al enemigo, como lo hizo, sustentandole, y peleando con particular valor y bizarria, hasta que auiendo el Marques de Torreclusa enrrado [sic] en la Villa por la retaguardia, el dicho don Ioseph cargò por la frente del enemigo, siguiendo el alcance, y entrando de los primeros en la dicha Villa, y el dia que envistieron las [B1r.] fortificaciones de Monjuy, fue nombrado para ir de vanguardia en el esquadron bolante que lleuaua Don Fernando de Ribera, el qual antes de llegar a arriba, le boluio a embiar, para que cubriesse nuestra Caualleria, que iba por debaxo, como lo hizo, assistiendo en la Cruz cubierta, cerca de las murallas de Barcelona, donde estuuo manteniendo la escaramuça, hasta que se le diò orden, para que se retirasse, como lo hizo, de retaguardia de todo el Exercito. Y el siguiente dia fue en el mismo puesto cubriendo la Caualleria; y despues hallandose el Exercito sitiado en Tarragona, fue nombrado para ir de comboy al forrage de la Caualleria: y auiendo el enemigo con todo su gruesso salido a cortarle, se retirô sin perder soldado, por auer salido el Maestre de Campo Don Fernando de Ribera a hazer diuersion al enemigo, con el qual estuuo el dicho Don Ioseph escaramuceando casi todo el dia, y manteniendo el puesto hasta que llegò el dicho Don Fernando: y a la retirada junto a la Cruz hizo frente al enemigo, que con todo su gruesso auia atacado la escaramuza por la Colina de las Horcas, hasta que se retirò sin auer podido desalojar al dicho Don Ioseph de el puesto que ocupaua13. Y assimismo assistiò con su Compañia a la defensa y fortificacion de su quartel todo el tiempo que durò el sitio de la Plaça de Tarragona, sin auer hecho ausencia, ni falta alguna, antes bien en el sitio en ocasion que los padres faltauan a los hijos, por las muchas necessidades, calamidades, y trabajos que en èl se padecieron, sustentò catorze camaradas a su costa todo el tiempo que durò, de mas de otros muchos, y muy particulares socorros que hizo a pobres soldados, animandolos con mucho feruor, y zelo del seruicio de V. Magestad, en que gastô mucha cantidad de duca- [B1v.] dos, que de Madrid se le remitieron de su hazienda en esta ocasion.

Y assimismo en la sorpressa de Salò, se le encargaron las escalas que tocaron a su Regimiento, siendo las primeras que se arrimaron a las murallas, y el primero que entrò en el castillo. Y estando de guardia en Villalonga tuuo vn rencuentro con el enemigo, resistiendo todo el gruesso del, y peleando, y animando a sus soldados con mucho valor, por mucho espacio de tiempo, hasta que auiendo embiado auiso al Exercito, que estaua descuydado descansando, pudo dar lugar para que se pusiessen en arma, y viniessen a socorrerle, faccion en que el dicho Don Ioseph ganò gran credito, y mostrô mucho valor: y concuerdan todos los que en êl se hallaron, que sino fuera por el dicho Don Ioseph, este dia huuieran corrido mucho riesgo las Armas de V. M. por la poca, ô ninguna preuencion con que el Enemigo les cogia14.

También se hallò en la interpressa de Tamarite, y en todas las demas salidas y ocasiones que se hizieron, y se ofrecieron en el Campo de Tarragona, y en el Col de Illa, viniendo al de Lerida, salio con vna manga de Mosqueteria a desalojar al Enemigo de las trincheras; y assimismo se hallò en el reencuentro que se tuuo con èl sobre las Horcas de Lerida, ganar a Aytona, y Almenara; y despues auiendosele hecho merced de la Patente de Sargento Mayor del Regimiento de la Guardia de V. Magestad: Siruio en este Puesto con toda satisfacion, en la Castellania de Amposta, y Embatea: fue gouernando vn troço de su Tercio, para dar assalto a la muralla de la villa y castillo de la Iglesia: y en Mora de Ebro quando el enemigo intentò socorrer el castillo, anduuo con grande amor, celo, y vigilancia del serui- [B2r.] cio de V. Magestad, señalandose muy particularmente en muchas ocasiones, hasta que se le rompiò, mostrando en todas mucho valor.

Y el dia que el Marques de Leganès peleò en las Horcas de Lerida subio gouernando su Tercio con el del Conde de Basto, del Regimiento de su Alteza, donde puso en fuga al enemigo, y le ganô la artilleria, hasta que no pudiendo sustentar el puesto, tuuo orden de retirarse. Hallòse en la rota que Don Felipe de Silva dio al Enemigo a las Huertas de Lerida, y en el sitio que despues se puso, hasta que se rindio con la assistencia de V. Magestad, en cuya ocasion, reconociendo el buen credito que el dicho Don Ioseph tenia en su seruicio, de su mano le honrò con vna ayuda de costa para las prueuas de su Abito, y vn cauallo. Y despues estando gouernando el Regimiento (que lo hizo mucho tiempo, por ausencia de Don Manuel de Aguiar, su Teniente Coronel) con êl ganò el puente de Monclux, como consta de carta de Don Andrea Cantelmo, en que le dâ las gracias desta faccion; y le ofrece dar quenta della a V. Magestad, y recomendarle en orden a sus aumentos, en cuya conformidad le escriuieron Don Luis Mendez de Haro, el Marques de la Hinojosa y otros Superiores suyos, ofreciendole en nombre de V. Magestad y muy particulares mercedes15: y la que tuuo efecto fue, que V. Magestad por su Real Cedula en Zaragoça en quatro de Abril de seiscientos y quarenta y cinco se la hizo del puesto de Teniente de Maestre de Campo General, en el cual continuò su seruicio con la misma aprobaciõ, esfuerço, y vigilancia, como a V. M. mismo consta de la Relacion que le hizo del estado de sus Armas, embiado a Zaragoça por D. Andrea Cantelmo a tratar a boca con V. M. las disposiciones dellas, de [B2v.] que dio la buena quenta que de lo demâs que estuuo a su cargo: y de cuyos Reales pies se despidio para morir en su seruicio, pues apenas llegò al exercito, quando en vn reencuentro que tuuieron las Armas de V. M. cõ el enemigo sobre el puente de Camarasa murio peleãdo cõ todo esfuerço, y quedãdo hecho pedazos en el campo, cuyos seruicios, cõ otros muy particulares, que aqui no van mencionados, constã de las certificaciones de sus Superiores, que van notadas a la margen, y por ellas con mas distincion se reconocerà con el afecto que el dicho D. Ioseph siruio a V. M. poniendo a muchos riesgos su vida (hasta que la perdio) y anteponiendo a ella su Real seruicio, y los aumentos, pues aun para tratar de ponerse su Abito, no vino à la Corte, ni faltò de sus vanderas desde la primera entrada de Cataluña, hasta que murio.

Vltimamente (Señor) el dicho D. Ioseph Calderon demas de los cinco años que siruio en los Estados de Milan, Italia, y Flandes, siruio en España desde el año de 638. continuadamente hasta el de 646. que le mataron en la ocasion que queda dicho, sin faltar en ninguna que se aya ofrecido, en Fuente-Rabia, Salsas, Perpiñan, y todas las de Cataluña, y otras partes, procurando proceder como tenia obligacion: y auiendo cumplido con la vltima de perder por el Real seruicio tan arrebatada y atrozmente la vida, de cuyo esfuerço es muy cierto que a auerle durado, huuiera sido para continuar hasta oy el seruicio de V. M. Y siendo âssi [sic], que los que èl hizo, sus atenciones, puntualidades, y fineza hasta oy no estã premiados como era justo. En consideraciõ de algunos dellos, y de los del dicho D. Pedro, V. M. por su Real Cedula, dada en Zaragoça en 21. de Septiembre de 645. le hizo merced de treinta escudos al mes de en- [C1r.] tretenimiento, consignados en la Artilleria de España. Y despues deseando el dicho D. Pedro continuar el seruicio de V. M. y passar a Italia con el Duque de Alva, que iba proueido por Virrey de Sicilia, por Cedula de 13. de Abril de 646. mandò V. M. que los dichos treinta escudos se le hiziessen buenos cerca de la persona del Duque de Alva en los Estados de Italia. Y por no auer tenido efeto el passar a ella, no le ha tenido el goze de dicho sueldo, debiendosele del casi todo el tiempo que ha que se le señalô. Y aora que esperaua con mas puntualidad su cobrança, por tenerle aclarado en esta Corte, se le ha reformado cô algunos entretenidos que le gozauan. En cuyo reformacion V. M. dize al margen de su Real Decreto: Que se tendrà atencion a darle satisfacion en otra merced. Y assi suplica a V. M. que en consideracion destos seruicios, y otros particulares, de que no haze mencion en este Memorial, por ser menores, y no de esta calidad, ni dignos de ponerse en êl, aunque lo sean de traerlos a la memoria de V. M. sea seruido de que la satisfacion que se le dè sea vna llaue de Ayuda de Camara de V. M. por el deseo que siempre ha tenido y tiene de continuar su Real seruicio, que recibirà merced. [C1v.]

[la hoja C2 en blanco]






Actividades guerreras de don Pedro Calderón

Antes de tratar de los propósitos que Calderón abrigaba al dirigir al Rey este memorial, los cuales se nos revelan en sus dos últimas páginas, conviene examinar sus fuentes y su estilo narrativo. Al copiarlo sentí cierta desilusión; no se evidencia en él aquella prosa ágil, nerviosa e ingeniosa que encontramos en la famosa carta que D. Pedro escribió al Patriarca o en la Deposición hecha a favor de los profesores del arte de la pintura. El estilo, si no notarial, es el de los documentos militares. En la multitud de referencias a papeles, cartas oficiales, instrucciones y certificaciones de oficiales superiores del ejército (gente -por cierto- valerosa y bien enterada) no se puede esperar gracias literarias ni frases memorables. Es posible que muchos de aquellos documentos existan en los archivos públicos de España; Picatoste vio algunos en el del Conde del Asalto16. En todo caso conocemos el texto de uno, gracias a este historiador, documento bastante revelador y que, por fortuna, se refiere a la vida militar de don Pedro, no a la de don Joseph; lo pongo aquí junto con los renglones equivalentes del memorial:

[Picatoste, pág. 46]                


[Memorial de Calderón]                


  SEÑOR.
D. Aluaro de quiñones cauallero de la horden de Santiago, del conss° supremo de guerra de su magd y su theniente gl de la caualleria de las hordenes militares, gobernador y castellano de Cremona:
Hago fe: que conozco á Don pedro calderon de la barca, cauallero de Santiago
 
  DON Pedro Calderon de la Barca Cauallero Cauallero de la Orden de Santiago, dize: Que en veinte y ocho de Mayo passado de 640. se presentò montado para el seruicio de V. M. en la Caualleria de las Ordenes: y en veinte y nueue de Setiembre siguiente
soldado de la compañia de cauallos de las hordenes militares del Sr. conde duque, ntro. general. se agregò y començò a seruir en la Compañia de Cauallos Coraças del Conde Duque de San Lucar, Capitan General de la Caualleria de España, donde continuò el seruicio de V. M. desde que la dicha Caualleria
Despues que nuestro exercito entró en este principado de Cataluña por el col de balaguer, allandose en todas las ocasiones que se an ofrecido, particularmente el dia que yo fui
á tomar los puestos de cambrills, y rrompí tres mil hombres que el enemigo tenia emboscados fuera de la plaça, y en la toma de ssalo y y [sic] villaseca, y quando con dha comppa y treinta arcabuceros á cauallo de la del comissario gl Don Rodrigo de herrera fui á reconocer á constanti, y á la retirada rrompi quinientos hombres, que salian de Villaseca para ssocorro de Tarragona, degollando la mayor parte dellos, donde dho Don pedro calderon se señaló y peleó como muy honrrado baliente cauallero y ssalio herido de vna mano de dha ocassion;
entrò en el principado de Cataluña, por el Col de Balaguer, hallandose en todas las ocasiones que se ofrecieron, y particularmente el dia que D. Alvaro de Quiñones, Teniente General de la dicha Caualleria, fue a tomar los puestos de Cambriles, y rompiò tres mil hombres, que el enemigo tenia emboscados fuera de la Plaça, y en la toma de Salô, y Villaseca, y quãdo con dicha Compañia y treinta Arcabuçeros a cauallo de la del Comissario General Don Rodrigo de Herrera se fue a reconocer a Constantî; y a la retirada rompieron quinientos hombres, que salían de Villaseca, para socorro de Tarragona, donde se degollaron la mayor parte dellos, y de cuya ocasión el dicho
Don Pedro saliò herido en vna mano;
  y sin retirarse â curar se hallò en la entrega de Tarragona, quando Mosiur de Espernan la rindiô al Marques de
y las veces que yo fui á rreconocer á martorell fué uno de los treinta coraças que nombré para que con la comppª del cappn don Juan de otto cerrasen con tres tropas del enemigo; y en esta ocassion se portó como de su persona y partes se podia esperar. Y lo mismo hizo los Velez; y despues quando se reconociò a Martorel fue vno de treinta coraças que se eligieron para que con la Compañia del Capitan Don Iuan de Oto cerrasen con tres tropas del enemigo,
en la rrota que alli se dio al enemigo, y el dia que nuestro exercito llegó á Barcelona. donde se hallò en la rota que alli se le dio, y toma y quema del dicho Martorel: y el dia que el Exercito de S. M. llegó a Barcelona, y peleo con la Caualleria Francesa hasta meterla debaxo de su rastillo: se
Y despues que se retiró á este campo de tarragona se a allado en las que se han ofrecido en él y en el sitio desta ciudad, particularmente el dia que el enemigo tuvo cortados seiscientos cauallos que yban a forragear; se alló en el puesto de las orcas que yo ocupaba con el resto de la cauaia, no faltando jamas a su estandarte, haciendo algunos seruicios particulares. hallò en esta faccion hasta que con su Caualleria tornô la buelta de Tarragona, donde se hallò en el sitio, y necessidades, del, y
el dia que el enemigo tuuo cortados seiscientos Cauallos, que iban a forragiar: se hallò en el puesto de las Horcas, que ocupaua Don Alvaro de Quiñones, con el resto de la Caualleria, haziendo en esta ocasion algunos particulares seruicios, y obedeciendo las ordenes que se le dieron, poniendo en ellas muy a riesgo, y peligro de su vida.
Y el dia que el Sr Marques de villafranca metió el ssocorro en esta plaça, assistió á la marina sin faltar un punto con mucho rriesgo ayudando á facilitar el saccar el bastimento á tierra. Y el dia que el Marques de Villafranca metio el socorro en Tarragona fue elegido para assistir en la Marina, de donde no faltô vn punto, estando en ella con mucho riesgo, ayudando a facilitar el sacar el bastimento a tierra, y meterla en la dicha plaça.
Y en todo lo demás que se a ofrecido a procedido muy a ssatisfaccion de sus superiores y a cumplido con las obligaciones de su sangre: es persona de prouecho en el seruicio de su magd, y en quien será muy bien empleada qualquiera mrd que su magd fuere seruido de hacerle. Y a su pedimento doy la presente firmada de mi mano y sellada con el sello de mis armas en tarragona a 19 de otte 1641.  

Podemos en este caso observar el proceso de redacción de nuestro documento. En el memorial sigue don Pedro el tono general empleado por su superior en su certificado. Muchas veces hasta copia exactamente las frases empleadas por él; el tono es el mismo. Calderón quiso subordinar sus dotes de prosista (que las tuvo) para hacer lo que oficialmente se esperaba de un autor de memoriales. Pero hay en el documento algunas adiciones y supresiones que son interesantes desde el punto de vista psicológico. Calla algunos elogios y suaviza otros. El paralelo demuestra cómo el silencio de Calderón es casi siempre un tributo de su modestia, porque suprime las frases que, bajo su pluma, podían parecer exageradas o vanagloriosas. Creo que así podemos ver el carácter del hombre: era modesto; no quiso presumir de los elogios que le prodigó un jefe superior, ni aún para hacer prevalecer un juicio favorable de parte de su rey.

Otros documentos atestiguan los hechos alegados por don Pedro. Cotarelo citó este aviso de Pellicer del 5 de noviembre de 1641:

Vino Don Pedro Calderón de la Barca, Caballero del Orden de Santiago, enviado por el Señor Marques de la Hinojosa desde Tarragona, á dar cuenta á S. M. del estado de aquel exercito, y de la forma con que le tenia puesto. También de como se habia reformado la caballeria, por estar los soldados desmontados, dexando solos algunos Capitanes de los de mas experiencia. Traxo las listas del exercito que llega á nueve mil hombres; las plantas de la Plaza con todo lo concerniente á esta materia. Pasó al Escorial donde estaba S. M. (que Dios guarde), y volvió en el coche del Señor Conde Duque, haciendole relacion de todo con mucha puntualidad; y del cange ó trueco que piden los Catalanes de prisioneros de una parte á otra17.



El viaje desde El Escorial hasta Madrid con el Conde-Duque no consta en nuestro documento. ¿Cuál será la causa de esta supresión? ¿La modestia de su autor, o el temor a una referencia al privado caído de gracia? También existe otra referencia a la misión de don Pedro en un «Voto del Marqués de La hinojosa en Tarragona» con fecha del 25 de octubre de 164118.

De la salida de don Pedro del ejército existen otros dos documentos. El certificado del mismo Olivares, fechado en Zaragoza el 15 de noviembre de 164219 y otro de don Pedro de Porres y Toledo, «cauallero del avito de Santiago, gentilhombre de la boca de su magd y su capitan de coraças españolas, y teniente de la compañia del conde de Oropesa, una de las de la nobleça despaña, y guarda de su Magd»:

Certifico, que Don pedro calderon de la barca, cauallero del avito de Santiago, a seruido esta compaña con toda puntualidad, y por aberle allado mi capitan por soldado mas meremerito [sic] le nombró por cavo descuadra, y sirvió la dha escuadra como muy honrrado y baliente cauallero; y assi le juzgo meremerito [sic] de toda la mrd que su magd fuese servido de hacerle... Çaragoça a beinte y ocho de octubre de mil y seiscientos y quarenta y dos años20.






La vida de don Joseph Calderón de la Barca

Según Cotarelo nació don Joseph en Valladolid, el 3 de octubre de 1602. Recibió lecciones de escribir de Morante en enero de 1616. Con sus hermanos tuvo que refugiarse en casa del Embajador de Alemania a consecuencias de la muerte de Nicolás de Velasco durante el verano de 1621; permanecieron allí muchos días. Al casarse su hermano mayor don Diego el 19 de febrero de 1623, don Joseph fue uno de los padrinos de la velación. «El último documento que acredita su estancia en Madrid es el del 11 de septiembre de 1625, en que da poder a don Pedro para que le represente en sus negocios, como así lo hizo en el año siguiente»21.

El memorial nos cuenta algunos detalles del papel que hizo en la guerra del Milanesado. No todos los detalles son claros. Si don Joseph sirvió en «Milán, Italia y Flandes» desde el año 1627 es difícil rastrear sus actividades durante los primeros años en el extranjero. Hubo dos sitios del Casal. El primero terminó con la Paz de Susa (11 de marzo de 1629) entre Francia y Saboya, aprobada por don Gonzalo Fernández de Córdoba, entonces Gobernador de Milán, y después protestada por Felipe IV. Don Gonzalo habló el 19 de abril de «la poca suerte con que se acabó el sitio del Casal» y como «el ejército se levantó del, hallándose muy deshecho de gente con la necesidad y los trabajos». El segundo tuvo lugar cuando era gobernador Ambrosio Spinola, primer Marqués de los Balbases (desde el 19 de septiembre de 1629 hasta el 30 de agosto de 1630); duró este sitio desde fines de mayo de 1630 hasta el armisticio del 3 de septiembre. La «empresa de Niza de la Palla» tuvo lugar en marzo del mismo año; las fuerzas españolas fortificaron aquella plaza. En mayo el hijo de Spinola, el futuro segundo Marqués de los Balbases, mandó a las fuerzas que tomaron Pontestura. El Castillo de San Jorge era un bastión de la ciudadela del Casal; la construcción de las trincheras españolas hasta este fuerte fue dirigida por el joven Duque de Lerma.

Según las condiciones de las treguas del 3 de setiembre los franceses continuaban en la posesión de la ciudadela del Casal, y los españoles ocuparon el castillo y la ciudad. La llegada del ejército francés, mandado por Schomberg, hacia finales de octubre precipitó una batalla reñida, que tuvo como consecuencia el abandono del Casal por parte de los españoles. Probablemente la actuación de don Joseph se limitó al segundo sitio del Casal y a las otras acciones; iría a Flandes durante los últimos meses de 1630. No tenemos detalles de su vida allí22.

Cotarelo nos dice que don Joseph estaba en Madrid otra vez el 25 de junio de 1632, cuando firmó, con sus hermanos, la transacción para garantizar los alimentos a su hermana Dorotea, monja en Toledo. El mismo erudito nos cuenta cómo estaba entonces «sin destino y en espera de que el Gobierno le emplearse en cosas de su profesión militar». Durante este intervalo figura como recopilador de la Primera parte de las comedias de su hermano, übro aprobado por su tío Juan Bautista de Sosa el 6 de noviembre de 1635, y que recibió la tasa del Consejo el 15 de julio de 1636. Don José firmó también la dedicatoria a don Bernardino Fernández de Velasco, Condestable de Castilla y Duque de Frías. La Parte segunda, también recogida y dedicada por don Joseph, salió de las prensas el año siguiente, con dedicatoria al nuevo mecenas de su hermano, el Duque del Infantado23.

En otro trabajo trato de señalar la importancia que tiene la estancia de don Joseph en el ejército del Almirante durante el sitio de Fuenterrabía para la comprensión de una comedia y de un poema de don Pedro24. Volvió a Madrid después del socorro de la ciudad sitiada, pero con una herida de cierta gravedad. El 21 de marzo de 1639 declaró el cirujano mayor del Hospital de Antón Martín «que ha curado el capitan Don Joseph Calderon desde que vino del exercito de Fuenterrabia que fue por el mes de Noviembre de 1638 una llaga vieja en la pierna derecha, la qual tuvo en el mismo exercito y en esta dicha villa por habérsele comunicado otros afectos de los quales llegó a estar muy malo, por lo qual ha sido necesario dilatar su partida hasta hoy dia de la fecha, y aun no va con toda la seguridad que era necesario para ponerse en camino, porque por no estar acabada de curar la dicha llaga ni acabada de cerrar, seria muy contixente recibir mayores daños con el exercicio del camino, por cuya causa no le he dado orden ni licencia para ponerse en camino»25. Sin embargo, el mismo día firmó don Joseph un poder a don Pedro Calderón de la Barca, caballero de Santiago, y a D. Diego Calderón de la Barca, sus hermanos, para tomar cuentas y que se hagan particiones de todo lo que le perteneció26; preparativos para otra salida de Madrid, como nos cuenta el memorial.

Mapa

Nuestro memorial nos revela en detalle la participación de don Joseph en las guerras de Rosellón y de Cataluña. Aprendemos allí las acciones en que tomó parte y los ascensos que tuvo en su brillante carrera militar. Especialmente simpáticas y honrosas son las referencias a su caridad y espíritu de compañerismo durante el duro sitio de Tarragona. Probablemente existen otros muchos testimonios de su valor en otros documentos todavía no publicados. Los Avisos de Pellicer del 26 de noviembre de 1641 nos cuentan los detalles de la toma del fuerte de Salou el día 12 de aquel mes. Dice:

Señalaronse en esta faccion Don Jusepe Calderon, que fue el primero que arrimó dos escalas que llevaba á su cargo; Don Gaspar de Ayamonte con otras dos escalas subió muy bizarramente; y don Diego de Mesa, que llevó á su cargo el petardo, que con gran brevedad echó la puerta en el suelo. Estos tres Caballeros son Capitanes del Regimiento de la guardia de S. M. Hoy llegó esta nueva, y de la relación hecha al Rey vá copiada á la letra palabra por palabra27.



Cotarelo nos relata cómo en 13 de agosto de 1643 era sargento mayor del regimiento de la Guardia de su Magestad28. Los Avisos de Pellicer del 29 de Septiembre del mismo año nos dicen que en «el suceso de Flix» tomó parte el tercio «del Señor Conde Duque, que gobierna su Sargento mayor Don Josef Calderón de la Barca»29. En todo lo que podemos averiguar la veracidad del memorial se confirma plenamente.

No creo que sean ociosos estos detalles de la vida del hermano menor de nuestro poeta. Don Joseph, además de su vida agitada y de su heroica muerte, era, según parece, el hermano predilecto de don Pedro; gracias a él se publicaron las dos primeras partes de las comedias calderonianas. Hasta es posible que en ciertas comedias en las que figuran galanes soldados haya reflejos de la vida y costumbres de este notable militar. El don Juan de No hay cosa como callar nos cuenta cómo:


   con el Duque de Lerma
a Italia pasé y a Flandes30.



También tomó parte en el socorro de Fuenterrabía.




El porqué de este memorial

Varias fueron las donaciones de Felipe IV a don Joseph Calderón o a sus herederos. El 7 de septiembre de 1642 ascendió a capitán después de las hazañas de Fuenterrabía; se le concedió entonces una pensión de 25 escudos al mes31. El 15 de septiembre de 1642, el hermano mayor don Diego atesta la recepción el día anterior de «3.000 reales por 300 escudos que se habían mandado dar á su hermano D. José Calderón de la Barca de ayuda de costa para ayuda a las pruebas de su hábito en la Junta de execuciones»32. Suponemos que estos pagos fueron realizados sin dificultades. Otra ayuda de costa a don Joseph, «por la buena opinión y crédito con que este soldado me sirve, sin haberse ausentado del regimiento aun para pedir el despacho de su hábito», fue otorgada por el Rey el 7 de mayo de 164433. Esta cantidad no fue recogida por el beneficiario, porque existen dos documentos reales, fechados en 3 de octubre de 1645 (es decir, después de la muerte de don Joseph) y en 27 de diciembre del mismo año, en que Felipe reconoce la deuda y gestiona el pago34. Parece que también se efectuó: «por bien de su alma hagáis que se le paguen los dichos quinientos ducados á la persona que legítimamente lo hubiera de haber» -es decir, a don Pedro-. El otro caso era más complicado; es el que se trata en los últimos renglones de nuestro memorial.

Don Joseph murió «peleando con todo esfuerzo y quedando hecho pedazos en el campo» en el puente de Camarasa en junio de 1645. El año siguiente, día 16 de mayo, testificaron la muerte sus hermanos don Diego y don Pedro, y sus amigos don Francisco de Rojas Zorrilla y don Antonio Martínez de Meneses35. El 21 de septiembre anterior el Rey «theniendo consideracion a los servicios de Don Pedro Calderon de la Barca y los del Theniente de Maestre de Campo general Don Joseph Calderon, su hermano, que murio peleando en el renquentro que se tuuo con el enemigo junto a Camarasa, hauiendo procedido en aquella ocasion y todas las que se ofrecieron con mucho valor», hizo merced a don Pedro de «treynta escudos de entretenimiento al mes en la consignación de la Artilleria»36. Este documento es el que menciona Calderón en el último párrafo del memorial. Pero por desgracia no se hizo efectivo el pago de esta orden.

Después de la vuelta de don Pedro de la segunda campaña en Cataluña tuvo que hacer frente a una situación económica difícil. Cesaron las fiestas reales; durante muchos meses seguidos Felipe IV estuvo en Zaragoza. Crecía la campaña de ciertos eclesiásticos en contra de los teatros públicos, y por fin (debida en parte a las muertes de personas de la familia real) se cerraron los corrales desde el mes de octubre de 1644 hasta el día de San Juan de 1645, y después desde el carnaval de 1646 hasta 1648. En 1646 la fiesta del Corpus de Madrid se celebró sin autos sacramentales. Durante muchos meses le fue imposible a Calderón ganar dinero de los autores teatrales, de los oficiales palaciegos ni del municipio madrileño. Se trasladó durante no sabemos cuánto tiempo a Toledo; después del otoño de 1645 sabemos que vivía en Alba de Tormes en el palacio de don Fernando Álvarez de Toledo, sexto Duque de Alba. Cuando le ofrecieron a éste el virreinato de Sicilia, nuestro memorial nos informa que hubo al mismo tiempo una orden para que se pagasen allí a Calderón los mencionados treinta escudos. Fracasaron estos proyectos. El Duque no se fue a Sicilia de virrey; Calderón se quedó sin los treinta escudos. Por estas razones redactó el memorial aquí reimpreso.

No sabemos la fecha exacta del documento. Tenemos, sin embargo, una real cédula de 20 de julio de 1648 que tiene que ser una consecuencia de él. El Rey en ella dio orden al Marqués de Aguilafuente, Capitán General de la Artillería en España, como sigue:

Por cedula mia dada en Çaragoça a 21 de Septiembre de 645 fui seruido hacer merced a Don Pedro Calderon de la Barca, del orden de Santiago, de 30 escudos de entretenimiento al mes en la consignacion de la Artilleria de España, en consideracion de sus seruicios y los del Theniente de Maestre de Campo general Don Joseph Calderon de la Barca su hermano, que murio en Cataluña peleando en el reenquentro que se tubo con el enemigo junto a Camarasa, y en ocasion de pasar a Italia con el Duque de Alba al Reyno de Sicilia por cedula de dos de Junio de 646 / mandé que los dichos 30 escudos los goçase cerca de la persona del Duque con calidad que cada y quando que volviese a Madrid se le aclarasen en la dicha artilleria; y porque no ha tenido efecto el pasar con el Duque a dicho Reyno, ha suplicado fuese seruido mandar se le aclaren dichos treinta escudos en la conformidad que antes los tenia y que sin interpolazion de tiempo se le pague la cantidad que monta el dicho entretenimiento desde el dia de la merced. Y visto en mi Consejo de Guerra lo he tenido asi por bien y os mando que en esta conformidad deis la orden que combenga para el cumplimiento (que asi es mi voluntad) y que de la presente se tome la razon por el mi Veedor general y contador de la Artilleria de España. Dada en Madrid a 20 de Julio de 1648.- Yo el Rey. Por mandado del Rey nuestro señor, Alonso Perez Cantarero37.



No termina aquí la historia de la pensión; pero para nuestro propósito basta con esta cédula. El curioso puede consultar las páginas de Cotarelo y de Pérez Pastor si desea conocer todos los detalles. Gracias a la real orden podemos fijar la fecha del memorial entre el verano de 1646 cuando fue denegado el viaje a Sicilia del Duque y el 20 de julio de 1648. En vista de las grandes demoras que siempre pasan con negociaciones de esta clase, me parece probable que el memorial se redactara en 1647.

Para la biografía de don Pedro Calderón tiene cierta importancia la parte final del documento. «Y assí suplica a V. M. que en consideración destos seruicios, y otros particulares, de que no haze mención en este Memorial, por ser menores, y no de esta calidad, ni dignos de ponerse en él, aunque lo sean de traerlos a la memoria de V. M. [parece que el dramaturgo se refiere a las comedias que compuso para las fiestas de palacio] sea seruido de que la satisfación que se le dé sea vna llaue de Ayuda de Cámara de V. M. por el deseo que siempre ha tenido y tiene de continuar su Real seruicio, que recibirá merced». Si no se ofrecen en el futuro otras pruebas, tendremos que suponer que esta petición fue denegada.

El memorial confirma muchos hechos ya sabidos. Ayuda también a rechazar algunas teorías de antiguos y de modernos biógrafos. La leyenda propagada por don Juan de Vera Tassis y Villarroel de que Calderón sirviera en el ejército durante los primeros años del reinado de Felipe IV carece ahora de toda verosimilitud. Cotarelo creía probable que Calderón hubiese servido de soldado en las fuerzas del Almirante en el socorro de Fuenterrabía (verano de 1638). En vista del memorial no se puede sostener tal hipótesis. Es interesante notar cómo dos o tres años antes de ordenarse todavía tenía ambiciones cortesanas el autor de La vida es sueño38.





 
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