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Todas las citas del Quijote de Cervantes proceden de la edición del Instituto Cervantes, dirigida por Francisco Rico, Barcelona, Galaxia de Gutemberg/Círculo de Lectores, 2004.

 

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Cervantes utiliza bastantes más romances en la segunda parte de su obra que en la primera, lo que en mi opinión se relaciona con su lectura de la obra de su rival.

 

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MENÉNDEZ PIDAL establece 1591 como fecha de publicación del Entremés, ya que la Flor de Romances, donde aparecen los romances citados en el Entremés se publicó en 1591-1597. Véase MENÉNDEZ PIDAL, Ramón, De Cervantes y Lope de Vega, Madrid, Espasa Calpe, 1958 (1.ª ed. 1940). Por su parte, ANTONIO PÉREZ LASHERAS considera que el Entremés debió escribirse poco después de febrero de 1592, lo que confirmaría la fecha propuesta por Stagg para el comienzo de la escritura del Quijote. Véase: PÉREZ LASHERAS, Antonio, «El Entremés de los romances y los romances del Entremés» en La recepción del texto literario. (Coloquio Casa de Velásquez-Departamento de Filología Española de la Universidad de Zaragoza, Jaca, abril de 1986), Jean-Pierre Etienvre y Leonardo Romero (coords.), Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1988, págs. 61-76. La inclusión en el Entremés de los romances del romance de Góngora: Ensíllenme el asno sucio, una evidente parodia del romance de Lope: Ensíllenme el potro rucio, en opinión de JOSÉ LÓPEZ NAVÍO lo convierte en una sátira del propio Lope. Esta sátira personal contra Lope sería también parte de El Quijote. Véase: LÓPEZ NAVÍO, José, «El Entremés de los romances, sátira contra Lope de Vega, fuente de inspiración de los primeros capítulos del Quijote», Anales Cervantinos, VIII (1959-1960) págs. 151-239. Sobre la relación entre el Quijote y el Entremés véase también: BARAS ESCOLÁ, Alfredo, «El Entremés de los romances y la novela corta del Quijote», Actas del III Coloquio de la Asociación Internacional de Cervantistas, Barcelona, Anthropos/Madrid, Dirección General de Relaciones Culturales y Científicas, 1993, págs. 331-335.

 

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FERNANDO LÁZARO CARRETER considera que no tiene sentido exigir una distinción precisa entre lo caballeresco y lo romanceril en el Quijote, ya que en tiempos de Cervantes ambos géneros se confundían en la opinión general. En los Romanceros impresos, observa, los hechos fabulosos de la caballería se mezclaban con los de los paladines épicos. Si Cervantes se hubiera «arrepentido» de haber atribuido inicialmente al Romancero «la locura del nobilísimo caballero de la Mancha», como pensaba Menéndez Pidal, en la opinión de Lázaro Carreter, hubiera reelaborado los capítulos en que imitaba al Entremés. Véase: LÁZARO CARRETER, Fernando, «Estudio Preliminar» de la edición del Quijote arriba citada, pp. xxvi-xxix.

 

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Un ejemplo es el ventero, quien ante la declaración de don Quijote de que no necesita lecho para dormir, en la que incluye la cita del romance de Mis arreos son las armas: «Para mi, señor castellano, cualquiera cosa basta, porque mis arreos son las armas, mi descanso el pelear, etc.», en su respuesta hace patente su propio conocimiento del romance: «-Según eso, las camas de vuestra merced serán duras peñas, y su dormir, siempre velar y siendo así, bien se puede apear...» (Quijote I, 2).

 

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Los estudios de GIUSEPPE DI STEFANO y GIULIANA PIACENTINI sobre la difusión impresa de romances en los siglos XVI y XVII muestran que los romances de tema épico e histórico no tenían la preferencia del público, ni de los recolectores, impresores o autores de ensaladas, quienes se interesaban más por los romances novelescos, mientras que los refundidores y editores utilizaban preferentemente los romances de tema épico-histórico. Véase: DI STEFANO, Giuseppe, La difusión impresa del romancero antiguo en el siglo XVI, RDTP, t. XXXIII (1977); PIACENTINI, Giuliana, Ensayo de una bibliografía analítica del Romancero antiguo. (Siglos XV y XVI), fascículo I: Los Pliegos Sueltos, fascículo II: Cancioneros y Romanceros, Pisa, Giardini Editori, 1981 y 1986 y «Romances en ensaladas y géneros afines», El Crotalón, 1 (1984) págs. 1135-1173.

 

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MENÉNDEZ PIDAL, Ramón, op. cit., era de la opinión que Avellaneda abusaba de los desvaríos sobre romances en su obra.

 

8

Todas las citas del Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, que contiene su tercera salida y es la quinta parte de sus aventuras, de ALONSO FERNÁNDEZ DE AVELLANEDA, provienen de la edición de Luis Gómez Canseco, Madrid, Biblioteca Nueva, 2000.

 

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GÓMEZ CANSECO señala en su edición del Quijote de Avellaneda arriba citada que el Espejo de caballería, publicado en 1533 en Sevilla, por Juan Cromberger, era una adaptación libre y parcial del Orlando Innamorato de MATTEO BOIARDO, iniciada por PEDRO LÓPEZ DE SANTA CATALINA, con una tercera parte compuesta por PEDRO DE REINOSA. Los tres libros se publicaron en 1586. El libro es incluido por Cervantes en la biblioteca de don Quijote que el cura expurga. Véase la nota 7 del capítulo VI.

 

10

En su libro Cervantes y Avellaneda. Estudio de una imitación, México, El Colegio de México, 1951, STEPHEN GILMAN señala que la imitación de Avellaneda no es inofensiva, ya que intensifica las posibilidades de instrucción contrarreformista del relato sobre las peripecias de don Quijote y Sancho.

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