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1

v. «Reseñas. Introduction à la Poétique, de Paul Valery», El Hogar, 10 de junio de 1838; en J. L. BORGES, Textos cautivos. Ensayos y reseñas en «El Hogar». 1936-1939, ed. de Enrique Sacerio-Gari y Emir Rodríguez Monegal, Barcelona, Tusquets, 19902; p. 241-242.



 

2

H. R. JAUSS, «La Historia de la Literatura como provocación de la ciencia literaria» (trad. Juan Godó Costa), recogido en La literatura como provocación, Barcelona, Península, 1976; p. 163-164.



 

3

Según el recuento de J. DOWLING, «Las Noches lúgubres de Cadalso y la juventud romántica del ochocientos», Coloquio Internacional sobre José Cadalso, Abano Terme, Piovan Editore, 1985, p. 118.



 

4

Pienso, por ejemplo, en un trabajo como el de D.E. SCHURLKNIGHT, -«Another Document in Support of Cadalso's Romanticism», Romance Notes, 27 (1986), pp. 163-166-, en el que se pretende apoyar el romanticismo de Cadalso a partir de una referencia a las Noches lúgubres que aparece en un artículo anti-Romántico publicado en el Semanario Pintoresco Español en febrero de 1840. A nadie, creo, se le ocurriría reivindicar el romanticismo de Calderón a partir de las opiniones que acerca de él vertieron Frederich Schlegel o Juan Nicolás Böhl de Faber.



 

5

Hay un dato que me parece ejemplificador. En la la versión dramática que realizó Patricio de la Escosura a mediados del siglo pasado, en el tercer acto, cuando Cadalso está a punto de suicidarse frente a la tumba de su amada, aparece la sombra de María Ignacia Ibáñez y le disuade de tal dislate (v. M. CAMARERO, «Una versión romántica de las Noches lúgubres», Coloquio Internacional..., pp. 25-48). Una «aparición» de esa índole hubiera sido impensable en las Noches de Cadalso, donde los fantasmas son solamente fruto de una imaginación trastornada por la tristeza y desaparecen en el momento de la reflexión.



 

6

Acerca de las ediciones decimonónicas de las Noches lúgubres pueden verse los trabajos de E. F. HELMAN («Introducción» a José Cadalso, Noches lúgubres, Santander-Madrid, Antonio Zúñiga, 1951, pp. 40-56 y 103-110; luego reproducido en José Cadalso, Noches lúgubres, Madrid, Taurus, 1968), N. GLENDINNING («The Traditional Story of "La difunta pleiteada", Cadalso's Noches lúgubres, and the Romantics», Bulletin of Hispanic Studies, XXXVIII (julio 1961), pp. 206-215; y el «Prólogo» a José Cadalso, Noches lúgubres, Madrid, Espasa-Calpe, 1961, pp. vii-lxxxiv), M. CAMARERO («Las Noches lúgubres: historia de un éxito editorial», Cuadernos Hispanoamericanos, 389, CXXX (1982), pp. 331-343; y la «Introducción» a José Cadalso, Autobiografía. Noches lúgubres, Madrid, Castalia, 1987, pp. 37-75), y J. DOWLING («Las Noches lúgubres de Cadalso y la juventud romántica del ochocientos», Coloquio Internacional sobre José Cadalso, Abano Terme, Piovan Editore, 1985, pp. 105-124).



 

7

El descubrimiento de estas tres noches apócrifas pone de manifiesto hasta qué punto todavía es la maraña editorial que rodea a las Noches lúgubres un laberinto a medio recorrer. De las ediciones decimonónicas que reseñan los editores modernos, una buena parte siguen siendo un misterio, hasta el punto de que Glendinning sugiere la posibilidad de que algunas de esas referencias no sean necesariamente nuevas ediciones, sino tan solo liquidación de ejemplares de ediciones anteriores (v. «Prólogo », p. lxxv-lxxvi).



 

8

Noches lúgubres: por el coronel D. Josef Cadalso. Imitando el estilo de las que escribió en Inglés el Doctor Young., Barcelona, Sastres, 1798. El prólogo ocupa las páginas i-iii.



 

9

Obras del coronel Don Joseph Cadalso, Madrid, Mateo Repullés, 1803; Noches lúgubres, imitando el estilo de las que escribió en inglés el Doctor Young, t. IV, pp. 133-192. La « Nota del editor» se halla en las pp. 133-134.



 
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