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El proceso culminará con la total identificación entre creador y criatura en las ediciónes que desde 1847 publica en Barcelona José María Marés y que llevan por título Historia de los amores del coronel Don José de Cadalso, escritas por él mismo. Además, en dichas ediciones, como ya vio Glendinning, se suprimen algunos párrafos de la obra, precisamente los más filosóficos, poco amenos para un lector «romántico» (v. GLENDINNING, «Prólogo», p. lxxxii).



 

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v. «Prólogo », pp.xii-xxv.



 

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Me ha sido imposible ver dicha edición, publicada en Madrid, sin nombre de editor, en 1822. Leo el texto de la citada nota y de la «Noche cuarta» -que difiere en algo, como se verá, de la publicada por Marés en 1847- en una edición realizada en Barcelona -sin indicación de editor- en 1842 y en la que la Imprenta Nacional hizo en Zaragoza en 1843 (también reproducida en los apéndices de la edición citada de Edith Helman, pp.127-131).

Esa misma incoherencia se producía, sin embargo, entre el final de la «Noche tercera», en la que Tediato es condenado al destierro, y la «Noche cuarta», por lo menos hasta la edición de 1847 en la que se modifica el final de la tercera noche eliminando la intervención de la Justicia (v. Dowling, «Las Noches lúgubres de Cadalso y la juventud...», pp. 111-112).



 

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« ...y disipada la melancolía, quiso concluir, a instancia de varios amigos, su obra empezada; pero le fue imposible seguir el mismo estilo, confesando que aquella obra era sólo hija de su sentimiento». (cito del «Prólogo» de GLENDINNING, p.xv); más adelante añade que «corren varias conclusiones de la primera noche por todas diferencias del primer sentido». (¿se equivocó y quiso decir «tercera noche» y no «primera»?).



 

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NOCHES LÚGUBRES / DEL CORONEL / D. JOSÉ CADALSO / Y / SU CONTINUACIÓN / CON UN RESUMEN DEL ORIGEN DE ELLAS. / BARCELONA: / IMPRENTA DE JOSÉ TORNER / 1828.

Se trata de un tomo en 16º que contiene una «Advertencia» (pp.iii-x), el texto de las tres Noches lúgubres de Cadalso, con el final apócrifo de la «Noche tercera» (pp. 11-116), que concluye con la indicación «Fin de la primera parte»; unas NOCHES LÚGUBRES / CONTINUACIÓN / DE LAS DE / D. JOSÉ CADALSO. / SEGUNDA PARTE. (pp. 119-188); y una pequeña selección de poemas de «Tediato / a la muerte de Filis» (pp. 189-199) y que no son sino las siguientes composiciones de Cadalso: «Soneto» (p. 189): «Mientras vivió la dulce prenda mía...» («Renunciando al amor y a la poesía lírica con motivo de la muerte de Filis», en Cueto, Op.cit., I, p.268); «Glosa» (p. 190-193): «Mi Filis ha muerto / ¡Ay triste de mí»! («Lamentos con motivo de la muerte de Filis», en Cueto, I, p. 275); «Anacreóntica»" (p. 193-194): «En lúgubres cipreses...» («A la muerte de Filis», en Cueto, I, p. 275); «Soneto» (p.195): «No basta que en su cueva se encadene...» («A la Primavera, después de la muerte de Filis», en Cueto, I, p. 268); «Sáficos-Adónicos. A Cupido» (p. 195-198): «Niño temido por los dioses y hombres...» («Sobre los peligros de una nueva pasión», en Cueto, I, p. 266); e «Injuria el poeta al amor» (p. 198-199): «Amor, con flores ligas nuestros brazos...» (igual en Cueto, I, p. 255).

Contiene dos grabados, bastante toscos y sin firma del autor, uno situado entre las páginas 14 y 15, que lleva la leyenda «¿Si será de Lorenzo aquella luz trémula y triste que descubro? p. 14», y en el que se ve el encuentro de Tediato, embozado, con Lorenzo en el cementerio; el otro, situado entre las páginas 74 y 75, muestra a un Tediato de indumentaria decimonónica con el carcelero en una celda, y el pie reza: «Este es el calabozo destinado para ti. En breve volveré. p. 75». De los críticos mencionados en estas páginas, ninguno parece haber visto esta edición, pues no comentan sus peculiaridades. No la mencionan Helman, Dowling ni Camarero, mientras que Glendinning y Sebold únicamente dan el dato escueto del lugar, editorial y fecha de edición.



 

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Por ejemplo, comenta erroneamente, como también hacía la «Carta de un amigo», que Cadalso llama en sus poesía Dalmiro a su amigo Juan de Iriarte; la idea de la finalidad didáctica de las Noches lúgubres y del uso que hace su autor del terror para combatir los vicios, parece derivar de la edición de 1815 (v. supra); la historia de los amores de Cadalso -sin ser un resumen de ella, como sucede en varias ediciones- parece también derivar de la «Carta de un amigo».



 

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Circunstancia que deriva, probablemente, del destino que da al sepulturero la «Carta de un amigo», de quien dice que «paró en un presidio» y que «tanto a él como a su familia socorría Cadalso con todo lo necesario» (GLENDINNING, «Prólogo», p. xv).



 

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El tema del exilio y del presidio en África debía de ser, para el lector mínimamente preocupado de 1828, un tema corriente, habida cuenta de la numerosa «emigración» liberal que provocó la tiranía de Fernando VII durante la década ominosa (v. el clásico de V. LLORENS, Liberales y románticos, Madrid, Castalia, 19793).



 

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«Cuantos objetos veo en lo que llaman día, son a mi vista fantasmas, visiones y sombras, cuando menos... algunos son furias infernales», afirma Tediato hacia el final de la «Noche primera» (J.CADALSO, Noches lúgubres, ed. N. Glendinning, Madrid, Espasa-Calpe, 1969; p. 34).



 

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Recuérdese otro «contraste», tan propio de la estética romántica como éste, que se desarrolla en términos parecidos: la escena última de Don Alvaro o la fuerza del sino con la combinación de la tempestad y las voces de los monjes que cantan el Miserere.






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