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Dice Fabio: «También he visto a Belardo, / que decían que por medio / se había quebrado un brazo; / y debió de ser del peso / de lo que tiene entre manos, / pues es más que todo el cielo» (p. 491). Cotarelo, en Lope de Vega, 1930, p. XXVII, cree que Lope «hubo de romperse un brazo en el camino»; en realidad este accidente lo sufrió en 1612 (ver Rennert y Castro, 1969, p. 199).

 

22

No llegaríamos a hablar de «erotismo degradado» y dominante como hace Arellano, 1999, pp. 76-106, pero sí de una dicotomía entre amor verdadero y amor interesado dentro de una concepción absolutamente renacentista y pagana, destinada a desaparecer en el Lope maduro.

 

23

La hermosura de Angélica, canto XIX, vv. 846 ss, p. 682.

 

24

Cf. Vitse, 1990, pp. 492-493: «L'une des images les plus fréquemment employées au théâtre pour "peindre" Madrid est celle de la mer. [...] L'équivalence n'est plus seulement Madrid = mer, mais Madrid = mer océan, ce qui entraine souvent une assimilation entre la ville, et plus précisément sa Grand'Rue, et les Indes. [...] Ceci pour un premier niveau, élémentaire, de métaphorisation, qu'on pourrait dire économique, et qui est sans doute à l'origine du concept de "péruvianisation" de Madrid cher à Bruce Wardropper. La mention passagère, cepandant, dans deux des extraits précédents, de réalités non financières mais relevant du domaine amoureux [...] conduit à considérer un deuxième niveau métaphorique, plus complexe mais aussi topique que le premier, et qui établit l'équivalence Madrid = mer de l'amour»; Arata, en Lope de Vega, 2000, p. 57: «De la misma manera que el mar fue el espacio por excelencia de la épica clásica, Madrid, con sus calles, sus casas, sus rincones, es el teatro de esta épica de amor, que transcurre no en una lejana edad heroica, sino en el hic et nunc del espectador urbano. A quien es capaz de navegar por su mar proceloso, lleno de falsas apariencias, trampas e insidias, Madrid le recompensará con el ansiado puerto donde le esperan el amor y el honor».

 

25

Blecua, en la Introducción a su ed. de La Dorotea, p. 247, nota 30, explica que «Es uno de los muchos italianismos que penetraron en España en el siglo XVI. Uno de los primeros en usar amartelar fue Cervantes», y cita otro ejemplo de Lope, sacado de El hombre de bien: «¿Cómo os va con el traidor / que conmigo os amartela?».

 

26

La Dorotea, ed. J. M. Blecua, p. 247.

 

27

Cf. Morby, en la Introducción a su ed. de La Dorotea, p. 17: «Lope sigue vengándose de Elena Osorio pintando en colores desfavorables el personaje correspondiente a ella».

 

28

Vitse, 1990, pp. 326-327, distingue entre comedia seria y comedia cómica; Los ramilletes es difícilmente clasificable, puesto que presenta elementos de ambas modalidades genéricas.

 

29

Sobre la presencia de las Heroidas en la producción no dramática de Lope, ver Trambaioli, 2000.

 

30

Belardo el furioso, p. 95: «De tu partida se arguya / mi amor, y aquéste te avise / de si he sido tuya o suya, / pues en partiéndote quise / matarme con prenda tuya. / Ya me tragaba un diamante / [...] / si en esta dulce ocasión / no hubiera gente delante».

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