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Casalduero, ob. cit., p. 22. Cfr. Ruiz Pérez, art. cit., p. 670: «cabe mencionar la disgregación del personaje gracioso, que no se construye como la figura unitaria del donaire de Lope, sino que se fragmenta en diversos personajes de naturaleza episódica, como el Vizcaíno que acompaña a Bernardo o la Dueña del cortejo de Angélica».

 

102

Varey, art. cit., p. 28, comenta a propósito de la dramaturgia cervantina: «en general sus obras dramáticas demuestran los defectos que eran de esperar en una época en que el teatro español pasaba desde la etapa de las compañías ambulantes de actores hacia la del negocio teatral que iba a resultar de la explosión dramática y dinámica que representa la creación de los corrales de comedias y de un teatro popular y nacional»; lo mismo vale en el caso de las piezas del primer Lope.

 

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A finales de la jornada I, el Vizcaíno, que acompaña a Bernardo, comenta la huida de Angélica diciendo: «La puta, la doncella, / se es ida» (p. 132); en la jornada II, Rústico, embelesado por las habilidades lingüísticas del supuesto papagayo, exclama: «¡Hi de puta, qué pieza! Di otra cosa» (p. 140); por fin, en la jornada III es un paladín que pronuncia una expresión análogamente vulgar; Reinaldos, dirigiéndose a Corinto, estalla de la siguiente manera: «¡Oh hi de puta, bellaco!; / pues ¿con Reinaldos de burlas?» (p. 166).

 

104

Cfr. Frédéric Serralta, «La comedia burlesca: datos y orientaciones», en Risa y sociedad en el teatro español del Siglo de Oro cit., pp. 99-125; Carlos Mata Induráin, ed. de El rey don Alfonso, el de la mano horadada, Pamplona, Madrid, Frankfurt am Main, Universidad de Navarra, Iberoamericana, Vervuert, 1998, pp. 9-16.

 

105

Mata Induráin, op. cit., p. 11, nota 8.

 

106

También el análisis de la métrica, que no es ningún detalle, permite colocar La casa de los celos en la segunda época de Cervantes, tal como nos muestra Ruffinatto, en Funzioni e variabili cit., pp. 19-27. En concreto, la influencia de Lope en el segundo Cervantes se detecta en el uso del soneto, cuya introducción sistemática en el teatro se debe al Fénix, y en el empleo del romance.

 

107

Cfr. Canavaggio, Cervantes cit., pp. 284-285: «En 1602, el clima parecía bueno, si hemos de creer al soneto liminar con que se adornan las Rimas del Fénix, publicadas ese año en volumen junto con La hermosura de Angélica. Jugando con el nombre del poeta, el autor del Quijote cantaba en él la apacible y siempre verde Vega [...] ¿Qué pasó después? Se piensa en algún incidente ocurrido hacia 1603 en Madrid o Sevilla: Cervantes habría escrito alguna sátira contra Lope y lo habría herido en lo vivo. También se ha supuesto que, ensombrecido por la dictadura del Fénix sobre la escena española, le habría reprochado públicamente su falta a las "reglas del arte"». En cualquier caso, ese es el sentido de las frases agridulces que el cura del Quijote dirá sobre «un felicísimo ingenio destos reinos» cuyas comedias «por querer acomodarse al gusto de los representantes, no han llegado todas, como han llegado algunas, al punto de la perfección que requieren».

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