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Rimas, ed. cit., vol. II, p. 195, v. 144: la maga Alcina duda de la virginidad de Bradamante, la mujer guerrera enamorada de Rugero: «y quiere entre soldados ser doncella».

 

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De nuevo, esta operación paródica halla un paralelismo en el Quijote cuando el narrador asienta que uno de los deberes del caballero andante es el de «amparar doncellas», y acaba contando que «doncella hubo en los pasados tiempos que, al cabo de ochenta años, que en todos ellos no durmió un día debajo de tejado, y se fue tan entera a la sepultura como la madre que la había parido» (Quijote, ed. cit., I, IX, pp. 106-107); cfr. Ruffinatto, Cervantes, cit., pp. 194-195; de manera específica, el estudioso italiano observa: «Va da sé che la «madre que la había parido», per definizione e salvo casi eccezionali, non poteva essere vergine, ma que] che conta é il modo con cui Cervantes riesce ad ottenere l'effetto paródico, cioè a dire, con la semplice aggiunta della particella que all 'interno della frase fatta «tan entera como la madre la parió». Un'operazione all'apparenza semplice ma nel contempo così sottile da passare spesso inavvertita anche agli occhi di lettori professionalmente attenti come i traduttori».

 

73

Morley y Bruerton, ob. cit., pp. 217-218.

 

74

A propósito de este personaje, Chevalier, ob. cit., p. 445, entre otros, apunta: «Le Bernard que présente La casa de los celos est de toute évidence une figure hybride, dans la composition de laquelle on reconnaît des élément traditionnels et des traits plus modernes [...] De la vieille légende, Cervantes n'a gardé qu'un détail: la captivité du compte de Saldaña, à laquelle il fait une breve allusion. Les traits essentiels du personnage, qu'il s'agisse de l'amitié qui l'unit à Ferragus et à Marphise ou de ses aventures chevaleresques en France, sont nouveaux».

 

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Cfr. Canavaggio, «Las figuras del donaire» cit., p. 52: «[En La casa] desempeña un papel fugaz un tipo heredado de la tradición cómica prelopesca, el vizcaíno, en la persona del escudero de Bernardo del Carpio. Si bien su castellano estropeado, su habla sentenciosa, sus dichos fuertes y expresivos desencadenan la risa mediante procedimientos inveteradamente eficaces, su buen sentido y su lucidez no dejan de diferenciarle de sus antecedentes un tanto estrafalarios. Tanto por su condición servil como por el carácter ambivalente de sus ocurrencias, se le podría considerar, hasta cierto punto, como una tímida prefiguración del gracioso lopesco».

 

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Lope de Vega, El casamiento en la muerte, ed. de Luigi Giuliani, en Comedias de Lope de Vega, Parte Primera, Lérida, Milenio, 1997, vol. II, p, 1206, vv. 1256-57.

 

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Las pretendidas armas de Lope, que él mismo inventó relacionando su apellido a la figura de Bernardo del Carpio, se incluyeron en la primera edición de La Arcadia, de La Dragontea, del Isidro, de La hermosura de Angélica, del Peregrino en su Patria, de la Jerusalén conquistada.

 

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A propósito de las figuras morales en el teatro de Cervantes, Wardropper, art. cit., p. 157, subraya que «son una señal indudable de la independencia y la originalidad del teatro cervantino», pero, según acabamos de ver, en este caso el escritor no hace más que imitar a Lope, si bien parodiando la funcionalidad que éste les asigna.

 

79

El anuncio de la batalla lo dará al final de la obra un ángel al emperador Carlomagno (pp. 185-186).

 

80

Casalduero, ob. cit., p. 73.

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