71
Rimas,
ed. cit., vol. II, p. 195, v. 144: la maga Alcina duda de la
virginidad de Bradamante, la mujer guerrera enamorada de Rugero:
«y quiere entre soldados ser
doncella»
.
72
De nuevo, esta
operación paródica halla un paralelismo en el
Quijote cuando el narrador asienta que uno de los deberes
del caballero andante es el de «amparar doncellas», y
acaba contando que «doncella hubo en los
pasados tiempos que, al cabo de ochenta años, que en todos
ellos no durmió un día debajo de tejado, y se fue tan
entera a la sepultura como la madre que la había
parido»
(Quijote, ed. cit., I, IX, pp. 106-107);
cfr. Ruffinatto, Cervantes, cit., pp. 194-195; de manera
específica, el estudioso italiano observa: «Va da sé che
la «madre que la había parido»,
per definizione e salvo casi eccezionali, non
poteva essere vergine, ma que] che conta é il modo con cui
Cervantes riesce ad ottenere l'effetto paródico, cioè
a dire, con la semplice aggiunta della particella
que all 'interno della frase
fatta «tan entera como la madre la
parió». Un'operazione
all'apparenza semplice ma nel contempo così sottile da
passare spesso inavvertita anche agli occhi di lettori
professionalmente attenti come i
traduttori»
.
73
Morley y Bruerton, ob. cit., pp. 217-218.
74
A propósito
de este personaje, Chevalier, ob. cit., p. 445, entre otros,
apunta: «Le Bernard que
présente La casa de los celos
est de toute évidence une figure
hybride, dans la composition de laquelle on reconnaît des
élément traditionnels et des traits plus modernes
[...] De la vieille légende, Cervantes n'a gardé
qu'un détail: la captivité du compte de
Saldaña, à laquelle il fait une breve allusion. Les
traits essentiels du personnage, qu'il s'agisse de l'amitié
qui l'unit à Ferragus et à Marphise ou de ses
aventures chevaleresques en France, sont
nouveaux»
.
75
Cfr. Canavaggio,
«Las figuras del donaire» cit., p. 52: «[En La casa] desempeña un papel
fugaz un tipo heredado de la tradición cómica
prelopesca, el vizcaíno, en la persona del escudero de
Bernardo del Carpio. Si bien su castellano estropeado, su habla
sentenciosa, sus dichos fuertes y expresivos desencadenan la risa
mediante procedimientos inveteradamente eficaces, su buen sentido y
su lucidez no dejan de diferenciarle de sus antecedentes un tanto
estrafalarios. Tanto por su condición servil como por el
carácter ambivalente de sus ocurrencias, se le podría
considerar, hasta cierto punto, como una tímida
prefiguración del gracioso lopesco»
.
76
Lope de Vega, El casamiento en la muerte, ed. de Luigi Giuliani, en Comedias de Lope de Vega, Parte Primera, Lérida, Milenio, 1997, vol. II, p, 1206, vv. 1256-57.
77
Las pretendidas armas de Lope, que él mismo inventó relacionando su apellido a la figura de Bernardo del Carpio, se incluyeron en la primera edición de La Arcadia, de La Dragontea, del Isidro, de La hermosura de Angélica, del Peregrino en su Patria, de la Jerusalén conquistada.
78
A propósito
de las figuras morales en el teatro de Cervantes, Wardropper, art.
cit., p. 157, subraya que «son una
señal indudable de la independencia y la originalidad del
teatro cervantino»
, pero, según acabamos de ver,
en este caso el escritor no hace más que imitar a Lope, si
bien parodiando la funcionalidad que éste les asigna.
79
El anuncio de la batalla lo dará al final de la obra un ángel al emperador Carlomagno (pp. 185-186).
80
Casalduero, ob. cit., p. 73.