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ArribaAbajoCapítulo XXXVI

Llegan a los «scheruess» y son bien recibidos por ellos


Después de esto llegamos a los scheruess (xarayes), hasta donde de los acheres se cuentan 38 millas (leguas), que las hicimos en 9 días510; es una nación grande, pero no era esta justamente la nación en que vivía el rey511; mas estos scherues (xarayes) con quienes habíamos dado usan bigote512 y llevan un redondel de palo colgado en el lóbulo de las orejas y la oreja abraza el redondel de palo, cosa que maravilla de ver.

Iacute;tem más los hombres tienen en el labio una piedra ancha de cristal azul muy parecida a una dama. Ítem más se pintan el cuerpo de azul desde arriba hasta las rodillas, y la cosa se parece a algo como calzas pintadas.

Pero las mujeres se embijan de otra manera, también de azul desde los pechos hasta las vergüenzas, tan artísticamente, que así no más, fuera de allí, no se hallaría un pintor que lo imitase; ellas andan como las echó al mundo la madre, y son hermosas   —214→   a su manera, y muy bien que saben pecar estando a obscuras.

Con estos scherues (xarayes)513 nos quedamos un día y navegamos desde allí hasta llegar en 3 días a lo de un rey, que está a 14 millas (leguas) de allá [su gente]. Se llaman también scherues (xarayes), pero su tierra no tiene más que 4 millas (leguas) de camino de ancho; también tiene él un pueblo situado a orillas del agua Paraboe. Allí dejamos nuestro navío con 12 españoles, que lo cuiden, para que cuando llegásemos nos sirviese de amparo; les encargamos también a estos scherues (xarayes) en el propio pueblo, que tenían que portarse como buenos amigos con los cristianos, como que también así lo hicieron.

Así pues nos quedamos 2 días enteros en el pueblo y nos aprestamos para el viaje y nos tomamos cuanto nos hacía falta; después cruzamos el agua Paraboe y llegamos a lo del rey, allá donde vive en persona. Y allí cuando llegamos nosotros como a una milla (legua) de distancia, entonces nos salió al encuentro el rey de los scherues (xarayes)514 con 12.000 hombres y tal vez más, en una pampa y en son de paz. El camino por donde andaban ellos era de 8 pasos de ancho; el tal camino estaba entapizado con puras flores y pasto hasta el pueblo, así que no se podía dar con una piedra, palo o   —215→   paja alguna; también el rey se traía su música515 consigo, tal y como el caramillo516 entre nosotros; también había mandado el rey que para esta ocasión se corriesen venados517 y otras salvajinas, a uno y otro lado del camino; así por suerte ellos habían cogido 30 venados y 20 abestraussen (avestruces, o nandu (ñandú)518); y era cosa de alegrarse de ver.

Y cuando nosotros hubimos ya llegado a su pueblo, hizo el rey que cada 2 cristianos entrasen519 en una casa, y que nuestro capitán junto con su servidumbre pasase a la casa real; después de esto el rey de los scherues encargó a sus súbditos, que nos diesen lo que nos hacía falta. También el rey reunió su corte a su manera520 como el más poderoso señor de la tierra; hay que hacerle música a la mesa cuantas veces se le antoja; entonces los hombres y las mujeres más hermosas tienen por obligación que bailarle; el tal baile de ellos es cosa de verse como maravilla, en especial para nosotros los cristianos, de suerte que uno tiene que olvidarse hasta de su boca521.

Esta gente se parece a los scherues (xarayes), de los que se dijo ya más atrás522. Sus mujeres   —216→   hacen unas mantas grandes de algodón, tan sutiles como tela de Arlas (Arles), en las que ellas después, bordan varias figuras523, como ser venados524, avestruces, ovejas de Indias (llamas o guanacos), o lo que sea que se puede. En las tales mantas duermen cuando hace frío, o se sientan sobre ellas, según la necesidad o el antojo del momento. Estas mujeres son muy hermosas y grandes enamoradas525; muy corrientes y de naturaleza muy ardiente526 a mi modo de ver.

Allí527 nos demoramos unos 4 días, y en ese tiempo el rey preguntó a nuestro capitán cual era nuestro deseo e intención, y hacia donde queríamos marchar. A esto contestó nuestro capitán que él buscaba oro y plata. También le dio el rey una corona de oro que pesaba casi un marco y medio528, ítem una plenschen (plancha)529 de oro, que alcanzaba a jeme y medio de largo y a medio jeme de ancho; también un prusseleh (brazalete) esto es, un medio harnischs (arnés) y otras cosas más de plata, y dijo después a nuestro capitán, que él ya no tenía más oro ni plata y que estas susodichas   —217→   piezas las había tomado de los amossenes (amazones)530 en la guerra en tiempos atrás. Y entonces él se hizo oír acerca de los amossenes (amazones) y nos dio a entender cuán grande era su riqueza, así que nos alegramos mucho; y luego al punto preguntó nuestro capitán al rey si podríamos nosotros llegar allí por agua con nuestros navíos y qué distancia habría hasta los dichos amossenes (amazones). A lo que contestó el rey, que no podríamos nosotros llegar allí por agua, sino que tendríamos que marchar por tierra y habría que andar 2 meses de tiempo uno enseguida de otro. Así resolvimos nosotros caminar a los dichos amossenes (amazones), corno se pasará a contar531.



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ArribaAbajoCapítulo XXXVII

Buscan a los amosenes y pasan por los syeberis y ortueses


Las mujeres de estos amossenes no tienen más que un pecho y sólo se juntan con sus maridos 3 ó 4 veces en el año, y si de este contacto con el marido quedan preñadas de varón, se lo mandan ellas a que se esté con el marido; mas si resulta mujer, la conservan a su lado y ellas no más le queman el pecho derecho, para que no pueda criarse más. Pero la razón es esta, para hacerse diestras y poder manejar sus armas, los arcos; porque son mujeres de pelea y hacen guerra contra sus enemigos.

También estas mujeres viven en una isla que está rodeada de agua a la vuelta y es una isla grande; si se quiere llegar allá hay que ir en cannaen (canoas); pero en esta isla los amossenes (amazones) no tienen ni oro ni [plata], sino en Terra ferma (tierra firme), esto es, tierra adentro, allí donde viven los maridos, ellos son los que tienen grandes riquezas. Es una nación grande y [un] rey poderoso532, que parece llamarse Jegiuss533, como también lo demuestra el lugar.   —219→  

Ahora nuestro capitán Ernando Rieffiro (Ribera) pidió al dicho rey de los scherueses (xarayes) que nos facilitase algunos hombres de su gente, porque él quería marchar tierra adentro y buscar a los susodichos amossenes (amazones), para que así los scherues (xarayes) cargasen nuestro botín y nos mostrasen el camino; de su parte el rey se hallaba dispuesto, mas demostró a las claras, que la tierra en este tiempo estaba anegada y que no era bueno por ahora viajar tierra adentro; mas nosotros no quisimos creer, sino que le exigimos los indios, así pues él le dio a nuestro capitán para su persona534 20 hombres, que debían cargarle el botín y los víveres, y a cada uno de nosotros 5 indios para que nos sirviesen y cargasen lo que hacía falta, porque teníamos que caminar 8 días en que no encontraríamos más indios535.

Así llegamos a una nación llamada de los syeberiss (paresis?)536; se parecen a los scherues (xarayes) en la lengua y en otras cosas. Estos 8 días caminamos nosotros siempre y siempre en el agua hasta la cintura y la rodilla, día y noche, así que de allí no podíamos ni sabíamos como salir. Si se nos ofrecía hacer fuego, teníamos que amontonar trozos grandes unos sobre otros y hacer el fuego encima; y aconteció muchas veces, que la olla en que teníamos la comida junto con el fuego   —220→   se caían al agua y nos quedábamos por lo tanto sin comer; tampoco teníamos descanso, ni de día ni de noche, a causa de las pequeñas moscas (mosquitos), que no nos dejaban dormir.

Así preguntamos nosotros a los syeberís si aun nos quedaba agua más adelante; dijeron ellos, que teníamos que andar aun 4 días enteros por el agua y de ahí todavía más de 5 por tierra, y que así llegaríamos a una nación llamada ortthuessen (urtueses)537; y nos dieron también a entender que éramos nosotros muy pocos, y que convenía nos volviésemos. Mas nosotros no quisimos hacer tal cosa por considerar a los scherues (sarayes), antes bien estuvimos por despachar de vuelta a sus casas y su pueblo a los scherues (xarayes) que nos acompañaban, mas ellos, los dichos scherues se negaron a hacerlo, porque su rey les había encargado, que no nos dejasen sino que nos sirviesen mientras no regresásemos nosotros otra vez de tierra adentro. Así pues los dichos syeberís nos dieron 10 hombres para que junto con los scherues (xarayes) nos mostrasen el camino a los ortheuesen (urtueses). Así marchamos nosotros 7 días más por el agua que nos daba a la cintura o a la rodilla. La tal agua estaba tan caldeada como si hubiese estado al fuego; esta agua también teníamos que beber, visto que con otra no contábamos. Pero era cosa como para creer que se trataba de un agua corriente538, lo que no era así, sino que   —221→   por aquel tiempo mismo había llovido tanto que la tierra estaba llena de agua, porque la tierra es una planicie llana; con el tiempo quedamos bien escarmentados de la tal agua, corno oiréis más tarde.

Después de esto el día 9 entre 10 y 11 del día llegamos al pueblo de los orttheueser (urtueses)539, y eso que fueron ya las 12 recién llegamos a la plaza en el pueblo, allí donde estaba la casa del principal de los ortteuesen.

Pero casualmente por ese tiempo había una peste grande entre los ortthuessen, de pura hambre, porque no tenían qué comer; a causa de que los duckhuss (tucus)540 o langosta541 por segunda vez y casi por completo les había comido y destruido el maíz y el fruto de los árboles. Cuando nosotros los cristianos tal cosa comprendimos y vimos nos alarmamos mucho y nos convencimos que no podíamos quedar mucho tiempo en la tierra, porque nosotros tampoco teníamos mucho de comer. Así pues nuestro capitán le averiguó al principal de ellos acerca de los amosenes (amazones), y él le contó, que necesitábamos un mes entero hasta llegar a los amossenes (amazones), y más aun, que toda la tierra estaba llena de agua, como que al fin y al cabo así se dejaba ver.

Aquí fue que el principal de los ortheueses dio a nuestro capitán 4 plenschen (planchas) de oro y   —222→   4 argollas de plata, que se ponen en los brazos542; pero las plenschen (planchas)543 las usan los indios en la frente como adorno, así como en esta tierra (Alemania) los grandes señores usan ricas cadenas en los cuellos. En cambio de estas cosas nuestro capitán dio a este indio principal hacha, cuchillo, rosario, tijera y otras baratijas más, de las que se fabrican en Niremberga; de buena gana les hubiésemos sacado más cosas, pero no nos atrevimos, porque nosotros los cristianos éramos muy pocos, y por lo mismo había que desconfiar; los indios eran muchos, al grado que yo jamás en todas las indias he visto pueblo más grande ni más gente junta, y eso que he andado la ceca y la meca. Esta peste de los indios, por lo que tantos morían de hambre, fue, a no dudarlo, nuestra salvación, porque de lo contrario lo probable es que los cristianos no hubiesen salido de allí con vida.




ArribaAbajoCapítulo XXXVIII

Regreso de Hernando de Ribera. Sublevación de la gente


Después de esto contramarchamos a los antedichos syeborís y scherues (xarayes). Nosotros los cristianos también estábamos mal provistos de víveres,   —223→   no teníamos otra cosa de comer que una pämb (palma) llamada palmides (palmitos) y cardes (cardos)544 y otras raíces del campo que se crían bajo de tierra.

Cuando llegamos nosotros a los scherues estaba nuestra gente a la muerte de enferma por causa del agua, y de las necesidades que en este viaje habíamos sufrido; porque por 30 días y noches seguidas habíamos estado en el agua, y de la misma habíamos bebido. Así nos quedamos allí entre los scherues, donde vive el Rey, unos 4 días; nos trataron545 muy bien y nos sirvieron al pensamiento, y el Rey encargó a sus súbditos que nos cuidasen y nos diesen cuanto nos hacía falta.

Así en este viaje cada uno de nosotros se había ganado un valor como de 200 ducados sólo en mantas546 de algodón de indias y plata, que les habíamos comprado a ocultas, y sin que se sepa, por cuchillos, rosarios, tijeras y espejos547.

Después de todo esto volvimos a navegar aguas abajo a juntarnos con nuestro capitán general Alwiso Capessa de Bacha548. [Luego que llegamos a los navíos, ordenó él, Albernunzo Capessa de Bacha] que so pena de la vida ni uno de nosotros   —224→   se moviese de los navíos, y se vino a vernos, él mismo in personâ, e hizo prender a nuestro capitán Ernando Rieffira (Hernando de Ribera), y nos quitó [a los soldados cuanto] habíamos traído de tierra adentro, y por último y para colmo de todo, quería hacer ahorcar en un árbol a nuestro capitán Ernando Rieffere549. Mas nosotros, que aun estábamos en el navío bergentin (bergantín) cuando supimos de la tal cosa, armamos un gran alboroto, juntándonos con otros buenos amigos, con que contábamos en tierra, contra nuestro capitán dicho general Alberniso (Alvar Núñez) Capessa de Bacha, es decir, para obligarlo a que soltase y dejase libre a nuestro capitán Ernando Rieffere, como también que nos devolviese íntegramente lo nuestro que nos había robado550 y quitado, y que si no, otro tanto le haríamos a él.

Cuando él, Aluiso Capessa de Bacha se apercibió del alboroto nuestro, y se dio cuenta de nuestras malas intenciones551, tuvo a bien, porque ello no pasase de ahí, poner en libertad a nuestro capitán, nos devolvió también todo lo que nos había quitado y nos habló con buenas palabras, y sólo así quedamos satisfechos552. Mas como le fue después bien se enteró él: va enseguida553.

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Y después de todo esto, cuando ya todo había sosegado, pidió él a nuestro capitán Ernando Rieffire (Ribera) y a nosotros que le diésemos una relación de la tierra y que le contásemos como había sucedido que tanto nos habíamos demorado, como que en seguida le dimos una relación, con la que quedó muy contento. Que él así nos había recibido, prendiendo a nuestro capitán, y quitándonos lo nuestro, sólo se debía a que nosotros no habíamos obedecido su mandato; porque él no nos había dado más orden, que la de no pasar más allá de los scheruyes (xarayes), y de allí 4 días de viaje la tierra adentro; de todo lo cual debíamos traerle relación y de allí volvernos. En lugar de lo cual anduvimos 18 días de los scherues tierra adentro554.




ArribaAbajoCapítulo XXXIX

Impopularidad de Cabeza de Vaca. Matanza de los suerucuesis


Pero ahora se le antojó al dicho nuestro capitán general, por la relación que le habíamos hecho, marchar con toda la gente a la tierra que nosotros   —226→   habíamos visitado. Mas nosotros los soldados por nada quisimos consentirlo, ni menos en esta estación en que la tierra está anegada; por otro lado la mayor parte de la gente no solo estaba muy enferma y cansada, sino que tampoco tenía ya mayor respecto por el dicho capitán Aluiso Capessa de Bacha; algo más, era cosa bien sabida entre el común555 de la gente o soldados, que se trataba de un hombre que jamás en la vida había tenido idea propia ni habilidad para mandar556.

Así permanecimos nosotros unos 2 meses557 entre los susodichos syeberis (suruchakuiss?). Por este tiempo una fiebre558 lo tomó al capitán general Aluiso Capessa de Bacha, así que cayó gravemente enfermo; acaso no se hubiese perdido gran cosa si en esta vez hubiese fallecido; porque lo que era él bien poco valía para con nosotros. En esta tierra de los suerachkuesys no he visto indio alguno que alcanzase a los 40 ó 50 años de edad, porque en mi vida he visto tierra más mal sana, por hallarse en una región en que el sol se eleva más; es casi tan apestada como Santo Tomé559. Allá entre los suerukhues vi yo la constelación Ursa Major; porque nosotros habíamos echado menos a   —227→   las tales estrellas en el cielo desde que pasamos la isla Sant Augo560, como se dijo en la foja 4561.

Pero en esto, nuestro capitán general, con ser que estaba tan enfermo, mandó a 150 hombres cristianos y a 2.000 indios carios, a quienes envió con 4 navíos bergentín (bergantines), distancia de 4 millas (leguas) a la isla sueruekues y les ordenó que matasen y tomasen prisioneros a esta gente sueruekues, y que cuidasen de acabar con todo el que tuviese 50 ó 40 años de edad. De como los dichos sueruekues nos habían hospedado antes de esto, ya lo he contado en la foja 33562, mas como les correspondimos nosotros y las gracias que les dimos es lo que tengo que recordar. Dios sabe que les obramos injusticia563.

Y cuando llegamos al pueblo de ellos, que no sospechaban tal cosa, salieron de sus casas a encontrarnos de paz, armados con sus armas, arcos y flechas; mas como en seguida se armase un alboroto entre los carios y los sueruekues, al punto nosotros los cristianos disparamos nuestros arcabuces y volteamos a muchos; también tomamos hasta unos 2.000 prisioneros, hombres y mujeres, chicos y chicas, después quemamos sus pueblos y les quitamos cuanto tenían: en esa vez se llevó a   —228→   cabo el pillaje como suele ser de práctica en tales malones564.

En seguida volvimos a bajar adonde estaba nuestro capitán Aluiso Capessa de Bacha, quien quedó muy contento con esto que habíamos hecho. Después de lo cual, en vista de que la más de la gente nuestra se hallaba enferma, y que le tenía poca ley al capitán general, comprendió él con esto que no remediaría nada con ellos; así pues dispuso, e hizo que preparasen los navíos y juntos navegaron de allí aguas abajo del Paraboe y llegaron a la ciudad Nostra Singnora de Sunsión, donde nosotros más antes habíamos dejado a los otros cristianos565. Allí se enfermó nuestro capitán general de fiebre y se estuvo 14 días metido en su casa: era más por pretexto, y por darse importancia, y no tanto por enfermedad, que no se comunicaba con la gente, pero se había portado con ella de una manera muy impropia; porque un señor o capitán que pretende gobernar un país ha de dar buena salida a todos, a los más chicos como a los más grandes, y mostrarse bien inclinado a todos los hombres.

Iacute;tem más, a tal persona le ha de convenir que él se porte y obre según y como ha de ser él acatado y respetado, ser más discreto y saber más que los otros que él manda; porque sienta mal y es bochornoso que un hombre acreciente honores y no   —229→   también saber; tampoco deberá andar pavoneándose por su alto puesto, despreciando a los demás, como el muy fatuo y orgulloso566 soldadote Traso en Terencio567. Porque cada capitán se nombra para bien de sus lansquenetes y no se recluta la tropa para bien de su capitán.




ArribaAbajoCapítulo XL

Prisión de Cabeza de Vaca. -Su deportación a España. -Elección de Martínez de Irala


Mas en este caso no se guardó respeto568 alguno a la persona, sino que este nuestro capitán en todas las cosas quiso obedecerá su propia inspiración lleno de humos y de arrogancia569.

Entonces resolvió todo el común, nobles y plebeyos, hacer junta y asamblea; pretendían prender a este capitán general Aluiso Capessa de Bacha y mandárselo a la Cesárea Majestad, haciéndole saber a Su Majestad las bellas cualidades de aquél, cómo se había portado con nosotros, y cómo había entendido él que debía gobernar, con muchos otros cargos más. Enseguida, según lo convenido,   —230→   se buscaron a estos 4 señores, a saber: el veedor, tesorero y escribano, puestos por la Cesárea Majestad570, cuyos nombres eran Aluiso Gabrero (Alonso Cabrera), thonn Francisco Manthossa, Gartzo Hannego (García Benegas), Pfielogo de Gastro (Felipe de Cáceres) y tomaron consigo 200 soldados o lanskenetes571, y después se apoderaron de la persona de Aluiso Capessa de Bacha, nuestro capitán general, cuando él de tal cosa nada sospechaba. Y esto sucedió el día de San Marcos (Abril 25), año de 1553 (1543)572. Tuvieron preso al dicho Aluisso Capessa de Bacha un año entero hasta que se dispuso un navío llamado Carabela, provisto de víveres y de marineros y de lo que éstos podían necesitar en la mar, en la que en seguida despacharon al tantas veces nombrado Aluiso Capessa de Bacha a Spania junto con dos señores más de los de la Cesárea Majestad573.

Después de esto no hubo más que elegir a otro que rigiese y gobernase574 en la tierra, hasta tanto la Cesárea Majestad misma proveyese alguno a la vacante; y en seguida tuvimos a bien, de acuerdo con el parecer y voluntad del común575, que se efigiese   —231→   a Marthín Doménigo Eyolla de capitán576, en la misma capacidad con que antes había gobernado la tierra, muy particularmente porque la gente de pelea se llevaba bien con él, y los más estaban contentos con él; esto no obstante, entre ellos había algunos, que habían sido amigos del ya dicho capitán general nuestro que fue Aluiso Capessa de Bacha; a éstos no les hizo mucha gracia la cosa, mas no hicimos mucho caso de ello.

Por este tiempo me sentí mal y enfermo de hidropesía que yo y mis camaradas conmigo habíamos sacado de los orthueses577, allí donde por tanto tiempo anduvimos en el agua, como se dijo ya, y fue tan grande la miseria porque pasamos; en esa ocasión enfermaron 80 de los nuestros y sólo unos 30 escaparon con vida de sus dolencias.



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ArribaAbajoCapítulo XLI

Discordia entre los cristianos. -Alzamiento, de los carios. -Yapirús y batatáes ayudan a los españoles


Y cuando ya lo habían despachado a Aluiso Capessa de Bacha a Hispaniam nosotros mismos los cristianos entramos en tal discordia que ya no podíamos avenirnos, uno con otro nos peleábamos día y noche, de suerte que parecía como si el mismo diablo metido entre nosotros nos mandaba, y nadie se creía seguro con los demás578. La tal guerra entre nosotros mismo duró dos años largos por causa de Aluiso Capessa de Bacha; y cuando en este estado de cosas vieron los carios, nuestros amigos de marras, que nosotros los mismos cristianos andábamos desunidos, y cómo nos traicionábamos y dividíamos, no quedaron con muy buena idea de nosotros, sino que se sacaron la cuenta que todo reino que está dividido y se desune tiene que perderse. Por esto entre ellos se arreglaron y convinieron e hicieron reunión al objeto de matarnos a los cristianos y arrojarnos de la tierra. Mas Dios, el Todopoderoso, ¡loado sea siempre y eternamente!, no condescendió con estos carios hasta dejarlos   —233→   que se saliesen con la suya. Porque toda la provincia579 de los carios, y otras naciones más, los Aigaiss (agaces) [también] estaban alzados contra nosotros los cristianos. Mas cuando esto comprendimos tuvimos que hacer las paces entre nosotros los cristianos580; hicimos también alianza con otras dos naciones llamadas, la primera de los jheperus (yapirus)581, y la segunda de los batatheiss, (guatatas)582; entre las dos serían fuertes como de 5.000 hombres, no tienen más comida que pescado y carne; es gente buena para la pelea por tierra y por agua, pero los más por tierra. Sus armas son tardes (dardos) del largo de media lanza, sin ser tan gruesos, y para puntas les hacen unas como de arpón o de centella583 de un pedernal; y bajo del cinto llevan una clava, de 4 jemes de largo con una porra en la punta. Cada indio de éstos de pelea carga 10 o 12 palillos [o sea, tantos] como quiere, y de un buen jeme de largo, y adelante una punta, que es el diente ancho y largo de un pescado, llamado en español polmeda (palometa), se parece a una tenca; este diente corta como una navaja de afeitar. Pero ahora les contaré lo que con los palillos hacen o para qué les sirven.

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En primer lugar, pelean con los susodichos tardes (dardos), y es así que si triunfan de sus enemigos, y éstos tratan de huir, entonces se dejan de los tardes (dardos) y corren en pos de ellos, y en seguida arrojan aquéllos las macanas a los pies de éstos, que tienen que caer al suelo; y una vez que los han volteado, poco cuidado se les da, si los tales aun están medio vivos o muertos del todo, sino que al instante les siegan la cabeza con el dicho diente de pescado; y a la tal degollatina la hacen con tal rapidez, que en un instante puede uno acabar o pasar de una vida a la otra; después meten el diente bajo del cinto o lo que sea con que se ciñen.

Pero ahora véase lo que después hace él con la cabeza del hombre y para qué le sirve. Pues es el caso, si la ocasión se ofrece, después de una escaramuza como ésta, toma él la cabeza humana y la desuella, cabello y todo, de las orejas arriba, en seguida toma este pellejo, tal como se ha dicho, lo rellena y deja que se endurezca, en seguida toma el pellejo ya duro y lo arregla sobre una pértiga y lo planta en su casa o habitación para recuerdo, tal y como un caballero, o capitán, en este país (Alemania) que tiene un pendón lo cuelga en las iglesias.

Pero con esto vuelvo yo al asunto principal, y de estas cosas trataré muy en breve; este ejército de jeperuss y batateiss se nos juntó en número de unos 1.000 hombres de pelea; y con esto nos alegramos mucho.

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ArribaAbajoCapítulo XLII

Los cristianos, con auxilio de los yeperú y batatá, ganan los pueblos de la frontera y Carayebá


En seguida salimos de la ciudad Nostra Singnora de Sunssión, con nuestro capitán general, 350 cristianos y estos 1.000 indios, con los que a cada cristiano le tocaban de a 3 indios que le sirvan, como lo había dispuesto y ordenado nuestro capitán; y después de esto llegamos a 3 millas (leguas) de donde nuestros enemigos estaban acampados en la pampa584 fuertes de unos 15.000 hombres de los carios y se habían colocado muy bien; cuando nosotros nos pusimos como a una media legua de ellos no quisimos hacer nada en ese mismo día, porque estábamos muy cansados y también llovía, por eso hicimos alto en el bosque, adonde acampamos esa misma noche; y al otro día les llevamos el ataque, como a las 6, y como a las 7 nos encontramos con ellos, los carios enemigos, y nos batimos como hasta las 10, hora en que tuvieron que disparar y tomaron hacia un pueblo a 4 millas (leguas) de distancia que ellos habían fortificado y se llamaba Frondiere (Frontera)585; su capitán   —236→   indio se llamaba Machkaria586. En esta escaramuza murieron de parte de los enemigos, es decir, de los que nosotros matamos, unos 2.000 hombres, cuyas cabezas allí no más se las llevaron los geberus (yapirú); también de nuestra parte sucumbieron 10 hombres de los geberus (yapirú) y batatheis (batatá) como unos 40 hombres, sin contar los que habían sido heridos por los enemigos, que nosotros [despachamos] a la ciudad Nostra Singnora de Sunssión. Mas nosotros con nuestras fuerzas [perseguimos] a nuestros enemigos hasta su pueblo Froendiere (Frontera), donde se hallaba el principal Marchkayrio de los carios. Pero sucedía que estos mismos carios habían defendido su pueblo con 3 palizadas587 construidas de madera, en forma de muro; estos postes eran del grueso de la cintura de un hombre o más, y desde el suelo se levantaban unas 3 brazadas y lo enterrado sería como del alto de un hombre.

Iacute;tem más tenían de aquellos hoyos en que habían clavado 5 ó 6 estacas pequeñas, afiladas como agujas, y plantadas en cada hoyo, de las que ya se dijo algo en el capítulo XXI588; ahora este pueblo de ellos era muy fuerte, y en él había mucha chusma, para no decir nada de la gente de pelea. Aunque los asediamos durante 3 días, no les pudimos hacer nada, ni sacarles ventaja alguna hasta que Dios Todopoderoso nos prestó su Divina   —237→   ayuda contra ellos, con la que pudimos más que ellos589. Con apuro fabricamos unas grandes rodelas o paveses590 con cueros de venado o de annda (anta)591: esta es una gran bestia, como mula de cuenta, es obscura, los pies como de vaca, pero en todo lo demás se parece a un burro; son buenos para comer, y los hay en gran cantidad en la tierra; el cuero es de medio dedo de grueso. Repartimos nosotros los tales paveses. Paveses como éstos dimos a cada un indio de los geberas (yapirú), y también una buena hacha a cada otro indio; para cada dos indios se dispuso también un arcabucero; paveses como éstos se habían preparado en número de 400.

En seguida volvimos a atacar el pueblo enemigo por tres puntos, entre las 2 y 3 del día; y antes que pasasen 3 horas ya estaban las 3 pallasaitenn (palizadas) del todo destruidas y franqueadas; después de esto llegamos con toda la gente al pueblo y dimos muerte a mucha gente, hombres, mujeres y niños, pero los más de la gente se escaparon de allí, porque huyeron a otro pueblo que estaba a 20 millas (leguas) de este pueblo Froendere (Frontera) y se llamaba Kharaieba592. A este pueblo también lo habían fortificado ellos en toda regla y a   —238→   más una gruesa suma593 de gente reunida de los carios éstos. Y estaba este pueblo situado muy cerca de la ceja de un espeso bosque, al objeto de que si llegase el caso de que nosotros los cristianos ganásemos también este pueblo, pudiesen los carios contar con el bosque de amparo, como se oirá más tarde.

Ahora después nosotros los cristianos con nuestro capitán Marthin Doménigo Eyolla (Irala) y los antedichos geberus y batatheis alcanzamos a nuestros enemigos los carios, en este pueblo Karaieba a eso de las 5 de la tarde, y emprendimos el sitio para atacar por tres costados del pueblo, dejamos también un pelotón (de soldados) escondidos en el bosque esa noche; a la noche también nos llegó refuerzo de la ciudad Nostra Singnora de Sunssión, 200 cristianos y 500 geberus y bathadeis; porque era el caso que mucha gente de la nuestra, cristianos e indios habían sido heridos delante del susodicho pueblo, así que los tuvimos que hacer volver, por eso nos venía esta gente de refresco, así que éramos nosotros 450 cristianos y 1.300 geberus y bathadeis.

Pero a esto nuestros enemigos habían fortificado y asegurado tan bien este su pueblo Karaiba, tal vez como jamás antes se había hecho, es decir con palasaiten (palizadas) y muchos fosos. Ítem más, habían ellos preparado unas cuevas594 de   —239→   maderos en forma de trampas de ratones; si éstas hubiesen salido al colmo de sus deseos, cada una de ellas nos hubiese muerto hasta 20 ó 30; de las tales se habían construido muchas595 cerca de este su pueblo. Mas Dios el Todopoderoso nada de esto permitió; ¡sea Él alabado y loado eternamente!

Delante de este su pueblo Karayeba estuvimos acampados 4 días, sin poderles sacar ventaja alguna, y al cabo por traición, que nunca falta en el mundo, allá vino un indio de los enemigos carios durante la noche a nuestro real a ver a nuestro capitán Marthin Doménigo Eyolla; era aquél un principal596 de los carios y a él obedecía el pueblo. Este pidió que no le quemásemos ni destruyésemos su pueblo, que él nos mostraría cómo y de qué manera era de tomarlo; así le prometió nuestro capitán que no permitiría que le hiciesen mal. Después de lo cual este carios nos mostró un camino escusado en el bosque por el que deberíamos nosotros llegar al pueblo, y dijo que él encendería fuego en el dicho pueblo cuando llegase el momento de meternos en él. Como que todo sucedió tal cual se había arreglado y mucha gente pereció a manos de nosotros los cristianos y fue destruida; y los que a la fuga se dieron cayeron en manos de sus enemigos los geberus (yapirú) que destruyeron y mataron a los más; pero a las mujeres y a los niños no los tenían esta vez consigo,   —240→   sino a 4 millas (leguas) de allí en un bosque muy extenso.

Pero la gente de los carios que logró salvarse de esta escaramuza597 huyó a lo de otro principal de los indios que se llamaba Thabere (Tabaré) y su pueblo Juberick Sabye (Yeruquihaba)598, que estaba a 140 millas (leguas) de este pueblo Kharayeba599. Allá no pudimos ni perseguirlos ni seguirlos nosotros, porque todo lo que estaba en el camino se había talado y destruido, así que nosotros no pudiésemos hallar qué comer; con todo nos quedamos allí en el pueblo Karayeba 14 días enteros, mientras sanaban los que estaban heridos y descansaban esos días.




ArribaAbajoCapítulo XLIII

Toma del pueblo Juerich Sabayé. -Perdón de Thaberé


Entonces regresamos a nuestra ciudad, Nostra Singnora de Sunssión, con miras de navegar aguas arriba a buscar el susodicho pueblo Juerich Sabaye (Hieruquizaba)600 donde vivía el principal   —241→   de los thabere. Cuando nosotros ya hubimos llegado a nuestra ciudad Nostra Singnora, nos quedamos allí 14 días mientras nos proveíamos para el viaje de toda clase de municiones y víveres601. Así, pues, volvió a tomar nuestro capitán gente de refresco de los cristianos y de los indios, porque muchos estaban heridos y enfermos, y en seguida navegó aguas arriba del Paraboe a lo de nuestros enemigos juerich sabaoe602 con 9 navíos pergentin (bergantines) y 200 canaen (canoas); y había los 400 cristianos nuestros y 1.500 indios de los geberus. Hay 46 millas (leguas) de la ciudad Nostra Singnora de Sunssión a los Jeruich Saboe603 donde se habían refugiado nuestros enemigos los Karaeba604. El mismo día nos salió al encuentro el antedicho principal605 de los carios, el que nos había entregado el pueblo a traición, y se trajo consigo 1.000 carios para ayudarnos contra los dichos thaberes (tabarés).

Luego que nuestro capitán hubo reunido toda esta gente por tierra y agua, y como a 2 millas (leguas) de distancia de los enemigos juerich sabie, al punto envió nuestro capitán Marthin Doménigo Eyolla (Irala) dos indios de los carios a sus enemigos en el pueblo para anunciarles, que estos cristianos estaban otra vez por allá, y les hizo decir   —242→   que debían volverse a su tierra, cada cual a su mujer y a sus hijos, y que debían estar sujetos a los cristianos y volverles a servir, como lo habían hecho antes de eso; pero que si ellos no querían a todos los arrojaría de la tierra. A lo que contestó el caudillo carios, el Thaberé (Tabaré), que le anunciasen al capitán de los cristianos que no querían saber nada con los cristianos y que se atreviese no más a venir que ellos nos habían de dar la muerte con huesos606; también castigaron a nuestros dos indios malamente con palos y les dijeron que se mandasen mudar presto607 del real de ellos, porque de no los habían de matar.

Ahora pues estos dos mansseschere (mensajeros) se presentaron a nuestro capitán y le dieron el manssache (mensaje), de cómo les había ido, con esto nuestro capitán Marthin Domenigo Eyolla (Irala) se alzó, y nosotros con él, y marchamos contra nuestro enemigo Thabere y los carios, en seguida nos formamos y repartimos608 la gente en 4 divisiones.

Así llegamos nosotros a un agua corriente, que en su lengua india se llama Schueschíeu (Xexuy)609; es tan ancha como el Danubio aquí en este país (Baviera), y como hasta la cintura de un hombre de   —243→   hondura, o más en algunas partes; pero la tal agua se aumenta mucho en su tiempo, y causa grandes perjuicios en la tierra, así que no se puede viajar por ella.

Y como nosotros teníamos que pasar610 esta agua, estaba el enemigo con su real del otro lado de ella y por eso nos hicieron gran resistencia y daño al pasar, así que creo yo que esta vez, (el favor de Dios mediante, se entiende) a no ser los arcabuces no hubiese escapado uno de nosotros con vida del lance. Y tanto nos favoreció Dios el Todopoderoso que nosotros pasamos al otro lado del agua, mediante su Divina bendición y pisamos tierra. Cuando los enemigos la tal cosa vieron, al punto huyeron a su pueblo, que estaba a media milla (legua) del agua. Luego que nosotros lo vimos los perseguimos con toda nuestra gente y llegamos al pueblo al mismo tiempo que ellos y le pusimos cerco, así que nadie podía salir ni entrar, nos armamos también después sin perder un momento con nuestros pawessen (paveses) y hachas, tal y como antes se dijo. Así no estuvimos más tiempo acampados delante del dicho pueblo que desde la mañana hasta la noche, en que Dios el Todopoderoso nos favoreció, de suerte que los derrotamos y salimos vencedores; tomamos el pueblo y matamos mucha gente. Pero ya antes de entrar en pelea nos había encargado nuestro capitán que no matásemos ni a mujeres ni a niños, sino que los tomásemos prisioneros,   —244→   como que así lo cumplimos nosotros y obedecimos su encargo. Los hombres, empero, cuantos pudimos alcanzar, tuvieron todos que morir. También nuestros amigos los geberus se trajeron unas 1.000 cabezas de nuestros enemigos carios.

Ahora, después que todo esto había sucedido, llegaron por aquel tiempo aquellos carios, que habían salvado de allí junto con su principal Thabere (Tabare) y otros de sus principales611 y pidieron, perdón a nuestro capitán, con tal que les devolviese sus mujeres e hijos, que así volverían a ser los buenos amigos de antes y que nos servirían con toda humildad. Así, pues, nuestro capitán les prometió perdón y entró a favorecerlos; y después de esto se hicieron buenos amigos, hasta que yo salí de la tierra. Año y medio612 duró esta guerra con los carios, así que durante este tiempo no hubo paz con nosotros y no podíamos estar seguros a causa de ellos. Esta campaña y guerra con los carios acaeció el año 1546613.

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ArribaAbajoCapítulo XLIV

Entrada de Irala al Chaco Boreal por los payaguá y mbayá


Después de esto regresamos a la ciudad Nostra Singnora de Sunssión y permanecimos dos años largos en aquella ciudad614. Pero en todo este tiempo no había llegado ni navío ni correo alguno de Hispanienn; entonces615 nuestro capitán Marthin Domenigo Eyolla (Irala) hizo consultar a la gente a ver si le parecía bien que él con alguna parte de ellos marchase tierra adentro y averiguase si había oro o plata que rescatar. A ello le contestó la gente, que marchase no más en nombre de Dios616.

Así por ese tiempo hizo reunir unos 350 de los españoles y les preguntó si querían marchar con él, que él les proporcionaría todo lo necesario para este viaje, es a saber, en indios, rocines617 o ropa; y ellos se prestaron de muy buena gana a marchar con él. Después también hizo llamar a junta a los principales o caudillos de los carios y preguntó   —246→   si ellos querían acompañarlo con fuerza de 2.000 hombres; y ellos contestaron que de muy buena gana y a su llamado marcharían con él.

Con este tan buen y tan amistoso acuerdo de ambas partes se aprestó dicho nuestro capitán general Marthin Domenigo Eyolla en poco más de 2 meses después, y emprendió la marcha con esta gente el año 1548618 aguas arriba del Paraboe con 7 navíos bergenntín y con 200 canaon (canoas). La gente que no podía caber ni en los navíos ni en las canaen (canoas) caminaron de a pie por tierra con los 130 caballos. Y cuando nosotros los hubimos reunido a todos por tierra y por agua cerca de un cerro alto y redondo llamado S. Ferdinando619, donde en aquel tiempo vivían los antedichos peyenbas (payaguá), allí envió620 nuestro capitán los 5 navíos bergenntín (bergantines) y las canaen (canoas) de vuelta a la ciudad Nostra Singnora de Sunssión.

A los otros 2 navíos pergentin (bergantines) los dejó allí cerca de S. Fernando, con 50 españoles, a quienes nombró él un capitán llamado Petter Diess (Pedro Díaz); les entregó también víveres y lo demás necesario para dos años, y tenían que esperar allí hasta que él volviese de tierra adentro, porque no le sucediese a él y a su gente como le   —247→   había sucedido al buen señor Joann Eyollas (Ayolas) y a los compañeros con él, a quienes los pyenbass (payaguá) habían asesinado tan cruelmente. ¡Dios los favorezca a todos! De ello se dijo ya en la f. [22]621.

Después de esto marchó adelante nuestro capitán con 300 cristianos y 130 caballos y 3.000 carios unos 8 días enteros sin que nosotros hallásemos nación alguna. A los 9 días dimos con una llamada Naperus622 no tienen más de comer que pescado y carne, es una gente alta y fuerte, sus mujeres andan con las vergüenzas destapadas623; no son lindas.

Del dicho cerro S. Ferdinando hasta aquí hay 38 millas (leguas)624; allí nos quedamos esa noche y de allí proseguimos la marcha, viaje de 7 días, y llegamos a una nación llamada Maieaiess (Mbayá)625, es una gran muchedumbre de gente; sus súbditos626 tienen que pescarles y cazarles y hacer lo que se les ofrece, tal y como aquí los paisanos se someten al que es noble.

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Esta nación tiene mucha provisión de trigo turco (maíz), mandeochade (mandioca), mandepoere, mandeos propys, padades (batatas), mannduiss (maní), bachakhue627, y otras raíces más, que son aparentes para servir de comida. Ítem más tienen venados628, ovejas de indias (guanacos)629, avestruces630, ennten (antas)631, gansos, y muchas otras aves. También los bosques están llenos de miel, de la que se hace vino y lo demás que les hace falta; cuanto más adentro se busca en la tierra, tanto más feraz se la encuentra. Ítem año redondo cosechan en el campo trigo turco (maíz) y las demás plantas ya citadas. Estas ovejas, de las que tienen mansas632 y ariscas, las usan como nosotros aquí a los rocines633 para los cargar y montar; yo mismo también una vez en el viaje anduve más de 40 millas (leguas) montado en una oveja de estas634, a saber cuando estuve enfermo de un pie; en el Perú las cargan con mercaderías como si fuesen acémilas635.

Estos mayeaiess (mbayá) son altos, gallardos y   —249→   gente guerrera, cuya única ocupación es la guerra. Las mujeres son lindas y no se tapan las vergüenzas636; ellas no trabajan en el campo, sino que el hombre tiene que buscarse la mantención; en la casa no hacen ellas más que hilar y tejer cosas de algodón; también preparan la comida y cualquier otra cosa que se le antoja al marido de ellas, y a otros buenos aparceros más, pedirles, cuando se ofrece; y baste con lo dicho del asunto. Quien verlo quiera que allá vaya, y si de otra suerte se niega a creerlo, yendo se convencerá que la cosa es así637.

Cuando llegábamos a esta nación, como a una media milla (legua) de distancia nos salieron a encontrar en el camino, donde había una pequeña aldehuela, y dijeron ellos a nuestro capitán que debíamos nosotros reposar638 esa noche allí en el dicho pueblo, y que ellos nos traerían todo cuanto nos faltaba; pero esto lo hacían ellos con mala intención, y para asegurarse más en seguida mandaron [ellos] a nuestro capitán 4 coronas de plata, que se ponen en la cabeza; también le dieron 6 plennschen (planchas), de plata, de las que cada una medía 1 1/2 jemes de largo y medio jeme de ancho; las tales planchas se las atan a la frente por lujo y como adorno, como también ya se dijo antes. Ítem más mandaron ellos a nuestro capitán 3 lindas doncellas, o mujeres, que no eran viejas.

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Durante el tiempo que descansamos639 en este pueblo, después de la merienda, distribuimos nosotros la guardia, para que así estuviese la gente preparada contra los enemigos, y en seguida nos acostamos a dormir en paz. Más tarde, como a la media noche, sucedió que se le perdieron a nuestro capitán sus 3 doncellas; acaso no pudo satisfacer a todas 3, porque era un hombre de unos 60 años; si nos las hubiese entregado a nosotros los soldados, tal vez no hubiesen disparado; en suma, causa de esto se armó gran alboroto en el real.

Y tan luego como amaneció, nuestro capitán hizo tocar generala y mandó640 a saber, que cada cual se estuviese en su puesto con sus armas.




ArribaAbajoCapítulo XLV

Visitan a los mbayá, chané, thohannes, payhonos, mayehonas, morronnos, perronoss


Así vinieron los antedichos mayaiess (mbayá) en número de 20.000 hombres y pretendieron sorprendernos, mas no nos sacaron mayor ventaja, sino que en esta misma escaramuza quedaron unos 1.000 muertos de la gente de ellos; enseguida huyeron ellos de allí y nosotros los perseguimos hasta   —251→   su pueblo, mas no encontramos nada allí, ni mujeres ni hijos.

Entonces mandó641 nuestro capitán y tomó unos 150 arcabuceros y 2.500 indios carios y marchó en pos de los mayaiedess (mbayá) 3 días seguidos y 2 noches [a todo apurar], así que no descansábamos nosotros sino sólo para comer a medio día y dormir 4 ó 5 horas cada noche.

Y al tercer día dimos con los mayaeides (mbayá) todos juntos, hombres, mujeres y niños en un bosque; mas no eran ellos los maiaies (mbayá) que buscábamos, sino sus amigos642. Ni cuidado que se les daba a ellos de nuestra llegada allí. Así tienen que pagar justos por pecadores643; porque cuando nosotros llegamos a los mayaiess (mbayá) estos, matamos y apresamos hombres, mujeres y niños en número como de 3 mil personas644, y si hubiese sido de día, así como fue de noche, no se escapa uno de ellos; porque había mucha gente junta en un cerro, en que había un bosque muy grande. Yo saqué de esta escaramuza más de 19 personas, hombres y mujeres, que no eran viejas; porque siempre me ha gustado más la gente moza que la vieja; también la parte que me tocó de las mantas de los indios y otras cosas más. Después de esto nos volvimos a nuestro real, allí nos quedamos 8 días, porque había   —252→   toda clase de buen bastimento. A esta nación de los mayaiess (mbayá) desde S. Ferdinando, donde dejamos los navíos, hay 70 millas (leguas) de camino.

Después de esto volvimos a marchar hasta una nación llamada Zchennte (Chané)645, son vasallos646 o súbditos de los antedichos mayaiess (mbayá), como en esta tierra (Baviera) los paisanos son siervos de sus señores. Nosotros encontramos en este camino muchos rastrojos sembrados con trigo turco (maíz), raíces, y otras frutas más, allí se tiene esta comida año redondo; cuando se recoge una cosecha, ya está la otra madura también, y cuando esta misma también está recogida, ya tienen una otra en berza. Con esto en todo tiempo del año están en vísperas de la mies. Entonces llegamos a un pequeño pueblo que pertenecía a los zchenne (chané) y cuando nos vieron todos huyeron de allí. Así nos quedamos 2 días allá y hallamos en el tal pueblo (que está a 4 millas (leguas) de los mayaie (mbayá) más que de sobra de comer.

De allí marchamos nosotros 2 días 6 millas (leguas) hasta una nación llamada de los tohannes647;   —253→   allí no hallamos gente alguna, pero de comer bastante; están también sometidos a los mayaies (mbayá).

De allí marchamos nosotros 6 días enteros sin encontrar gente por el camino, y al 7.º día llegamos a una nación llamada de los payhonos648 donde había mucha indiada reunida. El caudillo de ellos salió a recibirnos de paz con mucha gente. Este le rogó a nuestro capitán que no entrásemos a su pueblo, sino que nos quedásemos allí afuera en el mismo lugar; mas nuestro capitán no quiso consentir en nada de eso, sino que se metió derecho en el pueblo de ellos, quieran que no; allí hubimos lo muy bastante que comer de carne, y gallinas, gansos, venados649, ovejas650, avestruces, papagayos, conejillos. Mas ahora dejo yo de lado lo de trigo turco (maíz) y otras raíces y frutas [sin mencionar], de lo que hay una superabundancia en la tierra; pero agua no hay mucha, casi nada de plata y oro; así que de eso nada preguntamos tampoco, porque las otras naciones que más adelante estaban por esto mismo no huyesen. Nos quedamos 3 días enteros entre estos payhonas; allí se impuso nuestro capitán por ellos de la manera de tierra que era; y de los thohanas hasta ellos hay 24 millas (leguas) de camino; y de allí salimos y llevamos un «lengua»651 de los payhanas652   —254→   que nos mostrase el camino, porque así tuviésemos agua que beber; desde que hay largos trechos en esta tierra sin agua.

Así llegamos nosotros a las 4 millas (leguas) a una nación llamada de los maiehonas (mayecuna?)653 donde nos quedamos un día, y de estos volvimos a tomar un «lengua», que nos mostrase el camino; estos se prestaron y nos dieron lo que necesitábamos. Desde allí marchamos nosotros 8 millas (leguas) y llegamos a una nación llamada de los morronos; es una gran multitud de gente; nos recibieron muy bien; quedamos 2 días enteros entre ellos y tomamos relación de la tierra; de estos también sacamos nosotros un «lengua», que nos enseñase el camino; en seguida marchamos 4 millas (leguas) desde allí hasta una pequeña nación llamada de los perronoss654; no tienen mucho que comer; son fuertes de unos 3 ó 4.000 hombres de pelea; quedamos un día entre ellos.

De allí marchamos nosotros 12 millas (leguas)á una nación llamada de los sunennos655, es una gran multitud de gente toda junta, y se halla sobre un cerrillo alto; el pueblo de ellos está rodeado de un bosque espinudo656 como muro; nos recibieron con sus arcos y flechas [y nos dieron dardes (dardos)]   —255→   de comer; mas no las tuvieron mucho tiempo consigo; muy pronto tuvieron que abandonar el pueblo, pero primero lo incendiaron al mismo; con todo hallamos nosotros bastante que comer en el bosque; quedamos allí 3 días y los buscamos en los bosques y en el campo.