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Cuando D. Viñas hace la genealogía del motivo del viaje en la literatura argentina, centra los términos del viaje sarmientino en una tensión entre el objetivo utilitario y el placer estético que se resuelve en dos libros: los Viajes y Educación popular. Cfr. Viñas 1971. «El viaje a Europa».

 

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Canetti clasifica a las masas en: masas de acoso, masas de fuga, masas de prohibición, masas de inversión y masas festivas, de acuerdo con la dominante afectiva (1983, 1:42-57).

 

3

Sarmiento profetizó su destino. En 1879 cuando renuncia al cargo de Ministro del Interior pronuncia en el Senado un inolvidable discurso: «[...] oigan la palabra y crean a un hombre sincero, que no ha tenido ambición nunca, que nunca ha aspirado a nada, sino a la gloria de ser en la historia de su país, si puede, un nombre, ser Sarmiento, que valdrá mucho más que ser presidente por seis años o juez de paz en una aldea» (Sarmiento 1950, 370-82).

 

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Cada texto sarmientino trabaja una imagen polifacética del escritor. En Recuerdos de provincia el narrador se identifica con la galería de parientes «raros» cuyo destino es, a menudo, la locura. El oficio de escribir le provee el método para exorcizar la herencia transformando en síntesis lo que en los demás es mezcla.

Una zona de Facundo teoriza sobre la creación poética. Las hipótesis continúan la concepción romántica del arte: reconoce a la tierra como origen- también como original- que engendra a la poesía. Entre los escritores distingue al cantor popular que traduce de manera «honesta» el espíritu de la naturaleza y al poeta culto que produce «belleza» al alejarse de lo empírico y tamizar su voz con otras voces. Las mediatizaciones se acumulan con la reflexión.

Porque el lenguaje es el mayor tesoro del intelectual irrumpe una avidez por la palabra ajena; la búsqueda va desde las narraciones orales hasta la literatura culta y desde los testimonios de militares hasta los relatos de arrieros.