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311

N. BOILEAU: L'Art Poétique, en Oeuvres. Paris, Ed. Amer, T. I, pág. 142. Iriarte había expresado también esta influencia francesa, aunque con ciertas matizaciones:

«Quiero decir, que imitemos por ejemplo en su Poesía, ni para la música: verdad que confiesan y mientos, al modo de colocarlos, y a la distinción y propiedad de los estilos; pero no en lo que pertenece a la harmonía, pues su lengua no la tiene, ni para la Poesía, ni para la Música: verdad que confiesan y lamentan los más clásicos humanistas Franceses».



en Amador DE VERA Y SANTA CLARA (pseud. de Tomás de Iriarte): Los literatos en Quaresma. Madrid, s. a. (1773), pág. 33.

Campomanes había visto en la imitación de lo extranjero la tabla de salvación para elevar nuestro nivel, sin avergonzarse de ello:

«De cada nación debemos imitar lo mejor que hace: de esa suerte, con ser meros copiantes de sus adelantamientos por ahora, reteniendo lo bueno que tengamos, acomodándoles a nuestros usos, llegaremos a estar al nivel de las demás naciones en breve tiempo, haciéndonos dóciles para adoptar lo que ignoremos, o no sepamos hacer tan bien como el extranjero».



en Apéndice a la educación popular. Madrid, 1776, Parte III, pág. 12.

 

312

G. M. DE JOVELLANOS: Obras completas, B.A.E., 1858, T. XLVI, pág. 1.

 

313

Op. cit., págs. 141-197.

 

314

F. M. SAMANIEGO: Fábulas, edic. cit., Prólogo, págs. 55-56.

 

315

Alberto NAVARRO GONZÁLEZ: Temas humanos en la poesía de Iriarte, R. Lit., T. I, núm. 1, enero-marzo 1952, págs. 7-25.

 

316

F. M. SAMANIEGO: Fábulas, edic. cit., nota 83.

 

317

Idem., pág. 160. D. Quijote mostrará al final de sus aventuras idéntico deseo.

 

318

Idem., págs. 199-201. Recuerda, sin duda, a la Oda IX de Meléndez. De un baile, aunque ésta aparece desprovista de la moraleja y tiene exceso de exclamaciones. Vid. MELÉNDEZ VALDÉS: Poesías. Madrid. Espasa-Calpe, 1965, Edición, prólogo y notas de Pedro Salinas, págs. 13-15. Idénticos nombres aparecen en Samaniego: Melibeo, Celia, Anarda... Salinas describe así, certeramente, el mundo natural del poeta extremeño en su Prólogo:

«La Naturaleza se nos presenta aquí como anónimo conjunto de bellezas sensuales, como adecuado fondo y escenario para la alegre exaltación de los sentidos, y, a veces, como ejemplo e invitación al goce jubiloso del presente. Arroyos y danzas se desenredan con voluptuoso paralelismo de ritmo, y los colores de las fieras o las ternezas de las avecillas son réplica y complemento de los encantos de las zagalas o de las caricias de los amantes»


(pág. XXXIX).                


Véase también el sugestivo estudio de Rafael BENÍTEZ CLAROS: Variaciones sobre el sentimentalismo neoclásico, en su libro Visión de la literatura española. Madrid, Rialp, 1963, págs. 199-208.

 

319

Vid. Apéndice.

 

320

Mariano Luis DE URQUIJO en el Prólogo a su traducción de La muerte de César, de VOLTAIRE. Madrid, Blas Romero, 1971, págs. 1-2.