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ArribaAbajoApéndices a la vida de Francisco Pizarro


ArribaAbajo-I.-

Sobre si sabía o no firmar.


Aunque la mayor parte de los escritores antiguos y modernos han afirmado que Pizarro no sabía escribir ni leer, algunos han dudado del hecho, y aun se han inclinado a lo contrario, entre ellos don Juan Bautista Muñoz, que de la inspección de algunos documentos que aparecen firmados y escritos a nombre de aquel conquistador, ha deducido que sabía escribir y escribía bien. Véanse los diferentes apuntes que dejó escritos para su historia, en donde no una vez sola manifiesta esta opinión. Si se atendiese a la autoridad de Montesinos, escritor casi contemporáneo, podría creerse que por lo menos sabía firmar, pues se explica así en sus Anales, año de 1525: «En este viaje trató Pizarro de aprender a leer, no le dio su viveza lugar a ello; contentóse sólo con firmar, de lo que se reía Almagro, y decía que firmar sin saber leer era lo mismo que recibir herida sin poder darla. En adelante firmó siempre Pizarro por sí, y por Almagro su secretario.» Aun esta noticia está dada tan ligeramente por Montesinos, que no advirtió la contradicción que decía con ella lo que se expresa en la escritura de compañía entre Fernando de Luque, Pizarro y Almagro, celebrado en el año siguiente de 526;donde se dice que por no saber firmar ni Pizarro ni Almagro, lo hacen por ellos los testigos Juan de Panés y Álvaro del Quiro.

Mas seguro y positivo está Zárate, cuando en el cap. 9 del lib. 4 de su Historia del Perú dice «que de todo punto no sabían Pizarro ni Almagro leer ni firmar, y que Pizarro en todos los despachos que hacía, así de gobernación como de repartimiento de indios, libraba haciendo dos señales, en medio de las cuales Antonio Picado, su secretario, firmaba el nombre de Francisco Pizarro». Esto está plenamente confirmado con los muchos documentos que aún existen, en que se ve al conquistador firmar del modo expresado. En una de las contratas que hizo con la corte por agosto de 1529 se dice al fin: «Señalólo con una señal propia suya, por no saber firmar.» Esta señal, según yo lo observé en 1843, mediante el favor de mi difunto amigo don Manuel de Valbuena, encargado a la sazón del archivo de Indias, eran las dos rúbricas de que había Zárate, entre las cuales después sus secretarios ponían o Francisco Pizarro o el marqués Pizarro. Hay muchas de estas firmas, y de diferentes letras, según mudaba de secretarios: las unas son de letra constantemente igual, menuda y clara, y parecen ser indubitablemente de la misma mano que lo demás del documento; pero luego que tomó por secretario a Antonio Picado, ya el nombre de Francisco Pizarro, que está entre aquellas dos rúbricas o garabatos, es de una letra enteramente diversa de la anterior, alta, estrecha y rasgueada, probablemente del mismo Picado. Aun en el uso de las rúbricas hubo alguna novedad; porque a lo último ya no ponía más que una, la de la mano izquierda, y la de la derecha fue sustituida por una rúbrica de la misma mano que el nombre, esto es, de Picado.

Con esta investigación, menuda a la verdad, pero no absolutamente importuna en la vida de un personaje tan célebre, queda desvanecida la duda sobre el hecho controvertido, y se explica cómo, aun cuando se encuentran documentos escritos y firmados al parecer por Francisco Pizarro, él sin embargo ni los escribió ni los firmó.




ArribaAbajo-II.-

Escritura de compañía entre Pizarro, Almagro y Luque, según se halla en los Anales de don Fernando Montesinos, año de 1526.


En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y de la santísima Virgen nuestra Señora, hacemos esta compañía.

Sepan cuantos esta carta de compañía vieren cómo yo don Fernando de Luque, clérigo presbítero, vicario de la santa iglesia de Panamá, de la una parte; y de la otra el capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro, vecinos que somos en esta ciudad de Panamá, decimos: Que somos concertados y convenidos de hacer y formar compañía, la cual sea firme y valedera para siempre jamás en esta manera: Que por cuanto nos, los dichos capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro tenemos licencia del señor gobernador Pedro Arias de Avila para descubrir y conquistar las tierras y provincias de los reinos llamados del Perú, que está, por noticia que hay, pasado el golfo y travesía del mar de la otra parte; y porque para hacer la dicha conquista y jornada y navíos y gente y bastimento y otras cosas que son necesarias, no lo podemos hacer por no tener dinero y posibilidad tanta cuanta es menester, y vos el dicho don Fernando de Luque nos los dais porque esta compañía la hagamos por iguales partes, somos contentos y convenidos de que todos tres hermanablemente, sin que hayan de haber ventaja ninguna mas el uno que el otro, ni el otro que el otro, de todo lo que se descubriere, ganare y conquistare y poblare en los dichos reinos y provincias del Perú. Y por cuanto vos el dicho don Fernando de Luque nos disteis, y poneis de puesto por vuestra parte en esta dicha compañía, para gastos de la armada y gente que se hace para la dicha jornada y conquista del dicho reino del Perú, veinte mil pesos en barras de oro y de á cuatrocientos y cincuenta maravedís el peso, los cuales los recibimos luego en las dichas barras de oro, que pasaron de vuestro poder al nuestro en presencia del escribano de esta carta, que lo valió y montó; y yo Hernando del Castillo doy fe que los vide pesar los dichos veinte mil pesos en las dichas barras de oro, y lo recibieron en mi presencia los dichos capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro, y se dieron por contentos y pagados de ella. Y nos los dichos capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro ponemos de nuestra parte en esta dicha compañía la merced que tenemos del dicho señor Gobernador, y que la dicha conquista y reino que descubrirémos de la tierra del dicho Perú, que en nombre de su majestad nos ha hecho, y las demás mercedes que nos hiciere y acrescentare su majestad y los de su consejo de las Indias de aquí adelante, para que de todo goceis y hayais vuestra tercera parte, sin que en cosa alguna hayamos de tener mas parte cada uno de nos, el uno que el otro, sino que hayamos de todo ello partes iguales. Y mas, ponemos en esta dicha compañía nuestras personas y el haber de hacer dicha conquista y descubrimiento con asistir con ellas en la guerra todo, el tiempo que se tardare en conquistar y ganar y poblar el dicho reino del Perú, sin que por ello, hayamos de llevar ninguna ventaja y parte mas de la que vos el dicho don Fernando de Luque lleváredes, que ha de ser por iguales partes todos tres, así de los aprovechamientos que con nuestras personas tuviéremos, y ventajas de jas partes que nos cupieron en la guerra y en los despojos y ganancias y suertes que en la dicha tierra del Perú hubiéremos y gozáramos, y nos cupiere por cualquier via y forma que sea, así á mí el dicho capitan Francisco Pizarro como á mi Diego de Almagro, habeis de haber de todo ello, y es vuestro, y os lo darémos bien y fielmente, sin desfraudaros en cosa alguna de ello, la tercera parte; porque desde ahora en lo que Dios nuestro Señor nos diere decimos y confesamos que es vuestro y de vuestros herederos y sucesores, de quien en esta dicha compañía sucediere y lo hubiere de haber, en vuestro nombre se lo darémos, y le darémos cuenta de todo ello á vos y á vuestros sucesores, quieta y pacíficamente, sin llevar mas parte cada uno de nos que vos el dicho don Fernando de Luque y quien vuestro poder hubiere y le perteneciere; y así de cualquier dictado y estado de señorío perpetuo ó por tiempo señalado que su majestad nos hiciere merced en el dicho reino del Perú, así á mí el dicho capitan Francisco Pizarro, ó á mí el dicho Diego de Almagro, ó á cualquiera de nos, sea vuestro el tercio de toda la renta y estado y vasallos que á cada uno de nos se nos diere é hiciere merced, en cualquiera manera ó. forma que sea, en el dicho reino del Perú, por via de estado ó renta, repartimiento de indios, situaciones, vasallos, seais señor y goceis de la tercia parte de ello como nosotros mismos, sin adicion ni condicion ninguna, y si la hubiere y alegáremos, yo el dicho capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro, y en nuestros nombres nuestros herederos, que no seamos oidos en juicio ni fuera dél, y nos damos por condenados en todo y por todo, como en esta escriptura se contiene, para lo pagar y que haya efecto; y yo el dicho don Fernando de Luque hago la dicha compañía en la forma y manera que de suso está declarado, y doy los veinte mil pesos de buen oro para el dicho descubrimiento y conquista del dicho reino del Perú, á pérdida ó ganancia, como Dios nuestro Señor sea servido, y de lo sucedido en el dicho descubrimiento de la dicha gobernacion y tierra he yo de gozar y haber la tercera parte, y la otra tercera para el capitan Francisco Pizarro, y la otra tercera para Diego de Almagro, sin que el uno lleve mas que el otro, así de estado de señor como de repartimiento de indios perpetuos, como de tierras y solares y heredades, como de tesoros y escondrijos encubiertos, como de cualquier riqueza ó aprovechamiento de oro, plata, perlas, esmeraldas, diamantes y rubíes, y de cualquier estado y condicion que sea, que los dichos capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro hayais y tengais en el dicho reino del Perú, me habeis de dar la tercera parte. Y nos el dicho capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro decimos que aceptamos la dicha compañía y la hacemos con el dicho don Fernando de Luque de la forma y manera que lo pide él y lo declara, para que todos por iguales partes hayamos en todo y por todo, así de estados perpetuos que su majestad nos hiciese mercedes en vasallos ó indios, ó en otras cualesquiera rentas, goce el derecho don Fernando de Luque, y haya la dicha tercia parte de todo ello enteramente, y goce de ello como cosa suya desde el dia que su majestad nos hiciere cualesquiera mercedes, como dicho es. Y para mayor verdad y seguridad de esta escriptura de compañía y de todo lo en ella contenido, y que os acudirémos y pagarémos nos los dichos capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro á vos el dicho Fernando de Luque con la tercia parte de todo lo que se hubiere y descubriere y nosotros hubiéremos por cualquiera via y forma que sea; para mayor fuerza de que lo cumplirémos como en esta escritura se contiene, juramos á Dios nuestro Señor y á los santos Evangelios, donde mas largamente son escritos y están en este libro Misal, donde pusieron sus manos el dicho capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro, hicieron la señal de la cruz en semejanza de esta † con sus dedos de la mano, en presencia de mí el presente escribano, y dijeron que guardarán y cumplirán esta dicha compañía y escriptura en todo y por todo como en ella se contiene, so pena de infames y malos cristianos, y caer en caso de menos valer, y que Dios se lo demande mal y caramente; y dijeron el dicho capitan Francisco Pizarro y Diego de Almagro: Amen, y así lo juramos y le darémos el tercio de todo lo que descubriéremos y conquistáremos, y pobláremos en el dicho reino y tierra del Perú, y que goce de ello como nuestras personas, de todo aquello en que fuere nuestro y tuviéremos parte, como dicho es en esta dicha escriptura, y nos obligamos de acudir con ello á vos el dicho don Fernando de Luque y áquien en vuestro nombre le perteneciere y hubiere de haber, y les darémos cuenta con pago de todo ello cada y cuando que se nos pidiere, hecho el dicho descubrimiento y conquista y poblacion del dicho reino y tierra del Perú; y prometemos que en la dicha conquista y descubrimiento nos ocultarémos y trabajarémos con nuestras personas sin ocuparnos en otra coca hasta que se conquiste la tierra y se ganare, y si no lo hiciéremos seamos castigados por todo rigor de justicia por infamias y perjuros, seamos obligados á volver á vos el dicho don Fernando de Luque los dichos veinte mil pesos de oro quede vos recibirnos. Y para lo cumplir y pagar y haber por firme todo lo en esta escriptura contenido, cada uno por lo que le toca, renunciaron todas y cualesquier leyes y ordenamientos y pragmáticas, y otras cualesquier constituciones, ordenanzas, que estén fechas en su favor y cualesquiera de ellos, para que aunque las pidan y aleguen, que no les valga. Y valga esta escriptura dicha y todo lo en ella contenido, y traiga aparejada y debida ejecucion, así en sus personas como en sus bienes, muebles y raíces, habidos y por haber; y para lo cumplir y pagar, cada uno por lo que le toca, obligaron sus personas y bienes habidos y por haber, seguir dicho es, y dieron poder cumplido á cualesquier justicias y junces de su majestad para que por todo rigor y mas breve remedio de derecho les compelan y apremien á lo así cumplir y pagar, como si lo que dicho es fuese sentencia definitiva. de juez competente pasada en cosa juzgada; y renunciaron cualesquier leyes y derechos que en su favor habian, especialmente la ley que dice que general renunciacion de leyes no vala. Que es fecha en la ciudad de Panamá á diez dias del mes de marzo, año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mil quinientos vente y seis años: testigos que fueron presentes á lo que dicho es, Juan de Paliés y Alvaro del Quiro y Juan de Vallejo, vecinos de la ciudad de Panamá; y firmó el dicho don Fernando de Luque, y porque no saben firmar el dicho capitan Francisco Pizarro, y Diego de Almagro, firmaron por ellos en el registro de esta carta Juan de Panés y Alvaro del Quiro, á los cuales otorgantes yo el presente escribano doy fe que conozco.-Don Fernando de Luque - A su ruego de Francisco Pizarro, Juan de Panés, y á su ruego de Diego de Almagro, Alvaro de Quiro. -E yo Hernando del Castillo, escribano de su majestad y escribano público y del número de esta ciudad de Panamá, presente fui al otorgamiento de esta carta, y la fice escribir en estas cuatro fojas con esta, y por ende fice aquí este mi signo á tal en este testimonio de verdad. -Hernando del Castillo, escribano público.

NOTA. Lo mas particular que hay en este convenio, y que no se ha apuntado por ninguno de los historiadores, á lo menos que yo sepa, es que Hernando de Luque no era mas que lo que comunmente se dice una testa de ferro en este caso, y que el verdadero contratista y asociado era el licenciado Gaspar de Espinosa, que se valió de su nombre para entrar á la parte de la empresa, y dió los veinte mil pesos de oro. Esto consta de una escritura otorgada en Panamá á 6 de agosto de 1331 ante el mismo escribano, por la cual Fernando de Luque, refiriéndose á la antecedente de 1526, «cede y traspasa la tercera parte que por su virtud le toca en el licenciado Gaspar de Espinosa (que está presente y acepta), porque así es verdad que hizo y efectuó la dicha compañía y contrato por mandado y comision del señor licenciado Gaspar de Espinosa, que presente está; y los veinte mil pesos de oro de ley perfecta los recibió del dicho señor licenciado y son suyos, y hice la dicha compañía con ellos á su ruego para él y por su mandado. Testigos Afonso de Quirós, Juan Diaz Guerrero, Juan de Vallejos, vecinos de Panamá.»

Noticia sacada de la obra inédita intitulada Noticia general del Perú, Tierra-Firme y Chile, por Francisco Lopez de Caravantes, contador de cuentas en el tribunal de la contaduría mayor de las mismas provincias. Esta obra estuvo antes en la librería del colegio mayor de Cuenca de Sala manca, y ahora existe en la particular de su majestad.




ArribaAbajo-III.-

Conferencia que tuvo Almagro con Pedrarias para separarle de la asociacion en la empresa del dscubrimiento del Perú, según la cuenta Oviedo en el cap. 23, parte 2.ª de su Historia general.


«En el cual tiempo (febrero de 1527) yo tuve ciertas cuentas con Pedrarias, y haciendo la averiguacion de ellas en su casa, donde nos juntábamos á cuentas, entró al capitan Diego de Almagro un dia, é le dijo: Señor, ya vuesa merced sabe que en esta armada é descubrimiento del Perú teneis parte con el capitan Francisco Pizarro y con el maestreescuela don Fernando de Luque, mis compañeros, y comnigo, y que no habeis puesto en ella cosa alguna, y que nosotros estamos perdidos, é habemos gastado nuestras haciendas y las de otros nuestros amigos, y nos cuesta hasta el presente sobre quince mil castellanos de oro, é agora el capitan Francisco Pizarro é los cristianos que con él están tiene mucha necesidad de socorro é gente é caballos, é otras muchas cosas para proveerlos, porque no nos acabemos de perder, ni se pierda tan buen principio como el que tenemos en esta empresa, de que tanto bien se espera. Suplico á usía que nos socorrais con algunas vacas para hacer carnes, y con algunos dineros para comprar caballos y otras cosas de que hay necesidad, como jarcias y lonas é pez para los navíos, que en todo se terná buena cuenta y la hay de lo que hasta aquí se ha gastado, para que así goce cada uno é contribuya por rata segun la parte que tuviere; é pues sois partícipe en este descubrimiento, por la capitulacion que tenemos, no seais, señor, causa que el tiempo se haya perdido y nosotros con él; ó si no quereis atender el fin de este negocio, pagad lo que hasta aquí os cabe por rata, y dejémoslo todo. A lo cual Pedrarias, después que hobo dicho Almagro, respondió muy enojado é dijo: Bien parece que dejo yo la gobernacion, pues vos decís eso; que lo que yo pagara sino me hobieran quitado el oficio, fuera que me diérades muy estrecha cuenta de los cristianos que son muertos por culpa de Pizarro é vuestra, é que habeis destruido la tierra al Rey, é de todos esos desórdenes é muertos habeis de dar razon, como presto lo veréis, antes que salgais de Panamá. A lo cual replicó el capitan Almagro, é lo dijo: Señor, dejáos deso; que pues hay justicia é juez que nos tenga en ella, muy bien es que todos den cuenta de los vivos é de los muertos, é no faltará á vos, señor, de que deis cuenta, ó yo la daré á Pizarro de manera que el Emperador nuestro señor nos haga mucha,; mercedes por nuestros servicios: pagad si quereis gozar de esta empresa, pues que no sudais ni trabajais en ella, ni habeis puesto en ello sino una ternera que nos distes al tiempo que la partida, que podrá valer dos ó tres pesos de oro; ó alzad la mano del negocio, y soltaros hemos la mitad de lo que nos debeis en lo que se ha gastado. A esto replicó Pedrarias, riéndose de mala gana, é dijo: No lo perderédes todo, é me daréis cuatro mil pesos; é Almagro dijo: Todo lo que nos debeis os soltamos, é dejadnos con Dios acabar de perder ó ganar. Como Pedrarias vido que ya le soltaban lo que él debia en el armada, que á buena cuenta eran mas de cuatro ó cinco mil pesos, dijo: ¿Qué me dareis de mas deso? Almagro dijo: Daros he trescientos pesos, muy enojado; y juraba á Dios que no los tenia, pero que él los buscaria por se apartar dél é no le pedir nada. Pedrarias replicó é dijo: Y aun dos mil me daréis. Entonces Almagro dijo: Daros he quinientos. Mas de mil me daréis, dijo Pedrarias; é continuando su enojo Almagro dijo: Mil pesos os doy y no los tengo, pero yo daré seguridad de los pagar en el término que me obligare; é Pedrarias dijo que era contento; é así se hizo cierta escritura de concierto, en que quedó de le pagar mil pesos de oro con que se saliese, como se salió, de la compañía Pedrarias, é alzó la mano de todo aquello, é yo fui uno de los testigos que firmamos el asiento é conveniencia, é Pedrarias se desistió é renunció todo su derecho en Almagro é su compañía, y de esta forma salió del negocio, y por su poquedad dejó de atender para gozar de tan gran tesoro como es notorio que se ha habido en aquellas partes.»




ArribaAbajo-IV.-

Capitulación hecha por Francisco Pizarro con la Reina en Toledo a 26 de julio de 1529, para la conquista y población de la costa de la mar del Sur, que con licencia y parecer de Pedrarias Dávila, gobernador y capitán general de las provincias de Tierra-Firme, descubrió cinco años antes a una con el capitán Diego de Almagro.


LA REINA. -Por cuanto vos el capitan Francisco Pizarro, vecino de Tierra-Firme, llamada Castilla del Oro, por vos y en nombre del venerable padre don Fernando de Luque, maestreescuela y provisor de la iglesia de Darien, sede vacante, que es en la dicha Castilla del Oro, y el capitan Diego de Almagro, vecino de la ciudad de Panamá, nos hicisteis relacion que vos é los dichos vuestros compañeros, con deseo de nos serviré del bien é acrecentamiento de nuestra corona real, puede haber cinco años, poco mas ó menos, que con licencia é parecer de Pedrarias Dávila, nuestro gobernador é capitan general que fué de la dicha Tierra-Firme, tomastes cargo de ir á conquistar, descubrir é pacificar é poblar por la costa del mar del Sur de la dicha tierra á la parte de levante, á vuestra costa é de los dichos vuestros compañeros, todo lo mas que por aquella parte pudiéredes, é hicisteis para ello dos navíos é un bergantin en la dicha costa, en que así en esto por se haber de pasar la jarcia é aparejos necesarios al dicho viaje é armada desde el Nombre-de-Dios, que es la costa del norte, á la otra costa del sur; como con la gente é otras cosas necesarias al dicho viaje é tomar á rehacer la dicha armada, gastasteis mucha suma de pesos de oro, é fuistes á hacer é hicisteis el dicho descubrimiento, donde pasastes muchos peligros é trabajo, á causa de lo cual os dejó toda la gente que con vos iba en una isla despoblada, con solos trece hombres que novos quisieron dejar; y que con ellos y con el socorro que de navíos é gente vos hizo el dicho capitan Diego de Almagro, pasastes de la dicha isla é descubristes las tierras é provincias del Pirú é ciudad de Tumbes, en que habeis gastado vos é los dichos vuestros compañeros mas de treinta mil pesos de oro; é que con el deseo que teneis de nos servir, querríades continuar la dicha conquista é poblacion á vuestra costa é mision, sin que en ningun tiempo seamos obligados á vos pagar ni satisfacer los gastos que en ello hiciéredes, mas de lo que en esta capitulacion vos fuese otorgado; é me suplicasteis é pedistes por merced vos mandase encomendar la conquista de las dichas tierras, é vos concediese é otorgase las mercedes, é con las condiciciones que desuso serán contenidas; sobre lo cual yo mandé tomar con vos el asiento y capitulacion siguiente:

Primeramente doy licencia y facultad á vos el dicho capitan Francisco Pizarro para que por nos, y en nuestro nombre é de la corona real de Castilla, podais continuar el dicho descubrimiento, conquista y poblacion de la dicha provincia del Perú, fasta ducientas leguas de tierra por la misma costa, las cuales dichas ducientas leguas comienzan desde el pueblo que en lengua de indios se dice Tenumpuela, é después le llamasteis Santiago, hasta llegar al pueblo de Chincha, que puede haber las dichas ducientas leguas de costa, poco mas ó menos.

Item: Entendiendo ser cumplidero al servicio de Dios nuestro Señor y nuestro, y por honrar vuestra persona é por vos hacer merced, prometemos de vos hacer nuestro gobernador é capitan general de toda la dicha provincia del Perú, é tierras y pueblos que al presente hay é adelante hubiere en todas las dichas ducientas leguas, por todos los dias de vuestra vida, con salario de setecientos é veinte y cinco mil maravedís cada año, contados desde el dia que vos hiciésedes á la vela destos nuestros reinos para continuar la dicha poblacion é conquista; los cuales vos han de ser pagados de las rentas y derechos á nos pertenecientes en la dicha tierra que ansí habeis de poblar; del cual salario habeis de pagar en cada un año un alcalde mayor, diez escuderos, ó treinta peones, é un médico, e un boticario; el cual salario vos ha de ser pagado por los nuestros oficiales de la dicha tierra.

Otrosí: Vos hacemos merced de título de nuestro adelantado de la dicha provincia del Perú, é ansimismo del oficio de alguacil mayor della; todo ello por los dias de vuestra vida.

Otrosí: Vos doy licencia para que con parecer y acuerdo de los dichos nuestros oficiales podais hacer en las dichos tierras é provincias del Perú hasta cuatro fortalezas en las partes y lugares que mas convengan, pareciendo á vos é á losdichos nuestros oficiales ser necesarias para guarda é pacificacion de la dicha tierra; é vos haré merced de las tenencias dellas para vos é parados herederos é subcesores vuestros, uno en pos de otro, con salario de setenta y cinco mil maravedís en cada un año por cada una de las dichas fortalezas, que ansí estuvieron hechas; las cuales habeis de hacer á vuestra costa, sin que nos ni los reyes que después de nos vinieren seamos obligados á vos lo pagar al tiempo que así lo gastáredes, salvo dende en cinco años después de acabada la fortaleza, pagándoos en cada un año de los dichos cinco años la quinta parte de lo que se montare el dicho gasto, de los frutos de la dicha tiera.

Otrosí: -Vos hacemos merced para ayuda á vuestra costa de mil ducados en cada un año por los dias de vuestra vida de las rentas de las dichas tierras.

Otrosí: Es nuestra merced, acatando la buena vida é doctrina de la persona del dicho don Fernando de Luque, de le presentar á nuestro muy Sancto Padre por obispo de la ciudad de Tumbes, que es en la dicha provincia y gobernacion del Perú, con límites é diciones que por nos con autoridad apostólica serán señalados y entre tanto que vienen las bulas del dicho obispado, le hacemos protector universal de todos los indios de dicha provincia, con salario de mil ducados en cada un año, pagado de nuestras rentas de la dicha tierra entre tanto que hay diezmos eclesiásticos de que se pueda pagar.

Otrosí: Por cuanto nos habedes suplicado por vos en el dicho nombre vos hiciese merced de algunos vasallos en las dichas tierras, é al presente lo dejamos de hacer por no tener entera relacion de ellas, es nuestra merced que entre tanto que informados proveamos en ello lo que á nuestro servicio é á la enmienda é satisfaccion de nuestros trabajos é servicios conviene, tengais la veintena parte de los pechos que nos tuviéremos en cada un año en la dicha tierra, con tanto que no exceda de mill y quinientos ducados, los mill para vos el dicho capitan Pizarro, é los quinientos para el dicho Diego de Almagro.

Otrosí: Hacemos merced al dicho capitan Diego de Almagro de la tenencia de la fortaleza que hay ú hobiere en la dicha ciudad de Tumbes, que es en la dicha provincia del Perú, con salario de cien mil maravedís cada un año, con mas ducientos mil maravedís cada un año de ayuda de costa, todo pagado de las rentas de la dicha tierra, de las cuales ha de gozar desde el dia que vos el dicho Francisco Pizarro llegáredes á la dicha tierra, aunque el dicho capitan Almagro se quede en Panamá é en otra parte que le convenga; é le harémos home hijodalgo para que goce de las honras é preminencias que los homes hijodalgo pueden y deben gozar en todas las Indias, islas é tierra firme del mar Océano.

Otrosí: Mandamos que las dichas haciendas é tierras é solares que teneis en Tierra-Firme, llamada Castilla del Oro, é vos están dadas como avecino de ella, las tengais é goceis, é hagais de ello lo que quisiéredes é por bien tuviéredes, conforme á lo que tenemos concedido y ol orgado á los vecinos de la dicha Tierra-Firme; é en lo que toca á los indios é naborias que teneis é vos están encomendados, es nuestra merced é voluntad é mandamos que los tengais é goceis é sirvais de ellos, é que no vos serán quitados ni removidos por el tiempo que nuestra voluntad fuere.

Otrosí: Concedemos á los que fueren á poblar la dicha tierra que en los seis años primeros siguientes desde el dia de la data de esta en adelante, que del oro que se cogiere de las minas nos paguen el diezmo, y cumplidos los dichos seis años paguen el noveno, é ansí descendiendo cada un año hasta llegar al quinto; pero, del oro é otras cosas que se hubieren de rescatar, ó cabalgadas, ó en otra cualquier manera, desde luego nos han de pagar el quinto de todo ello.

Otrosí: Franqueamos á los vecinos de la dicha tierra por los dichos seis años y mas, y cuanto fuere nuestra voluntad, de almojarifazgo de todo lo que llevaren para proveimiento y provision de sus casas, con tanto que no sea para lo vender; é de lo que vendieren ellos é otras cualesquier personas, mercaderes é tratantes, ansimesmo los franqueamos por dos años tan solamente.

Item: Prometemos que por término de diez años é mas adelante, hasta que otra cosa mandemos en contrario, no impornémos á los vecinos de las dichas tierras alcabalas ni otro tributo alguno.

Item: Concedemos á los dichos vecinos ó pobladores que le sean dados por vos los solares y tierras convenientes á sus personas, conforme á lo que se ha hecho é hace en la dicha isla Española; é ansimismo os darémos poder para que en nuestro nombre, durante el tiempo de vuestra gobernacion, hagais la encomienda de los indios de la dicha tierra, guardando en ella las instrucciones é ordenanzas que vos serán dadas.

Item: A suplicacion vuestra hacemos nuestro piloto mayor de la mar del Sur á Bartolomé Ruiz, con setenta y cinco mil maravedís de salario en cada un año, pagados de la renta de la dicha tierra; de los cuales ha de gozar desde el dia que le fuere entregado el título que de ello le mandarémos dar, ó en las espaldas se asentará el juramento é solenidad que ha de hacer ante vos, é otorgado ante escribano. Ansimismo darémos título de escribano de número é del consejo de la dicha ciudad de Tumbes á un hijo de dicho Bartolomé Ruiz, siendo hábil é suficiente para ello.

Otrosí: Somos contentos é nos place que vos el dicho capitan Pizarro, cuanto nuestra merced é voluntad fuere, tengais la gobernacion ó administracion de los indios de la nuestra isla de Flores, que es cerca de Panamá, é goceis para vos e para quien vos quisiéredes de todos los aprovechamientos que hubiere en la dicha isla, así de tierras como de solares, é montes, é árboles, mineros, é pesquería de perlas con tanto que seais obligado por razon de ello á dar á nos é á los nuestros oficiales de Castilla del Oro, en cada un año de los que ansí fuere nuestra voluntad que vos la tengais, ducientos mill maravedís, é mas el quinto de todo el oro é perlas que en cualquier manera é por cualesquier personas se sacare en la dicha isla de Flores, sin descuento alguno, con tanto que los dichos indios de la dicha isla de Flores no los podais ocupar en la pesquería de las perlas ni en las minas del oro ni en otros metales, sino en las otras granjerías é aprovechamientos de la dicha tierra, para provision é mantenimiento de la dicha vuestra armada é de las que en adelante hubiéredes de hacer para la dicha tierra; é permitimos que si vos el dicho Francisco Pizarro, llegado á Castilla de Oro, dentro de dos meses luego siguientes, declarados ante el dicho nuestro gobernador é juez de residencia que allí estuviere, que no vos querais encargar de la dicha isla de Flores, que en tal caso no seais tenudo é obligado á nos pagar por razon de ello las dichas ducientas mil maravedís, é que se quede para nos la dicha isla, como agora la tenemos.

Item: Acatando lo mucho que han servido en el dicho viaje é descubrimiento Bartolomé Ruiz, Cristóbal de Peralta, é Pedro de Candía, é Domingo de Soria Luce, é Nicolás de Ribera, é Francisco de Cuellar, é Alonso de Molina é Pedro Alcon, é García de Jerez, é Anton de Carrion, ó Alonso Briceño, é Martin de Paz, é Juan de la Torre, é porque vos me lo suplicasteis é pedistes por merced, es nuestra merced de voluntad de les hacer merced, como por la presente vos la hacemos, á los que de ellos no son hidalgos, que sean hidalgos notorios de solar conocido en aquellas partes, é que en ellas é en todas las nuestras Indias, islas y tierra firme del ruar Océano gocen de las preeminencias é libertades é otras cosas de que gozan y deben ser guardadas á los hijosdalgo notorios de solar conocido dentro nuestros reinos, é á los que de los susodichos son hidalgos, que sean caballeros de espuelas doradas, dando primero la informacion que en tal caso se requiere.

Item: Vos hacemos merced de veinte y cinco yeguas é otros tantos caballos de los que nos tenemos en la isla de Jamáica, é no las habiendo cuando las pidiéredes, no seamos tenudos el precio de ellas ni de otra cosa por razon de ellas.

Otrosí: Os hacemos merced de trescientos mill maravedís, pagados en Castilla del Oro, para el artillería é municion que habeis de llevar á la dicha provincia del Perú, llevando fe de los nuestros oficiales de la casa de Sevilla de las cosas que ansí comprastes é de lo que vus costó, contando el interese é cambio de ello; é mas, os haré merced de otros ducientos ducados, pagados en Castilla del Oro, para ayuda al acarreto de la dicha artillería é municiones ó otras cosas vuestras desde el Nombre-de-Dios so la dicha mar del Sur.

Otrosí: Vos darémos licencia, como por la presente vos la damos, para que destos nuestros reinos é del reino de Portugal é islas de Cabo-Verde é dende, vos é quien vuestro poder hubiere quisiéredes é por bien tuviéredes, podais pasar y paseis á la dicha tierra de vuestra gobernacion cincuenta esclavos negros, en que haya á lo menos el tercio de hembras, libres de todos derechos á nos pertenecientes, con tanto que silos dejáredes é parte dellos en la isla Española, San Juan, Cuba, Santiago é en Castilla del Oro, é en otra parte alguna, los que de ellas ansí dejáredes sean perdidos é aplicados, ó por la presente los aplicamos, á nuestra cámara é fisco.

Otrosí: Que hacemos merced y limosna al hospital que se hiciese en la dicha tierra, para ayuda al remedio de los pobres que allá fueren, de cien mil maravedís, librados en las penas aplicadas de la cámara de la dicha tierra. Ansimismo, á vuestro pedimento é consentimiento de los primeros pobladores de la dicha tierra, decimos que harémos merced, como por la presente la hacemos, á los hospitales de la dicha tierra, de los derechos de la escubilla é relaves que hubiere en las fundiciones que en ellas se hicieren, é de ello mandarémos dar nuestra provision en forma.

Otrosí: Decimos que mandarémos, é por la presente mandamos, que hayan é residan en la ciudad de Panamá, é donde vos fuere mandado, un carpintero é un calafate, é cada uno de ellos tenga de salario treinta mil maravedís en cada un año donde que comenzaren á residir en la dicha ciudad, ó donde, como dicho es, vos les mandáredes; á los cuales les mandarémos pagar por los nuestros oficiales de la dicha tierra de vuestra gobernacion cuando nuestra merced y voluntad fuere.

Item: Que vos mandarémos dar nuestra provision en forma para que en la dicha costa del mar del Sur podais tomar cualesquier navíos que hubiéredes menester, de consentimiento de sus dueños, para los viajes que hobiéredes de hacer á la dicha tierra, pagando á los dueños de los tales navíos el flete que justo sea, no embargante que otras personas los tengan fletados para otras partes.

Ansimismo, que mandarémos, é por la presente mandamos é defendemos, que destos nuestros reinos no vayan ni pasen á las dichas tierras ningunas personas de las prohibidas que no puedan pasar á aquellas partes, so las penas contenidas en las leyes é ordenanzas é cartas nuestras que cerca de esto por nos é por los reyes católicos están dadas; ni letrados ni procuradores para usar de sus oficios.

Lo cual que dicho es, é cada cosa é parte dello vos concedemos, con tanto que vos el dicho capitan Pizarro seais tenudo é obligado de salir destos nuestros reinos con los navíos é aparejos é mantenimientos ó otras cosas que fueren menester para el dicho viaje y población, con ducientos é cincuenta hombres, los ciento y cincuenta destos nuestros reinos é otras partes no prohibidas, ¿los ciento restantes podais llevar de las islas ó tierra firme del mar Océano, con tanto que de la dicha tierra firme llamada Castilla del Oro no saqueis mas de veinte hombres, si no fuere de los que en el primero ó segundo viaje que vos hicisteis á la dicha tierra del Perú se hallaron con vos, porque á estos damos licencia que puedan ir con vos libremente; lo cual hayais de cumplir desde el dia de la data de esta hasta seis meses primeros siguientes, allegado á la dicha Castilla del Oro; ó allegado á Panamá, seais tenudo de proseguir el dicho viaje, é hacer eldicho descubrimiento é poblacion dentro de otros seis meses luego siguientes.

Item: Con condicion que cuando saliéredes destos nuestros reinos é llegáredes á las dichas provincias del Perú, hayais de llevar y tener con vos á los oficiales de nuestra hacienda que por nos están é fueren nombrados, é asimismo las personas religiosas ó eclesiásticas que por nos serán señaladas para instruccion de los indios é naturales de aquella provincia á nuestra santa fe católica, con cuyo parecer, é no sin ellos, habeis de hacer la conquista, descubrimiento é poblacion de la dicha tierra; á los cuales religiosos habeis de dar é pagar el flete é matalotaje é los otros mantenimientos necesarios conforme á sus personas, todo á vuestra costa, sin por ello les llevar cosa alguna durante la dicha navegacion; lo cual mucho vos lo encargamos que ansí hagais é cumplais, como cosa de servicio de Dios é nuestro; porque de lo contrario nos terniamos de vos por deservidos.

Otrosí: Con condicion que en la dicha pacificacion, conquista y poblacion, ó tratamiento de dichos indios en sus personas y bienes, seais tenudos é obligados de guardar en todo é por todo lo contenido en las ordenanzas é instrucciones que para esto tenemos fechas é se hicieren, é vos serán dadas en la nuestra carta é provision que vos mandarémos dar para la encomienda de los dichos indios. E cumpliendo vos el dicho capitan Francisco Pizarro lo contenido en este asiento en todo lo que á vos toca é incumbe de guardar é cumplir, prometemos ó vos asegurarnos por nuestra palabra real que agora ó de aquí adelante vos mandarémos guardar é vos será guardado todo lo que ansí vos concedernos é facemos merced á vos é á los pobladores é tratantes en la dicha tierra; é para ejecucion y cumplimiento dello vos mandarémos dar nuestras cartas é provisiones particulares que convengan ó menester sean, obligándoos vos el dicho capitan Pizarro primeramente ante escribano público, de guardar é cumplir lo contenido en este asiento que á vos toca como dicho es. -Fecha en Toledo á 26 de julio de 1529 años. -YO LA REINA. -Por mandado de su majestad. -Juan Vazquez.

(Copiada literalmente del traslado que existe en el tomo XV de la colección de manuscritos pertenecientes a marina y viajes, formada por mi amo el señor don Martín Fernandez Navarrete.)




ArribaAbajo-V-.

Carta de Hernando Pizarro.


A los magníficos señores, los señores oidores de la audiencia real de su majestad que reside en la Ciudad de Santo Domingo.

Magníficos señores: Yo llegué á este puerto de la Yaguana, de camino para pasar á España, por mandato del gobernador Francisco Pizarro, á informar á su majestad de lo sucedido en aquella gobernacion del Perú, y la manera de la tierra, y estado en que queda; y porque creo que los que á esa ciudad van darán á vuesas mercedes variables nuevas, me ha parecido escribir en suma lo sucedido en la tierra para que sean informados de la verdad, después que de aquella tierra vino Isasaga, de quien vuesas mercedes se informarian de lo hasta allí acaecido.

El Gobernador fundó en nombre de su majestad un pueblo cerca de la costa, que se llama San Miguel, veinte y cinco leguas de aquel cabo de Tumbez: dejados allí los vecinos ó repartidos los indios que habia en la comarca del pueblo, se partió con sesenta de caballo é noventa peones en demanda del pueblo de Caxamalca, que tuvo noticia que estaba allí Atabaliva, hijo del cuzco viejo é hermano del que al presente era señor de la tierra: entre los dos hermanos habia muy cruda guerra, é aquel Atabaliva le habia venido ganando la tierra hasta allí, que hay desde donde partió ciento é cincuenta leguas: pasadas siete ó ocho jornadas, vino al Gobernador un capitan de Atabaliva, é díjole que su señor habia sabido de su venida, é holgaba mucho de ello, é tenia deseo de conocer á los cristianos; ó así como hobo estado dos dias con el Gobernador, dijo que queria adelantarse y decir á su señor como iba; y que el otro vernia al camino con presente en señal de paz. El Gobernador fué de camino adelante hasta llegar á un pueblo que se dice La-Ramada, que hasta allí era todo tierra llana, ó desde allí era sierra muy áspera é de muy malos pasos; y visto que no volvia el mensajero de Atalialiva, quiso informarse de algunos indios que habian venido de Caxamalca, é atormentáronse é dijeron que habian oido que Atabaliva esperaba al Gobernador en la sierra para darle guerra; é así mandó apercebir la gente, dejando la rezaga en el llano, é subió; é el camino era tan malo, que á la verdad, si así fuera que allí nos esperaban, ó en otro paso que hallamos desde allí á Caxamalca, muy ligeramente nos llevaran, porque aun del diestro no podiamos llevarlos caballos por los caminos, é fuera de camino ni caballos ni peones pasan esta sierra: hasta llegar á Caxamalca hay veinte leguas.

A la mitad del camino vinieron mensajeros de Atabaliva, é trujeron al Gobernador comida, é le dijeron que Atabaliva le esperaba en Caxamalca, que queria ser su amigo, é que le hacia saber que sus capitanes que habia enviado á la guerra del Cuzco su hermano, le traian preso, é que serian en Caxamalca dende en dos dias, é que toda la tierra de su padre estaba por él. El Gobernador le envió á decir que holgaba mucho de ello, é que si algun señor habia que no le queria dar la obediencia, que le ayudaria á sojuzgarle: desde á dos dias llegó el Gobernador á vista de Caxamalca é halló allí indios con comida; é puesta la gente en órden, caminó al pueblo, é halló que Atibaliva no estaba en él; que estaba una legua de allí en el campo con toda su gente en toldos. Visto que Atabaliva no venia á verle, envió un capitan con quince de caballo á hablar á Atabaliva, diciendo que no se aposentaba hasta saber dónde era su voluntad qua se aposentasen los cristianos; é que le rogaba que viniese, porque queria holgarse con él. En esta yo vine á hablar al Gobernador, que habia ido á mirar la manera para si de noche diesen en nosotros los indios, é dijome como habia enviado á hablará Atabaliva: yo le dije que me parecia que en sesenta de caballo que tenia habia algunas personas que no eran diestros á caballo, é otros caballos mancos, é que sacar quince caballos de los mejores era yerro, porque si Atabaliva algo quisiere hacer no podian defenderse; é que acaeciéndoles algun revés, que lo harian mucha falta, é así mandó que yo fuese con otros veinte de caballo que habia para poder ir, é que allá hiciese como me pareciese que convenia.

Cuando yo llegué á este paso de Atabaliva hallé los de caballo junto con el real: el capitan habia ido á hablar con Atabaliva; yo dejé allí la gente que llevaba, é con dos de caballo pasé al aposento de Atabaliva, é el capitan le dijo cómo iba é quien yo era; ó yo dije al Atabaliva que el Gobernador me enviaba á visitarle, é que le rogaba que le viniese á ver, porque le estaba esperando para holgarse con él, é que le tenia por amigo. Díjome que un cacique del pueblo de San Miguel le habia enviado á decir que éramos mala gente é no buena para la guerra, é que aquel cacique nos habia muerto caballos é gente: yo le dije que aquella gente de San Miguel eran como mujeres, é que un caballo bastaba para toda aquella tierra, é que cuando nos viese pelear veria quién éramos; que el Gobernador le queria mucho, é que si tenia algun enemigo que se lo dijese; que él lo enviarla á conquistar: díjome que cuatro jornadas de allí estaban unos indios muy recios que no podia con ellos, que allí irian cristianos á ayudar á su gente: díjele que el Gobernador enviaria diez de caballo, que bastaban para toda la tierra; que sus indios no eran menester sino para buscar los que se escondiesen. Sonrióse como hombre que no nos tenia en tanto: díjome el capitan que hasta que yo llegué nunca pudo acabar con él que le hablase, sino un principal suyo hablaba por él, y él siempre la cabeza baja: estaba sentado en un duho con toda la majestad del mundo, cercado de todas sus mujeres é muchos principales cerca dél; antes de llegar allí estaba otro golpe de principales, é así por órden cada uno del estado que eran. Ya puesto el sol, Yo le dije que me queria ir; que viese lo que queria que dijese al Gobernador: díjome que le dijese que otro dia por la mañana le iria á ver, y que se aposentase en tres salones grandes que estaban en aquella plaza, é uno que estaba en medio le dejasen para él.

Aquella noche se hizo buena guarda: á la mañana envió sus mensajeros, dilatando la venida hasta que era ya tarde; y de aquellos mensajeros, que venian hablando con algunas indias que tenian los cristianos, parientas suyas, les dijeron que se huyesen, porque Atabaliva venia sobre tarde para dar aquella noche en los cristianos é, matarlos: entre los mensajeros que envió vino aquel capitan que primero habia venido al Gobernador al camino, é dijo al Gobernador que su señor Atabaliva decia que pues los cristianos habian ido con armas á su real, que él queria venir con sus armas. El Gobernador le dijo que viniese como él quisiese; y Atabaliva partió de su real á mediodía, y en llegar hasta un campo que estaba medio cuarto de legua de Caxamalca, tardó hasta que el sol iba muy bajo. Allí asentó sus toldos é hizo tres escuadrones de gente; é á todo esto venia el camino lleno, é no habia acabado de salir del real. El Gobernador habia mandado repartir la gente en los tres galpones que estarian en la plaza en triángulo, é que estuviesen á caballo é armados hasta ver qué determinacion traia Atabaliva: asentados sus toldos, envió á decir al Gobernador que ya era tarde, que él queria dormir allí; que por la mañana vernía: el Gobernador lo envió á decir que le rogaba que viniese luego, porque le esperaba á cenar, é que no habia de cenar hasta que fuese. Tomaron los mensajeros á decir al Gobernador que le enviase allí un cristiano, que él queria venir luego, é que venia sin armas. El Gobernador envió un cristiano, é luego Atabaliva se movió para venir, é dejó allí la gente con las armas, é llevó consigo hasta cinco ó seis mil indios sin armas, salvo que debajo de las camisetas traian unas porras pequeñas é ondas é bolsas con piedras.

Venia en unas andas, é delante dél hasta trescientos ó cuatrocientos indios con camisetas de librea, limpiando las pajas del camino é cantando, é él en medio de la otra gente, que eran caciques é principales, é los mas principales caciques le traian en los hombros, é entrando en la plaza, subieron doce ó quince indios en una fortalecilla que allí está, é tomáronla á manera de posesion con bandera puesta en una lanza. Entrado hasta la mitad de la plaza, reparó allí, é salió un fraile dominico que estaba con el Gobernador, á hablarle de su parte que el Gobernador le esperaba en su aposento, que le fuese á hablar; é díjole como era sacerdote, é que era enviado por el Emperador para que le enseñase las cosas de la fe si quisiesen ser cristianos, é mostróle un libro que llevaba en las manos, é díjole que aquel libro era de las cosas de Dios, é el Atabaliva pidió el libro é arrojóle en el suelo, y dijo: Yo no pasaré de aquí hasta que me deis todo lo que habeis tomado en mi tierra; que yo bien sé quién sois vosotros y en lo que andais; é levantóse en las andas, é habló á su gente, é hobo murmullos entre ellos llamando á la gente que tenian las armas; é el fraile fué al Gobernador é díjole que qué hacia, que ya no estaba la cosa en tiempo de esperar mas: el Gobernador me lo envió á decir; yo tenia concertado con el capitan de la artillería que haciéndole una seña disparasen los tiros; é con la gente, que oyéndolos saliesen todos á un tiempo, é así se hizo; é como los indios estaban sin armas, fueron, desbaratados sin peligro de ningun cristiano. Los que traian las armas é los caciques que venian al rededor dél nunca lo desampararon hasta que todos murieron al rededor dél: el Gobernador salió é tomó á Atabaliva, é por defenderle le dió un cristiano una cuchillada en una mano. La gente siguió el alcance hasta donde estaban los indios con armas: no se halló en ellos resistencia alguna, porque ya era de noche; recogiéronse todos al pueblo donde el Gobernador quedaba.

Otro dia de mañana mandó el Gobernador que fuésemos al real de Atabaliva: hallóse en él hasta cuarenta mil castellanos, é cuatro ó cinco mil marcos de plata, é el real tan lleno de gente como si nunca hubiera faltado ninguna: recogióse toda la gente, é el Gobernador les habló que se fuesen á sus casas, que él no venia á hacerles mal; que lo que se habia fecho habia seido por la soberbia de Atabafiva, y él asimismo se lo mandó. Preguntando á Atabaliva por qué habia echado el libro y mostrado tanta soberbia, dijo que aquel capitan suyo que habia venido á hablar al Gobernador le habia dicho que los cristianos no eran hombres de guerra, é que los caballos se desensillaban de noche, é que con ducientos indios que le diesen se los ataria á todos; é que este capitan é el cacique que arriba he dicho de San Miguel le engañaron. Preguntóle el Gobernador por su hermano el Cuzco; dijo que otro dia llegaria allí, que lo traian preso, é que sus capitanes quedaban con la gente en el pueblo del Cuzco; é segun después pareció, dijo verdad en todo, salvo que su hermano lo envió á matar, con temor que el Gobernador le restituyese en su señorío. El Gobernador le dijo que él no venia á hacer guerra á los indios, sino que el Emperador nuestro señor, que era señor de todo el mundo, le mandó venir para que les viese é les hiciese saber las cosas de nuestra fe para si quisiese ser cristiano; é que aquellas tierras é todas las demás eran del Emperador, é que le habia de tener por señor. Él dijo que era contento; é visto que los cristianos recogian algun oro, dijo Atabaliva al Gobernador que no se curase de aquel oro, que era poco; que él les dada diez mil tejuelos, é les henchiria de piezas de oro aquel buhío en que estaba hasta una raya blanca, que seria estado é medio de alta, é el buhío tenia de ancho diez y siete ó diez y ocho piés, é de largo treinta é cinco, é que cumpliria dentro de dos meses.

Pasados los dos meses que el oro no venia, antes el Gobernador tenia nuevas cada dia que venia gente de guerra sobre él, así por eso como por dar priesa al oro que viniese, el Gobernador me mandó que saliese con veinte de caballo é diez ó doce peones hasta un pueblo que se dice Guamachuco, que está veinte leguas de Caxamalca, que es adonde se decia que estaban los indios de guerra; é así fui hasta aquel pueblo, adonde hallamos cantidad de oro é plata, é desde allí la envié á Caxamalca. Unos indios que se atormentaron nos dijeron que los capitanes é gente de guerra estaban seis leguas de aquel pueblo; é aunque yo no llevaba comision del Gobernador para pasar de allí, porque los indios no cobrasen ánimo de pensar que volvíamos huyendo acordé de llegar á aquel pueblo con catorce de caballo ó nueve peones, porque los demás se enviaron en guarda del oro, porque tenian los caballos cojos. Otro dia de mañana llegué sobre el pueblo, é no hallé gente ninguna en él, porque segun pareció, habia seido mentira lo que los indios habian dicho, salvo que pensaron meternos temor para que nos volviésemos.

A este pueblo me llegó licencia del Gobernador para que fuese á una mezquita de que teniamos noticia, que estaba cien leguas en la costa de la mar, en un pueblo que se dice Pachacamá. Tardamos en llegar á ella veinte y dos dias, los quince dias fuimos por las sierras, é los otros por la costa de la mar: el camino de las sierras es cosa de ver, porque en verdad en tierra tan fragosa en la cristiandad no se han visto tan hermosos caminos, toda la mayor parte de calzada; todos los arroyos tienen puentes de piedra ó de madera; en un rio grande, que era muy caudaloso é muy grande, que pasamos dos veces, hallamos puentes de red, que es cosa maravillosa de ver: pasamos por ellas los caballos; tienen en cada pasaje dos puentes, la una por donde pasa la gente comun, la otra por donde pasa el señor de la tierra ó sus capitanes: esta tienen siempre cerrada é indios que la guardan; estos indios cobran portazgo de los que pasan. Estos caciques de la sierra ó gente tienen mas arte que no los de los llanos: es la tierra bien poblada; tiene muchas minas en mucha parte de ella; es tierra fria, nieva en ella, é llueve mucho; no hay ciénagas, es pobre de leña; en todos los pueblos principales tiene Atabaliva puestos gobernadores, é asimismo los tenian los señores antecesores suyos: en todos estos pueblos hay casas de mujeres encerradas, tienen guardas á las puertas, guardan castidad; si algun indio tiene parte en al guna de ellas, muere por ello; estas casas son unas para el sacrificio del sol, otras del Cuzco viejo, padre de Atabaliva: el sacrificio que hacen es de ovejas, é hacen chicha para verter por el suelo: hay otra casa de mujeres en cada pueblo de estos principales, asimismo guardadas; que están recogidas de los caciques comarcanos, para cuando pasa el señor de la tierra sacan de allí las mejores para presentárselas, é sacadas aquellas, meten otras tantas: tambien tienen cargo de hacer chicha para cuando pasa la gente de guerra: de estas casas sacaban indias que nos presentaban; á estos pueblos del camino vienen á servir todos los caciques comarcanos cuando pasa la gente de guerra: tienen depósito de leña ó maíz é de todo lo demás, é cuentan por unos ñudos en unas cuerdas de lo que cada cacique ha traido. Cuando nos habian de traer algunas cargas de leña, ó ovejas, ó maíz, ó chicha, quitaban de los ñudos de los que lo tenian á cargo, ó añudábanlo en otra parte: de manera que en todo tienen muy grande cuenta é razon; é todos estos pueblos nos hicieron muy grandes fiestas de danzas é bailes.

Llegados á los llanos, que es en la costa, es otra manera de gente mas bruta, no tan bien tratados, mas de mucha gente: asimismo tienen casas de mujeres, é todo lo demás como en los pueblos de la sierra. Nunca nos quisieron decir de la mezquita, que tenian en sí ordenado que todos los que nos lo dijesen habian de morir; pero como teniamos noticia que era en la costa seguimos el camino real hasta ir á dar en ella: el camino va muy ancho, tapiado de una banda é de otra; á trechos casas de aposento fechas en él, que quedaron de cuando el Cuzco pasó por aquella tierra. Hay poblaciones muy grandes, las casas de los indios de cañizos, las de los caciques de tapias é ramadas por cobertura, porque en aquella tierra no llueve: desde el pueblo de San Miguel hasta aquella mezquita habrá ciento é sesenta ó ciento é ochenta leguas; por la costa de la tierra muy poblada; toda esta tierra atraviesa el camino tapiado; en toda ella, ni en docientas leguas que se tiene noticia en costa adelante, no llueve; viven de riego, porque es tanto lo que llueve en la sierra, que salen de ella muchos rios; que en toda la tierra no hay tres leguas que no haya río: desde la mar á las sierras hay en partes diez leguas, en partes doce, ó toda la costa va así: no hace frio. En toda esta tierra de los llanos, é mucho más adelante, no tributa al Cuzco, sino á la mezquita; el obispo de ella estaba con el Gobernador en Caxamalca; habíale mandado otro buhío de oro como el que Atabaliva mandó; á este propósito el Gobernador me envió á ir á dar priesa para que se llevase: llegado á la mezquita é aposentados, pregunté por el oro, é negáronmelo, que no lo habia: hízose alguna diligencia, é no se pudo hallar: los caciques comarcanos me vinieron á ver é trujeron presente; é allí en la mezquita se halló algun oro podrido que dejaron cuando escondieron lo demás; de todo se juntó ochenta é cinco mil castellanos é tres mil marcos de plata.

Este pueblo de la mezquita es muy grande é de grandes edificios; la mezquita es grande é de grandes cercados é corrales; fuera de ella está otro cercado grande que por una puerta se sirve la mezquita; en este cercado están las casas de las mujeres que dicen ser mujeres del diablo, é aquí están los silos donde están guardados los depósitos del oro; aquí no está nadie donde estas mujeres están; hacen su sacrificio como las que están en las otras casas del sol que arriba he dicho. Para entrar al primero patio de la mezquita han de ayunar veinte dias, para subir al patio de arriba han de haber ayunado un año; en este patio de arriba suele estar el Obispo: cuando suben algunos mensajeros de caciques, que han ya ayunado su año, á pedir al Dios que les dé maíz é buenos temporales, hallan al Obispo cubierta la cabeza é asentado; hay otros indios que llaman pajes del Dios: ansí como estos mensajeros de tus caciques dicen al Obispo su embajada, entran aquellos pajes del diablo dentro á una camarilla, donde dicen que habian con él, é aquel diablo les dice de qué está enojado de los caciques, é los sacrificios que se han da hacer, é los presentes que quiere que le traigan. Yo creo que no habian con el diablo, sino que aquellos servidores suyos engañan á los caciques por servirse de ellos, porque yo hice diligencia para saberlo, é un paje viejo de los mas principales é privados de su dios, que me dijo un cacique que habia dicho que le dijo el diablo que no hobiese miedo á los caballos, que espantaban é no hacian mal: hícele atormentar, é estuvo tan rebelde en su mala secta, que nunca dél se pudo saber nada mas de que realmente le tienen por dios. Esta mezquita es tan temida de todos los indios, que piensan que si alguno de aquellos servidores del diablo le pidiese cuanto toviese, é no lo diese, habia de morir luego; é segun parece, los indios no adoran á este diablo por devocion sino por temor; que á mí me decian los caciques que hasta entonces habia servido aquella mezquita porque le habian miedo; que ya no habian miedo sino á nosotros, que á nosotros querian servir; la cueva donde estaba el diablo era muy obscura, que no se podia entrar en ella sin candela, é dentro muy sucia. Hice á todos los caciques que me vinieron á ver entrar dentro para que perdiesen el miedo, é á falta de predicador les hice mi sermon, diciendo el engaño en que vivian.

En este pueblo supe que un capitan, el principal de Atabaliva, estaba veinte leguas de nosotros en un pueblo que se decia Jauja enviéle á llamar que me viniese á ver, é respondióme que yo me fuese camino de Caxamalca, que él saldria por otro camino á juntarse conmigo. Sabiendo el Gobernador que el capitan estaba de paz é que queria ir conmigo, escribióme que me volviese, é envió tres cristianos al Cuzco, que es cincuenta leguas mas adelante de Jauja, á tomar la posesion é ver la tierra. Yo me volví camino de Caxamalca por otro camino que él habia ido, é a donde el capitan de Atabaliva quedó de salir á mí: no habia salido; antes supe de aquellos caciques que se estaba quedo é me habia burlado porque me viniese: desde allí volvimos hácia donde él estaba, é el camino fué tan fragoso é de tanta nieve, que se pasó harto trabajo en llegar allá; llegado al camino real, á un pueblo que se dice Bombon, topé un capitan de Atabaliva con cinco mil indios de guerra que Atabaliva llevaba en achaque de conquistar un cacique rebelde; é segun después ha parecido, eran para hacer junta para matar á los cristianos. Allí hallamos hasta quinientos mil pesos de oro que llevaban á Caxamalca. Este capitan me dijo que el capitan general quedaba en Jauja é sabia de nuestra ida é tenia mucho miedo: yo le envié mensajeros para que estoviese quedo, é no toviese temor; ó hallé allí un negro que habia ido con los cristianos que iban al Cuzco, é díjome que aquellos temores eran fingidos, porque el capitan tenia mucha gente é muy buena; é que en presencia de los cristianos la habia contado por sus ñudos, é que habia hallado treinta y cinco mil indios. Así fuimos á Jauja: llegado á media legua del pueblo, é visto que el capitan no salia á recibirnos, un principal de Atabaliva que llevaba conmigo, á quien yo habia hecho buen tratamiento, me dijo que hiciese ir á los cristianos en órden, porque creia que el capitan estaba de guerra subiendo á un cerrillo que estaba cerca de Jauja, vimos en la plaza un gran bulto negro que pensamos ser cosa quemada; preguntado qué era aquello, dijéronnos que eran indios: la plaza es grande é tiene un cuarto de legua. Llegados al pueblo, como nadie salia á recibirnos, iba la gente toda con pensamiento de pelear con los indios; al entrar de la plaza salieron unos principales á recibirnos de paz, é dijéronnos que el capitan no estaba allí, que habia ido á pacificar ciertos caciques; é segun pareció, de temor se habia ido con la gente de guerra, é habia pasado un rio que estaba cabe el pueblo por una puente de red; enviéle á decir que viniese de paz, si no que irian los cristianos á le destruir. Otro dia de mañana vino la gente que estaba en la plaza, que eran indios de servicio, y es verdad que habria sobre cien mil ánimas; allí estuvimos cinco dias; en todo este tiempo no hicieron sino bailar é cantar é grandes fiestas de borracheras: púsose en no venir conmigo; al cabo desde que vido la determinacion de traerle, vino de su voluntad; dejé allí por capitan al principal que llevó conmigo; este pueblo de Jauja es muy bueno é vistoso é de muy buenas salidas llanas, tiene muy buena ribera; en todo lo que anduve no me pareció mejor disposicion para asentar pueblo los cristianos, é así crea que el Gobernador asentará allí pueblo, aunque algunos, que piensan ser allí aprovechados del trato de la mar, son de contraria opinion: toda la tierra desde Jauja á Caxamalca, donde volvimos, es de la calidad que tengo dicho.

Venidos á Caxamalca, é dicho al Gobernador lo que se habia fecho, me mandó ir á España á hacer relacion, á su majestad de esto y de otras cosas que convienen á su servicio. Sacóse del monton del oro cien mil castellanos para su majestad en cuenta de sus quintos. Otro dia de como partí de Caxamalca llegaron los cristianos, que habian ido al Cuzco, é trajeron millon é medio de oro. Después de yo venido á Panamá vino otro navío en, que vinieron algunos hidalgos; dicen que se hizo repartimiento del oro. Cupo á su majestad, demás de los cien mil pesos que yo llevo é cinco mil marcos de plata, otros ciento é sesenta y cinco mil castellanos, é siete ó ocho mil marcos de plata, é á todos los que adelante venimos nos han enviado mas socorro de oro. -Después de yo venido, segun el Gobernador me escribe, supo que Atabaliva hacia junta de gente para dar guerra á los cristianos y diz que hicieron justicia dél. Hizo señor á otro hermano suyo, que era su enemigo. Molina va á esa ciudad; dél podrán vuesas mercedes ser informados de todo lo que mas quisieren saber: á la gente cupo de parte, á los de caballo nueve mil castellanos, al Gobernador sesenta mil, á mí treinta mil. Otro provecho en esta tierra el Gobernador no le ha habido, ni en las cuentas hobo fraude ni engaño: dígolo á vuesas mercedes, porque si otra cosa se dijere, esta es la verdad. Nuestro Señor las magníficas personas de vuesas mercedes por largos tiempos guarde é prospere. Hecha en esta villa, noviembre del 1533 años. -A servicio-de vuesasmercedes. -Hernando Pizarro.

(Sacada de Oviedo, que la inserta en el cap. 15 de su parte 3.ª, ó lib. 43 de su Historia general.)




ArribaAbajo-VI.-

Testimonio de la acta de repartición del rescate de Atahualpa, otorgada por el escribano Pedro Sancho.


En el pueblo de Caxamalca de estos reinos de la Nueva Castilla, 17 dias del mes de junio, año del nacimiento de nuestro Señor Jesucristo de 1533, el muy magnífico señor el comendador Francisco Pizarro, adelantado, lugarteniente, capitan general y gobernador por su majestad en estos dichos reinos, por presencia de mi Pedro Sancho, teniente escribano general en ellos por el señor de Sámano, dijo: Que por cuanto en la prision y desbarate que del cacique Atahualpa y de su gente se hizo en este dicho pueblo se hobo algun oro, y después que el dicho cacique prometió y mandó á los cristianos españoles que se hallaron en su prision cierta cantidad de oro, la cual cantidad se halló y dijo seria un buhío lleno y diez mil tejuelos, y mucha plata que él tenia y poseia, y sus capitanes en su nombre que habian tomado en la guerra y entrada del Cuzco y en la conquista de las tierras, por muchas causas que declaró, como mas largo se contiene en el auto que de ello se hizo, que pasó ante escribano, y dello el dicho cacique ha dado y traido y mandado dar y traer parte dello; de lo cual conviene hacer reparticion y repartimiento, así del oro y plata como de las perlas y piedras y esmeraldas que ha dado, y de su valor entre las personas que se hallaron en la prision del dicho cacique, que ganaron y tomaron el dicho oro y plata; á quien el dicho cacique le mandó y prometió y ha dado y entregado, porque cada una persona haya y tenga y posea lo que dello le perteneciere, para que con brevedad su señoría con los españoles se despache y parta de este pueblo para ir á poblar y pacificar la tierra adelante, y por otras muchas causas que aquí no van expresadas, por ende el dicho señor Gobernador dijo: Que su majestad, por sus provisiones é instrucciones reales que le dió para la gobernacion de estos reinos y administracion que le fué dada, le manda que todos los provechos y frutos y otras cosas que en las tierras se hallasen y ganasen lo dé y reparta entre las personas conquistadores que lo ganasen, segun y como le pareciese y que cada uno mereciese por su persona y trabajo; y que mirando lo susodicho y otras cosas que es razon y se deben mirar para hacer el repartimiento, y cada uno haya lo que de la dicha plata que el dicho cacique ha dado y habido, y ha de ver y se les ha de dar como su majestad lo manda, él queria señalar y nombrar por ante mí el dicho escribano la plata que cada una persona ha de haber y llevar, segun Dios nuestro Señor le diere á entender, teniendo conciencia; y para lo mejor hacer pedia el ayuda de Dios nuestro Señor, é invocó el auxilio divino.

E luego el dicho señor Gobernador, atento á lo que es dicho y va declarado en el auto antes de este, poniendo á Dios ante sus ojos, señaló á cada una persona los marcos de plata que le parece que merece y ha de haber de lo que el dicho cacique ha dado, y en esta manera lo señaló.

Y fuego en 18 de junio del mismo año de 1533 proveyó otro auto el dicho Gobernador para que el oro se fundiese y repartiese; el cual se fundió y repartió en esta manera, como parece por los autos originales de donde lo he sacado, y pongo con distincion el oro y plata que cada uno recibió en las dos columnas siguientes, por no haber mas de una vez la lista de la gente, aunque allí está en dos.

  • Marcos de plata. Pesos de oro.
  • Ala iglesia, noventa márcos de plata, 2,220 pesos de oro............. 90 2,220
  • Al señor Gobernador, por su persona, y á los lenguas y caballo.... 2,350 57,220
  • A Hernando Pizarro.................................................................... 1,267 31,080
  • A Hernando de Soto................................................................... 724 17,740
  • Al padre Juan de Sosa, vicario del ejército................................... 310 6 7,770
  • A Juan Pizarro............................................................................. 407 2 11,100
  • A Pedro de Candía..................................................................... 407 2 9,909
  • A Gonzalo Pizarro....................................................................... 384 5 9,909
  • A Juan Cortés............................................................................. 362 9,430
  • A Sebastian de Benalcázar.......................................................... 407 2 9,009
  • A Cristóbal Mena ó Medina........................................................ 366 8,380
  • A Luis Hernando Brueno............................................................. 384 5 9,435
  • A Juan de Salazar........................................................................ 362 9,435
  • A Miguel Estete........................................................................... 362 8,980
  • A Francisco de Jerez................................................................... 362 8,880
  • Mas al dicho Jerez y Pedro Sancho, por la escritura de compañía 94 2,220
  • A Gonzalo de Pineda................................................................... 384 9,909
  • A Alonso Briceño........................................................................ 362 8,380
  • A Alonso de Medina................................................................... 362 8,480
  • A Juan Pizarro de Orellana.......................................................... 362 8,980
  • A Luis Marca.............................................................................. 362 8,880
  • A Jerónimo de Aliaga.................................................................. 339 4 8,880
  • A Gonzalo Perez......................................................................... 362 8,880
  • A Pedro de Barrientos................................................................. 362 8,880
  • A Rodrigo Nuñez........................................................................ 362 8,880
  • A Pedro Anades......................................................................... 362 8,880
  • A Francisco Maraver.................................................................. 362 7,770
  • A Diego Maldonado.................................................................... 362 7,770
  • A Ramiro ó Francisco de Chastes................................................ 362 8,880
  • A Diego Ojuelos......................................................................... 362 8,880
  • A Ginés de Carranca................................................................... 362 8,880
  • A Juan de Quincoces................................................................... 362 8,880
  • A Alonso de Morales.................................................................. 362 8,880
  • A Lope Velez.............................................................................. 362 8,880
  • A Juan de Barbaian..................................................................... 362 8,880
  • A Pedro de Aguirre..................................................................... 362 8,880
  • A Pedro de Leon........................................................................ 362 8,880
  • A Diego Mejía............................................................................ 362 8,880
  • A Martin Alonso......................................................................... 362 8,880
  • A Juan de Rosas......................................................................... 362 8,880
  • A Pedro Cataño.......................................................................... 362 8,880
  • A Pedro Ortiz............................................................................. 362 8,880
  • A Juan Morquejo........................................................................ 362 8,880
  • A Hernando de Toro................................................................... 316 8,880
  • A Diego de Agüero..................................................................... 362 8,880
  • A Alonso Perez........................................................................... 362 8,880
  • A Hernando Beltran.................................................................... 362 8,880
  • A Pedro de Barrera..................................................................... 362 8,880
  • A Francisco Baena...................................................................... 362 8,880
  • A Francisco Lopez...................................................................... 371 4 6,660
  • A Sebastian de Torres................................................................. 362 8,880
  • A Juan Ruiz................................................................................. 339 3 8,880
  • A Franisco de Fuentes................................................................. 362 8,880
  • A Gonzalo del Castillo................................................................. 362 8,880
  • A Nicolás de Azpitia................................................................... 339 3 8,880
  • A Diego de Molina...................................................................... 316 6 7,770
  • A Alonso Peto............................................................................ 316 6 7,770
  • A Miguel Ruiz............................................................................. 362 8,880
  • A Juan de Salinas Herrador......................................................... 362 8,880
  • A Juan Olz ó Loz........................................................................ 248 7 6,110
  • A Cristóbal Gallego (no está en la reparticion del oro).................. 316 6
  • A Rodrigo de Cantillana (tampoco).............................................. 291 1
  • A Gabriel Telor (tampoco).......................................................... 371 4
  • A Hernan Sanchez....................................................................... 262 8,880
  • A Pedro Sa Páramo.................................................................... 271 4 6,115
  • INFANTERÍA.
  • A Juan de Porras......................................................................... 181 4,540
  • A Gregorio Sotelo....................................................................... 181 4,540
  • A Pedro Sancho.......................................................................... 181 4,440
  • A García de Paredes................................................................... 181 4,440
  • A Juan de Valdivieso................................................................... 181 4,44O
  • A Gonzalo Maldonado................................................................ 181 4,440
  • A Pedro Navarro........................................................................ 181 4,440
  • A Juan Ronquillo......................................................................... 181 4,440
  • A Antonio de Bergara................................................................. 181 4,440
  • A Alonso Romero....................................................................... 181 4,440
  • A Melchor Berdugo.................................................................... 135 6 3,330
  • A Martin Bueno.......................................................................... 135 6 4,440
  • A Juan Perez Tudela.................................................................... 181 4,440
  • A Iñigo Taburco.......................................................................... 181 4,440
  • A Nuño Gonzalo (no está en la reparticion del oro)...................... 181
  • A Juan de Herrera....................................................................... 158 3,385
  • A Francisco Dávalos................................................................... 181 4,440
  • A Hernando de Aldana................................................................ 181 4,440
  • A Martin de Marquina................................................................. 135 6 3,330
  • A Antonio de Herrera.................................................................. 136 6 3,330
  • A Sandoval (no tiene nombre propio).......................................... 135 6 3,330
  • A Miguel Estete de Santiago........................................................ 135 6 3,330
  • A Juan Bonallo............................................................................ 181 4,440
  • A Pedro Moguer......................................................................... 181 4,440
  • A Francisco Perez....................................................................... 158 3 3,880
  • A Melchor Palomino................................................................... 135 6 3,330
  • A Pedro de Alconchel................................................................. 181 4,440
  • A Juan de Segovia....................................................................... 135 6 3,330
  • A Crisóstomo de Ontiveros......................................................... 135 6 3,330
  • A Hernan Muñoz......................................................................... 135 6 3,330
  • A Alonso de Mesa...................................................................... 135 6 3,330
  • A Juan Perez de Oma.................................................................. 135 6 3,885
  • A Diego de Trujillo...................................................................... 158 3 3,330
  • A Palomino, tonelero................................................................... 181 4,440
  • A Alonso Jimenez........................................................................ 181 4,440
  • A Pedro de Torres...................................................................... 135 6 3,330
  • A Alonso de Toro....................................................................... 135 6 3,330
  • A Diego Lopez............................................................................ 135 6 3,330
  • A Francisco Gallegos.................................................................. 135 6 3,330
  • A Bonilla..................................................................................... 181 4,440
  • A Francisco de Almendras.......................................................... 181 4,440
  • A Escalante................................................................................. 181 3,330
  • A Andrés Jimenez....................................................................... 181 4,440
  • A Juan Jimenez............................................................................ 181 3,330
  • A García Martin.......................................................................... 181 4,440
  • A Alonso Ruiz............................................................................ 135 6 3,330
  • A Lúcas Martinez........................................................................ 135 6 3,330
  • A Gomez Gonzalez...................................................................... 135 6 3,330
  • A Alonso de Alburquerque.......................................................... 94 2,220
  • A Francisco de Vargas................................................................ 181 4,440
  • A Diego Gavilan.......................................................................... 181 3,884
  • A Contreras, difunto.................................................................... 133 2,770
  • A Rodrigo de Herrera, escopetero............................................... 135 3 3,330
  • A Martin de Florencia................................................................. 135 6 3,330
  • A Anton de Oviedo..................................................................... 135 6 3,330
  • A Jorge Griego............................................................................ 181 4,440
  • A Pedro de San Millan................................................................ 135 6 3,330
  • A Pedro Catalan......................................................................... 93 3,330
  • A Pedro Roman.......................................................................... 93 2,220
  • A Fraucisco de la Torre............................................................... 131 1 2,775
  • A Francisco Gorducho................................................................ 135 6 3,330
  • A Juan Perez de Gamora............................................................. 181 4,440
  • A Diego de Narvaez.................................................................... 113 1 2,775
  • A Gabriel de Olivares.................................................................. 181 4,440
  • A Juan García de Santa Olalla..................................................... 135 6 3,330
  • A Pedro de Mendoza.................................................................. 135 6 3,330
  • A Juan García, escopetero........................................................... 135 6 3,330
  • A Juan Perez............................................................................... 135 6 3,330
  • A Francisco Martin..................................................................... 135 6 3,330
  • A Bartolomé Sanchez, marinero................................................... 135 6 3,330
  • A Martin Pizarro......................................................................... 135 6 2,330
  • A Hernando de Montalvo............................................................ 181 3,330
  • A Pedro Pinelo............................................................................ 135 6 3,330
  • A Lázaro Sanchez....................................................................... 94 3,330
  • A Miguel Cornejo....................................................................... 135 6 3,330
  • A Francisco Gonzalez.................................................................. 94 2,220
  • A Francisco Martinez (está en la lista del oro por Francisco Cozalla)...................................................................................... 135 6 2,22
  • A Carele (no dice nombre propio en ninguna lista)....................... 182 4,440
  • A Hernando de Loja................................................................... 135 6 3,330
  • A Juan de Niza............................................................................ 195 6 3,330
  • A Francisco de Solar................................................................... 94 3,330
  • A Hernando de Jemendo............................................................. 67 7 2,220
  • A Juan Sanchez........................................................................... 94 1,665
  • A Sancho de Villegas.................................................................. 135 6 3,330
  • A Pedro de Velva (no está en la lista del oro)............................... 94
  • A Juan Chico.............................................................................. 135 6 3,330
  • A Rodas, sastre........................................................................... 94 2,220
  • A Pedro Salinas de la Hoz........................................................... 125 5 3,330
  • A Anton Estéban García.............................................................. 186 2,000
  • A Juan Delgado Menzon............................................................. 139 3,330
  • A Pedro de Valencia................................................................... 94 2,220
  • A Alonso Sanchez Talavera......................................................... 94 2,220
  • A Miguel Sanchez....................................................................... 135 6 3,330
  • A Juan García, pregonero............................................................ 103 2,775
  • A Lozano.................................................................................... 94 2,220
  • A Garci Lopez............................................................................ 135 6 3,330
  • A Juan Muñoz............................................................................. 135 6 3,330
  • A Juan de Berlanga..................................................................... 180 4,440
  • A Estéban García........................................................................ 94 4,440
  • A Juan de Salvatierra................................................................... 135 6 3,330
  • A Pedro Calderon (no está en la reparticion del oro).................... 135
  • A Gaspar de Marquina (no está en el repartimiento de la plata).... ___ 3,330
  • A Diego Escudero (no está en la lista de la plata)......................... ___ 4,440
  • A Cristóbal de Sosa.................................................................... 135 6 3,33

Asimismo el señor Gobernador dijo que señaba y nombraba para que se diese á la gente que vino con el capitan Diego de Almagro, para ayuda de pagar sus deudas y fletes y suplir algunas necesidades que traian, veinte mil pesos.

Asimismo dijo que á treinta personas que quedaron en la ciudad de San Miguel de Piura dolientes, y otros que no vinieron ni se hallaron en la prision de Atahualpa y toma del oro, porque algunos son pobres y otros tienen necesidad señalaba quince mil pesos de oro para los repartir su señoría entre las dichas personas.

Asimismo dijo que los ocho mil pesos que la compañía dió á Hernando Pizarro para que fuese á explorar las cosas de la tierra, y otras cosas así de barbero y cirujano, y cosas que se han dado á caciques, se saquen del dicho cuerpo ocho mil pesos.

Todo lo cual el dicho señor Gobernador dijo que le parecia que era bien y estaba bien señalado, y lo que cada una persona lleva declarado que ha de haber en Dios y su conciencia, teniendo respeto á lo que su majestad le manda, y mandó que se les diese y repartiese por peso, y por ante mí el escribano á cada uno lo que lleva declarado. Fírmolo por mandado de su señoría. -Pedro Sancho.

(Extractado de la obra inédita, anteriormente citada, de Francisco López de Caravantes.)




ArribaAbajoVII.

Sobre la cronología de Herrera.


El trabajo de este historiador es hasta ahora el más copioso y el más instructivo de cuantos se han hecho sobre las cosas del Nuevo Mundo, y en vano esperarla nadie superarle, ni aun igualarle, en estas prendas tan útiles. Es también por ventura, y generalmente hablando, el más puntual y exacto, así como el más imparcial y juicioso. Pero como su obra en gran parte es más bien una compilación que una historia, la inexperiencia de las manos que empleaba para extractar, copiar y resumir la muchedumbre de documentos sobre que tuvo que trabajar, y a veces su misma distracción, le hicieron cometer errores y contradicciones bastante graves, ya de tiempos, ya de lugares; disculpables a la verdad en una empresa tan vasta y ejecutada tan de prisa, pero que no por eso dejan de ser yerros, y deben advertirse cuando se encuentran, aunque no sea más que para justificar la diferencia de opinión respecto de una autoridad de tanto peso como la suya. Sean ejemplo los siguientes, que se hallan entre algunos otros más, relativos a cronología, en el curso de los sucesos del tercer día le desde la fundación de San Miguel hasta la entrada en el Cuzco.

Dice primeramente que los españoles salieron de San Miguel a 4 de setiembre de 1532 (década 5.ª, libro 1, cap. 2), y después, en el cap. 9 del lib. 2, dice que a principios del año de 33 estaba Pizarro cerca de Caxamalca; allí mismo, pocos renglones más adelante, fija la entrada en Caxamalca el viernes 15 de noviembre a hora de vísperas; y cuando los acontecimientos se suceden con la rapidez precisa a su duración, que no fue más que de dos días hasta la venida y prisión del Inca, fija sin embargo la fecha de este suceso en el día de la Cruz de mayo del año de 33.

Otra equivocación bastante notable es la de la fecha de la entrada en Cuzco por los españoles, fijada por Herrera en octubre de 1534, que debió determinar en noviembre del año anterior. Él, como ya se ha dicho, pone la entrada de los españoles en Caxamalca a principios del año de 33, o cuando más tarde, si se atiende a la fecha de la prisión del Inca, en principios de mayo del mismo año; él les da siete meses de estancia en aquel punto, pasados los cuales los hace salir para el Cuzco: claro está que si llegaron a esta capital en octubre de 1334 duró la marcha al rededor de un año, y ni la distancia ni los acontecimientos ni las paradas, tal como el historiador las describe y las cuenta, suponen semejante tardanza.




ArribaAbajoVIII.

Sobre las mujeres y los hijos de Pizarro.


No tuvo ninguna legítima, y la principal de sus amigas o concubinas fue doña Inés de Huayllas Nusta, hija de Huayna-Capac y hermana de Atahualpa. De esta tuvo dos hijos, don Gonzalo y doña Francisca, que suenan legitimados en los testamentos de su padre. Don Gonzalo falleció de corta edad, y por su muerte la sucesión y derechos del conquistador pasaron a doña Francisca, que fue traída a España algunos años después, de orden del Rey, por Ampuero, vecino de Lima, con quien casó doña Inés de Huayllas después de la muerte del Marqués. A su venida fue tratada por la corte con algún honor en obsequio de sus padres, y casó después con su tío Hernando Pizarro, a quien fue a asistir y consolar en su prisión. De este matrimonio nacieron tres hijos y una hija, por los cuales ha pasado a la posteridad la descendencia y casa del descubridor y conquistador del Perú, y es la que hoy se conoce en Trujillo con el título de «marqueses de la Conquista».

Los autores no concuerdan ni en el número de los hijos ni en el de las madres. El testimonio de Garcilaso, que los conoció cuando muchacho, debería al parecer ser preferido; pero aquí se sigue la información judicial citada arriba (pág. 346) y algunos papeles inéditos de la misma casa comunicados al autor de esta vida, que todos, por ser de oficio, deben merecer más crédito que la autoridad de Garcilaso.

De doña Inés no se sabe cuándo murió: cuéntase de ella que al tiempo que los indios alzados tuvieron cercada a Lima, trató de escaparse a ellos, llevándose consigo una petaca llena de esmeraldas, patenas y collares de oro, que ella tenía del tiempo de su padre Huayna-Capac. Avisaron de ello al Marqués, que la llamó y preguntó sobre el caso. Ella respondió que jamás había tratado eso por sí; pero que una coya suya llamada Asapaesiu la importunaba para que se fuera con un hermano suyo que estaba entre los sitiadores. Pizarro perdonó a su amiga, más hizo venir a la coya y la mandó dar garrote en su mismo cuarto. (Montesinos, año de 1536.)

NOTA. Todas las obras y documentos inéditos que se han tenido presentes para escribir las Vidas de Balboa, Pizarro y fray Bartotomé de las Casas, pertenecen, a excepción de uno o dos, a la copiosa y exquisita colección de mi antiguo y excelente amigo el señor don Antonio Uguina. Él me la ha franqueado y confiado con aquella generosidad sin límite que ya le ha atraído el agradecimiento y aplauso público de dos escritores bien acreditados, los señores Washington Irving y Navarrete. Yo debo añadir más, y es que esta comunicación, sin embargo de ser tan interesante para una empresa como la presente, es el menor de sus beneficios para conmigo; y que una conexión íntima de muchos años, jamás alterada ni aun con el menor desabrimiento, y cultivada por él con una serie de obsequios, de favores y de cuidados, tan dulces de agradecer como imposibles de referirse por su muchedumbre, exige de mi parte este reconocimiento, aunque sea a riesgo de descontentar a su modestia.