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Ibérica por la libertad

Volumen 14, N.º 3, 15 de marzo de 1966

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Aguas de Palomares

Wide World

Sirenas en aguas de Palomares

IBÉRICA es un boletín de información dedicado a los asuntos españoles y patrocinado por un grupo de americanos que creen que la lucha de España por la libertad es una parte de la lucha universal por la libertad, y que hay que combatir sin descanso en cada frente y contra cada forma que el totalitarismo presente.

IBÉRICA se consagra a la España del futuro, a la España liberal que será una amiga y una aliada de los Estados Unidos en el sentido espiritual y no sólo en sentido material.

IBÉRICA ofrece a todos los españoles que mantienen sus esperanzas en una España libre y democrática, la oportunidad de expresar sus opiniones al pueblo americano y a los países de Hispano-América. Para aquellos que no son españoles, pero que simpatizan con estas aspiraciones, quedan abiertas así mismo las páginas de IBÉRICA.

Directora:

  • VICTORIA KENT

Presidentes de Honor:

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Consejeros:

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  • ROGER BALDWIN
  • CLAUDE G. BOWERS1
  • FRANCES R. GRANT
  • JOHN A. MACKAY
  • VICTOR REUTHER

IBÉRICA is published on the fifteenth of the month, except July-August when bimonthly, in English and Spanish editions, by the Ibérica Publishing Co., 112 East 19th St., New York 3, N. Y. 10003 All material contained in this publication is the property of the Ibérica Publishing Co., and may be quoted, but not reproduced in entirety. Copyright 1966, by Ibérica Publishing Co.

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ArribaAbajoDon Luis Jiménez de Asúa habla para «Ibérica»2

Un enviado especial de Ibérica se ha entrevistado con el ilustre penalista español Luis Jiménez de Asúa. Nuestros lectores apreciarán la importancia y oportunidad de los temas tratados en dicha entrevista.

P. -Profesor, últimamente se habla mucho, sobre todo en el interior, de una nueva fórmula que los grupos políticos y económicos del Régimen están preparando. Nos referimos al «neo-franquismo» es decir, a un franquismo sin Franco. Continuar las mismas estructuras socio-económicas, con un aparente cambio político-formal, a efectos publicitarios en el exterior. Sobre todo, utilizando al príncipe Juan Carlos, favorito del general Franco, apoyado por los sectores integristas del Opus Dei. ¿Cree usted viable esta «operación», y qué opinión le merece esta posibilidad?

C. -No creo que la solución del problema de España esté en restaurar una monarquía. Las que hoy subsisten, o vegetan tras de haberse democratizado, o se tambalean como el trono de Grecia. Por lo demás, me consta que el Gobierno norteamericano, en los tiempos de Kennedy, había renunciado a apoyar el ascenso al trono del hijo de Don Juan, por insuficiencia de cualidades para encarar el difícil trance de sacar a España de su franquismo esclerosado. Y conste que se emplea el eufemismo al decir que D. Juan Carlos no tiene «suficientes cualidades» para la magna empresa. Por lo demás, no se trata de reemplazar el «franquismo» por un «neo-franquismo», sino de emprender nuevas rutas en que Franco y su régimen no tengan sucesión.

P. -En un discurso suyo, pronunciado en México, en el mes de diciembre, hizo usted un análisis crítico del exilio3. En cierta medida, coincidía con los análisis que se han hecho en el interior. Discurso que fue muy bien acogido en los sectores jóvenes socialistas y, en general, en los medios democráticos avanzados. Usted insistía en la necesidad del «aggiornamento» del exilio ante los problemas actuales de España y, también, un entendimiento con la oposición del interior. ¿Cree usted que las diferencias de edad, generación, vivencias distintas, pueden ser obstáculos fuertes para una cooperación seria, y no retórica, entre los demócratas del interior y los del exilio? ¿Cuáles serían, a su juicio, las bases para iniciar una cooperación eficaz?

C. -No creo fácil que la emigración política española, apreciada en bloque, pueda ser mirada como protagonista principal de gobierno en el futuro de España. Me refiero al exilio, en su conjunto, si descartamos a los socialistas, de los que he de hablar después.

Sólo una pequeña parte de los exilados regresarán a España y los que queden en América y en Europa podrán desempeñar papel utilísimo si los anti-franquistas del interior saben comprenderles y aprovecharles. Las diferencias de edad, generación, vivencias, etc., no sólo se dan entre los de fuera y los de dentro, sino en cada uno de los grupos de emigrados y en el seno de las distintas agrupaciones de España. Los que vuelvan -y me cuento entre ellos- van con el mejor ánimo de cooperar con los del «interior», siempre, claro está, a reserva de lo que luego hemos de decir.

P. -La oposición en el interior de España, como usted sabe perfectamente, está dividida, como es normal, en cuatro sectores ideológicos: liberales (monárquicos y accidentalistas), demócrata-cristianos, socialistas y comunistas. Cada uno de estos grupos tiene, a su vez, sus tendencias más derechistas o izquierdistas; tendencias y líderes que, poco a poco, se van perfilando. Nos interesa conocer su opinión sobre el socialismo nuevo que ha surgido en España y que, naturalmente, por edad, no ha podido pertenecer al socialismo histórico, que reside en el exilio. ¿Cree usted que, por diversas razones, es más conveniente que este nuevo socialismo se fortalezca o debe pensarse en una colaboración con el socialismo histórico?

C. -No creo que pueda hablarse de un «socialismo nuevo». La inmensa mayoría de los socialistas -y no me refiero a los cuadros de mando- que han permanecido un cuarto de siglo en el destierro, saben tal vez poco de lo que pasa en España; pero saben bien lo que es el socialismo, así, sin adjetivarlo, ni de «histórico» ni de «nuevo». ¿Podría decirse lo mismo del socialismo que se designa como «nuevo» en el interior de España? Es probable que, como aspiración y aun como doctrina, se sienta y conozca el socialismo por los jóvenes de dentro de nuestra patria. Pero, en política, no basta aspirar y conocer. La vivencia es una idea cargada de afecto, y es difícil de comprender (y conste que empleo el término muy a lo Jaspers) sin vivir y sin sentir lo que existe y palpita. Se me dirá que en muchos de los desterrados acaso se apagaron, por el tiempo y los cambios de ambiente y de situación económica, las vivencias socialistas. No lo niego: pero sí creo que, sobre todo en quienes residen en Europa y han hecho tantos sacrificios por mantenerse socialistas, esas vivencias están tal y como se formaron a través de los años de existencia de la patria.

P. -Al margen de las críticas usuales entre «socialismo histórico» y «socialismo moderno» -por ejemplo, el carácter «nuevo» del socialismo del interior o la tendencia burocrática y ritualista del «socialismo histórico»- hay una cuestión objetiva que interesa en especial, a los socialistas del interior. A saber: la necesidad de crear una doctrina socialista al nivel de los tiempos. Un partido no tiene sólo una base y una organización, sino, sobre todo, una doctrina que exprese las necesidades reales, y no sólo las históricas. ¿Cree usted que en sectores conscientes del socialismo del exilio se tomará en cuenta esta necesidad inexcusable? ¿Cooperará, realmente, con el interior en esta labor de clarificación y puesta al día del socialismo histórico?

C. -Sin disputa es la más difícil de contestar. Empezaré por repetir que no creo que pueda hablarse de socialismo «nuevo», socialismo «histórico» y menos de crear una doctrina socialista al nivel de los tiempos. Esto merece -y han de perdonárseme- párrafos más extensos que para contestar las preguntas anteriores. ¿Podríamos decir a los hombres que en el interior de España se hicieron perseguir y apalear hasta la muerte (como en el caso de Centeno), que sacrificaron su libertad y su vida por un socialismo «histórico» que no sirve ya para los «nuevos» socialistas? ¿Podríamos motejar de anticuado el socialismo por el que murieron quemados, como en la Edad Media, los socialistas del Pozo de Funeres? ¿Aceptarían llamarse socialistas inactuales, los trabajadores que viven desde hace veinticinco años en Francia, y que para viajar a Toulouse y asistir a los congresos del socialismo obrero español, desde departamentos franceses o belgas, se privan de fumar uno o dos meses para poder costearse el duro asiento del ferrocarril?

No, no podemos crear otra doctrina socialista. Se me dirá que los afiliados a la social-democracia alemana han renunciado a los más combativos presupuestos del socialismo «histórico» y que -como me contaba un amigo exagerado hasta límites intolerables- les deux chevaux han terminado en Francia con los ímpetus revolucionarios de la clase obrera. Aun pasando porque no fuese un error el «nuevo» socialismo alemán y que no constituyera una exageración carente de verdad el efecto aburguesante del automóvil «Citroën» en los obreros franceses, ¿es que esas experiencias serán utilizadas respecto de los trabajadores españoles al caer la vigente dictadura? Es obvio que no.

Aunque el tránsito pudiera hacerse en la forma menos violenta posible, la conmoción que supone pasar de una tiranía a una democracia traerá desajustes (digámoslo siempre con eufemismo), y sobre todo los hombres y mujeres que hoy emigran a países de moneda fuerte, al quedar en España y levantar sus voces en son de reclamo, ¿van a bajar su tono y sus demandas porque los obreros especializados alemanes no necesitan la lucha de clases o porque los proletarios franceses tengan su cochecito? Lo que se conseguiría es que engrosaran las filas del comunismo dejando la nueva doctrina socialista para uso de jóvenes intelectuales, muchos de los cuales acaso no perdurarán en el socialismo pasándose a otros grupos políticos de mejor porvenir.

Tantas cuantas veces me he comunicado con los nuevos dirigentes del socialismo del interior he insistido en dos puntos que me parecen esenciales: no prescindir de la calidad obrerista que ostenta nuestro partido, incluso en su nombre, y no dividir el socialismo obrero español.

Esto no supone que no podemos interpretar la doctrina marxista de maneras nuevas. Dos posiciones extremas hay que evitar: el inmovilismo de unas tesis que tienen más de cien años, y que precisan ser actualizadas. Hasta la Iglesia, al cabo de siglos, en que no permitió que sus pretendidas verdades fueran remozadas en vista de los nuevos descubrimientos científicos, trata hoy de modernizarse. Pero junto a la mineralización de sus apotemas, hay que evitar, también, los afanes personalistas de reforma, como ocurrió en la Unión Soviética, donde junto al nombre de Marx, se adosó primero el de Lenin y, luego, el de Stalin.

Finalmente, creo que quienes en el exilio cuidan de la pureza de nuestras doctrinas, deben penetrarse de la inexorable realidad de que somos una gerontocracia que imperiosamente necesita buscar la sucesión para los días en que, al desaparecer el franquismo, se tenga que luchar en todos los frentes con juventud y agilidad.

He dicho, de palabra y por escrito, que los hombres del exilio, que salimos de España en granada madurez y que hemos envejecido en el destierro, podremos desempeñar el papel de consejeros, para impedir que las nuevas generaciones tropiecen en las mismas piedras con que nosotros nos herimos; pero que la conquista del poder y el papel de dirigir partidos y gobernar a España en su día, corresponde a los hombres que no han llegado hoy a cumplir medio siglo de vida.

P. -No como Presidente en funciones de la República, ni siquiera como hombre de partido, sino, simplemente, como exilado político, ¿cree usted que es conveniente que el exilio vaya regresando a España, los que puedan, para irse familiarizando con la situación actual, con los cambios estructurales, con los cambios de mentalidad que se han producido en estos 25 años? ¿Cuál es su opinión al respecto?

C. -Si yo tuviera, en esta hora, cuarenta años, tomaría el avión y desembarcaría en España, sin ampararme en falsas amnistías, sin pedir ominosos permisos a las autoridades de Franco, sin solicitar apoyo a embajadas extranjeras. Iría proclamando mi derecho a estar en España, aunque fuera en la cárcel. Iría, no para «pasear», como se dice en Iberoamérica, y para regodearme con la baratura de la vida en nuestra patria, sino para combatir, como fuera, al franquismo y no importarme las consecuencias de mi conducta. Iría para ponerme al habla con los jóvenes socialistas y apreciar, con ellos, las tácticas más oportunas, no sólo para derribar el régimen imperante, sino para decidir del futuro de España.

P. -A pesar de algunas personas que viven en la mentalidad de «guerra civil» y de «soluciones radicales», es evidente que el Régimen no va a caer violentamente, ni radicalmente, ni las potencias extranjeras van a intervenir, para implantar un sistema muy complejo socio-político y socio-económico. En este sentido, el problema está, desde un punto de vista realista, en partir de unos supuestos mínimos que inicien el proceso de democratización. ¿Cuáles serían, a su juicio, si está de acuerdo con esta tesis, estos supuestos mínimos, ideológicos e institucionales, para el restablecimiento democrático, a corto plazo, en nuestro país y lograr una convivencia estable?

C. -Cierto que el Régimen, hoy por hoy, no parece que vaya a caer violentamente. Pero, a pesar de que nuestras aspiraciones deben ser el no acudir a la violencia, ningún revolucionario puede descartar este recurso extremo, como el doctor en Medicina no puede renunciar a la más drástica operación de cirugía, cuando se han agotado los medios fármacos. De acuerdo, también, en que ninguna de las sedicentes democracias va a intervenir ni ayudar, para que se implante en España un régimen democrático.

En lo que disiento es en que el «Régimen» sea «algo más que un hombre». No hay entre las gentes que le apoyan nadie capaz de reemplazarle. No por los talentos de Franco, que son harto menguados, ni por su «habilidad», tan decantada incluso por sus adversarios, que no ha sido más que suerte al socaire de los intereses bastardos y utilitarios de las que -repito- se llaman a sí mismas democracias, sino por una constelación de circunstancias que sólo en él han convergido: fue el símbolo ganador de la guerra (aunque sin Hitler ni Mussolini no hubiera triunfado), fue el componedor de un tinglado tan heterogéneo como el que formaron las JONS, los falangistas de izquierda, y los tradicionalistas más reaccionarios; fue el favorecido de una Inglaterra conservadora y el «socio» de unos Estados Unidos que ansían dictadores triunfantes para apoyarse en ellos y no tener que habérselas, en sus juegos internacionales, con parlamentos que discutan democráticamente los convenios de bases y de armas. No hay hombre alguno del régimen que reúna esas condiciones.

El régimen, por otra parte, no es más que un sistema incapaz de progresar, apoyado en los más bajos intereses y en la corrupción, fomentada por Franco para que ninguno de los así comprometidos pueda hacerle sombra. El proceso de democratización del régimen no es más que una máscara para mantener el franquismo sin su «caudillo». La auténtica democracia -no democratización- ha de venir por otros caminos, no sin esfuerzo constante y denodado y sin que se pueda contar el tiempo en lograrlo por breves meses. Por eso, he dicho que las gentes del exilio, que tienen ya muchos años, no pueden desempeñar en esa empresa otro papel que el de informantes y el de consejeros.

P. -¿Qué opinión le merecen, como profesor, las protestas estudiantiles y de profesores contra el Régimen y qué valor político o moral les concede usted?

C. -No sólo como profesor, sino como español y socialista, contemplo con máxima esperanza y hasta con angustioso anhelo, las protestas estudiantiles apoyadas por un grupo de profesores para terminar con la dictadura franquista.

Los historiadores saben que los hechos no se repiten, pero sí los ciclos. Y éste de la España de hoy se asemeja al de la España de 1929. Los estudiantes, por pertenecer a distintos grupos sociales, son una fuerza imbatible, y los pocos catedráticos que se alineen junto a ellos se verán apoyados, aunque sea tácitamente, por la inmensa mayoría del claustro profesoral. Al saber comprometido en esa nobilísima empresa a Tierno Galván, socialista, experimento una suerte de ilusión de autoscopia, retrospectiva en más de treinta y cinco años, en que un corto número de profesores nos unimos a los jóvenes universitarios que clamaban libertad contra la «dictablanda» del Marqués de Estella y contra la Monarquía borbónica.

Triunfamos entonces. Triunfarán ahora quienes nos reemplazan.




ArribaAbajoLa hora de la libertad democrática suena como nunca

José María de Semprún Gurrea


Sería error histórico afirmar que sólo en estos años la hora de la libertad ha resonado en el mundo. Por eso, al redactar el título del encabezamiento -en mi intención no un hábil señuelo, sino el fiel anticipo, en abreviatura, de la tesis principal aquí expuesta-, me interesa adelantar que me refiero a la libertad democrática, y no digo que su hora suene o resuene por primera vez en el mundo, sino que en él está resonando como nunca.

La libertad es término genérico o abstracto, que comprende las consabidas concreciones: libertad religiosa, libertad de la cultura, libertad de elegir profesión, libertad de expresión oral y escrita, libertad de trasladarse y viajar, de reunirse y asociarse, etc., etc. La Democracia, «gobierno del Pueblo, por el Pueblo, para el Pueblo» (Government of the people, by the people, for the people), según la definición ya clásica, lapidaria, inmodificable, pronunciada, mejor diríamos esculpida por Lincoln, el 19 de noviembre de 1863 en Gettysburg. Como complemento extrínseco, pero natural, se añade que cuando el pueblo no puede gobernarse de modo inmediato y directo, o sea por sí mismo, lo hará por medio de representantes que haya elegido libremente, en forma directa o a lo menos indirecta, pero con autenticidad. Fuera de esa definición y este complemento, podrá haber mascaradas democráticas, pero jamás una Democracia verdadera. La Libertad y la Democracia han llegado a constituir juntas una realidad histórico-política en que ambas se combinan en un complejo indivisible, en el sentido de que si se escindiera, si se descompusiera, dejando separadas Libertad y Democracia, cada una con su propio valor, y con su propio desenvolvimiento irregular, incompleto, problemáticamente satisfactorio, el complejo Democracia-Libertad desaparecería, claro está, mientras sus componentes habrían de arrostrar los azares del respectivo destino, poco prometedor.

La entidad histórico-política de que venimos ocupándonos existe en y por la Libertad y la Democracia, vitalmente fundidas, recíprocamente completadas de tal manera, que con cada una de ellas por separado ya no hay Democracia liberal ni Libertad democrática, es decir, ese sistema institucional y constitucional que no sin esfuerzos duros y hasta dolorosos -tampoco sin imperfecciones- han llegado a instalar o van instalando los países más favorecidos por el verdadero progreso; un sistema -y esto es importante- del que cada día podrán prescindir menos. Los países que han podido conocerlo y gozarlo por algún tiempo, incluso con sus dificultades y deficiencias no pueden, ni deben conformarse con la Libertad sin Democracia, ni a la inversa. Pero hace algunos años cierto diputado inglés, conservador, inició por escrito una encuesta o libre debate abierto a tratadistas de diversos países para ventilar el problema de si es posible la compatibilidad entre la Libertad y la Democracia sin grave daño para ninguna de ellas. Me parece que las aprensiones del Hon. M. P. eran motivadas por el temor de que la omnipotencia de las mayorías fuese para la Libertad el máximo peligro de muerte.

Creo que esa presunta hostilidad -inexistente, pero mentada y atizada por los ultraísmos irreductiblemente contrapuestos- y las congojas que suscitaba en espíritus selectos y sensibles, así como la amenazadora crisis política que en todo eso se esbozaba -no desde la realidad hasta las mentes y las conciencias, sino al revés- es cosa por fortuna superada. Creo que en los países más adelantados lo que prevalece en la mentalidad política, incluso en las mayores alturas del poder público (cualesquiera que sean las diferencias de matiz, de intensidad, de motivación, etc.), es la devoción por ese complejo unitario que forman la Libertad y la Democracia, requiriéndose y completándose mutuamente en un sistema de Libertad democratizada y Democracia liberalizada, que es hoy, y pienso será por muchísimo tiempo, la forma insuperablemente perfecta de sistema político. Su versión institucional más genuina y directa -diríamos más espontánea e ingenua- es la República.

No estará de más precisar -sobre todo por lo que se dirá después en relación con la hora española de la libertad democrática- que la consolidación del sistema demo-liberal, donde Libertad y Democracia son inseparables y tanto monta la una como la otra, es un fenómeno político influido por la concurrencia de acontecimientos de inmenso alcance, como el reciente Concilio Vaticano II, y el reciente impulso en la evolución del socialismo, especialmente en países como Italia, en un sentido democrático y liberal. Sin embargo, durante y aun antes de la crisis y las polémicas que acabamos de recordar, ya en la ideología de los grupos políticos y en los artículos de constituciones y leyes básicas, quedaba definida y exaltada la figura del régimen demoliberal, con sus dos complementarios e inseparables componentes: Libertad y Democracia. Estos precedentes, tan diversos como inequívocos, dan a ese régimen una raigambre histórica suficiente para mostrar que si hoy resuena su hora como nunca en el mundo, no es por una improvisación caprichosa del reloj de la Historia. (Digamos, entre paréntesis, que el reloj no suele adelantarse a dar las horas hasta que llegan).

Veamos algunos de esos precedentes, empezando por el que más nos atañe por ser españoles, aunque sin detenernos demasiado. Es el artículo 1.º de la Constitución republicana de 1931. Dice: «España es una República Democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y de justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo». Aun sin este segundo apartado, el calificativo inmediato y único con que la República se presenta bastaría para destacar su componente democrático. Al añadir que se organiza en «régimen de libertad», tenemos la otra componente del complejo demoliberal, quedando así éste firmemente definido desde las primeras líneas de nuestra Constitución. La introducción del término «justicia», de máximo valor moral y jurídico, sin ser ociosa redundancia, expresa una idea implícita en el complejo Libertad-Democracia, fuera del cual la Justicia es vocablo huero. La Constitución de la República italiana (1949), que ya en su primer artículo hubo de afrontar y dar fórmula definitoria a algunos problemas semejantes a los que dramatizaron la redacción del nuestro, dice: «Italia es una República Democrática fundada en el trabajo. La soberanía pertenece al pueblo que la ejercita en las formas y límites de la Constitución». Este artículo, que empieza calificando a la República italiana de democrática, y concluye reconociendo la soberanía del pueblo, patentiza con meridiana claridad que la Democracia es componente esencial del régimen. No hay que esperar mucho para ver que el otro es la Libertad. El artículo 2.º reconoce y garantiza los derechos inviolables del hombre; el 3.º declara que «todos los ciudadanos tienen igual dignidad social y son iguales ante la ley», y en su segundo apartado precisa: «es deber de la República remover los obstáculos económicos y sociales que, limitando de hecho la libertad y la igualdad de los ciudadanos (subrayo), impiden el pleno desarrollo de la persona humana...» Y el 8.º: «Todas las confesiones religiosas son igualmente libres ante la ley». A estos primerísimos artículos, de inconfundible sabor a Libertad siguen, bajo el título I del capítulo «Derechos y deberes de los ciudadanos», el 13: «La libertad personal es inviolable»; el 14 y el 15 proclamando la inviolabilidad del domicilio, la libertad y el secreto de la correspondencia. Baste añadir que en los restantes artículos quedan proclamados los derechos y libertades que son conquista y patrimonio de la civilización contemporánea (donde no ha sido trillada por las pezuñas de algún totalitarismo): derechos de reunión y libre asociación; derecho de profesar libremente la propia fe religiosa y de manifestar libremente el propio pensamiento, etc. Se evidencia así que la República italiana, que se apresura a definirse democrática y a proclamar democráticamente la soberanía del pueblo, ya en su artículo 1.º, sin solución de continuidad, entrando en materia con el artículo 2.º, se dedica a una consagración de la Libertad definiéndola y garantizándola, en todas sus formas, con tanta firmeza como amplitud de criterio. Este complejo líbero-democrático, dinámico y fecundo, podemos sorprenderle, como quien dice in fraganti, en los límites de un brevísimo artículo, el 49, cuyo tenor es el siguiente: «Todos los ciudadanos tienen el derecho de asociarse libremente en partidos para concurrir con método democrático a determinar la política nacional». Imposible evidenciar con menos palabras ni más diamantina claridad la simbiosis y la unidad activa de la Libertad y la Democracia. Huelgan, por eso, interpretaciones y comentarios.

No sobraría, en cambio, examinar si esos dos elementos configuraron el sistema demoliberal, las constituciones y leyes básicas, las agrupaciones y partidos políticos en la redacción de programas, elección de emblemas y propaganda de los respectivos ideales y cuerpos de doctrina. Y puesto que acabamos de ver los principios fundamentales de la Constitución italiana, empecemos por el partido que seguramente más influyó en su elaboración y en toda la política italiana desde la liquidación del fascismo. El partido en cuestión -«caso más único que raro» según dicen aquí- lleva 20 largos años presidiendo todos los gobiernos, durante mucho tiempo con el inolvidable De Gasperi, disponiendo en ellos de la mayoría de las carteras, así como de la mayoría relativa y, en algún período, absoluta, en el Parlamento: la Democracia Cristiana. Basta su nombre y su escudo para que sepamos a qué atenernos. Siendo brote y transformación del primitivo Partido Popular Italiano (al que va gloriosa e inseparablemente unido el nombre de Don Sturzo), al constituirse en la clandestinidad, el nuevo partido eligió un título de dos palabras, la primera de las cuales es Democracia; y como emblema un escudo en cuya parte superior, cruzándole de lado a lado, se ostenta en grandes letras una palabra sola: LIBERTAS. Democracia y Libertad en la mismísima raíz, con la sola añadidura de «cristiana», de la definición. ¿Se quiere más claro? Pues en el excelente libro del notable escritor italiano Filipo Sacchi titulado La Democrazia Moderna (Ed. Mondadori, 1963), lo encontraremos, con términos del propio De Gasperi, citados por Sacchi: «Mientras los principios se afirman, se inculcan y se propagan, las obras políticas... se desenvuelven con método democrático, o sea, con la responsabilidad del ciudadano dentro del Estado». «Esta palabra Libertas grabada sobre nuestro escudo no es un motivo lanzado simplemente como un slogan (sic) en la campaña política: es la esencia de nuestra batalla. Nosotros queremos ser sobre todo el partido de la libertad; libertad para nosotros, libertad para nuestra conciencia, nuestra dignidad, nuestra actividad pública y privada; pero también libertad para los otros». «Las premisas indispensables son: la libertad política, el régimen democrático, las dos asambleas y, por ende, el problema bicameral,... los valores morales y la libertad de las conciencias...» (Los subrayados son míos). De manera que el nombre del partido, el lema de su escudo, las declaraciones de su jefe -seguido durante años por millones de electores, como no lo ha sido ningún otro después de la guerra- dicen con la misma claridad y la misma fuerza que los textos constitucionales, que estamos frente a la figura de un régimen donde la Democracia y la Libertad, reclamándose mutuamente, son los elementos esenciales que en íntima simbiosis forman ese complejo político, que está resonando como nunca la hora en el mundo.

Si esto es así, constituiría una catástrofe incalculable para un futuro humano, civilizado, vivible y decoroso de España que no comenzásemos cuanto antes a reconocerlo y a depurar nuestra visión, primero, y nuestra conducta en su día, después de los dos errores mayúsculos y más fáciles de cometer, que son: uno, dejarnos engatusar por los sedicentes adoradores de la libertad, enfáticos histriones que intentan un juego ventajista invocándola en cuanto una ley de alquileres, o de plusvalía, o de impuestos sobre las rentas cuantiosas y no ganadas, les hace sentirse amenazados o heridos en sus intereses; corifeos que logran el apoyo ingenuamente otorgado por gentes timoratas que de verdad les creen paladines de la libertad ultrajada por irresponsables. Con todo eso, y con todos ésos, se desligan la libertad de la democracia, a la que destruyen, o reducen a un ritualismo estéril, preparando el camino tortuoso que conduce a la oligarquía, las minorías selectas, «el déspota ilustrado», para acabar en el dictador cerril y a oscuras. Diametralmente opuesto sería el otro peligrosísimo error consistente en dejarse arrastrar por la dialéctica de una democracia interpretada como omnipotencia de las mayorías numéricas, plenamente autorizadas al aniquilamiento político -y eventualmente físico- de las minorías, y por tanto de toda libertad.

Ambos errores fatídicos surgirían de otro común, más profundo: el de disociar en la mente y en los hechos democracia y libertad. En España el foco del primer error lo alimentaría un «derechismo» pseudoliberal, poniendo el acento en las libertades económicas (lo que en muchas partes ya se llama «liberismo»), segundo por el miedo paralizante aunque confuso de tantos mediocres, y por los susodichos sectores anarcoides que les harían el juego con estúpida inconsciencia. El otro error, el de la democracia sin libertad, hallaría en oriente sus manantiales, abundantes y siempre disponibles, y sus fuerzas motrices en solapadas y habilísimas maniobras tácticas, que en medios cultos se presentarían disfrazadas de «materialismo dialéctico» o «histórico», una doctrina de la cual las masas «democráticas» habrían de ser instrumento macizo e inerte, pero sin posibilidad intelectual (ni legal en un mundo totalitario) de juzgarla, ni capacidad de entenderla. Entre aquel borde rojizo de un libertinaje increíblemente heterogéneo en que alpargatas y zapatos de charol se juntaran sin conocerse (acaso detestándose), y el borde opuesto del liberticidio, de un gris espeso sin transparencia, escondiendo en su fondo imprevisibles acechanzas a todos los valores humanos, la inmensa mayoría de ciudadanos existentes entre ambas márgenes tendrá que conseguir -con perfecta unanimidad- la implantación de ese complejo histórico-político.

Para llegar a eso, para que también llegue a sonar lo antes posible en España la hora del sistema político esencialmente libero-democrático, lo más perfecto y actual de la historia política, algo ya imprescindible para todo pueblo que tenga una civilización sencillamente humana, lo primero es hacerse a la idea, a la figura de ese sistema. Es preciso darse cuenta de que cada vez más y desde las más distantes posiciones culturales, ideológicas, étnicas, históricas y hasta religiosas, ese sistema es lo que se anhela y se instituye en lo más responsable, más progresivo y más dueño de sus destinos que hay en el mundo.

JOSÉ MA. DE SEMPRÚN Y GUERREA




ArribaAbajoSobre el Manifiesto de los Militares

Emilio Herrera


El general Emilio Herrera, que fue vice mariscal del Aire durante la República y presidente del Gobierno de la República en el exilio, nos envía una comunicación en respuesta y adhesión al Manifiesto de los Militares publicado en nuestro número de febrero.

Falta de espacio para insertar íntegra dicha comunicación, reproducimos estos párrafos, rogando al general Herrera perdone las mutilaciones.

La lectura del texto íntegro del manifiesto de un grupo de jefes y oficiales del Ejército español que circula clandestinamente por España, publicado en el número del 15 de febrero de esta revista y de cuya existencia ya había tenido noticia, nos ha producido una sensación de sorpresa y de alegría a todos los miembros del Ejército español que conservamos el culto del honor y del deber militar por encima de todas nuestras conveniencias personales.

Después de tratar de justificar la «empresa» que acometió el Ejército español como medio de conseguir liberar a la patria del peligro de una segunda guerra mundial que «se cernía sobre la tierra», el Manifiesto declara que el Ejército «no es ni será nunca sino la encarnación y representación de este ideal supremo: Honor a Dios y a los hombres, Independencia del extranjero, Libertad, Orden, Justicia y Paz». Pero, reconociendo implícitamente que este ideal no ha sido conseguido, opina que «no es el momento de volver la vista atrás», sino de lograr, «mediante una amplia amnistía, el olvido de los males pretéritos y la reconciliación de todos los españoles».

El manifiesto está lleno de frases tan hermosas como: «Queremos establecer la primacía del Derecho. Queremos que la espada esté exclusivamente al servicio de la Ley, votada y consentida por todos los españoles... Queremos ofrecer al mundo, acaso por primera vez en la historia universal, el ejemplo de un Ejército que voluntariamente renuncia al Poder y se convierte en servidor de la Justicia. Ceden las armas a las togas el primer puesto». Propone «la restauración del Parlamento, devolviendo a las Cortes Españolas, libremente elegidas por sufragio universal y secreto, la potestad de hacer las leyes con el Rey o con el Presidente de la República, según la forma de gobierno que los españoles elijan...».

¿Será verdad tanta belleza? ¿Volverá el Ejército español a merecer la definición que le dio el general Almirante: «una religión de hombres honrados»? ¿Podremos llegar a unirnos en un estrecho y fraternal abrazo todos los que llevamos o hemos llevado el uniforme de las armas españolas?

Anualmente me he venido dirigiendo desde el exilio a mis antiguos compañeros, los militares españoles con cartas preconizando lo que proponen ahora en este manifiesto.

¿Tendrá ahora mejor éxito la propuesta de este grupo de militares que han redactado el manifiesto? No nos atrevemos a asegurarlo; pero, de todos modos, constituye un rayo de luz que viene a iluminar algo el sombrío horizonte que se presenta al porvenir de España.



EMILIO HERRERA




ArribaAbajoCarta de Portugal. ¿Quién mató a Delgado y por qué?

Carlos Fontes


En esta nuestra edad de eficiencia, resulta difícil concebir que los asesinos del dirigente de la oposición portuguesa, teniente general Humberto Delgado, ex agregado aéreo en Washington y candidato a la presidencia de Portugal en 1958, queden sin castigo e incluso sigan siendo desconocidos, un año después de cometido el crimen.

Las autoridades judiciales españolas, encargadas del caso Delgado, han acumulado cantidad de testimonios y, aparentemente, tienen clara idea de cómo fue asesinado el general. Pero los españoles se encuentran de cara a un muro insalvable porque los principales sospechosos del caso se sabe que llegaron de Portugal y regresaron a Portugal, y las autoridades portuguesas han rechazado toda cooperación en la identificación y búsqueda de los cuatro sospechosos, que dijeron ser miembros de la policía política portuguesa.

Las autoridades españolas, obligadas por secreto judicial, no pueden revelar los resultados de sus investigaciones hasta que se identifique a los criminales. Sin embargo, después de la exhaustiva pesquisa llevada a cabo por los partidarios de Delgado dentro y fuera de Portugal, así como por los abogados de la familia y representantes de la Federación Internacional de los Derechos del Hombre, los hechos comprobables del caso parecen ser los siguientes:

El general Delgado, hombre de gran valor personal aunque de poca perspicacia política, estaba convencido de que la única manera de derribar al presidente Antonio Oliveira Salazar era recurriendo a una sublevación militar. Incluso después de la fracasada y mal preparada intentona de Béjar, el primero de enero de 1962, Delgado creía en la posibilidad de un golpe de Estado militar. Por encima de todo, estaba él convencido de que contaba con muchos simpatizantes en las fuerzas aéreas portuguesas.

En el transcurso del año 1964, varios de sus seguidores informaron al general que existía, efectivamente, un cierto número de oficiales en las fuerzas armadas portuguesas dispuestos a cooperar con él en una acción conjunta contra el régimen de Salazar, inaugurado treinta y cuatro años antes. Se convocó una reunión secreta a celebrar en París, entre Navidades y Año Nuevo. Delgado, con su acostumbrada puntualidad, se presentó a la cita, pero los «oficiales revolucionarios» no comparecieron.

Uno de los partidarios de Delgado, Mario de Carvalho, de Roma, que había preparado la abortada reunión, explicó que los oficiales en cuestión no habían podido abandonar el país por miedo a que su viaje suscitara los recelos de Salazar. En vista de ello proponían que Delgado viajara a España para celebrar la reunión en la frontera hispano-portuguesa, donde la ausencia de los oficiales no sería notada. Contra el consejo de la mayoría de sus partidarios y de la brasileña Arajarir Campos, su secretaria de 34 años, Delgado decidió ir a España. La reunión se había fijado para el 13 de febrero en la zona de Badajoz. Delgado tenía que ir luego a París para informar a su amigo Emilio Guerreiro de lo que se hubiese acordado. La señorita Campos, cuando se hubo convencido de que nada podía disuadir al general de su misión, usando su propio nombre, decidió acompañarle. El 9 de febrero Delgado, con pasaporte brasileño a nombre de Ibáñez, y su secretaria volaron a Casablanca desde Argel, donde tenían el cuartel de operaciones. Al día siguiente, Delgado se despidió de su representante en Marruecos, Henrique Cerqueira, notificándole que pensaban regresar antes del 16 de febrero, y que si no le llegaban noticias de ellos antes del 21, Cerqueira tenía que avisar a los amigos. Más aún, si seguía sin recibir noticias el 23 de febrero, tenía que comunicar a la prensa que el general «o había muerto o estaba en la cárcel».

«Lorenço Ibáñez y Arajarir Campos Moreira» se embarcaron en Tetuán, Marruecos, para el puerto español de Algeciras, el 11 de febrero. Se dice que al día siguiente llegaron a Badajoz, hospedándose en el Hotel Simancas, en el que ocuparon habitaciones diferentes en pisos distintos. Dos hombres, con pasaportes argelinos a nombre de Hassan y Bennelet, les habían precedido, y la administración del hotel creyó identificarlos desde el primer momento como los guardias de corps del general.

En la mañana del 13 de febrero, Delgado cursó varias tarjetas postales a otros tantos amigos. Luego alquiló un taxi, que le había de llevar a la región de Olivenza, en tiempos territorio portugués. El taxi tenía que recogerle en el hotel a las 4 de la tarde. No obstante, y según los empleados del hotel, los dos «argelinos» se presentaron mientras Delgado almorzaba con la señorita Campos, anunciando un aparente cambio en el plan trazado. El general debía presentarse a la reunión una hora antes de la fijada. Como era demasiado tarde para advertir al taxista concertado con anterioridad, Delgado salió con los «argelinos» a las 3 de la tarde, en el coche que estos últimos habían alquilado.

Entretanto, según información de la policía española, el jefe portugués de PIDE de la ciudad fronteriza Sao Leonardo Mourao, Antonio Gonçalvez Semedo, se presentó en el puesto fronterizo español de Villanueva del Fresno a la cabeza de dos automóviles con «compañeros policías» de Angola, que estaban de permiso y deseaban pasar el fin de semana en Sevilla. Semedo presentó a los oficiales del puesto español a Felipe García Tavares, propietario de un Opel verde, y Tavares mostró su placa de PIDE, que llevaba sujeta bajo la solapa. El segundo automóvil, un Renault blanco, estaba a nombre de Ernesto de Castro e Sousa, que mostró su correspondiente pasaporte. Los otros dos hombres llevaban pasaportes a nombre de Vashedeo Kundaumel y Roberto Vurrita Baral. Según las autoridades españolas, la documentación de los vehículos y los pasaportes estaban en perfecto orden. Con todo, dado que Villanueva es un puesto fronterizo de poco tráfico en cuya zona se efectúa gran cantidad de contrabando, los españoles tomaron también nota de los números de las carrocerías y motores, además de las respectivas matrículas. La policía portuguesa no les ha facilitado ayuda ninguna para identificar las matrículas, pero los fabricantes de los automóviles han informado que ambos vehículos se habían vendido en Lisboa.

Los dos coches entraron en España por Villanueva del Fresno el 13 de febrero, a las diez de la mañana. Semedo, que más tarde declaró a las autoridades españolas haber acompañado a sus colegas hasta la población fronteriza española «para hacer algunas compras», confesó que le había sorprendido el hecho de que los dos coches, al dejarle, se dirigieran al norte, camino de Badajoz, en vez de hacia el sur, a Sevilla. Más tarde los dos coches fueron vistos por un pastor y un capataz de fincas cerca de Olivenza, en la finca Los Almerines. Estos testigos declararon luego haber oído disparos en Los Almerines. Semanas más tarde la policía española descubrió ocho balas usadas y otras no usadas, manchas de sangre que se creyeron de Delgado y dos billetes de lotería para el sorteo de Lisboa del 14 de febrero.

La información subsiguiente se apoya en gran manera sobre conjeturas basadas en informes españoles. Se supone que la policía portuguesa intentaba raptar a Delgado en la «reunión» de Los Almerines. Los oficiales portugueses, que se supuso tenían que acudir a ella, o no sabían nada de la reunión o la reunión no se celebró. Fuentes españolas informan acerca de 20 policías portugueses que pasaron la noche del 12 en la propiedad de un rico terrateniente portugués, cercana a Mourao. Informan también sobre un jeep de la policía portuguesa que permaneció todo el día del 13 de febrero aparcado cerca de Los Almerines, en la zona portuguesa de la frontera. Policías portugueses, en los alrededores del jeep, contaron a los españoles que cazaban palomas...; pero los españoles afirman que no era época de caza de palomas.

Se cree que Delgado, al darse cuenta de que le conducían a una trampa, se dispuso a luchar. Normalmente, solía llevar una pistola. De acuerdo con la información española, la muerte fue producida por golpes asestados en la mandíbula y en la base del cráneo. La policía portuguesa, que probablemente tenía órdenes de «repatriar» vivo al general para ulterior interrogatorio, aparentemente se alarmó, y decidió que lo mejor era enterrar el cadáver en el lado español de la frontera. Por consiguiente, se cree que echaron cal viva sobre el cadáver, envuelto éste en una manta, llevándolo a un desolado bosquecillo de encinas y eucaliptos cerca de Villanueva del Fresno, lugar conocido por Malos Pasos, donde lo enterraron.

Mientras tanto, los «argelinos» regresaron al Hotel Simancas de Badajoz para recoger a la señorita Campos en el alquilado Lincoln. Eran las cinco y treinta minutos del mismo 13 de febrero. Se supone que la estrangularon en el coche con cordón de nylon, porque algunos de sus cabellos fueron encontrados en el Lincoln. Llevaron el cadáver a Malos Pasos y lo enterraron apresuradamente, sin echarle cal viva, a pocos metros del cadáver del general. Este segundo crimen, aparentemente, era necesario, ya que la señorita Campos era el único testigo que podía identificar a los «argelinos». Éstos volvieron al hotel, se apoderaron probablemente del dinero y de cuantos objetos de valor contenían las maletas de Delgado y secretaria, pagaron sus respectivas notas y abandonaron el hotel a las nueve de aquella misma noche.

En el expediente de las autoridades españolas existen algunos puntos no suficientemente explicados. Por ejemplo, el porqué no se ha intentado localizar a los dos argelinos y, sobre todo, que se explique el papel de las autoridades españolas. Es casi cierto que los españoles estaban al corriente del complot para raptar al general, a quien habían estado vigilando estrechamente, así como a su secretaria, hasta Badajoz. Al desaparecer el general, probablemente los españoles pensaron que había sido raptado por la policía portuguesa. Naturalmente, los españoles se sintieron particularmente molestos cuando los vecinos de la zona descubrieron, en tierra española, los cadáveres del general y su secretaria. Las acusaciones llovieron entonces sobre ellos. La cooperación de las autoridades españolas con el abogado de la oposición, Mariano Robles, que ostenta la representación de la familia Delgado en España, debe ser considerada en este contexto.

Por otra parte, las autoridades portuguesas han demostrado claramente que no quieren saber nada más sobre el caso Delgado. En primer lugar, han rechazado la petición de la viuda del general para trasladar el cadáver de su esposo, de la tumba provisional en Villanueva del Fresno a la propiedad familiar de Cela, al norte de Lisboa. A continuación, el 8 de septiembre detuvieron a los dos abogados portugueses de la familia, cuando se dirigían a España para presenciar la autopsia del cadáver del general. Los dos abogados, Fernando de Abranches-Ferrao y Mario Soares, se han esforzado en obtener información de las autoridades portuguesas sobre el caso Delgado. Según fuentes judiciales bien informadas, Soares y Abranches-Ferrao, aun cuando no se ha hecho pública acusación formal, han sido encarcelados por la policía portuguesa por «actos conducentes a persuadir a un poder extranjero a tomar medidas que podrían ser perjudiciales» para Portugal. También han sido encarcelados Raul Rego, presidente de la Asociación de Prensa Portuguesa, y el abogado de la oposición Catanho de Meneses, que se disponían a trasladarse a España para asistir al funeral de Delgado.

La oposición portuguesa abriga la esperanza de que se hará la luz sobre este crimen y que las autoridades españolas continuarán sus investigaciones hasta descubrir los verdaderos asesinos.

CARLOS FONTES




ArribaAbajoSin permiso de la censura

Información de nuestro corresponsal en España


Cuando la poesía es sediciosa

Nadie podía preverlo. Un homenaje a la memoria de don Antonio Machado, un homenaje como tantos se han hecho ya en honor del poeta, del hombre, del ciudadano. A veces, hasta los poderes públicos, no pudiendo contener la avalancha, han organizado sus «pequeños homenajes» al poeta, para no ser menos: han aceptado que haya, en Segovia, una especie de casa-museo... Esta vez era en Baeza, donde don Antonio profesó de 1912 a 1919. «Paseos con Antonio Machado» se llamaba el homenaje que, presidido por el alcalde de la ciudad, debía celebrarse el domingo 20 de febrero. Descubrimiento de una placa de bronce en la fachada de la casa donde vivió don Antonio, de otra en el Aula donde explicaba, de una más al principio del paseo y, por fin, del monumento obra del escultor Pablo Serrano, que se entregaría «al pueblo de Baeza», erigido en una colina próxima a la ciudad, por los lugares que recorría don Antonio en sus paseos. Estaban previstas la lectura de adhesiones y el recital de poemas a cargo de los actores Fernando Fernán Gómez, Francisco Rabat y Fernando Rey.

El homenaje estaba patrocinado por una Comisión compuesta, entre otros, por Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Camilo José Cela, José Antonio Maravall, Dionisio Ridruejo, Gabriel Celaya, José Luis Cano, Alfonso Sastre, Antonio Buero Vallejo, Lorenzo Gomis, Miguel Delibes, etc. La Comisión organizadora por Aurora de Albornoz, José Manuel Caballero Bonald, Pablo Serrano, Jesús L. Pacheco y algunos otros más.4

Todo estaba previsto: alojamientos, transportes, etc. Más de 3.000 personas procedentes de distintos puntos de España debían reunirse el 20 de febrero en Baeza. ¿Tres mil personas? Muchas personas para no inquietar al señor Ministro de la Gobernación, sobre todo si la mayoría son intelectuales, artistas, universitarios...

Y se prohibió el acto. El Gobernador prohibió los actos de Baeza. Se movilizó a la Guardia Civil y se envió una brigadilla de policía. Otra vez, como hace un cuarto de siglo, la poesía era sediciosa, Machado todavía más. Como Lorca, como Miguel Hernández...

Pero volvamos a Baeza. El sábado, el Gobierno hizo publicar una nota bien encuadrada en los periódicos, anunciando que el «acto de homenaje a Machado se había suspendido... para el 21 de marzo» (!). Pero muchas personas estaban ya en camino y otras, a sabiendas de la prohibición, decidieron hacer acto de presencia en Baeza.

Y de ese modo, lo que pudiera haber sido un acto de recogimiento, con indudable matiz liberal (¿y qué no lo tiene ya en España, si no es algo organizado por el Sr. Fraga?), se convirtió en una manifestación política. La muchedumbre que ocupó verdaderamente las calles de Baeza se evalúa en más de 2.000 personas, a las que se unieron varios centenares de habitantes de la ciudad. En un radio de 14 kilómetros en torno a Baeza la Guardia Civil controlaba las carreteras e impedía a los autocares que continuasen su marcha. Demasiado tarde y demasiado poco; además, una gran parte de estos expedicionarios descendían de los autocares para proseguir el camino a pie hasta Baeza.

Llegaron los guardias, empezaron los gritos y el tumulto: «¡Viva la Libertad!» fue seguido minutos después de «¡Abajo la dictadura!» y «¡Machado con el pueblo!». Cargaron los guardias y los policías practicaron las primeras detenciones. Los manifestantes consiguieron llegar al cerro, más allá del camino de las murallas viejas, donde tenía que alzarse el monumento. Intentaron entonces que se leyesen los poemas, pero los guardias también llegaron allí y las cargas se reprodujeron. Otra vez, las carreras y los gritos de «Dictadura, no; Libertad, sí», que duraron largo rato, a pesar de que hubo nuevas detenciones. Al final de la jornada éstas eran veintisiete; entre los detenidos figuraban el crítico de arte Moreno Galván, el editor don Manuel Aguilar, el poeta Carlos Álvarez, el arquitecto Pérez Bella, el profesor Dicenta, el pintor Cortijo, el pintor Ripollés, varios estudiantes, etc.

Todos los detenidos han sido puestos en libertad el lunes por la tarde, pero doce de ellos deberán pagar importantes multas; entre los multados figuran Moreno Galván, Aguilar, Carlos Álvarez y cuatro pintores.

El hecho de Baeza ha sido comentadísimo; en primer lugar porque revela, si aún había necesidad de ello, que el Gobierno sólo opta por la «línea dura» y que no tiene el menor propósito de liberalización (todavía el 7 de febrero fue detenida una muchacha, delegada de información de la Facultad de Medicina de Barcelona, y sólo liberada bajo amenaza de huelga general). En segundo lugar, el gesto del Gobierno, lejos de denotar fuerza, es una prueba de singular debilidad. Y es verdad que en estos momentos se observa visiblemente un aislamiento de los medios gubernamentales, que ven perder incluso a colaboradores y aliados de hace todavía poco tiempo.

Hay la impresión de que el Gobierno «congela» su actividad, se repliega a la defensiva y, consecuentemente, se endurece. La verdad es que, aunque a primera vista parezca mentira, nada marcha hoy en la maquinaria gubernamental. Entendámonos. Marcha la administración (¡cómo marcha!), los asuntos corrientes, pero no las iniciativas, ni la solución a los problemas que caen como en diluvio: económicos, jurídicos, religiosos, de enseñanza, sociales... sin hablar del engorroso problema de la costa de Almería, que está lejos de resolverse, pese a lo que diga la propaganda.

Congelación y dureza

El endurecimiento se observa, por ejemplo, en la apertura de juicio contra 19 obreros de Valencia, acusados de comunistas; para uno de ellos, Timoteo Ruiz, pide el fiscal nada menos que cuarenta y un años de prisión, y para una mujer, Micaela Alonso, treinta y un años. El caso es significativo porque el proceso de Valencia tiene ya una larga «cola». En octubre de 1964, con motivo de otro proceso a unos obreros de las fábricas de Sagunto, los abogados de la defensa pidieron que comparecieran como testigos algunos de los procesados de Valencia. El tribunal se opuso considerando que unos «delincuentes» no podían ser testigos, es decir, que el tribunal prejuzgaba ya su sentencia antes de verse el juicio. Los abogados recusaron entonces la competencia de este tribunal (el de Orden Público de Valencia) y consiguieron suspender el procedimiento. Más de un año ha pasado y ahora se abre el proceso ante tan peregrino tribunal; la pena más leve que pide el fiscal es de 18 años de prisión. Sin embargo, el hecho contrasta con la reducción a la mitad de las penas infligidas por el Tribunal de O.P. de Madrid a los Sres. Sandoval, López de la Fuente, Lacalle (hijo del ministro) y otros, reducción dictada por el Tribunal Supremo al ver ahora el recurso entablado contra la sentencia del Tribunal de Orden Público.

Esa «congelación» de movimientos gubernamentales se observa también en el debatido problema de la libertad religiosa. ¡Nada! Que el Concilio pasa y que lo ya prometido por Franco hace más de un año, lo ya preparado hace año y medio, sigue bloqueado por obra y gracia del Sr. Carrero Blanco y de unos cuantos integristas (con la complacencia de todo el Gobierno, es natural). La inquietud aumenta en los medios católicos. En la Casa de los Jesuitas el padre Ceñal ha dicho claramente: «El derecho a la libertad religiosa que proclama el Concilio es un derecho civil, y como tal debe ser reconocido por el poder civil y sus leyes». Con lo que de paso se contesta a una nueva argucia gubernamental, que pretende diferir la proclamación de esta libertad hasta la revisión del Concordato.

Las conferencias del religioso francés, padre Dubarle, en el Instituto Aquinas sobre ciencia y religión han producido también gran expectación y la consiguiente indignación de los integristas. En fin, y como hecho significativo, un profesor de la Universidad de Pamplona (Opus Dei), Sr. de Fuenmayor, ha dicho también en una conferencia que «la doctrina del Concilio no puede ser simplemente tolerada, pues no se tolera lo que es bueno; ha de ser reconocido de modo positivo».

El debate sobre las consecuencias prácticas del Concilio, entre lo «que es de Dios y lo que es del César», no hace sino endurecerse según pasan las semanas. Por ejemplo: en los animados debates de la Comisión de Cortes sobre el proyecto de ley de prensa, el marqués de Valdeiglesias (antes del Portazgo, el hombre que Mola envió a Berlín para pedir ayuda a Hitler, pero al que no le hacían caso hasta que llegaron los nazis y el capitán enviados por Franco) llegó a decir lo siguiente: «Si un día se produjese un choque entre las normas del Concilio y los Principios del Movimiento, yo, lamentándolo mucho, estaría con estos Principios». Este catolicismo de conveniencia, tan habitual en la «gente bien» de España, no puede extrañar si no es por el descoco con que este noble lo expone. Lo importante ahora es que ha merecido una respuesta a toda extensión de la contraportada del semanario de la Juventud de Acción Católica, Signo, firmada por José Manuel de Córdoba, en el que tras de hablar de la posibilidad de choques entre «Cristo y el César», concluye así:

«Para los católicos conscientes de lo que significa su fe y de la responsabilidad que lleva consigo la existencia cristiana del mundo, no hay duda alguna: no son las normas del Concilio las que deben ser derogadas por su conciencia. Esas normas siguen vigentes para él, con todas las consecuencias, por graves y dolorosas que sean, mientras su fe en la Iglesia siga vigente en su espíritu.»



Evolución en los medios laborales

Pero si saltamos a otros ámbitos de la problemática nacional, nos damos cuenta de que el problema de los salarios se está agudizando seriamente. Y más que por un descenso reciente del nivel de vida (las quejas de los medios laborales sitúan ese descenso a mediados del año 1965 e incluso antes) por una mayor sensibilización de esos medios, en la que una parte importante corresponde a la actividad de la oposición.

Las decisiones tomadas hace unos días por la Comisión permanente del Congreso Sindical, han sido seguidas de otra decisión de la Comisión del Consejo Nacional de Trabajadores (también de la Organización Sindical oficial) pidiendo el aumento del salario mínimo interprofesional (el de 60 ptas., esto ya lo reconoce hasta el ministro, Sr. Romeo); «mostrar su disconformidad con la Orden de la Presidencia del Gobierno del 24 de enero», es decir, la que limita los aumentos de salarios en las convenciones colectivas al promedio nacional de elevación del costo de la vida fijado por el Instituto Nacional de Estadística. Pide también, como la Comisión del Congreso Sindical, prioridad a los objetivos sociales del Plan, y escala móvil de salarios, etc. Lo significativo de todo esto no es que lo pidan, pues entra dentro de una maniobra, dirigida desde arriba por el propio Solís, sino que están obligados a pedir lo que ya han pedido antes las Comisiones Obreras y los sindicatos clandestinos. Hoy en día, estos organismos de los Sindicatos verticales no hacen sino ir a remolque de lo que están explicando y pidiendo en Madrid las comisiones elegidas por los obreros en la Metalurgia y en Artes Gráficas, intentando quitarles la carga política que cada día es más fuerte en esas comisiones.

Una nota característica de estas últimas semanas es que todo el mundo protesta y todo el mundo exige medidas más liberales, más democráticas. El caso citado de los metalúrgicos es significativo: en la carta firmada por los 300 representantes de 150.000 obreros madrileños, no sólo se piden aumentos salariales, mejoras de jornadas de trabajo, etc., sino derecho de huelga, garantías para los enlaces y delegados sindicales, amnistía para los obreros perseguidos a causa de su acción sindical (está reciente el caso del delegado de la Empresa Madrileña de Tranvías), libertad para celebrar asambleas en que se discutan asuntos profesionales. Se comprende que ante esta actitud, que no es de una minoría, sino de una mayoría, los sindicatos verticales no tienen más que seguir la corriente o desaparecer.

¡Hasta los carlistas!

Y es que hasta los carlistas, señores, hasta los carlistas, se enfadan con el Ministro de Información, y en el documento aprobado por su Congreso piden «representación política y sindical auténticas» y hablan (aunque sea para llevar el ascua a su sardina del príncipe Javier de Borbón-Parma) de «los sentimientos de libertad y democracia cada día más fuertes en el pueblo español».

Un alto funcionario de la Organización Sindical, don Jaime Veiga Ordóñez, ha abandonado todos sus cargos explicando su actitud en una carta dirigida a Solís: «Mi capacidad de náusea se ha agotado -dice. Recobro mi libertad»... «La calle es más auténtica que nuestra Organización. Allí no estamos y hemos faltado a nuestro deber»... «Mi fe sigue intacta y no la cambiarán los budas vivientes que se irrogan la exclusiva de las visiones divinas».

Otras personas, que han colaborado en períodos precedentes con el Régimen, pero que también han evolucionado, han lanzado una revista clandestina, con el título de Borrón y Cuenta Nueva. Con términos, sin duda, un poco demagógicos, el editorial del número 1 se titula «España: a un paso de la violencia» y dice:

«Las últimas reservas de buena voluntad y de paciencia se están agotando. Ya no es la clásica "ante-España", los tenaces "ante-Régimen" quienes piensan así. Son la gente normal, cuando se atreve a terminar los silogismos que inevitablemente se plantean.

Los debates en las Cortes del artículo 222 del Código Penal y de la Ley de Prensa, las últimas declaraciones del Gobierno, las medidas y discursos de sus responsables, el "clímax" que se respira, sólo llevan a una única postura: ya no hay posibilidad de solución. Está superdemostrado, en frase feliz de G. Fernández de la Mora, que el régimen es imperfectible. Cada ley, cada decreto, cada orden que se da, cada cargo que se designa, cada nueva situación o cambio que se produce, es para seguir igual o empeorar...

La situación, pues, no puede ser más crítica, aunque aparentemente siga la tranquilidad y la indiferencia política de las masas. Ya no preocupa la reforma de la Organización Sindical, de la democratización de las Cortes, ni la regionalización del país, como hasta hace poco. Cada vez son menos los evolucionistas. Nadie pretende ya que sea posible la reforma del Régimen desde dentro, como hasta hace unos años. Se ve claro, tristemente claro, que habrá que barrerlo todo y empezar de nuevo.»



Naturalmente que nunca hubo deseos de evolución ni de reformas, y que quienes así hablan y escriben, o han sido los últimos ilusos desengañados o forman parte de los «vivos» que toman acciones de seguros para el mañana político. Y, naturalmente, como se acaban de despertar son exagerados, y sueñan con la violencia porque, ellos tampoco, todavía no se han liberado de la fatídica «dialéctica de las pistolas». Todo eso es lo de menos; lo de más es que esos nuevos miembros que forman una oposición heteróclita, sí, pero siendo así por su extensión cada vez mayor, testimonian de esa inmensa repulsa nacional a la dictadura en el grado actual de la misma.

Las cosas no marchan

No es, pues, extraño que las cosas no marchen. Y entre ellas, el famoso Plan de Desarrollo, zarandeado justamente por unos y otros, que en cualquier país democrático hubiera justificado ya no sólo la dimisión del Sr. López Rodó y de sus amigotes, sino hasta que se metiese debajo de un medio celemín, aguardando a que pasase el chaparrón. Hoy, tiene frente a él todos los sindicatos, los de la oposición, los del régimen, las organizaciones obreras católicas; la casi totalidad de los medios católicos de preocupación social; un gran número de empresarios agrícolas y labradores de tipo medio y, desde luego, el 99% de universitarios y economistas. En el Ya se meten en firme con él y le dicen: «Se han cumplido los objetivos de tasas de crecimiento, pero con desajustes que afectan a la ulterior expansión... el signo más creciente y preocupador es la creciente tensión alcista de los precios y del costo de la vida». La verdad es que no hay tal plan y, sobre todo, que deliberadamente no se quiere poner el dedo en la llaga de la agricultura. La renta agraria de 1965, aumentó tan sólo en 2,74% (claro, mejor que en 1964, pero aún le queda mucho por alcanzar el nivel de 1963).

Si lo del campo es grave, lo de las grandes empresas, más o menos oligopolíticas no lo es menos, y eso para expresarse suavemente.

Ya saben ustedes que ahora ya no se unen el Banco Hispanoamericano y el Central, porque dicen que el Fisco les hace pagar muchos impuestos. Sus directores, Sres. Villalonga y Basagoiti, estuvieron viendo al Caudillo, pero parece que no le convencieron.

En verdad, que nadie sabe lo que pasa en esos asuntos y quién tira de los hilos detrás de los bastidores.

En plena picaresca

Les hablé de la concesión hecha a la gran empresa alemana de automóviles «Volkswagen» y del revuelo que había producido. La consecuencia es que «donde dije digo, digo Diego», porque ahora salen en el Ministerio con un decreto fechado el 18 de diciembre en que se exige para esas concesiones una producción mínima anual de 250.000 vehículos (¿para qué y para dónde? se pregunta cualquiera) y el trato con los alemanes era empezar con 125.000 al año. Pero éstos dicen que presentaron su proposición antes de que saliera el citado decreto, pero en el Ministerio se arreglaron para que no saliese en el B.O. hasta el 20 de diciembre. ¿Quién me compra ese lío?

Intentemos sacar el ovillo de esa madeja. El ovillo se llama Barreiros, ese hombre de negocios con misteriosos apoyos que ha subido como la espuma al amparo del régimen. Barreiros tiene acuerdos muy importantes con Crysler (que a su vez domina la SIMCA francesa). El 8 de enero Barreiros-Chrysler inauguraron, en presencia del Caudillo, la nueva factoría de Villaverde para vehículos «Simca-100». Chrysler tenía 35% del capital de la empresa, ahora parece que tiene 45%. Barreiros, que es gerente de la firma común, aporta en realidad 20% porque según dicen los rumores el otro 35% es de otras personas de las que Barreiro es testaferro. Personas femeninas situadas muy alto. ¿Se acuerdan ustedes de las chácharas sobre «Galerías Preciados» y el papel de testaferro de Pepín Fernández? Claro, en estas cosas es muy delicado hacer afirmaciones categóricas. «Como me lo contaron lo cuento yo». Pero el caso es que Chrysler-Barreiros fija ya sus objetivos de producción en 250.000 unidades y que pudiera no ser ajeno al enredo con los alemanes.

Me dirán que todo esto pertenece a la picaresca. Pues, sí; a la peor de las picarescas, a la del cuello duro y «cock-tails» en que se juega a la canasta. Pero con esa picaresca no es posible hacer plan alguno, ni política de rentas, ni nada.

Lo esencial hoy es que se va a la deriva. ¿Se hunde la balanza de comercio? ¿Vuelve a haber déficit en la balanza de pagos? Pues el Sr. López Rodó dice que eso es señal de desarrollo y se queda tan tranquilo. El Sr. Lora Tamayo habla en la Televisión y no responde a la mayoría de las preguntas que se le hacen; sobre las ridículas gratificaciones de casa-habitación de los maestros y el retraso en pagarlas, sobre la falta de pago a profesores de enseñanzas técnicas, sobre el bajísimo nivel de la primaria. Nada de esto, pero sí, cubrirse de ridículo, hablando de «la subversión en la Universidad, que viene del exterior». Ridículo, todo ridículo, si no fuera dramático.

Será inútil preguntarle al Sr. Lora Tamayo, qué opina de los sucesos de Baeza: ¿Antonio Machado? Un asunto de Orden Público (¿tal vez de «subversión judeo-comunista-masónica venida del exterior?). Federico García Lorca, Miguel Hernández, Leopoldo Alas... ¡otros tantos casos de «Orden Público»! Pero -concluimos- se está llegando a los umbrales de una sensibilización nacional que antes no existía. Ya eso mismo determina el temor de un Gobierno incapaz de la menor apertura, de un Gobierno que se ve obligado a declarar sediciosa a la poesía.

TELMO LORENZO

Madrid, 26 de febrero de 1966






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La solución es una


Se viene hablando desde hace tiempo de una nueva combinación del Gobierno de España, pero desde unas semanas, quizá meses, los rumores de ese cambio se acentúan. Para la mejor comprensión del momento actual conviene considerar conjuntamente las actividades de ciertos sectores nacionales a los que el Régimen no mira con malos ojos, es decir, a los que tolera o protege ya que han sido sus amigos y auxiliares de las primeras horas, aunque no pueda negarse que algunos de ellos estorban hoy frente a planes futuros.

Pero los problemas interiores se agudizan, entre ellos la sucesión a Franco; problema máximo por la precaria salud del general Franco y por la impaciencia de ciertos grupos que aspiran a sucederle. Fácil es seguir el desarrollo de una serie de movimientos conducentes a ese fin. Desde la negativa del joven Juan Carlos a suceder al general Franco, motivada por las declaraciones del emisario Sr. Fraga Iribarne, ministro de Información, hasta las últimas actividades recientes de ciertos grupos -coincidentes aunque no articuladas- podemos observar una marcha hacia la solución del futuro español.

Una reunión de carlistas tuvo lugar en El Escorial, aunque la policía la había prohibido; Don Alfonso de Borbón y Dampierre, hijo de Don Jaime y nieto de Alfonso XIII, obtuvo el permiso para dar una conferencia en Madrid, con lo que hizo su entrada en escena otro de los Borbones; los jefes de Falange se reunieron en Valladolid el 5 de este mes y declararon que «un rey no era solución para la sucesión de Franco»; señalemos por último las declaraciones hechas por el Consejo Privado de Don Juan, pretendiente al trono de España, en las que se declara que no podrá prevalecer en España más que la solución histórica del entronizamiento de Don Juan, «indiscutible heredero de la corona». Éste es el panorama político visible a la hora actual.

No se necesitan grandes dotes especulativas para llegar a la conclusión de que el Conde de Barcelona es el aspirante más tenaz al trono de España, al que cree tener derechos indiscutibles. Ahora bien, ¿están bien fundadas sus aspiraciones? La monarquía abolió su propia Constitución en 1923 implantando la dictadura; la tradición está rota, la solución histórica ha perdido su continuidad. La realeza no será legítima por el acuerdo del Consejo Privado del pretendiente, ni por decisión de éste, ni por la voluntad del general Franco. Ni un hombre, ni una facción, ni siquiera un partido pueden dar la solución al problema sucesorio. Se dirá que está anunciado un plebiscito, pero ¿cuál es la resolución que se presentará al pueblo? ¿Por o contra el régimen actual? ¿Por o contra la restauración de la monarquía?

El general Franco aún ejerce su poder personal, bajo él se va a organizar un plebiscito. ¿Se puede presumir la libertad del voto? Aún resuenan en los oídos de los españoles las palabras amenazadoras y despreciativas de Franco, pronunciadas en 1962: «Este régimen que hoy tenemos no lo hemos conquistado hipócritamente con unas papeletas; lo hemos conquistado a punta de bayoneta». Surge la duda -entrañe lo que entrañe el plebiscito- sobre si se puede confiar en «unas papeletas» bajo la vigilancia de las fuerzas coercitivas del Régimen. No. Sólo un período democrático que organice y aplique las libertades y garantías humanas, puede hacer posible que se establezca una forma estatal respetada y acatada por todos, yendo a una consulta electoral en la que libremente elija la nación su forma de gobierno.

Mientras que la oposición al franquismo, la verdadera oposición, no tenga plaza, mientras perseguida quede en la clandestinidad, ninguna solución será válida ni estable. No hay varias soluciones al problema español; la solución no es más que una: un Gobierno sin signo institucional que organice el ejercicio de las libertades ciudadanas, resucite el derecho de la libertad de palabra y reunión, la libertad de prensa y el reconocimiento de los partidos políticos de la oposición.




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La sucesión de Franco

Del New York Times del 6 de marzo: -Bajo el título «Los españoles ensanchan los movimientos de sucesión», el citado periódico inserta una extensa información procedente de sus servicios en Madrid. De ella reproducimos los párrafos siguientes:

«Tres grandes fuerzas influyentes -los monárquicos, la Falange y la Iglesia católica- separadamente, están dando pasos significativos respecto al problema de la próxima sucesión del generalísimo Francisco Franco.

En el sector monárquico, 60 miembros -de los 72 que lo componen- del Consejo Privado de Don Juan, han volado hoy hacia Estoril, para decirle al pretendiente: "El equilibrio y la madurez le han preparado para ser el rey de todos los españoles". La declaración, firmada por el Consejo, incluye banqueros e intelectuales, generales y antiguos ministros y embajadores; dice también: "Cuando el ciclo de la tarea personal haya terminado, ninguna fórmula exótica o de falsa dinastía podrá prevalecer... sino la solución histórica de su Majestad como indiscutible heredero de la corona".

El propósito evidente de esta declaración es el de tratar de desanimar a Franco para cualquier intento de prescindir del pretendiente al elegir su sucesor.

Los jefes de Falange se reunieron la noche anterior en Valladolid e indicaron que un rey no es una solución deseable para la sucesión.

La aproximación de la Iglesia al problema del futuro de España es más sutil, pero no menos significativa.

Al final de la Conferencia episcopal la reemplazó una Conferencia de Metropolitanos, en la que se hizo una sugestión para la revisión del Concordato de 1953 entre España y el Vaticano. La hizo el cardenal Quiroga Palacios, arzobispo de Santiago. La conferencia ha introducido, por la primera vez en la historia de la Iglesia española, el sistema del voto secreto».




Una conferencia de Don Alfonso de Borbón

MADRID, 19 febrero, Ibérica: -Sobre el tema «España joven» leyó el viernes, en el Club Pueblo -una dependencia del diario Pueblo-, una conferencia Don Alfonso de Borbón, hijo del duque de Segovia y nieto de Alfonso XIII. La conferencia duró cuarenta y cinco minutos. El conferenciante hizo referencia a aspectos varios de la España actual y dijo que «el ritmo pujante de la España actual ha de trascender el aspecto material». También se refirió al problema de Gibraltar. Hemos de subrayar que el señor Solís, ministro del Movimiento, asistió a la conferencia ocupando un lugar destacado. ¿Asistiría en nombre del general Franco? No lo sabemos. El conferenciante hizo una alusión a «la personalidad ejemplar que ha presidido los destinos de la patria en un momento crucial de su historia».


Congreso carlista prohibido

MADRID, 16 febrero, Ibérica: -Convocado por el príncipe Xavier de Borbón-Parma, se reunieron el domingo en el «Valle de los Caídos» trescientos cincuenta delegados para celebrar un congreso carlista. El congreso estaba prohibido por la policía, pero a pesar de ello las deliberaciones continuaron. El congreso criticó duramente la conducta de Fraga Iribarne, López Bravo y López Rodó. Las críticas más explícitas fueron contra Fraga Iribarne, ministro de Información, por sus declaraciones en la prensa extranjera según las cuales Don Juan Carlos, hijo del pretendiente al trono, Don Juan, sucedería al general Franco.

«Esa toma de posición ofende los sentimientos de libertad y democracia que adquieren más y más fuerza. El pueblo español no acepta órdenes en el problema de la sucesión».


Pretendientes en el Monasterio de El Escorial

MADRID, 1 marzo, Ibérica: -Hoy se ha celebrado en el Monasterio de El Escorial la tradicional misa que se celebra todos los años a la memoria de Alfonso XIII, en el aniversario de su muerte. Asistieron a ella, además del general Franco -quien asiste todos los años- y su Gobierno, los infantes Juan Carlos, Alfonso-Jaime y Gonzalo, estos dos últimos sobrinos de Don Juan, pretendiente al Trono de España.

El periódico ABC inserta en primera plana una fotografía de Alfonso XIII y dedica al tema de la monarquía 17 páginas.


Reforma del Gobierno y referéndum

MADRID, 7 marzo, Ibérica: -Desde el retiro del general Muñoz Grandes vienen circulando con más insistencia distintos rumores: uno la modificación del Gobierno, otro la celebración de un referéndum, anunciado hace tanto tiempo.

Círculos oficiales bien informados sostienen que esa modificación gubernamental obedece a la agudización de ciertos problemas de política interior. Entre los ministros que se señalan como salientes, figura el nombre del Sr. Solís, ministro en representación del Movimiento, que tenía a su cargo las cuestiones sindicales; éstas, según esas informaciones, serán incorporadas al Ministerio del Trabajo.


Homenaje a Machado en la Universidad

MADRID, 25 febrero, Ibérica: -En la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas más de dos mil universitarios y numerosas personalidades del sector literario y artístico rindieron homenaje el viernes por la mañana a la memoria de Antonio Machado, a pesar del importante servicio policíaco que se estacionó cerca de la Universidad. Se recitaron poesías del poeta sin que ocurriera el menor incidente.


Veinticuatro obreros juzgados en Valencia

PARÍS, 26 febrero, Ibérica: -Le Figaro de ayer, en un telegrama de las agencias AFP y AP, dice:

«24 obreros de tendencia socialista comparecen desde el miércoles ante el Tribunal de Orden Público de Valencia. Están acusados de propaganda ilegal y asociación ilícita. El fiscal pide para Timoteo Ruiz Sánchez cuarenta y un años de prisión y para la señora Micaela Alonso, treinta años y una multa de 575.000 ptas. para el primero y 50.000 para la segunda. Para ocho de los otros pide el fiscal 26 años y multas de 500.000 ptas. y para los otros restantes 14 años de prisión y multas de 100.000 ptas.».



La Asociación Internacional de Juristas Demócratas estima en un comunicado que «la manera como ha sido preparado el proceso, las torturas y las amenazas de que han sido objeto los acusados durante los interrogatorios, las calificaciones inexactas de los hechos que les han sido imputados, así como la severidad de las penas solicitadas, constituyen violaciones flagrantes a la vez de los principios contenidos en la Declaración de los Derechos del Hombre y del derecho interno español que prevé penas de 6 meses a 3 años de prisión por el delito de difusión de propaganda».


Las condenas de los obreros

PARÍS, 1 de marzo, Ibérica: -El periódico Le Figaro de ayer dice:

«El Tribunal de Orden Público de Valencia, que juzgaba a los 24 obreros, ha dictado sentencia contra 17 de ellos, entre los que figuran dos mujeres. Las penas impuestas son las siguientes: Timoteo Ruiz Sánchez, considerado como el jefe de la organización, ha sido condenado a 18 años y seis meses de prisión y multa de 90.000 ptas. Los otros 16 inculpados han sido condenados a penas que oscilan entre 4 meses y 15 años de prisión, además de 25.000 ptas. de multa. Las dos mujeres, Micaela Alonso y Luisa Molina, han sido condenadas, respectivamente, a 7 años de prisión y 7.000 ptas. de multa y a 3 años y 25.000 ptas. de multa. Dos de los condenados han sido puestos en libertad porque el tiempo de su detención preventiva ha sobrepasado el de sus condenas».




Huelga de metalúrgicos

De un comunicado de la Confederación de Sindicatos Libres, de Bruselas, del 3 de marzo:

«Unos 3.500 trabajadores empleados en la fábrica metalúrgica de Esteban Orbegozo, en Zumárraga, provincia de Guipúzcoa, se han declarado en huelga desde fines de febrero en apoyo de sus peticiones de aumento de salarios y en protesta del despido de dos de sus compañeros. Esos dos trabajadores, como miembros del Comité de los metalúrgicos solicitaban, en nombre de sus compañeros, el aumento de salarios».




Estudiantes detenidos

PARÍS, 18 de febrero, Ibérica: -«Un cierto número de estudiantes han sido detenidos en Salamanca», dice un comunicado de la agencia AP, publicado en el periódico Le Monde de ayer. «El motivo de estas detenciones ha sido la circulación de unas hojas clandestinas que, a juicio de las autoridades, eran "subversivas". La policía ha intervenido después de la aparición de unas inscripciones dirigidas contra las autoridades universitarias y unas octavillas firmadas FUDE, organización libre de estudiantes. Los estudiantes detenidos han sido puestos a disposición del Tribunal de Orden Público».


Más pueblos en venta

PARÍS, 25 febrero, Ibérica: -El periódico Le Socialiste de la semana pasada inserta una información según la cual los pueblos de Villasumil y Ferradillo, de la provincia de León, están en venta. Los habitantes han tomado, en su mayoría, el camino de la emigración. Ambos pueblos contaban con unos ochenta vecinos. Hoy quedan unos quince.

MADRID, 23 febrero, Ibérica: -El diario Arriba, del sábado, inserta en dos de sus páginas fotografías de 6 pueblos que van agonizando lentamente en la provincia de Logroño y que por ese motivo han sido puestos en venta, con iglesia y todo. Los vecinos los han ido abandonando poco a poco. En 1945 estos seis pueblos contaban, en conjunto, con una población de 17.500 vecinos. Hoy, en 1966, no pasan de los 400.


Confirmada la pérdida de la bomba

NEW YORK, 3 marzo: -Tanto el New York Times como el Herald Tribune de hoy, insertan amplia información relacionada con el accidente de los bombarderos en la provincia de Almería y con la confirmación oficial, por parte de la Administración americana, de la pérdida de una de las bombas de hidrógeno relacionada con el accidente.

Párrafos de la información del New York Times:

«Cuarenta y cuatro días después del accidente del bombardero B-52 en España, los Estados Unidos confiesan que una de las bombas multimegatón de hidrógeno se ha perdido.

El Gobierno confirma igualmente que otras explosiones de otras dos bombas de hidrógeno, relacionadas con el accidente, habían disparado un impacto arrojando material radioactivo en un área pequeña. Una cuarta bomba se encontró intacta.

Como precaución, la Comisión de Energía Atómica ha comprado 1.500 toneladas de tierra y vegetación contaminadas que han sido enviadas a los Estados Unidos para enterrarlas en el río Savannah, cerca de Aiken, S.C.».




Baños en Palomares

Le Monde de París del 2 de marzo y el New York Times del 3, insertan la noticia de que el Sr. Fraga Iribarne, ministro español de Información y el Sr. Angier Biddle Duke, embajador de los Estados Unidos en Madrid, van a bañarse en aguas cerca de Palomares, el martes 8 de este mismo mes para demostrar la confianza en que esas aguas son salubres y tranquilizar a la población. Muchos periodistas han sido invitados a presenciar el acontecimiento.


La revista ES y los comunistas

MADRID, 16 febrero, Ibérica: -La revista ES, del Ministerio de Información, reproduce unas declaraciones del secretario del Partido Comunista hechas en Praga la semana anterior, y destaca las frases siguientes:

«El régimen de Franco ya no es lo que fue y bajo la presión de las masas populares y de la opinión internacional, comienza a perder sus aspectos fascistas».



Y dice la revista por su cuenta:

«El secretario del Partido Comunista ha atestiguado que las masas populares habían logrado obtener algunos derechos, como el de huelga, de reunión y de manifestación. Las familias de los emigrados y los emigrados repatriados ya no son objeto de persecuciones si no se dedican a una actividad subversiva».



La aproximación del Partido Comunista al régimen imperante en España es clara, como es clara la persecución, por parte del régimen, de los elementos más destacados de la democracia liberal.


Otro barco incendiado en Bilbao

PARÍS, 25 febrero, Ibérica: -France-Soir, del miércoles, dice lo siguiente:

«La agencia AP comunica de Bilbao: Un incendio, cuya causa es hasta ahora desconocida, ha destruido ayer en Bilbao un buque de carga destinado a Cuba. El barco era uno de los numerosos navíos encargados por el Gobierno castrista a España a cambio de azúcar. El 16 de diciembre pasado uno de estos navíos fue también destruido por un incendio, cuyas causas no han podido ser determinadas.».




Franco entrega más barcos a Castro

En un telegrama procedente de Madrid, el periódico The Miami Herald del 1 de marzo, dice lo siguiente:

«Mientras los obreros portuarios del mundo entero se esfuerzan por establecer un boicot a los barcos de países que comercian con Cuba, el régimen español de Francisco Franco incrementa la construcción de barcos destinados al régimen comunista de Fidel Castro. El lunes se anunció que un total de 41 buques serán construidos para Cuba en 17 astilleros españoles. La construcción de los mercantes es el resultado de negociaciones entre los gobiernos de España y Cuba.

Dichas negociaciones incluyen la construcción de 11 cargueros, dos frigoríficos, dos transbordadores, veinte atuneros congeladores, cuatro congeladores de arrastre y dos para la pesca de bacalao».




Vuelos españoles usan gasolina rusa

GINEBRA, 21 febrero, Ibérica: -El periódico Journal de Genève del 19 dice, en una crónica de su corresponsal en Madrid, lo siguiente:

«Sin inquietarse de las miradas de reproche que los Estados Unidos lanzan a España, ésta continúa desarrollando sus lazos con Cuba. Desde esta semana los aviones DC-8 reemplazarán en la línea de La Habana los aparatos de la línea "Iberia". Para los vuelos de regreso esos aviones de construcción americana, más modernos y más rápidos, utilizarán el "kerosene" gasolina rusa, depositada en Cuba por los jets soviéticos».




Disminuye la oferta de trabajo

MADRID, 16 febrero, Ibérica: -del ABC:

«Los descensos en el número de puestos de trabajo ofrecidos por los países europeos para la mano de obra española han sido casi generales en relación con las ofertas hechas en el año 1964. El descenso se registra en Suiza y Francia, aunque también ha sido notable la disminución de ofertas registrada en Alemania y Holanda».




Conversaciones sobre Gibraltar

NEW YORK, 28 marzo: -Con este título el New York Times de hoy inserta una información, enviada especialmente desde Madrid, de la que reproducimos los siguientes párrafos:

«El Gobierno británico ha anunciado hoy que desea entablar conversaciones con el Gobierno español en el mes de abril sobre la cuestión de Gibraltar.

Elementos oficiales han explicado que la insistencia en que las presiones económicas cesen, han disminuido en virtud de la recomendación de las Naciones Unidas hechas por la Asamblea General el 16 de diciembre. Esa resolución hacía un llamamiento a ambas partes para que, sin condiciones, comenzaran las conversaciones entre ambos países.

El secretario del Foreign Office, Mr. Michael Stewart, anunció hoy la decisión del Gobierno en la Cámara de los Comunes.

El ministro español de Asuntos Exteriores anunció esta noche que se ha llegado al acuerdo de abrir las negociaciones sobre Gibraltar después de que los británicos han aceptado sin condiciones la propuesta de España para las conversaciones».




Declaraciones del Sr. Castiella

MADRID, 5 marzo, Ibérica: -La prensa madrileña reprodujo ayer las declaraciones hechas por el Sr. Castiella en la televisión alemana.

Entre otras afirmaciones hechas por el ministro de Asuntos Exteriores, los periódicos recogen éstas:

«España desea asociarse al Mercado Común, el que le ha vendido en 1965 mil millones de dólares en mercancías, con lo que se ha colocado entre sus mejores clientes. España podría encontrarse un día en la obligación de comprar en otra parte esos productos si las circunstancias se lo aconsejaran.

No estamos en contra de la Alianza Atlántica, pero nunca hemos pedido formar parte de ella y no estamos decididos a dar ningunas facilidades a una organización en la que no participamos de sus responsabilidades».



No debemos olvidar este párrafo:

«España es sensible a nuevos vientos de la Historia y está dispuesta a colaborar a toda tentativa sincera de coexistencia».



Esto lo interpretan los medios diplomáticos como «una apertura al Este», comercial y política.


MÁS SOBRE EL CASO DELGADO

El Ministerio es más denso cada día

GINEBRA, 16 febrero, Ibérica: -El periódico Journal de Genève del lunes inserta, con el título que encabeza estas líneas, una extensa información enviada desde Madrid por la agencia AFP, de la que reproducimos los siguientes párrafos:

«España ha dictado cuatro órdenes de detención contra cuatro policías portugueses acusados de haber atravesado la frontera española para dirigirse a Badajoz, donde se había señalado, el día 12 de febrero de 1965, la presencia de Delgado. Otras seis órdenes de detención han sido dictadas.

Las autoridades españolas habían citado, en relación con este asunto, los nombres de Felipe García Tavares, Ernesto Castro Sousa, Roberto Yurrita y Washdeo Kudnanmal, y Portugal había dictado órdenes de detención contra ellos, pero no se han encontrado esos individuos.

Las autoridades españolas han solicitado también la detención de otras cuatro personas: Haza Guy, Isaac de Zenezet, Ernesto María Bisogno y Mario de Carvalho. El Gobierno portugués dice que no sabe nada de esas personas».




Asesinado en tierra portuguesa

El mismo periódico continúa diciendo:

«El general Humberto Delgado y su secretaria Arajarir Campos, han sido asesinados en terreno portugués y no en España como generalmente se cree. Fue después del crimen cuando sus despojos fueron transportados clandestinamente al otro lado de la frontera española.

Durante una reunión celebrada el domingo en París, bajo los auspicios de la Liga de los Derechos del Hombre, con ocasión del primer aniversario de la muerte del general Delgado, el profesor Guerreiro ha formulado esta acusación que funda en una carta, de la que está en posesión, escrita por la viuda del jefe de la oposición portuguesa que fue asesinado».




Susini citado como testigo

«El citado profesor ha afirmado por otra parte que los servicios secretos italianos habían establecido seriamente que el complot, urdido en Lisboa, había sido puesto en marcha por Jean-Jacques Susini, miembro de la OAS, y un fascista italiano a sus órdenes, el Dr. Ernesto Bisogno. Esos dos hombres se sirvieron de dos portugueses, que se dicen emigrados: Mario de Carvalho y Ernesto Souza, agentes de la policía política portuguesa.

El Sr. Mariano Robles, abogado español de la familia Delgado, que asistía a la reunión, ha precisado que el juez de instrucción encargado del asunto ha encargado a la policía la búsqueda de Susini para que comparezca como testigo».




Carvalho, el Dr. Bisogno y la princesa de Braganza

BRUSELAS, 22 febrero, Ibérica: -Le Peuple de ayer, en un telegrama de su corresponsal en Roma, trata de la convocatoria de estas tres personas por el juez de instrucción Pietro Pascalino. Carvalho ha respondido a algunas preguntas como testigo y fue invitado a marchar a España, a lo que se ha negado diciendo que «un viaje a España representaría demasiados riesgos». El otro sospechoso, Dr. Bisogno, no se ha presentado ante el juez ni la princesa María Pía. Parece que la princesa no ha recibido la convocatoria del juez por encontrarse en París.


Un asesino de Delgado detenido en Madrid

GINEBRA, 2 marzo, Ibérica: -El periódico Journal de Genève de ayer inserta el siguiente telegrama de Madrid:

«El marroquí Elias Tapiero, detenido el jueves último, ha sido declarado culpable de haber participado en el asesinato del general Delgado y de su secretaria el 13 de febrero de 1965.

Tapiero, que reside en Madrid y que está casado con una española, era propietario de un automóvil Lincoln en el que se han encontrado trazas de sangre y de cabellos de la secretaria de Delgado. Tapiero ha sido interrogado durante 29 horas en total: seis horas el viernes, diez horas el sábado y trece horas el domingo.

Se cree saber que el acusado ha suministrado numerosos detalles sobre la preparación y la ejecución del doble asesinato. Los interrogatorios se han desarrollado en presencia de dos abogados de la familia Delgado, del fiscal del Estado y de la mujer del acusado».




Contra los corresponsales extranjeros

El New York Times del 4 de febrero inserta la siguiente noticia, transmitida de Lisboa:

«El ministro de Relaciones Extranjeras dijo hoy que aumentaba en Portugal la hostilidad contra los corresponsales extranjeros. Pero anunció que el procedimiento legal iniciado contra los representantes de la Associated Press y de la agencia France Press había sido abandonado.

El ministro Alfonso Castro Nogueira dijo que el caso contra las dos agencias, acusadas de difundir falsas y tendenciosas informaciones, había sido detenido después de haberse publicado algunas clarificaciones. Las agencias habían publicado que 12 estudiantes portugueses habían sido detenidos y dos de ellos hospitalizados. El Sr. Dennis Foster Redmont, norteamericano y director de la Associated Press en Portugal, fue puesto en libertad después de haber prestado declaración ante la policía. Lindorfe Pinto Bastos, director en jefe de la agencia France Press y vicepresidente de la Asociación de la Prensa Extranjera, había sido acusado de difundir falsas noticias en el extranjero e incitar la alarma pública».





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