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Ibérica por la libertad

Volumen 14, N.º 4, 15 de abril de 1966

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Convento de los capuchinos en Sarriá

CONVENTO DE LOS CAPUCHINOS EN SARRIÁ
hollado por la policía

IBÉRICA es un boletín de información dedicado a los asuntos españoles y patrocinado por un grupo de americanos que creen que la lucha de España por la libertad es una parte de la lucha universal por la libertad, y que hay que combatir sin descanso en cada frente y contra cada forma que el totalitarismo presente.

IBÉRICA se consagra a la España del futuro, a la España liberal que será una amiga y una aliada de los Estados Unidos en el sentido espiritual y no sólo en sentido material.

IBÉRICA ofrece a todos los españoles que mantienen sus esperanzas en una España libre y democrática, la oportunidad de expresar sus opiniones al pueblo americano y a los países de Hispano-América. Para aquellos que no son españoles, pero que simpatizan con estas aspiraciones, quedan abiertas así mismo las páginas de IBÉRICA.

Directora:

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  • VICTOR REUTHER

IBÉRICA is published monthly on the fifteenth of the month, except July-August when bimonthly, in English and Spanish editions, by the Ibérica Publishing Co., 112 East 19 th St., New York 3, N. Y. 10003. All material contained in this publication is the property of the Ibérica Publishing Co., and may be quoted, but not reproduced in entirety. Copyright 1966 by Ibérica Publishing Co.

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ArribaAbajoLa responsabilidad del ejército

Mariano Granados


Ha publicado Ibérica y hasta mí ha llegado por otros conductos, el manifiesto que en España ha lanzado un grupo de jefes y oficiales del Ejército Español. Dice este manifiesto: «El Ejército español, hace un cuarto de siglo, se vio en la precisión de asegurar la supervivencia y la continuidad de nuestra patria, convocando a todos sus compatriotas a una empresa común y asumiendo la dirección del Estado cuando la amenaza de la segunda guerra mundial se cernía sobre la tierra». Está bien. Esto es, precisamente, lo que constituye su responsabilidad. No hablemos ya de lo pasado, sino del futuro: la responsabilidad de lo que en lo futuro acaezca en España no será sólo del general Franco, sino del Ejército, en su totalidad.

Siempre que se habla del general Franco se olvida o no se quiere recordar que no está ahí, al frente de los destinos de España, por su capricho o por casualidad. Lo está por un mandato o elección o delegación del propio Ejército, el cual en un momento histórico se adjudicó la representación virtual del pueblo español.

La proclama del general Mola, como general jefe del Ejército del Norte de 23 de julio de 1936, contenía estos conceptos: «El Gobierno de la República, disuelto el corrosivo de la barbarie que tutelaba, ha entregado el Poder de la capital de la Nación a las turbas abandonadas a sus odios. Por imperativo patriótico, por deber inexcusable, hemos de apresurarnos, seguros ya de la victoria, a asomar los ojos por encima de la frontera y decir al mundo que España está en pie. A estos fines, en la tarde de hoy, en la gloriosa ciudad de Burgos, y hasta la formación del gobierno provisional, quedará constituida la junta de Defensa Nacional de España, en la cual se resumirán el pensamiento y el sentimiento que os embravece para poder, mediante una acción vigorosa y rectilínea, serena, fuerte y responsable, desarrollar las medidas primeras de reconstrucción, de orden y de disciplina que reclaman millones de pechos españoles». El artículo único del decreto de 24 de julio de 1936, firmado ya por el general Cabanellas, dice lo siguiente: «Artículo único: Se constituye una junta de Defensa Nacional que asuma todos los poderes del Estado y represente legítimamente al país ante las potencias extranjeras». En la declaración-programa de la nueva junta, emitida el 25 de julio de 1936, se dice lo siguiente: «Al país: La situación social de España a través de un poder político acribillado por el cumplimiento de sádicas consignas revolucionarias era, en lo histórico, desnaturalizadora, en lo político anárquica y ante la conciencia nacional lucha incivil y fratricida... En tal coyuntura, desamparada la sociedad española de las leyes del Estado que no sólo niegan a los españoles las más indispensables garantías, sino que llegan a suprimirlas cuando le estorban, no había de ser extraño que ante las persecuciones más elementales del derecho natural de la vieja España, gloriosa a fuerza de conquistas y reconquistas, surgiese el movimiento restaurador de la ley, de la justicia y del decoro político...» «El Ejército, pues, con el aliento de las masas que voluntariamente le engrasan y delirantemente le aclaman, asume con altiva conciencia de su responsabilidad (el subrayado es mío) y con absoluta fe en la necesidad del sacrificio que se ha impuesto, la tarea de levantar al país de la sima a que le empujaron».

He aquí cómo recibió el poder el general Franco el 29 de septiembre de 1936. Fue en virtud del decreto de la junta de Defensa Nacional de la misma fecha, emitido en la ciudad de Burgos. Lo motivó el deseo, más bien necesidad de concentrar en un sólo mando todo el poder, en atención a las necesidades bélicas. En el preámbulo del decreto se dice lo siguiente «Razones de todo linaje señalan la conveniencia de concentrar en un solo poder todos aquellos que han de conducir a la victoria final, y establecimiento, consolidación y desarrollo del nuevo Estado, con la asistencia fervorosa de la nación». Dicho decreto dispone lo siguiente: «Artículo primero: En cumplimiento de acuerdo adoptado por la junta de Defensa Nacional se nombra jefe del Gobierno del Estado Español al excelentísimo señor general de división don Francisco Franco Bahamonde, quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado». «Artículo segundo: Se le nombra asimismo generalísimo de las fuerzas nacionales de Tierra, Mar y Aire y se le confiere el cargo de general jefe de los Ejércitos de operaciones».

Por decreto de primero de octubre de 1936, dado también en Burgos, y esta vez ya por el general Franco, se creó la junta Técnica del Estado, para atender, a guisa de gobierno, a las necesidades civiles del país. En su preámbulo se dice: «La estructura del nuevo Estado español, dentro de los principios nacionalistas, propugna el establecimiento de aquellos órganos administrativos que, prescindiendo de un desarrollo burocrático innecesario, responden a las características de autoridad, unidad y rapidez y seriedad, tan esenciales para el desenvolvimiento de las actividades del país». Fue designado presidente de esta junta-gobierno el general Fidel Dávila Arredondo.

Se desprende de todo lo anterior que el 18 de julio de 1936 el Ejército como guardián de los valores y constantes históricos (véase Kindelan: El Ejército y la Política) se adjudicó la representación virtual del pueblo español y en uso de esa facultad concentró sus poderes y personalizó tal representación en una Junta de Defensa Nacional que asumió, «con altiva conciencia de su responsabilidad y con absoluta fe en la necesidad del sacrificio que se ha impuesto, la tarea de levantar al país de la sima a que le empujaron». Por imperiosas necesidades de la guerra hubo de unificarse el mando y concentrar todo el poder, o los poderes, en una sola mano para lograr el principal objetivo: la victoria. Así fue cómo el general Franco recibió los poderes que hoy ostenta -de manos de la Junta- «por la conveniencia de concentrar en un solo poder todos aquellos que han de conducir a la victoria final, y establecimiento, consolidación y desarrollo del nuevo Estado». Acabada la guerra y tras 27 años de paz, es decir, «establecido, consolidado y desarrollado el nuevo Estado», ¿no es hora ya de que el Ejército vuelva a tomar las riendas y a desandar con la precisa parsimonia, si se quiere, todo el camino andado a fin de devolverle al pueblo (su verdadero titular) cuanto tomó en sus manos, atribuyéndose su «representación virtual», ya que todo se ha hecho, o se ha debido hacer, según dispuso el decreto de 29 de septiembre de 1936, «con la asistencia fervorosa de la Nación»?

El Ejército, que recibió todo el poder, o que lo conquistó, o lo asumió, o que, sencillamente, lo recogió al encontrarse abandonado; el Ejército, como corporación, es el único organismo facultado para recuperarlo. A él le corresponde hacerlo por la lógica inexorable de la historia. Tras este paso, que es fundamental, y con el propósito sincero de restablecer la normalidad, propiciar la concordia, organizar la convivencia y reinstaurar la decencia nacional, todo ello demostrado con actos positivos, escalonados, si se quiere, pero firmes, que eliminaran la menor sospecha, el Ejército arrastraría al pueblo español y tendría a su lado a todos los hombres de buena voluntad.

El Ejército puede, si quiere hacerlo, atribuirse la gloria de reintegrar a España dentro de Europa, haciendo oír su voz, con plena autoridad, en los movimientos de integración europea, participando en ellos y recibiendo todos los beneficios sociales, económicos y de orden militar de tal integración. Mediante la integración de España en el movimiento de integración europea, o, cuando menos, en el de la Europa occidental, se abrirían de par en par a nuestra patria las anchas puertas del anchuroso mundo. Este es, y no otro, en toda la tremebunda dimensión de su responsabilidad histórica, el problema que se le plantea en este instante al Ejército español.

MARIANO GRANADOS

Ilustración




ArribaAbajoManifiesto universitario por una universidad democrática

Publicamos íntegro el Manifiesto universitario, leído en la reunión celebrada en el convento de los Padres Capuchinos, en Sarriá, en el que profesores y alumnos informan a la opinión pública sobre el estado de la Universidad, señalando vías adecuadas para devolver a la Universidad española su prestigio. El Manifiesto fue aprobado por unanimidad.

Los que firmamos este manifiesto, estudiantes, profesores, graduados universitarios, profesionales de la ciencia, la técnica, la literatura y las artes, junto con otras personas interesadas por la Universidad, nos dirigimos a la opinión pública para informarla acerca del estado de la enseñanza superior en España, proponerle una perspectiva de renovación de la misma y pedirle que tome como propia una tarea cuyo cumplimiento importa a todo el país: conseguir una Universidad capaz de dominar los problemas técnicos y sociales de la época, una universidad democrática.

I. Las causas del atraso universitario español

1. España presenta en todos los aspectos de su vida universitaria un considerable atraso si se la compara con otros países de su área geográfica e histórica, o con lo que ella misma había sido en un pasado no remoto. Pues la Universidad española ha sufrido en algunos aspectos durante los últimos decenios una involución. Algunas causas de ese retroceso rebasan el ámbito universitario: se trata, ante todo, de la degradación de la vida cultural española como consecuencia de la emigración científica, artística, literaria y universitaria causada por la guerra civil y por la supresión de las libertades políticas y civiles, mantenida hasta nuestros días. El mismo atraso de la Universidad y la sociedad españolas refuerza, por otra parte, esa tendencia emigratoria, tal como ocurre con la población obrera y campesina, y hoy la emigración universitaria es sobre todo sensible en ramas científicas de gran importancia para la cultura moderna, como la física teórica, la investigación básica matemática, las ciencias biológicas, la lingüística, etc.

También de fuera de la Universidad le llegó a ésta -igual que al resto de la enseñanza y de la producción intelectual- la imposición de modelos culturales arcaicos incompatibles con la libertad de la cultura, como la Ordenación de la enseñanza media en 1938 y de la enseñanza universitaria en 1943.

Otras causas de nuestro atraso universitario deben buscarse en la exacerbación durante estos años de defectos antiguos de la vida académica, o en la perduración de rasgos de ésta que, justificables en su época de origen, carecen hoy de adecuación a la realidad. Tal es, por ejemplo, el burocratismo centralista de la política universitaria en general, y, en particular, del sistema de provisión de cátedras, el cual, mientras impide la formación de escuelas científicas y culturales, no cumple con la función de evitar la tendenciosidad. Por el contrario, las oposiciones a cátedras universitarias se han convertido durante este período en un instrumento de censura intelectual ejercida por la administración misma o a través de la estrategia del dominio de los tribunales de oposición por grupos dominantes políticamente en el Estado. También se encuentra entre estas causas de origen antiguo la precariedad del profesorado no numerario y el predominio de formas de enseñanza que hoy ya no pueden ser sino subsidiarias, como la lección de cátedra ineficazmente impartida a centenares de alumnos a la vez.

Por último, hay un tercer grupo de causas de nuestro atraso universitario que son especialmente lamentables: la destrucción inflexible de los pocos conatos de renovación que produjo la Universidad española en las primeras décadas del siglo, ejemplificables señaladamente por la Universidad Autónoma de Barcelona y por algunas iniciativas de la Universidad de Madrid que, por aquellos mismos años, dejaron huella en la historia de la cultura española. Nada semejante ha podido renacer tras la fachada de algunas instituciones burocráticas que intentan en vano continuar por aquel camino sin el espíritu de libertad que lo abrió.

2. La acumulación de todos esos males hace inviable la Universidad española. Los propios causantes de su crisis se encuentran hoy ante la necesidad de superar la contradicción abierta entre esa Universidad, anacrónica a causa de su inicial inspiración política, y el desarrollo de las fuerzas económicas en la sociedad española como en todo el mundo.

3. Ha sido la resuelta actitud de los estudiantes y de los profesores más conscientes lo que ha obligado a la actual Administración a intentar salir del inmovilismo y de la ausencia de concepciones positivas que la han caracterizado durante tantos años. Las acciones de los estudiantes españoles, especialmente a partir de los acontecimientos de 1956 en Madrid y de 1957 en Barcelona, son el punto de arranque para una renovación de la vida universitaria española. Es necesario tenerlo presente para entender que sólo el esfuerzo sin reservas, resueltamente orientado a luchar contra las causas de la actual situación, puede abrir camino a soluciones verdaderas.

II. La actual política universitaria de la administración

1. La Universidad española se encuentra hoy en una encrucijada, ante dos posibles caminos que emprender para dar respuesta a la incitación que, en su atraso, recibe de la vida real de la sociedad.

Uno es el camino que señalan las recientes disposiciones administrativas: este camino quiere llevar a una institución de puro rendimiento técnico, indigna del nombre de Universidad al perder todo horizonte cultural, moral, ideal y político. Se trata de una institución en la cual el profesorado en general y la autoridad académica en particular -pues las dignidades académicas, consumándose el proceso ya en curso, quedarían definitivamente rebajadas a la categoría de autoridades- en vez de componer con los estudiantes una Universidad, se convierten en opresores de estos, para evitar que cuaje en la Universidad la semilla de vida social que cada promoción de estudiantes trae consigo a las aulas. Las medidas actualmente aplicadas a la Universidad tienden a hacer de ella una mera fábrica de especialistas que posibiliten mecánicamente el funcionamiento de la economía y la satisfacción de las necesidades técnico-educativas y administrativas que aquel suscita. Ya hoy se intenta extirpar de la Universidad todo lo que, por el esfuerzo de estudiantes y profesores, le queda aún de formación abierta y desinteresada: se intenta arrebatar a los organismos estudiantiles sus funciones culturales, para convertirlos en meras agencias de negociación de horarios, regulaciones de examen y otras cuestiones técnicas; se expulsa de la Universidad cuando se puede, se persigue y calumnia en todo caso, a los profesores que no se resignan a esa burocrática condición de libertad. Y se completa el envilecimiento de la Universidad con la oferta de mejoras económicas a quienes acepten ese estado de cosas y esa perspectiva. Mas a dichas mejoras tiene derecho desde hace muchos años el profesorado universitario, cuyo trabajo se paga irrisoriamente o no se paga en absoluto.

2. Subyace a la vía tecnocrática impuesta a la Universidad el principio de que es posible dirigir una sociedad moderna, o en vías de serlo, mediante un dispositivo de gestión técnica dominado desde arriba sin la intervención del pueblo gobernado. Ese principio orienta el intento de conseguir que el proceso técnico -aceptada, al cabo de decenios de anquilosado tradicionalismo, su inevitabilidad- no vaya acompañado por el correspondiente progreso social. Ese plan debe concluir con un fracaso, porque las fuerzas que mueven el progreso técnico son en última instancia fuerzas sociales, y sólo pueden ser duraderamente activas si cuentan con las formas de organización social que les corresponden. En esta consideración se basa la otra perspectiva, el camino por el cual la Universidad española puede superar su crisis.

III. La perspectiva democrática de la universidad

1. Este segundo camino es el de la Reforma Democrática de la Universidad, y constituye, en el ámbito académico, la única posibilidad de que el progreso técnico sea también progreso social, así como, a la larga, la única posibilidad del progreso técnico mismo.

Ninguna reforma universitaria puede realizarse con eficacia duradera si no intervienen decisivamente en su elaboración los más directamente afectados por ella, los estamentos universitarios, y quienes tienen que aportar los medios para realizarla, o sea, la sociedad en general. Ni los universitarios españoles ni la sociedad española han podido intervenir adecuadamente en la elaboración de las reformas decididas por la administración actual, ya por el simple hecho de que no existe en nuestro país ninguna representación auténtica de los ciudadanos.

En esa circunstancia se pone de manifiesto la vinculación de los problemas universitarios con los de la sociedad en general. El movimiento universitario democrático no puede proponerse abarcar íntegramente estos últimos. Pero puede señalar cuáles son en su propio terreno los cambios necesarios para que la Universidad pueda contribuir a la solución de aquellos problemas sociales.

2. Es ante todo necesario un cambio en la concepción de la enseñanza superior. Este debe dejar de ser un privilegio reservado a las clases económicamente altas y sobre el cual se funda además un segundo privilegio: el de reservar a sus miembros, único sector de la población que consigue normalmente títulos académicos, importantes funciones de gestión social.

La necesidad de este cambio no obedece sólo a motivos de justicia, los cuales son evidentes. Ocurre además que en una sociedad moderna aumenta constantemente el número de funciones para el desempeño de las cuales es necesaria una alta calificación cultural de numerosos individuos. Esta necesidad no podrá satisfacerse con la actual concepción de la Universidad en España.

Las primeras medidas que deben tomarse para promover este cambio son: un gran número de plazas de la enseñanza superior y la destrucción de las barreras clasistas, manifestadas ya en la enseñanza media, que funcionan hoy como irracionales criterios de selección de la juventud española.

3. Junto con la concepción básica de la enseñanza universitaria debe cambiar su contenido y la organización del mismo. La Universidad tiene que abandonar la estimación de las materias por su dignidad tradicional, y pasar a valorarlas por su validez para dominar intelectualmente la realidad. Al mismo tiempo debe admitir una amplia variedad de los diversos centros de enseñanza superior ya en cuanto a su organización.

En esa necesaria variedad hay que respetar el pluralismo cultural y lingüístico del país. La sociedad española es multinacional. La universidad española tiene que dejar de ser, como es hoy, un instrumento de opresión de varias culturas nacionales. Estas deben contar con las universidades como centros de consolidación y despliegue de su peculiaridad.

En este punto se incluye también el problema de las relaciones entre la investigación y la enseñanza. La Universidad no puede desempeñar hoy su papel si no interviene con gran peso en la programación y la ejecución de una política coherente de investigación pura y aplicada.

4. El frecuente cambio en el ejercicio de las funciones sociales técnicas, empezando por el trabajo del obrero industrial, es un rasgo típico del presente. También lo es la especialización de los conocimientos. Ambos juntos forman una paradoja que va a determinar los problemas de la enseñanza en un futuro no lejano. La única respuesta adecuada a ese problema reside en conseguir una formación intelectual muy amplia de los jóvenes. El cambio aquí necesario consiste en romper con la tradición de una Universidad limitada a facilitar títulos de especialización.

En este punto se hace muy visible el carácter nocivo, agravador de problemas, que tiene el modelo de institución burocrática subyacente a las actuales intervenciones de la Administración en la Universidad. La Administración está precisamente tendiendo a fraccionar la Universidad en compartimentos profesionales, dividiendo a los estudiantes y enfrentándoles a los profesores. La comunicación más intensa posible entre los diversos sectores de la Universidad es, sin embargo, la base para que se desarrolle una mentalidad ágil capaz de hacer frente a las exigencias de la realidad moderna.

La convivencia universitaria no debe concebirse como una simple coincidencia determinada por la necesidad de obtener títulos de especialista: el universitario, estudiante o profesor, no debe verse obligado a dejar parte de su humanidad fuera de las Facultades. Por eso también, no sólo por las razones antes dichas, todas las implicaciones culturales, sociales, ideales y políticas del saber y de la educación son tan universitarias como los temarios de examen.

5. A la finalidad de una vida universitaria así concebida, adecuada a las necesidades hoy reales y al respeto del individuo, pueden servir procedimientos didácticos como los cursos para estudiantes de todas las facultades, los institutos interdisciplinarios, etc. Pero, teniendo en cuenta las circunstancias actuales, el camino empieza por la supresión de la censura que pesa sobre las actividades culturales de los estudiantes: conferencias, círculos de estudio, seminarios espontáneos (no incluidos en los programas de ninguna asignatura), sesiones y actividades artísticas, publicaciones y, en general, reuniones de trato libre y democrático. En el curso de los últimos años los estudiantes españoles han conseguido crear numerosas formas de auténtica vida universitaria que hoy están en peligro, pero que deben considerarse como una prometedora base de partida para llegar a una Universidad satisfactoria desde el punto de vista de la formación multilateral de los universitarios.

IV. La libertad universitaria

1. La reforma democrática de la Universidad no impone necesariamente una solución única al problema de las relaciones entre esa institución y el Estado. Pues no es obligado admitir que el único ente público propietario de universidades haya de ser el Estado. Estas son cuestiones técnicas jurídicas, cuyas diversas soluciones pueden ser todas o varias compatibles con una Universidad democrática. Única exigencia de ésta es que ningún centro universitario sea dominio de un grupo político, religioso o ideológico en general. Los centros culturales de esta naturaleza pueden ser convenientes para una vida intelectual diversificada y rica, pero no pueden considerarse instituciones directamente al servicio de la sociedad, como debe ser la Universidad: esos centros sirven directamente al centro que los posee y domina, y sólo a través de él pueden servir a la sociedad.

El problema de la libertad universitaria no se plantea esencialmente en torno al tema de la enseñanza privada o de grupo. Plantearlo así es a menudo un expediente para ocultar su verdadero contenido. Este consta de las siguientes reivindicaciones:

2. a) Carácter democrático y representativo de los órganos académicos. Todas las dignidades académicas y todos los órganos de gobierno de la Universidad deben ser elegidos por el profesorado y los estudiantes. La composición del electorado puede variar en cada caso. Para cargos responsables de la ejecución de la política universitaria, como es, señaladamente, el de rector, ha de contarse con un amplio cuerpo electoral basado en el principio de la representación igual de los distintos estamentos universitarios. Sólo así puede terminarse definitivamente con la actual situación antinatural de unos rectores que rigen contra los estudiantes y gran parte del profesorado.

Ningún cargo universitario debe ser cubierto por tiempo indeterminado. La Administración no debe tener facultad alguna de veto sobre los elegidos.

Los órganos colectivos de gestión, como las Juntas de Facultad y el Claustro General, deben disponer de facultades decisorias. Ante esos organismos deben ser responsables los dignatarios por ellos elegidos. La participación estudiantil en todos esos órganos debe establecerse siempre sobre la base de la igualdad de representación con los demás estamentos universitarios.

b) Libertad de enseñanza. Durante los últimos decenios la libertad de enseñanza ha sido coartada en la Universidad española por tres procedimientos: la implantación coactiva de una ideología oficial, el dominio de los tribunales de oposición a cátedras por poder político, y las medidas disciplinarias. El primero de esos tres procedimientos ha ido perdiendo su eficacia. Los otros dos siguen siendo, en cambio, sustancialmente tan implacables como en los tiempos de la posguerra.

Por tanto, la reforma democrática de la Universidad exige la liquidación de esos instrumentos de opresión de la libertad de enseñanza. La desaparición de la ideología estatal y la supresión de los estatutos disciplinarios tiránicos pueden conseguirse por meras disposiciones legales, pues ni la una ni los otros tienen arraigo en los medios universitarios. En cuanto al obstáculo puesto a la libertad de enseñanza por el actual sistema de provisión de cátedras vitalicias parece que en este sentido urge eliminar la posibilidad de discriminación política e ideológica en el acceso a la docencia. Entre las varias medidas eficaces que para ello pueden arbitrarse a título provisional se encuentran la descentralización de las oposiciones, hoy a cargo de tribunales fácilmente manipulables y el recurso para mantener alejadas de las mismas a figuras destacadas de la vida científica y cultural actualmente ausentes de la Universidad.

c) Libertad de investigación. A causa de la caducidad de la ideología oficial, la investigación es hoy frecuentemente libre en la práctica de la Universidad española. Sin embargo, la reforma democrática de la Universidad exige la implantación explícita de esa libertad y la eliminación de las barreras que se oponen a ella, especialmente a través de la concesión de fondos y becas de investigación.

Los choques, siempre posibles, entre el ejercicio de la libertad de investigación y las necesidades de programar ésta deben obviarse o paliarse a través de la participación de la Universidad en la elaboración de la política científica (teórica y aplicada) nacional.

d) Libertad de expresión. Las libertades de enseñanza e investigación son sólo una parte de la libertad intelectual de la Universidad. Esta incluye además la libertad de palabra en el recinto académico y la libertad de la Prensa Universitaria, estudiantil o no, así como la libertad en el uso de cualquier otro medio de comunicación, de las actividades culturales en general del profesorado y los estudiantes.

e) Libertad de asociación. La libertad de asociación es la única garantía del ejercicio de las demás libertades e implica la de reunión. La larga lucha de los estudiantes por conseguirla, y los esfuerzos de sectores del profesorado en el mismo sentido, tienen que culminar en su completa implantación. A falta de ella, cualquier otra libertad que se consiga quedará sin consolidar, a merced de las intervenciones autoritarias de la Administración.

V. Hacia una Universidad democrática

Gracias al continuado esfuerzo de los estudiantes, la Universidad española se encuentra hoy en una etapa de transición que contiene gérmenes de la futura institución democrática. En esta fase transitoria, el movimiento universitario democrático se propone como finalidad principal la consolidación institucional de los organismos estudiantiles representativos, su ulterior desarrollo y la integración de los demás estamentos universitarios en la tarea de promover una Universidad Democrática. Medidas prácticas a tomar con este fin son:

a) Crear y consolidar donde ya existen organismos universitarios democráticos, e impedir que se les despoje de las funciones y las prerrogativas que les compite por su auténtica representatividad.

b) Constituir comisiones mixtas de profesores y estudiantes para la elaboración detallada de la Reforma Democrática de la Universidad.

c) Celebrar el Congreso Nacional de Estudiantes a que aspiran estos desde hace años.

d) Programar un Congreso Nacional Universitario, con representantes auténticos de todos los estamentos de la Universidad.

Los principios contenidos en este manifiesto no constituyen más que la inspiración inicial de una Reforma Democrática de la Universidad. No son en sí mismos soluciones técnicas a problemas técnicos. Pero la auténtica resolución de éstos en el marco de una vida social adecuada para hombres contemporáneos no puede prescindir de esta inspiración mínima. Con ella la Universidad española debe evitar su conversión definitiva en un aparato oprimido que oprime a su vez las conciencias y emprender el camino que le permita llegar a ser el más alto reflejo de un pueblo tan plural como es el nuestro. La Universidad debe tomar en sus manos la causa de la libertad de la cultura e insertarla en el amplio horizonte de la lucha por la libertad en la Sociedad española.

Marzo, 1966




ArribaAbajo Homenaje a Antonio Machado: relato de un testigo presencial

Aunque la crónica del mes pasado de nuestro corresponsal en España, informaba sobre lo ocurrido en el homenaje a Machado en Baeza, publicamos esta segunda información por venir de un testigo presencial de los hechos.

La comisión organizadora tenía una composición muy compleja: desde el juez del pueblo de Baeza hasta escritores y artistas residentes en Madrid. El homenaje fue anunciado profusamente en la prensa española. Unos días antes se publicó, a toda página, una fotografía de la cabeza, ya terminada, en el semanario Triunfo de Madrid ilustrando un artículo de Moreno Galván; y también aparecieron varios artículos de adhesión al homenaje en algunos diarios y otros testimonios públicos de simpatía por el proyecto.

El día antes se publicó en algunos periódicos una breve nota, de origen desconocido, anunciando la suspensión del acto. En ese momento, la mayor parte de las personas que habían decidido asistir al homenaje se encuentran ya en camino desde distintos puntos de España: Alicante, Sevilla, Córdoba, Valencia, Barcelona, Bilbao, Madrid...

La Guardia Civil, armada con metralletas, espera a los autocares en las distintas carreteras a varios kilómetros del pueblo y los detiene, pero deja pasar a los turismos, al menos en los primeros momentos, no sin antes anotar sus matrículas. Muchos emprenden la marcha a pie desde el lugar donde han sido detenidos.

En estas condiciones llegan a Baeza el señalado día 20 unas 2.500 personas; otro número muy grande no consiguió romper el cerco policíaco. El diario Jaén de ese día anuncia que «hoy Baeza rendirá un homenaje a Machado». Se inicia el desfile hacia el lugar del emplazamiento. Un largo desfile en silencio que se desarrolla en un ambiente de camaradería entre los admiradores del poeta. Antes de llegar al terreno del monumento, hay unos «policías armados» (denominados popularmente «grises» por el color de sus uniformes), que impiden el acceso. Varios participantes se destacan para pedir explicaciones, que los policías niegan. Acude un teniente y llegan refuerzos policíacos. El ambiente es de gran tensión.

El teniente de policía dice escuetamente que el acto está suspendido y que tiene órdenes de impedir el acceso de la gente al lugar. Él desconoce las razones de la suspensión. Se le pide que haga llegar a alguna autoridad -el Alcalde o el Gobernador- el deseo unánime de que acuda a explicar a los asistentes las razones de lo sucedido. El teniente se niega y amenaza con dar una carga. Los asistentes aprietan filas y manifiestan su decisión de esperar allí la llegada de alguna autoridad que dé una explicación conveniente, pues el desplazamiento de tantas personas desde otros lugares, algunos muy lejanos, no puede terminar en un simple regreso a los puntos de partida por la orden tajante de unos guardias o de un oficial de policía.

El teniente da un paso atrás y toca un silbato. Los policías se alinean y sacan las porras. El teniente recita un párrafo referente a una «contravención de la Ley de Orden Público» y anuncia que al tercer toque de silbato los policías «cargarán» sobre la gente. Los asistentes se cogen estrechamente de los brazos, dispuestos a mantener su decisión de esperar allí una explicación civil de la suspensión.

Comienza la carga. Los «grises» tienen una ligera vacilación y el oficial saca su pistola y grita «¡carguen!, ¡carguen!» Un policía de la Brigada Político-Social también esgrime su pistola, colérico, fuera de sí: «¡carguen!, ¡carguen!»

Todo lo demás es violencia, brutalidad. La multitud grita: «¡Asesino!, ¡asesino!» Muchos caen bajo los golpes. Se oyen gemidos, gritos, muchos niños lloran aterrados. Los grises persiguen implacablemente a los pocos que en un principio corren, y brutalizan a los que se detienen y se enfrentan con los policías tratando de asistir a los que caen.

La gente en masa, tras un recorrido de dos kilómetros, desemboca en la plaza Mayor en un ambiente de cólera, exasperación, terror. Algunos se refugian en bares o cafés de donde los policías los expulsan violentamente a la calle donde son recibidos con otra mayor violencia: golpes, insultos y todo tipo de actos brutales. Se realizan muchas detenciones y luego comienza el rastreo, la caza del hombre por todos los rincones del pueblo; nuevas detenciones y arbitrariedades.

El pueblo asiste atónito a este horror. «¡A los coches!» gritan los grises empujando violentamente a todo el mundo, y los agentes de la Brigada Político-Social los secundan por todas partes. Los que no disponen de coches para abandonar el pueblo son vapuleados, cazados, cazados en cualquier lugar donde se encuentran. Por las carreteras de acceso una caravana huye y los que llegan a Úbeda (un pueblo cercano) ven que en el cuartel de la Guardia Civil los oficiales esperan la orden para dirigirse a Baeza.

De este modo se desarrolló el homenaje a Antonio Machado en Baeza (Jaén), el 20 de febrero de 1966.

Fueron detenidas veintisiete personas, entre las cuales José M.ª Moreno Galván (autor del referido artículo), Pedro Caba (médico), Eduardo Úrculo (pintor), Manuel Aguilar (editor), Roberto Puig (arquitecto), Cortijo (pintor), Ripollés (pintor), Alfredo Flórez (abogado), J. A. Ramos Herranz (ingeniero), Pedro Dicenta (maestro), Carlos Álvarez (poeta), etc., etc.

La prensa española no ha comentado nada.

Las agencias extranjeras han dado poca información, la mayoría a través de la oficial que ha proporcionado el propio Ministro, alguna tan ignominiosa como la de una agencia americana que tergiversaba los hechos y los presentaba como una pelea entre dos grupos lo cual había obligado a intervenir a la Policía para mantener el orden.

De los 27 detenidos, 16 fueron puestos en libertad a última hora de la noche, 11 quedaron detenidos y fueron trasladados a Jaén y puestos en libertad al día siguiente después de la imposición de una multa que oscilaba, según los casos, desde 5.000 ptas., 10.000, 15.000 hasta 25.000.


MANIFIESTO DE SINDICALISTAS

PARÍS, 5 abril, Ibérica: -Los periódicos Le Monde, Combat y Le Figaro de ayer y el sábado, publican crónicas de sus respectivos corresponsales y de la agencia AFP, dando cuenta de un manifiesto, firmado por 105 líderes sindicalistas, delegados de la metalurgia, de la electricidad, de la industria química, de la construcción, de la Banca y de los transportes. Los periódicos mencionados citan del manifiesto los párrafos siguientes:

«Repudiamos los sindicatos oficiales de la España capitalista en que vivimos, esencialmente porque no son instrumentos propios para la lucha que los trabajadores deben cumplir para defender sus derechos».

«Los trabajadores españoles se encuentran en la obligación de luchar para conquistar el derecho de huelga, la libertad de asociación, de expresión y de reunión».

Hacen los firmantes un llamamiento a la unidad de la clase obrera, y afirman que las comisiones obreras creadas por los trabajadores constituyen un movimiento independiente no subordinado a una tendencia ideológica. Terminan diciendo que sus aspiraciones pueden realizarse «por vía pacífica».

El manifiesto, al que acompaña una carta, ha sido enviado a todos los ministros, a los presidentes de la Asamblea, del Consejo de Estado, de la Corte Suprema de justicia, al Nuncio Apostólico y a los miembros de la Comisión Episcopal. Subrayamos el hecho importante de que los firmantes se niegan a trabajar en la clandestinidad y aceptan la responsabilidad del manifiesto.


DECLARACIONES DE 72 CAPELLANES

Los setenta y dos capellanes a que se refiere este título pertenecen a las «Vanguardias Obreras», constituidas canónicamente bajo forma de Congregaciones Marianas, y unidos directamente con los padres jesuitas, han redactado unas declaraciones dirigidas a Monseñor Guerra Campos, secretario de la Conferencia Episcopal Española, para que las transmita a la jerarquía.

Dichas declaraciones afirman primeramente: «Nosotros estimamos que el orden jurídico-político, actualmente en vigor en España, no corresponde a la enseñanza política de la Iglesia».

Dicha declaración es extensa y hemos de limitarnos a dar algunos extractos de ella. Está dividida en tres capítulos subdivididos en 20 apartados. El primero de los citados capítulos trata de los problemas de la doctrina de la Iglesia y señala que «la estructura sindical española, considerada en su cuerpo legal vigente, está lejos de la estructura señalada por la doctrina social católica, y que no estando legalmente reconocidas otras asociaciones, los obreros españoles están imposibilitados de realizar un derecho fundamental de la persona humana; que obra lícitamente quien se esfuerza por cambiar la estructura sindical actual para hacerla libre y auténticamente representativa; que obra lícitamente quien ejerce su derecho de asociación sindical no reconocida legalmente».

Relaciones entre obreros y empresa

El capítulo segundo, dedicado a examinar las relaciones entre obreros y empresa, señala: «que la propiedad de los trabajadores en la empresa y en su gestión económica son prácticamente nulas; que estando prohibidas las huelgas, con ocasión de los conflictos laborales se toman represalias que ocasionan graves daños al obrero y a su familia».

Derechos políticos

El capítulo tercero trata de problemas políticos. En este dominio el escrito afirma: «que la ley actual no permite a los ciudadanos tomar parte de manera libre y activa en la vida política; la autoridad pública no permite la manifestación de opiniones legítimas que discrepen del punto de vista del Gobierno... Tampoco permite la formación de legítimos grupos que defiendan sus derechos políticos honestamente. El orden político en vigor no garantiza los derechos de expresión, de información objetiva, sino que controla y dirige todos los medios de información». «La restricción de derechos tan fundamentales no se presenta como una situación excepcional, sino al contrario, como un orden legal permanente».




ArribaAbajo Sin permiso de la censura

Información de nuestro corresponsal en España


El diablo en el convento

Sí, querido lector; así podría titularse, sin apreciable margen de error, una crónica o vistazo sobre los hechos sustanciales de esta insólita España en el mes que corre hacia su fin, el de marzo de mil novecientos sesenta y seis. Entró el diablo en el convento, pero no era el liberal populachero e incendiario del siglo pasado, ni el «joven bárbaro» de 1909 en Barcelona; tampoco el denostado anticlerical que sirvió de santo pretexto para combatir a la tímida República de 1931, ni mucho menos el «diablo» de 1936, sobre el que habría mucho -demasiado- que hablar. No, no; este diablo llevaba uniforme gris, gorra de plato y mosquetón; otros «diablos» vestían de civil, empuñaban pistolas y llevaban tras la solapa la chapa de la brigada social. El asalto al convento que los padres Capuchinos tienen en la calle Cardenal Vives y Tutó de Sarriá (Barcelona) fue perpetrado por las llamadas fuerzas de Orden Público del llamado Estado católico surgido de una llamada Cruzada. Y no es lo menos importante que se hiciese, porque allí tenía lugar la asamblea de constitución del Sindicato Universitario libre y democrático, alzado frente a la tozudez en sobrevivir de las estructuras fascistas -o fascistoides- de quienes se sirvieron de la religión como coyuntural banderín de enganche. El hecho no es ya insólito en la España de los años sesenta, pero marca una agudización de la tensión entre instituciones estatales y eclesiales, y ofrece una prueba más de cómo, por el encadenamiento de los hechos, se ha ido ensanchando el campo de la oposición.

Nadie ignora que los estudiantes de las principales Universidades de España habían bloqueado y repudiado por completo las elecciones para unas Asociaciones creadas por Decreto del mes de Abril de 1965, que eran, en realidad, una forma enmascarada de mantener de pie el cadáver del desacreditado SEU. Tampoco ignora nadie que, desde la primavera de 1965, los estudiantes habían celebrado reuniones de coordinación en plano nacional de sus asambleas libres para llegar a la constitución de un Sindicato representativo, democrático y libre de toda ingerencia extraña.

La constitución definitiva del Sindicato de la Universidad de Barcelona debía, pues, tener lugar, con asistencia de delegados de las Universidades de Madrid, Valencia y Bilbao, así como de personalidades universitarias y de otras relevantes en la cultura catalana.

Como el rector, Sr. Valdecasas, se negó a que la reunión tuviese lugar en el recinto universitario, se tomaron disposiciones para celebrarla en otro lugar. Un grupo de estudiantes católicos pidió permiso para reunirse en el salón de actos del Convento de los Capuchinos de Sarriá, lo que les fue concedido estimando que ello estaba de acuerdo con la doctrina de la Iglesia sobre derecho de asociación y promoción humana.

El miércoles 9 de marzo, hacia las cuatro de la tarde, se reunieron en el citado salón de actos 450 representantes de los estudiantes de la Universidad de Barcelona, los delegados estudiantiles de otras universidades, el del secretariado de la Conferencia Internacional de Estudiantes (Wilfried Rutz, de nacionalidad suiza) y el de la United States National Student Association, Frederick Berger, así como profesores, médicos, arquitectos, escritores y artistas invitados. También asistían representantes de la prensa catalana y de las agencias informativas españolas, incluso de la oficial EFE.

Importante documento aprobado

Comenzó la reunión, en cuyo orden del día figuraba la constitución del Sindicato, el programa de actividades, la reforma de la Universidad y el llamamiento de estudiantes, profesores e intelectuales a los universitarios en particular y a la opinión pública, en general. Este importante documento, que fue allí leído, constituye una crítica del actual sistema universitario. En su capítulo IV, que trata de «La libertad universitaria», pide que «ningún centro universitario sea dominio de un grupo político, religioso o ideológico», así como la libertad de enseñanza y de cátedra, la libertad de investigación, la libertad de expresión y la libertad de asociación. Dice también que «todas las dignidades académicas y todos los órganos de gobierno de la Universidad deben ser elegidos por el profesorado y los estudiantes» y «los órganos colectivos -Juntas de Facultad y Claustros- deben disponer de facultades decisorias».

El Capítulo V, que lleva por título «Hacia una Universidad democrática», pide la «creación y consolidación donde ya existen de organismos democráticos universitarios», la «constitución de comisiones mixtas de profesores y estudiantes para elaborar la reforma democrática de la Universidad», la «celebración del Congreso Nacional de Estudiantes» y la programación de «un Congreso Nacional Universitario, con representantes auténticos de la Universidad».

Este manifiesto, aprobado por unanimidad, termina así: «La Universidad debe tomar en sus manos la causa de la libertad de la cultura e insertarla en el amplio horizonte de la lucha por la libertad de la Sociedad española».

Continuó la reunión y en ella se señaló una brillante intervención del catedrático Sr. García Calvo (expulsado de la Universidad de Madrid), y se leyeron mensajes de los también sancionados catedráticos Srs. Tierno Galván y Aguilar Navarro.

Entre los profesores presentes se hallaban los Srs. Jiménez de Parga, Cano y Soler Turá de la Facultad de Derecho; Foix, Vidal e Izard de Ciencias políticas y económicas; Lluch, Oliver Martín, Jutglar, Marco y Sacristán (éste expulsado al comenzar el curso) de la Facultad de Filosofía y Letras; el decano de Arquitectura Sr. Moragas, el Sr. Jordi Rubió, presidente del Instituto de Estudios Catalanes y los profesores Molina, Obiols y Carreño. También estaban los escritores José Agustín Goytisolo, Joan Oliver, Salvador Espriu, Francesc Vallverdú, el editor Carlos Barral, el arquitecto Oriol Bohigas, el célebre pintor Antonio Tapies y otros profesionales y artistas.

A eso de las cinco y media de la tarde llegaron al convento unos agentes de policía que hablaron con el padre Provincial conminándole a que se suspendiese la reunión. A las seis de la tarde ésta estaba terminada (o suspendida). Llegaron más policías fuera y dijeron que había que evacuar el salón. Salieron varias muchachas y los policías se incautaron de sus carnés de estudiante. Las fuerzas de Policía armada rodearon el convento. Salieron entonces los periodistas que allí había, una vez terminada su misión informativa. En cuanto a los estudiantes y sus invitados decidieron, en vista de la actitud de la policía, pedir a la comunidad capuchina que les autorizase a seguir como huéspedes dentro del convento, cosa a la que accedieron inmediatamente los padres. La policía completó el cerco llegando a penetrar en territorio de los colegios vecinos: el de Hermanos del Sagrado Corazón y Liceo Francés. También cortó las comunicaciones telefónicas con el exterior. Algunos profesores parlamentaron con el jefe de la fuerza pública, sin poder obtener que éste dejase salir libremente a los reunidos. Por su parte, el padre prior comunicó al arzobispado la situación. Los capuchinos se esforzaron por improvisar una cena para sus huéspedes. Luego los acomodaron para dormir (por cierto que la policía impidió la entrada de un camión con el suministro de alimentos para la comunidad).

Algunos sucesos dignos de recordación

El jueves día 10, por la mañana, toda Barcelona conocía los hechos, y los estudiantes organizaron manifestaciones en distintos lugares. En el convento se dijo la misa habitual, con asistencia de muchos estudiantes, y se racionaron los víveres. El Provincial de los Capuchinos, P. Salvador de los Borges, se entrevistó aquella mañana con el arzobispo Mons. Modrego y con el Gobernador civil, Sr. Ibáñez Freire. El primero le dijo que él no había autorizado una posible entrada de la fuerza pública en el interior del convento, pero el Gobernador no hizo más que insistir en la orden terminante de que debían abandonar el convento.

Dentro no había pan ni carne. «Caritas» se prestó por la tarde a enviar víveres. El ecónomo provincial de los Capuchinos, P. Bassols, que intentó penetrar en el convento, fue impedido por los policías. Y así pasó el jueves 10. Por la tarde, una conferencia que debía darse en la Escuela de Bellas Artes fue transformada en manifestación por los estudiantes a los gritos de «¡Viva Moragas!» (Decano de la Escuela de Arquitectura, encerrado en el convento). Por su parte, el Colegio de Arquitectos decidió hacer una manifestación de autos «claxonando» delante del convento y en el Colegio de Abogados comenzaron reuniones para examinar la ilegalidad de los actos de la fuerza pública. Y llegó el viernes. Una nueva visita, del Provincial al Arzobispo, a las ocho y media de la mañana, no dio resultados; ya se sabe que Mons. Modrego tiene la tradición de ser muy «influenciable» por las autoridades civiles. El cerco era cada vez mayor. Había también policía a caballo. Los guardias no dejaron entrar a ninguna misa a los fieles que venían de la calle. Tampoco dejaron entrar a los camiones enviados por «Caritas». Se había cortado el fluido eléctrico al convento. Aquello era un asedio en toda regla.

En fin; pocos minutos antes de mediodía y sin previo aviso, y sin exhibir mandamiento judicial alguno, la fuerza pública penetró brutalmente en el convento. Algunos capuchinos que quisieron oponerse fueron zafiamente maltratados de obra y de palabra. En aquel momento, los estudiantes y sus invitados se hallaban en el salón escuchando una conferencia de arte que se había improvisado para ir pasando el tiempo (mientras esto ocurría en Sarriá, las manifestaciones de estudiantes se multiplicaban en Barcelona y algunas llegaron a las proximidades del convento, donde la policía llegó a paralizar toda circulación). Los policías recogieron los carnés de todos los estudiantes, que fueron saliendo. Sin embargo, una veintena de profesores e intelectuales, los dos invitados extranjeros y varios de otras Universidades fueron agrupados y trasladados como detenidos a la jefatura Superior de Policía, incluso Salvador Espriu y una chica, que se hallaban enfermos y estaban en celdas de la hospedería. La noche anterior habían sido detenidas cerca del convento las esposas de los poetas Goytisolo y Valente, que pasaron doce horas detenidas en la comisaría de la Vía Layetana.

Algunos detenidos fueron objeto de malos tratos, especialmente el estudiante norteamericano Sr. Berger. La operación estaba dirigida por el jefe de la «social» de triste renombre, Antonio Creix.

Durante la tarde del viernes empezó la huelga en los centros universitarios y se reprodujeron las manifestaciones. La más importante tuvo lugar delante de la misma jefatura de Policía. Gracias a una intervención del vicerrector Sr. Martín de Riquer, fueron liberados Salvador Espriu y Jordi Rubió (los demás sólo un día después, y los dos estudiantes extranjeros fueron expulsados de España).

El sábado la huelga era general. Una conferencia de prensa que debía celebrarse en la Escuela de Arquitectura fue sustituida con una proclamación de adhesión a los detenidos hecha por los allí presentes: el director de cine Román Gubern, el arquitecto Bofill, el pintor Guinovar, los escritores María Aurelia Capmany, Susana March, Fernández de la Reguera, Francisco Candel y otros varios más.

Diecisiete profesores de la Universidad escribieron al Ministro, Sr. Lora Tamayo, pidiendo que negociase con los estudiantes. El ministro respondió intentando someterlos a expediente, lo que motivó que cuarenta profesores más adoptasen análoga actitud.

El domingo se hizo pública la protesta solemne de dieciséis organizaciones católicas, que es además una declaración en favor de las libertades políticas.

Doble aspecto del problema

A partir de ese momento, el problema ha ofrecido un doble aspecto: el estudiantil y el eclesiástico. Los estudiantes han respondido por medio de nuevas asambleas libres, no sólo en Barcelona, sino también en Madrid, Valencia y Bilbao. En Valencia se reunieron más de 1.000 estudiantes, que luego recorrieron las calles a los gritos de «Libertad, sí; Dictadura, no». En Madrid, el sábado 12, tuvo lugar una asamblea libre con 1.500 estudiantes. Otra se celebró el martes 15, con asistencia de numerosos invitados, entre los que se contaban el dramaturgo Alfonso Sastre, el crítico Moreno Galván, el novelista Armando Salinas y el poeta Gabriel Celaya. A la salida se practicaron algunas detenciones (que duraron sólo horas) entre ellas las de los dos últimos escritores citados.

La prensa diaria daba cuenta de los sucesos a su manera, e incluía una pintoresca nota oficiosa del poncio barcelonés hablando de «elementos extranjeros», etc. Sin embargo, algunos diarios guardaban cierto decoro al transcribir las noticias; otros, como Arriba se desbordaron en su estilo achulapado y en su espíritu de perritos falderos del Régimen. Este libelo, que nadie lee en España, injurió gravemente a la comunidad de Capuchinos, llegando a decir que no solamente su casa era «refugio de manifestaciones grotescas», sino insinuando que «servía de albergue nocturno para personas de dos sexos estudiantes y no estudiantes».

Fray Salvador de las Borjas, provincial de los Capuchinos, elevó carta de protesta ante el Gobernador civil, y, al mismo tiempo, se ha querellado por injurias contra el director de Arriba. Quiso el Provincial entregar personalmente la protesta al gobernador Sr. Ibáñez Freire pero éste, durante dos días consecutivos, se negó a recibirle. Entonces la protesta fue autentificada ante notario y transmitida después certificada.

El miércoles 16, ciento cincuenta sacerdotes catalanes fueron a visitar al arzobispo Modrego y protestar de los hechos.

Los sacerdotes llevaban un documento manifestando su extrañeza por «la actitud poco clara de la jerarquía». (Modrego ha sido siempre un fiel colaborador de las autoridades franquistas en Barcelona, aunque alguna vez haya defendido, con tibieza, a perseguidos católicos.) Una vez más, el arzobispo respondió en forma violenta, pero se encontró con que los sacerdotes le replicaron en el mismo tono. La mayoría de ellos dieron un portazo y se marcharon sin decirle siquiera adiós.

Más protestas, sermones y asambleas libres

Ese mismo día, las protestas se multiplicaban: juventud Estudiantil Católica de Bilbao, Padre Albano, prior de los Capuchinos de Pamplona, etc.

Durante toda la semana, y principalmente el domingo día 20, numerosos párrocos de Barcelona y Madrid han hablado en sus sermones de la agresión cometida contra los Capuchinos de Barcelona (en violación evidente de un Concordato que el Gobierno respeta sólo cuando le conviene), no escatimando sus críticas. En Gerona, el diario local Los Sitios ha publicado una carta de protesta. firmada por ocho sacerdotes. El hecho más sonado fue el sermón que hizo, el domingo 20, el superior de los Capuchinos de La Coruña, que fue particularmente violento y ha suscitado de nuevo la indignación de Arriba, que trata a este religioso como podía haberlo hecho La Traca hace treinta y cinco años.

Y sigamos con los estudiantes. En Barcelona, el nuevo Sindicato democrático ha dirigido una carta al rector diciendo que: 1.º) protesta contra la inhibición de la autoridad universitaria ante la brutalidad de la represión policíaca; 2.º) protesta contra la acción de la policía; y 3.º) protesta contra la deformación voluntaria de los acontecimientos dada por las informaciones publicadas y difundidas por órganos sometidos a una censura de hierro y a «la obligación de estos de aceptar los textos remitidos por las autoridades». También difundió profusamente una octavilla en la que se decía que «el único responsable de la subversión es el gobierno civil».

En Bilbao, se celebraron el día 17 asambleas libres tanto en la Facultad de Ciencias Económicas como en la Universidad de Deusto, y se decidió proceder a elecciones libres para nombrar delegados de los estudiantes. Estas elecciones han tenido lugar en la Facultad de Ciencias Económicas, con participación de la inmensa mayoría de estudiantes que han elegido cincuenta delegados (diez por cada curso). Pero el decano, que no se ha atrevido a oponerse de cara, discute ahora la validez de dichas elecciones.

Incluso en Pamplona, ha tenido lugar una asamblea libre y manifestaciones de los estudiantes, duramente reprimidas por la policía. Treinta profesores de la Universidad del «Opus» han dirigido una carta de protesta al gobernador civil, por la brutalidad de esa represión.

A todo esto llegan las vacaciones de Semana Santa y las autoridades académicas buscan mil pretextos para adelantarlas; las llamadas «fiestas del Ecuador» de mediados de curso y otras por el estilo. Se da el caso de que en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de Madrid se ha organizado el viaje de «fin de carrera» ahora, y no al terminar de verdad, para suspender las clases. En este momento, se dan ya pocas clases y los alumnos se marchan. Es el procedimiento de siempre.

¿Nuevos compromisos militares?

En un país que vive semejante situación, el voto de la Ley de Prensa por las Cortes, acaecido el día 15, quiere decir muy poco, como no sea que incluso los peores «ultras» creen necesario hacer una farsa para enturbiar los problemas o para intentar mellar el vigor de la oposición.

El pasado viernes, en la reunión del Consejo de Ministros, se aprobaron nada menos que catorce reglamentos de aplicación de dicha ley. Ahí, en esa reglamentación, está el secreto de todo. Hay reglamentos especiales para la presentación previa a la salida de imprenta tanto de periódicos como de libros y, sobre todo, otros refiriéndose a la consulta «voluntaria», manera vergonzante de tener en pie la censura, porque..., desgraciado del que tenga la independencia de no someterse «voluntariamente» a los «consejos» del Ministerio de Información. En fin, también hay otro reglamento sobre la difusión de publicaciones y libros impresos en el extranjero. La farsa parece ser que va a desbordar los límites del más elemental pudor. Todo puede esperarse del «bañista de Palomares» y de sus directores de conciencia (y pásenme la impropia expresión de conciencia).

Las reacciones no se harán esperar, e incluso con antelación, ya ha habido voces como la del catedrático Sr. Sánchez Agesta (que por cierto no es ningún «rojo») diciendo taxativamente, en el Colegio Mayor Pío XII: «Sería un grave error las aplicaciones o interpretaciones restrictivas de la ley de prensa a través de reglamentos o de una práctica que anulara sus posibilidades... La prensa es un elemento de información. Pero una prensa con recta libertad puede ser el primer paso de un régimen de diálogo y participación en la vida pública que defina las corrientes latentes en el pueblo español». Mucho nos tememos que en los medios oficiales no se comparta tan ponderado criterio del profesor Sánchez Agesta.

En los medios oficiales tienen también estos días otras preocupaciones. Está aquí el Sr. Schroeder, ministro de Asuntos extranjeros de la República Federal Alemana. El Sr. Schroeder viene de Lisboa y de visitar la base alemana de Beja en el vecino país. Hace las visitas de turismo que son de rigor: el Valle de los Caídos, Toledo... Va a El Pardo, come y charla con los Srs. Castiella y Muñoz Grandes, etc., etc. ¿De qué habla? Los periódicos, ingenuos o cucos, dicen que de economía de inversiones, del Mercado común o de los emigrados españoles en Alemania. No; esas cuestiones son de la competencia de los ministros económicos. El Sr. Schroeder ha ido a Portugal en misión diplomático-militar, para establecer las bases de la cooperación militar entre Alemania y Portugal. Aquí tiene inevitablemente que solicitar la autorización para que los aviones alemanes de aquellas bases puedan volar sobre España (¡unos más! ¡No tenemos bastante con lo de Palomares!). Pero hay más; el gobierno alemán tiene interés en lanzar de nuevo la cuestión de bases más o menos secretas en España, suspendida en 1961, ante la protesta de Europa entera; tiene interés en tomar aquí seguridades que no tiene en Francia. Y aquí están dispuestos a dárselas siempre que las pague (el sistema de siempre); pero no de que las pague en contrapartida interesante al país, sino al Régimen, que no es lo mismo. Se desmentirá una y otra vez, pero esas conversaciones, su inicio al menos, son una realidad. Y las palabras del Sr. Castiella, en la comida que le han dado lo confirman. «Cuando aquí se habla del "vacío" de España en el sistema de defensa occidental-europea», «colmado por los acuerdos hispano-norteamericanos», etc., etc., es que se trata de nuevos compromisos militares. ¡Y con Alemania ahora! Todo lo contrario de lo que necesita España y de lo que desea la opinión de este país que, lenta y trabajosamente, a despecho de tantas dificultades, va forjándose día tras día.

El espacio me falta para insistir en otras muchas señales de inestabilidad: el cambio que se va experimentando entre los militares, la actitud de los falangistas de «círculos José Antonio», «Mateo», etc., la intervención del profesor Ollero en la Academia de Ciencias Morales y Políticas y la respuesta de don Valentín Andrés Álvarez, que fue una afirmación republicana frente a la idea de Ollero de «monarquía democrática», la tensión en el País Vasco, los esfuerzos para que se salve el Plan de Desarrollo, todo, todo... El diablo ha entrado en el convento, pero (y esto es muy importante) el convento y tantos otros estamentos han entrado en la línea del porvenir de España.

TELMO LORENZO

Madrid, 29 de marzo de 1966

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ArribaAbajo Editorial

Mocedad de España


Esa España legendaria, recia, atractiva, nos desconcierta a veces. Cuando la vemos sumergida en un período oscuro, en período en el que se muestra abatida, subyugada por fuerzas interiores o extranjeras, un día sale de su aparente sumisa conformidad y echa por la calle de en medio. Así ha sido desde que se constituyó en nación.

Los pueblos todos han tenido sus luchas internas, sus revoluciones: Inglaterra, Francia, los Estados Unidos, etc., y han ido consiguiendo un ritmo de estabilidad y progreso, pero en España no han cesado los períodos de desequilibrio nacional. Y cabe preguntarse, ¿cuáles son las causas? No es en este reducido espacio, claro está, donde se pueden analizar esas causas que son complejas y numerosas, pero se puede señalar una constante: los métodos autoritarios de sus gobiernos y la naturaleza del español, rebelde al autoritarismo. De ahí sus guerras interiores, sus revoluciones, sus motines. Véase este somero índice: el levantamiento de las Comunidades de Castilla pidiendo se nombraran los procuradores en Cortes de cada realengo uno de entre los hidalgos y otro de los campesinos, (esto sucedía ya en el siglo XVI); las revueltas y motines contra los validos y contra el centralismo de los Austrias en el siglo XVII, revueltas que llegaron a producir movimientos separatistas en Cataluña, Vizcaya, Aragón y hasta en la apacible Andalucía; en el siglo XVIII, los Barbones -que lanzaron a Francia a la revolución- desencadenaron en España las guerras civiles con motivo del entronizamiento del primer Borbón (Felipe V), entre partidarios de los Austrias y los partidarios de los Borbones, y en el siglo XIX se sumerge España en la guerra contra Napoleón.

Esta guerra de la Independencia deja a España exhausta, pero recobra sus energías, y no más tarde de 30 años recobra nuevas fuerzas para las luchas internas en las que se debatían estos dos antagónicos postulados: absolutismo o libertad. Los liberales triunfaron y hubo, al fin, Constitución en España.

Siglo XX: Un golpe militar, de acuerdo con Alfonso XIII, barrió la Constitución y acabó con el Parlamento en 1923 y el país tuvo dictadura durante ocho años, hasta 1931 en que el pueblo, cívica y pacíficamente instauró la República con frescas energías y decisión de pueblo maduro. A la rebelión militar de 1936, la guerra civil más cruenta de toda su historia, respondieron los republicanos y liberales con un heroísmo sostenido durante tres años en una lucha desigual. Los republicanos fueron derrotados y perseguidos a sangre y fuego.

Veinticinco años llevan los españoles sometidos a una dictadura férrea y a unas fuerzas represivas muy siglo XX. Pues bien, a pesar de las brutales persecuciones, represiones, encarcelamientos y asesinatos, hasta el año 1945 hubo en España grupos de resistencia al franquismo. Después hubieron de someterse los españoles a la presión creciente de la dictadura. A ningún pueblo del mundo puede pedírsele un heroísmo a través de veinticinco años.

El gobierno franquista se apresuró a dictar leyes represivas en todos los sectores activos del país; así surgió el Sindicato Único y así se fue amordazando la Universidad y mutilando la vida cultural. En el curso de 10 años los trabajadores se atreven a declararse en huelga, contra la ley que las prohíbe; se constituyen clandestinamente sindicatos libres y resurge el clamor universitario de «libertad de asociación, libertad de cátedra».

España desconcierta, dicen algunos, es más ajustado a su realidad comprobar su vitalidad. Hoy vemos concertados los movimientos universitarios y laborales; los estudiantes lanzan un manifiesto pidiendo y razonando la necesidad de una Universidad democrática y la clase laboral del país lanza otro pidiendo la libertad de asociación, de reunión, etc., del que se hacen responsables con sus firmas representantes sindicales. La Iglesia ampara ambas actitudes, publica declaraciones sosteniendo las peticiones de los trabajadores y da refugio a los estudiantes para celebrar sus asambleas y articular sus reivindicaciones. En todo el proceso histórico español hay una constante: el vigor del pueblo.

Y resumiendo diremos: España sufre períodos de tala de sus libertades, pero renace con vigor cuando recupera nueva savia; es la mocedad del país la que hace posible sus luchas y sus esperanzas. España entrará en el ritmo de los tiempos. Está dentro de lo posible que veamos resurgir en ese país, soñador y viril, otro 14 de abril. ¿Por qué no?




ArribaResumen de noticias

Protestan 16 organizaciones católicas catalanas

MADRID, 22 marzo, Ibérica: -Organizaciones católicas catalanas en número de 16 han hecho unas «Declaraciones a la opinión pública», de las que reproducimos sus puntos esenciales: «Por nuestra vocación estamos obligados a cristianizar el mundo y dar testimonio de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana. Las directivas conciliares nos estimulan a unirnos con todos aquellos que estiman y trabajan por la justicia y la libertad. Por estos motivos hemos de tomar posición ante hechos que están sucediendo y comprometernos en ellos».

Las declaraciones hacen una historia detallada de los hechos desde el día 9, en que se celebró la Asamblea de estudiantes en el convento de los capuchinos en Sarriá, hasta el día 11, en que la fuerza pública invadió el convento.

«En estos hechos, nosotros como cristianos, observamos:

1. La actitud de acogida por parte de los PP. Capuchinos practicando el derecho humano, cristiano y franciscano de la hospitalidad.

2. La situación anómala de nuestra sociedad, que no admite un diálogo franco y abierto entre las autoridades y los estudiantes de nuestra Universidad.

3. Una violación del derecho natural de reunión y asociación, por parte de las autoridades constituidas.

4. Una utilización unilateral de los medios de información pública, que están puestos al servicio de la autoridad constituida, con insinuaciones calumniosas, impidiendo todo ello la formación de una auténtica opinión pública.

5. Unas medidas extremas con el corte de líneas telefónicas, el bloqueo de todo el barrio, la obstaculización del suministro alimenticio...

6. Un acto de gran repercusión estudiantil, nacional e internacional.

7. Una relación notoria de la Iglesia, a causa del lugar de reunión, de la presencia de militantes cristianos entre los asistentes y de la situación concordataria del Estado español.

Ante estos hechos, nosotros, cristianos, reafirmamos:

1. Nuestra adhesión a la actitud humana y evangélica de hospitalidad practicada por los PP. Capuchinos.

2. El derecho de libertad y de seguridad personales (Art. 3 de la Declaración de los Derechos del Hombre; Constitución sobre la Iglesia en el mundo de hoy, N.º 73).

3. El derecho de libertad de expresión individual y colectiva (Pacem in Terris, N.º 11).

4. El derecho de toda sociedad a la existencia de una auténtica opinión pública fruto de una información objetiva (Pacem in Terris, N.º 10).

5. El derecho de libre reunión y asociación (Constitución sobre la Iglesia en el mundo de hoy, N.º 73 y 75; Pacem in Terris, N.º 18 y 19).

6. Nuestra fe en el diálogo, único medio para mirar de frente y solucionar auténticamente los problemas de nuestra sociedad.

7. Nuestra convicción de que los militantes cristianos deben estar activamente presentes en el mundo y trabajar por una mejoría auténtica de nuestra sociedad.

Firman: Acción Católica Patronal; Acción Católica Rural; Acción Católica Obrera, Acción Católica Independiente; Congregación Mariana Universitaria; Cofradía de la Madre de Dios de Montserrat; Delegación Diocesana de Scoutismo; Franciscalia; Graduados de Acción Católica; Guías de San Jorge; Instituto Católico de Estudios Sociales; Liga Espiritual de la Madre de Dios de Montserrat; Movimiento Familiar Rural; Juventud de Estudiantes Católicos; Juventud Obrera Católica; Juventud Independiente Católica.


Incidente entre el arzobispo y 150 sacerdotes

PARÍS, 18 marzo, Ibérica: -Le Monde de ayer publica la siguiente crónica de su corresponsal en Madrid: «El incidente del convento de los capuchinos de Sarriá ha provocado una viva agitación entre los católicos catalanes. El miércoles, en Barcelona, ciento cincuenta sacerdotes de la diócesis visitaron al arzobispo monseñor Modrego para entregarle un documento sobre el incidente. El documento declara, entre otras cosas, lo siguiente: La actitud poco clara de la jerarquía ha sumido a los firmantes en una dolorosa perplejidad, como también la manera calumniosa con que la prensa ha tratado el asunto.

Se ha producido una violenta discusión entre el arzobispo y sus visitantes. La mayor parte de ellos salieron del palacio episcopal sin saludar al arzobispo y se marcharon al convento de Sarriá para manifestar su solidaridad con los capuchinos.

Dieciséis organizaciones de Acción Católica de Barcelona han hecho una declaración pública en la que "a la luz de la doctrina de la Iglesia", manifiestan su apoyo a los capuchinos y reafirman, en su calidad de militantes cristianos, su voluntad de continuar la lucha "en favor de la libertad y de los derechos democráticos". Las 16 organizaciones católicas afirman que la entrada de la fuerza pública en el convento, sin un permiso expreso de la jerarquía, constituye una interpretación unilateral del Concordato. Éste ha sido violado por la misma autoridad civil que lo había firmado».

«El periódico El Diario de Navarra, de Pamplona, publica una carta de fray Albano, prior del convento de capuchinos de Pamplona, acusando violentamente a la agencia EFE de publicar falsas noticias relativas a la orden de capuchinos y de emplear procedimientos indignos muy poco cristianos».


Prelados piden revisión del concordato

GENÈVE, 23 marzo, Ibérica: -El Journal de Genève de ayer inserta, transmitida desde Madrid, la siguiente información: «Dos prelados españoles, católicos romanos, han pedido con insistencia la revisión del Concordato establecido en 1953 entre el régimen de Franco y el Vaticano.

En una entrevista publicada en un periódico de Valladolid, el obispo Mario Repullés, de Salamanca, declaró que el Concordato debe ser revisado en función de la declaración sobre la libertad religiosa del Concilio del Vaticano y en vista de la concesión de la libertad religiosa que dicha declaración concede. Según el prelado español, es necesario cambiar las disposiciones actuales según las cuales es el Gobierno quien nombra los obispos.

En una conferencia de prensa en Madrid, el padre Amadeo de Fuenmayor, de la Universidad papal de Pamplona, afirmó que es absolutamente necesario suprimir las restricciones que se aplican hoy a la actividad de los cristianos no católicos romanos».


El gobierno civil de Barcelona dice...

MADRID, 14 marzo, Ibérica: -El ABC de ayer publica un largo comunicado del gobernador civil de Barcelona con el título REUNIÓN SUBVERSIVA EN UN LOCAL RELIGIOSO DE BARCELONA, del que reproducimos los siguientes párrafos: «En la tarde del pasado día 9 se celebró una reunión ilegal, con claros signos subversivos, en la sala de actos que los padres capuchinos de Sarriá poseen en la calle Cardenal Vives y Tutó. Sobre dicha reunión, sin especificar lugar ni momento, se había hecho intensa propaganda días antes en los centros universitarios. El carácter eminentemente político de tal acto se puso de manifiesto no sólo por el contenido de esa propaganda, sino también con la asistencia de algunas personas totalmente ajenas a la Universidad». «En la mañana de hoy (11), la contumaz actitud de los reunidos, cuya conducta constituía una intolerable provocación al desorden público, hizo de urgente necesidad su inmediata evacuación...»


Multas en Barcelona

NEW YORK, 6 abril: -El New York Times de hoy inserta una crónica de su corresponsal Tad Szulc, desde Barcelona, a la que pertenecen estos párrafos: «El Gobierno español, por una decisión adoptada por el Consejo de Ministros hace tres semanas, ha impuesto fuertes multas a más de 40 intelectuales y artistas catalanes por su asistencia al acto celebrado por los estudiantes de la universidad en el monasterio de los Capuchinos de esta ciudad.

»El grupo fue notificado ayer noche de la imposición de las multas que van de 416 dólares [25.000 pesetas] a 3.333 dólares [200.000 pesetas]. Si la apelación al Consejo de Ministros es rechazada y esas personas se niegan a pagar las multas, deberán sufrir meses o años de prisión. Estas fuertes multas fueron impuestas a Antonio Tapies, pintor internacionalmente conocido; Carlos Barral, importante editor catalán; Antonio Moragas, presidente de la Asociación de Arquitectos de Barcelona y Jordi Martorell, arquitecto. A Juan Oliver Sallanés, escritor de barba blanca ya, le han impuesto una multa de 2.500 dólares.

»Importantes sectores de la Iglesia Católica en esta ciudad industrial y en el resto de Cataluña están abiertamente dispuestos a respaldar el sentimiento liberal. El incidente del monasterio y las subsiguientes consecuencias de las multas impuestas a los intelectuales, hacen suponer que los clérigos catalanes lleguen a estar envueltos en las tensiones políticas. Para los intelectuales catalanes, que son grandes figuras de la tradición cultural, las penalidades, igualmente, envuelven oscuramente un resurgir de las luchas políticas».

Se recaudan fondos para el pago de estas multas.


Reportero de la televisión francesa detenido

PARÍS, 13 marzo, Ibérica: -La televisión francesa, en su emisión «Cinco columnas en primera plana», del viernes 11-emisión mensual dedicada a los acontecimientos más importantes del mundo-, transmitió una amplia información, transmitida también hoy, sobre los sucesos estudiantiles en Barcelona, sucesos que culminaron en el asalto del convento de capuchinos de Sarriá por la policía y la detención de varias personalidades españolas y extranjeras, entre ellas el reportero gráfico de la Televisión Francesa que intentó filmar algunas escenas para la emisión «Cinco columnas en primera plana». La televisión calificó de graves los sucesos de Barcelona. En la emisión de ayer, la Televisión ofreció varios aspectos de la manifestación de protesta de un millar de estudiantes que el viernes por la tarde desfilaron por varias calles de Barcelona, como «protesta por el asalto policial del convento de capuchinos y por el nombramiento de monseñor González Martín como arzobispo coadjutor de Barcelona con derecho a sucesión».


Manifestación en San Sebastián

MADRID, 23 marzo, Ibérica: -Ayer unos tres mil estudiantes han recorrido las calles de San Sebastián reclamando «sindicatos libres». No se ha señalado ningún incidente porque la policía no ha intervenido.


Solidaridad con los estudiantes

PARÍS, 31 marzo, Ibérica: -A las manifestaciones de solidaridad con los estudiantes catalanes en las distintas poblaciones de España, ha seguido aquí una conferencia monstruo organizada por «La Unión Nacional de Estudiantes de Francia» en el palacio de la Mutualidad. Tomaron la palabra, entre otros oradores, el presidente de la Liga de los Derechos del Hombre, profesores de distintas Facultades de la Universidad y representantes de los estudiantes. Se leyeron multitud de adhesiones. Además, el auditorio escuchó declaraciones registradas en cintas magnetofónicas de algunos dirigentes universitarios de España, exponiendo la situación del país.

Una colecta organizada por «La Unión Nacional de Estudiantes de Francia», ha reunido más de 10.000 francos.


Madariaga protesta ante el Vaticano

PARÍS, 16 marzo, Ibérica: -El presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, don Salvador de Madariaga, en nombre de dicha organización, ha cursado al Vaticano el siguiente telegrama: «Secretario del Vaticano, Ciudad del Vaticano, Roma. El Consejo Federal Español del Movimiento Europeo eleva a V. «E. respetuosa protesta contra la agresión de la policía que el viernes 11 de marzo penetró por la fuerza en el Convento de Capuchinos de Sarriá, en violación del Concordato y del espíritu y letra de los decretos del Concilio Vaticano, a fin de reprimir y castigar a los estudiantes de la Universidad de Barcelona, que se hallaban reunidos en el ejercicio de derechos y deberes cívicos reconocidos como tales en todo país civilizado. Salvador de Madariaga, Presidente».


Nuevas manifestaciones contra el obispo

BARCELONA, 3 abril, Ibérica: -Anteayer, viernes, se organizó otra manifestación de protesta contra el obispo de Barcelona González Martín, nombrado recientemente. Los manifestantes, que se estimaron en unos 300, enarbolaban letreros en los que se leían: «Queremos obispos catalanes: Respeto a Cataluña y fidelidad al Concilio». Una comisión, compuesta de tres individuos, fue recibida por el arzobispo Gregorio Modrego.

Circula por aquí la noticia de que un número considerable de colaboradores de la revista Serra d'Or, editada por la abadía de Montserrat, han dirigido una carta al nuevo obispo, monseñor González, pidiéndole que renuncie a su nuevo cargo, para evitar mayores males.


Manifestaciones de estudiantes

MADRID, 16 marzo, Ibérica: -Recogemos las siguientes noticias: Dos mil estudiantes salieron en manifestación silenciosa el lunes 14 por las calles de Barcelona, para apoyar a los estudiantes y protestar contra los atropellos cometidos contra los mismos. La policía no intervino.

En Bilbao la comisión diocesana de la Juventud Católica ha distribuido octavillas en profusión, protestando contra la versión deformada de los hechos acaecidos en Barcelona dada por la prensa. En Madrid ha sido convocada una «asamblea libre». Unas octavillas de los estudiantes opuestos al movimiento de liberación dicen: «Los que apoyan a los estudiantes de Barcelona no pueden ser llamados españoles. Responden a consignas internacionales procedentes de Moscú o del Vaticano...» El lector juzgará sobre el paralelo establecido por ese grupo.


Viejos tranvías convertidos en escuelas

MADRID, 23 marzo, Ibérica: -La revista oficial ES, del 21, publica una noticia, acompañada de una foto, que mueve a risa o a indignación. Es ésta: «Viejos tranvías arrinconados han sido utilizados en Barcelona para paliar la escasez de locales escolares como medida de urgencia, y se han transformado en modernas y luminosas clases (el subrayado es nuestro) muy del agrado de los pequeños».


El éxodo campesino a las ciudades

MADRID, 23 marzo, Ibérica: -Copiamos un párrafo de la revista ES, del Ministerio de Información:

«Se mantiene muy acusadamente la elevación del número de pensionistas, en contraste con la reducción de los censos de cotizantes, como consecuencia de la disminución de la población rural.

En 1965 cesaron en las actividades agrarias 106.000 trabajadores, y pasaron a la situación de pensionistas 67.000 personas».


Tiranía en España

Un editorial del periódico Chicago sun-times del 1 de marzo: -«Las opresiones que se padecen en los países comunistas son tan visibles y, a veces, tan espectaculares, que hacen pasar inadvertidas otras opresiones en distintas áreas de nuestro dividido mundo. España es un ejemplo, y el ejemplo más inmediato es la acción ejercida por la policía recientemente para impedir que cientos de artistas e intelectuales rindieran homenaje a la memoria de un poeta rechazado por el régimen del dictador Francisco Franco.

El poeta Antonio Machado Ruiz escapó a Francia con el resto del ejército republicano derrotado por las fuerzas rebeldes de Franco, y murió allá en 1939. La policía con sus porras cargó contra sus admiradores cuando los reunidos intentaban descubrir el busto de bronce del poeta en Baeza.

Solamente un régimen que desprecia y desconfía de su pueblo y se siente inseguro de su propia fuerza, puede ordenar a la policía ir contra una reunión tan pacífica como melancólica. Pero está en la naturaleza de las tiranías el no poder tolerar a los disidentes, el ser insensibles a las esperanzas, al arte y a la humanidad y sólo conocen el lenguaje brutal de la fuerza, comunista o fascista, son iguales en todo el mundo».


El gobierno proyecta un homenaje a Machado

MADRID, 18 marzo, Ibérica: -El ABC de ayer inserta un telegrama procedente de Jaén, capital, en el que se dice que se ha celebrado una reunión en el Palacio Provincial, presidida por el gobernador civil, en la que se ha acordado la celebración de un homenaje a Antonio Machado para el 8 del mes de septiembre próximo, coincidiendo con la celebración del Día de la Provincia, con el siguiente programa: «El sábado 7, a las 8 de la noche, se oficiará una misa solemne en la catedral de Baeza; a las 11 de la noche una fiesta poética. El día 8 se inaugurarán las obras y mejoras llevadas a cabo en Baeza y la colocación de una lápida dedicada a Machado en el Instituto donde fue profesor de Francés. Por la tarde se celebrará un festival taurino y después se procederá a la colocación de un busto del poeta.» (No se dice dónde). El telegrama no menciona si la Diputación ha invitado al general Franco a la asistencia de estos actos.

El mismo periódico ABC, en su edición del 24, rectifica la fecha de este homenaje oficial, fijada por error para el mes de septiembre, y señala como definitiva los días 7 y 8 del próximo mes de mayo.


Castiella pide la revisión de la OTAN

MADRID, 29 marzo, Ibérica: -En la cena ofrecida por el señor Castiella, ayer lunes, al ministro alemán de Asuntos Exteriores, el ministro español ha declarado, entre otras cosas, lo siguiente: «Sería un error pensar que cualquier país puede exigirnos, por pertenecer nosotros a la Comunidad europea, que le diéramos facultades de orden militar fuera de nuestras obligaciones presentes; se equivocaría grandemente.

»Un realismo elemental lleva a admitir que la concepción estratégica de la defensa occidental está en crisis. La situación exige una revisión radical de los principios de la defensa de Occidente y, cuando esto se produzca, la posición de España tomará toda la importancia que realmente tiene.

»Mientras tanto ningún país puede aceptar las consecuencias de decisiones políticas que no han contribuido a adoptar, ni soportar las servidumbres de organismos de los que no forma parte.»

Respondiendo a este discurso, el ministro alemán ha dicho: «No existe la menor duda de que las condiciones que motivaron el Pacto Atlántico han cambiado desde 1949, pero no hay que olvidar que los objetivos del comunismo durante este período no han cambiado. Se habla mucho de la crisis de la OTAN; esta crisis no interesa solamente a Alemania, sino también a España.»


Relaciones comerciales y crisis atlántica

PARÍS, 30 marzo, Ibérica: -Le Figaro de ayer publica una crónica de su corresponsal en Madrid, de la que damos los siguientes párrafos. Encabeza su crónica con el título señalado y continúa diciendo: «tema de las conversaciones Schroeder-Castiella». «El ministro alemán de Asuntos Exteriores ha llegado hoy a la capital española. Durante su estancia el señor Schroeder tratará de disipar cierta irritación que prevalece en los círculos económicos españoles. En efecto, hace seis años, cuando era ministro de Economía el señor Erhard, reconoció que sería más lógico y más de acuerdo con el deseo de las autoridades españolas, trasladar al suelo español cierto número de industrias alemanas mejor que llevarse a la República Federal los mejores obreros especializados y técnicos españoles. No sólo las sugerencias españolas siguen siendo letra muerta, sino que el movimiento de emigración hacia Alemania se ha acentuado y las inversiones alemanas en España no representan sino el 9% de la totalidad de las inversiones extranjeras.»

«Otro tema de las conversaciones: La situación resultante de la crisis provocada en el seno de la Alianza Atlántica por la reciente actitud del general De Gaulle. Y será, sin duda, una sorpresa para el ministro alemán el comprobar hasta qué punto la posición de su colega español coincide con la definida por Francia en este aspecto. Algunos observadores diplomáticos piensan que quizá Madrid estaría dispuesto a ingresar en una OTAN revisada, si se le pide que lo haga».


Importante proceso en Portugal

Le Monde, París, 1 abril

LISBOA, 30 marzo: -Un importante proceso político se ha abierto el martes en Lisboa ante el tribunal encargado de estos asuntos. Siete personas están acusadas de haber pertenecido al Movimiento Popular por la Liberación de Angola, entre ellas tres mujeres.


El ejército y el franquismo

PARÍS, 18 marzo, Ibérica: -Damos un extracto de la crónica publicada en Le Figaro del martes de su corresponsal en Madrid Guillemé-Brulon sobre «El Ejército español». «Lo esencial de la organización del Ejército español, comenzada hace seis meses, será cosa hecha de aquí a unas semanas. El caudillo, en su discurso de fin de año, y el señor Fraga en sus declaraciones al Times, señalan el papel de árbitro supremo al Ejército para una salida de la situación. Pero en el Ejército -dice el corresponsal- corren estos dos esloganes: "A cada uno su oficio. El nuestro tiene como principal respetar la integridad de las fronteras de la patria. A los políticos el ocuparse de la política".

»Se podrían señalar las líneas de fuerza de los oficiales, divididos en tres grupos: 1.º, aquellos que podríamos llamar "continuistas"; 2.º, otro sector, probablemente, mayoritario, que ve venir con inquietud la hora de tener que elegir, y se inclinan a la solución monárquica legitimista, la tercera tendencia la constituyen grupos de oficiales, salidos en gran parte de las jóvenes generaciones falangistas, para los que "monarquía y reacción" son una misma cosa. Son grupos minoritarios, pero sería un error no valorarlos.»

El corresponsal termina su crónica diciendo: «El Ejército, como el resto de la nación, espera una llamada para pronunciarse en un sentido seguramente liberal y dar oportunidades a un pueblo, del que forma parte, y a sus dirigentes».


Desconcierto entre los monárquicos

MADRID, 22 marzo, Ibérica: -El ABC de ayer publicó un despacho de su corresponsal en Lisboa en el que informa que el infante Juan Carlos llegó ayer a la capital portuguesa para pasar unos días con su padre. El corresponsal informa que en el aeródromo le esperaba el embajador de Franco en Portugal y el ex ministro de Educación Nacional, Ibáñez Martín.

Esta noticia no modifica la impresión que se tiene aquí de que es un hecho consumado el divorcio entre el conde de Barcelona y su hijo, y que las posibilidades de la monarquía se encuentran considerablemente disminuidas por las rivalidades de los grupos que apoyan al uno y al otro.


Base militar alemana en Beja

PARÍS, 25 marzo, Ibérica: -Le Monde de ayer, en una crónica de su corresponsal particular en Lisboa, Hugo Belver, dice: «Después de la entrevista con Salazar, el ministro alemán de la Defensa, Heinrich Krone, visitó los trabajos que se realizan desde hace un mes en la base militar aérea instalada por el ejército alemán en las proximidades de Beja, a 170 kilómetros al sur de Lisboa». «Ninguna indicación oficial u oficiosa se ha dado sobre la amplitud se esta base militar. Se cuenta que un particular, propietario de un pequeño avión de turismo, que se dirigía a Lisboa, fue interceptado en pleno vuelo por cazas alemanes. Se cuenta también que la vida está trastornada en el pequeño pueblo de Beja que tiene 15.702 habitantes, que ha sido doblada por una nueva población a causa de las instalaciones destinadas a los militares alemanes, instalaciones previstas para 15.000 personas».

«Se trata de una base que servirá de entrenamiento al personal alemán de aviación». «Informaciones de fuentes privadas indican la presencia en la región de Bragança -al norte de Portugal- de militares alemanes venidos, según se cree, para escoger el sitio para instalar otra base alemana».


Orden de detención contra el comisario

PARÍS, 30 marzo, Ibérica: -Le Monde de ayer, en una crónica de su corresponsal en Madrid, dice: «El juez don José María Crespo Marques ha dictado una orden de detención contra Antonio Gonzales Sesmedo, comisario de la policía política portuguesa (PIDE). Así lo han comunicado los abogados de la familia Delgado, don Jaime Cortezo y don Mario Robles. El acta de acusación se funda en la complicidad del comisario de la PIDE, por haber facilitado la entrada en España de los asesinos del general Delgado y de su secretaria Arajarir Campos. Dicho comisario presta actualmente servicio activo en Portugal».

Situación delicada para el Gobierno portugués

«El comisario Gonzales Sesmedo, que había sido convocado hace algunos días como testigo, y que no ha respondido a la citación del juez, se encontraba a la cabeza del puesto fronterizo de policía de Mourao el 13 de febrero de 1965, día en que fue asesinado el general Delgado. Él presentó a sus colegas españoles de Villanueva del Fresno a los asesinos como miembros de la PIDE». «La inculpación del comisario de la PIDE coloca al Gobierno portugués en una situación delicada. Es difícil decir que el comisario Gonzales Sesmedo no existe, como ha ocurrido en el caso de otros inculpados».

Esa orden de detención fija, además, una fianza de un millón de pesetas, y exige la comparecencia del comisario Gonzales Sesmedo ante el juez de instrucción antes del 18 de este mes de abril.

Sigue activo el juzgado en el proceso Delgado.


La princesa María Pía declara en España

PARÍS, 25 marzo, Ibérica: -La princesa María Pía, pretendiente al trono de Portugal, se ha presentado al Tribunal español que entiende en el proceso del general Delgado -dice el periódico France-Soir de hoy-. La princesa ha declarado que viene para ayudar a la justicia y que ha sido utilizada por el Dr. Bisogno y que creyó siempre que el general Delgado era un aliado a su causa. Señaló, entre otras cosas, que en su palacio de Roma había sido acogida la secretaria de Delgado, que fue asesinada más tarde.



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