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Ibérica por la libertad

Volumen 14, N.º 6, 15 de junio de 1966

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Ilustración de Emilio Juan en el  Tribune de Londres

«HOW FRANCO SAW THE DEMONSTRATION BY PRIESTS IN BARCELONA ON MAY 11»

Tribune, London, 27 de mayo

(«Cómo ha visto Franco la manifestación de sacerdotes el 11 de mayo en Barcelona») Dibujo de «Emilio Juan», joven español exiliado

IBÉRICA es un boletín de información dedicado a los asuntos españoles y patrocinado por un grupo de americanos que creen que la lucha de España por la libertad es una parte de la lucha universal por la libertad, y que hay que combatir sin descanso en cada frente y contra cada forma que el totalitarismo presente.

IBÉRICA se consagra a la España del futuro, a la España liberal que será una amiga y una aliada de los Estados Unidos en el sentido espiritual y no sólo en sentido material.

IBÉRICA ofrece a todos los españoles que mantienen sus esperanzas en una España libre y democrática, la oportunidad de expresar sus opiniones al pueblo americano y a los países de Hispano-América. Para aquellos que no son españoles, pero que simpatizan con estas aspiraciones, quedan abiertas así mismo las páginas de IBÉRICA.

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IBÉRICA is published monthly on the fifteenth of the month, except July-August when bimonthly, in English and Spanish editions, by the Ibérica Publishing Co., 112 East 19 th St., New York 3, N. Y. 10003. All material contained in this publication is the property of the Ibérica Publishing Co., and may be quoted, but not reproduced in entirety. Copyright 1966 by Ibérica Publishing Co.

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ArribaAbajoLa hora de la libertad democrática suena como nunca (II)2

José María de Semprún Gurrea


Sintiéndome gravemente obligado a ofrecer a mis hermanos españoles lo único que tengo disponible para ellos -la convicción expuesta y los hechos, las realizaciones, las experiencias que la forman y la patentizan-, he recordado algunos antecedentes ideológicos y positivos que ya iban integrando la exuberante madurez de la hora presente. Cerrando el inciso que ha interrumpido la referencia a interesantes aspectos del caso italiano, vamos a completarlos brevemente, sin perjuicio de referirnos también a los de otros países y, last but not least, a ciertos acontecimientos de inmenso significado y alcance mundial, cualquiera que fuere su localización.

Que el Partido Republicano Italiano, de la mejor cepa mazziniana, defina y defienda la concepción del Estado como la institucionalidad jurídico-política constituida por la fusión activa de la Democracia y la Libertad, no puede sorprendernos. El actual Ministro de Gracia y justicia, On. Oronzo Reale, durante muchos años secretario del P.R.I., explicando la doctrina de este partido dijo una vez: «Las fundamentales instancias mazzinianas -desde que yacía Italia, todavía repartida en pequeños estados oprimidos...- fueron la unidad y la independencia de la nación, la Libertad y la Democracia en su organización política, o sea la República...» (Del precitado libro de F. Sacchi, p. 224). En las palabras de político tan autorizado como Reale son de notar dos cosas: que, aparte otros ideales nobilísimos, los dos componentes únicos que, una vez más, se señalan en ese sistema son la Libertad y la Democracia. La otra cosa de notar es la escueta naturalidad con que la organización política o forma de Estado, hecha en la fusión de Libertad y Democracia, es, sin más, la República.

Podría considerarse hasta pueril querer demostrar que un partido Liberal es... ¡liberal! O sea que defiende las libertades universalmente aceptadas en los países políticamente civilizados. Y que las defiende juntamente con la Democracia. Un partido liberal de alcurnia, en cualquier país moderno, podrá diferenciarse marcadamente de los demás partidos demo-liberales en la cuestión institucional, en las concepciones económico-sociales, en los temas tocantes al centralismo unitario y a las autonomías regionales, y en tantas otras cosas; pero no en la defensa de la Libertad y la Democracia. Esto lo defienden a capa y espada los hombres y los grupos liberales dignos de tal nombre. Lo acredita magníficamente la oposición, pagada tal vez a precio de sangre, que ofrecieron a los sucesivos totalitarismos, y lo ejemplifican egregiamente figuras admirables como las de Croce y Einaudi, la de nuestro Salvador de Madariaga, la del colombiano Eduardo Santos, y la inolvidable de aquel gran liberal que fue Alcalá Zamora, uno de los fundadores y primer Presidente de nuestra República, seguramente porque llegó a ver, sobrándole luz intelectual para ello que, como decía el On. Oronzo Reale, una organización política de Libertad y Democracia quiere decir: República.

Dicho y reconocido cuanto precede, si he de cumplir honradamente mi deber de ser sincero hasta el fondo, tengo que declarar mi poco amena convicción de que si España debiera esperar solamente de los liberales que suene para ella la hora de la libertad democrática, puede esperar sentada...

En efecto, sin que esto afecte para nada al respeto que personalmente merezcan los liberales, es necesario reconocer que el liberalismo político y precisamente el expresado e instrumentado en los partidos que suelen llamarse liberales está atravesando una grave crisis, y no solamente en un país. Un liberal no puede ser insensible a la observación que, venga de donde viniere, formularíamos así: el economista puro y los economistas sedicentes liberales, que defienden las libertades económicas, v. gr. de iniciativa, de concurrencia, de mercados, de precios, de salarios, de continuación, interrupción, eventualmente cierre de fábricas, minas, explotaciones, etc., y los políticos liberales que hacen cuanto pueden por seguirles, invocando unos y otros la inexorabilidad de las leyes económicas interpretadas como leyes naturales, es decir: como leyes físicas, químicas, biológicas, etc., que no admiten excepción ni escape, podrán proclamarse lo que quieran, menos verdaderos defensores de la libertad humana. Extraña paradoja, que sorprende no ver denunciada con más energía y más frecuencia. Si el hombre, en toda actividad económica, viene movido por leyes inflexibles, como un pedrusco sujeto fatalmente a la ley de la gravitación, o como el agua, el alcohol, el mercurio a las leyes termodinámicas, etc., resulta que un liberal que pone todo el acento en reclamar las libertades económicas, y ve al hombre como homo oeconomicus, mecanismo fatalmente prendido y movido en el inexorable encadenamiento de esas leyes, no se da cuenta de que lo que reclama no es la libertad de los hombres en el campo económico, sino la incontrastable libertad de las leyes que le convierten en muñeco mecánico, pomposamente apodado homo oeconomicus. No se da cuenta de que, soliviantándose hasta el paroxismo contra el materialismo dialéctico, se hunde también, de pies a cabeza, en un determinismo inflexible, virtualmente tan liberticida coma aquél. Por fortuna, aunque por comodidades de investigación y exigencias de construcción científica, el economista puro puede interpretar teóricamente ciertos comportamientos y actitudes como si fueran expresiones de una ley fatal; o construir hipótesis, crear supuestos puramente conceptuales, complaciéndose en seguir con rigor los respectivos procesos lógicos, la verdad es, repito por fortuna, que salvo en aspectos económicos (clima, productividad, posición geográfica, violentas intromisiones meteorológicas, etc.), y en momentos o períodos en que el ímpetu psíquico se adueña irresistiblemente del hombre (pánicos de bolsa, amenazas de invasiones exterminadoras, caída rápida y vertical de un signo monetario, etc.), el homo oeconomicus es ante todo un hombre de carne y hueso en el que lo económico es sólo un aspecto entre otros muchos y muy diferentes. El hombre tendrá una cierta actividad económica, que en muchísimos será levísima, y en todos irá acompañada e incluso sumergida por disposiciones, actividades, ocupaciones, preocupaciones, virtudes, pasiones innumerables; religión, cultura, ciencia, arte, deporte, amor, amistad, beneficencia, literatura, política, en calidad y totalidad variables al infinito. Ese hombre, ese ser humano de carne y hueso (que un día reparte su cuantiosa fortuna entre los pobres, que se arruina por una mujer, que los ahorros acumulados afanosamente los destina al empleo improductivo de crear y sostener museos, o que prefiere la tranquila y adorada medianía a la inquieta opulencia, ¿qué tienen del imaginario homo oeconomicus?... Por tanto, el liberal, el defensor de la libertad por antonomasia, no puede pedir la libertad de iniciativa, de concurrencia, etc., para el homo oeconomicus, 1.º, porque no existe, y 2.º, porque si existiera, sólo por antífrasis podría hablarse de libertad para él, ya que su libertad de iniciativa y las demás tan cacareadas no serían más que la ineludible necesidad de cumplir, como mecanismos sin voluntad y sin alma, el determinismo inmodificable de las leyes o imperativos económicos, para los cuales la libre iniciativa es la iniciativa solicitada irresistiblemente por el instinto de lucro; del máximo lucro... El homo oeconomicus, el hombre ocupado en menesteres y actividades que le interesan económicamente, cuando ve un puñado de monedas se siente estremecido y tenso en sus resortes dinámicos, como un galgo al ver la liebre, y lo mismo que éste hallándose entre sus congéneres, aquél se lanza frenético entre sus competidores para que ninguno de ellos le arrebate el vislumbrado tesoro. Los demás concurrentes harán lo mismo. Y esta carrera de galgos disparados como flechas en ímpetu irresistible hacia el codiciado botín, es lo que la extrema franja liberista del liberalismo llama libre concurrencia.

Me importa mucho exteriorizar mi convicción de que no todos los liberales son de este tipo. En esta cuestión ofrece vivísimo interés el libro Liberismo e Liberalismo, editado por Paolo Solari (Ed. Riccardo Ricciardi, 1957); libro en que B. Croce y L. Einaudi aparecen representados con importantes escritos. Croce, por ejemplo, sin mostrarse implacable enemigo del liberismo, deja adivinar que no le atrae, y sobre todo rechaza enérgicamente se le considere como sistemático requerimiento, y menos aún, forma suprema del liberalismo; mientras Einaudi, al fin y al cabo famoso catedrático de economía, se inclina al liberismo, aunque procurando hacerle relativamente admisible con concesiones, que no podía menos de inspirarle su humana y rica experiencia política. Con liberales de este tipo, decía, refiriéndome a los liberistas intransigentes, que al pedir la plena libertad económica piden la libertad del más inflexible y tiránico determinismo, no se puede ir a ninguna parte...

Una de dos: O todas las actividades del hombre en el campo económico vienen regidas por leyes inesquivables, que impelen a discutir, vociferar, exaltarse reclamando esas «libertades» (!!), convirtiendo el liberalismo de tan averiada mercancía en burda falsificación o, como pensamos muchos, el ser humano en el orden económico -sin perjuicio de limites más o menos duraderos y estrictos, que la psicología, la patología, la geografía, la caracterología étnica, los entusiasmos colectivos (la ruée vers l'or), oponen a su libre albedrío- es tan dueño de su destino como en los demás campos de su vida. Entonces los liberales-liberistas a ultranza, que defienden el inflexible fatalismo de las leyes económicas, ni podrán compartir una política democrático-liberal pensada, creada, desarrollada por la libre iniciativa de los hombres; ni con sus convicciones de cemento armado harían otra cosa más que estorbar las organizaciones y las actividades de las varias tendencias españolas demo-liberales que entre las dos márgenes irreductibles del derechismo seudo liberal (liberista, con vetas incluso libertarias y anarcoides), y el izquierdismo seudo democrático (denso de dialéctica materialista), ha de formar la inmensa mayoría libre, pluralista, diferenciada, que un día, cívicamente, implantará el sistema esencialmente formado por una Democracia liberalizada y una Libertad democratizada.

Con la vista clavada en ese porvenir, deseo concluir estas reflexiones, precisando ciertas verdades sencillas: la Libertad democrática, para serlo, tiene que empezar por ser... Libertad. Hablar del reconocimiento y la protección de la libertad en un ordenamiento jurídico-político, o incluir su defensa en los programas de los partidos, y convertirlo en un leit-motiv de propaganda y controversias, sería una insensatez, un absurdo, si no se partiese de la firme convicción y la clara afirmación de que la libertad del hombre (en terminología kantiana, tener la facultad de dar comienzo absoluto a una acción, interna o externa, positiva o negativa) es cosa real, existente. La libertad psico-física del hombre ha de ser reconocida y proclamada como un hecho, antes que reclamada y legalizada como un derecho. Importa mucho porque, dejando respetuosamente a un lado la buena fe, si se solicita o se acepta la compañía y cooperación de quienes, en nombre de inexorables leyes económicas, niegan el hecho de la libertad, o de quienes la niegan en nombre del materialismo, nos encontramos con que decidimos implantar la Libertad con el concurso de quienes niegan su existencia efectiva... Lo menos que se puede temer es que tal concurso sea débil y frío. La experiencia autoriza a pensar que será una ficción, una incoherencia, es decir una táctica más o menos inverecunda para llegar al Poder en la confusión del asalto, y una vez allí, destruir la Libertad, modo contundente de evidenciar que no existe. Conclusión: Para llegar a un sistema político de Libertad y Democracia no se puede contar más que con quienes, diferenciándose quizá en muchas cosas, coincidan en ser demo-liberales convencidos y resueltos. La Alemania occidental, llamada corrientemente República de Bonn, República Federal Alemana, en espera de tiempos mejores para formular una Constitución definitiva, ha redactado y promulgado democráticamente una Ley Fundamental, en que la figura de un ordenamiento conjunto de Libertad y Democracia aparece evidente desde los primeros artículos. Después de declarar en su primer artículo que «la dignidad del hombre es inviolable y que considerarla y protegerla es obligación de todos los Poderes del Estado», en el artículo 2.º, entrando ya directamente en la materia de la libertad, dispone que «cada uno tiene derecho al libre desarrollo de su personalidad, mientras no lesione el derecho ajeno ni perturbe el orden constituido ni las normas consuetudinarias». Y prosigue: «Todos tienen derecho a la vida y a la integridad corporal. La libertad de la persona es intangible». Sucesivamente, el artículo 3.º establece la igualdad de los hombres ante la ley, así como la de los hombres y las mujeres. El 4.º, la libertad de creencias y opiniones; con un apartado final, singularísimo, disponiendo que «nadie puede ser constreñido a prestar contra su conciencia servicio de guerra con las armas». Los artículos 5, 8, 9, 10, 11, 12 y 13 proclaman explícita y minuciosamente los derechos y libertades del pensamiento y la cultura, de reunión, de asociación, de correspondencia, de morada, de vocación profesional y de inviolabilidad del domicilio. El artículo 20 declara que «la República Alemana es un Estado Federal democrático y social. Todos sus poderes emanan del Pueblo». Me parece que con los artículos precitados sobre la Libertad, en sus varias formas, y con éste tan claro y terminante sobre la Democracia, nos basta para poner de relieve los fundamentos de Libertad y Democracia de la República Federal Alemana. Hay que destacar el caso más reciente y llamativo de Francia. Su Constitución (otoño 1958), discutida y promulgada en un período sumamente crítico, cuando presidía y no de manera solamente decorativa un hombre insigne, complejo y hasta desconcertante, expresa, con un empuje mayor que las Repúblicas de España, Italia y Alemania (con las que Francia confina geográficamente más que histórica e ideológicamente), la mismísima concepción demo-liberal o libero-democrática del Estado republicano.

¿Cómo olvidar el más venerable y fecundo de sus antecedentes, el que nos procura el propio Lincoln cuando, en el brevísimo discurso en que pronunció la definición inmortal de la Democracia, la precede con estas palabras conmovedoras: «La nación debe, con la protección de Dios, nacer de nuevo a la Libertad».

Nacer a la Libertad en y con la Democracia: eso proclamaba Lincoln. Y eso habían decidido en su famosa Declaración de independencia los representantes de los Estados Unidos de América al reclamarla en julio de 1776, reunidos en Filadelfia: «Tenemos como verdades evidentes por sí mismas que todos los hombres han sido creados iguales y dotados por su Creador de ciertos Derechos inalienables, entre los cuales están la Vida, la Libertad y la prosecución de la Felicidad. Que para asegurar esos Derechos se han instituido entre los hombres Gobiernos cuyos justos Poderes derivan del consentimiento de los gobernados». En primerísimo lugar, un derecho, el de Libertad, sostenido en el derecho a la vida y prolongado en el de buscar la felicidad (nadie sin Libertad puede ser verdaderamente feliz). La Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica dará una expresión técnica y metódicamente articulada a esos principios, y en su breve, substancioso exordio dirá que el pueblo de los Estados Unidos la ordena y establece -entre otras cosas- «para asegurar las bendiciones de la Libertad (the blessings of liberty) para nosotros y nuestros descendientes».

Habría que disponer de algún mecanismo que permitiese hablar o escribir a la vez sobre dos argumentos muy diferentes, y escucharlos sin confundirlos. Sólo esto permitiría acercarse notablemente a la fiel reproducción de dos acontecimientos o dos series de acontecimientos de entrañable importancia: Catolicismo y Socialismo. Se habrá adivinado que nos estábamos refiriendo a ellos. Aparte convergencias y divergencias doctrinales, se diferencian profundamente en que, mientras la acción del primero de suyo se desarrolla únicamente sobre un plano religioso, espiritual, ultraterreno y ético (aunque muchos de sus principios y enseñanzas, v. gr., la justicia, la fraternidad, la igualdad, el imperio del deber, como lo hace sentir cada conciencia seria, etc., influyan favorablemente en las cuestiones terrenales y en el bienestar material), la acción del Socialismo se desarrolla, en cambio, sobre un plano temporal, sobre el de la consecución decidida de bienes materiales, pues en sus más iluminadas y responsables versiones actuales, también busca los de la cultura, y otros noblemente humanos.

Sería imperdonable temeridad hacer, o creer que uno ha hecho, con diez o doce líneas, como las precedentes, el examen comparativo, suficiente, del Socialismo y el Catolicismo. Pero no menos reprensible hubiera sido omitir del todo hasta el breve recuerdo de ciertos grandes rasgos que respectivamente les caracterizan, cuando se quiere patentizar dos cosas: una, el último y más poderoso impulso suministrado a la restauración, o consolidación, donde ya existiesen de la Libertad y la Democracia (combinadas en la República), se lo han suministrado dos grandes corrientes humanas, dos complejos histórico-doctrinales situados, por la marcada diferencia de sus respectivos fines y significados, en posiciones tan distintas como antes señalamos. Dos complejos, Catolicismo y Socialismo, enfrentados a lo largo de una línea divisoria acusadamente quebrada por una sucesión de divergencias y convergencias, cuya acción en ese impulso restaurador de la Libertad Democrática no sería fácil fijar a priori. La segunda cosa que nos importaba patentizar es que, siendo inimaginable hace poco tiempo y no habiendo, además, existido el menor acuerdo previo entre ambos complejos, se ha logrado su acercamiento, en una avanzada hacia las libertades democráticas. Por una parte, Concilio Vaticano II; por otra, Laborismo en el poder, fuertes matizaciones demo-liberales, incluso humanistas y aun espiritualistas en la Sozialdemocratie alemana; recientes congresos del partido Socialista italiano y del partido Socio-democrático italiano, mientras ambos entraban, con demo-cristianos y republicanos, en el Gobierno y las mayorías parlamentarias. Este acercamiento se ha logrado por una aceptación simultánea, pero independiente y autónoma, de cada uno de esos dos grandes complejos humanos, de ciertos acuciosos requerimientos de la hora presente creo que expresados con sereno acierto, al comenzar la Declaración del Concilio, sobre una de sus cuestiones más candentes, la Libertad Religiosa. «En la edad contemporánea los seres humanos son cada vez más conscientes de su propia dignidad de personas y crece el número de los que exigen actuar por propia iniciativa, ejercitando su propia responsable libertad, movidos por la conciencia del deber y no oprimidos por medidas coercitivas. Parejamente, los mismos seres humanos postulan una delimitación jurídica de la pública potestad, para que no resulten demasiado circunscritos los límites de la honesta libertad así de las personas individuales como de las asociaciones.» Estas palabras son el principio de la recordada Declaración, pronunciada por el Concilio el 7 de diciembre de 1965.

El 5 de septiembre de 1965 publicaba Avanti la extensa y meditada carta que Nenni dirigía a todos sus compañeros del P.S.I., poco antes de que éste celebrase en Roma su último Congreso: «Nuestro revisionismo -escribía Nenni- no ha puesto en discusión las adquisiciones fundamentales de la doctrina ni de la práctica del Socialismo moderno; pero ha confirmado enérgicamente, según la interpretación humanista del marxismo, que el Socialismo es, sí, una necesidad histórica objetiva, pero una necesidad que se actualiza y sucede sobre la base de una elección de valores en que la Libertad, la Democracia, la Igualdad, la Verdad, la Justicia tienen una parte que no es inferior a la socialización de los medios de producción y constituyen un empeño moral que vincula la responsabilidad personal y colectiva de los socialistas para que en la edificación del socialismo se sirva sólo de medios que estén en armonía con el fin.» No será necesario decir y subrayar el tono decidido y férvido con que un partido como el Social-demócrata italiano, prácticamente unánime, proclamó la necesidad de la reunificación socialista y la defensa de los valores humanos comenzando, en el orden político-social, por los de la Libertad y la Democracia. Y al otro lado de la que hemos llamado línea divisoria, el Concilio promulgaba, también el 7 de diciembre del 65, el famoso «Esquema 13» sobre «La Iglesia en el mundo contemporáneo», importantísimo documento, a cuyo texto completo nos remitimos, pero en el que no creemos cometer mutilaciones copiando algunas frases tan explícitas, claras y completas como las siguientes: «De una conciencia más viva de la dignidad humana surge, en diversas regiones del mundo, el esfuerzo para instaurar un orden jurídico-político en el que sean mejor tutelados los derechos de la persona como reunirse y asociarse libremente, expresar las propias opiniones y profesar la religión privada y públicamente... Vienen condenadas todas las formas de régimen político..., que impiden la libertad civil o religiosa, multiplican las víctimas de las pasiones y los crímenes políticos..., para instaurar una vida política verdaderamente humana, nada mejor que cultivar el sentido interior de la justicia, del amor y del servicio del bien común..., es inhumano que la autoridad política asuma formas totalitarias o dictatoriales que lesionan los derechos de la persona humana o de los grupos sociales».

Después de todo esto, me parece concluyente que todos los españoles, en uso de razón, vayan poniendo serenamente los relojes a la hora de la Libertad Democratizada... que ya suena perceptible en el Concilio Vaticano II.

JOSÉ M.ª DE SEMPRÚN GURREA




ArribaAbajo La manifestación de los sacerdotes

«Spectator»


El 11 de mayo de 1966, a las 12.30 del mediodía, un numeroso grupo de sacerdotes de Cataluña se reunió en el claustro de la Catedral. En la reunión se dio a conocer, con la consiguiente aprobación de los presentes, el texto de una carta dirigida a Antonio Creix, Inspector Jefe de la Brigada de Investigación Social (Policía Política) de Barcelona, cuyo texto es el siguiente:

«Sr. Inspector:

En gran modo angustiados por las situaciones de violencia que se van sucediendo en nuestra ciudad, y habiéndonos enterado del trato infligido al estudiante de la Escuela Especial de Ingenieros Industriales, Joaquín Boix Lluch, queremos patentizar públicamente nuestro ánimo contrario a este hecho y a esta situación, y nuestro deseo de que todos los hombres de buena voluntad lleguen a aceptar como norma válida de conducta la que dimana de aquellas enseñanzas acerca de la dignidad de la persona humana que, con tanta claridad, ha afirmado la Iglesia y que asimismo fueron promulgadas por la "Declaración Universal de los Derechos del Hombre".

Queremos, pues, recordar, con ánimo pastoral y como conciudadanos, que: ninguna persona será sometida a tortura ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (Declaración Universal de los Derechos del Hombre, art. 5).

Todo ser humano tiene derecho al respeto de su persona (Encíclica Pacem in terris, N.º 10).

Todo ser humano tiene derecho a la integridad física (id. N.º 9).

Descendiendo a consecuencias prácticas de máxima urgencia, el Concilio inculca el respeto al hombre; ...cuanto viola la integridad de la persona humana, por ejemplo..., las torturas morales o físicas..., y otras prácticas parecidas son en sí mismas infamantes y degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador (Concilio Vaticano II -Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, Cap. II N.º 27).

Quienes sienten u obran de modo distinto al nuestro en materia social, política e incluso religiosa, deben ser también objeto de nuestro respeto y amor. Cuanto más humana y caritativa sea nuestra comprensión íntima de su manera de sentir, mayor será la facilidad para establecer con ellos el diálogo (id. N.º 28).

Tales son las enseñanzas que nos han movido a nosotros, sacerdotes de la diócesis de Barcelona, a exteriorizar el deseo de que también usted promueva, para con los conciudadanos, un trato que esté conforme con ellas.

Barcelona, 11 de mayo 1966»



Seguidamente se dio a conocer, también con la aprobación unánime de los sacerdotes presentes en la Catedral, el siguiente escrito dirigido al Doctor Gregorio Modrego, Obispo de Barcelona:

«Excelentísimo y Reverendísimo Señor:

Queremos exponerle claramente las razones y el significado de un gesto que en estos momentos se está realizando a cargo de un grupo de sacerdotes seculares y regulares de esta Archidiócesis de Barcelona.

El gesto consiste, sencillamente en reunirnos en la S.I. Catedral para hacer una oración común y salir a continuación a la calle para dirigirnos a la Jefatura Superior de Policía y presentar allí nuestra digna y respetuosa desaprobación por los malos tratos inferidos a los estudiantes de la Universidad de Barcelona, sobre todo al alumno de la Facultad de Ingenieros Joaquín Boix Lluch.

Los motivos que nos impulsan a actuar así se fundan en la sólida doctrina de la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual que, entre otras, hace afirmaciones tan contundentes como éstas: La Iglesia, que por razón de su misión y de su competencia no se confunde en modo alguno con la comunidad política ni está atada a sistema político alguno, es a la vez signo y salvaguardia del carácter trascendente de la persona humana (N.º 76).

Creemos que ante la perplejidad y aun el escándalo de nuestro pueblo, que identifica a la Iglesia con unas formas determinadas de poder, tenemos la grave obligación de ser "signos y salvaguardias del carácter trascendente de la persona humana". Y el que públicamente, a manera de signo legible, desaprobemos una lesión a la dignidad de la persona humana no está en ninguna manera vinculado al hecho de que los perjudicados sean o no creyentes.

Con este gesto no queremos comprometer oficialmente a la Iglesia, pero sí deseamos que sea interpretado en su justo valor religioso, o sea: como un ejercicio normal de esa libertad de los hijos de Dios que rechaza todas las esclavitudes, ya que éstas, en última instancia derivan del pecado, libertad que el Evangelio anuncia y proclama (Gaudium et Spes, N.º 41).

Rogamos a V. Excia. que acepte este compromiso nuestro que, según nuestra conciencia, cae plenamente en el ámbito de nuestras más graves y perentorias obligaciones pastorales, y que para que el pueblo de Dios, que está en Barcelona, no se arredre ante las consecuencias ineludibles de su condición de sacramento del mundo (Lumen Gentium No. 9).»



A las 13 horas, el grupo de sacerdotes entró silenciosamente en la Catedral. Uno de los componentes leyó un capítulo (la carta de San Pablo a los Tesalonicenses, cap. 1, 2-10) de un texto de San Pablo. Otro sacerdote se dirigió al grupo exhortándoles a manifestar, terminando con estas palabras:

«...Ahora quizá tenemos miedo, como lo tuvo Cristo, pero como ÉL, tenemos el celo de la obra del Padre... Que Dios nos ayude, Amén».

Seguidamente, mientras un reducido grupo iba en busca del Sr. Arzobispo, otro grupo, formado por unos 130 religiosos, salió en manifestación a la calle, pacífica y silenciosamente. El primer grupo se encontró con que el Sr. Arzobispo se hallaba ausente; en su lugar, la carta fue entregada al Vicario General Doctor Juan Serra Puig. El grupo de los 130, por su parte, se encontró a su salida de la Catedral, con el paso cerrado por una barrera de policías armados, quienes les ordenaron a gritos que se dispersaran. Sin embargo, los 130 religiosos salieron ordenadamente y, por la acera del Dr. Joaquín Pou, se dirigieron a la jefatura Superior de Policía de Barcelona, situada en Vía Layetana, a unos 200 metros de la Catedral. Al llegar ahí, los religiosos se colocaron frente a la fachada principal, en la amplia acera atiborrada de jeeps armados con metralletas y policías armados con porra, revólver y fusil.

Uno de los agentes de policía pidió a gritos qué querían. Uno de los sacerdotes contestó que eran portadores de una carta para el Inspector Jefe de la Brigada Social. El mismo agente respondió, de mala forma, que en la policía no necesitaban ninguna carta y reiteró la orden de que se dispersaran inmediatamente. Uno de los sacerdotes insistió en entregar la carta, asegurando que se dispersarían seguidamente. Por toda respuesta, la policía cargó contra los sacerdotes con saña inusitada. La policía armada, en realidad, no se limitó a hacer cumplir la orden de despejar la puerta de entrada a la Jefatura, sino que acorraló a varios sacerdotes contra el muro del edificio para que los agentes (vestidos de paisano) de la Brigada Social pudieran golpearlos a su antojo. Mosén Dalmau, párroco del pueblo de Gallifa, fue reconocido entre los manifestantes por uno de los agentes de la policía secreta, que gritó: «¡Agarren a ese!» Mosén Dalmau fue entonces agarrado por varios agentes de la Policía Armada mientras uno de la Policía Secreta le propinaba una paliza. Mosén Dalmau recibió una patada en las partes genitales y se desplomó al suelo, siendo recogido por sus compañeros.

Los religiosos se dispersaron, perseguidos de cerca por la policía, que seguía golpeándolos a los gritos de «¡traidores!», «maricones», «¡hijos de puta!», que fueron escuchados por los vecinos de los bloques de casas adyacentes a la Vía Layetana.

Los religiosos se dirigieron en su mayor parte a la Iglesia de San Francisco de Paula, la cual, contrariamente a sus previsiones, se hallaba cerrada por orden del Gobernador Civil, Sr. Ibáñez Freire. Los agentes de la policía armada aprovecharon una vez más el acorralamiento para ensañarse en los sacerdotes que se acumulaban a la entrada (cerrada) de la iglesia. La Policía Armada tenía evidentemente órdenes de brutalizar -y no sólo dispersar- a los religiosos, pues incluso al reprimir recientes manifestaciones obreras y estudiantes, la policía se había limitado al uso de las porras; pero en esa ocasión actuaron brutalmente, con insultos verbales y propinando, por ejemplo, patadas al vientre.

La manifestación terminó prácticamente cuando un grupo de religiosos pudo refugiarse en el edificio de los Padres Jesuitas de la calle Caspe, donde permanecieron hasta las 7 de la tarde.

Nueva reacción de los sacerdotes

El día 14 de mayo, a las 12.30 horas se congregó en el patio del Palacio Episcopal de Barcelona un grupo de 250 religiosos que intentó ser recibido por el Sr. Arzobispo. El Dr. Modrego accedió a recibir a una comisión, la cual entre otras cosas, le manifestó:

«La prensa, la radio y la televisión no solamente han deformado la información (de la manifestación del 11 de mayo) sino que nos han atribuido unas intenciones tortuosas... Se ha hablado de... separatismo; se ha relacionado nuestra marcha pacífica con la quema de iglesias en Madrid en 1931; se ha hablado de los raptores de Monseñor Ussía; se ha dicho que protestábamos contra la venida de Monseñor Marcelo González como Arzobispo-Coadyutor de Barcelona; que éramos agentes de quién sabe qué fuerzas extrañas... Afirmamos y declaramos que el motivo único y exclusivo de nuestra marcha pacífica y silenciosa del 11 de mayo es de orden religioso y humano: es desaprobar y protestar contra las muchas violencias, vejaciones y calumnias que, de mucho tiempo acá, caen sobre personas e instituciones.

«Los autores de las violencias están amparados, o bien por una fuerza y un poder que tendrían que poner al servicio de la justicia, o bien quedan siempre a la sombra de un misterio indescifrable que la policía -que tan eficiente se muestra en otros campos- se ha visto siempre impotente para esclarecer».



El documento, a continuación, afirma que «no han sido hallados los incendiarios de la "Casa de Montserrat", ni los agresores de D. Antonio Bascompte (conferenciante católico que fue agredido por un grupo de requetés recientemente), ni los agresores del Padre Evely, ni los que destrozaron el "Forum Verges" de las Congregaciones Marianas, ni los que causaron destrozos en los locales del Centro de Influencia Católica Femenina.

»Últimamente estos actos de violencia y vejación -continúa afirmando el documento- se van multiplicando, con ocasión de la Asamblea de Estudiantes en el Convento de los PP. Capuchinos de Sarriá, y de toda la actuación universitaria.

»Un profesor, religioso además, el Padre Álvarez Bolado fue apaleado hace unos días por agentes de la policía en el patio de la Universidad cuando protestaba de los malos tratos que estaban dando a unas muchachas estudiantes».

Como conclusión del informe, los religiosos aclararon ante el Obispo que la «marcha pacífica y silenciosa de los sacerdotes no tiene nada que ver con intenciones políticas, con la perturbación del orden público, con el separatismo, ni con la indisciplina eclesiástica.»

«Esta campaña (se refieren a la crítica orquestada por el Ministerio de Información contra esos sacerdotes, a través de la prensa, la radio y la TV) tiende a desviar la atención del público hacia si los sacerdotes pueden o no manifestarse públicamente, distrayendo la cuestión de fondo: Torturas, violencias, calumnias, situaciones de injusticia... Es sospechoso que la capacidad de escándalo se manifieste esta vez con tanta profusión y que no haya, en cambio, reacciones parecidas de escándalo nacional ante las 60 ptas. de salario mínimo, ante la deformación sistemática de la información, ante los abusos legales que impiden los derechos de libre asociación, de reunión, de expresión, etc. Si alguien tiene reparo de que poniéndose al lado de los oprimidos se origine anticlericalismo, que piense si no se ha originado más el ponerse al lado de los poderosos. Nosotros con nuestro gesto hemos querido adoptar una actitud evangélica en favor de los pobres y de los que sufren».

«SPECTATOR»

Barcelona, 29 mayo 1966




ArribaAbajoSobre el Opus Dei

Artículos de la prensa francesa


PARÍS, 11 mayo, Ibérica: El semanario Le Nouvel Observateur publica un reportaje de su redactor Ivon Le Vaillant: «LA SANTA MAFIA. El Opus Dei que gobierna Espala, trata de implantarse en Francia y en Europa entera». De ese reportaje reproducimos a continuación los párrafos siguientes:

El 2 de octubre de 1928, en Madrid, el Padre José María Escrivá de Balaguer funda la «Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei».

Poca gente al principio. En distintos pisos de Madrid se organizan pequeñas comunidades. De estudiantes sobre todo. Luego llega la guerra y los dispersa. Después de la guerra, vuelta a empezar. Nuevos grupos se forman en Madrid, Barcelona y otras capitales... Pero el Vaticano, si los tolera, tarda en reconocer oficialmente la orden. Lo que humilla e irrita al Padre Escrivá de Balaguer. Al «Padre», como se le llama frecuentemente.

En febrero de 1947, la Santa Sede promulga la Constitución Provida Mater Ecclesia, que define la existencia jurídica de los institutos seculares. Tres semanas más tarde, esta Constitución es aplicada al Opus Dei, que se convierte así en el primer instituto secular. En fin, en 1950, el Opus Dei es definitivamente aprobado por Roma.

Hace dos años, el 10 de octubre de 1964, el Papa Pablo VI recibió a Escrivá de Balaguer. Y le entregó una carta de estímulo y de elogios para el trabajo realizado hasta entonces a través del mundo. En esa carta se dice:

«El Opus Dei ha surgido en esta época como la viva expresión de la eterna juventud de la Iglesia, plenamente abierta a las exigencias de un apostolado moderno, cada vez más activo, capilar y organizado».

1945. Es el final de la segunda guerra mundial. Hitler se ha hundido. De pronto, la Falange, en España, es puesta aparte. Durante cierto tiempo, Franco seguirá utilizándola en su política de balancín, pero serán sobre todo los católicos de derecha los que asaltarán el poder. Se habla poco del Opus Dei en esa época. Pero el Opus se desarrolla. Sin ruido. Es la época subterránea. Es el tiempo de la incubación. Digamos: la época de las semillas. Esa época va a durar más de diez años. Se siembra un poco por todas partes. Los efectivos empiezan a aumentar. Se recluta sobre todo entre la «élite». La invasión de la Universidad data de esta época. Al menos la tentativa. Todavía no es un éxito total. El Opus juzga necesario crear su propia universidad, en 1952, en Pamplona: La Universidad de Navarra.

Otro objetivo: el económico, el tecnocrático. Es la principal originalidad. La experiencia de la Falange instruye progresivamente. Porque la Falange, que no tenía más que influencia política, está perdiendo toda influencia. El Opus se lanza al asalto de lo político por medio de los ministerios tecnocráticos. Empieza a colocar a sus hombres en los puestos claves. Todavía no llega a la cumbre: la cosecha madurará más tarde. De esa época data la invasión del Banco Popular Español, que es la base de la fortuna colosal del Opus Dei. Igualmente, la colonización del Comité de Investigaciones Científicas. Igualmente, el tráfico alrededor de las licencias de importación. Y suma y sigue. A la sombra del franquismo, cómodamente instalados en las estructuras del capitalismo, los hombres de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei tejen la red y colocan los peones para el porvenir.

1956-1957. Ha llegado el florecer. Mejor: la cosecha. Franco debe cambiar de equipo. ¿Pero a quién tomar? Es la hora de facilitar un equipo coherente, homogéneo, tecnocrático... Sólidos en el interior, sostenidos en el exterior por «contactos» que han establecido con los medios de negocios alemanes y norteamericanos, sostenidos también por el Vaticano, o por lo menos por el nuncio de entonces que los tenía en gran estima, los hombres del Opus Dei se lanzan al asalto del poder, de los poderes. Después de unos años de silencio y de manejos subterráneos se convierten de pronto en ministros, subsecretarios, directores generales, directores de bancos, de empresas de todas clases, en rectores de universidad...

Tienen tres ministros, por lo menos, en el nuevo gobierno. Navarro Rubio, en Hacienda. Cánovas en Agricultura. Y Ullastres en Comercio. La importancia de éste último es grande. Él va a permitir que se desarrolle de manera extraordinaria la potencia económica del Opus Dei. Se va a llegar hasta los límites de la corrupción, si se entiende por tal el abuso de autoridad y la apropiación progresiva de las fuentes de ingresos, de provechos, de especulaciones. En una palabra, el Opus Dei instala su fortuna y no duda ante nada con tal de conseguirla.

Así, en Andorra. Los Valles de Andorra son un lugar privilegiado para el mercado negro y el tráfico de divisas. Todo el mundo lo hace. Incluso, y sobre todo, el Opus Dei. Pero en un momento, como consecuencia de una serie de escándalos larvados, se cierra la frontera. El tráfico de divisas se hace imposible. Menos para el Opus Dei. Por lo menos una vez a la semana, un hombre del Opus va a Andorra a hacer la transferencia de divisas como si no pasara nada. Lleva siempre una cartera llena. Y pasa sin dificultad. No invento nada. Hay nombres en los expedientes de Madrid.

Cuando Ullastres, Navarro Rubio y Cánovas dejaron el gobierno fueron reemplazados en el poder por hombres criados en el mismo biberón. Es lo que permite decir a Tierno Galván que el Opus tiene hoy las riendas del poder en el gobierno más homogéneo que el país ha conocido desde la guerra civil.

Los poderes

La pequeña Sociedad Sacerdotal creada en 1928 por un joven sacerdote iluminado se ha convertido simplemente en 1966 en una de las primeras potencias políticas, económicas, financieras y sociales de España e incluso de la Iglesia católica en general. Ella ejerce una influencia tan determinante sobre tal red de empresas de todas clases -bancos, prensa, editoriales, publicidad, películas, etc.-, que uno se pregunta si todavía es posible vivir en España sin pasar por las cajas de la «Obra». (Nos vemos obligados, por falta de espacio, a suprimir la extensa relación de Bancos y empresas controladas por el Opus Dei).

Esta expansión exuberante no deja de encontrar obstáculos. En la Compañía de Jesús, por ejemplo. Al comienzo, la Compañía de Jesús observó la evolución del Opus con una cierta sonrisa: los jesuitas tienen, después de todo, una inteligencia más fina, una «espiritualidad» más profunda que los ambiciosos neófitos del Opus. Pero la sonrisa se convirtió muy pronto en una mueca. Es que el Opus empezaba a captar una clientela tradicionalmente reservada a los jesuitas: la alta burguesía. Hubo, pues, competencia en el mercado de almas de «élite». Y como las redadas del Opus se hacían cada vez más eficaces, se acabó por tener celos. Ha habido escaramuzas. Tres jesuitas han sido expulsados de la Universidad de Navarra donde asistían a las clases de periodismo. Unos artículos, firmados por un jesuita, aparecieron en revistas extranjeras. Son unos artículos feroces para el Opus.

Los jesuitas no son los únicos. Ciertos medios católicos españoles están en lucha constante y larvada con el Opus. Para ellos, el Opus no encarna en realidad más que una nueva forma de «constantinismo»: es decir, una voluntad de unión estrecha entre la Iglesia y las clases dominantes y el poder establecido. Efectivamente, el Opus tiene una gran influencia sobre la jerarquía. Tiene sus obispos. Ejemplos: Monseñor Morcillo, arzobispo de Madrid; monseñor Cantero, arzobispo de Zaragoza; monseñor López Ortiz, de Galicia; monseñor Muñoyerro, capellán del Ejército; monseñor Jubany, obispo de Gerona. Todos los cargos importantes de ciertas diócesis están ocupados por miembros del Opus.

Está claro que el Opus rechaza toda responsabilidad en todo eso. Es una cuestión de principio. Sus heraldos oficiales, sus intelectuales, sus polemistas habituales -un tal John F. Coverdale, del que no se sabe exactamente si es inglés, irlandés o si es un católico ultra que se oculta tras ese seudónimo- afirman: las opiniones o las actividades de los miembros del Opus Dei en cuestiones temporales (traduzco: política, economía, finanzas, terrorismo virtuoso) no son las opiniones o las actividades del Opus y por lo tanto nada tienen que ver con la «Obra». El Opus no está comprometido con ningún partido ni con ningún régimen.

Aunque se encuentren muy raramente tipos del Opus en la oposición, hay que reconocer cierta «flexibilidad» en su comportamiento político. Los del Opus han sido monárquicos. Lo son todavía y seguirán siéndolo mientras la Monarquía tenga un porvenir serio. Hoy son los cómplices, los sostenedores del franquismo. Pero, al mismo tiempo, quieren dar ciertas prendas de liberalismo: apoyan las reivindicaciones de la Universidad, toleran o inspiran las manifestaciones de los estudiantes en su Universidad de Navarra, quieren convencer al extranjero de que son partidarios del progreso y de la democracia, intentan establecer contacto con la democracia cristiana... Es que el franquismo se empieza a cuartear. Es que Franco está enfermo. Hay, pues, que prever el postfranquismo. Se dice de los hombres del Opus que estarán en el último gobierno franquista y en el primero del postfranquismo...

Pero el apetito de poder y la voluntad de no dejarse desposeer, ¿es suficiente para explicarlo todo? No. Me parece que hay más. Estos hombres son los nostálgicos de una sociedad teocrática: quisieran ser los caballeros, la aristocracia de una nueva «cristiandad», es decir, de una sociedad cuya organización total, política, económica, etc., se hiciera en función de su religión. Pero hay mucha gente en España -cada vez más- que piensa que el fin de esta aventura será estruendoso y risible. La mística, si alguna vez la ha tenido, se degrada con la política y las finanzas, y la fe ingenua de los primeros días se ha convertido extrañamente en una especie de integrismo a lo norteamericano. Cuando las aguas del poder estén un poco más claras, el Opus no será más que una sociedad comercial con sucursales múltiples.

YVON LE VAILLANT

¿EL OPUS DEI, ORGANIZACIÓN OCULTA?

PARÍS, 16 mayo, Ibérica: -El diario Le Figaro de hoy publica un artículo, que ocupa toda una página, de su corresponsal en España J. Guillemé-Brulon, con el título precedente. Extraemos del mismo algunos párrafos, con la aclaración de que el citado artículo contiene preguntas formuladas por el citado corresponsal y respuestas del fundador del Opus Dei, Mons. Escrivá.

A la pregunta del corresponsal sobre la opinión sostenida por algunos de que el Opus Dei está organizado interiormente según las normas de las sociedades secretas, Mons. Escrivá responde: «Desde 1928 no he dejado de predicar que la santidad no está reservada sólo a los privilegiados, y que todos los caminos de la tierra pueden ser divinos, porque el eje de la espiritualidad propia del Opus Dei es la santificación del trabajo ordinario». «Para predicar y enseñar a practicar esta doctrina no he tenido nunca necesidad de ningún secreto». «Los que conocen y frecuentan a los miembros del Opus Dei saben que forman parte de la Obra, incluso si no lo proclaman, porque tampoco lo disimulan».

El corresponsal plantea, entre otras, esta cuestión: «El hecho de que ciertos miembros de la Obra estén presentes en la vida pública del país, ¿no ha politizada al Opus Dei en España? ¿No comprometen la organización y la Iglesia misma?» A esta pregunta el Padre responde: «Ni en España ni en ningún otro sitio. Insisto sobre el hecho de que cada uno de los miembros del Opus Dei trabaja con una entera libertad y sobre su responsabilidad personal, sin comprometer ni la Iglesia ni la Obra, pues no se apoyan ni sobre la Iglesia ni sobre la Obra para llevar a bien sus actividades propias».

Es interesante tener en cuenta que este artículo aparece a los cinco días del publicado por Le Nouvel Observiateur.

Una carta del presidente del Opus Dei

PARÍS, 26 mayo, Ibérica: -Le Nouvel Observateur de hoy publica una carta del presidente del Opus Dei, señor A. Romero, en la que, en términos de amenazadora justicia, requiere al director de dicho semanario para que publique la mencionada carta. El señor Romero hace presente su indignación por el artículo publicado en Le Nouvel Observateur del 11 de este mes de mayo, y sostiene que Ivon Le Vaillant «no ofrece ninguna prueba de las infamias de que acusa al Opus Dei», y que «se encontraría ciertamente en la imposibilidad de ofrecer el menor elemento de prueba en apoyo de su afirmación según la cual un miembro del Opus Dei hubiera pasado la frontera una vez por semana con una cartera llena de divisas».

Contestación de Ivon le Vaillant

A continuación de la carta del Sr. Romero, Ivon Le Vaillant contesta y dice, entre otras cosas: «El señor presidente del Opus Dei en Francia, un tal A. Romero, es evidentemente un humorista. O un fariseo. Yo me inclino a pensar lo segundo. Dice, entre otras cosas: "...La libertad es indivisible y comporta también la facultad de criticar..." Es hermoso. Pero es completamente falso. Sobre todo en lo que se refiere a los comentarios del Opus Dei. Es falso, porque si hay una cosa que el Opus Dei no tolera, en España o en cualquier otra parte, es la libertad de expresión y por tanto la crítica».

«En lo que se refiere a los textos sobre el Banco Popular Español, puedo asegurar que no se trata de una falsedad: son textos oficiales de ese Banco del que todo el mundo sabe que es el más hermoso florón financiero del Opus Dei.

»Se trate de Andorra o de cualquier otro punto, no hay nada de lo dicho por mí que no pueda ser confirmado un día u otro por cierto número de personas llegadas de España, de Francia o de cualquier otra parte, de medios diversos, periodistas, profesores, escritores, sacerdotes, teólogos, militantes de todas clases. Uno de los hombres fuertes de la oposición me ha dicho: "Eso puede usted decirlo: España está preparando su YO ACUSO y en este caso será el Opus Dei quien ocupe el banquillo de los acusados". En la espera de ese proceso, o de otro, se puede organizar un gran debate sobre la cuestión. Por ejemplo: en una de las residencias universitarias o culturales del Opus Dei de Francia. O en otra parte: en Londres, en Montreal, en Japón, en Kenya, en Nigeria, en los Estados Unidos... ¡En cualquier sitio! Porque yo he pecado una vez más, por omisión: no es Francia, ni Europa, sino el mundo entero el objetivo de la pequeña Sociedad Sacerdotal creada en 1928 por el Padre Escrivá de Balaguer. Así, pues, se puede abrir un gran debate público. Pongamos en París, que sería más simple. Hará falta, en primer lugar, que todos los españoles dispuestos a venir puedan conseguir su pasaporte. Hará falta, después, que salga de la cárcel cierto número de detenidos políticos, porque pienso -y no soy solo en pensarlo- que tienen ciertas cosas que decir. Hará falta, en fin, lo que es importante, que el número de detenidos políticos no aumente bruscamente después de esta gran confrontación simpática.»



Pero he aquí algunas cuestiones suplementarias a las cuales el señor Romero podría seguramente contestar fácilmente. Si no lo hace yo lo haré con mucho gusto en su lugar: Es verdad, por ejemplo, ¿que uno de los hombres influyentes del Opus Dei es el padre Sánchez Bella y que su hermano, que es embajador en Roma, está encargado de los servicios de espionaje y contraespionaje de Franco en Europa? ¿Que algunos de los profesores recientemente expulsados de la Universidad deben esta medida al Opus Dei, que tenía cuentas que ajustar con ellos, y que la cátedra del profesor Aranguren, por ejemplo, será próximamente atribuida a un hombre del Opus Dei cuyo nombre se conoce por anticipado?. ¿Que todos los encuentros de gentes del Opus Dei con simpatizantes, con elementos marginales o recuperables, incluso con adversarios, dan lugar al establecimiento de fichas? ¿Que el Vaticano ha empezado a sentirse molestado por ciertos comportamientos políticos y financieros y que se ha amenazado al Opus Dei con degradarle, es decir, con negarle el estatuto de Instituto secular, si no pone sordina en su actuación? ¿Y que el Opus Dei, que presumía en otro tiempo de ser el primer Instituto secular, prefiere hoy anunciar que no es más que una simple asociación de fieles?

Estas no son más que preguntas anodinas. Y estoy a disposición del señor Romero para hacerle otras.

YVON LE VAILLANT




ArribaAbajo Sin permiso de la censura

Información de nuestro corresponsal en España


La cuestión del régimen

El hecho pudiera parecer insólito a cuantos siguen de cerca, desde hace decenios, la política de España bajo la dictadura. Durante años y años, despreciando a la vez el derecho y la lógica, los turiferarios del Régimen proclamaron su intangibilidad.

Que las cosas cambian está más que demostrado, y si falta hiciera convencerse, bastaría con echar una ojeada a la prensa (que no es muy audaz, por cierto) y más aún con prestar oído a lo que se dice casi públicamente sobre cuál debe ser el futuro régimen de España.

Una publicación (a la que no se puede confundir con los diarios domesticados), el semanario Signo de las juventudes de Acción Católica, comentaba así el hecho en su editorial de la semana pasada:

«El problema está, pues, planteado. ¿Qué posibilidades existen? ¿Qué sistemas? ¿Monarquía, República, Regencia...? ¿Pluripartidismo, partidismo único? ¿Libertades políticas plenas o libertades restringidas?» «...Muchos periódicos y publicaciones -algunos con su tradicional demagogia- ya se han decidido. Y ya han aparecido republicanos, monárquicos o falangistas a ultranza».



Las conclusiones de la revista son todavía más interesantes:

«A última hora debe ser el pueblo el que elija uno de estos sistemas. Esta es, pues, nuestra postura: lo que el pueblo decida de una manera libre es lo que nosotros propugnamos. Monarquía, República o Regencia.

»En cuanto a lo referente a la libertad de partidos, y siguiendo las enseñanzas de Juan XXIII cuando habla de libertad de asociación, nos tenemos que oponer, por supuesto, al régimen de partido único impuesto».



Nadie ignora que el Régimen ha entrado en un callejón sin salida. La disputa entre quienes con él colaboraron se basa en el modo de encontrarle un sustitutivo en el que los respectivos intereses y posiciones sean dañados lo menos posible. Una vez más, esos señores -se llamen falangistas o carlistas o monárquicos o lo que quieran llamarse, pero me refiero a los que colaboraron con el Régimen- no se dan cuenta de que además y por encima de ellos hay casi treinta millones de españoles que tienen derecho a opinar. La disputa sobre el porvenir del Régimen -o el régimen del porvenir- si hubiese que juzgarla tan sólo por la prensa y las manifestaciones de carácter público, parecería una ridícula querella de familia en la que los Srs. Martín Artajo, Pemán, Romero, Serrano Súñer, Luca de Tena, etc., etc., fueran los únicos que tuvieran voz cantante. Y es que en realidad ellos solos la han tenido durante un cuarto de siglo, ellos solos la tienen todavía desde el punto de vista de una legalidad que hoy todos saben ya superada.

Que el Sr. Serrano Súñer diga que «hay que acabar con la división profunda del país por efecto de la guerra civil» y con «el continuismo de los hombres deformados por la larga permanencia en puestos públicos», pudiera mover a risa si el personaje no hubiera hecho llorar demasiado; pudiera ser también motivo de una moraleja sobre las vanidades de lo político. Pero es, sobre todo, índice cierto del fracaso total de un régimen.

Hay quienes, más cautos o más inteligentes -o ambas cosas a la vez- explican con cierto rigor la cuestión. Este mérito tiene el editorial aparecido en YA el día 22 de mayo. Se dice en él que o no hay instituciones o si las hay «no son sentidas como instrumentos idóneos de la comunidad nacional», «que el país siente cada vez con más apremio la necesidad de un ámbito aireado donde las opiniones se contrasten».

«Hay que abrir los cauces apropiados -añade-, único modo de que desaparezcan los pretextos para otras acciones»... «Todo ello supone un sistema civilizado de convivir los individuos y los grupos en el diálogo y en el respeto recíproco».

Pero esa no es la opinión del puñado de generales y «ultras» que forman el cuadro en torno al desvencijado carruaje del poder no-institucional de un Caudillo. Para ellos se trata de institucionalizar la autocracia, los privilegios, la ausencia de libertades, antes de que la desaparición biológica del que encarnó el poder carismático dé al traste con un sistema impuesto por la violencia a la mayoría del país. Las declaraciones del Ministro de la Gobernación, teniente general Camilo Alonso Vega, son representativas de esos planes. «No hay nada que temer -dice el viejo compañero de Academia del Caudillo- porque la institucionalización está perfectamente definida y funcionará llegado el momento oportuno sin ningún contratiempo». Se están elaborando los proyectos de institucionalización para suceder al general Franco, se afirma por doquier. Esto es, se está preparando todo para que, cuando llegue el momento, los mismos señores de siempre digan al país «No ha pasado nada», «todo estaba previsto», y España continúe siendo el coto privado de una minúscula oligarquía.

Pero claro, esta opinión muy natural en un Sr. Alonso Vega o en un Sr. Carrero Blanco, no es compartida ni siquiera por muchos de los que se han aprovechado de este cuarto de siglo sin instituciones. Quieren evitar lo peor (lo peor para ellos) y el editorial citado de YA expone llanamente ese criterio.

Evolución de distinto origen

Pero además, sería demasiado tosco e incompleto presentar ciertas evoluciones tan sólo en función de «salvamiedos» para la arriesgada carretera del porvenir político. Las hay también en función de una sincera experiencia, de la aparición de nuevas ideas que se mezclan con las antiguas, etc. El mes pasado nos referíamos a monárquicos de auténtico cuño liberal (los Satrústegui, Miralles, Álvarez de Miranda, etc., por no citar más que unos pocos). Ahora, la celebración en Madrid de la 11 Asamblea Nacional de Antiguos miembros del Frente de Juventudes nos da ocasión de volver sobre el tema. Del 19 al 22 de mayo se han reunido con delegados de veintitrés agrupaciones provinciales, que dicen representar más de un millón de afiliados (se trata de listas establecidas a base de todos los que pasaron por el Frente de Juventudes; no es exagerado reducir su número al 10 por 100 de esa cifra, y ya así tiene su importancia). La Asamblea ha dado una nota a la prensa, relativamente suave. En ella se habla de «resolución del problema institucional básico por vías y con sentido auténticamente democrático, desarrollo de las libertades políticas dentro del compromiso de principios expresado en las leyes fundamentales..., cámara baja orgánica de representación de intereses y cámara alta de representación de tendencias políticas..., descentralización administrativa de todo aquello que no venga en detrimento de la unidad nacional..., perfeccionamiento sindical...» Algo que tiene tal vez más fondo, pues representa todo lo contrario, por su marchamo liberal, de lo que fue el falangismo: «presunción general de buena fe en todas las personas y en todos los grupos que comparecen o comparezcan en la escena política, ya sean afectos o ya sean contrarios.»

En realidad, las decisiones han sido más fuertes, insistiendo:

a) En que «la primera magistratura del país sea desempeñada siempre por aquel ciudadano que, democráticamente, sea considerado, en cada momento, como el de mayores méritos biográficos y no por aquellos otros que no puedan alegar más excelencias personales que las de pertenecer, por azar de la Naturaleza, a una familia determinada».

b) «Democratización total y autonomía de los sindicatos, que deberán ser independientes, y todos sus cargos provistos por elección democrática».

c) «Elección democrática de todos los alcaldes y de los presidentes de las Diputaciones provinciales».

¿Hay puntos de coincidencia?

Ocurre, en realidad, que llega un momento en que ciertos valores llegan a ser patrimonio compartido por la inmensa mayoría de la opinión. Este es el caso de hoy en España, en aquello que se refiere a la necesidad de mecanismos representativos de neta base democrática, de sindicatos libres, independientes y democráticos, de pluralismo político, con sus correspondientes derechos de expresión y de información, de reunión, etc.

Sobre esa base no es difícil encontrar puntos de coincidencia entre los más heterogéneos sectores de opinión. ¿Qué otra cosa querían los 1.500 universitarios que han escuchado a Dionisio Ridruejo, Alfonso Sastre y José M. Moreno Galván, el 20 de mayo, en la Facultad de Ciencias políticas y económicas? Cierto, esta asamblea ha perfilado una coordinación ya más madura entre sectores de la aposición; en ella han coincidido un representante del Sindicato democrático de estudiantes de Barcelona, un sacerdote de los que se manifestaron el 11 de Mayo y la delegación de las Comisiones obreras de Madrid. Pero cada día un estado de espíritu común va cristalizando en grupos corrientes y tendencias, decididos a la verdadera institucionalización: la de las libertades.

Si hoy se escucha con más facilidad lo que dicen estos falangistas «de izquierda», aquellos monárquicos, etc., la verdad es que sin las profundas corrientes de protesta de las entrañas del país, esa otra puesta en tela de juicio del Régimen no se habría nunca producido, o sería a lo sumo entretenimiento frívolo de algunos diletantes. Esas hondas corrientes de las que tantas veces hemos testimoniado, se han seguido expresando durante este mes.

Estudiantes e intelectuales no han cejado en su actitud, a pesar de lo avanzado del curso. Dos grandes asambleas en Madrid, protestas en todas partes contra la escandalosa contra información de la prensa (grandes piras en Barcelona del diario Tele-express, apedreo en Valencia del diario del Movimiento Levante, etc., etc.), nuevas manifestaciones en las calles de Barcelona... Los profesores de Barcelona y de Valencia han seguido solidarizándose con el Sindicato democrático de estudiantes, en cartas enviadas al Ministro y al Rector (de Barcelona). Treinta profesores y miembros de profesiones liberales de Barcelona se han dirigido el 16 de mayo en carta al Ministro de Información diciendo que «es totalmente inadmisible que, en un régimen que acaba de proclamar la libertad de prensa y de información, no podamos encontrar más que comentarios ofensivos para la conducta de los sacerdotes (referente a la manifestación del 11 de mayo) y que ninguno de estos haya podido elevar públicamente la voz para dar su propia versión. Este monopolio de la información es algo grave y tenemos el deber de denunciarlo públicamente».

Un hito en nuestra historia política

Pero esto nos lleva al acontecimiento mayor que ha tenido lugar en el mes. La manifestación de doscientos sacerdotes en las calles de Barcelona, en solidaridad con el estudiante Joaquín Boix y otros compañeros suyos detenidos, la cual fue brutalmente disuelta por la policía. No insistimos sobre los detalles de los hechos, de los que ya dimos cuenta, ni tampoco sobre la actitud del arzobispo Modrego, quien lejos de excomulgar -como lo preceptúa el Código de Derecho Canónico- a los policías y a su jefe, el gobernador Sr. Ibáñez, se entrevistó cordialmente con éste «para lamentar lo sucedido».

La manifestación del 11 de Mayo puede señalar un hito en la historia política de la España contemporánea. A nosotros no puede asombrarnos, ya que hemos venido siguiendo paso a paso la incorporación de una parte del clero y de la mayoría de las organizaciones católicas a una corriente de liberalismo y apertura que inevitablemente lleva a la oposición contra un régimen dictatorial como el de España.

Las consecuencias de esa manifestación son importantes y pueden serlo mucho más. Resumiendo los hechos, puede decirse que el Gobierno puso en juego todos los resortes para atajar lo que consideraba grave. Las medidas adoptadas fueron: a) solicitar de la jerarquía una toma de posición; b) movilizar a la parte del viejo clero que actúa por reflejos de «la Cruzada»; c) dar instrucciones a la prensa diaria que sigue dócilmente lo que se le ordena desde el Ministerio de Información.

Dos hechos han sido graves: uno la carta de la Secretaría de la Comisión Episcopal (inspirada por el cardenal Quiroga) diciendo que «es de lamentar y no puede aprobarse el modo como han procedido (los sacerdotes), sin la necesaria conjunción con su prelado, y sin el debido acatamiento a las indicaciones de los encargados del orden público».

La prensa fue más lejos en la grosería: el Tele-express de Sentís y Agustí trató a los sacerdotes de «bonzos», el ABC de alborotadores, Arriba de mucho más, llegando a calumniar al padre Montserrat. En cuanto a Pueblo sacó los rancios trapos del anticlericalismo más chabacano.

Consecuencias: una, ya apuntada por nosotros el mes anterior; se perfila la escisión entre una jerarquía que sigue la tradición de preferir la alianza con los poderes públicos y el «orden», a la identificación con el pueblo y el testimonio evangélico, y la mayoría de los católicos cada vez más representada por sacerdotes «con las manos libres de los poderes de la política y del dinero» (como dijo una vez el obispo de Salamanca, Mons. Rubio, que nos parece una excepción). Una vez más, el alto clero español puede hacer grave daño al conjunto de la Iglesia católica española.

En segundo lugar, ha quedado demostrado que, por ahora no existe prensa libre en España, ni posibilidad de rebatir las calumnias cuando estas están inspiradas oficialmente.

La reacción de los medios católicos ha sido vigorosa: numerosos párrocos de Barcelona y de Vizcaya han expuesto en sus sermones dominicales la verdad de las cosas, y se han visto obligados a calificar la actitud de la prensa, radio y televisión como «una sistemática campaña de deformación de los hechos». Pero la toma de posición de mayor resonancia ha sido la de las veintiuna organizaciones del apostolado laico de la capital de España (y a esas no las podrán acusar de que obran por nacionalismo catalán o vasco), que constituye un documento de fondo: al solidarizarse con los sacerdotes manifestantes de Barcelona no lo hace en abstracto, por su calidad de sacerdotes simplemente, sino porque «se manifestaron contra el odio y la violencia que intentan ahogar los derechos de la persona humana..., para protestar contra las numerosas violencias, vejaciones o calumnias de las que desde hace ya tiempo son víctimas personas e instituciones», y al expresarse así reproducen los mismos términos del documento en que los sacerdotes han explicado su conducta, en el que también se ataca vigorosamente a la prensa, que se «escandaliza» por una manifestación de curas, «pero no se escandaliza ante el salario mínimo legal, ni ante las deformaciones sistemáticas de la información, ni ante los abusos legales que van contra los derechos de libre asociación, reunión y expresión».

Una llamada al orden muy aleccionadora la constituye el documento de los alumnos de la Escuela católica de Periodismo, solidarizándose con los sacerdotes catalanes y condenando severamente «la información tendenciosa e insultante de la casi totalidad de la prensa».

Cambios en el ambiente social

Naturalmente, el conjunto de actitudes de católicos, estudiantes, intelectuales, etc., halla cada día más una sólida base en los cambios que se operan en el ambiente social. Resulta innecesario citar hoy todas las huelgas y conflictos sociales (también sería muy difícil dado su elevado número), pero conviene destacar algunos hechos esenciales. La prolongada huelga de la «Babcock & Wilcox» terminó con el triunfo de los huelguistas y el ridículo de los funcionarios de la Organización Sindical, que habían querido ayudar a la empresa. En la «Perkins Hispana» de Madrid, en vista de que despedían a 140 eventuales, se reunieron en asamblea todos los trabajadores. Los obreros hablaron allí de «ese Plan de desarrollo, que propugna la creación de puestos de trabajo y que en realidad los quita». El asunto sigue en pie. En Asturias, en «Fábrica de Mieres» hay también huelga por retraso en aprobar el convenio colectivo. Y en «Standard» de Madrid puede estallar el conflicto de un momento a otro, por despido de 400 eventuales. En cuanto a Artes Gráficas, a pesar de las notas a la prensa de la Organización Sindical, ha tenido que ceder ante la Comisión obrera, que representa a todos. Hace unas semanas, 170 metalúrgicos madrileños, en representación de sus compañeros, enviaron una carta al Delegado nacional de Sindicatos, pidiendo que los enlaces sindicales tuvieran garantías de no ser despedidos con fines de represalia. El escrito era violento: «Señor Solís..., le insistimos en que este asunto no se solucionará dando unas declaraciones más al público». Por esta vez Solís ha cedido, y según últimas noticias, el gobierno acaba de decidir en su reunión de ayer esas garantías.

La institucionalización no es necesaria para resolver el problema de la sucesión, como lo pretenden desde Alonso Vega hasta Pemán. El problema es muy otro. No hay un solo problema de estructura o de funcionamiento, ya sea económico, ya sea político, educativo, etc., que pueda ser resuelto hoy por esa «pseudo-élite» instalada en el poder desde hace veintisiete años, que cada día tiene menos de común con el resto de los españoles. Podrán mañana realizar un desfile más «de la Victoria», ostentando los cohetes «Hawk» y los aviones supersónicos. Podrán procesar a los directivos del Sindicato democrático de estudiantes de Barcelona. Y luego, ¿qué?

Todavía hace muy pocos días la prensa del «Movimiento» publicó un editorial quejándose amargamente de la negativa a que España entre en el Mercado Común. ¿España? No, señores. El Régimen. Ese Régimen que se ha convertido en un obstáculo paralizador de todas las actividades básicas del país, en un lastre cada día más difícil de arrastrar.

Y por muchas vueltas que le den, la cuestión de la sucesión es la siguiente: no se trata de que Juan o Pedro suceda a Francisco, se trata, sencillamente, de que la democracia suceda a la autocracia.

TELMO LORENZO

Madrid, 26 de Mayo de 1966






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Clero y pueblo


En España se han venido produciendo, desde hace mucho tiempo, hechos graves de los que los ciudadanos, en virtud del silencio impuesto por la censura de prensa, no han tenido conocimiento; pero desde que entró en vigor la nueva ley llegan al lector, más o menos mutiladas y tendenciosas, fracciones de noticias de aquellos hechos más importantes que se producen en el país.

Así, los graves sucesos ocurridos en la capital de Cataluña, a partir de los atropellos cometidos por la fuerza pública en la Universidad, en la Abadía de los padres capuchinos de Sarriá, en la manifestación justificada y cívica de los sacerdotes el 11 de mayo, han podido llegar, aunque tendenciosamente, al conocimiento de los españoles. La realidad de estos últimos acontecimientos queda expuesta en las noticias que insertamos; falta estimar la valoración de esa y otras manifestaciones sacerdotales.

Cierta prensa, que está obligada por su tendencia y por los intereses que ampara, al análisis sereno de actitudes y manifestaciones de los sectores vitales del país, y especialmente de aquellos que por su misión y actuación han merecido siempre respeto, ha llegado a calificar esta manifestación de sacerdotes de «manifestación de las sotanas, agitadora y subversiva», «en forcejeo con la policía». Fraseología empleada por la prensa española del muy católico gobierno franquista.

Pero vamos a ver si nos entendemos. Vamos a ver si aclaramos ciertos conceptos que yacen confusos en algunas mentes de directores y redactores de la prensa española, lo que no es de extrañar después de cerca de treinta años de secuestro intelectual y de deformación profesional. Justicia y política no son términos antagónicos. La justicia y la política, no se hurtan; justicia es razón, equidad, es amparo; política es el arte de gobernar en justicia un pueblo, lo que implica regir su vida dentro del bienestar y seguridad. Una política respetable y que pueda ser respetada tiene que basarse en la justicia, de espaldas a ella, contra ella, todo acto de Gobierno es refutable, toda acción política injusta entraña la protesta legítima de los que se sienten lesionados, moral o materialmente.

Pues bien, la manifestación de los sacerdotes de Barcelona es un acto político; así, un acto político. La historia señalará este hecho sin precedentes en capítulo especial de la historia eclesiástica: unos sacerdotes que viven en España con el pueblo, se unen a él para pedir justicia, para reclamar legítimos derechos negados sistemáticamente, para protestar de injurias, vejaciones y atropellos del poder público. El hecho es de magnitud insuperable.

¿Se asusta la prensa española de que miembros de la Iglesia realicen actos políticos? ¿Se alarma de veras? Si es así, achaquemos entonces esa actitud a los fallos de memoria, y para remediarlos en lo posible citemos algunos ejemplos.

Cuando el Arzobispo de Orense, don Pedro de Quevedo, presidía las Cortes de Cádiz en 1810, realizaba un acto político, un acto de justicia hacia su pueblo; cuando el Cardenal Segura, Arzobispo de Toledo y Primado de España, lanzaba cartas pastorales contra el gobierno republicano y cruzaba la frontera en una y otra dirección conspirando contra el gobierno legítimo, el Primado de España realizaba actos, no ya políticos, sino subversivos contra los poderes constituidos, contra las leyes canónicas; cuando en la guerra civil obispos españoles bendecían en la zona franquista a los combatientes y a las armas que iban a emplear contra sus hermanos de la zona leal, realizaban actos de una extrema gravedad político-social, actos que no queremos entrar a calificar con palabras adecuadas; cuando sacerdotes en la zona franquista eran fusilados por continuar al lado del pueblo, esta voluntad de morir por sus convicciones era un acto político; los sacerdotes que hoy envían telegramas de adhesión al general Franco para significar el repudio de la manifestación de Barcelona, realizan un acto político.

Basten estos ejemplos para refrescar la memoria de la prensa española mediatizada o asustadiza, o ambas cosas a la vez. La manifestación de los sacerdotes en Barcelona, repetimos, ha sido un acto político de justicia. Justicia y política, no nos cansaremos en repetir, no son términos antagónicos y en apoyo de la justa protesta de los sacerdotes invocamos palabras más autorizadas que las nuestras:

Los padres de la Iglesia, Santo Tomás, el Padre Mariana, etc., han reconocido el derecho a la insurrección; León XIII, en la Encíclica «Libertas», promulgada en 1888, afirmó que la Iglesia no condena al que quiere liberar a su país de un déspota, puesto que en ello no hay violación de la justicia. Y ahí están los Evangelios: es Jesucristo mismo el que dijo: Yo no he venido para traer la paz, sino espada. Es decir, espada contra la injusticia, contra la tiranía, contra el despotismo.

Que la prensa española, católica, y conservadora, haga examen de conciencia frente a estas citas y rectifique su criterio sobre la manifestación de los sacerdotes. Por primera vez en la historia el clero español se manifiesta en apoyo de reivindicaciones y derechos del pueblo, negados sistemáticamente en España durante cerca de treinta años. El clero cumple su justa y evangélica misión manifestándose contra la violencia y las vejaciones y reclamando justicia para el pueblo.




ArribaResumen de noticias

«La manifestación de las sotanas»

MADRID, 14 mayo, Ibérica: -Con este título, el periódico monárquico ABC ha escrito un editorial furioso contra los doscientos cincuenta sacerdotes y frailes que se manifestaron en Barcelona contra la Policía, por malos tratos infligidos a los estudiantes catalanes. Concretamente, dice ABC:

«Nos parece, pues, escandaloso, intolerable, que personas más o menos obcecadas puedan abusar de ese su status legal privilegiado, que de hecho está reforzado hoy en España por el excepcional respeto con que desde hace treinta años se ha rodeado, de manera notoria, a la figura del sacerdote» -y añade: «¿Hasta dónde podría llegarse si se inicia de esa manera la carrera hacia la subversión?».

Para la opinión pública, este hecho insólito demuestra claramente que la Iglesia española está definitivamente dividida con respecto al franquismo: por una parte, la alta Iglesia, a favor del Régimen; por otra parte, el clero joven, radicalmente en contra.


Las injurias de la prensa continúan

MADRID, 18 mayo, Ibérica: -Continúa el coro de injurias en la prensa a los doscientos cincuenta sacerdotes que se manifestaron en las calles de Barcelona.

El arzobispo Modrego se entrevistó con el gobernador Ibáñez Freire y parece que llegaron rápidamente a un acuerdo. Los que no están de acuerdo son los sacerdotes catalanes, algunos de los cuales, en vista del servilismo de su arzobispo ante las autoridades civiles, han optado por entablar recurso individual ante el Tribunal eclesiástico. Otros sacerdotes, en número de 200, fueron el sábado a ver al Arzobispo para decirle que, si no quería excomulgar o pedir la excomunión de quienes han infringido el canon 2,343 del Código Canónico, que diga claramente que éste no tiene vigencia en su diócesis. Claro, nada de esto agrada al oportunista Modrego quien se ha puesto rápidamente de acuerdo con el cardenal Quiroga, presidente de la Conferencia Episcopal, para que ésta condene a los sacerdotes que se manifestaron en Barcelona.

Modrego se negaba en principio a recibir a los sacerdotes, como no fuera individualmente; luego, recibió una comisión. Al día siguiente publicó una homilía carente de todo contenido, que indignó todavía más al clero catalán. La condena de la actitud de los sacerdotes manifestantes por la Conferencia Episcopal, según la cual aquellos debían haber obedecido a la policía, ha colmado la indignación y profundiza la diferencia que se está abriendo entre la jerarquía, aliada del régimen, y gran parte del clero.


Con los sacerdotes

PARÍS, 29 mayo, Ibérica: -La Croix, periódico católico de esta ciudad, dice: «Dieciocho organizaciones católicas de Barcelona, han protestado en un documento público contra la campaña «parcial y tendenciosa» llevada a cabo en la prensa española respecto de los sacerdotes catalanes que tomaron parte el 11 de mayo en una manifestación silenciosa en la que diez de ellos resultaron heridos a consecuencia de porrazos de la policía.

El documento, después de declarar que la violencia no había sido provocada por la actitud de los sacerdotes, desmiente que la manifestación tuviera lugar por motivos políticos y afirma que la campaña lanzada contra los sacerdotes tiene por objeto «desviar la atención del público de la cuestión fundamental, que es las torturas, las violaciones, las calumnias y la situación de injusticia que reina en el país».


Los sacerdotes forman una junta

NEW YORK, 5 junio: -El New York Times de hoy publica una crónica de su corresponsal en Madrid, Tad Szulc, de la que reproducimos los siguientes párrafos: «Los golpes asestados por la policía a un grupo de sacerdotes liberales el 11 de mayo en Barcelona, y las subsiguientes disidencias en los miembros de la Iglesia, han afectado a muchos sectores de la Iglesia Católica.

Está abierto el fundamental problema entre la jerarquía y los grupos de sacerdotes de mentes modernas».

«Los sacerdotes de varias diócesis han establecido una junta, activa, aunque no oficial, para coordinar las informaciones de las situaciones que puedan ser de interés a los sacerdotes que le siguen».

«Los esfuerzos de esta junta van dirigidos a contrarrestar la deformación de las recientes informaciones sobre los incidentes de Barcelona; noticias a medias controladas por el Gobierno y por la jerarquía».

«La nueva junta ha animado a los jefes de los grupos de clérigos para que expliquen la situación, tanto a las autoridades como a los sacerdotes. Otros sacerdotes de Sevilla, Oviedo y Valladolid irán a Barcelona esta semana para recibir información; varios viajan de aquí a San Sebastián. Un sacerdote de la junta decía: Nunca hemos viajado tanto como ahora».


Renuncian a sus honorarios 60 sacerdotes

BRUSELAS, 23 mayo, OPE: -Una información de Le Soir, fechada en Madrid, contiene estos párrafos: «Sesenta sacerdotes han renunciado a los honorarios que el Estado asigna a los eclesiásticos. En la ciudad han aparecido unos pasquines en los que se ve la bandera de la Santa Sede con el emblema de la Falange, lo que, en general, se interpreta como una crítica dirigida a la política del Vaticano en lo que se refiere a España».


El padre Montserrat pisa firme

BARCELONA, 17 mayo, Ibérica: -Lejos de la noticia publicada en el ABC de ayer, contenida en una crónica de su corresponsal en Barcelona, según la cual: «...de fuente autorizada llegada de la Ciudad Eterna, el sacerdote barcelonés Montserrat Torrens ha sido reducido al estado laical o secundario, es decir, que pierde todas sus atribuciones de sacerdote», «el Padre Montserrat Torrens, en la misa que celebró el domingo 15 en la parroquia de San Vicente, en Sarriá, pronunció un sermón en el que, con tono elocuente y firmeza, repudió la violencia y exaltó las virtudes contenidas en los Evangelios. Anunció después que él, y otros sacerdotes "renunciaban" a partir de ese momento, a la nómina del Estado, procedente del ministerio de Justicia».

Esta decisión del Padre Montserrat Torrens ha corrido por toda Barcelona y se elogia la firme y aleccionadora actitud del digno sacerdote.


Mitin en la catedral

GINEBRA, 21 mayo, Ibérica: -Journal de Genéve de ayer publicó un despacho de la agencia F.P., procedente de Barcelona, con el título «Ambiente de mitin político en la catedral de Barcelona», del que reproducimos algunos párrafos: «A unos metros del altar mayor, los manifestantes llegan a las manos. Varios pugilatos han tenido lugar junto al altar mayor de la catedral de Barcelona durante la ceremonia de entronización del nuevo arzobispo coadjutor, Monseñor Marcelo González, al que los católicos catalanes reprochan el no ser catalán. El fervor religioso estuvo totalmente ausente en la ceremonia, que fue frecuentemente entrecortada con aplausos y vivas».

«El comienzo del sermón del nuncio, que abría la ceremonia, fue interrumpido por el cántico catalán "Virolai" dedicado a la Virgen de Montserrat. Esta tímida -y piadosa- manifestación fue inmediatamente interrumpida con brutalidad por los «comandos» de un servicio de orden no identificado. Una parte del trascoro se convirtió durante varios minutos en campo de batalla, en medio del pánico de fieles, sacerdotes y religiosos. En el centro del trascoro, un catalán derribado en un banco perdió el conocimiento bajo los puñetazos y las patadas recibidas a la vista de los obispos situados delante del altar mayor. Los perturbadores, con el rostro ensangrentado, fueron expulsados de la catedral. Después de esta demostración de eficacia policíaca, la ceremonia continuó sin incidentes».


Segunda víctima de la ley de prensa

NEW YORK, 7 junio: -El New York Times de hoy, en otra crónica de su corresponsal en Madrid dice: «Seis mil ejemplares del semanario Signo, revista de Acción Católica, han sido incautados por la policía obrando en consecuencia de una orden recibida».

«Se entiende que la incautación del semanario ha tenido por objeto detener la difusión del artículo "Los progresos y la Iglesia", del Padre Víctor, Manuel Arbeola, un joven sacerdote. El artículo abre el tema de la guerra civil». «La confiscación de Signo es el último de una serie de incidentes en los que están envueltos el régimen del general Franco, católicos militantes, sacerdotes y seglares».


Día de la represión

MADRID, 19 mayo, Ibérica: -En la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid, se celebró una reunión a la que asistieron más de mil estudiantes, con el fin de celebrar lo que se ha llamado «día de la represión». Presidieron y hablaron el profesor Salvador Lissarrague, y los escritores Alfonso Sastre, Dionisio Ridruejo y Moreno Galván.

Un cura catalán explicó a los estudiantes que la protesta de los sacerdotes catalanes, de días pasados, no se debía, en ningún caso, a separatismo -tal como lo ha hecho ver el Gobierno- sino como protesta por las torturas que sufrió un estudiante de Ingeniería.


La policía ha detenido ocho estudiantes

BARCELONA, 22 mayo, Ibérica: -El Tribunal de Orden Público dispuso la liberación de nueve estudiantes que estaban todavía detenidos a consecuencia de las manifestaciones de Barcelona, y a quienes el rector Valdecasas quería procesar.

En cambio, la policía, por órdenes del ministro de la Gobernación (y con el visto bueno de Valdecasas) ha detenido a ocho estudiantes como dirigentes del Sindicato Democrático del Distrito Universitario de Barcelona. Son los siguientes: José M. Maymo (Ciencias), Evaristo Manzano (Arquitectura), Joaquín Boix (Ingenieros Industriales), Ignacio Pons (Escuela de Administración de Empresas), Joaquín Benet (Instituto Químico de Sarriá), Tomás Salomé (Ingenieros Textiles de Tarrasa), Manuel Rodríguez (Peritos Industriales) y Joaquín de la Gándara (Bellas Artes).

Los ocho pasaron a disposición del Juzgado de Guardia, y fueron interrogados y maltratados en la jefatura de Policía por los hombres al servicio del tristemente célebre Creix.

De la Gándara y Salomé han sido puestos en libertad el lunes. Los otros seis han pasado a la cárcel.


Jóvenes vascos condenados

MADRID, 22 mayo, Ibérica: -El Tribunal de Orden Público, en Madrid, ha dictado sentencia contra seis jóvenes vascos, acusados de pertenecer a la ETA, agrupación nacionalista vasca. Los condenados han sido: José Ignacio Arenaza, condenado a dos años y tres meses, y treinta mil pesetas de multa, y a los cinco restantes -Agustín Bergareche, José Andrés Arregui, José Antonio Jáuregui, Esteban Burgos y José María Arambari- un año y cuatro meses, más veinte mil pesetas de multa.


Más profesores fuera de la Universidad

BARCELONA, 14 mayo, Ibérica: -Han sido suspendidos de empleo y sueldo 19 profesores de la Universidad de Barcelona; de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas: Luis Gorostiza, Francisco Folch, Miguel Izarg Llorens, y José M.ª Vidal Villa.

De la Facultad de Ciencias: José M.ª Obios Germán. De la Facultad de Derecho: Luis Gorostiaga, José Cano Tembleque y Jorge Solé Turá.

De la Facultad de Filosofía y Letras: Ricardo Martín Tobías, Joaquín Marcos, Antonio Jutglar, Gabriel Oliver Coll y Enrique Lluch Martín.

De la Facultad de Medicina: Luis Daufi, Enrique Vilardell y Carlos Martín. De la Escuela Superior de Arquitectura: Luis Carreño Piera, Luis Domenech Girbau y Oriol Bohigas.


Un folleto de Fraga contra intelectuales

MADRID, 14 mayo, Ibérica: -Sin firma, y aparentando ser de grupos de la oposición, el Sr. Fraga ha lanzado un folleto, de más de cien páginas, que titula Los nuevos liberales. Recoge allí discursos de algunos intelectuales, hoy en la oposición liberal, y que, en su día, fueron falangistas. Así, hay textos de Ridruejo, Aranguren, Maravall, Tovar, Montero Díaz y otros.

En los medios de la oposición democrática, se señala que se trata de una nueva maniobra del Sr. Fraga, despechado por la actitud anti-Régimen que, desde hace tiempo, manifiestan, públicamente, dichos intelectuales.


El régimen español procesa una revista

NEW YORK, 12 junio: -El New York Times de hoy inserta una crónica de su corresponsal en Madrid, Tad Szulc, de la que damos los siguientes párrafos: «El Gobierno español ha abierto un proceso contra un semanario jesuita por un artículo en el que se critica a la policía por haber golpeado a los sacerdotes en Barcelona.

Este proceso es la última repercusión del incidente del 11 de mayo, cuando los policías golpeaban y daban patadas a un grupo de 130 sacerdotes que trataban de protestar contra esos malos tratos.

La acción judicial contra La Voz del Trabajo, está basada en la Ley de Prensa que cuenta con dos meses de existencia. Se espera que estas acciones del Gobierno contra publicaciones católicas, establezcan precedentes respecto a dicha ley.

La Ley de Prensa de 1966, teóricamente, pretende abolir la censura directa, pero ha investido al Régimen de poder extensivo sobre las publicaciones españolas».


«Homenaje» oficial a Antonio Machado

MADRID, 14 mayo, Ibérica: -En los medios oficiales se pretende rendir «homenaje» a Machado organizando en Baeza un acto por la Diputación provincial de Jaén.

La Comisión organizadora del verdadero homenaje ha enviado una nota a la prensa (que ha sido publicada) explicando que ese homenaje nada tiene que ver con el del 20 de febrero, y que en él no serán utilizados ni la cabeza en bronce del poeta, obra del escultor Pablo Serrano, ni el proyecto de monumento del arquitecto Moliner, ni las placas conmemorativas, ni el cartel del pintor Juan Miró. La carta está firmada por Aurora de Albornoz, Caballero Bonald, Valeriano Bozal y Jesús López Pacheco.


Tres millones de pesetas de multas

PARÍS, 26 mayo, Ibérica: -Le Nouvel Observateur de hoy publica con este título la siguiente noticia: «Los intelectuales y estudiantes españoles que, este invierno y esta primavera, han manifestado su descontento en Madrid, Barcelona y otros lugares, han sido condenados a fuertes multas: cuarenta de ellos han sido condenados a pagar tres millones de pesetas sin siquiera haber sido juzgados, por simple decisión administrativa. ¿Dónde podrían encontrar el dinero para evitar la prisión? Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, René Char, Maurice Nadeau, Jacques Dupin, Jean Cassou, Alain Resnais, Michel Leiris y Jacques Preverts han creado un comité de sostén. Y han conseguido de pintores y escultores célebres que hagan don de una obra que será vendida en subasta pública el 21 de junio próximo en el museo Galliera. Los tres millones de pesetas serán ciertamente sobre pasado si se tiene en cuenta que los donantes se llaman Picasso, Miró, Max Ernst, Rebeirolle, Saura, Calder, Masson, Chillida, Appel Ubac, Pignon, Wilfredo Lam, Alechinski, César... Los escritores Char, Butór, Leiris, du Bouchet, Freneaud, etc., se han asociado a esta venta donde serán subastados escritos y ediciones originales».


La convocatoria de un referéndum

The New York Times, 2 junio: -De la crónica del corresponsal del New York Times en Madrid, Tad Szulc, reproducimos los siguientes párrafos: «Se espera que el Generalísimo Francisco Franco convoque a un referéndum nacional en el mes de julio para que se apruebe una constitución, en la que puedan estar resueltos los mayores problemas.

De otro lado informadores autorizados dijeron que el plebiscito puede ser aplazado hasta el mes de octubre o noviembre.

El ministro de Información, señor Fraga Iribarne, hablando en la Asociación de corresponsales de la Prensa Extranjera, dijo que su opinión personal era que el referéndum no será dispuesto antes del próximo mes, después del examen del Gobierno.

En otros sectores se estima que la lucha por la forma de sucesión del general Franco tiende a aplazar las decisiones básicas en dicha constitución. Algunas figuras influyentes tienen confianza en que el referéndum será sometido a los españoles en el próximo mes de julio».


Reajuste de los grupos del interior

MADRID, 14 mayo, Ibérica: Los dos grupos más importantes de la democracia cristiana, de oposición, están en proceso de reajuste y de revisión de estrategia. Giménez Fernández, que representa la línea de izquierda, y Gil Robles, que representa la línea centro-derecha, han sustituido a sus secretarios de grupo.

Las discusiones son debidas, en gran parte, al problema institucional monárquico y a la búsqueda de una nueva táctica. Los señores Álvarez de Miranda, del Consejo Privado de Don Juan, y Barros de Lis, han sido sustituidos respectivamente, por una persona «menos monárquica» -en el grupo de Gil Robles- y «más izquierdista» en el grupo de Giménez Fernández.

Al mismo tiempo, en las filas socialistas, en el grupo de Tierno Galván, ha habido también una reestructuración, orientada a realizar una política «más dinámica» y de flexibilidad hacia el socialismo histórico y el del interior.


Unos comentarios de «ABC»

MADRID, 28 mayo, Ibérica: -El diario monárquico ABC, publica en su edición de ayer un comentario basado en la encuesta sobre la monarquía que el diario de la tarde Madrid ha venido publicando en las semanas precedentes.

Esa encuesta se ha llevado a cabo entre monárquicos, colaboradores del Régimen y algunos falangistas, entre otros, los señores siguientes: Martín Artajo, Joaquín de Satrústegui, Florentino Pérez-Embid, José M.ª Yanguas Messía, José M.ª de Areilza, José M.ª Pemán, el marqués de Valdeiglesias, Serrano Suñer, etc.

Si cursamos estas noticias -que ya son viejas de un mes-, es porque nos mueve a ello el inefable comentario de ABC: «Nuestro brillante colega (Madrid) ha terminado la encuesta sobre la monarquía que con tanto éxito ha venido publicando a lo largo de un mes aproximadamente. En ella han participado algunos de los más destacados hombres políticos de la vida actual española representativos de diversas tendencias u opiniones políticas (el subrayado es nuestro). Todos los consultados coinciden en el fondo, con una u otra forma de expresión, en que la monarquía es la mejor solución entre las que puedan presentarse». Y nosotros, los hombres de la calle, nos preguntamos: ¿Por qué no se ha extendido la encuesta a socialistas, republicanos, demócratas cristianos y otros grupos de la verdadera oposición al Régimen?


La prensa se interroga sobre el porvenir

MADRID, 24 mayo, Ibérica: -El ABC del sábado 21 y el YA del domingo se interrogan sobre el futuro de España. El primero de los citados periódicos decía, entre otras cosas: «Nuestro país marcha a ritmo acelerado hacia coyunturas críticas». «Los pesimistas gozan poniendo en evidencia las dificultades que pueden surgir en el porvenir». «El porvenir es así discutido en la prensa española: ¿Monarquía? ¿República? ¿República presidencial o Regencia? ¿Dinastía de Don Juan o de Carlos Hugo?»

El periódico YA (católico) expresa en su editorial del domingo, que los españoles dudan de que se hayan dado verdaderas soluciones a los problemas de la nación y sienten «una especie de angustia ante la depresión de la vida política». «El país necesita, de una manera cada vez más urgente, un clima democrático y sólo estableciendo ese clima podrán suprimirse los pretextos para otro tipo de acción». «Sólo las instituciones pueden garantizar que el sistema penetre por su propia impulsión en el porvenir». «Es necesario que esas nuevas instituciones funcionen ya libremente durante la vida de Franco».


Encarceladas más de un mes

BARCELONA, 24 mayo, Ibérica: -Las muchachas estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de esta Universidad, Ana María Torrent Plana e Inmaculada Albo Vidal de Llovater, y Asunción Soler Puig, de la Facultad de Derecho, han permanecido encarceladas más de un mes. Aunque han sido puestas en libertad siguen procesadas por el Tribunal de Orden Público, por manifestaciones y gritos subversivos el 17 de abril.


Visita del ministro del aire a Madrid

MADRID, 14 mayo, Ibérica: -El Secretario de las Fuerzas Aéreas norteamericanas, Harold Brown, en su reciente visita a Madrid, ha visitado al vicepresidente del Gobierno español, general Muñoz Grandes. La visita se interpreta, en los círculos políticos, como la tentativa por parte del gobierno norteamericano de trasladar los aviones y equipo bélico, que poseen los norteamericanos en Francia, a España, concretamente a Zaragoza.

Estas negociaciones son llevadas directamente, por parte del Gobierno español, por el general Muñoz Grandes -que ha aceptado la tesis norteamericana- y en contra de la política del ministro español de Asuntos Exteriores, Sr. Castiella. Para Castiella y, en general, para los sectores «liberales» del Ministerio, la política se debería centrar más en un acuerdo con los países europeos que insistir en la concesión y ampliación de las bases norteamericanas.


Viaje de Castiella

MADRID, 23 mayo, Ibérica: -De vuelta de su viaje a Londres, el señor Castiella -según sus declaraciones a la prensa- se ha mostrado satisfecho, pero las negociaciones -que han durado un día- se han interrumpido. Los ánimos están más apagados; los funcionarios del ministerio de Asuntos Extranjeros no ocultan que la posición inglesa es muy discrepante sobre las propuestas que llevaba en cartera el ministro de Franco.

En nivel más bajo proseguirán las negociaciones, pero parece que no darán gran resultado, aunque otra cosa pretenda la prensa, que ya señala esto: «Negociaciones largas y difíciles».



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