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Ibérica por la libertad

Volumen 15, N.º 3, 15 de marzo de 1967

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LA MAREA ESTÁ SUBIENDO EN ESPAÑA

«España es una nación en protesta. Las noticias que vienen de Madrid, Barcelona, Bilbao, de las universidades, de las fábricas, de las granjas, de los monasterios, todas traen la misma dramática historia: la sociedad española está pasando por un doloroso y espasmódico ajuste al último tercio del siglo veinte.

«Después de una lucha de diez años, una severa ley religiosa está en vísperas de introducir cambios que traerán libertad de culto a protestantes y judíos. No obstante, los obreros, los estudiantes y el bajo clero, que van al frente de las protestas nacionales contra el régimen, encuentran la represión, mayores restricciones y castigos más duros por medio del instrumento empleado ahora por el Generalísimo Franco: la Comisión Judicial de sus Cortes, cuyos miembros están nombrados a dedo.

«España es una entidad viva; su pueblo es uno de los más vitales del mundo. Ha aceptado un yugo autoritario durante tres décadas, porque una generación entera no podía tolerar la idea de lucha interna, después de los horrores de su Guerra Civil.

«El Generalísimo Franco no puede seguir sentado interminablemente en el Palacio del Pardo, fuera de Madrid, y mandar que los descontentos se paren o castigarlos. De hecho el Generalísimo está cediendo terreno lentamente, pero España está cambiando más rápidamente que él. La marea, que ningún hombre puede parar, está subiendo».


(Del Editorial del New York Times, 28 de febrero de 1967)                




IBÉRICA es un boletín de información dedicado a los asuntos españoles y patrocinado por un grupo de americanos que creen que la lucha de España por la libertad es una parte de la lucha universal por la libertad, y que hay que combatir sin descanso en cada frente y contra cada forma que el totalitarismo presente.

IBÉRICA se consagra a la España del futuro, a la España liberal que será una amiga y una aliada de los Estados Unidos en el sentido espiritual y no sólo en sentido material.

IBÉRICA ofrece a todos los españoles que mantienen sus esperanzas en una España libre y democrática, la oportunidad de expresar sus opiniones al pueblo americano y a los países de Hispano-América. Para aquellos que no son españoles, pero que simpatizan con estas aspiraciones, quedan abiertas así mismo las páginas de IBÉRICA.

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IBÉRICA is published monthly on the fifteenth of the month, except July-August when bimonthly, in Spanish, by the Ibérica Publishing Co., 112 East 19th St., New York, N. Y. 10003. All material contained in this publication is the property of the Ibérica Publishing Co., and may be quoted, but not reproduced in entirety. Copyright 1967, by Ibérica Publishing Co.

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ArribaAbajoCésar o nada

Manuel de Irujo


El Diario Oficial del Estado publicó el once de Enero el texto de la Ley Orgánica que alcanzó vigor jurídico el primero de Febrero.

La Ley Orgánica contiene dos artículos preceptivos, fundamentales, categóricos. Son las disposiciones transitorias señaladas con los números dos y tres:

«II.- Las atribuciones concedidas al Jefe del Estado por las leyes de 30 de Enero de 1938 y de 8 de Agosto de 1939, así como las prerrogativas que le otorgan los artículos 6 y 13 de la ley de sucesión, subsistirán hasta que se produzca el supuesto a que se refiere el párrafo anterior» (la sustitución del General Franco por un rey o un regente).

«III.- La Jefatura Nacional del Movimiento corresponde con carácter vitalicio a Francisco Franco, Caudillo de España. Al cumplirse las previsiones sucesorias pasará al Jefe del Estado y, por delegación de éste, al presidente del Gobierno».



El resto de la Ley Orgánica enuncia principios, otorga autorizaciones, adopta disposiciones de orden subalterno, sienta bases para institucionalizar el régimen y ofrece tema para que, quienes creen en la posibilidad de evolución del mismo, aporten su labor o sus entusiasmos a la encuesta abierta.

El Art. 3 afirma «el amparo de los derechos de la persona» y «la promoción de un orden social justo en el que todo interés particular quede subordinado al bien común». Asimismo «promueve la vida política en régimen de ordenada concurrencia de criterios».

El Art. 21 menciona entre los fines del Consejo Nacional como representación del Movimiento en su extremo c) el «estimular la participación auténtica y eficaz de las entidades naturales y de la opinión pública en las tareas políticas»; y en el extremo e) el de encauzar, dentro de los principios del Movimiento, «el contraste de pareceres sobre la acción política.»

El Art. 29 declara que «la Justicia gozará de completa independencia» y será administrada «por Jueces y Magistrados inamovibles».

El Art. 35 atribuye al Ministerio Fiscal, como órgano de comunicación entre el Gobierno y los Tribunales, la misión de dar «satisfacción del interés social».

El Art. 45, al tratar de las provincias, añade que «también podrán establecerse divisiones territoriales distintas de la Provincia».

La Disposición adicional segunda otorga nueva redacción a la Exposición de Motivos del Fuero del Trabajo, de la que desaparece el concepto de totalitario con el que el régimen se definía a sí mismo, haciendo constar «la voluntad de poner la riqueza al servicio del pueblo español, subordinando la economía a la dignidad de la persona humana». En la Declaración octava del mismo se establece que «la dirección de la empresa será responsable de la contribución de ésta al bien común de la economía nacional». En la Declaración trece se dice que, dentro de los Sindicatos, «en la forma que legalmente se determine, se constituirán las asociaciones respectivas de empresarios, técnicos y trabajadores que se organicen para la defensa de sus intereses peculiares y como medio de participación, libre y representativa, en las actividades sindicales y, a través de los sindicatos, en las tareas comunitarias de la vida política, económica y social»; que «los sindicatos colaborarán en el estudio de los problemas de la producción y podrán proponer soluciones e intervenir en la reglamentación, vigilancia y cumplimiento de las condiciones de trabajo»; y que los mismos sindicatos «podrán crear y mantener organismos de investigación, formación moral, cultural y profesional, previsión, auxilio y demás de carácter social».

El ministro de Información y Turismo distribuyó a continuación del referéndum un folleto titulado La Nueva Constitución fechado en diciembre pasado, en el cual define a la Ley Orgánica como proceso de democratización del régimen, haciendo destacar los objetivos logrados que, según el Sr. Fraga, alcanzan a que el Consejo Nacional acentúe su carácter de representación colegiada del Movimiento, los jefes de familia elijan dos diputados por provincia, el número de diputados nombrados por Franco pase de 50 a 25, los ayuntamientos elijan un diputado por provincia, el Consejo del Reino cuente 10 de sus 17 miembros designados por las Cortes, el Consejo del Reino se trueque en una especie de Tribunal de Garantías Constitucionales, se proclame la independencia de la Justicia, se organice el recurso de inconstitucionalidad, se reconozca el derecho a la libertad religiosa, los sindicatos queden formalmente separados del Gobierno, sean eliminadas las expresiones totalitarias y separadas las funciones de Jefe del Estado y Jefe del Gobierno.

El Mensaje del general Franco al pueblo español de 24 de diciembre reitera los conceptos sentados por el ministro de Información, repitiendo hasta tres veces el carácter de autenticidad del referéndum y de los caminos abiertos al régimen; y Ya se refería al deseo general de que el régimen evolucione, deseo compartido, según aquel rotativo, por el propio general Franco. Los comentarios hechos al servicio del régimen se mueven todos ellos, más o menos, dentro de estos marcos.

La verdad es que, en la Ley Orgánica, el general Franco conserva todos los poderes del César. Nadie puede obligarle a nombrar un Primer Ministro, ni un Regente, ni un Rey. Los principios esparcidos entre los preceptos relacionados, voluntariamente imprecisos, quedan en su posible regulación al arbitrio exclusivo del Jefe del Estado, tanto en orden a la iniciativa de su aplicación, como en la forma, términos y contenido que hayan de revestir las disposiciones en que se concreten. La nueva ley instituye un poder monárquico que orientará a su guisa el régimen futuro y el gobierno del país. El Consejo del Reino con sus 17 miembros es un remedo medieval para facilitar el desarrollo de las intrigas de camarilla. El Gobierno es obra del Jefe del Estado, que preside asimismo el Consejo Nacional y nombra el Presidente de las Cortes, cuyo control ejerce al través del mismo, tanto en la constitución de las Comisiones como en la fijación del orden del día, como en todo su funcionamiento. La Ley Orgánica es un remolque, cuyo único motor es el Jefe del Estado: el César; es su testamento, que será válido cuando él desaparezca, pero que, mientras viva, pone en sus manos todos los poderes del Estado.

¿Es peor la situación creada en España después de la promulgación de la Ley Orgánica, que la anterior a dicha promulgación? Nada de eso. Cualquier medida política que se adopte en España será mejor que lo actual. La necesidad de mantener la vida de relación (sobre todo en el orden internacional), obliga al régimen a concesiones que, de modo fatal, supongan un avance, más o menos teórico. Ley de prensa, ley sindical, ley de libertad religiosa, la que sea dictada sobre cualquiera de los objetivos de orden político o administrativo, social o espiritual, mejorará la situación anterior, incluso aunque, como sucede con la primera, el régimen se vea compelido a dar un salto atrás para poder amenazar a los periodistas con el código penal.

Enrique Tierno Galván, el ilustre profesor, por tantos conceptos digno de la estima de todos los demócratas, con cuya amistad me honro, ha publicado un artículo en Ibérica titulado «Constituciones e Instituciones» que me ha defraudado. Todo el respeto que le tengo no obsta a que manifieste lisa y llanamente mi manera de pensar. Es demasiado lo que nos jugamos para que no procedamos con la lealtad de nuestras convicciones. La Ley Orgánica, dice acertadamente, «se ha hecho pensando dar un pretexto válido para evitar objeciones por parte del Mercado Común». Pero «tampoco lleva a ninguna parte -añade no sin razón-, aceptar, sin más, la hipoteca de que la Ley Orgánica del Estado no ofrece ninguna posibilidad».

Puesto en esta posición, el profesor sigue por esa ruta. Tomo de su texto varias frases que definen su pensamiento. La Ley Orgánica debe ser para los demócratas «un instrumento aprovechable para iniciar lo que debe ser nuestro objetivo inmediato en bien del país: lograr espacios políticos legalizados para la oposición, aunque sean espacios políticos mínimos». «Por razones de oportunismo e intereses, quizás también por cierto instinto del futuro, la minoría dirigente se ha lanzado por el camino de las instituciones. Tácticamente no tenemos más que un camino: aprovecharlo». «¿No nos conviene a los españoles aprovechar cuantas oportunidades tengamos para que el proceso de cambio y la sustitución completa del sistema de voluntades se acelere?». «La Ley Orgánica es un testimonio más de un estado de cosas que hay que aprovechar, para que salga el carro del cenagal». «La Ley Orgánica es aprovechable más que por lo que permite, por la situación real que denuncia». «La oposición, tácticamente, que en este caso quiere decir patrióticamente, debe aprovechar hasta el límite máximo que permita la ética personal y los intereses del país, las instituciones en agraz, ya que, maduras hay muy pocas, para que, repito, el carro salga del cenagal». «Aprovechemos los portillos abiertos para estimular a nuestros adversarios y conseguir cosas "razonables" dentro de una situación que no ha dejado, me parece, de ser autoritaria». Hasta aquí, el profesor ha superado en optimismo al del ministro de Información y Turismo al presentar la Ley Orgánica, lo cual ya es cosa de llamarle a uno la atención. Pero, donde el optimismo tropieza con lo que yo al menos creo honesto enjuiciamiento, es al fijar las cosas «razonables» que debemos esperar los hombres y los grupos humanos de la oposición, de la Ley Orgánica.

«Estas cosas "razonables" -dice- son: (...)

«Tercero: Que los sindicatos y sobre todo el patrimonio sindical pasen a manos de los trabajadores para que administren ellos mismos y se ocupen y preocupen de sus propios intereses».

«Cuarto: Que se permitan grupos políticos de tendencia democrática, germen de futuros partidos políticos» (...)

«Sexto: Que los grupos políticos de tendencia -o como se llamen- puedan disponer de espacio y tiempo en la televisión y otros medios de propaganda».



El que pueda reputarse concesión «razonable» del déspota del Pardo lo que en los extremos anteriores se relaciona, temo que pueda situar al autor frente a algunos lectores en la actitud espiritual del gladiador ante el césar omnipotente. Mi querido amigo Tierno me permitirá hacerle desde estas amables columnas la confidencia de que yo no diré jamás ante el general Franco «morituri te salutant»; y estoy bien seguro de que tampoco el amigo Tierno lo dirá. Pero la verdad es que el leer sus líneas me ha producido escalofrío. Que Fraga Iribarne, Ya y ABC rompan lanzas en defensa de la tesis de la evolución del régimen, es natural: para eso viven. No podemos en cambio -no debemos- exponernos a producir una defectuosa información a miles de hombres y mujeres ávidos de recibirla. Menos aún nos es dado el dejarnos conducir por la complacencia en el trato de «una cuestión académica que no trae de inmediato efecto real alguno» aunque sea hecho con mano maestra como es la suya, porque «engañar a estos miles de compatriotas -como usted dice- sería peligroso y estúpido». La opinión pública está evolucionando venturosamente, pero el régimen franquista es incapaz de evolucionar. Pocas veces en la historia ha podido ser aplicado con más propiedad que a Franco el lema de César Borgia: Aut Cæsar aut nihil.

MANUEL DE IRUJO




ArribaAbajo Carta abierta al director de «ABC»

Mariano Granados


Señorita Victoria Kent

Directora de Ibérica

Mi siempre inolvidable y muy querida amiga:

Hace bastantes días en el diario madrileño ABC, con motivo de unos artículos míos publicados en el diario de México Novedades, en cuya página editorial colaboro casi a diario, se permitió, respecto a mí, algunas torpes ironías. Debo advertir que a tantos años de distancia de mi patria y de los dolorosos acontecimientos que me separaron de ella, sigo siendo español, que no he perdido el amor a mi tierra y que me duele España como le dolía al maestro Unamuno, «en el cogollo del corazón». Debo advertir que eran dichos artículos los más españolísimos tal vez que hayan salido de mi pobre pluma. Tan es así, que, transmitidos por la Agencia EFE, se publicaron, sin elogiosos comentarios, que yo no necesito, en todos los periódicos de la península. Sólo el torpe ABC se permitió las ya citadas ironías.

Pude exigir del joven don Torcuato, que es quien dirige ahora el ABC, sustituyendo a aquel gran don Torcuato cuyas ideas no compartí, mas de quien fui respetuoso amigo, que al amparo de esa llamada ley de prensa que dicen que funciona allá en España, publicara mi rectificación; pero no lo hice así porque no ignoro que esa llamada ley de prensa sólo funciona cuando le place y como se le antoja al señor Fraga, y sé también que si lo escrito no le agrada interpreta su ley recogiendo la edición del periódico o suspendiéndolo cuando le acomoda. Por eso no insistí.

Como no quiero que mi carta al señor director de ABC se quede inédita, se la remito a usted con el ruego de que, si así le place, la publique en Ibérica. Yo sé que a usted, mi querida Victoria, le place más gozar de la profunda estimación de todos los españoles que de la del señor Fraga. Hela ahí:

Sr. Director de ABC:

Un amable colaborador de ABC me ha hecho el honor de dedicarme unas líneas, bajo el título «Voz próxima de un lejano español», con motivo de los artículos que vengo dedicando en la prensa de este continente al tema «Gibraltar Español». Me limitaría en estas líneas a dar las gracias tanto a X Y Z como a usted, por su acogida, pero hay algo en su artículo que me mueve a precisar algunos conceptos.

Dice ABC: «Se ha dicho más de una vez -y es dolorosamente cierto, con frecuencia- que el exiliado político es un ser patético cuyo reloj ideológico y sentimental se quedó parado en la triste hora del exilio. Un ser que a fuerza de mirar atrás -¡y no van a mirar si atrás quedó la Patria!- se ha convertido en una estatua de sal». El símil no es muy justo. Ni nosotros éramos la familia de Lot, es decir, la elegida de Dios, a la que había que salvar de la maldición divina, ni lo que atrás dejábamos era Sodoma, sino nuestra Patria sagrada, la de usted y la mía, la de todos, España. Si no era así, y los de Lot éramos nosotros, aplíquese ese cuento.

Cuando salí -cuando salimos-, por lo que fuera, de España, no por cobarde renunciación, ni por desdeñoso abandono, no nos dejamos España atrás; nos la llevamos íntegra en la urna secreta de nuestro corazón. Jamás necesitamos para verla -yo cuando menos- volver la vista atrás; nos bastó remirarnos hacia adentro para reencontrarla, reecontrándonos a nosotros mismos, viviéndola otra vez, y reviviéndola, con alegrías inefables y profundo dolor, sin excusar, llegado el caso, el dolor de atrición, único modo de perdurar y revivirnos, aunque los ecos de ese mismo dolor no nos llegaran, para coordinar el nuestro, desde esa misma Patria que tanto nos dolía y nos sigue doliendo. España no era -no es- para quienes nos alejábamos geográficamente de ella, ni unos simples recuerdos, ni un paisaje, ni una idea política, ni, sencillamente, una idea, sino en esencia y potencia, un profundo sentimiento vital que lo domina todo y es el eje y sostén de cada vida individual. Es, por tanto, normal, que cuando salta un tema auténticamente nacional, es decir, de todos, sin distinción de estos y aquellos, suene en todos la misma voz con idéntico acento cordial e idéntica unanimidad.

Afirman los franceses que marcharse es morir un poquito. Mas no siempre marcharse es alejarse. Al alejamiento forzoso, al extrañamiento más allá de los «terminus» de la Ciudad, es decir, fuera de la protección de los dioses barbudos, llamaron los romanos exterminio. Esta palabra ha cobrado en los actuales tiempos el valor de muerte, de anonadamiento, tal vez por ese doble mecanismo de la ausencia. Pero el exterminado, el extrañado, vive una vida nueva, tanto en el corazón de aquellos que dejó como en su propio corazón en carne viva. La Patria lejana se depura, se ahíla, se sublimiza y estiliza, se recrea, idealizada por la distancia física. Tal vez marcharse sea morir un poco; pero el exterminio, el ex-trañamiento, es un modo de renacer».



*  *  *

Hasta aquí la carta al director de ABC. Ahora, amiga Victoria, permítame añadir esta postdata para usted.

En nombre de los exiliados españoles agradezco al director de ABC este honorable símil. La familia de Lot, según el Génesis, fue la elegida por Dios, para salvarla, como la única justa y buena, de la destrucción de Sodoma, la ciudad maldita, que junto con sus restantes moradores, también malditos, iba, como castigo, a destruir. Convirtió en estatua de sal a la mujer de Lot por haber vuelto la cabeza atrás para apreciar la cólera de Dios. Gracias, señor director de ABC. En nombre de los exiliados españoles, muchas gracias. Dios, a juicio de usted, no nos creyó sencillamente buenos, sino los mejores. Pero yo me resisto. Me he salvado de verme convertido en estatua de sal; porque para sentir y contemplar mi patria, para vivir con ella su dolor, no tengo que volver la vista atrás: la llevo dentro del corazón; así la traje, y para verla, para sentirla, para latir con ella, me basta entrar de nuevo dentro de mí mismo. Con la sal de mi estatua pueden, pues, sazonar, señores del ABC madrileño, la sabrosa ensalada que desde hace 30 años se están comiendo.

MARIANO GRANADOS




ArribaAbajoPortugal: el régimen en crisis

Carlos Fontes


La situación portuguesa se ha venido deteriorando progresivamente, en los últimos meses, con más rapidez aún de lo esperado por los más atentos observadores, y ello en todos los campos de la actividad nacional. Aparentemente todo se mantiene en un inmovilismo de fachada, pero no obstante los optimismos de circunstancias a que se aferran los elementos oficiales, en todos los sectores responsables aumenta la angustia respecto al futuro próximo de la nación.

Salazar ha declarado: «estoy seguro de que venceremos nuestras dificultades africanas, sin salirnos del marco de nuestros principios e ideales». También ha afirmado Salazar «que no existe poder personal en el país» y que, por tanto, cuando él desaparezca de la escena política no habrá subversión alguna en el sistema que pretende haber institucionalizado.

Pero estos dos problemas-claves, la guerra colonial y el envejecimiento progresivo del dictador de 77 años, están lejos de ser los dos únicos que afligen a la nación. Son tal vez los más visibles para y desde el exterior, pero no los de mayor preocupación para los portugueses. La situación en Portugal se convierte de día en día en más difícil para todos, incluso para los fieles salazaristas en primer lugar, debido a la agudísima crisis económica por que el país atraviesa.

Particularmente el portugués común resuelve su problema emigrando -en un éxodo sin precedentes-, quedándose los campos en abandono, y con grave carencia de mano de obra especializada las pocas industrias que se hallan en plan de expansión, todo lo cual compromete a fondo todos los planes de desenvolvimiento económico. En 1965 partieron de Portugal, en gran parte clandestinamente, 130 mil personas, de las cuales apenas 10 mil se dirigieron a nuestras provincias de ultramar. Obsérvese que para una población africana de cerca de 12 millones, los portugueses que con ella conviven no llegan a los 400 mil habitantes, esto es, una población cuantitativamente menor que la de los emigrantes portugueses que viven en el Brasil o en Francia y en Alemania juntas.

Pero no son sólo las clases populares las que viven en condiciones de vida infrahumanas y que, según los informes de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) son las más miserables de Europa. Son también las clases medias y las profesiones liberales. En todas las zonas de la población portuguesa existe, por lo demás, y dado el marasmo económico que alcanza a todos los sectores, la misma crisis de confianza en los métodos administrativos del gobierno. Los grupos financieros y los grupos de presión actúan, coactivamente, sobre los ministros y sobre el personal del régimen.

En pocas épocas de la historia portuguesa habrá llegado más bajo el desprestigio del gobierno. El pueblo honesto portugués ha perdido la fe porque es un gobierno que miente por sistema y con el más completo impudor. Incluso ahora -por ejemplo- el gobierno portugués ha desmentido oficialmente la existencia de mercenarios de Tschombé, mientras todos en Portugal sabemos dónde se encuentran tales mercenarios, dados los escándalos a que han dado lugar en S. Martinho do Porto, en Santarén, en Sesimbra, en Ericeira, y, últimamente, en Portalegre y en Beja, localidades donde los «extraños turistas» han dado mucho que hablar.

Por lo demás, para Salazar y su gobierno el interés nacional es algo de poca importancia que debe ser sacrificado, sin titubeos, a las conveniencias de sobrevivir políticamente. ¡Es esto lo que sobre todo importa!

¿Podemos admitir, por ejemplo, que un gobierno, después de la pérdida de Goa siga tranquilamente en el poder, no obstante las trágicas condiciones en que tuvo lugar esa pérdida, sin dar satisfacción de ninguna clase a la opinión pública? ¿Y la misma tranquilidad cuando, más tarde, la justicia española acusó oficialmente a las autoridades portuguesas de cómplices en el asesinato del general Delgado?

Sin el menor sentido de la responsabilidad, la política del gobierno va a la deriva de las conveniencias del momento, subordinándolo todo a su única preocupación: mantenerse en el poder. En el plano económico, por ejemplo, la política gubernamental ha cambiado siempre que se cambia el ministro de economía, siendo defendida una política de signo contrario a otra anterior, con el mismo dogmatismo y los mismos argumentos de la autoridad. Las metas previstas en los planes de fomento para 1966-67, ya de por sí muy modestas dado el atraso del país, no serán alcanzadas: las necesidades de la guerra colonial (más todos los abusos que, a su sombra, cometen militares y políticos), son verdaderamente incompatibles con cualquier planificación seria que tenga como fin un desenvolvimiento económico acelerado y armonioso.

Por otra parte el sistema corporativo entronizó una burocracia que obstaculiza toda la libertad de las empresas y es, además, parasitaria, sirviendo sólo para imponer en todo momento la intervención estatal, sin nada positivo para resolver los conflictos sociales, que son «resueltos» por medio de la PIDE y de la represión, siendo las huelgas consideradas como «crímenes contra la seguridad del Estado». El régimen interviene tan estrechamente en la vida de todas las grandes empresas, que muchas veces llega a confundirse con ellas mediante la escandalosa interferencia en los respectivos cuadros dirigentes. No es de admirar, pues, la sumisión del capitalismo portugués respecto al poder político, porque no sólo se confunde con él sino que sólo así ha podido prosperar, mediante un proteccionismo que sistemáticamente favorece al capitalismo sometido en perjuicio de los intereses de las clases medias y trabajadoras.

Los hombres del régimen más destacados están todos, sin excepción, ligados a las altas finanzas, ya por tratarse de potentados económicos, ya por servir como «técnicos» en los consejos de administración de las grandes empresas. Puede afirmarse, sin exageración, que no hay un solo político relevante del régimen que no esté en el consejo de administración de algún banco o de alguna gran empresa. En el régimen salazarista todo se decide por influencias ocultas, ajenas siempre a los intereses nacionales, y donde los grandes escándalos se ocultan sistemáticamente.

Este régimen de férrea censura ha convertido a Portugal en un cadavérico reino del silencio obligatorio y del rumor transmitido secretamente de boca en boca. Dominando a la opinión pública, tal clima tiene por cómplice la sombra siniestra de la policía política (PIDE), cuya ferocidad no retrocede ante los crímenes más tenebrosos, como el asesinato del valiente general Humberto Delgado, policía protegida por un sistema jurídico-represivo que pone en sus manos a cualquier ciudadano portugués que le parezca sospechoso por un lapso no menor de seis meses (180 días) sin poder recurrir ante los tribunales y para que, con tiempo suficiente, pueda ser sometido ese ciudadano al «trato» corriente, que da siempre por resultado las tan celebradas «confesiones espontáneas». La «justicia» política se realiza mediante tribunales especiales que sólo juzgan los llamados crímenes políticos y cuya base es siempre la seudo confesión de los reos. Además de las penas, esos tribunales aplican medidas de seguridad (que son, asimismo, penas) prorrogables de tres en tres años, indefinidamente, según el criterio de la propia PIDE y dado que el delincuente no se muestre políticamente «recuperable», «redimido», o sea, lo mismo que en las épocas de la Inquisición. Con este sistema hay presos políticos que llevan en prisión más de 20 años, aun cuando fueron condenados a sólo tres o cuatro.

Para los portugueses, pues, que hace 40 años se encuentran sometidos a la feroz dictadura salazarista, plutocrática y cruel, cuyo «paternalismo» es un mito para uso exterior, la crisis económica que se ha venido agravando en forma muy sensible en estos últimos años, y el ambiente de feroz represión y de falta de libertad -todo ello responsable de la desmoralización pública y la despolitización de las masas- son males cuyas profundas consecuencias son comparables a los males de la guerra colonial. Todo, además, tiene la misma mala raíz: el «sistema» creado y mantenido por Salazar y el «natural» desenvolvimiento de las contradicciones del régimen.

CARLOS FONTES




ArribaAbajo «Alrededor de un día de abril»

Prólogo del libro de Isaac Montero


Isaac Montero2


Relatos y consideraciones en torno a las diversas artes y libertades existentes hoy en día

1.- Sobre el arte de masticar criaturas

En 1729 aparece en el Reino Unido un panfleto entre cuyos destinatarios se cuenta el Gobierno de Su Muy Graciosa Majestad. Es anónimo y de humilde título: «A Modest Proposal» (Una modesta proposición). El hambre y la miseria asolan Irlanda en proporciones trágicas y el recatado libelista se ocupa del infortunio irlandés con la benéfica intención de ponerle remedio. Oigámosle: «(se trata de) Una modesta proposición para evitar que los niños del pobre pueblo de Irlanda lleguen a ser una carga para sus padres o para el país, y para convertirlos en beneficiosos para el público».

El autor de «A Modest Proposal» se toma el trabajo de describir lo que contemplan sus ojos: «Es una triste cosa para aquellos que atraviesan esta gran ciudad, o que viajan por el país, el ver las calles, caminos y chozas repletos de mendigos del sexo femenino, seguidos por tres, cuatro o seis niños de todas las trazas». (Por desgracia, no puede decirse que un hombre de nuestros días carezca de referencias sobre asuntos de esta índole; mientras escribo, y acudo sólo a un ejemplo, centenares de niños mueren de inanición en la India.)

Bienintencionado y pensante, el autor de «A Modest Proposal» trasciende los hechos, aunque sean patéticos y dolorosos, y trata de comprender los motivos que han germinado la tragedia. Las actitudes reflexivas sobre los sucesos de este carácter suelen conducir a acusar, en buena lógica, a todo aquello que usualmente resulta culpable de los dramas del hombre: los rigores con que la naturaleza castiga la humana soberbia; las pertinaces sequías; la absurda condición de la especie que quiere a hombres y mujeres carnívoros, en vez de herbívoros o lamelibranquios; el inmoderado apetito de las gentes que no se conforman con una comida al mes (y ésta de alfalfa, a ser posible). Tal cual ocurre con todo panfleto, parece como si en el ánimo del libelista anidara el propósito de donar al Gobierno de Su Muy Graciosa Majestad contundentes argumentos para decidirlo a ser aún más duro en la represión de las hordas irlandesas que, a la intemperie y con mucho que ganar, se levantan iracundas y periódicamente contra los nobles, comprensivos, inteligentes, sagaces, justos y mansos administradores británicos que las gobiernan. Busca asimismo el anónimo autor llevar a la razón a sus compatriotas; hacerles manifiesto lo injustificado de su ira y su actitud; convencerlos de que no es la rapacidad, egoísmo e imprevisión de tanto gentil administrador el origen de sus males, y, finalmente y sobre todas las cosas, el buen hombre -de antemano persuadido de la inutilidad de su intento de templar gaitas- expone a los gobernantes de la época la humilde invención que solucionaría el problema, devolviendo paz a los estómagos, mansedumbre a los sediciosos y secular e imperecedero renombre a quien la haga suya. Él mismo lo dice: «Pienso que todos admiten que este prolijo número de niños es una grave carga adicional, en el presente deplorable estado del reino; y quien quiera que encuentre un método justo, fácil y económico para hacer, de estos niños, honestos y útiles miembros de la comunidad, serviría tan bien al público como para que le erigiesen una estatua como benefactor de la nación. Pero mi intención está muy lejos de limitarse a proveer solamente por los niños de los mendigos declarados; su alcance es mucho mayor, y tiene en cuenta el gran número de niños nacidos de padres tan poco capaces de mantenerlos como aquellos que piden nuestra caridad por las calles».

Paradójicamente, la proposición del anónimo autor no puede ser calificada de «modesta», pues su originalidad, posibilidades y agudeza habrían valido -de ser tomada en cuenta- eterna fama tanto a él como al gobierno que la hubiese adoptado. Habría cambiado de raíz el comportamiento de los hombres y borrado de la faz de la tierra el hambre y la superpoblación. Si los «whigs», entonces en el poder, hubiesen accedido a considerar y poner en práctica la «modesta proposición», hoy resultarían innecesarias cosas tales como el control de nacimientos y las plantaciones de soja; desconoceríamos los problemas del paro y la vivienda; nuestras costumbres y las de nuestros hijos serían insospechadamente distintas; y quizá el que esto escribe no existiera (así como muchos de sus posibles lectores). La «modesta proposición» habría revolucionado la sociedad humana en un grado infinitamente superior al conseguido conjuntamente por la máquina de vapor, los rayos X y la bomba atómica. De otro color serían nuestros ojos, y Adolfo Hitler, en vez de suicidarse para ignorar el día de su derrota, sería estimado hoy sagaz gobernante. Pues, en fin, la proposición del autor dieciochesco para resolver las lacras irlandesas -y todas las hambres, crisis económicas y cuestiones subsidiarias y concomitantes- consistía en una invención de sencillo exterior, pero de incalculable trascendencia. Parece obvio que el libelista, al intitular de «modesto» su hallazgo, se escudaba en la retórica. Volvamos de nuevo a sus palabras. «Y ahora, humildemente -escribe-, propondré mis propias ideas, que espero no reciban la menor objeción. Me he asegurado, gracias a un sabio americano amigo mío, en Londres, de que un tierno y saludable niño, bien cuidado, es, a la edad de un año, uno de los más deliciosos manjares, y muy alimenticio, tanto frito como asado, al horno o cocido, y no tengo la menor duda de que puede igualmente servirse en «fricassé» o ragut.

«Un niño proporcionaría dos platos para una francachela entre amigos; y cuando la familia cene sola, el cuarto delantero o el trasero sería un aceptable plato; sazonado con un poco de pimienta o sal, podría ser cocinado al cuarto día, especialmente en invierno... y no creo que ningún caballero se negara a dar cinco o diez chelines por un buen niño gordo abierto en canal.

«Y propongo a los políticos a quienes no les guste mi realización, y que sean tan atrevidos como para intentar refutarme, que pregunten primeramente a los padres de estos mortales, sobre si no piensan que hubiera sido para ellos una gran suerte ser vendidos como comida cuando tenían un año, en la forma que yo prescribo, y haberse evitado así una perpetua escena de desgracias como las que desde entonces han sufrido, por la opresión de los señores, la imposibilidad de pagar las rentas sin dinero ni mercancías, el deseo de un sostenimiento ordinario, sin casa ni vestidos para cubrirse de las inclemencias del tiempo, y la inevitable perspectiva de perpetuar de la misma manera la raza para siempre».

«A Modest Proposal», según sabemos hoy (y supieron sus contemporáneos), es obra de una de las más insignes, ácidas, misántropas y veraces plumas de la literatura inglesa: la de Jonathan Swift. Y los efectos de su «modesta proposición» resultaron, como los de todo libelo, de signo contrario a lo que cabría esperar de su apariencia. Reclamó general atención para el drama irlandés; donó a sus compatriotas inéditas y persuasivas consignas para persistir en su rebeldía; contribuyó, en fin, a que el Gobierno de Su Graciosa Majestad adoptara algunas medidas con que aliviar la trágica situación de Erín.

Mediante su monstruosa reducción al absurdo, Jonathan Swift hizo ver -nos hace ver- que tras toda injusticia, extorsión, rapiña o dolor inútil e injusto se da una aberrante conducta del ser humano. Que si una situación resulta inhumana al ser desarrollada hasta sus últimas consecuencias, proporcionando un resultado monstruoso e inhumano, es porque, si bien su apariencia sea inocua o usual, ya en principio, «es» monstruosa e inhumana. Y al decir inhumana, me refiero a que incumple con las leyes más nobles del comportamiento del hombre; aquellas que lo convierten en un ser capaz de ordenar el mundo y la vida de una manera progresivamente más justa, perfecta, dichosa y excelsa.

La naturaleza imita al arte. La historia nos dice que la «modesta proposición» de Jonathan Swift, es, en verdad, «modesta» (pensemos en los horrores de Auschwitz, Dachau o Hiroshima). Pero si digo que la naturaleza imita al arte, quiero expresar no que Auschwitz, Dachau e Hiroshima constituyen la excepción de la regla, sino cómo en nuestros tristes días parece norma obligada organizar la vida de los hombres sobre bases donde el absurdo se manifiesta como la clave del arco.

Mas va a tratarse aquí de Literatura y de España.

Concretemos, pues. O vayamos al grano, si así lo prefiere el lector. Pero al mentar el arte literario de la España actual es obligada la mención de otro arte -cisorio- que lo acompañó durante largo tiempo. Concretemos, por tanto, y hablemos de la censura. En lo que atañe a la conducta de la censura española de nuestros días, el absurdo es de tal naturaleza que en verdad parece como si esas reducciones de Jonathan Swift hubiesen pasado tal cual del mundo de la ficción al plano de la realidad. La naturaleza imita al arte, decía.

He aquí algunos datos sobre la censura española3.

En 1964, el autor de esta novela mantuvo su primer conflicto serio con la censura (con anterioridad, y como era natural, había conocido los rigores del lápiz rojo, pero, en fin de cuentas, apenas si llegaron a pobres escaramuzas; narraciones prohibidas, líneas tachadas que alteraban el significado de un artículo, cosa de nada, en fin).

En 1964, el conflicto es más serio. Quien esto escribe pisó las oficinas de la censura para tratar de salvar personajes, frases, calles, miradas, pensamientos, puestas de sol; en una palabra: el mundo que compone toda novela. El mundo de su primer libro novelesco, que se editaba entonces.

Según se le informó de antemano, el autor acudía a entrevistarse con un funcionario «aggiornato» -no un censor, advierto-, de espíritu ancho y comprensivo, nombrado árbitro por sus superiores para decidir qué tachaduras enviarían al otro mundo un personaje, un pensamiento o un trecho de acera, y cuáles tipos, árboles, palabras y fachadas obtendrían el privilegio de conocer la vida. El autor, sin saber por qué, amaneció radiante aquella mañana. Quizá simplemente porque era una espléndida mañana primaveral, con un sol fecundo que apenas podía frenar el gradulux del despacho. Ni un solo signo sombrío en el cielo; ni una nube premonitoria. ¿Qué malo podía suceder en una mañana así?

La entrevista se inició con un exordio del funcionario que, en gracia a la brevedad, resumo con las siguientes palabras: «estadísticamente, los cortes del censor son muy escasos; unos cuatro folios sobre cien, o quizá menos. Yo creo que, puestas las cosas de esta manera, llegaremos rápidamente a un acuerdo».

Procurando idéntica cortesía en las maneras y tono de voz, el autor de esta novela dio el primer resbalón. Durante cosa de cuarto de hora se empeñó en hacer comprender al gentil funcionario que la estadística tiene poco que ver con la literatura; que un personaje eliminado afecta a la totalidad de los cien folios, aunque su vida sea corta -de una o dos, de media docena de líneas; que una frase revela a un personaje y que una palabra es sustancial en una frase. Que, por terminar de una vez, la literatura tiene sus razones que la estadística desconoce.

En uso de los mismos corteses modales, el funcionario negó una y otra vez que la estadística no sea una de las más importantes musas del arte literario -quizá la más preclara- y, tras pasar por alto esta inicial impertinencia mía, procedió a exhibir títulos y credenciales. Se declaró contrario a toda clase de censura, y partidario por ende de la libertad de expresión a más del bien común, proclamándose en consecuencia como un ser óptimamente dotado para desempeñar el arduo papel de fiel de la balanza, pues sabido es que libertad y bien colectivo resultan imposibles de cumplirse simultáneamente, dada la infausta y ensoberbecida naturaleza humana.

Una vez cumplido con el protocolo, pasó a ejercer sus funciones.

Yo recuerdo como una entonación litúrgica mientras el hombre repasaba las galeradas; una salmodia solemne y acompasada a no sé qué clase de lento ritmo y compás, mientras murmuraba: «esto puede quedar; aquello deberá desaparecer; no es posible complacerle en este vocablo; o, ¿no le parece excesivo escribir "puta" tres veces en una misma página?; dejémoslo en dos, mejor».

Era una espléndida mañana de primavera, recuerdo. El sol, pese al gradulux, inundaba el despacho. El destino -¿lo dije ya?- no anuncia hoy sus golpes con nubes amenazadoras y otros similares fuegos de artificio. Pero el destino estaba allí, en el despacho luminoso; golpeándome sin piedad. Yo me entretenía, convencido de mi imposibilidad de vencer, en anotar pequeños detalles. Verbigracia: la mesa era metálica y parecía de buena calidad; en las paredes había unos carteles de turismo con lema: «Spain is different»; y al descruzar las rodillas mi contrincante, pude ver que un primoroso zurcido ornaba la pernera izquierda de su pantalón. También gasté mi tiempo en suponer a aquel hombre en un autobús. Me esforcé asimismo -en algo hay que gastar el tiempo cuando no se puede invertir en lo que uno desea- por recordar su nombre. Inútil. A todo vencido -y ése era mi caso- le queda el último reducto de su corazón y su mente. Sólo ahí tiene cerrado el paso el vencedor.

Fue ya al final cuando sucedió algo que me devolvió al despacho, a los carteles de «Spain is different», a la mirada un tanto vacua del funcionario. Este, con una amable sonrisa, cansado de trabajar o por necesidades de su particular liturgia, me invitaba a atenderle. Me señaló una palabra subrayada con un fuerte rasgo rojo.

-Insólito, no -dijo-. Insólito, no, evidentemente.

El hombre me contemplaba. Supongo que no esperaba ni mi aprobación ni mi rechazo. En fin de cuentas, toda persona necesita hablar con los demás. O quizá aquello, repito, formaba parte de su ritual. Y sin embargo, lo que se me pasó por la cabeza en ese instante me llevó a responderle.

-Y, ¿por qué no insólito?

-Hombre, insólito es una palabra demasiado rotunda. Mejor desacostumbrado, por ejemplo.

-Son sinónimos -respondí-. No cambia en nada el sentido de la frase.

-Sí cambia; claro que cambia. Insólito es una palabra esdrújula. ¿No se da usted cuenta?

-Sí, desde luego.

-Los esdrújulos siempre proporcionan un matiz malsonante, agresivo. ¿No se da cuenta, de verdad? Sí, hombre, usted lo sabe mejor que yo. El problema no está en lo que digamos, sino en las formas.

Durante poco menos de un minuto mantuve la conversación más grotesca de mi vida. Versó sobre los matices desgarrados e injuriosos que porta el término insólito, y, por contra, de la virtuosa compostura de la palabra desacostumbrado. Del papel iracundo, rebelde y malsonante de todo esdrújulo; es decir, de cómo cualquier palabra acentuada en la antepenúltima sílaba puede provocar pensamientos turbios en quien tenga la desgracia de tropezar con ella.




ArribaAbajoAzaña, ayer y hoy

Victoria Kent


Acaba de publicarse el tomo segundo de las Obras Completas de Manuel Azaña, que comprende discursos políticos y gubernamentales. Faltan algunos que han de figurar en el tomo tercero.

Esperábamos con impaciencia este volumen, y ahora, ante esta cuartilla que está bajo mi mano, dudo y me detengo. Dos voces oigo dentro de mí: una me dice que es ardua tarea un comentario somero sobre Azaña, aun limitándonos a unos fragmentos de su fecunda obra; ardua tarea para mis disponibilidades de tiempo y de espacio en la revista. La otra voz -que es la que oigo con más firmeza- me dice que «es su hora, hora de la presencia de Azaña» ante esa juventud española ya lanzada al combate por una España limpia, y que es nuestro deber, deber de demócratas republicanos, indicar, aunque no sea más que con una flecha, los signos marcados por Azaña, válidos ayer como hoy, en sus mensajes al pueblo, contenidos en tantos de sus discursos.

Este segundo tomo de sus obras proyecta tan clara luz sobre la angustia actual española, que cedo al requerimiento de esa segunda voz y sigo este consejo. Pero me concreto a hacer unas llamadas de atención, no más que unas llamadas ante la propia voz de Azaña a esa juventud que desea aclarar la confusión en que vive la nación española.

Para los que hemos tenido el privilegio de conocerle, de escucharle, de seguirle y de departir con él sobre problemas vitales de España, esta voz suya, recogida con tanto cuidado y devoción por los compiladores de su obra, ilumina una trayectoria recorrida ya, pero a la vez es una antorcha en esa selva sin salida aparente que es la vida política y social de España hoy. Dejemos para otra ocasión el comentario de sus discursos parlamentarios que piden amplias explicaciones históricas y de ambiente; nos limitamos a acotar lo que queremos denominar «alertas de Azaña a la juventud española» contenidas en tres de sus discursos directos al pueblo: uno pronunciado en el Frontón Central, de Madrid, en el año 1933, otro en la sociedad «El Sitio», de Bilbao, en el mismo año, y el otro el pronunciado en el Coliseo Pardiñas, de Madrid, en 1934.

Oigamos a Azaña:

Hablando del espíritu que debía animar a la República, decía: «Un espíritu nuevo, un orden nuevo. Un régimen político tiene su anverso y su reverso, su pro y su contra, su afirmación y su negación, sus métodos de defensa y sus peligros que le atacan. Y cuando un régimen político fracasa, naufraga y se hunde, se hunde con su anverso y su reverso, con su pro y su contra, con sus métodos de defensa y sus peligros peculiares, y si, a consecuencia del hundimiento total, todavía quedan flotando sobre las aguas restos del naufragio, empeñarse en abrazarse a ellos para salvarlos es locura, porque, sin salvarlos, se hundirán todos al mismo tiempo».

¿Hay algo caduco, hay algo inactual en estas palabras? Estas reflexiones fueron dichas hace 33 años y emergen hoy como una advertencia plena de sabiduría y de realidad que va directa a aquellos de pensamiento remolón, a los ingenuos que pretenden salvar algo del naufragio político que se avecina en España.

Del discurso en la sociedad «El Sitio», de Bilbao: «Yo hablo muchas veces de la tradición española, y he dicho en alguna ocasión que siendo un hombre dispuesto a destruir todo lo que estorbe a la marcha del régimen republicano, soy quizá el español más tradicionalista que existe en España. Pero ¿de qué tradición hablo yo? Yo hablo de la tradición humanitaria y liberal española, porque esta tradición existe, aunque os la hayan querido ocultar desde niños maliciosamente. España no ha sido siempre un país inquisitorial, ni un país intolerante, ni un país fanatizado, ni un país atraillado a una locura. No ha sido siempre así, y a lo largo de toda la historia de la España imperial, a lo largo del cortejo de dalmáticas y de armaduras y de estandartes, que todavía se ostentan en los emblemas oficiales de España, a lo largo de toda esa teoría de triunfos o de derrotas, de opresión o de victorias, de persecuciones o de evasiones del suelo nacional, paralelo a todo eso ha habido siempre durante siglos en España un arroyuelo murmurante de gente descontenta, del cual arroyuelo nosotros venimos y nos hemos convertido en ancho río».

Azaña decía delicadamente «arroyuelo» de gente descontenta; hoy el descontento en España es un río de caudal profundo en el que navega ya la juventud.

Palabras de Azaña a la juventud republicana en el Coliseo Pardiñas, de Madrid: «La patria (republicana) española necesita cuadros de mando». «Vosotros los jóvenes sois los llamados a preparar esos cuadros de mando, esas filas de administradores, de gestores; si no los formamos no habrá República en España; si no los formamos no se podrá gobernar en España o se gobernará y se regirá el país despóticamente, sustituyendo esa disciplina interior fundada en l a capacidad, en el trabajo y en la autoridad personal del que sabe hacer las cosas, por un despotismo, o se arrojará en bandazos de anarquía y de desprestigio nacional, corriendo de acá para allá como las dunas movibles a placer de los huracanes...» Y debo poner punto aquí.

Al releer estos párrafos plenos de moral política, plenos de la viva realidad española de ayer y de hoy, me parece ver a Azaña en la Puerta del Sol, al aire libre, entre el pueblo, departiendo con la multitud sobre el futuro de una España edificada por todos.

VICTORIA KENT




ArribaAbajoSin permiso de la censura

Información de nuestro corresponsal en España


¿Estamos en 1967 o en 1947?

Desmantelamiento de la ley de prensa por la reforma del Código Penal, sanciones colectivas a estudiantes, detenciones y procesos contra obreros y universitarios, Guardia civil lanzada contra los manifestantes, asaltos fascistas al Casal de Montserrat, registros domiciliarios, amenaza de jurisdicción militar, resurrección de los más toscos argumentos xenófobos... He aquí el clima iniciado tras el caricatural referéndum e intensificado de un mes a esta parte. Clima que recuerda el de hace unos veinte años. Con una diferencia: que la situación real de España no es la misma; que las nuevas generaciones no están aterrorizadas como lo estaban los españoles tras la brutal represión de la posguerra, que el «bloque del régimen» ofrece hondas fisuras y un sector considerable se ha desprendido de él en busca de una «tercera solución», que la Iglesia (que no hay que confundir con la mayoría de la asamblea episcopal) no refrenda el desenfreno del Poder.

A la altura de 1967, todo esto no deja de parecer extraño y de despertar serios temores a cualquier español de buen sentido, piense como piense.

Intentemos un resumen somero de los hechos: la reforma del artículo 165 B del Código Penal añade a las sanciones administrativas previstas contra los periodistas que infrinjan el artículo 2 de la Ley de Prensa, procedimiento y sanciones de orden penal, hasta llegar a seis años de prisión y 100.000 pesetas de multa. Se conocen las razones de esta reforma: el grupo «ultra» del Gobierno y sus consejeros han estimado que la difusión, aunque deformada, por la prensa, de huelgas, manifestaciones, etc., es un fermento de agitación que precisa ser eliminado. Este sector estima que ha llegado el momento de cerrar la experiencia iniciada por la ley de prensa.

Y se pasa a los hechos. No acababa de ser nombrado el nuevo director de ABC, don Pedro de Lorenzo, cuando se le ha procesado (igual que al director de la agencia Europa-Press) por haber reproducido una nota de la Asociación Profesional de Estudiantes de Filosofía y Letras (es decir, la oficial), señalando que el presidente de la UNE, de Francia, Sr. Vandenburie, había sido calurosamente aplaudido, y que no se comprendían las causas de su detención y expulsión del país.

Clima moral y mecánica represiva

Los órganos represivos no se dan punto de reposo. Doce estudiantes madrileños detenidos y sometidos al Tribunal de Orden Público; nuevas detenciones de miembros de Comisiones obreras en Barcelona y Bilbao, entre ellos dos enlaces sindicales de la Hispano-Olivetti y otros cargos sindicales de Altos Hornos; además de las numerosas detenciones de miembros de Comisiones obreras en Asturias, que han dado lugar al conflicto de que hablaremos más adelante.

Estos hechos no son fortuitos, sino reveladores de un criterio: el Sr. Solís, habitualmente sonriente y campechano, pierde los estribos y dice en la reunión del Consejo Sindical de Madrid: «ha llegado el momento de acabar con el desorden en los lugares de trabajo»... «hay que expulsar a quienes pretendan entorpecer nuestra unidad sindical». (En efecto, expulsar por las buenas, es lo que han hecho los guardaespaldas mercenarios, a los metalúrgicos de Bilbao en aquel local sindical, y a los enlaces sindicales bancarios de Madrid, en el Banco Central). No es sólo Solís; es el coro de sus amigos y súbditos. La agencia falangista Pyresa no retrocede ante lo cómico, para decir que el Sr. Vandenburie, presidente de la UNEF era nada menos... que un delegado de Moscú. De Moscú o de New York es igual, en este desate de xenofobia procaz. Cuando se dio la primera noticia del financiamiento por la CIA de la organización estudiantil americana, la prensa española lo tomó como cosa natural y apenas reprobable. Pero al día siguiente descubrieron nada menos que... la CIA había subvencionado la asamblea del año pasado en el Convento de Sarriá. Y cada día hay un periodista extranjero apaleado e injuriado por agentes del llamado orden público (creo que entre los últimos figuran el cameraman de la United Press, Sr. William Green); luego, el Sr. Jiménez Quílez se excusa... y vuelta a empezar.

Que la Guardia civil haya tirado con sus mosquetones contra una manifestación obrera en Sestao (hiriendo seriamente a un manifestante) es un síntoma grave. Lo es todavía más la amenaza de juzgar por los tribunales militares a toda persona que profiera insultos o amenazas, o ejercite vías de hecho contra la fuerza pública. Consecuencia: cualquier manifestante irá a parar a un Consejo de Guerra. Como se ve es también una manera disfrazada de volver a la represión por el fuero militar; falta saber si los militares se seguirán prestando, en una situación muy diferente a la de años atrás, a servir de matraca represiva del régimen.

No va a la zaga el tribunal de Orden Público; la última de sus hazañas es la petición fiscal de diez años de prisión; contra Alfredo Fernández Antuña, acusado de asociación ilegal y propaganda clandestina (dótese que se multiplican por cinco los años pedidos, en relación con las peticiones fiscales de hace tres o cuatro meses por hechos análogos) y, lo que es más insólito, cuatro y tres años de prisión contra cinco acusados más, por haber hecho propaganda en favor de la abstención en los días precedentes al referéndum. El hecho se pasa de comentarios, pero merece ser conocido en el mundo entero, aunque sólo sea para saber a qué atenerse cuando diplomáticos y enviados del régimen hablan de su estilo occidental y de su democracia.

En cambio, unos forajidos pueden asaltar el Casal de Montserrat, mientras los padres Bruguera y Bellavista daban una conferencia sobre tema tan subversivo como «El ungido de Dios», destrozar libros, muebles, objetos religiosos y herir a dos mujeres entre la asistencia. Nueve de ellos fueron detenidos, y algunos liberados horas después. Otros han sido inculpados, pero con seguridad no correrán el mismo riesgo que si hubiesen aconsejado la abstención al referéndum.

Todo esto no es simple mecánica represiva, sino también clima moral. En el Gobierno ha habido una mayoría para bloquear el proyecto de Castiella sobre libertad religiosa. Y al día siguiente Informaciones (que ha sido comprado por un grupo «ultra» en el que figura el ministro de Obras Públicas, Sr. Silva) vuelve con la vieja canción de que en el caso particular de España la unidad nacional exige la unidad religiosa. Es decir (y algunos ya lo sabíamos) que para los eternos católicos de conveniencia, la idea que ellos se hacen del país priva sobre lo que diga el Concilio de una Iglesia a la que dicen pertenecer y ser fieles. Claro que al día siguiente le han contestado desde el diario Madrid, en un importante artículo titulado «De la tolerancia a la libertad», diciendo esencialmente: «la religión no es subsumible en el patrimonio de ninguna nación», y pidiendo la revisión del Concordato. Arremetió también Ya y, en efecto, el decreto de libertad religiosa acaba de ser aprobado en Consejo de Ministros, «con algunos retoques», según nos dicen. Falta conocer el texto para formarse una opinión.

A última hora se confirma que los estudiantes detenidos en la Ciudad Universitaria serán juzgados por tribunales militares, otro hecho muy grave que, andando el tiempo, podría costar muchas lágrimas a todos los españoles, como ya costó la propensión del Poder a utilizar el Ejército con fines represivos y policiales, y la docilidad de los militares para adaptarse a tales faenas ajenas a su profesión.

Reflejo primitivo y mala conciencia

Tantas y tan graves decisiones se adoptan con un coro de aduladores en la prensa que, salvo raras y honrosas excepciones, gritan «¡Vivan las caenas!» Eso es lo que le reprocha desde Arriba Jaime Capmany, al director de SP, Rodrigo Royo:

«Tú dices: "¡Palo con ellos!" Y pides tranquilidad a base de tranca. Yo creo que es mucho más triste que la Universidad siga siendo un coto vedado a los hijos de los obreros y que los abusos del capitalismo no se repriman con la misma energía que los desórdenes públicos.»



Y el semanario Signo, denuncia la campaña mixtificadora de la mayoría de la prensa: «Mientras el lector desconoce la Reunión Preparatoria de Valencia (se trata de los estudiantes) o el contenido de los documentos de los Claustros de Profesores de las distintas Facultades, sabe perfectamente que la policía ha desarticulado dos grupos extremistas, totalmente minoritarios, que operaban dentro de la Universidad».

Recordemos, no obstante, que hay periódicos como Madrid, y en menor medida El Alcázar, y Teleexpress de Barcelona, que no se suman a la vergonzante ronda de turiferarios.

En la España de hoy, en este país donde hasta un conde de Motrico y la revista de la Compañía de Jesús Razón y Fe, se muestran inclinados por lo menos al régimen de bipartidismo y de libre juego institucional ¿cómo es posible que se opere esta regresión brutal, que apenas vela su naturaleza de reflejo primitivo, mitad de miedo y mitad de «mala conciencia»? ¿Por qué esto? ¿Qué fuerzas y qué grupos están desatando la violencia y la agresión desde el Poder? No son todos, y se sabe bien. Pero hay esos titulares del ministerio de la Gobernación y de los ministerios militares; hay un Carrero Blanco y, en sus medios y círculos, esas fuerzas retrógradas que en cada sociedad, desde que el mundo es mundo, no reaccionan sino por complejos viscerales. No están solos; un hecho muy particular es que, con ellos, por la represión y la mano dura, por la política de «después de mí, el Diluvio», están todos los altos cargos de la burocracia falangista o neo-falangista (del Movimiento y de la Organización Sindical y sus aledaños, para ser más precisos y no incluir en ello a otros falangistas); un grupo humano que ha servido de instrumento bien remunerado, alcanzando una posición social privilegiada, que nunca hubiera alcanzado en situación de normalidad y que corre el riesgo de perder en cuanto no sirva de «instrumento», en cuanto se ponga en marcha el más conservador y moderado de los regímenes que «juegue el juego» de la normalidad y del pluralismo. Ahí están también esos hombres de la generación inmediata a la guerra (y el lector sabe poner nombres propios tras estos tipos), que se han aupado pese a su mediocridad, gracias a su sumisión incondicional, a haber sido eficientes y no pensantes. Ahí los tienen ustedes, acumulando altos puestos, cátedras, delegaciones del Gobierno y del Movimiento; etc., con sus respectivos sueldos; ahí están, con sus participaciones en negocios, sus residencias secundarias, sus «SEAT», sus casas con tres cuartos de baño, sus doncellas con cofia... Son los que antes no tuvieron nada de eso; no se trata de la clásica oligarquía, que necesitó del régimen actual para yugular el empuje de la República, pero que no ha necesitado de nadie para vivir siempre así. Son los que se han convertido en «españoles de primera» gracias a que hay, por vía coactiva, muchos «españoles de segunda». ¿Cómo va a extrañarnos que un señor que es el secretario técnico del Movimiento, y otros carguitos más, diga en el Casino de Orihuela (sí, no es broma), «que la Ley Orgánica no puede permitir agrupaciones electorales, partidos políticos enmascarados que llevan el espíritu de disgregación», etc., etc.? Pero ¿qué va a decir ese señor, que sería «Don Nadie» al día siguiente de haber partidos políticos, voto libre y Estado de Derecho?

Los aprendices de brujo

¿Qué ha ocurrido? Que esos grupos muy específicos han vuelto a poner en circulación los viejos tópicos, utilizando los más potentes medios de «manipulación». Y los policías, los guardias, los plumíferos, los burócratas del Movimiento y sus «hombres de mano», tienen una receptividad para ponerse en marcha e ir mucho más lejos que lo que piensan sus inspiradores. Este es uno de los puntos graves del mecanismo de la violencia: el Sr. Fraga Iribarne, el Sr. Carrero, el Sr. Silva, el Sr. Solís, el Sr. Romero y tantos otros saben muy bien lo que tiene base y lo que es exageración o dislate de su propia propaganda; pero ha llegado un momento, y puede llegar todavía más, en que ellos no dominen las fuerzas que desatan; estoy seguro que ellos no quieren el asalto al Casal de Montserrat, que no quieren brutalidades represivas, que les repugna personalmente que se pueda disparar contra una manifestación o conquistar una Facultad como si fuese una ciudadela (me refiero, al decir esto, a los hombres de generaciones de posguerra). Ellos no quieren sino defender sus intereses, sus sinecuras; psicológicamente su comportamiento puede ser consciente o bien indirecto, a través de una deformación de ciertos valores. Pero ellos están empezando a jugar a «los aprendices de brujo». Ellos, por lo general, no tienen las manos, como suele decirse, «manchadas de sangre», no tienen graves remordimientos de conciencia, que sí tienen en cambio los agentes de ejecución, los jefes de unidades represivas, etc., dispuestos a «morir matando». Y ahí empieza la tragedia. Los instrumentos se desatan; unos y otros se convierten en los más intransigentes defensores de «los Principios del Movimiento» (que en el fondo del alma les dicen poco o nada). Pero como la resistencia que bien pueden encontrar no es la de 1950, pudiera ser que estos «aprendices de brujo» desencadenaran un drama nacional de gran alcance.

El lector sabrá perdonar esta digresión, tal vez demasiado larga, pero me parecía imprescindible para hacer un esfuerzo de comprensión de la situación actual.

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Estudiantes y obreros

Y sigamos con los hechos. Los estudiantes de Barcelona no retroceden. 2.919 reclamaciones han sido presentadas ante el tribunal administrativo de la Delegación de Hacienda, argumentando «duplicidad de tasas», es decir, la segunda matrícula a que han sido obligados. Y ya el ministerio de Hacienda, para apoyar a Valdecasas, se apresura a declarar que esa jurisdicción no es competente. El 22 de febrero, la mayoría de las Facultades han estado en huelga (total en Derecho y en Económicas) y se ha celebrado una asamblea libre de 2.000 estudiantes para conmemorar el décimo aniversario del «movimiento de democratización de la Universidad española».

En Madrid, tras la detención y expulsión del presidente de la UNE de Francia, continúa el malestar; sobre todo en Filosofía y Letras. Hay medidas que no hacen sino aumentar ese malestar; por ejemplo, el voto de censura de la Comisión de enseñanza de las Cortes contra la asamblea de Filosofía y Letras, a propuesta... del alcalde de Motril!

En Barcelona, a pesar del despliegue de la fuerza pública, tuvo lugar el 17 de febrero una manifestación de más de 1.500 personas, convocadas por las Comisiones Obreras y el Sindicato democrático universitario.

Los conflictos sociales prosiguen y se multiplican, y todos ellos se refieren, junto a problemas de salarios y convenios, a la petición de que la ley y la organización sindicales sean decididas por los mismos trabajadores. En el Banco Central se reunieron 50 enlaces sindicales de la banca madrileña para protestar contra las medidas de la dirección, que había quitado su local al jurado de empresa. En «Construcciones Aeronáuticas» (donde los obreros piden un salario de 250 pts.) continúa el conflicto; en cambio en «Schneider» se ha conseguido ya un nuevo contrato colectivo. Las empresas metalúrgicas de Madrid aceptan un aumento del 11,2% de salarios, que desde luego no es gran cosa (las Cámaras de Comercio acaban de comprobar que el coste de vida en 1966 subió en 10.5%, a lo que hay que añadir el aumento de la productividad).

Las últimas noticias señalan una agravación de la situación en «Hispano-Olivetti» de Barcelona. A las detenciones de los dos enlaces se añaden las de varios vocales, todos mujeres, y una empleada, así como de un jurado de empresa de «Rápida SA», filial de Olivetti. Los 5.000 obreros y empleados han respondido con la huelga; la empresa con una sanción pecuniaria y todo hace pensar que el conflicto tiende a agravarse.

En Bilbao, los obreros de Echeverri han recurrido ante el Tribunal Central del Trabajo y se niegan a las propuestas de entrar individualmente en la fábrica: «o todos o ninguno», dicen.

La situación en Asturias

Pero donde la situación es más tensa es en Asturias. Intentemos un relato de los acontecimientos.

En la noche del sábado 18 de febrero once mineros descendieron en el pozo de la mina «Llamas» de la zona de Mieres. Todos ellos habían sido despedidos durante el pasado año bajo acusación de dirigir huelgas, pertenecer a Comisiones obreras, ejercer actividades ilegales, etc. Sus nombres son: Manuel Álvarez, Julio Bande de La Fuente, José R. García, Óscar García Pérez, Manuel García Solís, Francisco González, José M. de La Fuente, José P. Martínez, Manuel Rodríguez, Herminio Sánchez y Manuel Suárez. Decidieron permanecer allí hasta que se les garantizase trabajo o la subvención económica de la Organización Sindical que les habían retirado.

Inmediatamente, el gobernador Matéu de Ros (gobernador de «choque»), envió guardias para rodear el pozo. Pero el lunes 20, todos los mineros de «Llamas» (que pertenece a «Nueva Montaña Quijano», de la «Nicolasa», de Fábrica de Mieres y otras más) se negaron a entrar al trabajo. A mediodía había más de 4.000 huelguistas en la zona de Mieres. El martes la huelga se extendió a las minas «Barredo», «Polio», «Baltasara» y «Tres Amigos». Mientras tanto, los encerrados en la mina se negaron a hablar con quienes no fueran cargos sindicales elegidos por los trabajadores.

El miércoles 22 seis de las esposas de los mineros visitaron al gobernador civil, quien les respondió de manera jactanciosa, diciendo que en cuanto sus maridos saliesen de la mina a donde tenían que ir era «a la cárcel, para responder de sus actos ilegales». El vicesecretario falangista de la Organización Sindical estaba allí aprobando las expresiones del gobernador. Por su parte, los once mineros encerrados en el pozo enviaron una carta personal al gobernador exponiendo sus peticiones. La huelga se extendía, y en los talleres de mantenimiento de Fábrica de Mieres también se detuvieron los trabajos. El jueves 24 de febrero había siete mil mineros en huelga; los profesores Aranguren y Aguilar Navarro, Dionisio Ridruejo y otras personalidades enviaron a Matéu de Ros un telegrama solidarizándose con los once mineros.

Por fin, el viernes 24 al caer la tarde, subieron los once mineros a la superficie, que fueron inmediatamente detenidos por la Guardia Civil, que por allí patrullaba. En calidad de presos, y debido a su estado de extremo agotamiento, fueron trasladados en unas ambulancias al hospital de Mieres.

Se ignora qué ha sido después de ellos, y al terminar la semana la huelga alcanzaba a 7.000 mineros. También están en huelga los 1.700 metalúrgicos de la fábrica «Uninsa» de Mieres, que recorrieron la ciudad en manifestación pacífica el pasado miércoles.

La situación en Asturias, como en otros puntos del país, puede convertirse en explosiva por obra y gracia de «los aprendices de brujo». Independientemente del giro que tomen los acontecimientos durante las próximas semanas, la obstinación en seguir una política (si política puede llamarse) de negación de sus derechos a la mayoría de los españoles; no hará sino sembrar vientos; cuando se cosechen las tempestades será demasiado tarde para arrepentirse.

TELMO LORENZO

Madrid, 26 de febrero de 1967






ArribaAbajo Editorial

«Liberalización» de España


Nuestro pesimismo frente a las esperanzas, prometedoras para algunos, de las nuevas medidas democráticas que pudiera adoptar el Gobierno como consecuencia de las nuevas disposiciones complementarias de la Ley Orgánica, aprobada el 22 de noviembre de 1966, ha quedado justificado por la reforma del Código Penal presentada a las «Cortes» y por el rechazo del Gobierno al proyecto de libertad de religión, llamado «Ley Castiella».

Hemos de señalar que entre las reformas anunciadas y susceptibles de ser llevadas a cabo, en virtud de la Ley Orgánica, no figuraba -ni en realidad debía ni podía figurar- ninguna provisión relativa a la prensa, ya que la nueva Ley de Prensa e Imprenta, publicada en marzo de 1966, había venido a dar una nueva modalidad a la reglamentación anterior, aunque, a nuestro juicio, esa nueva reglamentación no era garantía de la libertad de expresión. Sin embargo, había introducido cierta amplitud en la información.

Pues bien, a los once meses de vigencia de esa ley y a los dos meses después del referéndum, el Gobierno ha presentado a las «Cortes» una reforma del Código Penal, reforma que afecta a los artículos 123, 165-B (nuevo) y 246. Dichas reformas han sido aprobadas ya por la Comisión de Justicia, lo que lleva a suponer que cuando le sea sometido al pleno, el proyecto será aprobado sin quitar ni poner una coma.

El artículo 123, tal como está redactado, preceptúa que «los ultrajes a la Nación española o al Estado serán castigados con la pena de prisión menor o mayor según los casos». Como hasta ahora el Tribunal Supremo había sentado jurisprudencia respecto a los casos que se le habían presentado de «ultrajes al Régimen», en el sentido de que no estaban incluidos en el Código Penal, esta reforma del citado artículo 123 pone en las manos del Tribunal Supremo un precepto legal para castigar el nuevo «delito contra el Régimen».

El artículo 165-B, es nuevo y recoge prácticamente el artículo 2.º de la Ley de Prensa, que señalaba que no se podrían imponer sino sanciones administrativas a los periodistas. Este nuevo artículo preceptúa que «se impondrán penas de prisión de un mes a seis años y multas de 5.000 a 50.000 pesetas, a aquellos que infringieren las limitaciones impuestas por las leyes a la libertad de expresión y al derecho de difusión de información, publicar noticias falsas o informaciones peligrosas para la moral o las buenas costumbres, contrarias a las exigencias de la defensa nacional, al mantenimiento del orden público», etc., etc. De deducción en deducción llegan los juristas a señalar que los periodistas que infrinjan estos preceptos pueden ser juzgados por cuatro jurisdicciones: la penal, la civil, la administrativa y el tribunal de ética profesional que funciona a petición del ministro de Información.

Según la reforma del artículo 246, se aplicarán penas semejantes a las señaladas para los periodistas a «los que sin pertenecer a un centro de enseñanza realicen en su recinto actos perturbadores o que tiendan a perturbar su actividad normal; a los que alienten a la libertad de enseñanza o provoquen la desobediencia a las autoridades académicas». No se necesita gran esfuerzo mental para darse cuenta de que la reforma de este artículo va contra los sindicatos de estudiantes, e impide que se reúnan los estudiantes de distintas Facultades para tomar acuerdos respecto a sus aspiraciones.

Y vamos con el proyecto de ley sobre la Libertad Religiosa. El Consejo de Ministros celebrado el 10 de febrero rechazó el proyecto sobre la libertad religiosa elaborado, según se dice, durante diez años, aprobado por la Santa Sede y por la Conferencia Episcopal española, es decir, que tenía el visto bueno de Roma y de las autoridades eclesiásticas españolas en general. Esto no obstante, los ministros de la «mano dura», unidos a los elementos más reaccionarios de la Jerarquía, estimaron que la libertad religiosa, tal como la comprendía el proyecto, podía servir de pretexto para la fragmentación religiosa en España. Estas presiones han llevado al Gobierno a confeccionar otro proyecto de ley modificando el primero. Aprobado ya por el Consejo de Ministros ha sido presentado a la Comisión de Justicia de las «Cortes» y pasará al primer pleno para su aprobación.

La prensa española y algunos periódicos europeos, siguiendo las tranquilizadoras declaraciones del ministro de Información que -después del Consejo de Ministros en el que fue aprobado el nuevo proyecto- dijo que «prácticamente no había alteraciones», expresan su creencia de que no habrá cambios fundamentales. Pero, según fuentes oficiales bien informadas, los cambios serán importantes; entre otras cosas el proselitismo será prohibido y cualquier forma de propaganda que no sea la de la religión católica.

Claro que no es posible señalar los cambios efectivos que el nuevo proyecto introduce hasta conocer el texto que aprueben las «Cortes», pero lo que se puede afirmar ya es que las reformas al Código Penal y las que afecten a la Ley sobre Libertad Religiosa, constituyen pruebas irrefutables de la falta de seriedad del Gobierno español, de su política doble con miras a los problemas que tiene planteados en el exterior y del miedo a la información libre, a la que atribuyen los elementos más retrógrados del Gobierno franquista las perturbaciones sociales y los disturbios universitarios.

En resumen: la marcha atrás del Gobierno patentiza que no puede esperarse, que no puede facilitar el Régimen una vía para el ejercicio de la democracia en España. Pero el dictador no es eterno y el pueblo español renueva su sangre cada día.




ArribaResumen de noticias

Se rechaza el proyecto de libertad religiosa

MADRID, 14 feb., Ibérica: -En el último Consejo de Ministros fue rechazado el anteproyecto sobre la libertad religiosa, llamado «Ley Castiella», anteproyecto que había recibido la aprobación de la Santa Sede, de la Confederación Episcopal española -con pequeñas reservas- y la del Consejo Evangélico de las Iglesias. Los ministros «ultras» han sido los que se han opuesto a la aprobación; entre ellos está el de Obras Públicas, Sr. Silva Muñoz, quien ha manifestado su criterio y el de sus compañeros en el periódico Informaciones, que acaba de comprar. Dice: «La libertad religiosa no puede servir de pretexto a la fragmentación religiosa en el seno de nuestro Estado nacional». «Las confesiones religiosas no católicas no existen sociológicamente en España; no cabe sino reglamentar el derecho subjetivo civil a la libertad religiosa».


Vicisitudes de la libertad religiosa

PARÍS, 27 feb., Ibérica: -Le Monde de hoy publica el siguiente despacho de la agencia F.P. procedente de Madrid: «El Consejo de Ministros reunido el día 24 en el palacio de El Pardo, bajo la presidencia del general Franco, ha aprobado el anteproyecto de ley sobre la libertad religiosa en España "sin ningún cambio, simplemente con pequeños retoques"», según anunció el ministro de Información Sr. Fraga Iribarne. El proyecto ha sido enviado a las Cortes, donde una comisión de técnicos de las leyes fundamentales de la nación lo estudiará a su vez y la ley será sometida al voto de los procuradores en el mes de abril. Habrá que esperar algunos días para conocer esos «retoques» anunciados por el Sr. Fraga Iribarne.

Este proyecto de ley sobre la libertad religiosa será el primer documento sometido a las Cortes desde el referéndum del 14 de diciembre.

PARÍS, 28 feb., Ibérica: -De Le Monde de hoy: «Parece que el proyecto de libertad religiosa enviado a las Cortes no sufrirá modificaciones. Según este proyecto de ley, todos los ciudadanos, sin distinción de confesión religiosa, podrán ocupar cargos oficiales, menos el de jefe del Estado. Los no católicos no estarán obligados a asistir a los oficios del culto católico en el ejército o en las prisiones, ni asistir a las clases de catecismo en las escuelas ni a solicitar del obispo católico de su diócesis autorización para contraer matrimonio. Los no católicos dispondrán de sus propios cementerios, podrán publicar libros religiosos y reunirse libremente en sus templos, en sus cementerios y otros lugares autorizados. Fuera de esto deberán solicitar una autorización especial del gobernador de su provincia, que puede negársela si considera "que no está de acuerdo con el respeto debido a la religión católica o a las exigencias del orden público"».


El cambio del proyecto desconcierta a los no católicos

NEW YORK, 3 marzo: -El New York Times de hoy inserta una crónica de su corresponsal en España, Tad Szulc, de la que reproducimos los siguientes párrafos: «Protestantes y judíos expresaban hoy su profunda desilusión por las versiones respecto a la libertad religiosa aprobada en el Consejo de Ministros el viernes último».

«El ministro de Información, señor Fraga Iribarne, dijo después de la reunión del Consejo, que "prácticamente no había alteraciones". Hoy el ministro de Justicia ha comparado el nuevo texto con el anterior. La comparación muestra que se han hecho substantivos cambios. Miembros de las comunidades judías y protestantes manifestaron que los cambios realizados alteran ampliamente el espíritu de la ley».

«Un alto funcionario del Gobierno, comentando la versión de los cambios hechos, dijo que nada más era posible hacer dentro de las presentes realidades políticas de España». (El subrayado es nuestro).


Los conflictos en España

PARÍS, 24 feb., Ibérica: -Le Figaro de ayer publica una crónica de su corresponsal en España de la que insertamos los siguientes párrafos: «Los doce estudiantes detenidos por los últimos acontecimientos universitarios serán juzgados por un tribunal militar. Al declararse incompetente el Tribunal de Orden Público (que continuará, sin embargo, su actuación en los hechos de su competencia) ha subrayado que las agresiones perpetradas contra la «policía armada» -formación militar, según la ley de 8 de marzo de 1941- corresponde a los tribunales militares.

«Por otra parte la prensa arma gran alboroto alrededor de la C.I.A. dentro de las Universidades españolas. Según informaciones procedentes de Barcelona, parece que los estudiantes Wilfrid Rutz (suizo) y Ernest Berger (norteamericano) pertenecen ambos a esta organización y han financiado el sindicato democrático ilegal. Los dos jóvenes fueron expulsados de España por haber participado el año pasado en la famosa reunión del convento de Sarriá, que terminó con el asedio del convento por parte de la policía, origen de los disturbios estudiantiles de 1966. Si tales informaciones se comprobaran, las autoridades se encontrarían ante una situación completamente nueva, susceptible de alterar la doctrina según la cual sólo el partido comunista es el origen de la agitación en la Universidad... a menos de admitir, como Mao, la existencia de una tenebrosa colaboración americano-soviética».


Querella contra el Gobernador de Guipúzcoa

PARÍS, 3 marzo, Ibérica: -El periódico Témoignage Chrétien de ayer, inserta la siguiente noticia: «El Tribunal de Instrucción N.º 2 de San Sebastián se ha declarado incompetente en la instrucción comenzada como consecuencia de una querella criminal depositada por nueve abogados, señores Castello, Zarco, Recalde, Mandrés, R. Cebeiro, R. Balalerdi, García, Bargués y Navascués, contra detenciones ilegales y falsificación de documentos.» «Los abogados han presentado recurso ante el Tribunal Supremo, por estimar que es imputable al gobernador, señor Manuel Valencia Román, los delitos citados».

«Estas acusaciones se basan en el hecho de que las detenciones decididas por el gobernador se han prolongado más de 72 horas (una de ellas ha durado 28 días) y que los detenidos, después del plazo de las 72 horas, no han sido transferidos a la autoridad judicial, como está prescrito por el Derecho español, en el Código Penal y en la Ley de Procedimiento criminal».


Arresto y prisión de dirigentes obreros

BILBAO, 28 feb., Ibérica: -La policía ha arrestado y puesto a disposición de la justicia al importante dirigente obrero católico de Bilbao, Ángel García, a quien se le acusa de actividades ilegales relacionadas con la huelga de Laminados de Echeverri, que lleva tres meses de duración.

En Madrid

MADRID, 2 marzo, Ibérica: -Marcelino Camacho, uno de los líderes madrileños de las Comisiones Obreras ha sido encarcelado en la prisión de Carabanchel, después de haber permanecido en libertad provisional. Estaba acusado de reiteradas actividades ilegales, y el día de su detención debía ser testigo en el proceso de otro dirigente obrero maltratado brutalmente por la policía a la salida de una reunión sindical. Los abogados de Camacho, los profesores Ruiz Jiménez y Mariano Robles Romero-Robledo, han solicitado su libertad.


Huelguistas detenidos

OVIEDO, 25 feb., Ibérica: -Los once mineros huelguistas que se encerraron en un pozo, a 300 metros de profundidad, han salido a la superficie una semana después de su descenso a la mina. Inmediatamente fueron detenidos por la Guardia Civil y llevados al hospital para sufrir un examen. Más de seis mil quinientos mineros se habían declarado en huelga por solidaridad con ellos.


Detención del profesor Corominas

NEW YORK, 7 marzo: -El New York Times dice en su número de hoy, según su corresponsal en Barcelona: «El profesor John Corominas, de la Universidad de Chicago, ha sido puesto en libertad después de haber estado preso tres días debido a su asistencia a una reunión en pro del nacionalismo catalán. El profesor, que ha adoptado la ciudadanía de los Estados Unidos, puede ser sometido al Tribunal de Orden Público junto con otros 16 asistentes a dicha reunión, que las autoridades reputan ilegal y que tuvo lugar en la Facultad de Leyes de la Universidad de Barcelona». «Los abogados del profesor Corominas dicen que la otra alternativa sería su expulsión del territorio español».

NEW YORK, 9 marzo: -El New York Times de hoy da la noticia de que el profesor Corominas ha sido expulsado de España.


«Libertad de opinión»

PARÍS, 25 feb., Ibérica: -Combat de hoy publica: «El Tribunal de Orden Público condenó ayer al obrero Mario César Capote a cuatro años y dos meses de prisión y a 10 mil pesetas de multa por propaganda ilegal. Capote había distribuido octavillas invitando a abstenerse en la votación del referéndum del 14 de diciembre último».


El franquismo dividido

PARÍS, 16 feb., Ibérica: -Se sigue comentando en la prensa francesa, especialmente por Le Monde, la división que se observa en el gobierno franquista. Varios ministros se inclinan con sinceridad hacia una liberalización destinada a poner a España en la línea de Europa occidental; otros son partidarios de una represión enérgica. Los primeros aducen que la agitación obrera y estudiantil se debe a la falta de liberalización, y los segundos la achacan a insuficiente represión. Ha dicho Le Monde: «No resulta cómodo conceder con una mano para recoger con la otra lo concedido, presumir de intenciones democráticas y continuar negando el ejercicio de las libertades más elementales». Y añade, coincidiendo con otros comentaristas extranjeros: «El régimen busca el medio de sobrevivirse».


La crisis en Acción Católica

PARÍS, 28 feb., Ibérica: -De Le Monde de hoy extractamos: «Cinco laicos han sido admitidos a tomar parte de los debates de la Conferencia Episcopal Española que se está celebrando actualmente para estudiar la crisis por que está pasando la Acción Católica. Los dirigentes de esta organización han tenido recientemente no pocas diferencias con el episcopado, quien encuentra demasiado desviada en actividades políticas con críticas al régimen, a dicha organización. Se estudiarán una serie de cuestiones, entre ellas la línea que deben seguir las publicaciones de la Acción Católica, sea Signo y Juventud Obrera.


Felicitan a los estudiantes

PARÍS, 3 marzo, Ibérica: -La Asociación Cultural Franco-Española, cuyo presidente de honor es el profesor Marcel Bataillon, ha hecho llegar a profesores y estudiantes de España su felicitación por el coraje demostrado recientemente por los estudiantes españoles.


El corresponsal de «Le Figaro» expulsado

PARÍS, 9 marzo, Ibérica: -Le Figaro de ayer publica el siguiente comentario de su corresponsal Guillimé-Brulon: «El ministro español de Justicia invitó ayer a una conferencia de prensa para hablar del proyecto de ley sobre libertad religiosa. Una conferencia de prensa se desarrolla, normalmente, de una manera cortés». «El ministro de Justicia estaba acompañado -sin haberse anunciado- por el Sr. Fraga Iribarne. Lo menos que puede decirse es que al Sr. Fraga Iribarne no le gusta la contradicción ni el diálogo. Incluso diríamos que es más bien un especialista del monólogo y de la insolencia gratuita. Interrumpiendo constantemente, el Sr. Fraga ofreció una notable demostración pública de estilo totalitario, que tanto le gusta inspirar»

PARÍS, 10 marzo: -A Guillimé-Brulon le ha sido retirado el carnet de periodista y expulsado de España.


Alarma en Barcelona

BARCELONA, 25 feb., Ibérica: -Después del asalto al Casal de Montserrat se ha registrado el ataque al local social del Centro Cultural y Recreativo de San Luis, los populares «Luises» de Gracia. Esto se suma a los anteriores asaltos a varias personalidades y a los diarios que se manifestaron contra estos desórdenes, todo lo cual hace que la ciudad se encuentre alarmada, hablándose de auténticas bandas de «activistas» o «partidas de la porra» que cuentan con la complicidad de las autoridades.


Declaraciones de Vandenburie

PARÍS, 17 feb., Ibérica: -Hoy recoge la prensa francesa las declaraciones hechas por el presidente de los estudiantes de Francia a su llegada al aeródromo. Le Figaro da la referencia siguiente: «A su llegada a París ha celebrado una conferencia de prensa, en la que ha dicho, entre otras cosas: "He sido sometido al régimen normal de detenidos, sin ser maltratado, pero he sido objeto de tres interrogatorios de cinco y tres horas, en el transcurso de los cuales se me pidieron los nombres de las personas con las que había tenido contacto en los medios universitarios españoles. No he ido a España para inmiscuirme en los asuntos interiores del país, sino para reconocer oficialmente al Sindicato democrático español. La situación en España es explosiva. Las brutalidades de la policía para con los estudiantes, asustan. Las detenciones continúan y la represión se lleva al máximum. Después de las manifestaciones de los primeros días de febrero, se han practicado 250 detenciones. Hay 80 heridos. En lo que va de año han sido expulsados de sus cátedras 40 profesores de la Universidad de Barcelona. Han sido detenidos en esta semana doce miembros del Sindicato Democrático Universitario y no se tiene noticias de ellos"».


Pueblos sin médico

MADRID, 20 feb., Ibérica: -Sigue preocupando la reiterada escasez de médicos en los pueblos pequeños de España. Se calcula en más de 38 mil los médicos españoles, de los cuales casi 10 mil ejercen en Madrid y Barcelona. Los médicos jóvenes continúan emigrando. Mientras tanto muchos pequeños pueblos españoles se van quedando sin médico. Un ejemplo: de los 170 partidos médicos de la provincia de Guadalajara, treinta no lo tienen, y en cincuenta hay un interino por partido. El titular de Campillo de Ranas, por acumulación de dos vacantes atiende a veinte pueblos.

Esta dolorosa realidad se da prácticamente en toda España. Otro ejemplo: en Aldan, un pueblo de más de seis mil habitantes de la provincia de Pontevedra, no hubo médico durante dos años. En Tafalla (Navarra) hace meses estaban vacantes las plazas de tocología, analista y radiólogo. Esta escasez alcanza al 36% de la población española. Las causas son: exagerada insuficiencia de ingresos para los médicos, despoblación del campo y muy bajo nivel económico en quienes necesitan los servicios médicos.


Éxito sin precedente

PARÍS, 17 feb., Ibérica: -La exposición Picasso, que ha permanecido abierta durante tres meses en el Grand y Petit Palais, acaba de cerrar sus puertas. Han pasado por estos salones, según cifras oficiales, algo más de 900 mil personas, es decir, un promedio de 10 mil personas diarias. La prensa francesa señala que «jamás una exposición de arte había conocido una afluencia parecida».

Le Monde de hoy, en un telegrama de su corresponsal en La Haya, dice: «Gracias a la iniciativa del conservador del Museo de Amsterdam, M. de Wilde, la exposición de las obras de Picasso será presentada en Amsterdam al público holandés. Se inaugurará el 4 de marzo por M. Pierre Siraud, embajador de Francia».

Así, pues, mientras Europa rinde homenaje a esta figura universal de la pintura moderna y contemporánea, a este gran español, España permanece ausente, deja esta gloria en manos extranjeras. Pero, eso sí, la prensa española difunde la noticia de que Picasso ha estado varias horas en España... noticia desmentida aquí, en Francia, por el propio Picasso, quien, interrogado en su taller de Mourgins, ha dicho: «Las razones por las cuales no he vuelto a mi país desde la instauración del franquismo, son bien conocidas. Cualquier información que deje entender un cambio en mi actitud debe considerarse como una mentira».


Azorín ha muerto

MADRID, 2 marzo, Ibérica; -Muy próximo a sus 94 años de edad, que cumpliría en junio 8 de este año, Azorín ha fallecido hoy en Madrid. Era el último superviviente de la llamada generación del 98, de la que fue este escritor el afirmador y abanderado.

Hombre de línea liberal y democrática, escritor de fina sensibilidad, puso de relieve valores españoles ante la juventud de varias generaciones. Sus obras contribuyeron, también, a extender en el extranjero el conocimiento de la literatura española.


REFORMAS ALARMANTES DEL CÓDIGO PENAL ESPAÑOL

PARÍS, 20 feb., Ibérica: -Los periódicos de esta ciudad, casi sin excepción, vienen comentando desde el sábado 18 las anunciadas reformas del Código Penal español: Le Monde, Le Figaro, Combat, etc. El primero de los citados periódicos, bajo un título a dos columnas «La reforma del Código Penal frena la "liberalización" en España», dice: «¿El tímido proceso de "liberalización" anunciado por los dirigentes españoles se ha parado? La cuestión merece plantearse en el momento en que los elementos del Gobierno y los sectores más hostiles a la "liberalización" no cesan de anotarse puntos».

«La modificación del Código Penal que prevé condenas que pueden llegar hasta seis años de cárcel para los periodistas que "difundan falsas noticias" o "falta de respeto a las instituciones", pone en entredicho algunas libertades concedidas por la Ley de Prensa del señor Fraga Iribarne en 1966».

Le Figaro de ese mismo día 18, con el siguiente título a tres columnas: «Dos meses después del referéndum: Primer golpe a la Ley Orgánica del Estado. Las penas por delitos de prensa agravadas por un proyecto de ley sometido a las Cortes». «¿Es, pues, a los dos meses del 87 por ciento de sufragios al referéndum la primera manifestación concreta de ese espíritu "liberal" que había presidido, al parecer, la elaboración de la Ley Orgánica del Estado?» El corresponsal, Guillimé-Brulon, hace amplia referencia al artículo 165 bis, que comprende las penas en que pueden incurrir los periodistas.

El periódico Combat, también del 18, bajo el título «España: Represión contra los periodistas», dice: «Los periodistas españoles corren el riesgo de ser condenados a seis años de prisión por "difusión de noticias falsas" o "falta de respeto a las instituciones", si el proyecto de ley presentado por el gobierno de Franco es adoptado por la Asamblea plenaria. El nuevo texto -cuya aprobación es casi segura- parece estar destinado a acabar con el tímido ensayo de "libertad de la prensa" que presenta la ley aprobada en marzo pasado». «Los editorialistas de varios diarios españoles, califican el proyecto de totalitarismo».


Protesta de la Asociación de la Prensa

BARCELONA, 20 feb., Ibérica: -La Asociación de la Prensa de Barcelona, en una nota hecha pública declara: «De prosperar el proyecto de reforma del Código Penal, aumentaría considerablemente la inseguridad jurídica en el campo informativo, ya que en varios aspectos el Código Penal remitirá para la calificación y punición de las materias que en adelante se considerasen delictivas a la ambigüedad de no pocos artículos -por ejemplo el segundo- de la Ley de Prensa e Imprenta».


Después de la promesa de «liberalización»

BRUSELAS, 21 feb., Ibérica: -El diario Le Soir, periódico independiente, bajo este extenso título, «Después de la promesa de "liberalización". Se adoptan en España medidas dictatoriales contra los periodistas. Los miembros de la prensa podrán ser perseguidos por cuatro jurisdicciones», dice:

«La aprobación del artículo 165 bis, por la Comisión de Justicia, a pesar de las severas críticas de la prensa, parece demostrar la necesidad que tiene el régimen de rodearse de un dispositivo legal de represión que le permita hacer frente a las manifestaciones de descontento y protesta».


Protestas de la prensa española

MADRID, 21 feb., Ibérica: -Varios periódicos madrileños, entre otros ABC, Ya y El Alcázar, han protestado contra el proyecto de reforma del Código Penal; el primero de los citados dice con fecha 16 que el proyecto «se pasa de rosca», es decir, que va más lejos de lo que es necesario o conveniente. Ya del 17, señala: «Se propone (el artículo 165 bis) castigar, con la pena de prisión de seis meses y un día a seis años, a los que no observaren las limitaciones impuestas por las leyes a la libertad de expresión y al derecho de difusión de información. Ni siquiera se salva en el párrafo la posibilidad de que sobre esa transgresión pudieran recaer además otras penas por distintos conceptos o artículos del Código o de las leyes especiales. Francamente, el texto de ese párrafo nos parece excesivo. No establece matices. Ni condicionamientos. Es un texto totalitario, en la rigurosa acepción del término».


La espada de Damocles

BARCELONA, 25 feb., Ibérica: -Bajo este título publica la revista Destino de hoy un artículo de Santiago Nadal, del que extraemos los siguientes párrafos: «La Comisión de Justicia de las Cortes ha aprobado el proyecto de reforma del Código Penal». «El lector de periódicos, muchas veces ante el aspecto excesivamente técnico que tienen materias de este tipo legal, pasa por alto la información. En este caso el lector medio de periódicos, si ha cometido esta omisión, habrá hecho muy mal. Porque con ello, al dejar de leer esta modificación del Código Penal, habrá dejado de enterarse de la razón por la cual, después del próximo pleno de las Cortes, la prensa española volverá a sumirse en un letargo, quizá más hondo del que existía antes de la promulgación de la ley de prensa vigente».



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