Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

Ibérica por la libertad

Volumen 3, Nº 9, 15 de septiembre de 1955

Portada



IBÉRICA es un boletín de información dedicado a los asuntos españoles y patrocinado por un grupo de americanos que creen que la lucha de España por la libertad es una parte de la lucha universal por la libertad, y que hay que combatir sin descanso en cada frente y contra cada forma que el totalitarismo presente.

IBÉRICA se consagra a la España del futuro, a la España liberal que será una amiga y una aliada de los Estados Unidos en el sentido espiritual y no sólo en sentido material.

IBÉRICA ofrece a todos los españoles que mantienen sus esperanzas en una España libre y democrática, la oportunidad de expresar sus opiniones al pueblo americano y a los países de Hispano-América. Para aquellos que no son españoles, pero que simpatizan con estas aspiraciones, quedan abiertas así mismo las páginas de IBÉRICA.

Directora:

  • VICTORIA KENT

Presidentes de Honor:

  • SALVADOR DE MADARIAGA
  • NORMAN THOMAS

Consejeros:

  • ROBERT J. ALEXANDER
  • ROGER BALDWIN
  • FRANCES R. GRANT
  • JOHN A. MACKAY
  • VICTOR REUTHER

IBÉRICA se publica el día 15 de cada mes, en español y en inglés por Ibérica Publishing Co., Inc., 112 East 19 th St., New York 3, N. Y. Todo el material contenido en esta publicación es propiedad de Ibérica Publishing Co., Inc. y no puede ser reproducido en su integridad. Copyright 1955, Iberica Publishing Co., Inc.

Suscripción anual: $ 3.






ArribaAbajoEl español y el demócrata universal

Julián Gorkin1


Yo me siento y me sentiré siempre solidario, en espíritu y en acción, de la emigración republicana española, de esa España desgajada de España que va sembrando sus huesos por el mundo. Sus componentes somos víctimas, por lo visto, de un doble error: haber tomado en serio la lucha contra el nazi-fascismo, que amenazaba la libertad del hombre, y obstinarnos en seguir fieles a nosotros mismos en medio de la indiferencia casi general. Nuestro legítimo orgullo, ¿no va cediendo ante una especie de complejo de culpabilidad? Cada vez que nos acercamos a alguien solemos leer en sus ojos: «¡Estos españoles con su eterno problema a cuestas!». Ya somos como una verruga que le ha salido a Europa -y al mundo- en el rostro: a fuerza de verla ya casi no la ven. En una novela que verá pronto la luz, uno de los personajes tiene esta amarga exclamación: «¡Qué difícil resulta ser español en nuestro tiempo!». Esta dificultad no nace del español mismo, sino del demócrata universal: desde la guerra civil española y la actitud que las democracias observaron a su respecto, lo uno parece poner a prueba lo otro. De lo que resulta que lo verdaderamente difícil es ser demócrata en el angustioso periodo de transición que estamos viviendo.

A esa emigración española de la que formo parte, yo le hago un reproche: la repetición ritual de una serie de lugares comunes sobre la legitimidad de nuestros derechos republicanos, sobre la justicia de nuestra causa y sobre la traición del mundo democrático a esos derechos y esa causa. Pocos se paran a hacer un balance estricto de nuestros propios errores, como si su reconocimiento nos disminuyera ante el mundo y a nuestros propios ojos; yo creo, por el contrario, que ello nos rescataría en parte y nos reforzaría de cara al porvenir. A aquellos errores viene a añadirse hoy otro: nuestra falta de realismo en el análisis de la España de hoy, tras más de tres lustros de gobernación totalitaria, y de nuestro pobre mundo occidental, abrumado por tremendos problemas de cuya solución depende el destino de la humanidad en su conjunto.

Para la mayoría de los españoles exilados, el problema español es hoy como ayer un problema central; pero para la opinión internacional es, por el contrario, un problema secundario y, sea cual fuere su estado de conciencia, más de estrategia que de principio ideológico o moral. Esta contradicción juega en contra nuestra y, de rechazo, en contra del demócrata universal, obligado a plantearse terribles problemas sobre la manera de defender y salvaguardar la democracia. Es un hecho que los totalitarios Hitler y Mussolini hicieron triunfar a Franco antes de la guerra mundial; pero es otro hecho que la terrible amenaza del totalitarismo staliniano le ha salvado en la postguerra. Si Stalin hubiera querido la liquidación de Franco, lo hubiera reclamado como criminal de guerra en Nuremberg por el envío a Rusia de la División Azul, cuyos restos le ha devuelto Malenkov mientras se sigue guardando en secuestro a los refugiados españoles que no han sido suprimidos. Mientras exista Franco tendrá el stalinismo un arma de propaganda contra las democracias y España no podrá integrar plenamente el bloque occidental y atlántico.

Pero, so pretexto de engrosar las fuerzas y las posiciones anticomunistas, ¿no les hacen el juego las democracias a la vez a la reacción mundial y al comunismo? Tal ha sido y es el efecto, por ejemplo, del pacto Washington-Madrid. Este pacto ha constituido un serio golpe -ante todo moral- para nosotros y está poniendo a prueba muchas conciencias democráticas a través del mundo. Entre nosotros las reacciones han sido dispares -y algunas disparatadas- en lo posible: desde la condenatoria sin el menor discernimiento hasta la justificativa so pretexto de que España -¡como si Franco fuera España!- ha salido, por fin, de su neutralidad tradicional. Quiero yo fundamentar mi posición olvidando en lo posible mi condición de español y atendiendo principalmente a mi calidad de demócrata y de internacionalista.

Nos encontramos ante una realidad a mi juicio indiscutible: es que el totalitarismo stalinista pone en peligro la paz mundial -y la civilización humana en su conjunto- mientras que no ocurre lo mismo con el totalitarismo franquista por la sencilla razón de que éste carece de fuerzas y de medios para ello. Pero desaparecidos el nazismo y el fascismo, el franquismo constituye hoy una bandera diferenciadora entre la reacción y la democracia. Véase el ejemplo latinoamericano -por no hablar de otros-: cada vez que se impone un gobierno dictatorial y fascistizante enarbola la bandera franquista; cada vez que triunfa un auténtico gobierno democrático se apresura a condenar al régimen de Franco. ¿No representa esto un peligro efectivo -una especie de barómetro moral y político- para la causa democrática universal?

Existe otra realidad que me parece asimismo indiscutible: en la situación actual de Europa y teniendo en cuenta las necesidades de la estrategia moderna, el territorio español tiene -o puede tener- una importancia de primer orden en caso de guerra. Si Alemania -primera línea fundamental- cayera un día bajo el empuje de los rusos. Francia y los países del Benelux estarían irremediablemente condenados y la Península Ibérica constituiría una estupenda cabeza de puente. Como españoles puede ello gustarnos o no, pero la geografía no tiene nada que ver con tales gustos. Hablar, por otra parte, de eventuales neutralismos si estalla la guerra -auténticamente mundial como lo es ya hoy la guerra fría- me parece sin sentido. Sea cual fuere su régimen, España no podría permanecer neutral. Desde el punto de vista puramente estratégico, yo me explico perfectamente el interés que el Pentágono pone en poseer bases en España.

Pero ¿es que todo puede reducirse a problemas de estrategia en las democracias? Me parece ésta una cuestión fundamental en nuestro tiempo. Una cuestión dramática y de fondo universal. Para el Kremlin totalitario la doctrina y los principios son ya simples medios para la movilización de las masas detrás de sus quintas columnas; en realidad todo lo somete a problemas de táctica y de estrategia al servicio de un objetivo central: triunfar, imponerse, dominar. ¿Pero pueden las democracias imitar al totalitarismo sin renunciar a sí mismas, sin suicidarse moral e ideológicamente? No es posible oponerle un frente verdaderamente sólido -material y moral- al stalinismo imitando o asimilándose sus métodos. De lo contrario el triunfador a las largas será inevitablemente el totalitarismo, incluso si aparentemente sale derrotado por medio de las armas. ¿Por qué haber salvado a Stalin para hundir a Hitler si ahora se pacta con un Franco en la lucha contra el stalinismo? ¿Y no se pactaría con un nuevo Hitler si surgiera mañana? ¿No indica esto que las democracias van a la deriva, sin principios y sin una política firme, cediendo a un oportunismo estrecho que las debilita y las desarma moralmente? Yo soy partidario del realismo en política; pero el realismo sin moral y sin principios se vuelve contra la realidad que queremos alcanzar y le hace el juego al adversario. Que los totalitarismos se aprovechan de esa debilidad y esa crisis de las democracias, no cabe dudarlo. Que el stalinismo explota a fondo el pacto Washington-Madrid, dentro y fuera de España, me parece la evidencia misma. Y lo que importa todavía más: si renunciamos a todo en nombre de la estrategia antistalinista, ¿qué porvenir le preparamos a la humanidad? Si triunfa el bloque totalitario, la catástrofe; pero si para vencerlo nos resignamos desde ahora a la idea de una dictadura militar o a una combinación de militarismo y fascismo, ¿no es asimismo la catástrofe? La razón de las armas está muy bien, pues así nos lo impone la dramática realidad de nuestro tiempo; pero sin las armas de la razón, la otra puede convertirse en una sinrazón útil al enemigo. Lo que necesitan las democracias, al lado de la potencia militar y de una buena estrategia, es una moral popular y universal y una verdadera política de la libertad humana. Una realidad actual y un ideal de cara al porvenir superiores a las demagogias, a los espejismos y a las mentiras del comunismo. Sin eso nos exponemos a una generalización de la trágica experiencia china.

¿Qué hacer? Va dirigida esta pregunta a los españoles. Ante todo renunciar a los lugares comunes y a las condenas sin discernimiento. España vive en la más anómala de las circunstancias. Hay, en realidad, tres Españas: la totalitaria y secuestradora que, con el nombre de nacional es la antinación, la anti-España; la emigrada o peregrina que, en cierta parte por su culpa, se ha convertido en una rama semimuerta del árbol español, y la España real. La España real está en España misma y la forman la aplastante mayoría de los españoles que quieren su salvación para integrarla al concierto libre y democrático de los pueblos. Entre la España franquista y la España real existe un abismo que la primera es incapaz de colmar. ¿Pero no existe asimismo un cierto abismo, abierto por nuestros errores pasados y nuestra incomprensión presente, entre esa España real y la emigrada? Este último abismo puede y debe ser colmado mediante un honesto reconocimiento de esos errores pasados, un profundo análisis de la realidad española tal cual es, una integración consciente y valerosa a esa realidad y una preparación del porvenir tratando de aunar a todas las fuerzas vivas que tienen derecho a ese porvenir. De todo ello debe surgir una auténtica conciencia nacional no sobre el abismo del pasado, sino sobre las necesidades constructivas y creadoras. Ya sé que la tarea no es fácil; pero si nos negamos a planteárnosla y a emprenderla con decisión, el abismo continuará y acabará devorando toda la substancia española.

Aislar a la España totalitaria de la España real constituye nuestra tarea primordial. Sólo realizando esta tarea podremos decirle muy seriamente al mundo democrático: «Tienen ustedes que elegir entre Franco y España y saber que los que se alíen con el primero no podrán contar con la segunda. Por el contrario, la alianza de las democracias con Franco puede acabar arrojando a España en brazos de los comunistas, que es lo peor que puede suceder. Nosotros queremos salvar a España del totalitarismo franquista para impedir que caiga bajo la influencia del totalitarismo comunista y para integrarla plenamente a la causa activa -y a la defensa- de la democracia europea y universal». Pero para poder mantener este lenguaje tenemos que empezar por integrarnos todos nosotros, sin equívocos y sin neutralismos, a esa causa democrática contra el totalitarismo stalinista. La incomprensión de las democracias a nuestro respecto no justificaría en ningún caso nuestra deserción de la causa democrática. En el gran combate de nuestro tiempo yo no puedo mantenerme neutral y encuéntreme donde me encuentre defenderé a la democracia contra el stalinismo. No solo en mi calidad de demócrata, sino en mi condición de español: ¿acaso el hundimiento de las democracias no nos cerraría toda posibilidad de reconquista democrática de España?

El aislamiento del franquismo de la España real significa al mismo tiempo su aislamiento de todo lo que representa un auténtico valor democrático en el mundo de hoy. Esa España real se ve imposibilitada hoy de expresar sus sentimientos y sus aspiraciones; nosotros debemos procurar ser sus fieles intérpretes. Yo creo que, en el terreno europeo, podemos jugar con esta contradicción latente: no es posible unificar democráticamente a Europa admitiendo a la España franquista y resulta coja su unificación sin España. Trabajando firmemente en favor de España y en favor de Europa trabajamos contra Franco. Una España libre puede aspirar a ser el punto de confluencia entre una Europa unida, la América de habla española y África. Tenemos ahí una magnífica perspectiva de política exterior. Un pacto mediterráneo es prácticamente imposible sin España; un pacto mediterráneo es poco menos que imposible al mismo tiempo con la Yugoeslavia de Tito y la España de Franco. También en Norteamérica podemos y debemos jugar excelentes cartas. Entre Washington y Madrid se observa hoy una cierta tirantez: Franco quiere dólares, muchos dólares, sin los cuales no puede salir de su grave crisis económica y financiera; a Norteamérica le interesan principalmente las bases militares administradas por sus técnicos. Dígase lo que se quiera, hasta ahora Washington no se ha identificado con el régimen franquista ni le ha aportado unos capitales que denoten una voluntad de colonizar a España. El periodo de tregua que está viviendo el mundo y que, a mi juicio, durará unos años puede jugar en contra del franquismo. Norteamérica, por otra parte, no es un todo monolítico: el Pentágono, una parte de la Iglesia católica y los que confunden realismo y reacción están contra nosotros; pero los potentes Sindicatos obreros, en vías de unificación, y todo lo que los Estados Unidos tienen de auténticamente democrático, están con nosotros.

La causa de la libertad de España tiene todavía numerosos partidarios a través del mundo. Desunidos nosotros mismos y sin un pensamiento claro y dinámico respecto de lo que queremos que sea España en el mundo de hoy, no hemos sido capaces hasta ahora de reunir a esos partidarios en torno nuestro, de inspirarles confianza y de demostrarles que el porvenir de España -de nuestra España- anda estrechamente unido al porvenir democrático del mundo.

JULIÁN GORKIN




ArribaAbajoPortugal en 1955

George Dennis


En cierto hotel provinciano de Portugal existe un letrero que recuerda mucho la Italia fascista: «Se ruega a los huéspedes que no hablen de política». Y pasar de la España de Franco al Portugal de Oliveira Salazar no es, por cierto, muy distinto a trasladarse de la Alemania de Hitler a la Italia de Mussolini.

Lo primero que uno nota es la aparente ausencia de esa tensión constante que en España quizá no llegue nunca al punto de explosión pero está siempre presente. Portugal parece un país más apacible. Lo primero que yo vi en la ciudad fronteriza de Valença do Minho es el monumento en piedra de un niño protegiendo de la lluvia a una niña con gigantesco paraguas, bajo las almenadas murallas de la fortaleza de Vauban.

Sin embargo, esta primera impresión fue tan engañosa como suelen ser todas las primeras impresiones. La tensión existe también allí, pero ha sido soterrada por casi treinta años de régimen dictatorial y esa resignación fatalista que los esfuerzos infructuosos han impuesto sobre la oposición. Hubo un momento, tras la muerte del Mariscal Carmona, que pareció posible que se permitiera a la oposición actuar abiertamente. El régimen anunció que la elección del sucesor de Carmona sería libre y que se permitirían candidatos de oposición. Pero este ambiente liberal pasó pronto; el Gobierno se alarmó, no tanto por la fortaleza de la oposición sino por el mismo hecho de que existiera aún, y se reanudó el sistema autoritario. Primero se limitó la libertad de expresión para la oposición, después fue abolida enteramente, y las elecciones presidenciales «libres» vinieron a ser una farsa que concluyó con la esperada victoria del candidato oficial.

La oposición está dispersa y desunida. Sus inspiraciones ideológicas van desde la monarquía al comunismo. Los partidos principales son el monárquico, el republicano liberal, el socialista, y el comunista que se disfraza como un «Movimiento de Unidad Democrática». Cada uno de ellos está en contacto con exilados que comparten la misma tendencia política. Salvo los comunistas, todos sufren de la misma inhabilidad para atraerse a la juventud del país. La oposición está compuesta en su mayoría por hombres maduros que todavía recuerdan los días democráticos de Portugal. Muchos de ellos fueron reos en los procesos judiciales que marcaron el comienzo del régimen actual. Los jóvenes, si sienten inclinaciones políticas, prefieren aceptar los puestos que el régimen les ofrece. Si no las sienten, el fútbol les ofrece una salida fácil a sus pasiones y energías. («El fútbol es importante» -me dijo un joven actor español- «porque en tanto la gente está absorbida en el fútbol no se preocupa de la política». Esto es igualmente cierto en Portugal, si no es más cierto todavía). Uno de los cargos más graves que contra el régimen de Salazar se pueden hacer es esta corrupción de la juventud, que tiene como resultado el hecho de que el Comunismo aparece ante los ojos de muchos jóvenes portugueses, sobre todo estudiantes, no como lo que realmente es, sino como el único antídoto contra el Salazarismo.

El «Movimiento de Unidad Democrática» es el único grupo opositor que parece estar activo. Dirigido por el Profesor Rui Gomes, llenó las paredes con el letrero «Paz» durante la crisis del año pasado en la India portuguesa y salió en defensa de negociar con el Gobierno indio. Una carta circular patrocinando estas negociaciones fue dirigida por ellos a los principales periódicos portugueses. El Gobierno pidió a sus directores que voluntariamente dejaran de publicarla. Cuando algunos de ellos rehusaron la sugestión, el Gobierno cambió de actitud y decidió que la mejor táctica era publicar la carta y utilizarla contra los comunistas. Así se hizo, y el letrero «Los comunistas favorecen el apaciguamiento, los comunistas favorecen la traición» apareció en todas las paredes con los oportunos textos aclaratorios.

Un aspecto interesante de la oposición portuguesa es que sus motivos son más ideológicos que económicos. Su personal está reclutado casi exclusivamente entre la burguesía, una clase que sin duda «jamás estuvo mejor» que bajo Salazar. Pero valora la libertad por encima de las atracciones materiales que el régimen ofrece. Los principales escritores, casi sin excepción, son contrarios al régimen. Nombrarles sería ponerles en peligro; pero todos conocen en Portugal sus nombres y sus puntos de vista. El Gobierno les deja en paz salvo medidas tan enojosas, como negarles un pasaporte para viajar o prohibir la circulación de algunos de sus libros.

Tampoco es un secreto en Portugal que la oposición se centra sobre todo en Oporto y Coimbra. Oporto es en relación a Lisboa lo que Barcelona es en relación a Madrid, pero no juegan razones de regionalismo. Treinta años de régimen autoritario no han podido doblegar el tradicional amor de Oporto por la libertad. Un anciano, antiguo policía retirado, recordaba cómo un sargento entró en la estación de policía el año 1912 y les pidió que «salieran a luchar por Ella». «Ella», desde luego, era la Libertad. Es típico de Oporto que su plaza principal, la Plaza da Liberdade, está dominada por la estatua del rey Pedro IV que derrotó el último intento para restaurar el absolutismo, mientras que la Avenida da Liberdade en Lisboa conduce a la estatua del Marqués de Pombal, que fue un déspota con buenas ideas pero déspota de todos modos.

En cuanto a Coimbra, sigue siendo hogar de la Universidad portuguesa más importante, una ciudad basada en la tradición académica. A sus habitantes les gusta poner de relieve su amor por la libertad y su independencia de «Lisboa» -es decir, de Lisboa como un estado mental más bien que como capital del país. El mismo Salazar conoce bien estos sentimientos. En una reciente visita a Coimbra se dirigió a sus estudiantes con estas notables palabras: «Yo sé que no me queréis y que estáis contra mí. Pero cuando crezcáis -y Dios quiera que esto tarde mucho- me comprenderéis y apreciaréis mejor. Porque la política es dialéctica, pero la historia es integración».

Es la historia de Portugal lo que explica por qué su presente dictadura es menos drástica que su vecina al este. En España, Franco se estableció en el poder tras una guerra civil que duró tres años y costó más de un millón de muertos, dejando tras de sí un legado de odios y resentimientos que todavía hoy no muestra síntomas de disminuir. Salazar, por el contrario, subió al poder casi a escondidas, tras un moderado pronunciamiento militar que pareció ser uno de tantos. Portugal ha tenido muchos cambios de régimen, pero ningún gran derramamiento de sangre desde que Pedro IV ganó la guerra contra su opositor absolutista don Miguel, hace más de un siglo. Por eso el régimen actual puede permitirse ser menos rudo.

Su censura es evidentemente más lata. En Portugal se publican y venden toda clase de libros que en España estarían prohibidos por razones políticas o religiosas. Marx no está a la venta en Lisboa, pero se venden las obras del novelista brasileño comunista Jorge Amado; también The Great Conspiracy against Peace, por Albert Kahn y Michael Sayers. Les Grands Cimetières sous la Lune se pueden conseguir en una versión portuguesa, lo mismo que Le Rouge et le Noir de Stendhal y, Il Diavolo de Papini. (Este último libro, que figura en el Índice papal y por tanto está prohibido en España, era la joya de un amigo mío español que lo había recibido como regalo del obispo de su ciudad natal, con anotaciones indicando que Su Reverencia había gozado leyéndolo).

Parece que, pese a toda la amistad que existe entre Salazar y el Patriarca de Lisboa, la Iglesia portuguesa no goza del mismo poder político que tiene la Iglesia española. Por algo se dice que el régimen salazarista «tiene cara de beata pero lleva un bastón laico». La Iglesia española tiene dos representantes en la Oficina de Censura; la Iglesia portuguesa no tiene ninguno. En ambos países la Acción Católica ejerce una censura «moral» suplementaria a más de la oficial y por encima de ella. Pero el mayor éxito teatral durante mi estancia en Lisboa, A Severa por Julio Dantas, había merecido de Acción Católica el grado 4, que significa condenación total. Y no es fácil de comprender por qué, pues Julio Dantas había hecho con la historia de A Severa -quien en vida fue una mujer sin escrúpulo alguno en la ciudad- lo mismo que Zorrilla hizo con Don Juan: la romantizó y sentimentalizó más de la cuenta. Posiblemente la Iglesia no ha perdonado a Dantas su liberalismo impenitente.

Otro aspecto en que la censura portuguesa difiere de la española es que se muestra mucho más abiertamente. Todo periódico portugués lleva este aviso: «Esta edición de páginas ha sido vista por la censura». Y esta censura cubre también los folletos y las hojas con canciones que se venden en las estaciones de ferrocarril o en las calles.

La acusación más grave que se puede hacer contra el régimen de Salazar es que está dejando intactos los verdaderos problemas del país, para que sus sucesores se las entiendan con ellos. Esto no es tan riguroso en la esfera económica, donde su política es dejar las cosas como están en lo esencial e introducir cambios superficiales. El mayor problema económico en Portugal es la abrumadora pobreza de la mayoría de sus habitantes en contraste con la gran riqueza concentrada en pocas manos. No se necesita ser un economista profesional para llegar a esta conclusión; basta usar los ojos y ver, por ejemplo, el trágico número inmenso de niños y adultos que van descalzos, no sólo en el campo sino también en los barrios pobres de una ciudad como Oporto. Esta situación ha sido criticada por hombres valientes como Antonio Sergio, el veterano historiador cuyos «Ensayos» han formado generación tras generación de jóvenes portugueses. En su prólogo al libro de Gilberto Freyre O Mundo Que O Portugues Criou, primero publicado en Brasil y ahora en Portugal, Sergio escribe así sobre el trabajador agrícola: «De hecho, nada le queda a éste, el más pobre de los hombres, para comprar algo; por eso sólo utiliza lo que él mismo produce. Y dado que esta clase, la más numerosa de la nación, carece incluso de una mínima capacidad adquisitiva, ni el comercio ni la industria tienen la menor posibilidad de crecer rápidamente. Tampoco es esta clase capaz, viviendo tal como vive, de pagar ninguna cantidad suficiente de impuestos, de modo que el Estado no tiene capacidad para financiar los servicios públicos más valiosos, especialmente los que afectan al progreso y a la educación del pueblo».

No se puede discutir que la política de Salazar ha conseguido ciertos éxitos económicos, especialmente en los campos de las finanzas públicas, el desarrollo de la industria ligera, y la electrificación. (La producción de electricidad se ha triplicado en los últimos 15 años). Pero estos éxitos no pueden compensar en modo alguno el fracaso básico del régimen. En lo que respecta a su política social, de la que tanto se habla por sus admiradores en el extranjero, sólo voy a repetir lo que me dijo el director de un periódico portugués recién llegado de un viaje por Escandinavia: «Usted sabe, en teoría nuestra legislación social es aún más avanzada que la existente en los países escandinavos. De hecho, desde luego, es otra cosa».

Para completar el cuadro económico, puede anotarse que en Portugal no hay, como en España, dos economías en competencia, una privada y otra controlada por el Estado. No hay en Portugal un equivalente del Instituto Nacional de Industria. La propiedad industrial gubernamental está limitada a casos excepcionales como fábricas de armas. Por lo demás, el Gobierno ayuda a las empresas privadas a ampliar los servicios públicos, la construcción de casas, la electricidad, etc., avanzándoles un 30% del capital necesario.

Dipping time

Dipping time (Manchester Guardian)

Una de las observaciones más elocuentes de Antonio Sergio en el prólogo ya mencionado es ésta: «El pueblo está siendo galvanizado entre nosotros con retórica histórica y patriotera». Las paredes de las ciudades y pueblos de Portugal son la mejor prueba de esto. Están cubiertas con cartelones, periódicos e inscripciones pidiendo a los portugueses que luchen por la preservación de su herencia en la India, como si esto fuese lo más importante en sus vidas. Estos llamamientos están sazonados con citas tomadas desde el poema Os Luisiadas hasta esta joya escrita por el Coronel Ribeiro Casais desde Goa: «Portugal, gracias a la obra de Salazar, ha vuelto a ser un faro para los pueblos del mundo».

El Gobierno está haciendo una gran propaganda de su campaña contra el analfabetismo, y se dice que 300000 portugueses han aprendido a leer y a escribir en los últimos dos a tres años. Pero lo que el Gobierno no menciona, naturalmente, es la lamentable esterilidad de la vida cultural portuguesa en la actualidad. Mientras el atormentado siglo XIX (que en Portugal duró hasta 1926) produjo hombres de talla europea como Herculano y Eça de Queiroz, no hay actualmente en el país uno tan sólo de ese calibre.

La gran pregunta hoy en Portugal es la relativa a la sucesión. Salazar tiene 67 años, lo que quiere decir que, en esta época de los Churchill y Adenauer, es todavía un hombre joven en el mundo de los políticos. Pero es un hombre muy cansado. Uno de sus amigos me dijo que Salazar se avejentó veinte años en los meses que transcurrieron desde Pearl Harbour hasta tomar la decisión de ceder bases a los aliados en las Azores. El movimiento salazarista es menos un partido político que algo parecido a lo que fue la Unión Patriótica de Primo de Rivera. No vi signo alguno de su existencia en Portugal durante mi estancia allí. Y todo el mundo habla sobre los sucesores posibles de Salazar; todo el mundo menos el propio Salazar, quien desde luego trata de desalentar este género de conversaciones.

El epitafio de Salazar podría ser un juicio que un escritor portugués contemporáneo hizo de otro periodo anterior de crisis: «Se ganó la paz, pero se perdió la libertad; y el precio demostró ser demasiado elevado para el futuro».

GEORGE DENNIS




ArribaAbajo La nueva emigración

Elena de la Souchère2


Mientras se intensifica la campaña franquista a favor del regreso a España de los emigrados políticos de la guerra civil, se nota entre las capas juveniles españolas una nueva corriente de emigración hacia Francia.

Las condiciones de vida de la nueva emigración

Esta nueva emigración que está constituyéndose paulatinamente en territorio francés coloca la Oficina de Refugiados ante un grave problema jurídico y humano. Al final de la segunda guerra mundial, el gobierno francés premió la valiosa conducta de los guerrilleros españoles en las fuerzas de liberación concediendo al conjunto de la emigración política un estatuto que supone, entre otros privilegios, el derecho de trabajar en Francia. Derecho que suele negarse a los españoles que cruzan la frontera pirenaica con una documentación extendida por las autoridades franquistas.

A consecuencia de la situación tensa que hasta la fecha se opuso a la renovación de los pactos de intercambio de mano de obra, firmados en otros tiempos por los gobiernos de París y Madrid, los nuevos emigrados carecen en absoluto de estatuto legal en territorio galo. Para salvar los obstáculos con los que tropiezan al llegar a Francia, intentan conseguir el certificado de refugiado político. Paralelamente a las campañas periodísticas franquistas anunciando la próxima «liquidación» del llamado problema de los refugiados e instando los emigrados a que vuelvan a España, se inicia en las oficinas del gobierno republicano exilado un desfile inverso de muchachos de 16 a 30 años de edad que intentan valerse de su condición de nuevos refugiados para conseguir el derecho de trabajar en Francia. En su afán de dar a esos casos una solución humana y lógica, los empleados españoles de la Oficina de Refugiados tropieza con la resistencia de los funcionarios franceses, que aplican las disposiciones vigentes en un sentido cada vez más restrictivo. Evolución motivada por la amenaza de paro que se perfila en varias ramas de la economía francesa y por las corrientes derechistas cada día más predominantes en el ambiente administrativo. Las fuerzas derechistas deseosas de pactar con el gobierno franquista y abrogar el estatuto concedido a los refugiados, no cuentan con una mayoría en el Parlamento. Pero no se muestran dispuestas a robustecer la autoridad de las oficinas republicanas emigradas, reconociéndoles el privilegio de conceder a los nuevos emigrados el título de refugiado con todos los derechos que implica, entre ellos el de trabajar en territorio francés.

Pese a esa tendencia restrictiva, una escasa minoría de nuevos emigrados ha conseguido la carta de trabajo, presentando certificado de alguna empresa dispuesta a emplearles o mediante una intervención de la Oficina de Refugiados. Otros no han tenido más remedio que volver a España. La mayoría sigue en Francia, viviendo de hambre y esperanzas, o trabajando ilegalmente en condiciones más o menos leoninas. Esta mano de obra ilegal constituye pues una presa ofrecida a la codicia del patronato. Muy típico es el caso de un muchacho madrileño, estudiante de filosofía, actualmente empleado en un taller de carpintero donde trabaja diez horas seguidas, incluso el domingo, mediante un sueldo de mil francos diarios, de los que tiene que deducir los quinientos francos diarios exigidos por su hostelero.

La juventud sin esperanza

Pero ¿quienes son esos nuevos emigrados cuyo establecimiento en territorio galo tropieza con los obstáculos inherentes al estado confuso de las relaciones franco-españolas? ¿Qué motivos les determinaron a salir al extranjero, y hasta qué punto merecen el título de refugiados políticos?

Entre ellos figura una escasa minoría integrada sin lugar a dudas por auténticos miembros de las organizaciones clandestinas, que no han tenido más remedio que cruzar la frontera para librarse de las persecuciones policiacas. Tampoco pueden faltar en esa nueva generación peregrina los pájaros aventureros en busca de nuevos horizontes. Dejando de lado esas excepciones cabe afirmar que los jóvenes trabajadores de buena voluntad integran, más o menos, el noventa por ciento de la nueva emigración. No sin vacilaciones se han resignado a abandonar su patria, donde sus legítimas aspiraciones de desenvolvimiento material y espiritual languidecen en una tensa atmósfera de estancamiento económico, conformismo moral y tiranía política. En la nueva promoción emigrada figuran estudiantes ansiosos de libertad espiritual y obreros anhelosos de condiciones de trabajo remuneradoras. Todos han abandonado el solar patrio en busca de una esperanza, de un atractivo programa de vida que la España de hoy no propone a las capas juveniles. Muy característica de esa mentalidad es la contestación dada por un estudiante recién llegado a Francia a un periodista que le felicitaba por el optimismo que demostraba pese a las desilusiones experimentadas en las primeras semanas de su estancia en territorio galo: «El optimismo -dijo- prospera en el extranjero. Aquí hay porvenir. Pero en España no tenemos esperanza». Bajo el dominio franquista España se ha convertido en un país sin esperanza.

En el espíritu de ciertos jóvenes existe una visión del porvenir más o menos teñida de ilusión e infantilismo. En el abismo de su miseria e ignorancia soñaban con un «el dorado» francés donde los modernos conquistadores realizarían en pocos años fabulosas ganancias. Hace pocos días vino a contarnos sus cuitas un joven dependiente de ultramarinos recién llegado de Madrid. Pensaba ahorrar en pocos meses bastante dinero para volver a España y casarse.

Las ganancias esperadas se han reducido a los dos mil francos diarios cobrados en concepto de albañil. Cantidad muy superior a la que cobraría en España, donde el jornal de un oficial de esa clase oscila entre 22 y 25 pesetas. Reducidos ambos jornales al denominador del precio del kilo de pan, nos consta que el albañil español y su compañero francés ganan respectivamente cuatro y treinta y seis kilos de pan. Diferencia que por lo visto queda muy inferior a las fabulosas ganancias con las que soñaba nuestro joven tendero de ultramarinos.

Pero dejando de un lado esa escasa minoría de ilusos, cabe afirmar que la mayor parte de los jóvenes emigrados miran el porvenir con valentía y seriedad: «No pedimos ningún favor -nos decía hace pocos días una morenita asturiana recién llegada a París donde trabaja en un café del barrio latino- estamos dispuestos a trabajar mucho. A mí -agregó- me gusta el trabajo. Pero, en una labor que prospera y fructifica».

Los peregrinos del hambre

Será sumamente aclarativo un breve estudio de unos casos escogidos en la extensa lista de los jóvenes peregrinos de la miseria.

He aquí un muchacho de 16 años, natural de una aldea campesina de la provincia de Zamora.

«¿Por qué has venido a Francia, Paquito? ¿Ya no tienes familia?».

«Si. Pero en mi pueblo se gana muy poco. Mi padre cobra 12 a 15 pesetas por una jornada de sol a sol... cuando hay trabajo. Después de pagar el alquiler y comprar dos kilos de pan, no le queda nada. Y tengo dos hermanas y un hermanito de seis años».

«¿Y por qué no te quedaste a trabajar allí para ayudar a tu familia?».

«En mi aldea abunda la mano de obra. No: tenía que marcharme a un país más rico para estar en condición de ayudar mi familia».

Paco que trabaja de aprendiz electricista deduce de su pequeño salario el importe del modesto giro mensual expedido a su madre.

Hemos encontrado otro recién llegado en una chabola prestada por una familia española en una modesta huerta de las afueras de París. Se llama Ignacio y es natural de un pueblecito navarro de la región fronteriza.

«¿Ha salido clandestinamente?»

«Tenía ese propósito. Afortunadamente supe que los jóvenes que consiguen cruzar la frontera suelen terminar su odisea en los calabozos de la comandancia militar de frontera en Pamplona. Intenté salir oficialmente. Pero las autoridades deseosas de frenar el movimiento de emigración, niegan el visado de salida a los jóvenes de dudosa lealtad política. Por fin conseguí el permiso gracias a un certificado extendido por el párroco de mi pueblo. Y aquí estoy».

«¿Qué piensa Vd. hacer?».

«Cualquier trabajo que me garantice un mínimo vital y me deje tiempo para estudiar. A eso pues he venido».

Ignacio no pudo seguir su carrera por falta de medios económicos. Pues los beneficiarios de las escasas becas concedidas por el Ministerio de Educación y otras entidades públicas, se reclutan entre los hijos y familiares de los «jerarcas» del régimen. A costa de muchos sacrificios, el padre de Ignacio, un modesto empleado, consiguió sufragar los gastos del bachillerato que importan aproximadamente mil pesetas anuales. Pero no pudo llevar adelante su esfuerzo. El joven no tuvo más remedio que renunciar a la carrera de medicina que, teniendo en cuenta la matrícula y los libros, supone un gasto mínimo de dos mil pesetas anuales.

«Aquí dos mil pesetas valen aproximadamente diez y seis mil francos, cantidad anual que representa la mitad del sueldo mensual del oficinista más modesto».

«Pero en España dos mil pesetas representan cuatro meses de la vida de un hombre».

La herencia de la guerra

La mayoría de los jóvenes emigrados arrastra la dramática herencia de la guerra civil y la represión. El padre de Ignacio ha sido internado varios años en los calabozos del régimen. Otro estudiante recién llegado a Francia fue hospedado durante la guerra en un refugio de niños de las afueras de Barcelona, después de la muerte de su madre, víctima de los bombardeos italianos. Han muerto en los presidios el padre y la hermana de Pilar, una taquígrafa madrileña que lleva ya ocho meses en París.

Felipe, un jovencito sevillano (que se parece a un Camborio) cetrino y menudo ha vivido una odisea aun más dramática. Hijo de una refugiada política detenida en un campo de concentración en Francia durante la guerra mundial, ha sido separado de su madre e internado en un campo de exterminio de Alemania. Salvado por milagro, ha formado parte de un grupo de chicos españoles repatriados por la Cruz Roja al final de la guerra. En Barcelona ha sido hospedado en un orfanatorio donde vivían en una promiscuidad asquerosa seiscientos niños de 3 a 18 años, huérfanos, mendigos, vagos, adolescentes invertidos, y menores delincuentes condenados por los tribunales.

«¿Los frailes les daban clases? ¿Les enseñaban a leer y escribir?».

«Sólo a los menores de 7 años. A partir de esta edad teníamos que dedicarnos a un oficio manual. El monasterio cobraba íntegramente el producto de nuestra labor».

Al salir del orfanatorio Felipe ingreso de aprendiz en una fábrica de cemento, donde formaba parte de dos equipos, el de la mañana y el de la noche, cumpliendo diariamente dos jornadas de labor. Por catorce horas de trabajo cobraba un jornal de 22 pesetas. Por suerte consiguió reanudar relaciones con un tío establecido en París que le dio facilidades para venir a Francia.

Podríamos seguir señalando ejemplos de estos peregrinos del hambre, existe una amplia galería de tipos humanos. Los huérfanos de la guerra y los perseguidos, los ignorantes y los estudiantes, los ilusos y los valientes, los vagos y los laboriosos arrastran la misma herencia de miseria y desesperación. Por su condición de víctimas indefensas del régimen merecen la simpatía y el apoyo de todos los demócratas.

Pero es necesario no olvidar que estos jóvenes, cuya presencia en tierra extranjera pone de manifiesto el fracaso de la labor económica y educativa del régimen, no representan sino un mínimo porcentaje de esa juventud hambrienta y desesperada que sueña con lejanos horizontes de libertad y bienestar.

Por mucho apoyo que se preste a los emigrados de la nueva generación no se habrá resuelto nada mientras persistan en España las causas determinantes de la emigración juvenil: la incapacidad, impotencia económica y el fracaso moral del régimen. Pero estos problemas han de resolverse dentro de España.

París, septiembre 1955.

ELENA DE LA SOUCHÈRE.

Ilustración


VISITA A LOS EXILADOS

De nuestro corresponsal en México

D. Javier Martín Artajo, hermano del ministro de Asuntos Exteriores de España, ha visitado México. En apariencia le han traído a este país varios asuntos: uno gestionar de los «gachupines» (antiguos residentes españoles enriquecidos) dinero en cantidades importantes para la construcción de varios pantanos en la cuenca del Ebro; otro activar negocios personales. Estas son versiones lanzadas por él y sus amigos: en realidad el viaje tenía otra finalidad.

El Sr. Martín Artajo solicitó entrevistarse con varias personalidades de la emigración republicana española; unos se negaron a conversar, como D. Felipe Sánchez Román, ilustre civilista español; otros accedieron. En efecto se celebró una cena en el Centro Asturiano de la ciudad de México a la que asistieron algunos refugiados, entre ellos un militar y algunos profesores e intelectuales. Por lo que de esa cena ha trascendido podemos afirmar que, por iniciativa del Sr. Martín Artajo, no se trató durante ella más que del problema español y presentó como problema fundamental la sucesión de Franco, aunque expresó la confianza en que viviría muchos años y además en la formación que Franco trata de llevar a cabo en el Infante Juan Carlos, formación a su imagen y semejanza. Esto sentado el Sr. Martín Artajo no ocultó a sus comensales que «la oportunidad para una restauración había pasado».

En el curso de su conversación manifestó que la presencia americana en España comienza a preocuparles, pero que se veían obligados a sufrirla por dos razones: «El peligro de una invasión rusa y la situación económico-financiera del régimen».

Lo que me interesa destacar aquí es mi impresión sobre la verdadera finalidad del viaje del Sr. Martín Artajo. Si se expresó en amigo de sus comensales con franqueza sobre ciertos problemas del régimen -y de esto estoy seguro- no lo hizo sino para preparar debidamente el planteamiento de su gestión y la gestión que ha venido a realizar es la de planear la entrada en España de los refugiados españoles. A este respecto prometió conseguir que cesen los insultos e injurias contra lo exilados, afirmando que tendrían las puertas abiertas sin condiciones. Nos consta que ni los que asistieron a la cena ni los otros refugiados que han tenido conocimiento de estas proposiciones, se han dejado seducir y han dado un rotundo NO a la propuesta.

El problema de los refugiados es problema que preocupa a los gobernantes de España pero además, a nuestro juicio, es problema que se complica para ellos cada día, no sólo por la calidad y cantidad de los exilados que siguen siendo una requisitoria para el régimen franquista, sino por la nueva e incontenible emigración que clandestinamente pasa la frontera francesa cada día huyendo de la miseria económica a que está sujeto el trabajo en España.

A nuestro juicio ha dado comienzo una campaña en este sentido por la América del Sur. El escritor Giménez Caballero, uno de los «intelectuales» del régimen, se encuentra desde hace meses en viaje por América Latina hablando por todos sitios mal de Franco y su régimen y tratando de establecer contactos con los refugiados. Aunque esta campaña se inicie con conocimiento de Franco está dirigida y sostenida por la clase media española y podemos afirmar, por las noticias y datos que nos llegan de España, que la clase media, es decir el pequeño propietario, rentista, empleado es la que profundamente está opuesta al régimen actual: las contribuciones han subido de 400 a un 800% en relación con las existente en 1936; el intervencionismo en materia de siembra, recolección y venta de productos es asfixiante, lo que explica que el anti-franquismo se nutre más de la clase media que de la obrera, sin que esto signifique por mi parte afirmar que la mayoría de la clase obrera no sea anti-franquista.

México, Agosto 1955




ArribaAbajoNotas desde Washington

Bart Allan


El costo de las bases

La última estimación del costo de las bases aéreas y navales ha sido evaluada en $200 millones para las bases aéreas y $77 millones para las instalaciones de las bases navales y las pistas de La Rota. Todos estos gastos caen dentro del Departamento de Defensa y no tienen nada que ver con el Departamento de Mutual Security.

Sin embargo un comité del Senado ha tenido conocimiento de que el Departamento de Defensa tiene una total autorización en los proyectos que ya están clasificados para usar más de un billón de dólares en los proyectos que se han de realizar tanto en España como en cualquier otro sitio.

Se ha aumentado el presupuesto

El total del presupuesto para España del Mutual Security Act ha sido aumentado de $28 millones a $50 millones, de los cuales $22 están destinados para ayuda a la agricultura.

Aunque el presupuesto del Presidente y el programa del Foreign Operations Administration pedían sólo $28 millones, ciertas influencias se pusieron en juego inmediatamente para conseguir que se aumentara esa cantidad. Primeramente el Comité de Asuntos Exteriores de la Casa de Representantes aumentó hasta $50 millones. Después el Comité de Asignaciones lo disminuyó a $28 millones. Cuando el proyecto fue al Comité del Senado la cantidad ascendió otra vez a $50 millones y en esa forma quedó aprobado el proyecto.

El Senador Ellender contra el aumento para España

El Senador Allen J. Ellender, de Louisiana, se opuso en el Senado al aumento del presupuesto para España. Dijo: «Hoy estamos gastando millones en la construcción de aeropuertos en España... Si seguimos gastando más millones en ese país esos gastos seguramente tendrán un efecto directo sobre su economía aumentando la inflación. Creo que vamos a desequilibrar la economía española».

El Presidente decidirá

Cuando el Presidente Eisenhower firmó la ley hizo más que una alusión respecto a que no estaba dispuesto a dar $50 millones a Franco. El Presidente comentó: «Yo considero estas provisiones como autorizaciones y también como limitaciones sobre la disponibilidad de las cantidades especificadas, más que como directivas».

En la Casa Blanca se ha explicado que el Presidente mismo decidirá la cantidad que será asignada a España y que no se atará a la provisión de $50 millones concedida, a menos que no se juzgue necesario emplear dicha cantidad.

Dulles favorece la entrada de España en la OTAN

La campaña para forzar la entrada de España en la OTAN tiene el poderoso apoyo de los Departamentos de Estado y Defensa. Aunque sus portavoces tienen gran cuidado en no hacer declaraciones públicas, han revelado sus sentimientos respecto a la cuestión a los comités del Congreso. Antes de la Conferencia de Ginebra, el Secretario de Estado Mr. Dulles y el Almirante Radford, jefe del Estado Mayor, ambos se han manifestado en favor de la entrada de España en la OTAN.

Cuando el Secretario de Estado Mr. Dulles asistió a una reunión del Comité de Asuntos Exteriores de la Casa de Representantes, Mr. Albert P. Morano, representante de Connecticut le dirigió esta pregunta: «Recientemente yo he presentado una resolución que tendría el efecto de pedir a nuestro Departamento de Estado algo sobre la entrada de España en la OTAN. ¿Puede Vd. decirnos cual es la posición del Departamento de Estado sobre la cuestión de la admisión de España en la OTAN.

Mr. Dulles contestó: «El Departamento de Estado la vería con simpatía».

Ante el mismo comité el Almirante Radford, al preguntarle si la OTAN sería más efectiva después de la admisión de España en su seno, contestó:

«Hablando militarmente, yo diría "sí" a esta pregunta».

Nixon no irá a España

Los rumores sobre la visita a España del Vicepresidente Nixon no son más que rumores. Mr. Nixon tiene el proyecto de visitar el Norte de África y el Próximo Oriente, pero en sus oficinas se dice que el presente proyecto no incluye ningunas visitas a Europa.

BART ALLAN.

Washington, Septiembre 1955.


«LA MÁS SENSACIONAL AVENTURA DE ESPIONAJE DEL SIGLO...»

Copiamos de La Nouvelle Revue de Lausanne, del 11 de agosto, los siguientes párrafos del artículo titulado «Madrid encrucijada mundial del espionaje», firmado por Alfred Straubhaar.

Durante este verano de 1955, todos los servicios secretos en España han tratado de conseguir el plan de las bases aéreas y marítimas americanas. Lo que interesa particularmente es el documento detallado de las instalaciones de la futura base de submarinos atómicos en La Rota, cerca de Cádiz.

Respecto a este asunto se ha desarrollado en Madrid la aventura de espionaje más sensacional del siglo. Habiendo comprobado el CIA que desaparecían algunos documentos de la embajada americana en Madrid, envió a su mejor agente secreto. Llegó a Madrid justo cuando el agregado naval de la embajada fue víctima de un atentado con ocasión que llevaba sobre él el famoso documento «top secret».

En Madrid los alemanes han reconstruido una red de espionaje y, los rusos trabajan activamente, por su lado la Liga Árabe y los franceses no hacen otra cosa sino «información».

Un joven agregado de la embajada americana se enamoró de una de sus colegas que era casada. Durante una de sus salidas, mientras que el marido de la dama se encontraba en Washington haciendo un informe para el gobierno americano, el joven agregado tuvo un incidente con un beodo que había molestado a la señora y la cosa fue tan seria que dio por muerto al borracho. Pero el chantaje comenzó.

El joven agregado se encontró en presencia de un tal Jo Sérine que le exigía la entrega del famoso documento. Jo Sérine trabajaba para los alemanes y había alguien que ya por su cuenta traicionaba a la embajada. El sabía que el documento estaba en la embajada; el atentado contra el agregado naval no había dado resultado.

El joven agregado luchando entre el honor de la dama, su carrera rota y el espionaje fácil se decidió y robó el documento. Le asaltó el remordimiento y ya en la iglesia de San José, donde le esperaba un tal Yeso, no se lo entregó. Pero al salir de la iglesia fue atacado y el documento cambió de manos. El joven agregado trató de recuperar el documento y si era posible también detener la banda, pero rusos y alemanes seguían la pista. Diez veces estuvo a punto de perder la vida y las diez veces salió indemne, pues entre bastidores el agente secreto del CIA operaba, lo que permitió destruir la red de espionaje alemana -por algún tiempo- y terminar con la red rusa. En realidad el agente secreto había escondido el verdadero documento y todos habían corrido detrás del falso.

Debemos añadir que la linda amiga del joven agregado trabajaba por los alemanes también, forzada por un odioso chantaje y terminó por estar enamorada de su Romeo de agregado. Podemos concebir que todos los elementos para una excelente novela de espionaje se encontraban reunidos. El servicio secreto alemán, temiendo que su espiona fuera descubierta, tuvo la idea de hacer que el joven agregado robara los documentos que ella había señalado como interesantes.

Todo eso hubiera quedado en secreto si no se hubiesen cometido indiscreciones. Un periódico de New York ofreció 25 millones al joven agregado para que contara su aventura. El joven ha renunciado.

Al fin de cuentas se encontraron algunos muertos en la villa de un tal llamado Karéni que llevaba la gran vida y que como «por casualidad» hacía los suministros a la embajada. El tal Karéni era en realidad el General von Kranem que había reconstruido la red de espionaje alemán en Madrid.



El corresponsal Sr. Straubhaar termina su artículo con los siguientes comentarios:

Es cierto que los alemanes del oeste pertenecen al grupo del Atlántico, pero también lo es que continúan espiando a los aliados.

Los asuntos de espionaje darán mucho juego en Madrid durante muchos años.



Ilustración


MENSAJE DEL INTERIOR

Párrafos más salientes del mensaje que los jóvenes españoles del interior han dirigido a los del exilio con motivo de las Jornadas Europeas 1955, celebradas en Toulouse, Francia, durante los días 20 y 21 de agosto bajo los auspicios del Consejo Federal español del Movimiento Europeo.

Saludamos con emoción a los que, por defender un día la libertad, soportan el destierro en que esa misma libertad se encuentra. Solo podemos decirles que nos llena de orgullo la dignidad de su espera.

Saludamos también a esa parte de nuestra generación a la que el más criminal de los abusos obliga a formarse fuera de la Patria.

A vosotros, queridos compañeros, queremos deciros que desde aquí os esperamos para continuar juntos nuestra historia; que pensamos en vosotros como en una reserva de experiencia preciosa; que os necesitamos; que, por encima del accidente político, está España que no es responsable de vuestra soledad y de vuestro exilio.

Estar seguros todos de que sabemos que no hay dos Españas, como grita en el vacío una propaganda venenosa. Unos hombres sin tradición ni futuro han irrumpido con la brutalidad de la fuerza material y nos han separado y nos han dicho que éramos nosotros los españoles del lado azul y os han expulsado y nos han dicho que erais vosotros los españoles del lado rojo. Pero estad seguros de que ellos pasarán siempre por enmedio, como un río que es extraño a las dos orillas de una misma tierra.

Hoy ese régimen enfermo de desprecio parece ahogarse en sus propias abstracciones. Cuando sus modelos políticos están muertos, solo le queda en herencia unas palabras vacías: Nuevo Orden, Imperio... Pero él no sabe qué hacer con ellas.

Aun le queda al dictador un compañero inseparable: el ridículo; y algo más terrible: esa responsabilidad ante la historia a la que apeló creyéndola lejana.

Queremos estar unidos con vosotros porque nada nuestro se pierde en el derrumbe. No busquemos otra castigo para ese régimen estúpido que el que el se prepara con el fracaso de su obra.

Pronto pasará como un mal sueño y donde quiso separarnos será el lugar de nuestra cita.



España, julio 1955.






ArribaAbajoEditorial

Marruecos

La actuación del franquismo en Marruecos puede evaluarse más o menos apasionadamente tanto por el lado de los intereses franceses como por las autoridades españolas y por el sector antifranquista, pero lo que debe contar son los hechos.

De un lado la prensa señala que árabes responsables de la zona española de Marruecos continúan prestando apoyo a los nacionalistas marroquíes de la zona francesa. La actitud del Alto Comisario español en Marruecos, general García Valiño, ante la manifestación árabe de Tetuán en favor del Sultán depuesto, Mohamed Ben Yousef, ha sido así mismo criticada en Francia indicándose que el Alto Comisario español, al recibir una petición de los manifestantes de manos de Abd-El-Kalek Torres, líder del partido reformista marroquí, le rogó transmitiera la expresión de su simpatía a los manifestantes.

El Senador francés M. Michel Doré no ha vacilado en acusar a España de comportarse francamente como un adversario, así lo ha manifestado en un artículo publicado en Combat el 22 de agosto titulado «Marruecos en primera página».

El ex-ministro, ex-gobernador de Argelia y diputado socialista francés M. Marcel-Edmond Naegelem, ha denunciado las intolerables ingerencias de personalidades españolas en la situación de la zona francesa.

La prensa española -como sabemos toda ella dirigida- señala que la política francesa no sólo agravió al pueblo marroquí al destronar al Sultán Mohamed Ben Yousef, sino que aprovechó la oportunidad para inferir a España una ofensa y que en el grave error cometido por Francia al destruir por decisión unilateral al Sultán, no intervino España, sino que sus gobernantes no ocultaron su disgusto por la medida francesa.

El sector español antifranquista ve en las actividades españolas en Marruecos el ejercicio de un procedimiento eficaz para forzar a Francia a tomar medidas contra los refugiados establecidos en su territorio. España y Francia se sienten mutuamente agraviadas, la primera pretexta el destronamiento del Sultán, la segunda señala sin eufemismos que España actúa como un adversario.

Hay que inclinarse ante la realidad y ésta nos presenta al Alto Comisario español en Marruecos situado públicamente al lado de los nacionalistas árabes de su zona, que los alienta en sus actividades y que él mismo, siendo la máxima autoridad del Marruecos español, autoriza manifestaciones populares que son hostiles a Francia y aprovecha toda ocasión para señalar, directa o indirectamente, los errores de la política francesa en Marruecos.

En los medios políticos españoles se insinúa que en estos momentos y frente a las reacciones francesas, España trata de no aparecer apoyando los nacionalistas árabes. Creemos, estamos dispuestos a creer que hasta es posible que en la actualidad no les ayude, pero no puede frenar en un día, aunque así lo deseara, movimientos iniciados hace tiempo con el apoyo de las mismas autoridades franquistas que hoy, por las consecuencias que se han de derivar para España, desearían quedar al margen de la grave situación por la que atraviesa Marruecos.

Pero es un poco tarde para tratar de eludir una responsabilidad que afecta, tanto por las complicidades terroristas de que ha sido acusada la zona española, como por la política seguida sin discontinuidad por las autoridades franquistas en Marruecos. España será un foco de perturbación latente mientras la dirija el régimen irresponsable de la dictadura franquista.


Misión en España

Claude G. Bowers.

En breve aparecerá traducida al español esta obra tan esperada por los lectores de habla española. Constituye el documento más imparcial del periodo de la guerra civil española. Su autor es un testigo de máxima autoridad: el embajador norteamericano Claude G. Bowers.

Misión en España estará a la venta en Ibérica al precio de $3.50 el ejemplar encuadernado en tela. Rogamos nuestros lectores que deseen obtener algunos ejemplares lo soliciten por escrito. Las peticiones serán servidas por orden riguroso de demandas.

Misión en España, por Claude G. Bowers.

Editorial Grijalbo, S.A., México.




ArribaResumen de noticias

España y URSS en la Unión Interparlamentaria

La reunión celebrada en Helsinki por la Unión Interparlamentaria ha sido comentada ampliamente por la prensa francesa y suiza.

Debemos señalar primeramente las declaraciones hechas por el presidente Lord Stansgate sobre los objetivos perseguidos por la Unión, indicando que este organismo no es una asamblea política, sino que por el contrario siempre dio pruebas de total independencia con relación a los gobiernos de los distintos países representados en su seno, expresando su deseo de hacer de la Asamblea un cónclave de pueblos.

L'Aurore, diario francés, comentando la reunión ha dicho:

Por primera vez la Unión Interparlamentaria, el organismo de cooperación internacional más antiguo del mundo, ha aceptado como miembros a parlamentos actuantes en países en los que no existe más que un partido. Y es así como el mismo día la España franquista y la Unión Soviética han sido admitidas en el seno de esta venerable institución que hasta ahora interpretaba muy rígidamente el vocablo «parlamento» en su acepción liberal.

Esta decisión se ha adoptado después de duras discusiones, pero éstas no han tenido lugar en las sesiones de la Asamblea sino en los pasillos.



Un telegrama de la AFP, recogido entre otros periódicos por Le Journal de Genève, dice: «El Comité directivo de la Unión Interparlamentaria ha comprobado que los grupos parlamentarios soviéticos, albanés y liberiano estaban regularmente constituidos, y ha decidido que fuesen admitidos a participar en las labores de la conferencia. Lo mismo se ha acordado con relación a España, la cual ha hecho saber que en sus Cortes se había constituido un grupo parlamentario bajo la presidencia de D. José de Lequerica».

Otro despacho de la UP dice: «Que no se llegó en la Unión Interparlamentaria a un acuerdo respecto a China y Alemania, pero que el Congreso aprobó por 388 votos contra 29 y 89 abstenciones, una modificación de las condiciones de admisión, en virtud de la cual podrán estar representados dos parlamentos de un mismo país en el caso que éstos estén enclavados en partes diferentes del mismo país.

Las Cortes republicanas españolas en el exilio son miembros de la Unión Interparlamentaria. Ahora se plantea el problema para el futuro de elegir entre los representantes de la «Cortes» de Franco y los miembros del Parlamento de la República, que fueron elegidos democráticamente por el pueblo. El Comité Ejecutivo de la Unión tiene facultades para elegir, entre dos representaciones de un mismo país, cual habrá de permanecer en la Unión.


Radios Antifrancesas

OPE: 5 de septiembre: En la reunión celebrada por el comité directivo de los republicanos sociales (Partido del General de Gaulle), su presidente que es el General Chaban-Delmas, ex-ministro y alcalde de Burdeos, insistió en la necesidad de actuar contra, la propaganda de los países de la Liga Árabe y de las radios de Budapest y de Tetuán, estimando que si fuera preciso no se debe vacilar en ir hasta la ruptura de relaciones diplomáticas.

El texto de la moción aprobada dice entre otras cosas: «El comité directivo de los Republicanos Sociales se alza con indignación contra la actitud incalificable de los Estados de la Liga Árabe, y especialmente de Egipto, que con su propaganda, a la que se añaden las de radio Budapest y radio Tetuán, así como con sus emisarios y el tráfico de armas, se esfuerzan en lanzar al África del Norte a la anarquía más sangrienta y en abrir un foso entre musulmanes y europeos. El Comité espera del gobierno la acción más enérgica, que podría llegar a la ruptura de relaciones diplomáticas».

A la reunión asistieron el general Koenig, ministro de Defensa, M. Corniglion-Molinier, ministro de Obras Públicas, y M. Soustelle, gobernador general de Argelia.


Marinero inglés matado en prisión

El marinero británico George William Goodman, de 30 años, tripulante del barco mercante «Sarmiento», ha sido matado en la prisión de Santander, España, el 7 de junio. La noticia de su muerte no se ha sabido sino varias semanas después de ocurrida, cuando el periódico News of the World recibió una carta escrita a mano y firmada por 14 tripulantes del barco «Sarmiento», dando cuenta del hecho. La carta estaba puesta en el correo en un puerto de Chile.

Goodman llegó a Santander el 1 de junio y, visitando la ciudad con otros marineros, fue detenido por la noche bajo la acusación de estar embriagado y haber proferido insultos contra el general Franco. Goodman no conocía el español, por lo que de haber proferido insultos contra el general Franco, los hubiera proferido en inglés.

En la mañana del día 7 del mismo mes se encontraba mirando por la ventana de la prisión. Un centinela del exterior le dijo que se retirara, pero Goodman, que no conocía el español, continuó asomando a la ventana. El centinela repitió su conminación tres veces, hizo fuego y le hirió en el pecho. Poco después moría el marinero.


Reglamentación de películas en España

A partir del día primero de octubre de 1955, por disposición del ministerio de Información español, todas las empresas dedicadas en España a la distribución de películas quedan obligadas a incluir en sus planes comerciales una película española por cada cuatro películas extranjeras que se exhiban en todas las salas -más de cuatro mil- que existen en España. La orden ha sido firmada por el ministro de Información Sr. Arias Salgado.


No más películas americanas para España

Copiamos del New York Times la siguiente información de su corresponsal en España:

La Motion Picture Association de América ha informado al gobierno español que los productores de películas americanas han decidido suspender la exportación y venta de películas en España.

Según la citada asociación, el gobierno español ha alterado radicalmente los términos del acuerdo cinematográfico de 1954 que fue prorrogado temporalmente el año pasado.

La disposición del gobierno español que ha motivado esta decisión americana, es prácticamente una ruptura de relaciones en el ramo cinematográfico y ella ha sido suscitada por la orden del Ministerio en virtud de la cual se obliga a incluir una película española por cuatro películas extranjeras que se exhiban en España.

Los distribuidores cinematográficos españoles están profundamente disgustados con esta orden por considerar que es inaceptable para los productores americanos. Si estos tuvieran que aceptar las condiciones impuestas por el Sr. Arias Salgado evidentemente todas las naciones de producción cinematográfica impondrían las mismas condiciones sobre la distribución en sus propios territorios de películas norteamericanas.




El VI Congreso del Partido Socialista

El VI Congreso del Partido Socialista Español en exilio, celebrado en Toulouse, terminó sus sesiones el día 15 del pasado agosto. Han asistido, entre otras personalidades españolas, D. Indalecio Prieto, el profesor de derecho penal D. Luis Jiménez de Asúa, D. Luis Araquistáin y D. Rodolfo Llopis y representantes de la Argentina, Bélgica y Noruega.

El Congreso adoptó por unanimidad un manifiesto cuya principal declaración es la siguiente:

Que deseando solucionar el problema del régimen español por las vías pacíficas, los socialistas españoles en exilio recomiendan a sus compatriotas pidan la organización de elecciones generales, única manera de que el pueblo español escoja libremente el régimen que ha de imperar en España.


Congreso de Ciencias Políticas

OPE: En Estocolmo se ha celebrado el tercer Congreso de la Asociación Internacional de Ciencias Políticas (I.P.S.A.) fundado en 1949 por iniciativa de la UNESCO.

Este congreso de Estocolmo es el primero al cual asisten representantes comunistas y franquistas en deliberaciones internacionales.


Marinos españoles quedan en Venezuela

OPE: La Capitanía de Puerto de La Guaira ha publicado una advertencia declarando que en lo sucesivo no se autorizará a desembarcar en dicho puerto a los marinos de nacionalidad española que sean tripulantes de los barcos hispanos o de cualquier otra bandera.

Esta determinación se ha tomado en vista de que el 90% de los marinos españoles que logran permiso para desembarcar en La Guaira se quedan clandestinamente en Venezuela.


Letreros en coches americanos

Madrid, 14 de agosto: En el día de hoy ha aparecido varios automóviles pertenecientes a los componentes de la Misión Americana en España, con el siguiente letrero en pintura negra:

GO HOME TRAITOR AMERICANS.




Niños en abandono

(de ABC, Madrid, el 14 de agosto)

El teniente alcalde delegado de enseñanza acaba de lanzar, en conferencia reciente, unas cifras impresionantes de los niños sin escuela en las zonas suburbanas.

El esfuerzo que se hace para remediar la situación resulta pequeño en proporción al extenso medio que es preciso mejorar en el pavoroso cuadro que rodea la capital de España con su cinturón de miserias y necesidades primarias. El suburbio lo tenemos junto a nosotros, próximo a nuestras casas, lindando con barrios lujosos.

Mientras unos niños aseados y pulcros salen bien nutridos y vestidos hacia la escuela, otros muchos quedan jugando entre basuras, en solares inmundos.




La Vivienda en España

La Dirección General de Estadística ha publicado un censo sobre las condiciones de la vivienda en España, del que copiamos los siguientes datos:

De los 6400000 de viviendas, solo un 33% o poseen instalaciones de agua corriente, solo un 25% cuenta con instalaciones de retretes inodoros y solo un 9% tiene instalaciones de baño o ducha. Las casas que poseen calefacción no llegan al 3%.

Según las cifras señaladas en el censo, la provincia de Barcelona aparece dotada de mayores comodidades: un 86% posee agua corriente, un 65% retretes inodoros; un 20% tiene baño o ducha y un 6% calefacción.



Indice