Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

Ibérica por la libertad

Volumen 5, N.º 9, 15 de septiembre de 1957

Portada



Ilustración

IBÉRICA es un boletín de información dedicado a los asuntos españoles y patrocinado por un grupo de americanos que creen que la lucha de España por la libertad es una parte de la lucha universal por la libertad, y que hay que combatir sin descanso en cada frente y contra cada forma que el totalitarismo presente.

IBÉRICA se consagra a la España del futuro, a la España liberal que será una amiga y una aliada de los Estados Unidos en el sentido espiritual y no sólo en sentido material.

IBÉRICA ofrece a todos los españoles que mantienen sus esperanzas en una España libre y democrática, la oportunidad de expresar sus opiniones al pueblo americano y a los países de Hispano-América. Para aquellos que no son españoles, pero que simpatizan con estas aspiraciones, quedan abiertas así mismo las páginas de IBÉRICA.

Directora:

  • VICTORIA KENT

Presidentes de Honor:

  • SALVADOR DE MADARIAGA
  • NORMAN THOMAS

Consejeros:

  • ROBERT J. ALEXANDER
  • CLAUDE G. BOWERS
  • ROGER BALDWIN
  • FRANCES R. GRANT
  • JOHN A. MACKAY
  • VICTOR REUTHER

IBÉRICA is published on the fifteenth of every month, in English and Spanish editions, by the Ibérica Publishing Co., 112 East 19 th St., New York 3, N. Y. All material contained in this publication is the property of the Ibérica Publishing Co., and may be quoted, but not reproduced in entirety. Copyright 1957, by Ibérica Publishing Co.

Price: Single copy, 25 c. Year's subscription: $ 3.

Second class mail privileges Authorized at New York, N. Y.






ArribaAbajo Detrás de la cruz, el diablo

Maniobras oscuras de la camarilla inquisitorial del «Opus Dei» para agravar y perpetuar la opresión de los españoles


Miguel Sánchez-Mazas1


Como a ciertas especies de animales que crecen y proliferan debajo de la tierra, al «Opus Dei» le hace daño la luz del sol. Raza de topos humanos, hecha para la lucha a dentelladas en los subterráneos sociales, para los golpes tenebrosos y anónimos, queda, sin embargo, cegada, anonadada, dondequiera que se la descubra y se la fuerce a pelear a pleno día. El más leve paso hacia la claridad pone a sus adeptos, los más taimados y ladinos sacristanes que se hayan conocido, en un compromiso. Aunque ese paso valga, por otra parte, la pena, como es ahora el caso. El «Opus Dei» no ha hecho, en efecto, más que salir de la sombra a la penumbra, para ocupar algunos puestos políticos clave -y altamente rentables- en esta última, nerviosa etapa del Régimen de Franco, y ya el yeso de sus sepulcros blanqueados ha empezado a desprenderse, dejando ver a todo el mundo algo de las negruras interiores: intrigas sectarias, repugnantes coacciones, extraños negocios, bajas denuncias calumniosas dignas de la «Boca del León» en la Venecia del Quinientos, contra españoles honrados y valientes que, por obra de estos celosos «congregantes», están pagando con la cárcel, con la persecución, con las represalias profesionales y la miseria o con el forzado exilio su delito de ser «liberales», «europeístas» o «de carácter poco religioso», a juicio de la piadosa Congregación.

La relativa publicidad que supone siempre el Gobierno -aunque, como en este caso, se trate de un Gobierno que no da cuentas regularmente de sus actos al país- puede serle fatal al «Opus Dei»; el desplazamiento de su campo principal de «operaciones» de la zona de la influencia anónima y sin responsabilidades -aunque real y poderosa- a la del Ejecutivo auténtico, y el cambio de ritmo y de modalidades de acción pueden constituir para la Institución de aguerridos religiosos una ocasión de inevitable crisis. Después de tantos años de lenta, paciente, cuidadosísima estrategia nocturna -candor de palomas, astucia de serpientes- el «clan» político de la Sociedad Sacerdotal ha tenido, por una vez, prisa, demasiada prisa, y se ha dejado llevar de los nervios por el temor de verse arrebatar de las manos el efectivo dominio económico, moral, social y político de esta pobre España, perennemente destinada al relevo de los caciques y de las oligarquías más ávidas, turnantes estirpes de sanguijuelas que le sorben el jugo sin descanso, aplicadas a su siempre más seca, más pálida y más avejentada piel. Este grave temor ha puesto en pie a algunos de sus miembros más impulsivos, que se han dicho: ¡Ahora o nunca! En efecto, después de una larga crisis desencadenada precisamente por el «Opus Dei» con su inicial denuncia de «liberales» a Franco en Noviembre de 1955, el poder se le ofreció a la Congregación en bandeja, y a precios de saldo, prácticamente sin competidores importantes. Y Franco, apurado, no quería esperar; le imponía la participación abierta en el Gobierno, en lugar del caciqueo en las sombras, como una exigencia inmediata, pues la crisis había llegado a tal punto -estamos en Febrero de 1957- que sólo la sectaria organización podía, por su contenido ideológico tradicionalista y teocrático, y por sus procedimientos de secreto, disciplina y habilidad propagandística, apuntalar, de momento al menos, el sistema dictatorial-oligárquico, seriamente conmovido por oleadas de descontento popular.

A la conquista del poder

Desde ese momento, el «Opus Dei» ha empezado a ganar rápidamente influencia y poderío social y financiero, pero sus cartas han ido quedando al descubierto, sus tramposas jugadas han pasado a ser del dominio público y hoy tiene ya entre el pueblo, pese a sus gazmoñerías de beata provinciana, francamente mala prensa. Porque, ¡cómo llega a saberse todo, por secreto que se tenga, cuando se producen sin cesar agraviados y víctimas! A la vuelta de unos meses, lo que fue punzante sospecha, manejos tortuosos de los miembros de la Congregación o, a lo más, oculta pesadilla de pequeños círculos de «iniciados» en los turbios entre-bastidores de la política española, patrimonio de las «personas bien informadas» de Madrid y de unas cuantas ciudades universitarias, ha llegado a ser poderosa certeza colectiva, clamorosa y temible «vox populi». ¡Voz del pueblo, voz de Dios! dice un refrán antiguo como el mundo. He aquí el contenido de esa voz popular:

Una organización secreta, cada día más rica y temida, cuyos miembros se infiltran taimadamente, sin descubrirse más que lo preciso, en todas partes, y se conducen sectariamente, apoyándose entre sí en cualquier caso, dedicándose, según dicen, al «apostolado» y «salvación de las almas», pero, según va comprobando día a día el pueblo entero, a la conquista organizada y sistemática, al «copo», en suma, de cátedras universitarias (coaccionando Tribunales), revistas, periódicos, altos cargos políticos, Consejos de Administración de importantes empresas, en una palabra, lo que se dice el «poder mundano», tan lejos del franciscanismo religioso que quieren aparentar, intriga día y noche en las altas esferas políticas contra la libertad, la convivencia, el prestigio, la tranquilidad y el nivel de vida de los españoles, mediante denuncias, condenaciones olímpicas, informes secretos, maniobras financieras y políticas que no son más que la preparación o prólogo de un intento de Gobierno absolutista, inquisitorial, de «camarilla» o «clan» capitalista, so capa de beato y patriotero, el cual sofocará por mucho tiempo, si se le deja triunfar, las pocas esperanzas que aun tienen los españoles de recobrar un poco de libertad, y de lograr más justas condiciones de vida, a la salida de este Régimen. La curiosa organización que así actúa se llama el «Opus Dei».

Ilustración

Recorren España y el extranjero de paisano, pese a sus «votos» y condición religiosa, tienen soberbias residencias en todas partes, tienen el privilegio de no pagar impuestos en nuestro «católico» país, viajan en lujosos coches, comen en los mejores restaurantes, tratan de tú a los grandes financieros, industriales, terratenientes y Ministros -hasta que no llegan a serlo ellos mismos-, los absuelven «canónicamente» de sus abusos e injusticias, a cambio de un fuerte apoyo y de una abierta «confesionalidad», y luego se dan, hipócritamente, golpes de pecho. ¡Cuántas veces, en efecto, les hemos oído justificarse así: como colectividad, sólo estamos dedicados, al «apostolado» y al «bien de las almas», ni más ni menos que los «Padres Blancos» en África, los franciscanos de las Misiones de Oriente o las Hermanas de la Caridad en los hospitales populares. Sólo que con «modalidades distintas». Las actividades políticas y financieras las realizamos «como individuos», en tanto que personalidades independientes, ¡y sólo sobre éstas recae la responsabilidad!

¡Cuántas veces nos hemos indignado ante tan cínicos distingos y «restricciones mentales», al contemplar, en rudo contraste, la coordinación de grupo, el estilo colectivo y sectario de esas «actividades de responsabilidad individual» de que me hablaba con singular énfasis, hace apenas año y medio, uno de sus altos sacerdotes, Florentino Pérez Embid, entonces Director General de Propaganda!

Ilustración

Mantener la división

¡Vaya si son «peculiares» esas «modalidades» de apostolado! Miles de españoles saben ya que esas «modalidades» implican un frecuente y cordialísimo contacto con la Policía, en Madrid y en provincias, una continua alusión a la guerra civil pasada, y a las que vendrán, si los «liberales» levantamos la cabeza o tosemos, o si los albañiles, los ferroviarios y los guardas de las dehesas se empeñan en comer carne, en tener habitaciones donde meter a los hijos o en hacerlos estudiar como es debido. La continua discriminación entre españoles «más católicos» y españoles «menos católicos» con directas repercusiones en la tranquilidad, el prestigio y aun la vida profesional de los discriminados forma parte de ese «apostolado». Las «hojas parroquiales», órganos de tan santa actividad, suelen llevar, en el caso del «Opus Dei», títulos a toda página un poco más sugestivos que los habituales en las «hojas» eclesiásticas vulgares, por ejemplo éste: «Cien años de lucha en la Universidad española», aparecido en varios números sucesivos de la publicación Moncloa, órgano de la residencia de la Moncloa de Madrid, ciudadela universitaria del «Opus Dei». En esa novela por entregas, tan acertadamente titulada, no faltaba ninguno de los argumentos, de las expresiones de condenación o de odio, adecuados para mantener vivo el fuego de la división bélica de los españoles en dos campos, uno «bueno», el otro «malo»: desde el nacimiento de Sanz del Río hasta las algaradas universitarias de Febrero de 1956, desde la Institución Libre de Enseñanza hasta la gestión del Ministro Ruiz-Giménez, todos los episodios de orientación «liberal» de un siglo entero de vida universitaria española, incluyendo en ellos tanto la obra intelectual como la vida privada de las personas, se trataban en ella -y en otras numerosas publicaciones de la «Congregación»- con los términos de máximo desprecio, de odio más irreconciliable, con las amenazas de persecución y de lucha hasta el exterminio del contrario más impropias de una organización «religiosa» cuyo mandato es la «caridad cristiana». Amenazas que, por otra parte, se cumplen, como pueden testimoniar los Catedráticos, los estudiantes e intelectuales que, en muy pocos días, han visto su nombre pasar de las hojas mecanografiadas de los «informes» delatorios del «Opus Dei» al Gobierno y a la Policía, a las notas de detenciones dadas por la Dirección General de Seguridad a la prensa del país. ¡Vaya si son peculiares sus modalidades de apostolado!

¿Por qué se ocultan?

¿En qué sentido pueden ser considerados hombres de una Institución religiosa, cristiana, caritativa, conciliadora, comprensiva y universal? En ninguno. ¡Nadie los vio nunca acercarse a los enfermos, entrar en las sucias casas obreras de los suburbios, hablar con piedad a los encarcelados, recoger dinero para los miles de parados hambrientos y sus familias o para comprar antibióticos a tantos como los necesitan, y a quienes el Seguro de Enfermedad sólo puede recetar porquerías baratas! Si recogen dinero es para sus soberbias residencias y para sus publicaciones «de combate», como aquellas de que hemos hablado. Nadie les oyó tampoco hablar de paz civil, de reconciliación de los españoles, de superación de los odios, de amor a los antiguos enemigos, de amplitud y libertad para las distintas tendencias nacionales, de igualación de las clases sociales, sino de todo lo contrario: radicalización de las divisiones, «mano dura» con los «otros»; perpetuación del espíritu de guerra civil. Jamás hicieron una gestión generosa -tan propia de una organización cristiana- para aliviar la suerte de los perseguidos políticos, de los encarcelados por «delitos de opinión». Jamás intentaron utilizar su influencia para suavizar la tiranía, la discriminación política, la opresión social, sino siempre para agravarla, para aconsejar al tirano «operaciones» de «depuración», de «limpieza a fondo», ayudándole con sus sucios cuadernos de informes personales, rellenados gracias a la continua observación maliciosa, desde la silla de Profesor, desde el pupitre de compañero de clase o de oficina o de Círculo; cuyas torpes denuncias mezclan expresiones políticas y términos psicológicos, valoraciones morales y tendencias filosóficas y científicas, ofreciendo el más miserable panorama de coacción y represión espiritual, la más mezquina estampa de «inquisición» estilo siglo XX que puede caer bajo los ojos. ¿En qué sentido individuos dedicados a tan bajos menesteres pueden exigir, ser tratados como «apóstoles»?

Ilustración

Y, por otra parte, ¿por qué se disfrazan, se esconden, se ocultan? Esta actitud es tanto más sospechosa cuanto más se cuenta con el apoyo del Poder. «Si no obraran mal, no temerían tanto la luz», decía en 1738 el gran Papa Clemente VII, condenando con tan inmortal frase todas las masonerías pasadas, presentes y futuras, negras o blancas, ya se oculten tras una escuadra y un compás, ya, para mayor peligro, detrás de la Santa Cruz. «Detrás de la Cruz, está a veces el Diablo», dice también la sabiduría de nuestro sensato pueblo. «Ángel de Tinieblas, vestido de Ángel de Luz» es la expresión bíblica que debe aplicarse a quien utiliza la Religión tan astutamente, tan perversamente, para hacer sus negocios, lograr el poder mundano y excomulgar, denunciar y encarcelara quienes se oponen a sus proyectos absolutistas, y de dominio total. También la famosa sociedad secreta del siglo pasado, que sostenía, con métodos igualmente repugnantes, la «camarilla» beata, absolutista y opresora de Fernando VII se llamó a sí misma «el Ángel Exterminador». ¡Siempre ángeles exterminadores, cruzados de la fe, requetés que quieren imponer la religión a golpes de bayoneta, organizaciones bien pertrechadas para hacer «tragar» el catolicismo «suyo» y «politizado», por las malas, a base de cárceles y represalias! ¡Esta pobre España que se repite sin cesar, siglo tras siglo!

Es verdad que estos «católicos» -si así pueden llamarse- no son la única clase de católicos en la España actual. Hay, sobre todo en la Universidad, también grupos de católicos liberales; amplios, generosos con todas las tendencias, buenos compañeros y conciudadanos, progresivos socialmente, capaces de entenderse con todos los demás españoles para lograr una nación libre, en paz, asentada en unos principios de convivencia democrática. Hay católicos demócratas cristianos, republicanos, socialistas; católicos europeos, en suma. Católicos a la altura de su tiempo y enfrentados con los problemas espirituales y sociales de la España y la Europa de hoy. Pero se da el hecho tremendo de que estos católicos son tan atacados y perseguidos como los no católicos, y a veces, incluso, más, porque los «integristas» y «tradicionalistas» afirman que con su actitud de sinceridad y de apertura «hacen el juego del enemigo». Se explica así la consigna dada para que las represiones contra jóvenes obreros de la «Juventud Obrera Católica» que participaron en las recientes reivindicaciones de salarios fueran aun más duras que las dirigidas contra otros grupos obreros: los encarcelamientos y brutales palizas a que los jóvenes católicos fueron sometidos en muchos lugares de España, sobre todo Cataluña y el País Vasco, se produjeron sin que la «piadosa» Congregación, tan influyente en el Gobierno, hiciera la más mínima gestión encaminada a «moderar» un poco los golpes de vergajo infligidos por la Policía a sus «hermanos» y «compañeros de fe», que no habían hecho, por otra parte, otra cosa, que pedir un poco de justicia, por los procedimientos habituales en los países democráticos.

Distinta situación de los católicos

Para que se vea la distinta situación de los católicos «integristas» -cuya «élite» es el «Opus Dei»- y de los católicos «liberales» o «populares», informaremos al lector de un hecho reciente, la suspensión del semanario Signo, órgano central de la juventud de Acción Católica española, como consecuencia del editorial aparecido en sus columnas el 22 de junio, el cual incluía los siguientes párrafos:

Las condiciones económicas en que vive la inmensa mayoría de las clases obrera y media dejan mucho que desear. Es absolutamente urgente y necesario proceder a una mejor distribución de la renta y a la elevación del nivel de vida.

Mejor que mediante una vigilancia rigurosa, el peligro comunista se combate respetando al máximo los derechos de los individuos, consustanciales con su naturaleza y por lo tanto procedentes de Dios. Ningún Estado que se precie de actuar lícitamente, con justicia y en un espíritu cristiano puede olvidar estos derechos.



Y no es preciso hablar de las detenciones de los redactores de la revista católica El Ciervo de Barcelona, de los violentos ataques contra el católico Catedrático de Ética de la Universidad de Madrid, Aranguren, que el «Opus Dei» amenazaba brutalmente en su revista Punta Europa, de las denuncias formuladas en el informe llamado «Anexo 15», presentado por el «Opus Dei» a la Policía, contra los Padres Llanos y Marañón, culpables de preocuparse de la suerte de los obreros, para comprender que en España hay dos clases de católicos: los amigos del «Opus Dei», los cuales logran toda clase de ventajas e impunidades en sus manejos, y los que, por autenticidad y espíritu liberal y humano, no les hacen el juego y rehúsan sometérseles, y como consecuencia son denunciados, perseguidos y excomulgados, aunque formen parte de la Acción Católica misma, por la Congregación «más papista que el Papa» y su «clan» político, cada día más poderoso. Claro que, en este clima de terror y de inquisición, hay un tercer grupo de católicos, ignorantes o débiles, que, aunque sin identificarse con los «inquisidores», les deja hacer y representar el Catolicismo... Pues es difícil atacar de frente a quienes gozan del favor del tirano, y cuentan con un aparato policiaco tan bien montado. Resultado: todos los católicos, sin distinción pueden quedar, un día, igualmente desprestigiados y odiados, y pagar los inocentes los vidrios rotos por los «integristas».

Ilustración

Por lo que afecta a la Universidad, la situación ha llegado a ser tan tirante, que los estudiantes, sometidos a tan odiosa vigilancia e inquisición por parte del poderoso grupo de profesores y compañeros del «Opus Dei» y «tradicionalistas» aliados, resolvieron dirigirse colectivamente a la jerarquía, en demanda de auxilio, o, al menos, para pedir a los Obispos una toma de posición tajante, en el sentido de aprobar o desaprobar claramente, de una vez, los abusos, intrigas y procedimientos coactivos de la «Congregación» y sus amigos. Presentaron al efecto, en el mes de Marzo de 1957, un largo y meditado escrito de quejas colectivas, al Obispo de Solsona, Secretario del Episcopado Español; el cual se imprimió y difundió después, para dejar sentado un testimonio claro de un increíble estado de cosas. Este documento incluía los siguientes párrafos:

En nuestro contacto diario con compañeros católicos en las aulas universitarias, nos encontramos con diversas tendencias. Minorías de estudiantes conocedores de la doctrina social y política de la Iglesia, con los cuales el principio de diálogo y de mutuo respeto es sencillo de aplicar, contrastan con otros sectores (incluidos, algunos de ellos, en organizaciones de Acción Católica), cuyo recelo e incomprensión, y, sobre todo, cuya ignorancia, son realmente dolorosas. Tal desconocimiento de la actitud política que un cristiano debe adoptar, dentro de la, Iglesia, y en personas inmediatamente subordinadas a la jerarquía eclesiástica, produce un entorpecimiento real a nuestras relaciones de conjunto, el cual da un amplio margen de oportunidades a otros grupos de intolerantes o fanatizados, cuyo único interés consiste en implicar al Cristianismo en sus propios intereses parciales o en su estrechez de visión. Son estos grupos los siguientes:

1. Los adscritos a una ideología, el Tradicionalismo, extraña reliquia histórica de un sistema que predica la «guerra de exterminio», o Cruzada, como medio de acabar con hechos ineludibles e insoslayables de la vida nacional.

2. Los sometidos a la disciplina del «Opus Dei», instituto religioso de influencia creciente dentro del campo católico, y cuya política de delaciones, falseamiento de la verdad e instigación a la represión violenta ha sido uno de los factores determinantes de la actual tensión en la vida universitaria. No es, además, ajeno a ella el hecho de que un criterio parcial que pretende imponerse como doctrina oficiosa de la Iglesia, atribuya a católicos pertenecientes a tal instituto -por el mero hecho de pertenecer al mismo- cátedras o puestos políticos, y que recientemente haya sido posible un asalto institucionalizado de estas gentes al último gobierno de la Dictadura de Franco.



Estas amargas, sinceras quejas fueron contestadas, hasta ahora, por el silencio. ¿Qué hace la Iglesia de España? ¿Hasta qué punto están sus Jerarquías comprometidas con las tendencias intolerantes, exterminadoras, integristas y fanáticas y con el Régimen tiránico, oligárquico al que sirven? ¿Hasta cuándo dejarán desamparados a aquellos de sus fieles perseguidos por decir la verdad, por amar la justicia, por desear la paz y la convivencia con todos los españoles, sea cual fuere su ideología, religión, clase social o doctrina filosófica? ¿Hasta cuándo estarán sin dar la cara por un pueblo pobre, explotado, tiranizado, al que no se le deja mover ni para pedir un trozo más de pan, menguado cada día por el descenso de poder adquisitivo del salario?

La jerarquía tiene el deber, en casos límite, en situaciones de tensión irresistible como la de la España actual, de hablar, de condenar los excesos, la opresión, la persecución injusta, sobre todo la que se ejerce cínicamente «en nombre del Catolicismo» y por parte de «Congregaciones religiosas» como el «Opus Dei».

Actuar o atenerse a las consecuencias

¿Acaso la jerarquía tiene miedo al Poder? ¿Acaso prefiere los privilegios económicos acordados por un Estado hipócrita -dispuesto a comprar la Iglesia para sostenerse- antes que la verdad, que el amor del pueblo, que el mandato de Cristo de cuidarse de los pobres y de practicar la caridad? ¿Acaso está cayendo en el repugnante pecado de cobardía ante el tirano, de claudicación ante el verdugo, abandonando sus deberes de pastor por mezquindad y miedo?

¿Acaso no tienen nuestros Obispos Santorales y Años Cristianos en sus bibliotecas, para consultar en la Historia de la Iglesia lo que deben hacer, o tal vez prefieren olvidar los ejemplos egregios de sus antecesores, deteniendo el brazo de los tiranos perseguidores del pueblo; empezando, pongamos, por San Ambrosio, Obispo de Milán, que condena severamente al Emperador Teodosio -que, al igual que Franco, se declaraba católico- por su dureza en la represión, negándole hasta la entrada en la Catedral? ¿Prefiere nuestra Iglesia, con tal de seguir tranquila -en sus altas esferas, nada más, pues los «militantes» de la base sufren abusos y prohibiciones anti-naturales-, seguir aprobando el espíritu de «cruzada de exterminio», la discriminación entre los españoles, la opresión de los derechos humanos más elementales, proclamados no sólo en la Carta de las Naciones Unidas, si no por los soberanos Pontífices? ¿Se deciden en este crítico momento español por el silencio ante la injusticia palpable, ejercida en nombre de principios católicos, por un Estado que se llama a sí mismo «católico» y está sostenido por Ministros y altos cargos de una Congregación religiosa? Aténgase, pues -si tan horribles hipótesis quedan confirmadas por su actitud presente y futura- a las consecuencias, a las tremendas consecuencias que no pueden dejar de producirse. No llame entonces al «pueblo fiel» para que la socorra, para que salve personas y bienes eclesiásticos de las llamas y de los saqueos, porque ese «pueblo fiel» se está cansando de ella y no acudirá. Mejor es actuar ahora, condenar los abusos que se obran en su nombre, condenar la injusticia social, condenar la tiranía y estar al lado del dolor del pueblo, al lado del pobre que sufre, como le ordenó, imperiosamente, su fundador, Cristo.

MIGUEL SÁNCHEZ-MAZAS




ArribaAbajoEl centralismo factor de la decadencia peninsular

Eduardo Ortega y Gasset


Debe enorgullecernos a los castellanos la obra de perspicacia y de superación política de asociar a los dos grandes sectores de la Península, Castilla y Aragón. La Reconquista sumó a Andalucía, primera expansión castellana, la cual, partiendo del puerto de Palos y tanteando en lo desconocido, había de llegar a América. Por desdicha hay muchos castellanos que desconocen la médula de ese ingente hecho histórico. Por eso colocan su orgullo sobre una base falsa y perniciosa. En tales materias es dañosísimo el interpretar mal la Historia. Castilla y Aragón se aliaron por el matrimonio de Isabel y Fernando pero, sin perder las respectivas naciones su personalidad, ni los Reyes consortes la facultad de regir sus propios Estados. De ahí el famoso «Tanto Monta, Monta Tanto, Isabel como Fernando». Es curioso comprobar que el español ha ignorado muchas veces la verdadera calificación de los fundamentales sucesos peninsulares. Y así sorprende a muchos como una paradoja, el que la Monarquía española haya sido desde su origen federal. Más aún, si se examina la condición de las coyunturas con algunos reinos antiguos, resultará que los tegumentos con Aragón, Cataluña, Valencia y Vasconia, son notoriamente confederales. Han sido los Borbones los que incrustaron en las mentes castellanas esa peligrosa vanidad del llamado unitarismo o centralismo. A ninguna comarca hispánica le ha sido más dañosa que a Castilla. Fue la primera en perder sus fueros y en ver decapitados a sus hombres representativos. El centralismo no fue nunca castellano sino dinástico, sobre todo desde el infausto momento en que un Borbón entró en el Palacio Real de Madrid.

Porque el centralismo nunca fue castellano si consultamos exactamente la Historia, sino dinástico. La confusión proviene de que por ejercerse geográficamente desde Madrid, parece a muchas gentes miopes, castellano. Ese centralismo precisamente por ser exótico, por crear un sentido híbrido en la política nacional, nos ha llevado a la más extrema de las decadencias. Sólo tornando al amplio federalismo de nuestras más conocidas tradiciones, podremos cambiar el rumbo de la rueda de la fortuna. Dotemos a las nacionalidades peninsulares de su plenitud vital y por las venas de la alianza peninsular correrá sangre nueva y viril que llegará al corazón de España. Esa libertad, esa soberanía, ese libre albedrío para declarar cual ha de ser el ligamento confederal, lo demando yo como castellano para Castilla al tiempo en que, la reconozco y proclamo para Cataluña, Euzkadi y Galicia. Yo pido a mis conterráneos que se asocien a esta voluntad salvadora que al vigorizar las regiones, engendrará un vigor ascendente.

Así como en el siglo XV, los castellanos realizamos esa obra gloriosa no solo dirigidos por Isabel sino, acaso más, por el catalano-aragonés Fernando, eminentísimo político, ahora debemos comprender y seguir el sentido histórico de aquella unión actualmente desviada por el erróneo concepto borbónico de la unidad, o uniformidad francesa. Nos atomizaron al dividirnos arbitrariamente en departamentos o provincias según el uso administrativo de Versalles o París. Queremos unirnos en compactas y fuertes nacionalidades ligadas por el sentimiento, los intereses y la solidaridad, frente a los problemas colectivos. Rechazamos por el fracaso de tan larga experiencia, el gobierno distante, incompetente, laxo y torpe del centro. Para que esa estéril unidad borbónica, hoy franquista, no nos lleve a la ruina, a la servidumbre, al hambre, al fanatismo sumiéndonos en la más bochornosa y degradante decadencia.

Es ya obligado que se haga la política del pueblo español, no la de una dinastía; que se mida la estructura y el sentido de nuestras tradiciones para hacernos un traje político a ellas adecuado. Comprendo la repulsa de muchas gentes en cuanto a dividir la Península de esta o de la otra manera. Mas ello, si nos hallásemos ante una nación recién nacida, sin Historia respecto de la cual pudiéramos libremente buscar las fórmulas constitutivas que creyésemos más lógicas. La realidad incontrovertible es que el mantenimiento del criterio que vulgarmente calificamos de unitario provocará hoy paradojalmente y de modo ineludible, el separatismo por de pronto de Cataluña, Galicia y Euzkadi. ¿O es que vamos a lanzarnos a una guerra intestina de hegemonías? Los españoles tenemos hoy un estrecho deber, tanto más cuanto que, durante largos periodos históricos no lo hemos cumplido: el de proceder de una manera inteligente.

Con la exótica dinastía, la fluencia española ha marchado contra corriente durante más de doscientos años. En el de 1700 ocupó el trono de España un nieto de Luis XIV, el Duque de Anjou. No solo estableció la influencia francesa tan incomprensiva de los asuntos españoles, tan extraña a las esencias del genio español; no solo fue regida España por Luis XIV a través de la famosa Princesa de los Ursinos, sino que Felipe IV introdujo ya el prejuicio centralista con la absolución de los Fueros de Aragón y de Valencia.

Los castellanos debemos comprender que estamos en el camino de una grande y nueva obra nacional que necesita de la inteligencia y del tacto que han sido virtudes de Castilla para restablecer a España en sus tradiciones confederales. Hemos de regirnos por juicios no por prejuicios. Nos engaña el prejuicio borbónico que durante dos siglos se ha incrustado como un hecho español sin serlo: el del pernicioso centralismo. España llegará a ser una unidad en su variedad articulada.

He aquí unas palabras iluminadas y certeras de mi hermano José que con su elevado sentido político ha previsto la fecunda acción que compete a la España de hoy. Bajo el título de «La mirada castellana procede con tacto», dice:

Hay en Castilla grandes virtudes; durante siglos los poetas las han cantado. Hora es de que te vuelvas, mirada, a esos otros pueblos que dentro de España presentan virtudes y vicios complementarios de los nuestros. Más aun: si hace nueve centurias fue la misión de Castilla reducir a unidad las variedades peninsulares, acaso sea su menester de hogaño hacer que la vida española retorne de esa unidad a una variedad más fuerte y fecunda que la primitiva. Mira y quiere la diversidad en torno tuyo, que puede ser espléndida. Digna de la antigua es esta tu nueva misión de empujar a los pueblos para que cada cual cobre la voluntad de sí mismo. ¡Pupila castellana, abre bien el iris para que España multiforme y entera penetre en tu retina y, si preciso fuere, quiébrate en seis mil facetas como el ojo de las abejas de tu Alcarria!



EDUARDO ORTEGA Y GASSET




ArribaAbajoSin permiso de la censura

La herencia del 18 de julio

Durante veintiún años la bandera rojinegra de Falange ha cubierto todas las mercancías del régimen. Se creó una Historia, más bien Mitología de escuadristas denodados salvadores de una España infernal aquel 18 de julio.

Ha pasado el tiempo. Los escasísimos falangistas cuyas camisas, himnos y 26 puntos sirvieron para revocar la triste fachada de los herederos de la Inquisición sublevados, son hoy padres de familia; algunos bien situados en el aparato administrativo del Estado; los más desengañados de todo y unos pocos, conscientes de su error de juventud, forman parte de la oposición. El autor de «Cara al Sol», por el que Onésimo Redondo creyó probablemente morir en la Sierra, pasa este 18 de julio en la cárcel de Carabanchel, los «camisas viejas» Francisco Farreras y Gómez Santamaría, celebran el 21 aniversario de «su alzamiento» en la cárcel de Barcelona.

Ahora resulta que, al cabo de veintiún años, cada cual recaba para sí el espíritu de un legendario 18 de julio, sobre el que la Historia seria aun no ha emitido dictamen, pero nadie, a excepción del obstinado Caudillo, quiere hacerse responsable de la gestión estatal durante dichos años.

Nadie quiere atizar el rescoldo...

Y nadie -a excepción del Caudillo y su séquito- quiere atizar el rescoldo de un fuego que abrasó estérilmente a más de un millón de españoles. A este respecto es significativo el artículo publicado en Ya de Madrid por D. Javier Martín Artajo, hermano del ex-ministro y personalidad relevante de «Acción Católica». El autor conmemora el 18 de julio a su manera: quedándose a solas, en pleno Guadarrama, frente a la Cruz de los Caídos.

A riesgo de hacer una cita demasiado larga, reproduzco los párrafos más esenciales:

Y quien yace bajo la Cruz de los Caídos es toda una generación de nuestro pueblo inmolada en sacrificio por una Patria mejor. La Cruz ha de amparar a todos los que cayeron: a los de un lado y a los del otro, y a los de enmedio; porque ante la cruz no puede haber distingos. La cruz es signo de redención, y en la redención hemos de entrar todos y quienes más pecaron más cerca han de estar de su pie para que caiga sobre ellos la sangre redentora.

La Cruz del Valle de los Caídos ha de poner fin a todo un capítulo trágico de la historia de España, escrito con sangre y signado pura y simplemente con esta cruz. Ella es la única que puede reconciliar a los hermanos, agrupados en derredor de la tumba con ojos húmedos y corazón traspasado. Tal vez para que todos se dolieran en el caído y el dolor se transformase en perdón para los hombres y amor hacia la patria, habría que enterrar en esa tumba el cuerpo de un combatiente ignorado de todos, menos de Dios; el cadáver de un soldado que quedó tendido sobre cualquier campo de batalla, allá en los llanos de Brunete, en la ribera del Ebro, en la Muela de Teruel...: un cuerpo de nadie, que pudiera albergar el corazón de todos.



Esta actitud adquiere plena significación, cuando se sabe la autoridad y tendencias que pueden expresarse a través de esas líneas y, sobre todo, los designios del Caudillo sobre el Valle de los Caídos. En él ha hecho construir la faraónica cripta -faraónica en dimensiones, pero no en su mal gusto- donde piensa dormir para siempre en unión de los «caídos» pertenecientes a los buenos, porque para él la clasificación de «afecto» y «desafecto» no se limita a los límites policiacos de lo terreno, sino que traspasa las fronteras de ultratumba. La megalománica construcción, que ha costado más millones que las mejores industrias del I.N.I. (pese a haber empleado mucha mano de obra de presos) fue mantenida en ese semi-secreto tan de la España de hoy, hasta hace muy poco. Pero cuando el Sha de Irán y su encantadora Soraya vinieron a Madrid, el Caudillo les llevó a visitar la que piensa sea su última morada y a admirar esas estatuas cuyo dedo gordo del pie tiene las dimensiones de un borrego. Se supo que el Caudillo estaba dispuesto a inaugurar el Monumento. Pero la multiplicidad de críticas sobre el particular le ha hecho aplazar momentáneamente esa solemnidad. El artículo de Martín Artajo es mucho más que una simple meditación de circunstancias; significa la postura de paz y concordia nacionales que se abre paso en los medios católicos, frente al espíritu de intransigencia y de rencor que parece quedar sólo como privilegio del gobierno.

El tiempo pasa

Y es que el tiempo pasa, aunque los relojes del palacio de El Pardo parecen parados en un 18 de julio, en que los verdaderos sublevados del Llano Amarillo de Ketama pensaron utilizar a «ese visionario de José Antonio» para ganarse los favores de las Cancillerías de Berlín y Roma.

El tiempo ha pasado. El viernes pasado se encontraron en la Casa de Campo, al pie de un árbol, los huesos y el correaje de un soldado muerto durante la guerra. ¿Con quién combatió? ¿Quién era, de donde venía, por qué creía luchar? Nada se sabe. Parece como si el destino hubiera querido responder al artículo de Martín Artajo. La herencia del 18 de julio son esos huesos de un joven español desconocido. Los jóvenes de hoy, los que de nuevo vi ven sus tardes de amor en la Casa de Campo, solo quieren una herencia del 18 de julio: Que aquel fantasma deje de pesar sobre la vida de todos los españoles. Que aquello deje de dividirnos y que desde el poder no se haga almoneda de la sangre de aquella generación para satisfacer los más torpes designios egoístas.

Madrid, agosto de 1957.

Intermedio diplomático

Poco propicio suele ser el mes de agosto para la política (con minúscula). Es el mes del todo o nada, catástrofes o paz estival. Por eso Madrid fue vaciándose de personajes y personajillos, el gobierno instaló su sede provisional en San Sebastián, y aquí nos quedamos los madrileños «de a pie», esquivando socavones, haciendo la cola del autobús bajo un sol sahariano y titubeando antes de tomarnos unas cañitas de cerveza en vista del precio astronómico que han alcanzado.

Sin embargo, la calma aparenta ocultaba una intensa actividad diplomática. Sabido es que el gobierno español es más ducho en las lides diplomáticas que en la ingrata tarea de contener la inflación y que una de sus habilidades consiste en aprovechar la coyuntura internacional de cada instante. Cuando se formó el actual gobierno señalamos que era más «pro-europeo» que «pro-árabe». Los acontecimientos han venido a confirmar esa impresión. También habíamos hecho mención de las conversaciones emprendidas con personajes de la derecha francesa con objeto de lograr un futuro acercamiento con el país vecino. Esas conversaciones han dado su primer resultado: la entrevista Castiella-Maurice Faure en San Sebastián, preparada con el mayor sigilo por temor a que se frustrase. Los diplomáticos españoles habían multiplicado sus contactos, sabedores de que los franceses estaban interesados en un acercamiento. Las gestiones, ya iniciadas con el anterior gobierno francés, fueron facilitadas por la permanencia de las mismas personas en el Quai d'Orsay y por las gestiones de ciertas personalidades del partido demócrata-cristiano de Francia, comúnmente llamado MRP. El caso es que so lo veinticuatro horas antes de que el Sr. Castiella recibiera al Sr. Faure en su hotel «La Cumbre» de San Sebastián, se confirmaron los rumores de la entrevista. Verdad es que conocía la existencia de una especie de pacto de no agresión con ciertos órganos importantes de la prensa francesa y que la agencia EFE había cesado la campaña antifrancesa que meses atrás llevaba bajo la inspiración principal de Juan Aparicio que hoy pasea por la Ciudad Eterna sus nostalgias de «Napoleón» de la prensa española. Pero eso no era sino el principio de un entendimiento más amplio.

Para comprender el estado de espíritu del ministro español en vísperas de la entrevista hay que conocer algunas de las preocupaciones que, turbando la paz estival del gobierno, habían ocupado las dieciocho horas que duró su reunión celebrada en el Palacio de Ayete el 23 de agosto. Subida de precios de productos alimenticios y sus posibles repercusiones en el abastecimiento, repercusiones de la devaluación monetaria francesa y estado de las divisas fueron objeto de un kilo métrico informe del Sr. Ullastres, ministro del comercio. Si durante los últimos meses la situación del fondo de divisas ha sido menos angustiosa, el Sr. Ullastres no pudo ocultar a sus colegas que las causas de la mejoría no eran definitivas, ya que obedecían a la obtención de numerosas importaciones con pago diferido y a la partida suplementaria de los créditos norteamericanos, razones éstas que refuerzan la necesidad para España de entrar en la O.E.C.E.

La situación en Ifni

Otro motivo de inquietud era la agravación de la situación en Ifni. Las noticias, no muy precisas, procedentes casi todas de fuente marroquí, daban por seguro que los legionarios habían dado muerte a un miembro del Istiqlal y herido a varios otros marroquíes. Luego, se hablaba de otros incidentes en los puestos fronterizos de Tigisit y Tajenat. La noticia de que fuerzas militares de Marruecos habían derribado un avión español fue desmentida en los medios oficiales de Madrid. Así estaba la situación cuando el Consejo de Ministros celebrado en Rabat decidió por iniciativa del Rey (pues así se llama ahora al Sultán) poner fin a la situación «compleja» de la zona de Ifni y negociar con Madrid la reintegración de este territorio a Marruecos. El Consejo de Ministros español se encontró con informaciones del encargado de negocios de España en Rabat, Sr. Ruiz de Cuevas, que dejaban prever todo lo peor.

Ya sabemos que la tesis española consiste en decir que Ifni, cedido a España por los tratados de 1860 (cuando O'Donnell tuvo que contentarse con estas migajas ante la coacción británica que detuvo a nuestras tropas en los desfiladeros del Fondak) lo ha sido con carácter permanente. Los marroquíes, por el contrario, arguyen que ese tratado se incorporó al de protectorado de 1912 y que ha caducado al caducar este último. Se recuerda, por otra parte, que el territorio de Ifni solo fue ocupado por España, en 1934, en tiempos de la República.

Fácil es comprender que los argumentos jurídicos no suelen ser los más determinantes. Por eso, el Consejo de Ministros, reunido en los mismos momentos en que el embajador de Marruecos tomaba el avión para España llevando en la cartera nuevas instrucciones, al afirmar la negativa de España a todo compromiso sobre el particular tenía que tomar medidas conducentes a respaldar una acción que no puede ser simplemente militar.

Entrevista Castiella-Faure

Pero dejemos por un momento las zozobras marroquíes del Sr. Castiella para volver a sus triunfos donostiarras. Porque de triunfo se trata, y así lo han confirmado diplomáticos y personas próximas al gobierno. Primero, lo hicieron más bien con bajo diapasón, pero luego las notas han subido de tono hasta lanzarse en medios oficiales, sin miedo al ridículo (que desde luego es más inofensivo que un «tío vivo» verbenero), la consigna de «otra vez puede decirse que ya no hay Pirineos».

Pese a la reserva de los medios oficiales interesados en presentar la entrevista como una expresión de amistad platónica, se han podido saber varias cuestiones fundamentales. En primer lugar, ha habido una verdadera avalancha de ofrecimientos franceses, sobre todo de orden económico: apoyo a la entrada de España en la O.E.C.E., participación española en las minas de Fort-Gouraud, colaboración de España en las futuras explotaciones petrolíferas del Sahara y evocación tentadora de las cuestiones concernientes al mercado común europeo que tanto interesa a los gobernantes de Madrid.

Naturalmente, el secretario de Estado francés unió a dichas ofertas la exposición del punto de vista de su gobierno sobre el problema argelino, dejando traslucir su interés no sólo por el voto de España en la O.N.U. sino por las posibles influencias de España en los países latinoamericanos.

El ministro español, por su parte, puso el acento sobre la necesidad de una cooperación franca-española en Marruecos (sin duda, pensando en Ifni) y renovó las ya viejas demandas contra los exilados republicanos que viven en Francia. En cuanto al problema que más interesaba a su interlocutor parece ser que fue sumamente discreto. El difícil equilibrio que la cuestión argelina plantea a España al llevarse a la O.N.U. pudiera romperse con promesas y seguridades dadas con demasiado adelanto. Reiteró también Castiella la conocida cantinela de la «Comunidad Mediterránea» sin lograr apasionar por el tema al Sr. Faure.

Al parecer, la cosa quedó ahí, aunque en ciertos medios se hable ya de acuerdos secretos, especialmente sobre Marruecos. Rara parece la existencia de tales acuerdos, mucho más teniendo en cuenta que el interlocutor francés no era, sino un personaje de segunda fila, algo así como lo que nosotros llamamos un subsecretario. Pero las ofertas económicas y la posibilidad de no verse solos frente al asunto de Ifni, han hecho que el gobierno considere la entrevista de San Sebastián como un primer paso para negociaciones futuras. Entre tanto, se da rienda suelta a la propaganda y hasta algunos megalómanos hablan de «posible mediación española» en el conflicto argelino. Ya se sabe que hay en España «los incurables de la mediación» que arrastran su vocación frustrada desde 1940.

Por el momento, la única victoria lograda es que la prensa adicta al Quai d'Orsay se olvide de que España vive bajo una dictadura y encomie la amistad de ambos gobiernos. Están lejos los tiempos del incidente entre Aparicio y el redactor de Le Monde cuando este último replicó a las insinuaciones del «jonsista» diciendo que «su pluma no se vendía». Han pasado varios meses y hoy se puede comprar Le Monde en los kioscos. Pero ese mismo redactor se dedica a escribir artículos sobre... ¡la temporada taurina en España!

El reverso de la medalla

El reverso de la medalla está constituido por las reacciones de Rabat; cortésmente desconfiadas en los medios oficiales y de violenta repulsa en los círculos nacionalistas del Istiqlal. Mientras tanto parece que la situación ha vuelto a agravarse en Ifni donde los comerciantes continúan una especie de huelga. El embajador de Marruecos regresó a su país sin poder haber visto al Sr. Castiella muy ocupado por la diplomacia transpirenaica, pero es casi seguro que regrese la semana entrante y ya no será posible diferir más la apertura de este litigio. Para compensar el mal humor de Rabat, se hace decir por los medios oficiales de Madrid que España tiene en cartera un proyecto de Comunidad Mediterránea muy del agrado del monarca marroquí. La lisonja no parece suficiente para convencer a los diplomáticos de Marruecos tan sagaces como jóvenes.

En acecho de estos tragos desagradables, el Palacio de Santa Cruz se apunta otro tanto favorable, con la concesión de 40 millones de dólares por las Cámaras norteamericanas como ayuda para el ejercicio fiscal entrante, pese a las notables restricciones que ha sufrido este capítulo presupuestario de Estados Unidos.

Pero este intermedio diplomático, como toda distracción veraniega, está seguido por un rudo despertar al volver de las vacaciones.

Los gobernantes, al igual que los «Papás» se encuentran con que al volver de las playas hay muchas facturas que pagar. La cuesta de octubre no tiene nada, que envidiar a su homónima de enero.

La factura podría tener esta vez forma de devaluación. ¿Razones? La situación de la reserva de divisas. Para obtener la momentánea -y ficticia- mejoría de la balanza de pagos ha sido preciso paralizar casi todos los «clearings» en el mes de agosto. Obtener una licencia de importación y luego la concesión del crédito en divisas se ha hecho más difícil que nunca. En la práctica la importación está paralizada y la devaluación parcial de hace meses no ha bastado para animar las exportaciones. Para esto último sería necesario una nueva devaluación que, además, serviría para vencer el retraimiento de los importadores franceses, constreñidos por su propia devaluación, en la próxima campaña de naranjas y otros agrios cuya cosecha parece va a ser buena. En este país nuestro en que aún se depende del clima en la misma proporción que en el Egipto de los Faraones, todas las esperanzas se cifran de nuevo en la próxima cosecha (y exportación) naranjera. La devaluación facilitaría las exportaciones, y en cuanto a las importaciones lo que es ahora limitación artificial, impuesta por el Gobierno, sería entonces natural, impuesta por los precios. ¿Qué subirían los precios de ciertos productos? «Esa es harina de otro costal» y ya se quejan abiertamente los industriales, porque, según ellos «¿cómo vamos a mejorar la productividad y reducir los costos con la maquinaria vieja? ¿Y cómo vamos a instalar otra con las dificultades de importación y el aumento de precios?». El industrial medio está desolado. Entre las pocas conversaciones que se pueden sostener en este Madrid estival, una ha sido la que tuve con dos empresarios, harinero el uno, del cuero el otro. Estos hombres que, como ellos dicen, «no se meten en política», están desesperados. Muchos de ellos -entre los cuales se cuentan mis interlocutores- han creído que la llegada de Ullastres al ministerio de Comercio acabaría con el juego «licencioso» -permítaseme el retruécano- de la época de Arburúa. Cuentan complacidos la historia, falsa o verdadera, de la llegada del nuevo ministro al ministerio, a las nueve de la mañana, encontrándose sólo con las mujeres de la limpieza. Y también unen en sus elogios al Sr. Gual Villalbí, que habló con cierta claridad al comienzo de su mandato. Hoy están desesperados y, como el 99 por 100 de los españoles, le echan la culpa de todo al Caudillo y a los militares. Uno de ellos contaba de alguien cuyos negocios prosperaban y de quien se preguntaba, «¿con qué general trabaja?». Para ellos todo se reduce a un problema de inmoralidad, de «mangancia» como dicen los castizos. Tuve que argüirles que lo que uno de sus predilectos, Gual Villalbí, afirmaba, el otro lo desdecía. Ullastres, en la Feria de Muestras de Bilbao ha dicho que la estructura de la economía española «no es todavía a propósito para ponernos a jugar a la libertad económica».

Que la cosa no está para bromas lo prueba el último balance del Banco de España (31 de julio) que señala un aumento de más de 2500 millones de pesetas de circulación fiduciaria sobre el mes precedente.

La verdad es que, a despecho de todas las afirmaciones oficiales, los gastos públicos no disminuyen y que el Banco de España ha aumentado aún más sus créditos a organismos públicos. Los aumentos oficialmente respaldados de tarifas ferroviarias y del transporte, del tabaco, el vino, etc., han engendrado una nueva alza de productos alimenticios que el gobierno ha podido frenar sólo en un 50 por 100 aproximadamente. Y justo es decir que si los grandes empresarios acusan al Estado de sus gastos excesivos y suntuarios, rara es la empresa bancaria o de gran envergadura que no ha cerrado sus últimos ejercicios con un aumento de beneficios. Y esto es lo que ven mis amigos industriales, mucho más modestos y poco fuertes en doctrinas económicas, pero implacables testigos y sufridos protagonistas de la realidad.

Y para no olvidar los temas estrictamente políticos, he aquí una noticia que me llega al terminar estas líneas. Parece ser que Dionisio Ridruejo va a ser puesto en libertad provisional mediante fianza. Veremos si esta vez no hay otro general que ponga el veto. En cambio, sus amigos políticos Srs. Baeza y Menchaca parece que seguirán en la cárcel de Carabanchel en espera de la apertura de un proceso que, por lo que se dice, la mal llamada administración de justicia no tiene mucho interés en acelerar.

No cabe duda que estas detenciones, si en nada enfriaron el ánimo de los jóvenes partidarios del escritor ex-falangista, desorganizaron un poco su incipiente partido. La salida de Ridruejo, en vísperas de la reapertura de curso, estimulará a las fuerzas de oposición en los medios intelectuales. Y éste no sólo en Madrid sino en algunas otras ciudades de importancia.

Una vez más quisiera decir que en dichos medios existe una gran indiferencia y desprecio sobre las actividades oficiales a que nos referimos los que tenemos un deber informativo. Por ejemplo, la vida diplomática. Es una indiferencia distinta de la del hombre de la calle que no lee periódicos (no hay un sólo diario que alcance la tirada que tenía La Correspondencia de España en 1898!!!) y no quiere saber nada de nada. Es una indiferencia de signo contrario; la de los que creen que el régimen está condenado y que sus trapacerías no pasan del género sainetesco. Si tienen o no razón es ardua cuestión sobre la que no tenemos por qué opinar. Los hechos están ahí. A otros juzgar sobre su trascendencia. Yo sólo quiero decir una cosa: a los dos días de la entrevista de San Sebastián abordé a seis amigos durante la mañana. Ninguno estaba enterado ni sabía que era eso. Dos habían comprado la Hoja del Lunes. Pero... ¡sólo habían leído las páginas de deportes!

Madrid, Septiembre, 1957.

TELMO LORENZO

Ilustración




ArribaAbajoLa juventud y el franquismo

Declaraciones del R. P. Laburu


El R.P. Enrique María de Laburu, sobrino del biólogo y también jesuita del mismo apellido, se ha hecho cargo de las cátedras de Oratoria, Ética e Historia de la Filosofía en la Universidad Iberoamericana de México, donde ha sido interviuvado por un redactor del diario Excelsior. El diálogo sostenido lo reproducimos íntegro a continuación:

-¿Qué resultado ha dado en España la imposición de la enseñanza religiosa desde la escuela a la universidad?

-Imponer una cosa es siempre negativo. Cuando la cosa es nada menos que una creencia, una mística, los resultados pueden ser catastróficos.

-¿Ha sido catastrófica en España la imposición religiosa llevada a cabo por el franquismo?

-Ha sido rotundamente negativa, sobre todo en los medios universitarios.

-¿Se rebelaron los estudiantes contra tal imposición?

-Lo que es peor todavía: se han alejado de nosotros, los religiosos, aburridos, desengañados, con su problema sin resolver.

-Su problema espiritual...

-Desengañados en su profundo espíritu de religiosidad, que no de catolicidad. Las cifras hablan.

-¿Cifras?...

-Las de una encuesta efectuada por la máxima jerarquía del sindicato estudiantil de Falange, entre los «cabezas de grupo» de las Universidades de Madrid y Murcia.

-¿Entre los alumnos más aventajados?

-Entre los doscientos treinta mejores alumnos de ambas universidades. Es decir, entre una minoría selecta que es la que refleja el ambiente.

-Hablemos con cifras...

-Un setenta por ciento de los consultados coincidió en que el catolicismo oficial fomenta el fariseísmo.

-Adelante.

...-A la pregunta acerca de si la libertad de culto es compatible con un catolicismo vivo, casi el ochenta por ciento de los estudiantes dijeron que es perfectamente compatible.

-¿Cuándo se efectuó esa encuesta?

-Hace apenas dos años. Se preguntó también si debía darse preferencia en la enseñanza a las órdenes religiosas. El setenta y uno por ciento de los consultados respondió que no debía existir esta preferencia. La última pregunta fue si la Iglesia había fomentado el progreso cultural de España.

-¿Y respondieron?...

-Las tres cuartas partes de los consultados dijeron que no.

-El balance no es nada halagüeño...

La juventud íbera, desengañada

-Es francamente triste. Los estudiantes españoles comprenden, ven, que existen problemas internos y externos, y que se les trata de ocultar.

-¿Y ello se traduce?...

-En una profunda amargura, en una franca hostilidad hacia el mundo burgués que les han legado sus mayores.

-De ahí el escepticismo...

-¡No! A Dios gracias, la juventud española no es escéptica en lo fundamental. Eso sí, ha dejado de creer en mitos nacionales y reniega del mito «españolidad igual a catolicidad».

-Con lo que no salen muy bien parados los idearios del régimen...

-Los estudiantes españoles niegan también el carácter de Cruzada a la guerra de 1936.

-¿Será cierto, como asegura el régimen, que todos estos males deben atribuirse a la influencia comunista?

-Déjeme que le conteste con un comentario de un ilustre sacerdote, el padre José Llanos, a propósito del temor que algunos sienten por la convivencia de obreros y universitarios.

-¿Qué dijo el padre Llanos?

-«¿Peligro de contagio comunista?... ¿Ideas marxistoides?... Puede ser. Pero de todos modos esto curte al universitario. Le arroja a la cara la cruda existencia de otros hijos de Dios, tan hijos como él...».

-¿Cómo resumiría usted la actitud del universitario español?

-Con este juicio que, al terminar una de las conferencias que pronunció la pasada Cuaresma en la Universidad de Madrid, me expresó un grupo de estudiantes: «No sabemos a ciencia cierta, todavía, lo que queremos; pero sí sabemos lo que no queremos. Y lo que no queremos es la situación actual».

-¿Es la primera vez que viene a México?

-La primera vez. Y a fuer de sincero, he de proclamar que me costaría mucho tener que volver a vivir el ambiente de España.

-¿Le agrada más éste?

-He encontrado un país vivo, pujante. Y una juventud alegre, optimista, que confía en su porvenir.

-¿Se ha relacionado usted con sus compatriotas de ambos bandos?

-Para mí no hay bandos, sólo hay españoles. De sentir una preferencia sería por aquellos que el vendaval de la tragedia española les trajo a esta tierra cordial y generosa.

-¿Por qué?

-Porque ellos son los que más sufrieron. Quiero ser amigo de todos, mexicanos, españoles... Los que tengan fe que me acepten como amigo y sacerdote; los no creyentes que me acojan como amigo.

-¿Se salvará España?

-Sus juventudes se aprestan a salvarla: obreros, campesinos, intelectuales... Estas nuevas generaciones que no aceptan, que se rebelan, contra el conformismo actual.

-¿Participan en esa rebeldía las juventudes sacerdotales?

-Tanto o más que las otras, los nuevos sacerdotes no se recatan de manifestarse contra el binomio: «Estado, igual a Iglesia».

-De lo que se deduce que también estos últimos veinte años de España han sido negativos en el orden espiritual...

-En una de esas conferencias que pronuncié en la Universidad de Madrid dije que prefería el catolicismo de la República por auténtico, a este actual, amorfo, indefinible.

Mal balance para el franquismo

-¿Considera usted que esta opinión suya?...

-Esta opinión no es mía. La hice mía y la comparto, al recogerla en España de labios de muchísimas personas de todas las ideas.

-En verdad, repetimos, que el balance es desconsolador para el franquismo...

-Con el saldo negativo de que una gran mayoría de los católicos españoles de hoy son, sólo y exclusivamente, católicos de la situación.

-¿Es activa la lucha emprendida por las nuevas generaciones sacerdotales?

-Le contaré este hecho recientemente acaecido en el Colegio Español de Roma, donde acuden los alumnos mas aventajados de los seminarios españoles.

-«Los cabezas de grupo»...

-Exactamente. Pues bien, allí llegaron con el propósito de propagar sus idearios sindicalistas un sacerdote, conciliario de Falange y dos seglares sindicalistas.

-¿En misión de servicio?

-Hablaron de muchas cosas y entre ellas llegaron a afirmar que la doctrina de León XIII es anticuada y no conforme con los tiempos que vivimos.

-¿La reacción de los alumnos?...

-Rebatir tan rotundamente a los visitantes que éstos no tuvieron más remedio que marcharse, no sin que antes uno de los falangistas dijera: «Estamos en la misma barca que ustedes. Si algún día esto cambia, nosotros sabemos nadar».

-La última pregunta, padre Laburu. ¿Cree usted que, en efecto se salvará España?

-Confío plenamente en ello, siempre que hagamos realidad las palabras que el señor Gordón Ordás dijo en su Mensaje de Primero de Año: «Es necesario que por encima de nuestras ideas, todos los españoles nos pongamos de acuerdo para salvar a España».




Cartas al director

Ilustración

Ginebra, Julio de 1957

Permítame que la felicite, ante todo, calurosamente, por la gran labor española de Ibérica, labor constructiva, abierta y generosa, lejana a todo sectarismo, utilísima para la urgente unión de los españoles libres, de todas las tendencias en la tarea de dar forma a la nueva España democrática que ya vamos teniendo -no quiero pecar de optimista, pero así lo sentimos muchos- al alcance de la mano. En una palabra: la impresión que me produce su revista es que responde perfectamente a su nombre y a su lema «Ibérica por la libertad». Ya es bastante.

Me ha sorprendido especialmente, del modo más grato, por tratarse de una virtud que no es tan fácil hallar en otros ambientes del exilio, la gran capacidad de adaptación de esta ágil y combativa revista a la nueva situación creada en España desde Febrero de 1956, con la rebelión abierta de la Universidad y de amplios sectores de clase media y obrera a la Dictadura. Adaptarse es ser joven. Adaptarse es sobrevivir. Si toda la parte valiosa y aun en forma del exilio sintiera la misma inquietud punzante por renovar su mentalidad, por estar al día de España, por establecer un sistema sólido y duradero de vasos comunicantes espirituales con las aspiraciones y problemas concretos que hierven en el interior de la Península, ¡qué gran paso se daría hacia la libertad y la justicia de nuestro pueblo!

También la nueva generación de hoy lucha por unos ideales que hace pocos años ni siquiera conocía -la nueva generación liberal, sindicalista, socialista- necesita adaptarse. Necesita asimilar una tradición de libertad cultural y política, una experiencia democrática -la breve, siempre saboteada y, al fin, ahogada experiencia democrática española- cuyos testimonios no escritos y vivientes no encontrará ciertamente en la España asépticamente «depurada» dentro de las fronteras franquistas. En resumen: es preciso que nos instruyamos, nos completemos, nos mejoremos mutuamente, para elevar el tiro, para afinar la puntería sobre el común objetivo...

En lo relativo a Ibérica, yo le ofrezco mi colaboración más entusiasta: Soy un español de 31 años, perteneciente a una familia del Régimen y a la profesión intelectual que ha abandonado voluntariamente España para luchar contra Franco y por la libertad y justicia de nuestro país.

MIGUEL SÁNCHEZ-MAZAS






ArribaAbajo Editorial

Tras un nuevo apoyo


La reorganización de Falange, de la que damos cuenta en otra sección de nuestra revista, no es ni tan benigna ni tan de cortos alcances como se la ha querido presentar. Señalan los comentarios de prensa que esa medida indica la liquidación de Falange del campo político, otros le atribuyen la intención de acabar con las disidencias existentes en su seno entre monárquicos y la vieja guardia-falangistas de primera hora-, se ha apuntado también que el general Franco ha querido dar a los monárquicos más libertad de movimiento, otra opinión vertida es la de juzgar esa reorganización como una medida que pone en su sitio a los turbulentos de dentro del organismo.

Estamos de acuerdo en considerar que Falange ha quedado fuera del área política como partido, en que ya no significa nada en ese dominio; ahora bien, esa situación, sin estar decretada oficialmente, es la que desde hace mucho tiempo ha minado a Falange. Dividida y corrupta, dejando ya al descubierto su vacío no servía, no podía servir de apoyo -ficticio o real- al general Franco. El decreto de reorganización no ha hecho a ese respecto sino reconocer un hecho.

Entre los afiliados a Falange unos lo fueron por conveniencia personal, otros por miedo y otros por ilusión juvenil. Los primeros hace tiempo que desertaron, los segundos se marcharon cuando se dieron cuenta que el peligro había pasado y los terceros abandonaron su empeño unos, otros han ingresado en los grupos de oposición: «acción democrática», «republicano-socialista», «laborista», etc.

Esa reforma llevada a cabo ha sido perseguida con tenacidad por el general Franco y ya madura, en plena estación propicia, la ha llevado a la práctica. Que era el tiempo para asestar el golpe a Falange nos lo prueba ampliamente el hecho de que no ha surgido de lo que se llamaba «el único partido político de España» el más leve signo de protesta. El general Franco ha esperado a que Falange sea un cadáver corrupto para extenderle el certificado de defunción.

El general Franco ha ido preparando con cautela la sustitución de Falange por otro organismo articulado que, sin signo político, pueda prestarle el servicio que Falange no puede prestarle ya: los Sindicatos. El nombramiento de ministro en el nuevo Gabinete español del Sr. Solís Ruiz, en el mes de febrero de este año, como ministro de Falange, marcó ya el propósito del general Franco: apoyarse en los Sindicatos. En los Sindicatos confía el gobierno teniendo en su seno como tiene al Sr. Solís, en ellos espera el Gobierno encontrar un cauce a las corrientes de oposición, económicas y sociales, que se inician caudalosas.

Los Sindicatos, aun constituidos como lo están en España, son una fuerza y el Gobierno pretende dirigirla con el brazo del Sr. Solís, pero esta fuerza no puede controlarla ni el jefe de los Sindicatos ni el general Franco. Ya se ha celebra do una reunión en Madrid bastante agitada de jefes de Sindicatos, en la que los representantes de algunos sindicatos se expresaron en términos muy duros sobre la situación actual y lanzaron amenazas si no se pone remedio a ella.

No nos parece desprovisto de fundamento que el general Franco trate de utilizar los Sindicatos como amortiguador entre el gobierno y la opinión, pero el giro que puedan tomar esos organismos no puede preverse. La huelga en Bilbao de 3000 trabajadores de la industria, lanzada en los primeros días de este mes de septiembre, es un indicio de que el control de los Sindicatos puede escapar de las manos de sus dirigentes.

Anuncio




ArribaResumen de noticias

Entrevista Castiella-Faure

El 24 de agosto se han reunido en San Sebastián el ministro español de Relaciones Extranjeras, Sr. Castiella, y el secretario de Estado del Gobierno Francés, M. Maurice Faure.

Las conversaciones de fondo se han desarrollado en la residencia particular del Sr. Castiella y los problemas tratados han sido los siguientes

1.- Se han examinado los intereses de Francia y España en Marruecos, el problema del Sahara occidental, de la Mauritania y del Río de Oro, y las condiciones de una cooperación entre los dos Gobiernos.

2.- Las grandes líneas de una posible participación española en las explotaciones mineras de Fort-Gouraud;

3.- La cuestión de Argelia en conexión con su planteamiento en las Naciones Unidas y la actitud que puede tomar España;

4.- Las relaciones económicas franco españolas y las posibilidades de la entrada de España en la O.E.C.E.

5.- El problema de los refugiados españoles en Francia.

Aunque no hay que exagerar el alcance de estas conversaciones ellas señalan el deseo de Francia de una mejor inteligencia con España.


El gobierno de Marruecos

El Gobierno de Marruecos ha sido informado de las conversaciones tenidas en San Sebastián entre los Srs. Castiella y Faure. El Sr. François Roux, consejero de la Embajada de Francia en Rabat, visitó al Presidente del Consejo Si Bekkai, a quien le dio cuenta de esas conversaciones.

El periódico Al Alam, órgano del Istiqlal, expresaba ese mismo día 26 de agosto:

Los dos Estados que impusieron en otro tiempo su protectorado en Marruecos han tratado de establecer acuerdos secretos determinantes de su actitud común ante la decisión marroquí de liberar las zonas saharianas todavía bajo su administración. El Gobierno marroquí ha expresado su actitud en una declaración del ministro de Asuntos Extranjeros, diciendo claramente que Marruecos no reconocerá los acuerdos secretos concluidos entre España y Francia sin su opinión.




La situación en Ifni

Desde hace meses se ha venido agravando los conflictos existentes entre las tropas franquistas y la población de Ifni. En los últimos días del mes de agosto el periódico marroquí el Al Alam recogía un a información según la cual soldados españoles habían disparado contra tranquilos ciudadanos y habían matado a un miembro del partido del Istiqlal. Por otros periódicos se han tenido noticias de que las víctimas fueron siete.

Por su parte Le Monde, diario de París, ha señalado que las causas de la irritación marroquí eran conocida desde cinco o seis semanas anterior a esos acontecimientos, a causa de la deportación a las Islas Canarias de una docena de dirigentes del Istiqlal de Ifni.

La causa profunda de estos conflictos es la negativa de España a discutir la unión de ese territorio a Marruecos, reclamada por la prensa marroquí.

El ministro marroquí de Información, Sr. Reda Guedira, ha declarado que «el rey de Marruecos había decidido poner fin a la compleja situación de la zona de Ifni. La presencia española -añadió- tiene por origen una concesión de pesca hecha por un tratado. Nosotros queremos poner fin a ese tratado por una negociación y obtener la reintegración de Ifni en el conjunto del territorio nacional».


España negocia con Alemania del Este

Han comenzado en Madrid conversaciones de carácter comercial entre las autoridades españoles y una delegación del Gobierno del Este de Berlín. Esas conversaciones dieron comienzo a mediados del mes de agosto. La prensa francesa, en particular la de Strassburg, París y Marseille, señalan que el general Franco ha dado carta blanca a sus emisarios para iniciar contactos con los países del Este. En Bonn la noticia ha sorprendido desagradablemente.


Y firma un acuerdo con Polonia

Como continuación a las negociaciones iniciadas en París, se ha firmado un acuerdo comercial entre España y Polonia por 18 millones de dólares. Por este acuerdo Polonia enviará a España carbón, productos de acero, equipos de fábrica siderúrgica, hierro y material ferroviario y España a su vez enviará a Polonia frutas, mineral de hierro, piritas, potasa, zapatos y maquinaria agrícola ligera.

La prensa extranjera, comentando el cambio de relaciones de España con los países comunistas, dice que no hay por qué sorprenderse de este cambio. Si es cierto que durante mucho tiempo el general Franco ha seguido la política de no negociar con esos países, ha sido debido a su creencia de que se llegaría a un boycott contra Rusia y los pueblos dominados por ella. Pero desde entonces -ver sus declaraciones del año 1954- las cosas han cambiado...

La España franquista tiene miedo del Mercado Común Europeo, ella no entrará en el concierto y como más de un tercio de su comercio está hasta ahora establecido con esos seis países que integran el Mercado Común Europeo, y más de la mitad de sus exportaciones de frutas está destinada a Alemania Occidental, viendo en peligro sus exportaciones no tiene el menor inconveniente en pactar con los países comunistas, aunque pretenda presentarse como el paladín del anti-comunismo.


Decreto reorganizando la Falange

El 28 del pasado julio hizo público el Gobierno español un decreto en el cual se suprime todo poder político a la Falange, que ha sido durante 18 años el único partido político tolerado en España.

Según el mencionado decreto quedan suprimidas 10 delegaciones nacionales y se crean dos nuevas delegaciones.

En lugar de las 16 delegaciones no existirán ahora de ellas sino estas: sección femenina, de juventud, de provincias, de prensa, radio y propaganda y deportes y ayuda social. Las nuevas delegaciones son: de organización del movimiento y de asociaciones nacionales (de jefes de familia).


El gobierno decreta la subida de precios

En los primeros días de agosto el Gobierno del general Franco publicó un decreto estableciendo importantes aumentos de precios de cierto número de productos y servicios.

Los precios de los transportes en común en la capital se han aumentado en 50%, el pan en 20%, el vino en 85%, la cerveza en 25%, el tabaco en 35%, los lubrificantes en 22%. Así los aumentos de salarios autorizados por el Gobierno en noviembre de 1956 han quedado neutralizados por el aumento del coste de la vida. Corre el rumor en los medios más calificados del comercio de que el Gobierno tiene la intención de abolir el control de los precios para descargarse teóricamente de la gran responsabilidad respecto a este sector de la economía española.

Como una prueba de que se va a la abolición del control de los precios se señala que la industria textil catalana ha sido ya liberada de este control de precios.

Reacción en los medios sindicales.

La inquietud reina en los medios sindicales provocada por la subida de precios decretada. Estos medios están redactando un informe que será dirigido a las autoridades pidiendo la estabilización de los precios de los servicios de interés público y la modificación de los impuestos que gravan los artículos de primera necesidad.

El periódico Pueblo, dando cuenta de la reunión celebrada por la junta de dirigentes de la provincia de Madrid, en vista de las próximas elecciones, afirma que esos debates -de los cuales varios de entre ellos han girado sobre ese problema, aunque no estaban inscritos en el orden del día- han sido muy vivos.

Según ese mismo periódico, los jefes de los sindicatos se muestran al extremo preocupados, por la «falta de energía» de que dan prueba, hasta ahora, las autoridades en la lucha para mantener el nivel de los precios.


Huelga en Bilbao

Desde el día 3 de este mes ha comenzado en Bilbao la huelga de brazos caídos de los obreros de la industria pertenecientes a la «Constructora Naval» y Babcock Wilcox.

La calma es absoluta. Un cierto número de obreros que, después de haber suspendido el trabajo, habían sido despedidos, han querido volver a sus puestos de trabajo, pero la guardia civil les ha impedido penetrar en la factoría.

Han circulado octavillas en las que los obreros reclaman un jornal diario de 85 ptas. y las mismas ventajas que el personal administrativo respecto a vacaciones y salarios.

El movimiento de huelga se ha declarado, según se dice, por negarse la empresa a atender las peticiones formuladas por los obreros hace ya dos meses.


Declaraciones del general Franco

El general Franco hizo unas declaraciones al periódico de Washington, Evening Star, en las que ha manifestado que «vería con agrado la retirada de fuerzas de las potencias Occidentales de Alemania en el interés de la coexistencia y a fin de favorecer la reunificación de ese país». «Una tal solución -ha afirmado el Caudillo- daría satisfacción a la vez a los alemanes y a los soviéticos».

Según el reportaje del enviado especial del Evening Star el general Franco ha declarado también que «la Península Ibérica constituye un bastión avanzado y bien situado para oponerse a una eventual agresión soviética». El general Franco estima que las fuerzas terrestres de la O.T.A.N. no serían suficientes actualmente para responder a una agresión y que un fuerte ejército español, teniendo el apoyo americano, podría ser la vanguardia de la resistencia de la O.T.A.N.

Recordando aquellas declaraciones de Franco hace tres años y la carta a Churchill, aconsejando a los países del Occidente el boycott a Rusia y a los países satélites, habría razones para creer que se sueña, pero si miramos a las grandes maniobras militares que se han celebrado en Cataluña y la visita del ministro de Marina a Washington, con el fin de crear una flota española moderna y bien equipada, habituada a las acciones rápidas y el estado interior actual de España, llegaremos a la conclusión de que, como siempre, los cambios de «estrategia» a que nos tiene acostumbrados el general Franco obedecen a razones de política interior.


Barcos de guerra soviéticos en el Mediterráneo

Un miembro calificado del ministerio de Marina español declaró, el día 28 de agosto, que durante las tres semanas anteriores cinco buques de guerra soviéticos habían pasado el estrecho de Gibraltar en dirección al Mediterráneo. Esa misma persona añadió que se ignoraba el número de submarinos que habían seguido el mismo camino.


La ayuda de los E.U.

El Comité de Asignaciones del Senado de los E.U. aprobó el día 26 de agosto 3025660000 de dólares para la ayuda extranjera.

El Comité asignó a España 35 millones en lugar de los 40 aprobados por el Senado.


Revista católica suspendida

La revista de los jóvenes de Acción Católica, Signo, ha sido suspendida como consecuencia de haber publicado un editorial relacionado con las declaraciones hechas por el general Franco al «National Catholic Welfare Council» de los Estados Unidos. He aquí algunos párrafos de dicho editorial:

Las condiciones económicas en las que viven la inmensa mayoría de las clases obrera y media dejan mucho que desear, y es absolutamente necesario que se proceda a una mejor distribución de la riqueza y a una elevación del nivel de vida.

Mejor que por una vigilancia rigurosa el peligro comunista se combate respetando al máximo los derechos de los individuos, consustanciales a su misma naturaleza y por tanto emanando de Dios. Ningún Estado que se precie de obrar lícitamente, con justicia y dentro de un espíritu cristiano, no puede olvidar esos derechos.



El artículo denuncia igualmente en España «una crisis de dirigentes y una crisis de sistema» de los que es necesario preocuparse «para que la historia no vuelva a repetirse».


Censura de correspondencia

(OPE) El boletín clandestino de la JONS de Madrid denuncia las violaciones de correspondencia en la siguiente nota:

Uno de los artículos del Fuero de los Españoles, disposición legal vigente, garantiza la integridad e inviolabilidad de la correspondencia y de las comunicaciones telefónicas. Entonces resulta que están fuera de la ley, que son unos delincuentes, los miembros del Gabinete de Censura que funciona en el tercer piso del Palacio de Comunicaciones y los que recogen en cinta magnetofónica ciertas conversaciones telefónicas, que después son estudiadas para preparar originales informes. Conocemos los nombres de estas personas y les recomendamos que no se excedan en el cumplimiento de sus obligaciones.




Libros extranjeros sometidos a censura

El 8 de agosto el Diario Oficial de Madrid ha publicado un decreto en virtud del cual todos los libros e impresos que provengan del extranjero serán sometidos a la llegada a España a un servicio permanente de inspección y censura.

Dichos servicios, que dependerán del ministerio de Información y Turismo, funcionarán en las oficinas de Correos de las principales capitales de España y controlarán tanto los envíos dirigidos a los libreros como los hechos a particulares.

En Madrid se comenta el decreto preguntándose la gente si será una de las beneficiosas influencias de la entrada de España en la UNESCO.


Deserciones en buques franquistas

Doce marinos españoles desertaron de dos destructores españoles, «Almirante Ferrándiz» y «Lepanto», que se encontraban en la base naval de San Diego. Tres de ellos fueron detenidos y dos se entregaron a las autoridades mexicanas en la región de Baja California, solicitando todos ellos el derecho de asilo como refugiados políticos. La Emigración mexicana los entregó a las autoridades de Emigración de los Estados Unidos por negarse México a recibirlos como refugiados políticos.

Afirman los marinos que desertaron en México y que no debe afectarles el tratado hispano-americano de 1902, en el que se establece que los marinos desertores han de ser repatriados.

El juez Thurmond Clarke, del Tribunal del Distrito Federal, falló en contra de ellos, pero más tarde les concedió una permanencia de 10 días. Los marinos han apelado. Ahora el Tribunal de Apelaciones les ha prorrogado la licencia y el juicio será en breve.

Este asunto ha dado lugar en México a ciertos comentarios de prensa contra el comportamiento de las autoridades mexicanas que habían reexpedido a territorio norteamericano a esos marinos. Con posterioridad México ha concedido el asilo a esos desertores. Se espera la decisión del Tribunal.

Otra deserción de un soldado

De otro lado un soldado español desertó del Norte de África donde prestaba sus servicios, se refugió en un barco holandés. Al llegar el barco a Vancouver (Canadá) y enterarse de que el barco regresaba al Norte de África, saltó a tierra y fue detenido por las autoridades canadienses de emigración, las que, siguiendo instrucciones del Cónsul español, lo embarcaron en otro barco holandés. Cuando el barco llegó a San Pedro (California) y el soldado pretendió cruzar la frontera mexicana fue detenido por las autoridades de Emigración de los Estados Unidos.

México le ha concedido el derecho de asilo y las autoridades americanas le han permitido salir para México.


Investigación en las bases españolas

En la sesión celebrada por el Subcomité de Asignaciones en la Casa de Representantes, el 11 del pasado mes de julio, el representante por el Estado de Texas, Mr. George H. Mahon, Presidente de dicho Subcomité, después de seguir y encauzar las informaciones sobre los distintos problemas que afectan al establecimiento de las bases en España, cuyo coste hasta la fecha es de 1 billón de dólares, planteó la siguiente cuestión: la necesidad de realizar una investigación sobre las bases en España respecto a la situación, especificaciones de contratos, contratos originales, subcontratos, suministros, coste de los contratos, cumplimiento y resultados obtenidos.

Los datos recibidos por el Subcomité son tan perturbadores -dijo- que se ha pedido a la Oficina de Cuentas Generales del Gobierno, que en cierto modo es un brazo del Congreso, realice una investigación en las bases españolas y presente un informe al Comité en adición a los informes que han de ser sometidos al Cuerpo Investigador.


Detenciones en Barcelona

En Barcelona han sido detenidas cinco personalidades, todas antiguos falangistas y actualmente enemigos acérrimos del régimen franquista y son los Srs. siguientes:

Francisco Farreras, exdirector de la revista de Falange Estilo y exdirector de la Escuela Sindical de Barcelona.

Ramón Viladás, Profesor adjunto de Economía Política de la Universidad de Barcelona; ex director del Instituto de Estudios Hispánicos y ex abogado de los Sindicatos.

Pedro Gómez Santamaría, excombatiente de la División Azul, actualmente en una importante empresa textil de Barcelona.

Juan Rosanes, antiguo falangista, actualmente industrial textil.

Juan Roig, antiguo sindicalista de la C.N.T.

Los cinco detenidos son acusados de organización clandestina contra el régimen, de haber creado en Barcelona el grupo «Nueva República» y de estar en connivencia con el exilio.

Todos ellos esperan ser conducidos de un momento a otro a Madrid por conducción ordinaria. El Sr. Octavio Pérez Vitoria, catedrático de Derecho Penal, ha aceptado asegurar su defensa.

El grupo «Nueva República»

Párrafos más salientes del informe recibido del grupo «Nueva República»:

La operación policiaca iniciada en Madrid en el pasado mes de abril con la detención del profesor Tierno Galván y los señores Menchaca, Herrera, Satrústegui y otros, ha proseguida en Barcelona con el encarcelamiento de los Srs. Viladás, Farrera, Gómez de Santamaría, Roig y Rosanas bajo la acusación de haber creado una organización política denominada «Nueva República» y de mantener contacto con los dirigentes políticos exilados en Francia y en México.

Independientemente del fundamento de verosimilitud que pueda tener esta acusación, es sumamente significante estas detenciones tanto por la personalidad de los perseguidos como por los métodos usados en esta ocasión por el Gobierno español. (Se hace una relación de los detenidos igual a la que va inserta anteriormente).

Todos ellos trataron de aprovechar las oportunidades que el Régimen podía proporcionar, especialmente en organizaciones paraestatales de carácter cultural y sindical, para forzar una evolución progresiva y dentro de la legalidad, hacia formas liberales y democráticas. Intento que abandonaron en 1954 a la vista del fracaso de Ruiz Giménez, fracaso que entonces era ya evidente.

Al rechazar de una manera categórica y absoluta el intento de evolución alentado por Ruiz Giménez y sus colaboradores, entre los cuales se encontraban algunos de los detenidos ahora en Madrid y en Barcelona, el régimen franquista se condenó a perecer en un plazo más o menos largo permaneciendo indefectiblemente igual a sí mismo, cada vez más reducido el número de sus colaboradores.

El general Franco especula con el temor a una nueva Guerra Civil y en sus discursos plantea constantemente el dilema de su gobierno y su «orden», o el desorden, la anarquía y el comunismo, para seguir disfrutando del apoyo de las clases conservadoras, de la Iglesia, del Ejército y de la Banca. Por el contrario, los españoles, aun aquellos que durante la Guerra Civil lucharon con el ejército «nacional» creyendo de buena fe que defendían a su patria contra el comunismo, buscan hoy la manera de restablecer una pacífica convivencia entre todos los españoles, una auténtica concordia nacional que haga posible la instauración de la democracia. Esta corriente política de comprensión y reconciliación que puede hacer renacer la esperanza entre los españoles produce al dictador y a sus inmediatos colaboradores un auténtico miedo y este miedo les lleva a yugular los esfuerzos de quienes, procedentes del propio Régimen, la propugnan, lanzados a la clandestinidad necesariamente.

La técnica represiva utilizada por el Gobierno en esta ocasión es más depurada. Los procesos, en Madrid y en Barcelona, son aparentemente dirigidos por un magistrado civil con las formalidades procesales dispuestas por la Ley. Pero la Ley procesal y el Código Penal fueron recientemente reformados para poder decretar la prisión en cualquier caso y castigar los delitos de opinión política con mayor dureza; los magistrados son cuidadosamente escogidos y los procesos están realmente dirigidos y vigilados por la Policía de la Dirección General de Seguridad, de forma que bajo la apariencia de un proceso ordinario se cubre una simple represión policiaca de tipo fascista.

Que estos hombres, que cuentan entre treinta y cuarenta años estén encerrados en las cárceles españolas y sean perseguidos por el hecho de buscar un camino de entendimiento y reconciliación con todos los españoles, incluidos, naturalmente, los exilados a raíz de la Guerra Civil, constituye un motivo de auténtica esperanza para el futuro político de España.



Barcelona, 30 de julio de 1957.


Ridruejo en libertad

Después de cinco meses de cárcel ha sido puesto en libertad provisional el poeta español Dionisio Ridruejo, antiguo falangista, hoy uno de los elementos más activos de la oposición a Franco. La libertad le ha sido concedida bajo fianza.

Esta medida no significa que el Gobierno atenúe la represión. El ministerio de Educación anuncia que han sido sancionados quince estudiantes de la Universidad de Barcelona como consecuencia de los incidentes estudiantiles ocurridos en el mes de febrero de este año.

A varios de esos estudiantes se les ha prohibido cursar sus estudios durante tres años.

Contraportada



Indice