Saltar al contenido principal

Juliano el apóstata: 30 de Mayo de 1900

Registro bibliográfico

  • Título: Juliano el apóstata: 30 de Mayo de 1900
  • Autor: Torres, Guillermo
  • Publicación original: Bogotá: Imprenta de Luis M. Holguín, 1900
  • Descripción física: PDF
  • Notas de reproducción original: Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
  • Notas:
    • Colombia
    • Resumen: Cuando por fortuna mía tocóme disparar contra tres Ministros, cogiéndolos enrasados, como dirían los discípulos de Diana, alisté mi desprecio á recibir la tunda que el periódico de Zuleta hubiera de darme. No podía ser para menos; los pájaros arcabuceados eran Ministros, y Zuleta está cebado á defenderlos desde los tiempos de La Voz de Antioquia, por razones que el Público conoce.
    • Resumen: l n--­o H <SJ :r o o JULIANO EL APÓSTATA A H r17O,oz5 ~ --~~~~~~-- Pf- 17 Cuando por fortuna mía tocóme disparar contra tres Mi­nistros, cogiéndolos enrasados, como dirían los discípulos de Diana, alisté mi desprecio á recibir la tunda que el periódico de Zuleta hubiera de darme. No podía ser para menos; los pája­~' os arcabuceados eran Ministros, y Zuleta está cebado á defen­derlos desde los tiempos de La Voz de Antioquia, por razones que el Plí.blico conoce. Primeramente saltó contra mí J. M. S., .y me mostró toda su saña porque he sido tan osado que me he atrevido á estre­llarme con las alturas; me tomó, pues, por rayo. Creí que esas iniciales correspondieran al acaudalado negociante señor D. José María Sierra, pero me convencí del error al caer en la cuenta de que el amigo D. Pepe como que no tiene muchas afinidades con el periodismo y de que con persona de su confianza me había mandado felicitar calurosamente por la actitud asumida por mÍ. Luégo escribió el señor Restrepo B. para decir que una Resolución que yo di por consultada no lo había sido. El señor Restrepo B. olvidó que nadie le podía creer eso, porque tratán­dose de un memorial que no requería estudio de ninguna espe­cie, sino únicamente consultar la voluntad del Ministro, no cabía la iniciativa del Jefe de Sección, á menos que éste en esas cosas de mera voluntad, se adelantara á sugerir al superior lo que por delicadeza le estaba vedado al subalterno. Por fin llegó el ataque de El Orden Público. Algo más de la segunda página me ha sido ded.ioada, como quien dice toda la. parte editorial. El artículo es bien insultante, y tan lo es, que viene sin firma, ya que hay hombres que carecen hasta del valor de suscribir lo que dicen contra otro. Hallábame en mi escritorio en la amena compañía:de Ma­nuel María Mallarino y Leonardo Cárdenas P. cuando llegó el papel semioficial. Leer el título y devorar el ~artículo conmigo relacionado, todo fué uno. Por la maldad que encierra y por la argumentación sutil que exhibe se me ocurrió inmediatamente el nombre del autor. l Apostemos:á que esto es de D. J ulián Restrepo 1 dije á mis dos amigos. -Debe ser por el latinajo, repuso Oárdenas. -No debe ser, porque J ulián Restrepo no defiende Mi-nistros caídos, replicó Mallarino. Aunque inmediatamente me vino á la memoria aquel las­timoso incidente que marcó el nivel moral de D. J ulián, cuando después de vociferar contra el señor Caro delante del señor Mar­tínez Silva, inmediatamente escribió contra éste y á favor del pri­mero, no podía convencerme de que D. J ulián pudiera reincidir en faltas de tamaña naturaleza, que acusan la perversión moral más absoluta. Era imposible para mí que D. Julián Restrepo, aquél que espontáneamente se había presentado á mi oficina á felicitarme por los escritos míos relacionados con el señor Car­los Calderón, fuera el autor del escrito de El Orden Público. y que me felicitó, es hecho que les consta á los señores Rafael Barrera, Belisario Ayala, Fernando Gaitán, Domingo Esguerra, Gabriel Roldán y Augusto Torres. Y si D. J ulián no lo recuer­da habrá de recordarlo porque entre otras cosas le manifesté que por lo mucho que me quería el señor Palacio esperaba me nombrara Ministro de Hacienda ó una cosilla así por el estilo, á lo cual, creyendo que yo hablaba en serio, su · espíritu des­cendió de las alturas de la contemplación y vino á reposar sobre apetitos y bienes terrenales. Me habló por lo pronto, ¿ sabe el público de qué 7 Pues de otra codificación! la de las disposi­Qiones de Aduana. Para convencerme, pues, de si D. Julián era el verbo de Zuleta resolví dirigirle una notica verbal "inofensiva y aun respetuosa," como dicen es la del señor Calderón, notica que decía, salvo error ú omisión, lo siguiente: Guillermo Torr'es da las g'racias alse'Jior D. Julidn Restrepo po,- el articulo que se ha servido dedicarle ¡¿ay en El Orden Fúblico. Me acordaba de que el señor Restrepo B. decía que mi actitud provenía de la influencia de la guerra sobre los ánimos, y resolví hacer un movimiento estratégico envolvente contra el otro señor Restrepo. Tenía por seguro que si D. J ulián no era el autor del escrito lo habría de manifestar así con aquella sencillez y aquella se­guridad que da la inocencia; y si lo era habría de conocérselo por más que lo negara, ya que la farsa y la mentira le impiden al hombre mirar sin pestañar. Y aconteció como yo lo deseaba; la notica verbal fué una irresistible carga á machete; D. J ulián vino inmediatamente á mi oficina con el aire compungido que sabe poner en las ceremonias del culto externo. ¿ Y vino á qué 7 Pues á decirme que él no había tenido la más lige ra mala intención para conmigo; que el artículo no decía nada contra mí y que lo que había hecho era sencillamente lucubrar en el campo especulativo en que lo aconstumbraban sus compa­dres Gayo y Modestino y sus abuelos Ulpiano y J ustiniano ; que él no podía decir nada contra mí, porque yo era acreedor á su gratitud á virtud de un servicio que le había prestado en época muy difícil para él, servicio que yo no recuerdo pero que debió de ser grande á juzgar porque me da las gra~ias en toda s partes, salvo en El Orden Público.,· y que si quería daría en el periódico la correspondiente explicación satisfactoria para mÍ. L Qué es esto '? me decía. ¿ Estaré yo realmente conversando con D. J ulián Restrepo 7 ¿ O es el alma de Juliano el Apóstata encarnada en la ascética figura del Jefe de la Sección de Aduanas 7 ¿ Qué clase de lucubraciones son éstas que si hubie­ran de traducirse por el garrote, á no dudarlo me andarían molidas las costillas 7 Z Las codificaciones son hoy, como en otro tiempo lo fueron para el cerebro los libros de caballería, más dañinas que el ajenjo 7 Salí de mi estupor, y lo que sentí fué lástima, lástima pro ... funda. Pensé en qué cosa sería mejor para el hombre en pre­sencia de espantoso dilema, si perder la razón ó perder la ver­güenza .... En el campo de la prensa pasa cosa igual que en 10i Tribunales: se conocen los abogados, y por los abogados se conocen 10B asuntos. De aquéllos unos no defienden sino eOlias justas, y otros por el honorario se hacen cargo de sobreponer el delito á la justicia mediante toda clase de argucias, de suti­lezas y de transacciones indignas con la conciencia. Hay, sin embargo, una diferencia: en los Tribunales es lo más común que alternen ante un mismo Crucifijo y ante los mismos jueces el desalmado rábula con el honrado vocero del derecho ó de la inocencia j en la prensa nó, porque teniendo por juez al pú­blico puede uno callar cuando el decoro personal obligue el silencio. El público me hallará razón, pues, si no discuto ni con D. J ulián ni con Zuleta. GUILLERMO TORRES. Bogotá, Mayo 30 de 1900. IllPBBNTA DB LUIS lI. HOLGuf •
    • Resumen: Acusaciones; Acusaciones a funcionarios; Delitos; Administración pública; volantes
    • Dominio público
  • Forma/género: unidad documental
  • Idioma: español
  • Institución origen: Biblioteca Virtual del Banco de la República
  • Encabezamiento de materia:
Juliano el apóstata: 30 de Mayo de 1900 | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes Ampliar imagen

Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)

Citar obra

Datos enlazados

RDF de esta obra

La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes publica su catálogo como datos abiertos a través del vocabulario Resource Description and Access (RDA) en data.cervantesvirtual.com