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Mirennos bien

Registro bibliográfico

  • Título: Mirennos bien
  • Autor: Anónimo
  • Publicación original: Bogotá: José Ayarza, 1839
  • Descripción física: PDF
  • Notas de reproducción original: Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
  • Notas:
    • Resumen: Los Clérigos de la Congregación Teológica, aclaran que ellos no están interviniendo en los asuntos del estado y que están dispuestos a ser investigados para demostrar su inocencia.
    • Resumen: TEOL6­nacional, Los CLERIGOS DE LA COl GREGACIO JICA A LOS EDITORES DE LA Bandera AMrl'TIT 1H~RITO FROPRIUM, QUJ LIEEXU';I!.\ PPETIl'. Quien lo ajeno codicia hasta lo suyo pierde, y conjusticia. IRJARTE T. ~ 2. o N. 224. -_ao o<:.>eeti!!lD-A/- I \., ( 5 0 0 mm USTEDES nos aconsejan que no nos metamos ~ tratar de la potestad secular, pero es impertinen­te y no viene al caso su consejo; porg ue nosotros ni hemos pensado tratar, ni hemos averizuado Jo que puede la autoridad hu mana: solo heruos exa­minado difusamente, y conocido ha ta la evidencia que ella no puede derogar, ni de truir la divina ins­titucion del Supremo Leji lador de la soberanía, é independencia de la potestad eclesiá tica. Utds, nos conminan que estarán á la mira para pulveri-zar nuestros trabajo obre e ta materia; y nasotro les advertimos que nos NIIHE BlE, Y mas encarecidamente les uplicarnos que miren bien el siguiente discurso, que, obre la cue tion que ha ventilado la Congregacion Teolójica, no ha dado un americano (q ue au nq ue solo viste sota na, ) e ta á cubierto del golpe formidable con que Utd . ame­nazan pulverizarnos con u clava de Hércules. " A nadie importa Ola so tener la ind epen- " ciencia de la autoridad Ecles¡tí .t ica co u o <.1 0"0­" bierno ci "il, cualq uiera que ea la forma de e te. " La pote tad civ il es impotente para mal t ner el I H Estado sin el socorro de la eclesiástica: por que H es incapaz de suyo para formar la moralidad H de los hombres, que es el fundamento de la " sociedad; la cual no puede sub. istir sin constu m­" bres, ni las costumbres sin religion, .ni la re­" ligion sin ministro, ni los mini. tros sin autoridad. " Mas esta autoridad de aparece, y pierde todo su " resorte, si de Divina e convierte en humana, y " se refu nde en la autoridad de los prínci res ó ma­l( gistrados seculares. Eella caé en meno. precio jun­" tamente con la religi ón sacada de sus quicio: y "roto este freno ¿ qué fuerza pueden tener las " leyes civiles para contener las pasiones? La po­" testad secular usurpando la eclesi á tica da un " barreno á la suya propia, pues por el hecho " mismo anula la que debi a servirle de apoyo, y des­" truye el principio mas eficáz de su re petabili­" dad: abre por consiguiente el paso á la anar­" quía, enemiga de la sociedad . e e No hay poder entre lo. hombres para arn­" quilar la verdad, y dar titulo de pre cripcion al H error. Digan lo que quieran lo: nuevos políticos. " todo hombre que habriere la santas escritu ras, y " con ultare la divina t adici ón, leerá en aquellas, " y hallará en esta el defecto de autoridad en el " poder secu lar para gobernar la Iglesia. Ni podia " ser de otra suerte segun lo de ignios de la Pro­" videncia, que ha criado y gobierna el mundo. H El hombre aunque sujeto por ahora al tiempo " á la materia, necesite de los bienes pre entes y " visibles: inmortal y hecho á imáven de Dio, tiene "que buscar lo invi ibles y eternos; y i para " ayudarle ú con eguir aquellos se e tableció de co­e , rnun acuerdo la potestad civil, para alcanzar es­" tos in tituyó el mi mo Dios la pote. tad espiri­' l tual 6 ec lesiá.. tiea: no solo disti nta de la otra, I \ " sino tambien soberana, é independiente; no sien­" do absolutamente posible que el cielo esté su­" jeto á la tierra, la eternidad. al tiempo, Dios y "su religion á los hombres. Ella por el contra­" no fu é en los consejos del Altísimo la que de­" bia auxiliar, y dar una mano amigable á la " civil para que esta fuese tan cabal, perfecta, y " activa, cual por sí no podia ser. Erale necesa­" río á la autoridad secular un contrapeso para " que no fuese despótica: una palanca que la ele­" vase al cielo, cuanto ella se incl ina por su peso " á la tierra: un vehículo por 'donde penetrarse en " la conciencia de los hombres la que solo impera " sobre los cuerpos: un punto de apoyo que no fue­" se ella misma para ser sostenida. La potestad " ecles i ástica es la que le presta todos estos ~er­" vicios; mas ning uno de e llos podria prestarle, si " no fuese so berana, é independiente. " Es pues muy verdadera y filos6fica la sen­" tenc ia del Papa San Gelacio, La sana política " que busca el bien y tranquilidad de los estados " no puede dejar de abrazarla. La máquina de " este mundo ( dice á un emperador romano ) es­" triba y rueda sobre dos potestades supremas 01'­" denadas por la sabia providencia del Criador: " una la sagrada autoridad de los Pontífices: otra " la real de los Prjncipes... Ten entendido pues, " que si eres el primero en la dignidad y man­" do de tus subditos, eres lino de ellos respecto de " de los jefes de la religion en las materias que " á ella consiern en, " en las cuales estás obligado, ., como bien lo conoces, á seguir el juicio de ellos , " y no está en tu potestad el darles la ley . ." Desde qu e se pierde de vista este princi­" pio, lo de arriba viene abajo, el mundo es un " caos, y la sociedad, sino perece del todo, es ins- te table y pasa por continuas vibraciones" ... Ba ta ... basta por ahora ....Y tds. Sres. editores tén á la mira, como nos lo 1an ofrecido de antemano.... y mírennos bien, como se 10 h mos suplicado: que nosotros en correspondencia vamos á ver, y á mi­rar muy de , pacio e a P.te tad· laical omnipotente y sumamente sabia, que --td . nos van á mo traro y que in que pueda ponerle óbice ni el Supremo Lejislador que fundó la República cristiana, ni to­cios S\:.IS mini tras que componen la jerarquía ecle­siástica, vá á lej islar, y sancionar i rrevocablemente los dogmas que debernos creer lo pueblos grana­dinos; la moral que debemos pr cticar; y t re­glas de disciplina que en lo succes ivo debemo ob­servar. Por último, nosotros miraremos muy bien esa potestad ordinaria, y extraordinaria que vá á sumir la potestad que por derecho divino ha ejer­cido la Iglesia por diez y ocho siglos en todo el globo de -Ia tie ra e P r, in ar ante) si la pote tad q ue Utds, nos ya11 á mas tra r no está reve ticla de las tres calidades de sobr natural, es­piritual y divina, que esencial é indefectiblemente constituyen la potestad eclesiástica, es sin duda una potestad fantástica, y quimérica que nada es, y nada puede: y en tal ca o nosotros les mo trare­mos y le haremo ver á Utds. que no es lo mis­mo poder meterse en todo, que tener lejítimo po­der para mandar en todo. Bogotá 23 de Marzo de 1839.--1mpreso por José Ayarza. . ,.
    • Resumen: Autoridad; Gobierno eclesiástico; Iglesia Católica; Religión; Volantes
    • Dominio público
  • Forma/género: unidad documental
  • Idioma: español
  • Institución origen: Biblioteca Virtual del Banco de la República
  • Encabezamiento de materia:
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