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Cronología de Gustavo Adolfo Bécquer

Jesús Rubio Jiménez






ArribaAbajo1805

El 22 de enero nace en Sevilla José Domínguez Insausti (más conocido después como pintor con el nombre de José Domínguez Bécquer), padre de Valeriano y Gustavo Adolfo. El apellido Bécquer (o Becker) procede de sus antepasados, oriundos de Flandes y que habían llegado a Sevilla a finales del siglo XVI o comienzos del XVII, formando parte después de la nobleza urbana. Desde 1622 contaban con capilla sepulcral en la catedral de Sevilla.

José Domínguez Bécquer mantuvo buenas relaciones con otros pintores románticos notables y tuvo buena clientela española y europea.

Retrato de José Domínguez Bécquer

Antonio María Esquivel, «José Domínguez Bécquer»,
Museo de Bellas Artes, Sevilla.

 Retrato de Joaquina Bastida y Vargas

José D. Bécquer, «Joaquina Bastida y Vargas»,
Museo de Bellas Artes, Sevilla.




ArribaAbajo1827

El 25 de febrero, apadrinados por el pintor Antonio María Esquivel, José Domínguez Bécquer y Joaquina Bastida de Vargas contraen matrimonio en Sevilla.




ArribaAbajo1833

El 15 de diciembre nace en Sevilla Valeriano Domínguez Bastida Insausti de Vargas Bécquer Bausa, que será conocido como pintor con el nombre de Valeriano Domínguez Bécquer.

Dibujo de Gustavo Adolfo niño

José D. Bécquer, «Gustavo Adolfo niño».
Legado de D. Antonio Rodríguez Moñino,
Real Academia de la Lengua, Madrid.

 Dibujo de Valeriano Bécquer niño

José D. Bécquer, «Valeriano Bécquer niño»,
Legado de D. Antonio Rodríguez Moñino,
Real Academia de la Lengua, Madrid.




ArribaAbajo1836

El 17 de febrero nace en Sevilla Gustavo Adolfo Domínguez Bastida Insausti de Vargas Bécquer Bausa, que será conocido como poeta con el nombre de Gustavo Adolfo Bécquer.




ArribaAbajo1841

El 26 de enero muere en Sevilla José Domínguez Bécquer.




ArribaAbajo1846

El 1 de marzo Gustavo Adolfo ingresa en el Colegio de Náutica de San Telmo de Sevilla. Conoce allí a Narciso Campillo con quien escribe un drama -Los conjurados- y una novela jocosa: El bujarrón en el desierto. Y, por supuesto, centenares de versos siguiendo las enseñanzas de Retórica de Francisco Rodríguez Zapata, poeta sevillano discípulo de Alberto Lista.




ArribaAbajo1847

El 27 de febrero muere en Sevilla Joaquina Bastida de Vargas, siendo recogidos los huérfanos por su tía María Bastida y otros familiares.

El 7 de julio es suprimido por Real Orden el Colegio de Náutica de San Telmo con lo que Gustavo Adolfo debe reorientar sus estudios.

En casa de su madrina, Manuela Monehay Moreno, Gustavo Adolfo realiza numerosas lecturas y se inicia en la escritura de poemas.




ArribaAbajo1849

Gustavo Adolfo publica sus primeros poemas en la revista sevillana El Regalo de Andalucía, que dirigía Carlos Jiménez Placer.

Una serie de «Autógrafos juveniles» escritos o copiados en un Libro de cuentas (ed. L. Romero, 1993) testimonian los tanteos literarios y plásticos de Gustavo Adolfo en aquellos años.

La admiración por Alberto Lista queda manifiesta en estos escritos juveniles o en la Oda a la muerte de Alberto Lista impresa en la Corona poética a Lista. Un fragmento:



Pero mirad, mirad. Ya Melpómene
de entre el lloroso grupo se levanta,
toma la lira, y con acento triste
      canta; escuchemos.

«¿Quién cortó -dice- la preciosa vida
del cisne de la Bética, qué mano
impía de las ondas siempre claras
del Betis arrancó su amado hijo?
      ¿Quién fue el osado?

Llorad, musas, llorad, y descompuestas
las trenzas del cabello dad al viento;
la Parca fue quien de su vida el hilo
       cortó inmutable.»






ArribaAbajo1850

Gustavo Adolfo ingresa en el taller de pintura de Antonio Cabral Bejarano, que se encontraba en el Museo Provincial de Bellas Artes. Allí, Valeriano y Gustavo Adolfo se familiarizaron con la pintura sevillana del Siglo de Oro, en cuya copia -Murillo sobre todo- se especializó Valeriano.

Dibujo  de Gustavo Adolfo Bécquer

Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer
Colección de D.ª Julia Senabre Bécquer
Fotografías del archivo de Rafael Montesinos.

Dibujo  de Gustavo Adolfo Bécquer

Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer
Colección de D.ª Julia Senabre Bécquer
Fotografías del archivo de Rafael Montesinos.

 Dibujo  de Gustavo Adolfo Bécquer

Dibujo de Gustavo Adolfo Bécquer
Colección de D.ª Julia Senabre Bécquer
Fotografías del archivo de Rafael Montesinos.




ArribaAbajo 1852

Gustavo Adolfo ingresa en el taller de pintura de Joaquín Domínguez Bécquer (primo de su padre), que se encontraba en los salones altos del Alcázar y al que asistía ya Valeriano.

El 17 de septiembre firma Gustavo Adolfo su Oda a la señorita Lenona en su partida.




ArribaAbajo1853

Gustavo Adolfo publica en diciembre en El trono y la nobleza (Madrid) su soneto, «Homero cante a quien su lira Clío...». Más adelante, publicará el romance «La plegaria y la corona» («Como la blanca azucena»).

Gustavo Adolfo colabora en publicado el las revistas sevillanas La Aurora y de El Porvenir. Franz Schneider dio noticia de algunos otros textos de aquel año: «Anacreóntica» y «Las dos (Juguete romántico)».

Los dos hermanos se familiarizan con el mundo de la ópera, que gozaba de gran prestigio en Sevilla y en cuyo repertorio predominaban los italianos Donizetti, Verdi, Bellini y Rossini.




ArribaAbajo1854

Durante la primavera y verano de este año mantiene Gustavo Adolfo relaciones con Julia Cabrera, su primera novia (según Rafael Montesinos).

Retrato de Julia Cabrera

J. Cala, «Retrato» de Julia Cabrera (1854).
Colección de D.ª Dolores Cabrera de Otero, Sevilla.
Fotografía de Rafael Montesinos.

En el mes de julio inician los dos hermanos un álbum satírico donde se burlan del movimiento revolucionario estallado el 18 de julio: Los Contrastes o Álbum de la Revolución de julio de 1854, por un Patriota (Rafael Montesinos).

En octubre, Gustavo Adolfo llega a Madrid hospedándose en una pensión de la calle Hortaleza. Relaciones amistosas con los jóvenes literatos Julio Nombela y Luis García Luna.

Retrato de Gustavo Adolfo

M. Castellano, «Gustavo Adolfo Bécquer» (1855).
Fotografía del archivo de Rafael Montesinos.

 Fotografía de Julio Nombela

«Julio Nombela» (1862). fotografiado por E. Juliá.
Archivo de Rafael Montesinos.

A finales de año reside en la pensión de la sevillana doña Adela con Luis García Luna.

Escribe por entonces Gustavo Adolfo el soneto «Céfiro dulce, que vagando alado», buena muestra de su aprendizaje clasicista:



Céfiro dulce, que vagando alado
entre las frescas, purpurinas flores,
con blando beso robas sus olores,
para extenderlos por el verde prado;
las quejas de mi afán y mi cuidado

las quejas de mi afán y mi cuidado
lleva a la que, al mirar, mata de amores,
y dile que aún alivio a mis dolores
dé y un consuelo al ánimo angustiado.

Pero no vayas, no; que si la vieras
y tomando sus labios por claveles
el aroma gustar de ellos quisieras,

cual con las otras flores hacer sueles,
aunque a mi mal el término pusieras
tendría de tu acción celos crueles.



Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer

Valeriano D. Bécquer, «Gustavo Adolfo Bécquer» desaparecido en la guerra civil en Madrid, 1936.
Perteneció a D. Francisco de Laiglesia. Archivo Ruiz-Vernacci.
Fotografía de Rafael Montesinos.




ArribaAbajo1855

Los jóvenes escritores trabajan para el editor francés Gabriel Hugelman escribiendo biografías de diputados e intentan colocar en revistas sus textos literarios.

El 19 de marzo, Gustavo Adolfo publica su poema «A Quintana. La corona de oro (fantasía)» en La España Musical y Literaria. Meses más tarde colabora en Álbum de Señoritas y Correo de la Moda con el poema «Anacreóntica» -«Toma la lira, toma»- (16-IX) y el relato «Mi conciencia y yo» (24-X).

Ingresa en el periódico El Porvenir, como redactor, con Julio Nombela, Luis García Luna, Juan Antonio Viedma y Carlos Navarro. Fracasa el periódico y queda en situación económica crítica. Parece haber colaborado traduciendo sueltos franceses y escribiendo críticas sobre teatro. Con Nombela y García Luna creará El Mundo, que publicó un solo número. En noviembre llega, a Madrid, Valeriano y viven juntos en una pensión de la plaza de Santo Domingo.

Portada

Gustavo Adolfo Bécquer, portada perteneciente al Álbum de los contrastes (1854).
Colección de D.ª Dolores Cabrera de Otero, Sevilla.
Fotografías de Rafael Montesinos

 Dibujo

Gustavo Adolfo Bécquer, dibujo perteneciente al Álbum de los contrastes (1854).
Colección de D.ª Dolores Cabrera de Otero, Sevilla.
Fotografías de Rafael Montesinos

 Dibujo

Gustavo Adolfo Bécquer, dibujo perteneciente al Álbum de los contrastes (1854).
Colección de D.ª Dolores Cabrera de Otero, Sevilla.
Fotografías de Rafael Montesinos




ArribaAbajo1856

Durante este año sobreviven a duras penas los dos hermanos. Valeriano regresa a Sevilla.

Conoce Gustavo Adolfo a quien será uno de sus mejores amigos y valedores: Ramón Rodríguez Correa. En Sevilla, Rodríguez Correa había escrito en El Mediodía y su gran simpatía personal le permitirá abrirse camino en la Corte, ayudando en numerosas ocasiones a Gustavo Adolfo.

Durante este año Valeriano convive con Winnefred Coghan y trabaja intensamente como retratista, copista de Murillo y pintando cuadros como Nodriza en traje de pasiega o Retrato de familia. Con su cuadro La fragua -en paradero desconocido- obtiene un premio en la Exposición de Bellas Artes de Sevilla.

Gustavo Adolfo escribió en aquellos meses una adaptación teatral de Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo, con el título de Esmeralda, hoy desaparecida. El 15 de noviembre, en colaboración con Luis García Luna y bajo el seudónimo de Adolfo García, estrenan en el teatro de Variedades el juguete cómico en verso La novia y el pantalón, impresa unas semanas después en la «Biblioteca Dramática. Colección de comedias representadas con éxito en los teatros de Madrid, imprenta de Vicente de Lalama».

Firmada por ADOLFO, se publica una «Revista teatral. Impresiones», El Diario Español (7-XII), que Dionisio Gamallo Fierros ha atribuido al poeta.




ArribaAbajo1857

Ingresa Gustavo Adolfo como escribiente en la Dirección de Bienes Nacionales, pero será expulsado al ser sorprendido mientras dibujaba en un expediente.

Nace el primer hijo de Valeriano y Winnefred Coghan: Alfredo.

El 21 de junio, Gustavo Adolfo es recibido en audiencia por los Reyes junto a Juan de la Puerta Vizcaíno y les presentan su gran proyecto editorial: Historia de los Templos de España, cuyo prospecto se difundió en julio y cuya primera entrega se repartió en agosto, continuando con muchas dificultades las siguientes durante 1858 hasta que quebró la empresa en noviembre, dando lugar a un pleito, que se prolongó hasta 1862.

Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer

Valeriano D. Bécquer, «Gustavo Adolfo Bécquer», (1858?)
Museo de Artes Decorativas, Buenos Aires.

 Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer

Valeriano Bécquer, «Gustavo Adolfo Bécquer».
Museo de Bellas Artes, Sevilla.




ArribaAbajo 1858

Durante la primavera, Gustavo Adolfo sufre una grave enfermedad, que hace que Valeriano venga precipitadamente a Madrid.

Los días 29 y 30 de mayo el periódico La Crónica publica en su folletín las primeras entregas de El caudillo de las manos rojas, que completan durante el mes de junio.

Gustavo Adolfo publica dos notables artículos de crítica en La Época: «Crítica literaria» (23-VIII) y «El maestro Herold» (14-IX). En ellos expone cómo concibe la crítica y la creación artística: un sacerdocio regido por la razón más rigurosa en el primer caso y por la pasión en el segundo.

La escasez de escritos conocidos de Gustavo Adolfo durante estos meses ha hecho que estudiosos como Gamallo Fierros hayan propuesto como suyos artículos firmados con seudónimos: ALÍ en la sección «Revista de Madrid» (El Diario español, entre el 25-VII y 19-IX). Continuaría colaborando anónimamente en fechas posteriores o con los seudónimos de Arlequín y Cupido (1860).

Dibujo  de Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer, dibujo (1854)
Colección de D.ª Dolores Cabrera de Otero
Sevilla. Fotografía de Rafael Montesinos.

Dibujo  de Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer, «Fausto» (1860)
Álbumes de Julia Espín,
Biblioteca Nacional, Madrid.

 Dibujo  de Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer, «Concierto de espectros» (1860)
Álbumes de Julia Espín,
Biblioteca Nacional, Madrid.




ArribaAbajo1859

En colaboración con Luis García Luna y bajo seudónimo -Adolfo García- escriben su zarzuela cervantina La venta encantada, con música de Antonio Reparaz, y después editada en la colección El Teatro, de la galería de Alonso Gullón.

El 2 de marzo, con el mismo seudónimo, estrenan en el Teatro de la Zarzuela el sainete en un acto y 15 escenas Las distracciones.

Quizás durante el otoño, Gustavo Adolfo fue introducido en la tertulia de don Joaquín Espín Guillén por Ramón Rodríguez Correa (según Rafael Montesinos) y publicó su «Imitación de Byron» -«Tu pupila es azul, y cuando ríes»-, en El Nene (17-XII), futura rima XIII, un texto límite entre su poesía neoclásica anterior y las Rimas:



Tu pupila es azul, y cuando ríes,
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana,
que en el mar se refleja.

Tu pupila es azul, y cuando lloras,
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre la violeta.

Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.






ArribaAbajo1860

Durante este año frecuenta el salón de Joaquín Espín y Guillén, músico bien con ocido en Madrid, pues dirigía los coros del Teatro Real y su esposa era hermana de la cantante Isabel Colbrand, ya fallecida, primera esposa de Rossini.

En los álbumes de sus hijas -y fechados en mayo de este año- han quedado recogidos los testimonios de esta relación: en los de Julia, una extraordinaria colección de dibujos y los autógrafos de las rimas XVI -«A Julia»- y XX, ésta cifrada:


Sabe, si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos,
también puede besar con la mirada.



En el álbum de Josefina, dos dibujos y el poema «¡Duerme!», futura rima XXVII, que comienza:


Despierta, tiemblo al mirarte;
dormida, me atrevo a verte.
Por eso, alma de mi alma,
yo velo mientras tú duermes.



Fotografía de un autógrafo

Gustavo Adolfo Bécquer, «Autógrafo de la rima XXVII» (1860)
Álbum de Josefina Espín
Fotografía de Rafael Montesinos.

 Fotografía de un autógrafo

Gustavo Adolfo Bécquer, «Autógrafo de la rima XXVII» (1860)
Álbum de Josefina Espín
Fotografía de Rafael Montesinos.

Durante el verano de ese año -o quizás un poco antes- conoce al que iba a ser su mejor amigo: Augusto Ferrán Forniés, delicado poeta, traductor de Byron, Goethe, Heine y otros escritores europeos, que acababa de llegar de Alemania y trataba de situarse en la prensa madrileña. Gustavo Adolfo continúa en los meses siguientes tratando de abrirse camino como escritor teatral: Tal para cual, comedia en un acto de Luis García Luna y Gustavo Adolfo -con el seudónimo de Adolfo García- se estrena en el Teatro de la Zarzuela el 5 de octubre.

La cruz del valle, zarzuela de ambos -Adolfo García- y música de Antonio Reparaz, se representa en el Teatro del Circo el 22 de octubre.

Dibujo

Gustavo Adolfo Bécquer, «La musa» (1860)
Álbum de Josefina Espín
Fotografía de Rafael Montesinos.

 Dibujo

Gustavo Adolfo Bécquer, «Grupo familiar» (1860)
Álbum de Josefina Espín
Fotografía de Rafael Montesinos.

Gustavo Adolfo publica colaboraciones en distintas revistas: «La cruz del diablo», La Crónica de Ambos Mundos (21 y 28-X y 11-XI). «Tú y yo. Melodía» -«Cendal flotante de leve bruma»-, en Álbum de Señoritas y Correo de la Moda (24-X), la futura rima XV. Remite a El Museo Universal, para su Almanaque del Museo Universal para 1861, «Melodía», futura rima LXI: «Al ver mis horas de fiebre», que lleva al comienzo en el almanaque este texto: «Es muy triste morir joven y no contar con una sola lágrima de mujer», que denota la soledad angustiosa del poeta a finales de aquel año:



Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿quién se sentará?

Cuando la trémula mano
tienda, próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?

Cuando la muerte vidrie
de mis ojos el cristal,
mis párpados abiertos,
¿quién los cerrara?

Cuando la campana suene
(si suena en mi funeral),
una oración al oírla,
¿quién murmurará?

Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?

Quién en fin al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
¿quién se acordará?



En una carta abierta dirigida a Juan de la Rosa González (La Iberia, 11-XI), responde a su acusación de que era neocatólico y de que escribía teatro sólo por el dinero. Gustavo Adolfo traza con nitidez las razones de su dedicación a la literatura como destino y como medio de vida.

El 5 de diciembre nace, en Sevilla, Julia, hija de Valeriano, que es apadrinada desde Madrid por su tío Gustavo, quien habría escogido para ella el nombre de Julia recordando a Julia Espín y a su primera novia sevillana, Julia Cabrera (según Rafael Montesinos).

Comienza a publicarse El Contemporáneo, el 20 de diciembre, periódico conservador fundado por José Luis Albareda. Gustavo Adolfo figura en su redacción desde el primer número con la primera de las «Cartas literarias a una mujer», incluida en la sección «Variedades», continuando la serie con otras tres en 1861.

El Contemporáneo será hasta 1865 su principal medio de vida y en sus páginas adquirirá su buen nombre de periodista delicado y de gran versatilidad. En sus páginas aparecerán gran parte de sus mejores textos literarios.

Dibujo

Gustavo Adolfo Bécquer, «El poeta y las musas» (1860)
Álbumes de Josefina Espín
Colección de la familia Marañón.

 Dibujo

Gustavo Adolfo Bécquer, «Josefina y Julia Espín en el Teatro Real» (1860)
Álbumes de Julia Espín
Biblioteca Nacional, Madrid.




ArribaAbajo1861

Gustavo Adolfo reseña el libro de poemas La Soledad, de Augusto Ferrán en El Contemporáneo (20-I). Años más tarde, al reeditar el libro ampliado (La pereza, Madrid, 1871), Ferrán incluye la reseña como prólogo de su poesía. Constituye uno de los textos fundamentales donde Gustavo Adolfo expuso sus ideas sobre la poesía, defendiendo ante todo «la poesía de los poetas»:

Hay otra [poesía] natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye, y desnuda de artificio, desembarazada dentro de una forma libre, despierta, con una que las toca, las mil ideas que duermen en el océano sin fondo de la fantasía.



En El Contemporáneo se suceden sus trabajos todo el año. Leyendas y otros relatos: «La ajorca de oro» (28-III); «La Creación» (6-VI); «El monte de las ánimas. (Leyenda soriana)» (7-XI); «¡Es raro!» (17-XI); «Los ojos verdes» (15-XII); «Maese Pérez, el organista» (27 y 29-XII).

Poemas: «A ella» (23-IV), futura rima XXIII:


Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... yo no sé
qué te diera por un beso.



Y «Al amanecer», en El Correo de la Moda (31-VII), futura rima LXII:


Primero es un albor trémulo y vago,
raya de inquieta luz que corta el mar;
luego chispea y crece y se dilata
en ardiente explosión de claridad.
La brilladora lumbre es la alegría;
la temerosa sombra es el pesar.
¡Ay! en la oscura noche de mi alma,
¿cuándo amanecerá?



El 19 de mayo, Gustavo Adolfo se casa con Casta Esteban Navarro hija de un médico de origen soriano, en la parroquia de San Sebastián, de Madrid. Había pedido dispensa de amonestaciones alegando que tenía que salir de la Corte.

Valeriano Bécquer se va abriendo camino también como ilustrador de libros: Andrómeda o la liberación de la mujer (Sanlúcar de Barrameda, 1862), de Rafael Molero de la Borbolla, acoge seis estampas suyas. Y no tardará en colaborar en publicaciones periódicas como El arte en España, El Kiosko, El Museo Universal o Gil Blas. Durante los últimos meses de su vida lo hará en La Ilustración de Madrid. Estas publicaciones constituyen hoy el mejor testimonio de su arte de dibujante excepcional. Y ya fallecido siguieron publicándose estampas sacadas de los dibujos de sus carpetas.

Dibujo

Gustavo Adolfo Bécquer, «Joven romántica»
Museo Romántico, Madrid.




ArribaAbajo1862

Gustavo Adolfo continúa en El Contemporáneo con relatos como «El muerto al hoyo» (9-II); «El rayo de luna. Leyenda soriana» (12 y 13-II); «El aderezo de esmeraldas» (23-III); «El miserere (Leyenda religiosa)» (17-IV); «El Cristo de la calavera, leyenda toledana» (16 y 17-VII); «Tres fechas» (20, 22 y 24-VII); «La venta de los gatos» (28 y 29-XI).

Artículos: «Los maniquíes» (15-II); «El carnaval. “Pot-pourri” de pensamientos extraños» (5-III); «Un drama. Hojas arrancadas de un libro de memorias» (16-III); «La Nena» (30-III); «La belleza» (6-IV); un artículo sobre el cuadro, de Casado del Alisal, «Instalación de las Cortes de Cádiz» (10-VII)...

Su firma se encuentra también en otras publicaciones periódicas durante este año: La América: «La rosa de Pasión» (24-III). O un anodino y discutido texto: «Historia del año viejo de 1862», en el Almanaque de El Museo Universal para 1863.

El 9 de mayo nace en Noviercas (Soria) el primer hijo del matrimonio Bécquer: Gregorio Gustavo Adolfo.

Al iniciarse la nueva temporada teatral estrena la opereta bufa El nuevo Fígaro, firmada con el seudónimo Adolfo Rodríguez -cobija a Gustavo Adolfo y a su amigo Ramón Rodríguez Correa-, en el Teatro de la Zarzuela, el 19 de septiembre. Se mantiene la música original del maestro Ricci.

Publica como artículos retazos de Historia de los templos de España, con ligeras modificaciones, en El Contemporáneo: «Recuerdos de un viaje artístico» (3-IX); «Arquitectura árabe» (9-IX), primer capítulo de «El Cristo de la luz»; «San Juan de los Reyes» (20-IX), que reproduce parte del capítulo IV.

Sus escritos en El Contemporáneo se ocupan de lo más cotidiano, como en la serie «Cualquier cosa», 17 artículos durante el mes de octubre. Pero también de los eventos artísticos de mayor calado, como la serie sobre «La Exposición de Bellas Artes», durante los meses de octubre (16, 19, 22, 24 y 30) y noviembre (5 y 9).




ArribaAbajo1863

Continúa Gustavo Adolfo su producción en El Contemporáneo, con nuevos relatos: una «Variedad» sin título, luego conocida como «Historia de una mariposa y de una araña» (18-I); «Un lance pesado» (15-III); «Un boceto del natural» (28 y 30-V).

Artículos: «La Pascua de Reyes» (7-I); «Las perlas» (27-II); «La pereza» (1-III); «La mujer a la moda» (8-III); «Los bailes de trajes» (27-III); «La leyenda del judío errante» (2-IV); «Entre sueños» (30-IV). Otros posibles: «Los doce linajes de Soria» (5-X); «Teatro Real. El Barbero de Sevilla. Semiramis» (11-X); «Pensamientos. Una mujer buena, nunca es fea» (17-X).

Y también en otras publicaciones, como el año anterior: La América acoge algunas de sus más célebres leyendas: «El gnomo, leyenda aragonesa» (12-I); «La cueva de la mora» (16-I); «La promesa, leyenda castellana» (12-II); «La corza blanca» (27-VI); «El beso, leyenda toledana» (27-VII).

En La Gaceta Literaria, Gustavo Adolfo figura como colaborador desde el comienzo y publica de nuevo «¡Duerme!» (21- I), futura rima XXVII; «Apólogo» (28-II); «La ridiculez» (14-III).

Rica Brown exhumó el texto de Adolfo García, «La crítica», en Espíritu; vuelve a insistir en la importancia del rigor del crítico, evoca el magisterio de Larra y afirma de nuevo el cultivo de la poesía:

«Debiera decirse a los poetas: Sed virtuosos, sed creyentes, sed libres, respetad lo que amáis, buscad la inmortalidad en el amor y la Divinidad en la naturaleza. En fin, santificad vuestra alma como un templo y el ángel de los nobles pensamientos no se desdeñará de aparecer en él.»

El 19 de mayo, La Época anuncia la aparición de una Biblioteca Hispano-Americana de novelas extensas en la que colaborará Gustavo Adolfo.

Clara de Rosemberg, de Adolfo Rodríguez, se estrena en el Teatro de la Zarzuela el 10 de junio de 1863. Música del maestro Ricci.

En algún momento de este verano debieron viajar a Sevilla, regresando a Madrid con Valeriano y sus hijos Alfredo y Julia. Probablemente Valeriano ya se había separado de su esposa Winnefred Coghan. En adelante, Valeriano vive en Madrid, desplazándose desde allí a las otras provincias en sus expediciones artísticas.

G. Ribbans planteó la atribución de La educación de un canario, Páguese a la orden y El diplomático, firmadas por «A. García» como posibles piezas teatrales de Bécquer, o se ha sugerido su participación en libretos de otras zarzuelas, trabajos todos ellos con los que trataba de allegar algún dinero.

A finales de este año se instalaron, en el monasterio de Veruela, Valeriano, Gustavo Adolfo, Casta Esteban y sus hijos. La estancia hasta el otoño de 1864 dará lugar a una amplia producción de los dos hermanos, que se recoge exhaustivamente en las secciones siguientes de esta guía.

Gustavo Adolfo se desplazó en estos meses, en alguna ocasión, a la Corte, por asuntos profesionales, o, ya en el verano a las playas del Norte, a tomar los baños, acompañado de su hermano Valeriano.

Fotografía

«Gustavo Adolfo Bécquer»,
Fotografía de Ángel Alonso Martínez y Hermano.
Colección de D. Enrique Toral Peñaranda.




ArribaAbajo1864

Poco se sabe de los cuadros que pintó Valeriano en estos meses. Según Gustavo Adolfo: La vendimia, y dos de tema fantástico: El barco del diablo y La pecadora, desaparecidos.

La movilidad de Gustavo Adolfo tampoco facilita determinar sus colaboraciones en El Contemporáneo. Gamallo Fierros detectó «su manera» en artículos como «Revista de salones» (2-II); «Bailes y bailes» (9-II); «Historia de un zapato» (18-II); «Haciendo tiempo» (28-II); «A la claridad de la luna» (10-IV); menos dudas ofrece «La rosa de Pasión (leyenda religiosa)» (24-III).

Según Rafael Montesinos, desde finales de marzo a finales de abril, Gustavo Adolfo se encontraría en Madrid en uno de sus viajes por asuntos profesionales. A su vuelta escribirá las cartas Desde mi celda, con sus impresiones de viaje, publicadas en la sección de «Variedades» de El Contemporáneo, el 3 y el 12 de mayo; tras una pausa por enfermedad del escritor se reanuda la correspondencia los días 5, 12 y 26 de junio, y 3, 10 y 17 de julio. Todavía se añadió una novena carta, el 6 de octubre, cuando ya estaban todos de vuelta en Madrid, sobre «La Virgen de Veruela».

A mediados de julio, Valeriano y Gustavo Adolfo viajaron a Bilbao y Algorta.

A finales de julio, Gustavo Adolfo viajó a Madrid, publicando sus impresiones de las diversiones de la ciudad en El Contemporáneo: «Los Campos Elíseos» (7-VIII), «El calor» (16-VIII).

El 16 de agosto viajó «diecisiete horas» en la inauguración de la línea de ferrocarril que unió Madrid y San Sebastián en calidad de reportero para su periódico; su reportaje se publicó con el título «Caso de ablativo (en, con, por, sin, de, sobre la inauguración de la línea completa del ferrocarril del Norte de España)», El Contemporáneo (21-VIII).

En septiembre, Luis González Bravo fue nombrado ministro de Gobernación en el gobierno del general Narváez. Gustavo Adolfo se benefició unos meses más tarde -desde el 19 de diciembre- de este cambio d e gobierno con su nombramiento como censor de novelas, lo que conllevaba un buen sueldo. Desde el 9 de noviembre de este año dirigía, además, El Contemporáneo, puesto en el que cesó a mediados de febrero de 1865.

Sustituía a José Luis Albareda, que había sido nombrado representante diplomático en La Haya. No es fácil localizar sus escritos en las páginas del periódico durante estos meses. Gamallo Fierros advirtió «su manera» en ocho sutiles crónicas sobre las noches de ópera en el Real. En diez variedades sobre revistas teatrales en los domingos de la misma época; en los relatos, «Tres besos» y «El muerto al hoyo».




ArribaAbajo1865

El año comienza bien para los dos hermanos Bécquer, ya que a la buena situación de Gustavo Adolfo sigue una mejora en la de Valeriano, a quien el ministro de Fomento, Alcalá Galiano, pensiona con dos mil quinientas pesetas anuales para que estudie y pinte las costumbres españolas. Valeriano entregará dos cuadros cada año al estado como compensación. Alcalá Galiano envió el siguiente oficio al Director general de Instrucción Pública, el 6 de febrero de 1865:

Teniendo en cuenta la conveniencia de que en el Museo Nacional hay a una colección lo más completa posible de cuadros que recuerden en lo futuro los actuales trajes característicos, usos y costumbres de nuestras provincias, y en vista de las especiales circunstancias que concurren en Don Valeriano Bécquer, la Reina (q. D. g.) se ha servido concederle la pensión de diez mil reales anuales, a fin de que recogiendo en dichas localidades los datos y estudios necesarios remita al referido Museo dos cuadros cada año de las condiciones que se indican.



Gustavo Adolfo da a conocer versiones de dos de sus rimas en El Eco del País: «Yo soy ardiente, yo soy morena» (26-II), futura rima XI; «Por una mirada, un mundo» (27-III), rima XXIII.

A finales de marzo, Los Tiempos inicia su andadura y Gustavo Adolfo defiende desde sus páginas la política de González Bravo. Los crueles sucesos represivos de la Noche de San Daniel (10 de abril) generan una gran tensión y Gustavo Adolfo se enfrenta a sus antiguos compañeros en artículos como «El partido angélico» (17 de mayo). Lamentablemente no se ha podido localizar ninguna colección completa de este periódico.

Cumpliendo el compromiso adquirido con el gobierno, Valeriano viaja por Castilla -salió para León ya el día 15 de febrero- y por Aragón, pintando tipos, trajes, usos y costumbres populares según testimonian sus álbumes de dibujo.

Valeriano y Gustavo Adolfo colaboran en El Museo Universal con dibujos, que Valeriano extraía de sus carteras de viaje y sobre los que trabajaban grabadores como Rico o Severini. Gustavo Adolfo los comentaba: «La sardinera» (9-VI); «El hogar, costumbres de Aragón» (11-VI); «Las jugadoras, escena de costumbres de Aragón (23-VII); «La misa del alba. Tipos del alto Aragón. Dibujo de don Valeriano Bécquer» (2-VII); «El pescador. Tipo vascongado de la costa» (3-IX); «El tiro de barra. Costumbres d e Aragón» (8-X); «La salida de la escuela» (15-X); «La pastora. Tipo aragonés» (29-X); «El pregonero. Costumbres de Aragón» (12-XI); «La noche de difuntos» (29-X); «La Caridad» (19-XI); «Memorias de un pavo» (24-XII); y «Un tesoro» en el Almanaque de El Museo Universal para 1866.

Otras veces presta su pluma para comentar grabados de otros artistas amigos: «El Retiro» (27-VIII), de Federico Ruiz. O traza semblanzas de personajes: «El duque de Rivas» (2-VII).

El 21 de junio cesa Gustavo Adolfo como censor al ser sustituido el gabinete Narváez por otro presidido por el general O’Donnell. En opinión de Rafael Montesinos los dos hermanos se trasladaron entonces unas semanas al monasterio de Veruela.

El 15 de septiembre nace, en Madrid, Jorge Bécquer Esteban, segundo hijo de Gustavo Adolfo y Casta. Para estas fechas toda la familia -incluidos Valeriano y sus hijos- debían estar en Madrid.

El otoño es sumamente complejo políticamente y se asocia el nombre de Gustavo Adolfo a algunas publicaciones de la nueva oposición, sobre todo al único número de una controvertida publicación Doña Manuela (26-IX). En una carta dirigida a Las Noticias, cuyo director era Ramón Rodríguez Correa, negará Gustavo Adolfo su participación. Después no ha habido acuerdo en la crítica sobre su participación o no.

A finales de octubre -el día 28- se inicia su colaboración y la de Valeriano en la revista satírica demócrata Gil Blas, con el seudónimo de Sem o S., y también en su almanaque para 1866. Este controvertido seudónimo parece ocultar además a otros escritores y artistas, pero es asunto complejo y necesitado de investigación minuciosa. Bajo su amparo irán apareciendo distintas contribuciones gráficas con acerados comentarios satíricos en los meses siguientes: «Revista cómica» (2-XII); «Revista cómica» (30-XII).Ya en 1866, «Itinerario del próximo carnaval» (26-I); «El discurso de la corona» (24-II).




ArribaAbajo1866

A comienzos de año, Gustavo Adolfo es nombrado director literario de El Museo Universal, con la responsabilidad de los trabajos no firmados.

Sin firmar publica la sección «Revista de la semana», números 1 (7-1) al 32 (12-VIII) de El Museo Universal. 32 entregas sobre los asuntos del día más variados.

De este año se le atribuyen a Gustavo Adolfo otra serie de textos de la revista: «Don Pedro José Pidal» (7-I); «Bellas Artes, fotografía coloreada» (14-I); «Las gallinejas» (14-I); «Estella de Navarra» (25-II); los comentarios de grabados realizados sobre dibujos de su hermano Valeriano: «La vuelta del campo» (4-III); «Monasterio de Santa María de Veruela (Aragón)» (18-III); «Costumbres españolas. El mercado de Bilbao» (8-IV); «El alcalde» (12-VIII); «Santa María de Veruela, vista general del monasterio» (2-IX); «La fiesta de los ciegos en las provincias vascongadas» (23-IX); «Monasterio de Veruela. Enterramientos del fundador y sus hijos» (9-XII). O de otros dibujantes: «La sopa de los conventos» (22-IV), con dibujo de Ortego, grabado por Marcelo París; «La procesión del Viernes Santo en León» (1-IV), con dibujo de Federico Ruiz, grabado por Rico.

Valeriano, por su parte, pide un aplazamiento de la entrega de sus primeros cuadros al Museo Nacional en febrero. Viaja a Veruela para continuar sus trabajos y unas semanas después, a comienzos de abril, entregará el cuadro El presente, de tema aragonés, como parte de sus obligaciones. Unos meses después entregó un segundo cuadro de tema aragonés: El chocolate.

Viaja por Soria tomando apuntes para sus cuadros El baile, El leñador o La hilandera. Pinta por estas fechas también retratos de familiares sorianos de su esposa.

Firmados aparecen varios artículos de Gustavo Adolfo y distintas entregas de su poesía: «Roncesvalles» (28-I); «El Carnaval» (11-II), con dibujos de Daniel Perea y Rojas; Valeriano incluye en este número cuatro dibujos humorísticos sobre «Peripecias del carnaval». «El castillo real de Olite. Notas de un viaje por Navarra» (11-III). Dibujo de Federico Ruiz grabado por Rico.

Poemas: «Espíritu sin nombre» (28-1), futura rima V, que sufrirá modificaciones hasta su inclusión en Obras (1871) y que se cuenta entre sus más sutiles rimas metapoéticas, concluyendo:


Yo en fin soy ese espíritu,
desconocida esencia,
perfume misterioso
de que es vaso el poeta.



Otras en que la reflexión sobre la poesía y la mujer se entremezclan: «Yo soy ardiente, yo soy morena» (2-II), futura rima XI; «Tú y yo» (4-III), futura rima XV, que ya se había publicado en 1860 y 1864; «Dos y uno» -«Dos rojas lenguas de fuego» (18-III)-, primera publicación conocida de la rima XXIV; «Saeta que voladora» (8-IV), futura rima II; «Serenata»: «Si al mecer las azules campanillas» (13-V), futura rima XVI y que ya había sido copiada en el álbum de Julia Espín y en algún otro. Con el título de «¡No sé!» (23-IX), la rima XXIII. Contrastan con otra más patética, encabezada con «¡La vida es sueño!» (Calderón) (9-IX), futura rima LXIX:



Al brillar un relámpago nacemos
y aún dura su fulgor cuando morimos:
¡tan corto es el vivir!

La gloria y el amor tras que corremos
sombras de un sueño son que perseguimos:
¡despertar es morir!



La prueba de la creciente aceptación y prestigio como escritor de Gustavo Adolfo es que varias leyendas se vuelven a publicar anónimas en El Español: «La ajorca de oro» (29-III); «El monte de las ánimas» (31-III); «Los ojos verdes» (1-IV); «Maese Pérez el organista», (3 y 4-IV); «El Cristo de la calavera» (5 y 6-IV); «El miserere» (20-IV); «El rayo de luna» (5 y 1 0-V).

Otro tanto sucede en Diario de Alcoy, dirigido por su amigo Augusto Ferrán, que incluye: «Los ojos verdes» (5-IV), «La ajorca de oro» (14-IV), «El monte de las ánimas» (4-V). Otros periódicos provinciales incluyeron también leyendas de Bécquer.

Menos consenso de atribución logran otros textos de El Museo Universal en estos meses: «Teatro de prestidigitación de Madamoielle [sic] Anguinet»; «Ceremonia para la colocación de la primera piedra»; «El castillo del Morro en La Habana»; «La fuente de la India en el paseo de Isabel II en La Habana»... escritos en todo caso circunstanciales, glosas para presentar distintos grabados.

El 22 de junio se produce la sublevación de los sargentos del cuartel madrileño de San Gil. Fuerte oposición, regresando Narváez al poder en julio y Gustavo Adolfo vuelve a ser nombrado censor, motivo probablemente por el que deja poco después la dirección de El Museo Universal (12 de agosto).

Entre septiembre y octubre viaja a Bilbao «para atender al restablecimiento de su salud» tras haber solicitado un permiso.

En diciembre, Gustavo Adolfo es nombrado miembro del jurado de la Exposición Nacional de Bellas Artes, elegido por los artistas jóvenes.




ArribaAbajo1867

El 23 de febrero, Valeriano entregó al Museo Nacional tres cuadros de tema soriano, entre los que destaca El baile, también conocido como La carreta de pinares. Los otros dos fueron: El leñador y La hilandera.

Gustavo Adolfo estuvo dedicado a actividades ajenas al mundo de la literatura, escribiendo muy poco. Se le atribuyen los comentarios a grabados realizados sobre dibujos de su hermano Valeriano en El Museo Universal: «Costumbres castellanas. Tipos de Soria. Pastor y pastora de Villaciervos» (17-III); «El cuento del abuelo. Estudio de tipos sorianos» (24-III); «Las segadoras. Estudio de costumbres sorianas» (2-VI); «Soria. Aldeano de Fuentetoba» (16-VI); «Tipo soriano. Campesino del Burgo de Osma» (30-VI); «Tipos de Soria. Panadera de Almazán» (7-VII); «La ermita de San Saturio, patrón de Ávila» (31-VII), con evidente error. «El santero. Tipos sorianos» (28-IX); «Escenas populares. Los quintos de Ávila» (16-XI).

Durante el mes de agosto, Gustavo Adolfo solicita una nueva licencia para mejorar su salud (según Rafael Montesinos).

El 25 de diciembre muere Luis García Luna; dará lugar a un intento de creación de una Sociedad de Autores en la que participó Gustavo Adolfo.

La primera publicación de la rima IX se produjo en el Almanaque de El Museo Universal para 1868:


Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza;
y hasta el sauce, inclinándose a su peso,
al río que le besa vuelve un beso.






ArribaAbajo1868

Valeriano entregó el 1 de febrero al Museo Nacional el cuadro La fuente de la ermita de tema abulense. En Ávila realizó, además, retratos y apuntes de otras costumbres populares. Y envió después los cuadros La vendedora de huevos y El escuadro, con tipos del valle de Amblés (Ávila).

Tampoco este año fue muy fructífero literariamente para Gustavo Adolfo; primero por sus ocupaciones burocráticas, después por la agitación revolucionaria. Firmado G. A. B. se encuentra el artículo necrológico, «Bellas Artes. Nueva iglesia del Buen Suceso; vista interior. Último dibujo de Federico Ruiz» (había muerto el 4 de febrero), en El Museo Universal (15-II).

El dibujo de Valeriano Bécquer, grabado de Arturo Carretero, «La corrida de toros en Aragón» (14-III), lleva un comentario anónimo que suele atribuirse al poeta. Y «Visita de los monumentos de la Semana Santa en Ávila. Pórtico de la basílica de San Vicente» (4-IV), es un dibujo de Valeriano Bécquer, que lleva un breve comentario firmado «S».

El 17 de junio, Gustavo Adolfo inicia el Libro de los gorriones, «colección de proyectos, argumentos, ideas y planes de cosas diferentes, que se concluirán o no, según sople el viento de Gustavo Adolfo Claudio D. Bécquer». Copiará en él la «Introducción Sinfónica» y «La mujer de piedra», además de las Rimas, lo que lo convierte en el más importante manuscrito becqueriano. Permitió a sus amigos preparar la primera edición de su poesía, pero después quedó olvidado hasta 1914, en que lo estudió Franz Schneider (Biblioteca Nacional de Madrid, manuscrito 13216).

Durante el verano se produce la separación de Gustavo Adolfo y Casta mientras se encuentran en Noviercas, debido a la infidelidad de ésta. Acompañado de Valeriano y de sus respectivos hijos se marchan a Soria, a casa de su tío Francisco Domínguez Bécquer.

El 18 de septiembre se inicia un movimiento revolucionario que destronará a Isabel II, provocando la caída de González Bravo, perdiéndose el manuscrito que Bécquer había preparado de su poesía para publicarla prologada por el político.

Gustavo Adolfo dejó su puesto de censor en octubre y a Valeriano le retiraron la pensión, con lo que se redujeron mucho sus ingresos, apenas a los de las colaboraciones en El Museo Universal o Gil Blas y los cuadros que pudiera vender Valeriano, a quien afectó mucho la situación. Lo recordó Gustavo Adolfo al morir éste:

Al llegar la revolución suprimieron en Fomento su pensión. Era tan poca cosa, y la devolvía en tres o cuatro cuadros con tanta usura, que yo creo que hicieron mal, pues la colección hubiera sido tanto más interesante cuanto más completa. La pensión no era una canonjía ni mucho menos; sin embargo, él sintió mucho perderla, porque perdió la base para seguir sus instintos, corriendo de pueblo en pueblo, pintando y dibujando al aire libre.



Se trasladaron a Toledo, donde residieron en los meses siguientes (calle de San Ildefonso), aunque previsiblemente realizaban viajes frecuentes a Madrid donde continuaron apareciendo algunas colaboraciones de Valeriano en El Museo Universal, que aportó dibujos realizados en años anteriores y guardados en sus carteras: «La romería de San Soles, en Ávila» (25-X); «El día de difuntos (capilla de la catedral de León)» (1-XI).

Entretanto, Gustavo Adolfo se aplicaba en la copia de sus poemas en el Libro de los gorriones. Su anodino poema, «A todos los Santos», se incluye en el librito Cantos del Cristianismo. Devocionario de la infancia y álbum religioso.

El 15 de diciembre nace, en Noviercas, Emilio Eusebio, tercer hijo de Casta Esteban.

Dibujo

Gustavo Adolfo Bécquer, «Patio de la casa de Bécquer en la calle de San Ildefonso» (Toledo, 1869)
Libro de los gorriones. Biblioteca Nacional, Madrid.

Dibujo

Valeriano Bécquer, «Gustavo contemplando Toledo desde las ruinas del circo romano» (1869)
Colección de D.ª Julia Senabre Bécquer.

Fotografía

«Toledo en 1870»
Fotografía de J. Laurent. Archivo Ruiz Vernacci.




ArribaAbajo1869

Para los hermanos Bécquer fue un año muy difícil. Gustavo Adolfo volvió a las tareas literarias comentando los dibujos de su hermano y de otros dibujantes en El Museo Universal; trabajos motivados por las festividades del año o de otras circunstancias aleatorias: «Los dos compadres. Estudio de costumbres populares de España » (17-I); «La Semana Santa en Toledo» (28-III), acompañando el grabado «Semana Santa en Toledo. Guerreros guardianes del Santo Sepulcro en la cofradía del Viernes Santo»; «La feria de Sevilla» (25-IV); «Procesión del Corpus en Sevilla» (30-V). El comentario no lleva firma, pero se ha atribuido a Gustavo Adolfo. No se debe olvidar que el director literario era el sevillano Nicolás Díaz Benjumea, buen conocedor de las celebraciones reseñadas. O «Vista interior del Monasterio de Veruela en Aragón» (4-VII), grabado de Enrique Laporta sobre dibujo de Valeriano. Comentario anónimo.

Una carta a Francisco de Laiglesia en verano —18-VII-1869— pidiendo ayuda da cuenta de la extrema necesidad en que vivían:

Mi querido amigo:

Me volvía de ésa con el cuidado de los chicos y en efecto parecía anunciármelo, apenas llegué cayó en cama el más pequeño. Esto se prolonga más de lo que pensamos y he escrito a Gaspar y Valera que sólo pagó la mitad del importe del cuadro. Gaspar he sabido que salió ayer para Aguas Buenas y tardará en recibir mi carta; Valera espero enviará ese pico, pero suele gastar una calma desesperante; en este apuro recurro una vez más a usted y aun que me duele abusar tanto de su amistad, le ruego que si es posible me envíe tres o cuatro duros para esperar el envío de dinero que aguardamos, el cual es seguro, pero no sabemos qué día vendrá y tenemos al médico en casa y atenciones que no esperan un momento. Adiós. Estoy aburrido de ver que esto nunca cesa. Adiós, mande usted a su amigo que le quiere,

GUSTAVO BÉCQUER



Fotografía

«Gustavo Adolfo Bécquer» (h. 1869)
Fotografía de M. Hebert. Colección de D. Antonio Rodríguez Moñino.

Y aún así sorprende otra carta dirigida a Casta en octubre o noviembre, indicándole que le envía 140 reales, ya que no puede más. Para esas fechas debía estar bastante avanzada la organización de la nueva revista, en que se empleó al año siguiente.

Fotografía

«Quinta de Espíritu Santo» , el hotelito donde vivieron los hermanos Bécquer.
Colección de Rafael Montesinos.




ArribaAbajo1870

Fundada por Eduardo Gasset y dirigida por Gustavo Adolfo se inicia la publicación de La Ilustración de Madrid. En 1869, El Museo Universal se había transformado en La Ilustración Española y Americana, renovando su maquinaria y adquiriendo materiales gráficos fuera de España; será la competidora de la nueva publicación, que reclama más protección para los dibujantes y grabadores españoles.

Los hermanos Bécquer y sus hijos se instalan en Madrid en el barrio de la Concepción. Son sus vecinos Augusto Ferrán y Francisco de Laiglesia.

A lo largo de todo el año los grabados sobre dibujos de Valeriano se suceden en las páginas de La Ilustración de Madrid y también los escritos de Gustavo Adolfo. Algunos de los más significativos: firmados por el poeta e ilustrados con dibujos de Valeriano, grabados por Bernardo Rico: «Sepulcro de los condes de Mélito en Toledo» (12-I); «El pordiosero» (12-I); «Lápida monumental dedicada a la memoria de Miguel de Cervantes Saavedra» (27-I); «La picota de Ocaña» (27-I); «Una calle de Toledo» (12-II); «Tipos de Ávila. Labradoras del valle de Amblés» (12-II); «Enterramientos de Garcilaso de la Vega y de su padre en Toledo» (27-II); «Pozo árabe de Toledo» (27-II); «Octava del Corpus en Sevilla. Los Seises de la Iglesia catedral» (27-VI); «El pendón de guerra del Gran Cardenal Mendoza y la espada de Boabdil» (12-IV). En ocasiones los comentarios a trabajos de su hermano no van firmados: «Tipos de Soria. Aldeanos de Fuente Toba. Pastor de Villaciervos y leñador de los Pinares» (27-II); «Aldeanos del valle de Loyola» (12-III); «Las segadoras. Estudio de costumbres aragonesas» (12-VII).

Otras veces, los comentarios se refieren a grabados sacados de dibujos de otros artistas o de fotografías de Laurent; cumplía así su propósito de poner al servicio de los artistas españoles la publicación: «La Semana Santa. Una cofradía de penitentes en Palencia. La mesa de petitorio de Madrid» (12-IV), con grabados sobre un dibujo de Casado del Alisal sobre la procesión de Palencia y de Francisco Torras de la mesa petitoria en la de Madrid. Casado del Alisal -buen amigo del poeta- reaparece otras veces: «Fray Luis de León, escultura del señor Sevilla» (27-V); «Las dos olas» (27-VI). O Pradilla: «Circo de Madrid. Decoración y escena del primer acto de Mignon» (12-VI). Perea: «Obras de restauración del Palacio de Alcañices en Madrid» (12-III), con tres grabados sobre dibujos suyos.

Con grabados de Bernardo Rico realizados sobre fotografías de Laurent: «Solar de la casa del Cid en Burgos» (27-IV); «Don Antolín Monescillo, obispo de Jaén» (27-IV); «Convento de las Salesas Reales en Madrid» (12-V); «Madrid moderno. Palacio del Duque de Uceda» (12-V); «Madrid moderno. Palacio del marqués de Portugalete» (27-V); «Don Segismundo Moret y Prendergast, actual ministro de Ultramar» (27-VII).

Se combinaban a veces grabados realizados sobre dibujos con otros sobre fotografías: en «Escenas de Madrid» (12-VII) da cuenta Gustavo Adolfo de lo recogido en «La Plaza Mayor de Madrid» y en «La horchatería», dos grabados de Rico sobre una fotografía de Laurent y un dibujo de Perea, respectivamente. O es toda una galería de grabados lo comentado, como en «El Dos de Mayo en Madrid» (12-V), con cinco ilustraciones. Se trataba de dar cuenta de la vida del Madrid moderno y de los artistas que estaban fijando su transformación. Madrid visto desde los ángulos más imprevistos, por fuera y por dentro, como en «Madrid Moderno. Techo pintado por el Sr. Vallejo con ornamentación de los Sres. Ferry y Busato en el nuevo Café de Fornos» (27-VI).

Dibujo

Valeriano Bécquer, «La romería de san Isidro. Cómo van»
(La Ilustración de Madrid, 1870).

Dibujo

Valeriano Bécquer, «La romería de san Isidro. Cómo vuelven»
(La Ilustración de Madrid, 1870).

Menos frecuente es la información gráfica o los comentarios del poeta sobre acontecimientos de fuera de la Corte, aunque no falta un recuerdo para Aragón: «Inauguración de los trabajos de l canal de Cinco Villas en Aragón» (27-VII,) con dos grabados sobre dibujos de Valeriano Bécquer -la llegada de los invitados- y de Pradilla: «Acto de colocar la primera piedra».

Fiel a su costumbre de ser agradecido, Gustavo Adolfo no olvida reseñar el importante libro del que fuera su protector en algún momento, el marqués de Valmar: «Biblioteca de Autores españoles: poetas líricos del siglo XVIII. Colección formada e ilustrada por el Excmo. Sr. D. Leopoldo Augusto de Cueto» (27-I).

Como si hubiera recuperado la fe en la poesía hasta se permitió incluir Gustavo Adolfo un poema «De un libro inédito», la futura rima IV (5-III), que comienza:


No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas, pero siempre
¡habrá poesía!



Pero este período de relativa felicidad se truncó pronto. Valeriano enferma gravemente y muere el 23 de septiembre, siendo enterrado en el nicho número 423 del Patio del Cristo, en la Sacramental de San Lorenzo.

Dibujo

Alfredo Perea, «Valeriano Bécquer»
(La Ilustración de Madrid, 12-X-1870).

Fueron semanas de extremada angustia, como testifica una carta de Gustavo Adolfo a Casta:

Querida Casta:

He recibido tu tarjeta y siento que ni tú ni el chiquitín estéis perfectamente buenos. Aquí hemos tenido un gran trastorno con una grave enfermedad de mi hermano que ha tenido el tifus, y después de veinte y siete días aún está en la cama. Como la enfermedad nos ha ocasionado muchos gastos y la convalecencia parece que será muy larga, volvemos a encontrarnos envueltos en el gran atraso de que con mil trabajos íbamos saliendo.



Gustavo Adolfo, sumido en el desconsuelo, escribió una semblanza de su hermano, que entregó a Ramón Rodríguez Correa y éste con sus notas pergeñó una sentida necrología para La Ilustración de Madrid (12-X):

Hace unos días, la nueva generación de España perdió un artista, la desgracia un alma fuerte que atormentar y la naturaleza uno de sus más inteligentes y fieles admiradores.

[...] ¿Cuál fue su esperanza? ¡Ah! Vivir, trabajar, para cuando llegase un día tranquilo, una mañana abundante, un año sin tristezas, apuros, ni hambres, sentarse frente a un gran lienzo en el taller que nunca tuvo, y trocar allí, con los modelos delante, con la elevada y libre inspiración por guía, en pinceladas por la gloria, todas las que en su asendereada y trabajosa vida había dado a trueque del cuotidiano pan. Pero si la felicidad nunca es perfecta, la desgracia lo es muchas veces; y ella con el frío hálito de la muerte, heló en su juventud aquel cerebro potente, aquella vista observadora, aquella mano firme y segura.



Gustavo Adolfo, con sus hijos y sobrinos, dejó entonces la «Quinta del Espíritu Santo» y se trasladó a un piso de la calle Claudio Coello (hoy número 25).

Gustavo Adolfo es nombrado director de El Entreacto, en cuyo primer número inicia la publicación del relato «Una tragedia y un ángel. Historia de una zarzuela y una mujer» (3-XII). Pero en el número dos (10-XII) se da la noticia de que se ha tenido que interrumpir por enfermedad del director, que muere el 22 de diciembre, acompañado por Augusto Ferrán y por su esposa Casta Esteban.

Fotografía

La noticia de la muerte de Gustavo Adolfo Bécquer en Gil Blas, 328 (25-XII-1870).
Fotografía de Rafael Montesinos.

Retrato

Vicente Palmaroli, «Gustavo Adolfo Bécquer en su lecho de muerte» (1870-1871).
Museo Romántico, Madrid.

El 23 de diciembre, a la una de la tarde, es enterrado Gustavo Adolfo en el nicho número 470 del Patio del Cristo, en la Sacramental de San Lorenzo, de Madrid. Durante el entierro, Casado del Alisal propone la edición de las obras del poeta y de los dibujos de su hermano Valeriano.

El 24 de diciembre se reunieron los amigos en el estudio de Casado del Alisal -incluido el ministro de Estado, Manuel Silvela- y decidieron editar las obras de los dos hermanos, encargándose de su preparación Augusto Ferrán, Ramón Rodríguez Correa y Narciso Campillo. Para su financiación se abrió una suscripción popular, destinándose los posibles beneficios a las viudas y a los hijos de Valeriano y Gustavo Adolfo.

Gustavo Adolfo había entregado algunos trabajos que salieron en las semanas siguientes: a Gaspar para el Almanaque de la Biblioteca Ilustrada de Gaspar y Roig para el año 1871, el manuscrito de «Yo sé cual el objeto», futura rima LIX, que concluye:


Yo sé por qué sonríes
y lloras a la vez.
Yo penetro en los senos misteriosos
de tu alma de mujer.



Y «Las hojas secas», una estremecedora actualización del motivo romántico de las hojas secas, donde finge que transcribe un diálogo de dos de éstas escuchado «sentado al borde del camino por donde siempre vuelven menos de los que van» y mientras «Mi alma temblaba a punto de lanzarse al espacio, como el pájaro tiembla y agita ligeramente las alas antes de levantar el vuelo»; en uno de esos momentos en que el espíritu «se desliga de la carne, pierde su personalidad, se confunde con los elementos de la Naturaleza, se relaciona con su modo de ser y traduce su incomprensible lenguaje». «Las hojas secas» son un verdadero testamento de Gustavo Adolfo. Apenas unos días después de escribirlo, levantó su vuelo.

Fotografía

Lápida de la tumba de los hermanos Bécquer en la antigua capilla de la Universidad de Sevilla.
Fotografía de Rafael Montesinos.




Arriba1871

La Ilustración de Madrid le dedicó a Gustavo Adolfo un homenaje el 15 de enero de 1871; se incluyó una emotiva necrología de Narciso Campillo, donde bosquejó el cuadro «de una vida, que fue sólo una mañana tempestuosa, aunque anunciaba ser un mediodía espléndido y una serena y luminosa tarde»; no quiso juzgar entonces las Rimas, cuya pronta edición anunciaba, limitándose a citar un par de ellas: una versión sin depurar de la rima X, que ofrece una visión altamente idealizada del amor:


Los invisibles átomos del aire
en derredor se agitan y abrillantan,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada
oigo vibrar en olas de armonía
rumor de besos y batir de alas,
mis párpados se cierran... ¿qué sucede?
Es el amor, que pasa.



Y la rima XLVI -«Me ha herido recatándose en las sombras»- que presenta por contra una visión desdichada del amor, que se refuerza con la inclusión de otras dos en la crónica quincenal de Isidoro Fernández Flórez, la XXX -«Asomaba a sus ojos una lágrima»- y la XXXVII, con esta versión:



Antes que tú me moriré: escondido
en las entrañas ya
el hierro llevo con que abrió tu mano
la ancha herida mortal.

Antes que tú me moriré; y mi espíritu,
en su empeño tenaz,
sentándose a la puerta de la muerte,
allí te esperará.

Con las horas, los días; con los días,
los años volarán,
y a aquella puerta llamarás al cabo...
¿Quién deja de llamar?

Entonces que tu culpa y tus despojos
la tierra guardará,
lavándote en las ondas de la muerte
como en otro Jordán;

allí, donde el murmullo de la vida
temblando a morir va,
como la ola que a la playa viene
silenciosa a expirar;

allí, donde el sepulcro que se cierra
abre una eternidad...
¡Todo cuanto los dos hemos callado
lo tenemos que hablar!



Isidoro Fernández Flórez señaló que una vez leídas estas rimas, no se podía olvidar al poeta. Un apunte de Casado del Alisal, grabado por Rico, de Gustavo Adolfo en su lecho de muerte completaba el homenaje. En las siguientes entregas de la revista estuvo sobre todo presente Valeriano, pues se publicaron algunos grabados sobre dibujos suyos: «El hogar de una casa propiedad del duque de Frías, en Ocaña» (30-I); «Tabla antigua», «El sastre de aldea» y «La carta de recomendación (30-V); «Pobre mendicante» (30-VII); «La bendición de la mesa» (15-IX).

Entretanto los amigos de Gustavo Adolfo -sobre todo Augusto Ferrán- iban recopilando las obras del poeta, organizándolas y preparando su impresión. Utilizaron colecciones de revistas, periódicos y manuscritos. Su poesía fue editada a partir del Libro de los gorriones, organizándola como si fuera un cancionero, suprimiendo algunas rimas y corrigiendo otras.

En el verano de 1871 apareció la primera edición de Obras, en dos volúmenes editados por la casa Fortanet. Las obras de Valeriano quedaron finalmente fuera. Al comienzo del primer tomo, un grabado de Severini, realizado sobre un dibujo de Palmaroli, representa a Gustavo Adolfo yacente y trata de transmitir un mensaje de placidez y reposo del amigo muerto. Eran los primeros pasos de la conversión de Gustavo Adolfo en el poeta legendario del amor y del dolor, a quien se atribuye nada menos que el comienzo de la poesía contemporánea en lengua española.

Unos meses más tarde, reseñando esta primera edición, Pérez Galdós destacaba su incomparable fantasía y cómo: «Entre las distintas obras que forman la colección existe un enlace tal que cada una parece indicar la indudable existencia de las demás». Para él todas expresaban en tonos distintos «una idea madre fundamental»: «la apoteosis de la muerte»:

En todas las obras del poeta sevillano hay una ardiente aspiración al reposo, un deseo vivísimo de dormir ese sueño no interrumpido por rumor alguno, y en el cual transcurre como un instante la larga serie de los siglos. Este deseo es el secreto de la profunda melancolía que invade sus escritos y parece resultado de tener comprimido el cerebro en un fuerte y candente círculo de hierro que el latido y la fuerza expansiva del entendimiento procuran en vano romper. Vemos al poeta agitarse convulso y angustiado dentro de la estrecha cavidad que se ve obligado a ocupar en el mundo, y no pudiendo trasponer la línea que le separa de aquella otra región donde la vida es un estado definitivo, se complace en visitar todo lo que se parece a la muerte, elige el sitio de su eterno reposo y tiene predilección irresistible hacia los lugares consagrados por la religión y el arte para servir de profundo y cómodo lecho al tranquilo e inacabable sueño.





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