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251

En este mismo lugar añade después: «Y no debe de presumir el doctor de ser más celoso que Dios, ni darse más priesa para convertir las ánimas que se da Dios. Bástele al señor doctor que sea como Dios manda, pues Dios es maestro y él discípulo; y por tanto, conténtese su merced con persuadir esta vía y forma que instituyó Cristo Dios (la de predicar el evangelio pacíficamente); y no intentar otra que el diablo inventó, y su imitador y apóstol Mahoma con tantos latrocinios y derramamiento de sangre humana siguió.»

 

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Su verdadero nombre era fray Toribio de Benavente, como natural de esta villa; después se puso el apellido de Motolinia, por ser la primera palabra mejicana que había aprendido. Significa pobre, y los indios la repetían muy a menudo cuando hablaban de él y de sus compañeros, como para distinguirlos de los otros castellanos, a quienes consideraban ricos. (Véase a Torquemada, Monarquía indiana, tomo III, cap. 25, fol. 43.)

Existe en la biblioteca del Escorial su Historia de Nueva España, dividida en tres partes, escrita en 1541. Es un tomo en folio, y no lleva su nombre.

 

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En unas trovas que hicieron contra él le motejaban de glotón, y le llamaban discípulo de Juan Bocaccio, le tachaban de ignorante con el apodo de Bachiller por Tejares; ponían tachas a su linaje, y llegaron hasta tratarle de poco seguro en la fe, dando a entender que su severidad en cuanto a esclavos y restitución era un pretexto para impedir en su obispado el uso de los Sacramentos.

 

254

Según González Dávila, el nombramiento de Casillas fue en 19 de abril de 1550, y la renuncia de su antecesor debió ser por esta cuenta en los primeros meses de aquel año: esta fecha no está bien clara en los biógrafos de Casas. (Véase el Teatro de las iglesias de Indias, tomo I, pág. 194.)

 

255

Dícese que a veces cuando el Obispo se confesaba con fray Rodrigo, como éste fuese sordo y por lo mismo acostumbrase a hablar recio, se le oía amonestar de este modo a su ilustre penitente: «Obispo, mirad que os vais al infierno; que no volvéis por estos infelices indios como estáis obligado.» La advertencia era dura, y también sin duda injusta, pero manifiesta de un modo bien enérgico hasta qué punto estaban penetrados aquellos buenos padres de la causa que habían tomado a su cargo.

 

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No dejan de ser también prueba de las atenciones que el Gobierno tenía por él los auxilios que le dispensó para su subsistencia después de su renuncia. Ignórase si se reservó alguna pensión sobre las rentas de su mitra, aunque es probable que no. En 1555 le concedió el Emperador, por decreto de 1.º de mayo, doscientos mil maravedís por su vida y pagaderos en Indias, en atención a lo que había trabajado allá en servicio de Dios y de aquellos naturales. En 560 se le mandó pagar esta renta en la casa de la Contratación. En 563 se le aumentó la pensión hasta trescientos cincuenta mil maravedís pagaderos en la nómina y paga de los del Consejo y oficios de corte.

Sin embargo, nunca debió estar pobre, y siempre le sobró dinero para sus viajes, para sus limosnas y para los gastos a que sus estudios y escritos le obligaban. En San Gregorio dejó una renta y fundación para diez y ocho estudiantes de filosofía, distribuyéndola a razón de seis por cada uno de los tres ramos en que entonces se dividía esta enseñanza. En tiempo de Remesal duraba todavía esta fundación.

 

257

Así sucedió con la Apología y discursos de las conquistas de las Indias Occidentales, obra escrita contra Casas, y especialmente contra su Brevísima Relación, por don Bernardo de Vargas y Machuca, autor de la Milicia indiana.

Este hecho curioso, conservado por Remesal, se confirma lambien con la autoridad de don Nicolás Antonio y de León Pinelo en sus respectivas Bibliotecas.

 

258

Los cinco primeros documentos existen originales en el real archivo de ta corona de Aragón, y de allí se han trasladado a la letra; el último está copiado del testamento de Roger, que se conserva en pergamino en el archivo del monasterio de Santas Cruces.

 

259

Sobre el perro Becerrico véase á Herrera, década l.ª, lib. 7, cap. 13.

 

260

Carta de los padres jerónimos al cardenal Cisneros, 22 de junio de 1517. (Colección del señor Uguina.)