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211

González de Nájera, Desengaño, p. 79.

 

212

Historia de los Jesuitas en Chile, p. 268.

 

213

Oña ha referido en cierta parte de su poema con una complacencia especial lo que atañe a la vida campestre,

...una vida tan suave

que todo cuanto tiene a vida sabe.

No carecen de verdad y animación las estrofas en que la describe:

A vida sabe el son del caramillo

a sombra de la haya contemplando

cual va la verde loma despojando

del rico pasto el pobre ganadillo:

a vida, ver tan lucio al cabritillo

travieso con los otros retozando;

a vida, ver los claros arroyuelos

hacer al sol mil visos y espejuelos.

A vida sabe andar por la floresta

y entresacando della varias flores,

de varios y finísimos colores,

tejer una guirnalda bien compuesta

a más que a vida sabe allá en la siesta

decir a la zagala sus amores,

vencelle los garzones en la lucha,

cazalle la perdiz, pescar la trucha.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Aquí no llega el fasto ni la pompa,

o cabe aquí soberbia ni cudicia,

aquí no tiene entrada la malicia,

que nuestros simples ánimos corrompa:

aquí no suena pífano ni trompa,

erturbadora voz de la milicia,

que nunca el manso Pan custodio nuestro

gustó del iracundo Marte vuestro. &.

Canto XIII, pág. 345.

 

214

Poesía chilena.

 

215

El señor don Diego Arana adquirió estas piezas del literato español don José Sancho Rayón.

 

216

En la obra del señor Eyzaguirre se afirma terminantemente, aunque ignorarnos el fundamento preciso, que Oña ejerció su profesión de abogado. Arión, en su artículo citado, sólo expresa que Oña se dedicó en Lima a los estudios jurídicos.

 

217

Nosotros sólo hemos visto la edición de 1735, reimpresa en Lima por Zalazar y Ceballos. El Soneto de Oña se publicó en Chile en las columnas del periódico «El Museo», pág. 232, año 1853, Santiago.

 

218

La segunda parte del Parnaso antártico de divinos poemas, dirigida el excelentísimo Príncipe de Esquilache, virrey capitán general del Perú por el Rey nuestro Señor, por Diego Mexía de Fernangil, ministro del Santo Oficio de la Inquisición en la visita y corrección de los libros, y natural de la ciudad de Sevilla, existe manuscrita en la Biblioteca Nacional de París.

Aludiendo su autor a una de las Empresas y Símbolos que el padre del príncipe había publicado en Praga, siendo embajador cerca de Rodulfo 2.º, y en los cuales se pinta a una nave esperando desaparejada en el puerto que pase el tiempo riguroso del invierno, dice que es lo que más bien retrata su estado «pues habiendo por espacio de estos ocho años últimos corrido por mis negocios tan deshecha tormenta, que habiéndome llevado los más de los bienes que llaman de fortuna, me recogí en esta imperial villa (Potosí) con mi familia como en seguro puerto, esperando pasase el rigor deste airado ivierno, y donde con quietud he gozado de los bienes del entendimiento sobre quien no tiene la fortuna dominio ni imperio alguno. He desenvuelto muchos autores latinos, y he frecuentado los umbrales del templo de las sagradas musas».

Se compone esta segunda parte de doscientos sonetos sobre la vida del Cristo, y su historia es la siguiente: el padre jesuita Jerónimo Natal publicó una vida de J. C. ilustrándola con ciento cincuenta y tres estampas, «las cuales habiendo venido a mis manos en esta villa imperial de Potosí, cebado de la variedad y elegancia de las imágenes comencé con atención y devoción a remirar y contemplar los pasos de aquella soberana vida de nuestra vida, y vi que desde la Encarnación deste piadosísimo Redentor todo fue nuestro y para nosotros. Y allí arrebatado en su amor, en agradecimiento de tantas mercedes con mi tosca y mal limada musa me dispuse a consagrar a cada estampa un soneto castellano». Mandé, agrega Mexía, el año pasado de catorce a España los sonetos «puestos en la mayor perfección que pudo» para que pasasen a imprimirse a Amberes y se acompañasen en un solo cuerpo de las estampas»...

«No ignoro, añade, que los sonetos no son para seguir hilo de alguna historia, por ser un género de compostura que dispone y remata un concepto cabalmente con suma perfección»; y después reconoce también que en la parte en que ha podido ir con más libertad sin sujetarse a la tarea de la explicación de las estampas, su pluma ha corrido más fácil. «No digo esto por excusar mis ignorancias; antes confieso que tengo muchas para tan alta empresa, y conozco que en 33 años que ha salí de España es ya otro el lenguaje y otra la perfección y altura de la poesía; pero con esta que entonces traje y acá se ha disminuido, quise hacer este servicio a aquel Señor que estimó en más el cornadillo de la pobrecita que las magníficas ofrendas de los ricos y poderosos... Es esta mi poesía como los ídolos que Alcibíades consagraba al dios Sileno que en lo exterior eran feos y mal compuesto y dentro de sí encerraban joyas y piedras preciosas, y ningunas de más valor ni estima que las obras de Cristo N. S. Estas son las que te ofrezco para que si el cielo te hubiese concedido el don poético divino, lo emplees en servicio deste gran Señor... y es muy justo que todos los que nos preciamos de cristianos alabemos y engrandezcamos a este Señor tan grande... Nosotros, pues, como hijos alabemos su nombre, contemos sus hazañas, celebremos su vida y regalémonos con su muerte, y todos en tal sujeto empleen las almas, las lenguas y las plumas, supliendo con la elegancia y artificio de sus metros las muchas faltas de estas mías».

El libro tiene 195 fojas en 8.º, de letra muy pequeña; está ricamente empastado, con las armas de Esquilache pintadas en una de las primeras páginas y grabadas en las tapas, y contiene además de la vida de Jesucristo, una Epístola a la Serenisísima Reina de los Ángeles, Santa María Virgen; La Perla de la Vida de Santa Margarita virgen y mártir, dirigida al licenciado Alonso Maldonado de Torres; una Oración en alabanza de la Señora Santa Ana; Las Novísimas; una Égloga del Buen Pastor, y otra del Dios Pan al Santísimo Sacramento.

 

219

En el libro que en Lima publicó don Manuel de Odriozola en 1863, con el título de Colección de la relaciones de los más nobles, etc., se ha omitido, con notable descuido, apuntar este terremoto.

 

220

Bibliotèque américaine, pág. 62, por H. Ternaux. No nos explicamos cómo este señor ha podido decir en su catálogo que hay de este libro una edición de 1599, es decir, de fecha anterior a la en que tuvo lugar el acontecimiento descrito.

Aunque en muchos catálogos se da cuenta de este poema, muy pocos son los que lo hayan leído. En Santiago casi podemos asegurar que no existe un solo ejemplar, y en Lima apenas si hemos encontrado noticia de que en alguna biblioteca se haya visto en otro tiempo. Pinelo cita este libro de Oña, [Lima, 1604, 4.º] en la col. 698 del tomo II, de la Bib. Occ.