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291

Subitis horrescit turbida nimbis tempestas,

ruptoque polo micat igneus ahter.

 

292

Et lacrimas cernens in singula verba cadentes,

ore meo lacrimas, auribus illa bibi. (Ovidio)

 

293

Ovidio.

 

294

Cautiverio feliz, pág. 476.

 

295

He aquí el texto:

Domine, ne in furore tue

arguas me,

neque in ira tua

corripías me.

 

296

«Préstanle (a su heroína) elegantes voces los heroicos poemas que hablan en su causa y su dolorosa suerte», dijo el padre, como queriendo declinar la paternidad de las estrofas citadas; pero creemos nosotros que esto no pasa de ser un artificio: 1.º porque otras veces que trae a colación algunos versos no olvida decir a quien pertenecen y aquí guarda silencio; y 2.º porque existen en la obra otros versos no atribuidos directa ni indirectamente a autor alguno, y por consiguiente, dados como propios del autor.

 

297

A pesar de esta promesa, nada de Múgica se registrara en el Apéndice al libro del señor Valderrama.

 

298

Valderrama, Poesía chilena, pág. 60 y ss. Sobre el padre López puede consultarse en la Revista chilena (junio de 1878) un artículo bastante bien escrito por don Augusto Orrego. Nosotros no aceptamos la importancia que se atribuye vulgarmente a este padre.

 

299

Muchas de las poesías cortas que hallarán nuestros lectores de aquí en adelante las debemos a la complacencia de nuestro malogrado amigo Fernando Santa-María, quien, a su vez, las tenía, por herencia de su abuelo don Fernando Márquez de la Plata. Todas aparecían copiadas de una misma letra (las que no eran originales) y mezcladas con las de poetas conocidos, ajenos a Chile.

 

300

Avanzamos esta suposición fundándonos en una alusión que se encuentra en la Ensalada poética del citado autor, escrita en 1804 y que luego veremos, la cual dice así:

A más que en estos días

cierto platito

compuse de vinagre

ien cargadito:

y allí se gastó

todo el que tenía

y se me acabó:

en cuyo pasaje se halla una nota de este tenor: «Alude a una composición rabiosa y avinagrada que tuvieron por buena ciertos amigos que la vieron; pues no era defecto allí el vinagre, sitio que el guisado le requería por su naturaleza». En verdad, que son muchas las composiciones en las cuales, siguiendo la expresión de las líneas anteriores, puede ponerse vinagre; más no eran tantos los poetas en esos años, ni muchas las producciones que se escribiesen, sobre todo en materias que necesitasen vinagre. Más tarde tendrá también el lector la oportunidad de comparar el estilo de las Décimas con el de la Ensalada y decidir con acierto si parecen o no de una misma pluma. Por lo demás, poco nos importa decidir que sea éste o aquél el autor de la burla.