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61

Concha, Crónica de la Serena, pág. 351. En los anales de nuestra instrucción, merece recordarse el nombre de dos señoras que por actos de última voluntad dejaron legados en favor de la enseñanza. D.ª María Bravo de Morales, por su testamento otorgado en la ciudad de la Serena a mediados del siglo XVIII, dispuso que se sacara del cuerpo de sus bienes, la suma de mil pesos y se impusiese una capellanía a fin de que con sus réditos se pagase a un lector de gramática. En Santiago, doña Josefa Aldunate «hizo heredera de sus bienes, no a las ánimas benditas, sino a las niñas que no sabían leer.» Vicuña Mackenna, Los Lisperguer y la Quintrala, pág. 196.

 

62

Este padre es autor de un libro sobre Chile y cuyo título queremos dar aquí porque hasta ahora no le hemos visto mencionado en parte alguna. El único ejemplar que conocemos existe en la biblioteca imperial de Berlín donde lo consultamos hace dos años, y dice en su primera foja lo siguiente: Relatione in cui si contiene due Relationi del Regno del Cile, ne Viaggi fatti per Terra dal P. Fanelli. Etc. Venetia, MDCCX, 16.º.

 

63

Olivares, Historia de los Jesuitas, pág. 462.

 

64

Representación, que existe original en la Biblioteca del M. Brit.

 

65

Descripción historial de Chiloé, pág. 117.

 

66

Cronicón sacro-imperial.

 

67

Actos del cabildo.

 

68

Historia de Santiago, t. II, pág. 118. El señor Vicuña ha dicho en este lugar que Ruiz de Beresedo era natural de Santiago, pero en un libro posterior (Los Lisperguer y la Quintrala, pág. 194) declara que era oriundo de Concepción, hijo del capitán don Juan Alonso Ruiz y de una señora chilena Alemán y Pozo y Silva, apellido de conquistadores. Ruiz de Beresedo no alcanzó a presenciar la inauguración de los cursos en la Universidad de San Felipe, pues falleció en 1746. Fue el primer chileno que encargase libros a Europa, los cuales legó más tarde al canónigo con Manuel de Alday, así como de manos de este obispo pasaron a poder de su nieto don Ignacio Víctor Eyzaguirre.

 

69

Valcarce apoyaba esta representación con setenta y seis citas de varios autores, que hemos omitido, pero cuya noticia servirá para demostrar el empeño e interés que se tenía en el éxito del escrito trabajado por encargo del Ayuntamiento, de Santiago.

 

70

Vicuña Mackenna, Historia de Santiago, t. II, pág. 120.