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869, a: «en». Es el apud latino: Comp.: «Que esperaría / a las grutas del jardín / de las Damas» (Tirso de Molina, Amor médico, Clás. Cast., CXXXI, pág. 36). «Sabed que mi casa / es a la Red de San Luis» (Ídem, Don Gil de las calzas verdes, Bib. Aut. Esp., V, 416 b). «... aquel grande amigo de Anselmo el rico, que vivía a San Juan» (Cervantes, Quijote, I, XXXV; Clás. Cast., VIII, pág. 274).

 

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1841: Cegué en la...

 

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898, estar con el pie en el estribo: «Phrases en que se significa estar uno de camino, y para hacer luego viage» (Dicc. Autoridades). El motivo, glosando su aparición en una copla antigua (Puesto ya el pie en el estribo, / con las ansias de la muerte...), surge repetidamente en nuestra literatura. Véase M. R. Foulché-Delbosc, RHi, 1899, VI, pág. 319 y VIII, pág. 507, y las eruditas notas de Schevill-Bonilla a Cervantes, Persiles, I, págs. 326-327).

 

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903, La comparación del cautiverio argelino con el tormento amoroso es recurso muy utilizado por Tirso de Molina; compárense los siguientes ejemplos, entre otros: «Resistí / a mis padres tantos años / el peso del casamiento, / Argel de penas y engaños...» (El caballero de Gracia, Nueva Bib. Aut. Esp., IX, pág. 358 b). «Quien llamándolos cosarios, / corazones que despojan, / dice que hacen tributarios, / rayos afirma que arrojan, / siendo Argeles voluntarios / de prisión entretenida;...» (El amor y el amistad, Bib. Aut. Esp., V, pág. 332 c). «... de hermosuras generosas, / virgen cárcel, noble Argel...» (En Madrid y en una casa, Bib. Aut. Esp., V, 540 b). «Don Gabriel: ¡Ay, Majuelo, que me ha muerto! / ¿No es bellísima? Majuelo: Y no necia, / Don Gabriel: Es Argel del alma mía» (Ibídem, págs. 547-548 a). «El matrimonio es Argel, / la mujer cautiva en él» (Amor médico, Clás. Cast., CXXXI, pág. 10).

 

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981, cruzados: «Especie de moneda de plata de Portugal, cuyo valor corresponde a diez reales de vellón de los nuestros, con poca diferencia. Diósele este nombre, porque se acuñó de nuevo esta moneda (como dice el P. Mariana en su Historia, libro 22, cap. 13) con el motivo de la Cruzada concedida por el Papa Nicolao Quinto al Rey de Portugal, contra los moros de Berbería» (Dicc. Autoridades). Comp.: «Dejó encerradas y enterradas en una parte de quien yo sola tengo noticia muchas perlas y piedras de gran valor, con algunos dineros en cruzados y doblones de oro» (Cervantes, Quijote, II, LXIII; Clás. Cast., XXII, pág. 174). «Mas los huessos de los Laras / de moros los vea pissados, / si no hiziere cruzados / los doblones de sus caras» (Góngora, Obras, edic. F.-D., II, 175).

 

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1111, embutir: «Llenar, atestar, meter una cosa dentro de otra y apretarla» (Dicc. Autoridades). Comp.: «... considere vuesa merced, señor mío, que para sopa de arroyo y tente bonete, no hay arma defensiva en el mundo, sino es embutirse y encerrarse en una campana de bronce...» (Cervantes, Quijote, II, XI; Clás. Cast., XIII, pág. 211 y ss.). «Yo ya los tenía, y por las estrellas alcancé esta desventura, y por no ver los tiempos que han pasado embutido de letrado me avecindé en esta redoma» (Quevedo, Sueños, Clás. Cast., XXXI, pág. 241).

 

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1127, ¿mas que...?: «a que...». Comp.: «Melisa: ¿Mas que sé dónde nace / tu desamor? Tarso: ¿Mas que no?» (Tirso de Molina, El vergonzoso en palacio, Clás. Cast., pág. 22). «¿Mas que me han de dar matraca?» (Tirso de Molina, Averígüelo Vargas, Clás. Cast., CXXXI, pág. 174). «¿Mas que te han de marear / la bolsa luego al entrar?...» (Tirso de Molina, La villana de Vallecas, Bib. Aut. Esp., V, pág. 45 c). «¿Mas que habemos de tener, / señor, por esta mujer / otro penseque segundo? (Tirso de Molina, Quien calla otorga, Bib. Aut. Esp., V, pág. 96 a). «¿Haos parecido muy bella / la novia? ¿Mas que os abraza? / ¿Mas que ya habéis olvidado / aquella mano homicida?» (Tirso de Molina, La celosa de sí misma, Bib. Aut. Esp., V, pág. 135 a).

 

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1127, pringar: «Castigar o maltratar a uno, echándole lardo o pringue hirviendo. Es castigo que regularmente se suele hacer con los esclavos» (Dicc. Autoridades). Pringar era, efectivamente, una tortura que se aplicaba a esclavos, negros, moriscos, etc. Abundan los testimonios que refieren el suplicio y lo detallan. Consistía en derretir, con una llama, tocino sobre las llagas de los azotes. Miguel Herrero García ha estudiado numerosos ejemplos clásicos de pringar. («Comentarios a algunos textos de los siglos XVI y XVII», RFE, 1925, XII, págs. 30-42; «Adición sobre pringar», Ibídem, pág. 296.) Comp.: «Galga, agradezca que plugo / a su dicha que un verdugo / tuviese tan noble en mí; / y concluya, que ha de haber / azote y tocino ardiendo» (Lope de Vega, Los melindres de Belisa, Bib. Aut. Esp., XXIV, pág. 335 b). «¡Que muera un hombre pingado, / no más de por ser doctor! / Cuando yo astrólogo fuera, / esa pena mereciera / mas no por curar de amor» (Ídem, El acero de Madrid, Bib. Aut. Esp., XXXIV, pág. 60 b). Tirso de Molina insiste sobre este tormento en La gallega Mari-Hernández, El árbol de mejor fruto y La Reina de los reyes, según registra Herrero García.

 

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1149, y todo: «también». Comp.: «Jerónima: Don Rodrigo, / chegai a ser testemunha / de que é Don Gaspar marido / de Dona Marta. Rodrigo: Serélo / Estefanía: Yo y todo, y si os apadrino...» (Tirso de Molina, Amor médico, Clás. Cast., CXXXI, pág. 138). «Pues si sólo es porque vino / con traje verde, yo y todo / he de andar del mismo modo» (Ídem, Don Gil de las calzas verdes, Bib. Aut. Esp., V, pág. 419 b). «Doña Petronila: Estoy celosa. Conde: Yo y todo; / mas hay dos suertes de celos» (Ídem, La huerta de Juan Fernández, Bib. Aut. Esp., V, 647 b). «¿Han de enterarte a ti y todo?» (Ídem, Escarmientos para el cuerdo, Nueva Bib. Aut. Esp., IX, pág. 68 b). Véase también La serrana de la Vera (Teatro ant. esp., I, vs. 1475 y 2596 y pág. 172).

Para las diversas funciones de y todo puede verse el trabajo de igual título de Américo Castro y Samuel Gili Gaya en RFE, 1917, IV, pág. 285. El empleo de y todo es usual, también, en catalán (vid. L. Spitzer, «Syntaktische Notizen zum Catalanischen», RDR, 1914, VI, págs. 120-122; este estudio se incorpora posteriormente a la obra Aufsätze zur romanischen Syntax und Stilistyk, Halle, 1918, reseñada por F. Krüger en RFE, 1922, IX, págs. 182-194).

 

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1ª ed., faltan versos 1150 y 1151. Aparecen en las de 1826 y 1841.

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