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51

Émile Zola, La curée, Lausanne, 1960, pág. 85.

 

52

Hasta aquí, Galdós parece seguir al Zola que escribe a Ulbach: «Me faudra-t-il donner les noms?... Ils sont encore sur toutes les lèvres» (citado por Henri Guillemin en su prólogo a La curée, Lausanne, 1960, pág. 13), pero las palabras que siguen indican claramente lo opuesto de la intención de Galdós.

 

53

La palabra es de Galdós, y tiene su origen en aquella famosa doña Baldomera Larra que, con su fraudulento Banco Popular, estafó a medio Madrid en los primeros años de la Restauración: «Ejemplos mil tenemos aquí del baldomerismo en grande escala...» (Cánovas, pág. 1342).

 

54

Antes de 1881, el poseer un velocípedo como el «que había encargado» Adolfito de Londres (pág. 1035) era algo poco común. La afición al ciclismo, importada de París, era moda muy reciente. Los nuevos deportistas que formaron el «Veloz Club» eran todos aristócratas o miembros de familias conocidas. «A él pertenecía Pezuela, joven muy distinguido», escribe el marqués de Valdeiglesias (op. cit., pág. 113). A su hermano «Jacobo Pezuela, lleváronle adversidades de la suerte a tener que vivir modestamente en París de su trabajo, honroso sin duda...» (Ibid.). Entre los socios figuraba también el marqués de Viluma, apellidado Pezuela y emparentado con el marqués de la Pezuela y conde de Cheste. Entre Peces y Pezuelas, la coincidencia de los nombres aparte, hay bastantes puntos en común, y es muy posible que de la observación de éstos trazara Galdós la descripción de aquéllos. Pero tratar de forzar este tentador paralelismo sería olvidar el propósito del escritor, que quiere presentar tipos y no individuos. «El ingenio popular bautizó al «Veloz» con el mote de La Dirección de la Deuda» (ibid., pág. 115), a causa de las fortunas que se disiparon sobre la mesa de juego de aquel centro de reunión de pollitos alfonsinos. También este detalle acerca Historia y novela.

 

55

Botín (que debe su nombre al pillaje y a lo diminuto de su pie), casado con acaudalada dama de la aristocracia (pág. 1090), es el político más característico de la Restauración. El que antes «fabricaba listas [y] encantaba urnas (loc. cit.), debe su éxito social y político a su matrimonio y a su gerencia de un ferrocarril. Respetable miembro de la Comisión, orador en el Congreso, amigo del ministro, este prototipo del baldomerismo elegante hace su fortuna con el apoyo de inmoralidades políticas.

 

56

Alejandro Pidal y Mon, «Crónica política», Revista de Madrid, I (1881), pág. 394.

 

57

Cito aquí por la edición príncipe, Madrid, 1884, dando a la vez el número del capítulo y página de la cita.

 

58

Compárese la teatralidad de la función religiosa descrita en el capítulo XVIII. El decorado parecía «de teatro de tercer orden»; hay «sermón patético, aflautado, un guisote de lugares comunes con salsa de gestos de teatro» (105-106).

 

59

Véase Joaquín Casalduero, Vida y obra de Galdós (1843-1920) (Madrid, 1951), 98.

 

60

Hay un análisis detenido de esta escena en W. H. Shoemaker, «Galdós Classical Scene in La de Bringas», HR XXVII (1959), 423-426. Shoemaker anota también el paralelismo entre la caída de Rosalía y la de la monarquía.