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81

«Para las subdivisiones propondría yo el empleo de los prefijos before y after ('antes' y 'después') como nocionales, y los prefijos ante y post como las designaciones sintácticas (por ejemplo, before-past, ante-preterit)», p. 256. No prevé Jespersen el co-pretérito ni un co-futuro, porque desde el estricto punto de vista de este modo lógico-objetivo de significación, es claro que un co-pretérito no es ni más ni menos que un pretérito.

 

82

Sur le charactère du verbe, en Ling. hist. et ling. gén., París, 1926, p. 182.

 

83

«La primera significa que una acción ocurrió en el pasado; la segunda que la acción está (queda) realizada». Un residuo de aspecto favorecido porque el verbo avoir conserva, aparte su función auxiliar, su valor léxico de 'tener'. En español tengo dicho, tengo hecho.

 

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Las relaciones de la Academia con estas ideas son así: hasta su 9.ª edición, 1854, no les presta atención. Entonces declara aprovechar a Salvá y a Bello en varios puntos, pero condena expresamente a Bello en los tiempos verbales, y en otros temas (y la docta corporación se permite una inesperada travesura, la de aplicar a Bello las mismas palabras con que él había rechazado las sutilezas metafísicas reclamando claridad y sencillez en la doctrina y en su exposición: «Establecer las reglas con la posible claridad y sencillez y dar para ellas como para las excepciones los necesarios ejemplos, ha sido el principal objeto de la Academia, desentendiéndose de las sutilezas metafísicas a que algunos, con más ingenio que fruto verdadero para la enseñanza, se han entregado para probar que el verbo es nombre [el infinitivo, decía Bello], que el artículo y el pronombre personal son una misma cosa, y otras teorías semejantes». Prólogo). En la edición de 1874 (no dispongo de todas) introduce algunas de las interpretaciones de los tiempos verbales conforme al principio de Port-Royal, es decir, conforme a Bello, pero sólo para algunos tiempos aislados y agregatoriamente con las otras explicaciones antes sustentadas: en el imperfecto, «la acción del verbo coincide con otra acción ya pasada», p. 76; el pluscuamperfecto significa una acción pasada anterior a otra pasada; el futuro perfecto, una acción futura anterior a otra futura, pp. 77-78. Para canté y he cantado sigue a Salvá (Condillac), no a Bello: Estuve está referido a un período de tiempo ya terminado; he estado, a uno no terminado. Curioso: en la edición de 1911, pp. 64-65, suma las dos explicaciones en una suma de fórmulas: «si los hechos pasados se consideran como totalmente pasados en sí mismos y en sus efectos [así Bello], u ocurridos en un período de tiempo que se considera ya terminado [así Salvá], entonces se usa el pretérito simple»... «Por el contrario, cuando el hecho pasado se considera como aún subsistente en sus resultados o consecuencias [así Bello], o como ocurrido en un período de tiempo que aquel que habla no considera terminado todavía [así Salvá], es preciso usar del pretérito compuesto». Desde la edición de 1917, § 291, elimina la interpretación de Salvá y se queda con la de Bello.

 

85

Por una idea religiosa, no por inercia tradicional. Todo se justifica en última instancia en Dios, que es la Verdad Suma. Las partes de la oración tenían que justificarse en el verum. Véase sobre esto Martin Heidegger, Die Kategorien und Bedenfungslehre des Duns Scotus, Tubinga, 1916.

 

86

A. Pfänder, Lógica, trad. de Gaos, Madrid, Revista de Occidente, 1924, Parte II, caps. 8-10.

 

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Ver A. Alonso y P. Henríquez Ureña, Gramática Castellana, I, Nota final III. En la misma admirable formulación de las cuatro clases de palabras que hemos comentado, falla en no ver que esas formas de significar (sustantivo, adjetivo, verbo y adverbio) son absolutamente independientes de las materias significativas, y que una misma materia puede dar lugar a las cuatro clases (brillo, brillante, brillar, brillantemente) o que una forma de significar puede moldear a toda clase de significados (piedra, semejanza, carrera, bondad, sueño, etc., etc.).

 

88

Dionisio de Tracia contaba ocho partes de la oración: nombre, verbo, participio, artículo, pronombre, preposición, adverbio y conjunción. Los gramáticos latinos lo consiguieron, pero, hallándose sin artículo, creyeron un triunfo de su ingenio introducir la interjección en su lugar, lo cual les permitía mantener el número.

 

89

Se inserta en el tomo V de la presente edición. (Comisión editora. Caracas)

 

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La tercera edición es de Santiago, 1854; la cuarta, de Valparaíso, 1857. (Comisión editora. Caracas)