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ArribaAbajoCanto III

[El bosque de las Ardeñas]




Llena de trampatojas y artificios,  1225
no me parece haber ninguna cosa
de que más daños nazcan y más vicios
ni más ardua de suyo y espinosa
y peliaguda que el hacer juicios
en esta humana vida fastidiosa;  1230
y aun apenas hay culpa que cimiento
no tenga en el juzgar un desatiento.
   Debe al juicio preceder madura
reflexión, que al discurso nuestro alumbre
y no tras la primera conjetura  1235
—203→
dejarnos ir siguiendo una vislumbre
con que en variadas partes la Escritura
reprueba como pésima costumbre,
y aun a mí, aunque ignorante, me parece
que el juzgar, a Dios sólo pertenece.  1240
   Turba y confunde un mínimo accidente
a quien de los sentidos se confíe.
¿Quién vio llegar al nuevo combatiente,
que no pensase que a caer venía?
Y con justa razón, si lo presente  1245
juzgar por lo pasado se debía;
ni estaba a mano el sospechar, que hubiera
algún secreto que vencer le hiciera.
   Astolfo todo el saco ha vaciado
sobre el gigante que arde en rabia loca,  1250
como quien cree que el ser desvergonzado
es cosa que tan sólo a él le toca.
«Acaba, charlatán», responde airado;
y a su contrario cada cual se aboca,
llevando Astolfo, que otra no tenía  1255
la lanza que os he dicho de Argalía.
   Grandonio enristra, y dice que en la punta
al duque ha de ensartar, cual palomino.
El duque mismo algún desmán barrunta;
—204→
y que dijera francamente, opino,  1260
si hacérsele pudiere la pregunta,
que el jayán no iba fuera de camino.
Embiste empero denodado, y solo
a un toque de lanza, derribólo.
   El que viese una torre apuntalada  1265
con picos y hachas demoler la base,
y a los puntales en que está estribada
seguidamente hacer que el fuego abrase,
y con súbito estruendo desplomada
el campo henchir de escombros mirase,  1270
imaginar pudiera el repentino
fragor, con que Grandonio a tierra vino.
   Sonó como un arcón que de armas lleno
desde algún alto mirador cayera;
y si al caer no desfondó el terreno,  1275
hizo que en derredor se estremeciera.
Hay quien ve derribado al sarraceno
y aun duda si es verdad o si es quimera;
Carlomagno lo mira y lo remira,
y lo tiene por sueño y por mentira.  1280
   Como aquel baladrón fue trabucado
que lo fue por la mano de la rienda,
se abrió la herida que en aquel costado
le dio el marqués, y una laguna horrenda
—205→
hace de sangre: asístele un criado  1285
y en árabe a Mahoma lo encomienda
pues profunda de suerte era la herida,
que por un tris no le quitó la vida.
   Campeaba el inglés en muestra ufana,
y apenas a sí mismo lo creía.  1290
Dos caballeros de nación pagana
recién venidos a la fiesta había
ambos eran de estirpe soberana,
Giasarte el uno de ellos se decía;
y su padre, famoso entre los reyes  1295
de ultramar, a la Arabia daba leyes;
   El otro infante a la francesa corte
recién venido, Ormundo se llamaba,
mancebo hermoso y de gallardo porte
cuya estirpe real señoreaba  1300
de la Tartaria lo que yace al Norte,
y la Albarrosia y cuanto el Volga lava.
Uno tras otro enristra el de Inglaterra;
de sendos golpes van los dos por tierra.
   En tanto a Gano un paje notifica  1305
—206→
(que en busca suya fue, como un venablo)
haber vencido Astolfo. Él le replica:
«Así es verdad, como me lleve el diablo».
El paje se le afirma y ratifica,
jurando por san Pedro y por san Pablo  1310
que ayuno está, y ha visto de la tela
sacar al tal gigante en parihuela.
   Tanto que Gano al fin tragó la cosa
y como se le acuerda que él es Gano,
y materia no cree dificultosa  1315
el dar gato por liebre a Carlomano,
quiere entrar en la danza, y que la rosa
por nefas y por fas venga a su mano,
pues ir a derribar al duque Astolfo
no era pedir cotufas en el Golfo.  1320
   Catorce condes Galalón apresta,
y llévaselos todos de reata;
con gran prosopopeya va a la fiesta
y de lucir la personilla trata.
Llegado al Imperante, le protesta  1325
con voz meliflua y cara mojigata
que haber venido a tales horas siente,
mas que en servicio suyo ha estado ausente.
   No afirmaré que Carlos le creyera
aunque muy buena cara le ponía.  1330
Gano al inglés mandó a decir que viera
si otro pagano que lidiase había;
—207→
y no lo habiendo, entre ellos se pusiera
fin al justar, mientras duraba el día;
y que se debe dar por bien servido  1335
de que tan guapo venga y tan lucido.
   Astolfo que no tiene gran paciencia
dice al embajador: «Dirás a Gano
que dél a un turco no hago diferencia:
que yo siempre le tuve por pagano,  1340
hombre sin ley, sin alma y sin conciencia;
que venga, y llevará una buena mano
y que le estimo a él y a su guapura
en lo mismo que a un saco de basura».
   Oyendo Galalón este mensaje  1345
no hay que decir qué estómago le hiciese:
finge reír de lo que dice el paje;
como si a chiste y burla lo tuviese.
Mas jura, en baja voz, de aquel ultraje
tal venganza tomar que al duque pese.  1350
—208→
«Yo haré, dice, entender al casquivano,
si es saco de basura el conde Gano».
   Y tras esto el corcel revuelve airado
y contra Astolfo parte, cual saeta.
«Le haré rodar, decía, por el prado».  1355
Mas el buen Galalón no era profeta.
Astolfo, con brioso desenfado,
ambos talones al roano aprieta,
y a Galalón tocando de la lanza
sobre la tierra le hace dar la panza.  1360
   ¿Visteis tal vez un figurón de paja
tirado al aire, revolver liviano,
que, de brazos aspado y piernas, baja,
y caído, no bulle pie ni mano?
Pues ninguna o poquísima ventaja  1365
le lleva en el caer el conde Gano.
A levantarle el bando infiel venía,
mientras Macario al duque arremetía.
   El cual de Galalón era pariente
y acompañóle luego en el desaire.  1370
Pinabel, de la misma infame gente,
alzar también las piernas quiso al aire.
Satisfízole Astolfo cortésmente,
—209→
y echóle al suelo con gentil donaire;
bien que el traidor después que vino abajo  1375
mostró no agradecer el agasajo.
Si estaba ufano de tan nueva cosa
el paladín Astolfo, se discurra.
«Oh Maganza, decía, valerosa
¿no tienes otro, que a la lid concurra?  1380
Venid, poltrones, a ganar la rosa,
venid, que quiero daros una zurra».
Esmeril, provocado de este insulto
sale, y también da en tierra con el bulto.
   Pero Falcón que es de esta propia gente,  1385
pensó con una treta alzar la braza.
En apartado sitio conveniente
a poner en efecto lo que traza,
se hace a la silla atar bonitamente
con gruesas cuerdas, y volvió a la plaza.  1390
Astolfo vino sin sospecha, y trajo
la mejor voluntad de echarle abajo.
   Y con la lanza del mástil (?) dorado
le dio un famoso golpe en la cabeza.
Entre caigo y no caigo, el amarrado  1395
campeador vacila alguna pieza,
hasta que comprendiendo que está atado,
toda la gente a rebullirse empieza,
—210→
y a reír, y a gritar: «Dale, al perjuro,
dale, que está amarrado, dale duro».  1400
   Échanle a voces y silbidos fuera
de que mostró quedar muy mal contento.
«Salga, dice el inglés, salga el que quiera,
que le sacuda el polvo, y al momento
será servido de gentil manera.  1405
Si no basta una cuerda, traiga ciento,
y átese bien, que con menor fatiga,
a un bribón de ese modo se castiga».
   Anselmo de Altarripa, que pariente
era de Galalón y paniaguado  1410
con Ranier de Valclosa, otro valiente
de la propia ralea ha concertado
que a embestir vaya el duque frente a frente
y que él le embestirá del otro lado.
«Por detrás, dice, yo, tú por delante;  1415
hemos de hacer que en otro tono cante».
   En tanto, pues, que el paladín lozano
endereza a Ranier la lanza hermosa,
le viene el otro por detrás pian piano.
Y cuando el duque hiriendo al de Valclosa  1420
irse dejaba el cuerpo tras la mano,
hízole el conde Anselmo la forzada,
dándole en la cerviz con gracia tanta
que en el suelo de bruces me la planta.
   Piense el que tenga hiel y entendimiento  1425
—211→
si los brazos Astolfo pondrá en jarras
cual jabalí, cual toro, cual violento
tigre o león, que salta por las barras
del alevoso tiro al sentimiento,
y con dientes, con cuernos, o con garras,  1430
con lo que puede, a su ofensor se arroja,
y ni aun verle morir le desenoja.
   Tal o mayor la cólera semeja
de Astolfo arremetiendo a la pandilla.
A Grifón (de quien dicho ya se deja  1435
que le sacó Grandonio de la silla)
halló delante, y diole en una oreja
un revés, que se tuvo a maravilla
no le pasase hasta la banda opuesta;
mas en el polvo le hizo hundir la testa.  1440
   Allí es la gresca, allí la barahúnda,
allí el gritar los condes, mata, mata.
Parece que la plaza toda se hunda.
De hacer al duque salpicón se trata.
Métese Carlomagno entre la tunda  1445
(que fue por cierto acción poco sensata;
el ser emperador le estuvo a cuento);
y haciendo relumbrar la espada al viento,
«aparta, Astolfo, grita, aparta Gano;
¿de ese modo mi corte se respeta?  1450
¿no veis que está delante Carlomano?
—212→
¿o me tenéis quizá por un trompeta?».
Grifón, que al mismo tiempo que la mano
sobre la oreja trae, que casi neta
le tronchó el duque, en lágrimas bañado  1455
dice que Astolfo le ha desorejado.
   Pero Astolfo que un áspid está hecho,
sin que el respeto a Carlos sea ya parte
a contenerle, grita: «Hoy a despecho
del mundo, vil Grifón, he de matarte.  1460
El corazón te he de sacar del pecho,
y aun no es, cual tú mereces, castigarte».
Grifón le dice: «En poco te estimara,
si lejos de este sitio te encontrara»;
   «mas callo, porque el amo está delante;  1465
no por ti, que sabemos bien lo que eres».
Dícele Astolfo: «¡Pícaro! ¡Bergante!
voto a... (y redondo le arrojó) que hoy mueres».
Carlomagno, alterado en el semblante,
¿donde estoy yo, le dice, tal profieres?  1470
Si urbanidad no sabes vive el cielo,
la aprenderás a tu costa, bellacuelo».
   Pero Astolfo no ve, no oye, no siente;
porque creyendo que razón tenía,
como la tuvo verdaderamente,  1475
imagen

St. George's, Hannover Square, Londres,
donde se casó Bello con su segunda esposa, Isabel Dunn.   -[213]-  

en zurrar a Grifón sólo entendía.  1460
En esto asoma Anselmo, aquel valiente,
que acometido por detrás había.
Astolfo al verle, brinca, cual manchada
onza, y tírale al pecho una estocada.
   Y le pasara como blanda pulpa,  1465
si Carlomagno el brazo no le asiera.
Todos al duque ahora echan la culpa;
mandó el Emperador que preso fuera;
conducido es el preso a do le esculpa
un cincel doloroso en la mollera  1470
que es propio fuero de fortuna aleve
que uno merezca el prez y otro lo lleve.
   Aquella rosa de valor divino
que con tanto peligro fue buscada,
por quien tanto barón a tierra vino,  1475
y tanta noble lanza fue quebrada,
ni a Ricarte se dio, ni a Serpentino,
ni a Urgel fue, ni a Oliveros otorgada,
ni a tantos otros de gallarda prueba;
y Anselmo de Altarripa se la lleva.  1480
   Aquel traidor Anselmo de Altarripa,
de magancesa estirpe, atroz, villana.
¡Oh ilusión que tan tarde se disipa,
gloria, loor, aprobación humana!
¡Cuán necio aquel que por ganaros hipa,  1485
y si os llegue a tener, cuán poco gana!
Dígalo el noble paladín que ahora
injustamente aprisionado llora.
   Mas consolarse deberá pensando
que cuanto mayor pena y mayor duelo  1490
Reinaldos vive y Ferragú y Orlando
—214→
atormentado de amoroso anhelo.
Errantes por el mundo van, tirando,
a todos tres Amor de un mismo anzuelo.
De Ardeñas a la selva se dirigen  1495
pero sendas los tres varias eligen.
   Primeramente el buen Reinaldos llega
y se interna veloz en la espesura.
Atravesando florecida vega
por una selva entró densa y oscura  1500
a que los corpulentos troncos riega
saltando entre peñascos onda pura
que en un estanque a recoger se viene
a que la tierra toda igual no tiene.
   Es el brocal de cándido y pulido  1505
alabastro, y le adorna altorrelieve
de luciente oro, en que se ve esculpido
—215→
con mágico primor un mundo breve.
Y bajo signo tal fue construido,
que si un amante de sus aguas bebe  1510
lo que ama, olvida; dije mal, con presta
mudanza lo aborrece y lo detesta.
   Dicen que por Merlín fue fabricado
porque Tristán que de la bella Iseo,
perdidamente andaba enamorado,  1515
en aversión mudara allí el deseo.
Pero el cielo no quiso que el cuitado
(por más que en su amoroso devaneo
grandes partes del mundo visitara)
a la selva de Ardeñas aportara.  1520
   Reinaldos que por gozar alivio breve
a la fatiga y la calor ingrata
se apea y mira aquel licor aleve
puro a la vista como tersa plata,
abrasado de sed, se acerca y bebe,  1525
y la sed y el amor a un tiempo mata.
A la quietud, al ansia furibunda
calma sucede ahora, y paz profunda.
   El mirar que en el alma trajo impreso
se le borró; la angélica hermosura  1530
que con trazadas mil le tuvo preso,
mentirosa ilusión se le figura.
—216→
Empieza a discurrir con grave seso
en la majadería y la locura
de andar corriendo así de ceca en meca  1535
tras una damisela, hecho una babieca.
   Aquel bello semblante ya no es bello;
la boca era un coral, ya es otra cosa
ya no hay oro de Ofir en el cabello,
ni en las mejillas azucena y rosa.  1540
Reinaldos finalmente cayó en ello;
encuentra que es la que juzgaba diosa
una mujer común ¡Tirana suerte!
Lo que antes adoraba, odia de muerte.
   El resultado fue que resolvía  1545
dar a París la vuelta en derechura;
mas otra fuente por allí corría
en apacibles ondas fresca y pura.
Cuantas abril hermosas flores cría
matizan de su margen la verdura;  1550
y un alto roble a la mullida alfombra
de lirios y claveles hace sombra.
   Estas aguas Merlín de otra manera
supo encantar, pues quien el labio pone
en ellas, fuerza es que a la primera  1555
persona de otro sexo se aficione
que a mirar llegue, y que le rinda entera
—217→
la voluntad y el alma le abandone.
Reinaldos no bebió, que ya la ardiente
sed ha templado en la vecina fuente.  1560
   Mas del silencio y del frescor sabroso
de aquella verde selva convidado,
a Bayardo dejando el oloroso
césped pacer del solitario prado
reclínase a gozar breve reposo;  1565
los ojos no bien hubo cerrado
cuando Fortuna loca que se niega
al que la busca, y si le huyen ruega,
   lo que Reinaldos ya no le pedía
ahora por lo mismo le depara:  1570
aquella dama por quien él daría
poco antes un ojo de la cara,
a la selva llegó mientras dormía,
toda sedienta y calurosa, para
que de una vez se abrase, la corriente  1575
acierta a ver de la encantada fuente.
   Angélica el caballo arrienda al pino
y aplícase a los labios una caña,
con que el licor sorbiendo cristalino
que los sentidos dulcemente engaña  1580
muy otra se sintió de la que vino
—218→
muercer al gran profeta de Bretaña,
y visto que hubo al joven caballero,
harto más calorosa que primero.
   Al verle reposar tan blandamente  1585
sobre la fresca, florecida cama,
parécele sentir un clavo ardiente
que le traspasa el pecho y se lo inflama.
Aquel rostro dormido, aquella frente
bella y serena no sé qué derrama,  1590
que suspensa la tiene y embebida
con todos los sentidos alma y vida.
   Como en la selva un can de buena raza
que tras la liebre corre o tras el ave
(y es de las cosas que natura traza  1595
de que el porqué no pienso que se sabe)
en llegándole a ver, no le da caza,
mas cual si allí la vida se le acabe,
queda improvisamente mudo y quieto,
fijos los ojos en aquel objeto.  1600
   Tal, el pudor teniéndola del freno,
mira al barón la bella peregrina,
luego se acerca, palpitando el seno,
arde, y de sí no sabe la mezquina.
De flores aquel prado, estaba lleno;  1605
—219→
las más fragantes a coger se inclina,
y entre queriendo y no, que despertara,
ya al pecho se las tira, y ya a la cara.
   Después, que una hora larga ha reposado
el joven caballero en la floresta  1610
recuerda en fin, y al ver la dama al lado,
suspenso duda qué mujer es ésta.
La dama lo saluda con agrado;
y tanto el escucharla le molesta,
que como si una sierpe allí mirase  1615
sin responder palabra, monta y vase.
   Y bien se echa de ver que va de priesa,
pues de todos tomó el peor sendero.
Corre tras él la mísera princesa
diciendo: «¡para, para, caballero!  1620
escúchame un instante»; mas no cesa
Reinaldos de romper con su ligero
Bayardo por las breñas, y así para,
como si algún vestigio lo llamara.
   Ella tras el barón de Montalbano,  1625
«¿por qué, diciendo va, tanto desvío?
¿qué te asusta, qué temes, inhumano?
¿te llama acaso un enemigo impío?
No hay zalagarda aquí del conde Gano
amor a ti me arrastra, dueño mío;  1630
—220→
y si te busco, si te sigo y llamo
porque te adoro es, y porque te amo.
   «Te adoro, y no retornas a mis quejas
una palabra sola cariñosa
¿por qué de mí con tal pavor alejas?  1635
¿soy a tus ojos, di, tan horrorosa?
Mira, mira a lo menos lo que dejas.
¡Ah! no vayas (que el verlo es fiera cosa)
por senderos señor, tan montaraces:
un paso no daré, si por mí lo haces.  1640
   «Que de seguirse a ti, por causa mía,
o a tu caballo el daño más ligero,
sobre todo pesar, me pesaría:
antes morir, que ocasionarlo quiero.
Mas otra vez te ruego en cortesía  1645
que mires de quién huyes, caballero.
No suele ser mi edad menospreciada,
sino con rendimientos obligada».
   Así sembrando va dulce lamento
que se repite en eco dolorido,  1650
y hasta las fieras mueve a sentimiento;
mas no aquel corazón empedernido.
Reinaldos cabalgar parece el viento;
y presto por el bosque entretejido
—221→
desaparece, en tanto que la dama  1655
injusto al cielo, a la fortuna, llama;
   Al amor llama injusto y riguroso,
y a Reinaldos cruel, ingrato, impío.
«¿Es posible que cuerpo tan hermoso
pudo ocultar un corazón tan frío?  1660
¿Qué pecho hay tan arisco, que piadoso
no se mostrase a un ruego como el mío?
¿O cuál se vio tan intratable fiera,
a quien ser halagada embraveciera?
   «¿Qué te costaba detenerte un rato  1665
para que yo te viese, e irte luego?
Que el placer solo de tu vista, ingrato,
pudo templar este importuno fuego.
Mas ¡ay! quedó en mi pecho tu retrato,
enemigo mortal de mi sosiego:  1670
vuelve, cruel; o vuélveme la calma
de que gozaba, antes de verte el alma».
   Y tornando otra vez al prado ameno
do reposar le vio, llorosa exclama:
—222→
«¡Oh verde prado, de ventura lleno,  1675
alegres flores, apacible grama,
que tocar merecisteis aquel seno
y a los amados miembros disteis cama!
¿Por qué a vosotros mi sentir no es dado,
o por qué el vuestro me es a mí negado?».  1680
   Diciendo así, les bellos miembros echa
sobre la tierra y ayes mil arroja.
Suspira, y suspirar no le aprovecha:
el tirano dolor ni un punto afloja.
Ahora calla, ahora se despecha  1685
y de llanto otra vez el suelo moja;
y aquel llorar la postra y enflaquece
tanto, que al fin rendida se adormece.
   Descanse enhorabuena el angelito.
¿No deseáis saber de aquel Gradaso  1690
que acaudillando ejército infinito
—223→
haciendo viene un bárbaro fracaso?
Dejarémosle estar otro poquito;
que ya se nos vendrá más que de paso,
A Orlando y Ferrugato ahora se vuelva,  1695
que han llegado de Ardeñas a la selva.
Corriendo el moro la floresta umbrosa
de ira y de amor se quema y se derrite
(a cual más brava y más terrible cosa);
y no estima el vivir en un ardite  1700
si no acierta a topar la dama hermosa,
que jugar le parece al escondite,
o no topa a lo menos al hermano,
para enseñarle a ser más cortesano.
Pues cabalgando el español guerrero,  1705
como la vista acá y allá volvía,
vio dormir a la sombra un caballero
que luego conoció ser Argalía.
Atado a un roble está el bridón ligero;
va, lo desata, y a correr lo envía;  1710
y con un palo dándole en las ancas
le hace volar por riscos y barrancas.
   Luego del suyo Ferragú se apea,
y a despertar al joven se encamina;
—224→
mas parecióle acción villana y fea;  1715
aguardar que despierte, determina.
Mira arriba y abajo, se pasea,
ora se sienta, y ora se reclina.
Al diablo daba aquel dormir tan largo,
y a su justa venganza pone embargo.  1720
   Despierta a poco rato el caballero,
y ve que Rabicán tomó el portante,
y andar le es fuerza a pie, como un palmero:
con que se puso de asaz mal talante.
«Aquí estoy yo, le dice al fin el altanero  1725
Ferraguto, parándose delante:
hoy uno de nosotros aquí muere.
Mi caballo será de quien venciere.
   «Yo el tuyo, si lo ignoras, he soltado;
por impedirte que a la fuga apeles.  1730
Anduviste conmigo mal crïado,
mas otra no me harás de las que sueles.
Ahora, que la tierra te he cerrado,
es menester que por los aires vueles.
¡Ánimo, pues! resiste al brazo mío;  1735
que está en el pecho, no en la espalda el brío».
   En voz alta el mancebo, y faz serena,
responde: «Es por demás que te conteste
—225→
si aquélla fue crïanza mala o buena,
porque no es tiempo de argumentos éste;  1740
sólo diré que tú, ni una docena
de caballeros, ni una entera hueste,
huir me haría; y que si pude hacello
fue por llevar mi hermana gusto en ello.
   «Y el que decir que miedo fue, se arroje,  1745
digo que mentirá por el gargüero.
O guerra y paz, lo que te agrade, escoge;
que lo que tú quisieres, eso quiero».
Como picada sierpe desencoge
sus roscas y se lanza al pasajero,  1750
tal el valiente moro al Argalía,
sediento de venganza arremetía.
   Ni en el furor le cede el otro nada:
arman los dos tremenda batahola
y del estruendo horrísono asustada,  1755
se estremece la selva opaca y sola.
—226→
Viendo que Ferraguto es a su espada
invulnerable, el del Catay, alzóla
y privarle pensó de sentimiento
ya que sacarle sangre es vano intento.  1760
   Y le aturdiera aquel silbante tajo;
mas viendo el moro el mal que le amenaza,
súbito se le cuela por debajo:
y al enemigo en nudo estrecho enlaza.
Si tuvo aquél para el marcial trabajo,  1765
cuerpo más fuerte y más fornida traza,
agilidad el moro tuvo mucha,
y quizá más experto fue a la lucha.
   No es maravilla, pues, que le postrara;
bien que bregando el joven, al instante  1770
encima se le monta y en la cara
le empieza a dar con el ferrado guante.
Mas nueva ofensa Ferragú prepara;
por no sé qué fatal costura oculta
hasta la guarnición se la sepulta.53  1775
   Pálida se tornó la tez rosada,
y la forma gentil se desmadeja;
—227→
como lacia se dobla delicada
flor que del tallo separó la reja.
Con balbuciente voz y desmayada  1780
como a quien ya mortal angustia aqueja,
«un solo don, le dice, pues que muero
te ruego que me otorgues, caballero:
   «Yo te suplico por caballería
y por tu fama y mérito excelente  1785
que mi cuerpo y la armadura mía
a un hondo río arrojes juntamente,
por que nadie la lleve, que algún día
mi honor, diciendo así manche y afrente:
vil caballero es fuerza que haya sido  1790
el que con tales armas fue vencido».
   El yelmo Ferragú le suelta y quita,
mudada en compasión la furia brava
y ve en los ojos y en la tez marchita
que el aliento de vida se le acaba.  1795
Restañarle la sangre solicita
—228→
que en roja fuente el cuerpo hermoso lava
y viendo que es en vano, al infelice
que alienta apenas, tristemente dice:
   «¡Desventurado joven, y dichoso,  1800
en tan temprana edad y tan gloriosa muerte!
Al mundo te arrebata en el hermoso
oriente de tu vida, ¡inicua suerte!
Mas nombre al menos dejarás famoso
de cortés caballero, osado y fuerte.  1805
Pudo anublar Fortuna un día más largo,
y destemplar lo dulce con lo amargo.
   «Ya que de sus tormentas al abrigo
en el reposo estás de mejor puerto,
concédeme el perdón si es que contigo  1810
contender pude o pelear a tuerto.
Al grande Alá poniendo por testigo
del don que me has pedido te hago cierto.
Permíteme tan sólo defenderme
con este yelmo la cabeza inerme.  1815
   «Hazme por solo un día esta fineza
mientras que a proveerme de otro llego».
Inclinóse la pálida cabeza
como en señal de que otorgaba el ruego.
—229→
El español, oculto en la maleza  1820
estuvo hasta expirar el mozo; y luego
que el yelo de la muerte, el cuerpo embarga,
levántale en los brazos y le carga.
   Habíase a la frente acomodado
(quitada de antemano la cimera)  1825
el yelmo de aquel joven malogrado,
que de oro fino y leves mallas era.
Monta a caballo entonces, y el armado
cadáver, paso a paso a la ribera
de un río lleva, y donde la corriente  1830
más honda está, lo suelta blandamente.
   Un rato el agua se quedó mirando,
y luego por la orilla solitaria
pensativo se va; mientras Orlando
corre la selva en dirección contraria.  1835
Venía tras la dama hijadeando
el pobre conde y quiso la voltaria
Fortuna, o fuese el diablo que la viera,
por hacerle quizá la burla entera.
—230→
   ¡Oh, la linda postura en que dormía,  1840
jugando el aura entre cendal y seda!
Rosas el prado alrededor abría
y amores susurraba la arboleda.
Al verla el conde ¿qué pensáis que haría?
Embebecido y estático se queda,  1845
la boca abierta y la mirada fatua;
más que hombre vivo es una yerta estatua.
   No de otra suerte aquel que ha respirado
el vaho con que armar el cielo quiso
a la lívida boa, atolondrado  1850
y mudo queda y lelo de improviso.
Dice en sí mismo el conde enamorado:
«¿Soy yo mortal? ¿o es éste el paraíso?
¿Verdad es que la miro? ¿Es fantasía?
Si es verdad, gran ventura es ésta mía».  1855
Pasándosela en esta y otras flores,
se echa en tierra a mirarla el necio amante
—231→
que en lides más versado que en amores
ignora el abecé del cortejante.
Ni sabe cuánto encargan los autores  1860
que a la calva ocasión se le eche el guante;
porque quien tiempo tiene, y tiempo aguarda,
en maldecir su yerro, poco tarda.
   Ferraguto, que viene galopando
por aquella ribera, aporta al prado,  1865
y ve, mas no conoce al conde Orlando,
que sin divisa está y el rostro armado.
Maravillóse mayormente, cuando
dormida aquella dama vio a su lado;
y no bien conoció qué dama era,  1870
la vista y el semblante se le altera.
   Pensando que a guardarla atendería
aquel desconocido, en altaneras
y descompuestas voces prorrumpía,
y le dice de buenas a primeras:  1875
«Esa dama no es tuya, sino mía,
y serte a sano, que dejarla quieras;
que de no hacerlo, en este mismo punto
dejarás vida y dama todo junto».
   Hacia el recién venido alza la testa  1880
Orlando, y le responde algo mohíno:
—232→
«Tengamos, camarada, en paz la fiesta;
ve, por amor de Dios, ve tu camino
¿de dónde sabes tú, qué dama es ésta?
Naturalmente yo a la paz me inclino;  1885
pero si he de decirte lo que siento,
no me pareces hombre de talento».
   El español que luego se mosquea;
«¡Hola!, le respondió, ¿es que el acero
quieres que desta causa árbitro sea?  1890
Aunque de bien nacido caballero
ni miro en ti señal, monta; pelea;
más fácilmente así probarte espero
ladrón, que el resistirme empeño es vano».
A la espada esto dicho, puso mano.  1895
   Salta con vista entonces fulminante
el conde, que un volcán de furias era.
«Yo soy Roldán», poniéndose delante,
dice, y alzando a un tiempo la visera.
Hácele extraños visos el semblante;  1900
catadura jamás se vio tan fiera.
Ferraguto quedó medio aturdido,
mas como cuerdo, toma su partido.
   De la necesidad virtud haciendo,
—233→
dice: «Si eres Roldán, yo Ferraguto».  1905
Empieza entre los dos duro, tremendo
combate, cual jamás dio pena y luto
a esposa o madre; el uno pareciendo
un Satanás, y el otro un Belcebuto.
Mientras el uno amaga, el otro ha dado.  1910
Presto se han el arnés despedazado.
   Al espantoso estrépito despierta,
la dama, y viendo, como claro vía,
que era por causa suya la reyerta,
y que las costas ella pagaría;  1915
huye, despavorida y medio muerta
por do sus pasos la fortuna guía.
Y en tanto (no pasó medio minuto)
notan la fuga Orlando y Ferraguto.
   «Distante va, ni hay hoja que rebulla  1920
(el conde dice, echando atrás la espada)
si dejas que la dama se escabulla
con esta lid no ganaremos nada
y mientras uno y otro se magulla,
perdemos uno y otro la parada.  1925
Si una amorosa súplica te obliga
permíteme, te ruego, que la siga».
   «Has muy poca retórica estudiado,
responde el español de genio adusto;
y ciertamente es raro el desenfado  1930
con que de mí dispones a tu gusto.
Hubiérasme a lo menos convidado
a seguir la batida; ¿pero es justo
que uno deje la res y otro la corra?
Pelea pues, y súplicas ahorra.  1935
   «De treguas ni de paces no se trate,
que si eres duro tú, yo no soy blando».
«Por Dios que es un solemne disparate.
ser contigo discreto», dice Orlando.
Sigue otra vez el bárbaro combate,  1940
y finalizará Dios sabe cuándo.
Mas al canto siguiente se difiera
do nuevo asunto y grande nos espera.

  —235→     -[202]-  

1225-1232:



   En esta humana vida fastidiosa
   llena de errores, ilusiones, vicios,
   me parece hay entre otras una cosa
   no sólo expuesta a daños y perjuicios

V    sino oscura de suyo, y escabrosa
   y peliaguda que es el hacer juicios;
   que si no se hacen con prudencia y tiento
   viene tras ellos arrepentimiento.



   En esta humana vida fastidiosa
   llena de encantos, sombras, maleficios
   entre otras hay, señores, una cosa
   que nos traiga más daños y perjuicios,

Va más oscura de sí, más escabrosa
   y peliaguda que el hacer jüicios;
   que si no se hacen con prudencia y tiento
   viene mil veces arrepentimiento.

iia-va



de sombras llena, encantos, maleficios,
señores, he pensado que no hay cosa


señores, me parece no haber cosa


paréceme, señores, no hacer cosa
que traiga al hombre más graves perjuicios


de que se use más, ni que perjuicios
ni más grave de suyo y peligrosa

  -[203]-  

1237:



   cosa que en mil lugares la Escritura

1240:



   que el juzgar sólo a Dios le pertenece.

1245-1246:



   Y no sin causa, si lo presente
   por lo pasado juzgar se debía;

1249-1256:



   Astolfo el saco todo le ha vaciado,
   al jayán, que se abrasa en rabia loca,
   creyendo que el ser desvergonzado
   cosa es, que solamente a él le toca.

V    Responde sólo: «Acaba, pues, menguado»,
   y a su contrario cada cual se aboca,
   trayendo Astolfo, que otra no tenía,
   la lanza que os he dicho de Argalía.

1257-1259:



   Viene sobre él Grandonio, y con la punta


   Grandonio enristra su mástil, y en la punta
   jura enristrarlo como un palomino.


   jura le ha de ensartar, cual palomino.
   Astolfo mismo algún desmán barrunta;

  -[204]-  

1262:



   que el jayán no va fuera de camino

1264:



   y sólo a un tiento de la lanza, derribólo

1273-1280:



   Sonó como un arcón que de armas lleno
   desde algún alto mirador cayera;
   y por un tris no desfondó el terreno.
   Los que le han visto dudan si es quimera,

V y los que oyeron solamente el trueno
   se agolpan en tropel a la barrera;
   mas Carlos que lo ha visto y que lo mira
   dice a sus propios ojos que es mentira.

vii-viii



Carlomagno al inglés triunfante mira
y a sí mismo se dice que es mentira.

1277-1278:



   Hay quien caer ha visto al sarraceno
   y aún piensa entre sí mismo si es quimera;

  -[205]-  

1285-1288:



   hizo de sangre: asístele un criado
   y en español el alma le encomienda,
   pues profunda la herida era de suerte
   que casi casi le llevó a la muerte.


   que a poco casi le llevó a la muerte.

1292-1293:



   recién venidos a la plaza había;
   de alto valor y estirpe soberana,

1295:



   cuyo padre, famoso entre los reyes


   y su padre, famoso entre los reyes


   y su alcurnia, famosa entre los reyes.

1297-1312:



   Pinasi el otro infante se llamaba,
   y era mancebo de gallardo porte
   su padre la Rusia señoreaba,
   y de Tartaria lo que mira al norte,

V    donde de yermos campos Tana lava.
   Mas por venir a lo que más importe
   (pues aquel que mucho habla mucho yerra)
   Astolfo dio con uno y otro en tierra.
   Este tiempo un paje a Gano el conde
-[206]-

X    a dar la nueva fue, como un venablo,
   de haber vencido Astolfo. Él le responde
   que así es verdad, como le lleve el diablo.
   Dícele el otro el cuándo, cómo y dónde,
   y por san Pedro jura y por san Pablo

XV que en ayunas está, y que de la tela
   vio sacar a Grandonio en parihuela.

1315:



   y que materia no es dificultosa

1322:



   y llevándolos todos de reata

1325:



   Llegado, pues, a Carlos, le protesta

1329-1344:



   No afirmaré que Carlos le creyese,
   basta que buena cara le ponía.
   Gano al inglés mandó a decir que viese
   si otro pagano con quien lidie había;
-[207]-

V    y no lo habiendo, entre ellos se pusiese
   fin a las justas, mientras dura el día;
   y que se debe dar por bien servido
   que con tren venga a verle tan lucido.
   Astolfo que tenía poca paciencia

X    dijo al embajador: «Ve, dile a Gano,
   que dél a un turco no hallo diferencia;
   y que siempre le tuve por pagano
   hombre sin ley, sin alma y sin conciencia;
   que venga, y llevará una buena mano

XV y que en tanto le estimo, le asegura,
   en cuanto un saco lleno de basura».

x



responde al mensajero: «Ve, di a Gano


dice al embajador: «Dí al conde Gano

1345-1352:



   Tan atento mensaje oyendo el conde
   considerad qué estómago le haría.
   Mas como sabio, nada allí responde.
   Sólo sí en su interior se proponía

V    a Astolfo castigar, cual corresponde,
   con un castiga necios que él sabía.
   «Yo haré, dice, entender al casquivano,
   si es saco de basura el conde Gano».

i



Tan civil mensaje oyendo el conde


Oyendo el conde Gano este mensaje

iii



como prudente nada allí responde

1349:



   castigar a su tiempo aquel ultraje

1350:



   tal venganza tomar que a Astolfo pese

  -[208]-  

1353-1360:



   Aquesto dicho revolvió el caballo,
   y contra Astolfo parte, cual saeta.
   Juraba al primer golpe derriballo.
   Mas el buen Galalón no era profeta.

V    El caballero inglés, viene a encontrallo
   y los talones al roano aprieta;
   y a Galalón tocando con la lanza
   hízole en el arena dar de panza.

i



Esto dicho, al bridón la espuela [ha] hincado,


Diciendo así, la espuela al bruto ha hincado


Aquesto dicho, revolvió, y airado


Esto dicho, el corcel revuelve airado


Y tras esto el corcel se vuelve airado

iii



Jura hacerle rodar por aquel prado


dice: «Le haré rodar por aquel prado».

1362-1363:



   tirado al cielo, revolver liviano,
   que, sin torcerse, ni hacer muecas, baja,


   que, hecho un aspa en el aire, al suelo baja,

  -[209]-  

1374:



   y echóle al suelo con muy gran donaire,

1377-1385:



   Si estaba alegre con tan nueva cosa
   el bravo inglés, pregunta fuera vana.
   De regocijo el pecho le rebosa;
   y echando de las suyas, «ea villana

V    canalla, dice, no hay que estar, medrosa,
   venid, zurraros quiero la badana».
   Esmeril, provocado de este insulto,
   sale, y también da en tierra con el bulto.

1385:



   Pero Falcón que es de la propia gente,

1387:



   después que a cierto sitio fue aparente

1389:



   se hizo a la silla atar bonitamente.

1393:



   Y en medio al campo habiéndole encontrado,

1380a-1382a:



   campeador estuvo alguna pieza,
   hasta que al fin la gente ha reparado
   que atado está; y a rebullirse empieza

  -[210]-  

1387a:



   «Salga, Astolfo decía, salgo el que quiera

1393a-1416:



   Anselmo de Altarripa, otro bergante,
   una traza diabólica ha pensado;
   para que Astolfo en otro tono cante,
   con Ranier de Valclosa ha concertado

V    que embestir vaya al duque por delante
   y él le acometerá del otro lado;
   por detrás, dijo, iré como valiente
   y haré que Astolfo caiga finalmente.
   Pues así fue que mientras por el llano

X    corre Astolfo a Ranier que atacarle osa,
   le viene el otro por detrás pian piano.
   y cuando Astolfo hiriendo al de Valclosa
   se deja un poco el cuerpo ir tras la mano,
   el conde Anselmo le hace la forzosa,

XV y lo da en la cerviz con gracia tanto
   que en el suelo de bruces me la planta.
   Aquí el que tenga hiel y entendimiento
-[211]-
   discurra si los brazos pondrá en jarras
   Astolfo, al recibir tal tratamiento,

XX y si reparará en daño de barras.
   Cual jabalí, cual toro, cual violento
   tigre o león, con dientes, cuernos, garras,
   con lo que puede a su ofensor se arroja,
   y ni aun verle morir le desenoja.

1422-1423:



   un tajo de través, que es maravilla
   no le pasase hasta la oreja opuesta;

1428-1432:



   De hacer a Astolfo salpicón se trata.
   Carlos con cetro en mano entre la tunda
   se mete (que fue acción poco sensata
   donde relumbra tanta punta al viento
   el ser emperador le estuvo a cuento);

1433-1440:



   «Aparta, Astolfo, grita, aparta, Gano;
   ¿mi presencia belitres no os contiene?
   ¿soy yo un trompeta, o soy yo Carlomano?».
-[212]-
   Y jura que de ahorcarlos todos tiene.

V    Grifón al mismo tiempo con la mano
   puesta sobre la izquierda oreja viene,
   y ante el Emperador arrodillado
   llorando dice, que Astolfo le ha dado.

iv-viii



Y jura que de ahorcar a todos tiene.
Entretanto Grifón que con la mano
sobre la oreja ensangrentada viene
dice, ante Carlomagno, arrodillado


le decía de lágrimas bañado,
«ved, señor, cuanto Astolfo me ha trozado».

1441-1442:



   Pero el inglés que un áspid está hecho,
   sin que el respeto a Carlos fuere parte.

1450:



   no por ti, que sabemos ya quién eres

1453-1455:



   Carlos todo alterado en el semblante.
   ¿Donde yo estoy, le dice, tal profieres?
   Si cortesía no sabes, vive el cielo,

1458-1459:



   antes creyendo que razón tenía
   (bien que Gano hace juicio diferente)

  -[213]-  

1462:



   que derribado por detrás lo había

1468-1472:



   mandóle Carlos preso, y por postrera
   merced llevado fue, donde le esculpa
   un cincel doloroso en la mollera
   cuál es el fruto de un furor reacio
   pues masticarlo pudo bien despacio.

1489-1496:



   Mas consolarse deberá, pensando
   (aunque de necio dicen es consuelo)
   que mucha mayor pena están pasando
-[214]-
   aquellos tres que van tras un señuelo,

V    Reinaldos, digo, Ferragú y Orlando,
   a quienes lleva Amor al redopelo.
   Todos tres hacia Ardeñas se dirigen,
   pero caminos diversos eligen.



   Mas consolarse deberá, pensando
   (aunque de necio dicen es consuelo)
   en su primo Reinaldos y en Orlando
   y en Ferragú, que van tras el señuelo
   de una esquiva beldad, y están pasando
   pena mayor y más cruel consuelo.
   De Ardeñas a la selva se dirigen
   pero sendas los tres varias eligen.

1497-1504:



   El primero, Reinaldos es, que llega,
   y aquellos verdes yermos examina,
   ve un soto hermoso a quien la margen riega
   una corriente pura y cristalina.

V    Atravesando la florida vega
   hacia lo más espeso se encamina
   sobre Bayardo, y a un estanque viene
   a quien la tierra toda igual no tiene

i-ii



Reinaldos que al oscuro bosque llega
en demanda de la dama peregrina


en busca de la dama peregrina


tras la bella princesa peregrina

1505:



   Es el pretil de cándido y pulido

1507:



   que si un amante de aquel agua bebe

  -[215]-  

1513-1523:



   Merlín se dice haberlo fabricado,
   porque Tristán que de la bella Iseo,
   perdidamente estaba enamorado
   en aversión trocara allí el deseo.

V   Pero no quiso el cielo que el cuitado
   (por más que su amoroso devaneo
   de tierra en tierra y mar en mar vagase)
   nunca por este sitio transitase.
   Cuando por lo más alto el sol se mueve,

X   llega Reinaldos a la estancia grata,
   y a ver se pone aquel licor aleve

1525:



   Reinaldos que de sed se abrasa, bebe,

1529-1536:



   El mirar que en el alma trajo impreso
   se le borró; la gracia y gallardía
   que con mil nudos le tuvieron preso
   desocupado le han la fantasía.
-[216]-

V    Empero a discurrir con grave seso,
   en la locura y la majadería
   que era el andar así de ceca en meca
   tras una damisela, hecho un babieca.

iii



que con mil lazos le tuvieron preso

vi-vii



en la locura grande y tontería
que es el andar así de ceca en meca

  -[216]-  

1542-1543:



   ve que es mujer la que juzgaba diosa.

1547-1549:



   ¡Tirana ley, perversa y dura suerte!
   mas antes de dejar la selva umbría
   se le ofrece otra fuente fresca y pura.
   Cuantas flores abril engendra y cría

1551-1568:



   y a la mullida y deleitosa alfombra
   hace una oliva, un haya, un pino sombra.
   Estas aguas Merlín de otra manera
   encantó; pues aquel que las probare

V    harán arder de amor por la primera
   mujer que la fortuna le depare;
   y si es mujer, que al primer hombre quiera
-[217]-
   a quien gustado su licor, mirare.
   Reinaldos no bebió, como que había

X    la sed templado en la otra fuente fría.
   Mas queriendo gozar el silencioso,
   grato frescor de aquel paraje umbrío
   a Bayardo dejando del hermoso
   prado pacer la grama a su albedrío,

XV reclinóse a gozar breve reposo
   y rindióse del suelo al poderío;
   cuando Fortuna que huye al que se muere
   por ella, y quiere a aquel que no la quiere,

xi-xii



Mas en aquel paraje silencioso
de la fatiga descansar queriendo

1569-1575:



   Lo que Reinaldos ya no le pedía
   se le presenta para darle enojo,
   haciendo allí venir, mientras dormía
   aquella por quien antes diera un ojo.

V Al ver la sed y ardor con que venía
   de jugarle una mano tuvo antojo,
   y porque toda de una vez se abrase
   quiere que junto a la tal fuente pase.

  -[218]-  

1583-1584:



   y harto más calorosa que primero,
   máxime, visto que hubo al caballero


   mirado que hubo al joven caballero

1585-1588:



   Al verle reposar tan dulcemente
   sobre la verde, regalada cama
   sentírsele figura un clavo ardiente
   que el corazón atravesado inflama.

1590:



   serena una armonía de amor derrama

1597-1599:



   si acaso a dicha ve, no le da caza


   si acaso alguna vez, no le da caza,
   mas como que la vida se le acabe,
   se queda agazapado, mudo y quieto,

1601-1602:



   Así, el pudor teniéndola del freno
   mira a Reinaldos la beldad divina,

1604-1605:



   arde, y no sabe qué haga la mezquina.
   De flores dijo estaba el prado lleno

  -[219]-  

1609-1616:



   Después que un largo rato se hubo estado
   durmiendo el caballero en la floresta,
   recuerda al ver a Angélica a su lado,
   pensando está entre sí, qué cosa es ésta;

V    ella lo ha cortésmente saludado;
   mas el oírla, tanto le molesta,
   que como si de un tigre o sierpe huyese
   sin responder palabra, montó y fuese.

vii



que como si una sierpe o tigre viese

1620-1621:



   gritando: «para, para, caballero,
   óyeme un solo instante»; mas no cesa

1625-1640:



   Desesperada síguelo ella en vano,
   «¿por qué, diciendo, tan crüel desvío?
   ¿quién de ese modo te hace huir, tirano?
   No es quien te llama un enemigo, impío.

V    No hay zalagarda aquí del conde Gano.
   Amor a ti me arrastra, señor mío;
-[220]-
   y te busco, te anhelo, sigo y llamo
   porque te adoro sólo, y porque te amo.
   «Te amo más que a mi vida, y tú a mis quejas

X    ni una respuesta otorgas cariñosa.
   Vuelve los ojos, pues; mira a quién dejas;
   mira bien si mi cara es horrorosa
   que con tanta esquivez de mí te alejas
   ¡Ah! no corras (que el verlo es fiera cosa)
por senderos, mi bien, tan montaraces:
   un paso no daré, si por mí lo haces.

ii



y tú a mis quejas una respuesta niegas cariñosa

  -[220]-  

1641-1643:



   «Que a sucederte un mal por causa mía,
   a ti o a tu caballo el más ligero
   en extremo, señor, me pesaría:

1648:



   antes con rendimientos obligada».

1649:



   Así esparciendo va dulce lamento,

1653-1656:



   Él va que cabalgar parece el viento;
   y ella, cuando de vista le ha perdido,
-[221]-
   al dolor se abandona más profundo;
   cruel llama al amor, al cielo, al mundo.

1654:



   y prontamente ha desaparecido:

1657-1660:



   Pero muy más crüel y riguroso
   llama a Reinaldos, y muy impío.
   «¿Quién creyera, decía, que tan hermoso
   cuerpo ocultase un corazón tan frío?

1658:



   y a Reinaldos tirano, ingrato, impío

1663:



   ¿O cuál se halló tan intratable fiera,

1667-1668:



   Que el placer de tu vista pudo, ingrato,
   haber templado este importuno fuego.

1672:



   que antes de conocerte gozó el alma».


   que antes de verte yo gozaba el alma».

1673-1680:



   Así diciendo torna al sitio ameno
   do reposar le vio, y llorosa exclama:
-[222]-
   «¡Oh verde prado, de ventura lleno,
   afortunadas flores, feliz grama,

V que tocar merecisteis aquel seno,
   y a los hermosos miembros distes cama!
   ¿Por qué a vosotros mi sentir no es dado,
   o por qué el vuestro me es a mí negado?».

i



Diciendo así, y tornando al sitio ameno

  -[222]-  

iv



felices flores, apacible grama

viii



o por qué el vuestro el cielo me ha negado?».

1681-1688:



   Dice, y sobre aquel sitio luego se echa,
   y hondos gemidos la cuitada arroja.
   Poco de este desahogo le aprovecha:
   el tirano dolor ni un punto afloja.

V    De nuevo se lamenta, y se despecha
   y de copioso llanto el suelo moja.
   Hasta que al fin, cansada, le parece
   que siente algún alivio, y se adormece.

i



Dice, y en aquel prado a llorar se echa

iii



poco aquel desahogo le aprovecha

vii



y tras el largo duelo...


y tras el largo lloro...


y tras sentirse aliviada...

1689-1696:



   Descanse enhorabuena el angelito.
   ¿Que os hable no queréis de aquel Gradaso
   que trae por mar ejército infinito
-[223]-
   a España, y hace ya horrendo fracaso?

V   Mas dejémosle estar otro poquito;
   que ya se nos vendrá más que de paso.
   Justo es que a Orlando y Ferraguto vuelva,
   que llegan ya de Ardeñas a la selva.

iv



a España, y hace allí horrendo fracaso?


y en España, hace ya horrendo fracaso?


y hace en España, un bárbaro fracaso?

1697-1698:



   Corriendo el español la selva umbrosa
   de ira y de amor se quema y se derrite,

1700:



   y el vivir no lo estima en un ardite

1703:



   o si no encuentra al menos al hermano

1705:



   Pues cabalgando el joven altanero,

1713-1714:



   Y atando el suyo luego que se apea,
   a despertar al Argalía camina

  -[224]-  

1721:



   Despierta de allí a poco el caballero,

1725:



   «Señor, no hay que pensar, le dice el fiero

1729-1734:



   «El tuyo, si lo ignoras, he soltado;
   que no puedas de nuevo escabullirte.
   Anduviste conmigo mal crïado,
   pensando no supiera yo seguirte.

V    Ahora, que la tierra te he cerrado,
   miro si por las sombras puedes irte.

ii



que no pienses de nuevo escabullirte.


y no es posible que a la fuga apeles.

vi



dime si piensas por las sombras irte.


dime si sabes por las sombras irte.


dime si puedes por las sombras irte.

1737-1744:



   En voz alta el mancebo, y faz serena,
   respóndele: «No esperes que conteste
-[225]-
   si aquélla fue crianza mala o buena,
   porque no es tiempo de argumentos éste;

V    sí diré, que ni tú, ni una docena
   de los mejores, ni una entera hueste
   huir me hiciera; y que si pude hacello
   fue por dar a [mi hermana gusto en ello.]

v-vii



sí diré, que el huir no fue de ajena
espada; y quien tal piense aquí se apreste
a sustentarlo...
sí digo, que temor de espada ajena
no me hizo dar la espalda...

1745-1756:



   «Y así al que se arrojara, que se enoje,


   Y el que enojarse quiera, que se enoje,
   que dar satisfacción sabrá este acero

1749:



   sabes quién soy; no digo más, ni quiero».

1753-1760:



   Ni el furor de Argalí le cede en nada:
   arman una espantosa batahola;
   y del estruendo altísimo asustada
   se estremece la selva opaca y sola.

V    Viendo Argalí que el moro es a su espada
   invulnerable, en alto levantóla
-[226]-
   diciendo: «Si posible no es herirte,
   veré si logro al menos aturdirte».

v-vi



Sabiendo el del Catay que era a su espada
invulnerable Ferraguto, alzóla,


invulnerable, cuanto pudo alzóla,


invulnerable, al cielo levantóla


invulnerable, el falso Uberto alzóla

  -[226]-  

1761-1773:



   Y le aturdiera con el recio tajo
   que a la cabeza el joven amenaza;
   mas cuélase el moro por debajo,
   y el uno al otro en fuerte nudo enlaza.

V    Tuvo Argalí para el marcial trabajo
   cuerpo más fuerte y más fornida traza,
   pero destreza tuvo el otro mucha,
   y tal vez más experto fue a la lucha.
   Y así no es de extrañar que le postrara;

X bien que tanto con él brega el infante,
   que vino a estar encima, y en la cara
   le empieza a dar con el ferrado guante.
   Mas otro ataque Ferragú prepara

1774:



   por no sé qué fatal juntura oculta,

1776-1783:



   Pálido se tornó el color rosado
   lánguido el cuerpo ya, se desmadeja;
   como cuando al pimpollo delicado
   el fresco humor en julio ardiente deja.
-[227]-

V    A Ferraguto en acento mal formado,
   como que el trance ya mortal le aqueja,
   dice: «Este solo don, pues que muero,
   te pido que me otorgues caballero».

i



Blanca se torna la color rosada

iii-iv



como tierno pimpollo delicado


como purpúrea rosa que agostada
la falta de agua en julio ardiente deja

  -[227]-  

1784-1791:



   «El cual te pido por caballería
   y por tu fama y mérito excelente,
   que aqueste cuerpo y la armadura mía
   en un río sumerjas juntamente

V    por que nadie la vista, que algún día
   mi honor, diciendo así, mancho y afrente:
   vil caballero fue, y de baja suerte
   que así armado se dejó dar muerte».

vii



Caballero fue vil el que la muerte


Caballero fue vil quien de esta suerte


el que así armado se dejó dar muerte

1792-1799:



   El yelmo Ferragú le suelta y quita,
   tornada en compasión la furia brava;
   y ve cómo la tez se le marchita
   y que el calor por grados se lo acaba.

V   Estrechándole al seno solicita
-[228]-
   el ánima atajar, que ya volaba;
   mas viendo sea en vano, al infelice
   que alienta apenas, tristemente dice:

iii-iv



la bella tez ajada halló y marchita
viendo que el vital calor le abandonaba


viendo que el aliento vital le abandonaba

  -[228]-  

vi



la vida sujetar, que ya volaba

1802-1803:



   Arrebatado te ha en tu albor hermoso
   a lo que ver se deja, ¡inicua suerte!

1803:



   en el oriente de tu vida hermoso

1806-1831:



   Pudo anublar Fortuna un sol más largo
   y verterte en su cáliz mucho amargo.
   «Ya estás de sus rigores al abrigo,
   y si es que te agravié, perdón te pido,

V    que por honra y amor vine contigo
   a combatir, no de rencor movido.
   Y lo que me rogaste, por testigo
   al cielo doy, que dejaré cumplido.
   Sólo (pues que me veo la frente inerme)

X    este yelmo permíteme ponerme.
   «Por cuatro días hazme esta fineza,
   mientras que de otro a proveerme llego».
   Inclinóse la pálida cabeza

   como dando a entender que otorga el ruego.
-[229]-
El español se estuvo en la maleza,
   hasta morir el joven, que fue luego,
   y cuando el cuerpo se estiró difunto
   en brazos Ferragú tomóle al punto.
   Habíase a la frente acomodado
   (quitada la cimera de antemano)
   el yelmo del mancebo malogrado,
   que era un yelmo finísimo y liviano,
   y cuando en su caballo hubo montado,
   en brazos el cadáver, a un cercano

XXV río, que de aquel monte el flanco moja,
   lleva, y donde más hondo está, le arroja.

xxi



el yelmo de aquel mozo malogrado

xxiv-xxvi



va con el muerto en brazos a un cercano
río, y do más honda la corriente
parece estar, lo suelta blandamente.

1832-1839:



   Un rato el agua se estuvo mirando
   y luego por la selva solitaria
   pensativo se va; mientras Orlando
   corre la selva en dirección contraria.

V    Buscando viene el triste y rebuscando
   su propio daño cuando la voltaria
   Fortuna aleve, por hacerle entera
   la burla, quiso que a la dama viera.

i



Un rato el agua estuvo contemplando

v-vii



Buscando el conde iba y rebuscando
su daño propio y el diablo o la voltaria
Fortuna impía, por hacerle entera

  -[230]-  

1840-1847:



   La actitud bella, en que la vio dormir
   ni encarecerse puede, ni aun pensar.
   Flores parece en torno el prado abrir
   y amores la arboleda susurrar.

V Cual se quedó Roldán hay que decir:
   absorto se la pone a contemplar
   el cuerpo inmóvil, y la vista fatua.
   Poco se diferencia de una estatua.

i-ii



La graciosa actitud en que dormía
no hay expresión que encareceros pueda

v-vi



suspenso el suspirar y el discurrir
que hasta el aliento le llegó a faltar

sin respirar el conde y sin sentir
embebecido queda en el mirar

suspenso, absorto, estático se queda
y el cuerpo inmóvil la vista fatua
yerta parece inanimada estatua.

1848-1851:



   Así quien de la boa ha respirado
   el letal vaho, con que armarla quiso
   naturaleza, atónito, pasmado
   y casi lelo queda de improviso.

1854:



   ¿Verdad es que la miro? ¿o fantasía?

1856-1863:



   Pasándosela en esta y otras flores
   se echa en tierra a mirarla el necio amante,
-[231]-
   que sabe más de golpes que de amores,
   y combatir, que hacer de cortejante.

V    No sabe cuánto encargan los autores
   que a la calva ocasión se le eche el guante
   y que el que tiempo tiene, y tiempo aguarda
   en maldecir su yerro, poco tarda.

iii-v



que sabe más de heridas que de amores,
no sabe el abecé del cortejante.
No sabe lo que encargan los autores

vii



y que quien tiempo tiene, no lo aguarde
porque perdida o nunca vuelve, o tarde.

1865:



   por aquella ribera, llega al prado,

1870:



   y apenas conocido hubo quién era,


   y apenas conoce que Angélica era

1872-1874:



   Pensando que aquel hombre allí estaría
   guardándola, en palabras altaneras
   insultos y amenazas prorrumpía,

  -[232]-  

1884:



   no hagas mal tercio a quien no te molesta.

1886:



   tener pareces poco entendimiento».

1888-1895:



   Ferraguto al instante se mosquea,
   dice: «¿Conque no piensas retirarte?
   ¿Conque la espada quieres tú, que sea
   quien dé sentencia entre una y otra parte?

V    Enhorabuena, pues; monta, pelea
   y fácilmente podré así probarte,
   ladrón, que el resistirme empeño es vano».

vi-vii



menos difícil me será probarte
ladrón, que el resistir empeño es vano».

1896-1903:



   Salta con torva vista y fulminante
   el conde, que un volcán de furias era.
   Hace de extraños visos el semblante;
   catadura jamás se vio tan fiera.

V   «Yo soy Roldán», poniéndose delante
   dice, y alzando a un tiempo la visera.
   Ferraguto quedó medio aturdido

  -[233]-  

1905-1907:



   «Si eres, dice, Roldán, yo Ferraguto».
   Comienza entre los dos el más horrendo,
   atroz combate, que jamás dio luto

1912-1919:



   Al espantoso estrépito despierta,
   la bellísima ninfa que dormía
   y de pedazos de armas ve cubierta
   la tierra; y de los dos la gran porfía.

V    Huye, despavorida y medio muerta
   por do sus pasos la fortuna guía,
   y perdida de vista, así al pagano
   habló primero el senador romano:

i-iv



Angélica al estrépito despierta,
y como por las señas conocía
que ella, finalizada la reyerta
las costas de aquel [duelo] pagaría.


y conociendo bien que la reyerta
en su peligro propio parecía

vii-viii



y en tanto de este modo habla al pagano
el invencible senador romano:

1920-1927:



   «Quiero que treguas, caballero, hagamos,
   y aun paces te propongo, si te agrada.
   Pues ida la beldad por que lidiamos
   no ganaremos con matarnos nada.

V Si combatimos ¿no es porque la amamos?
-[234]-
   pues emboyantes la una y la otra espada,
   y si jamás de amor sentiste el fuego
   que tras ella me dejes ir, te ruego».

1924:



   y mientras el uno al otro se magulla

1928-1935:



   «Has muy poco retórica estudiado,
   dice aquel español de genio adusto
   y ciertamente es raro el desenfado
   con que de mí dispones a tu gusto.

V Otro al amigo hubiera convidado;
   pero irte tú, y quedarme yo, no es justo,
   que a cada cual su albarda le lastima,
   y así el acero esta cuestión dirima.

v-viii



Si fuera yo a lo menos a tu lado,
vaya; pero dejarme, es caso injusto;
a hierro, pues, el pleito se dirima,
que a cada cual albarda le lastima.

1936-1943:



   «De guerras ni de paces no se trate,
   mas el que venza, irá tras ella andando».
   «Por Dios que es un solemne disparate
   ser contigo discreto» dice Orlando.

V De nuevo empieza el bárbaro combate
   entre uno duro, y otro nada blando;
   mas a otro canto aqueste asunto quede,
   que el pecho enflaquecido más no puede.