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ArribaAbajoCanto IV

Gradaso




    ¿Diremos que es amor hado preciso,  2225
dura necesidad, y que si ataca
de recio a un corazón, humano aviso
de donde se atrinchera no le saca?
¿O mirando las cosas a otro viso,
decidiremos que su ardor aplaca  2230
próvida reflexión, juicio discreto,
y que al arbitrio humano está sujeto?
—346→
   El que dos toros ve, por la vacada
darse de cuernos y escarbar la tierra,
o a espuela y pico en un corral trabada  2235
entre dos gallos implacable guerra,
no cree que pueda equipararse nada
a ese instinto de amor que el pecho encierra,
centella etérea, elemental, prendida
en las fibras más hondas de la vida.  2240
—347→
   Mas si del amoroso paroxismo
suele calmar la fiebre, ya la opiata
de la seguridad, ya el sinapismo
de una correspondencia infiel o ingrata;
si amor violento se consume él mismo,  2245
tibio, un soplo levísimo le mata;
si a la larga ausencia, como Ovidio escribe,
o rara vez o nunca sobrevive;
—348→
   Si modera sus ímpetus la Ética,
si tirita sin Ceres y sin Baco,  2250
si aquella dura disciplina ascética
que hace a el alma robusta, al cuerpo flaco,
le cierra el corazón con tapa hermética;
muy más que poderoso eres bellaco,
¡oh ciego dios! ni hay hombre que no acierte,  2255
queriéndolo de veras, a vencerte.
   Pero según la idiosincrasia varia
quiere esta enfermedad vario el remedio.
¿Tiene el paciente condición voltaria?
Récipe: un mes o dos de tierra en medio.  2260
A un manso afecto una pasión contraria
hace que una alma altiva cobre tedio.
¿El clarín de la fama la desvela?
Es niño amor, y amedrentado vuela.
—349→
   Santíguase Harpagón, cuando le guiña  2265
una moza agraciada, pizpireta;
no que le desagrade, no, la niña;
sino que más un patacón le peta.
Se siente vocación de anacoreta:
¿Pídenle para un chal o una basquiña?  2270
«¡Fuera!, dice, amoroso garabato;
—350→
me atengo a no pecar, que es más barato».
   Mas hay amor que prende en alma dura,
y entre contrariedades crece y medra;
hay amor que ningún remedio cura,  2275
y ni el peligro ni la muerte arredra.
Contra el roble que andamios de verdura
levanta, y la raíz en honda piedra
de un risco alpino esconde, brega en vano
proceloso aquilón que barre el llano.  2280
   Mas ¿a qué repetir lo que ya han dicho
tantos en dulce rima y docta prosa?
Quédate, Amor, en tu sagrado nicho,
y guárdate tu ciencia misteriosa.
Eres, en conclusión, un duende, un bicho,  2285
un enigma, una cierta cosicosa
que se viene y se va cuando le peta,
y trabuca a los hombres la chaveta.
—351→
   He aquí dos que se tiran al codillo
(dije mal), que se tiran al degüello;  2290
y en la parada no les va un cuartillo,
porque la dama que es la causa dello
huye, y de más a más lleva el anillo
puesto en la boca, y sin volver el cuello,
veloz se pierde en la montaña oscura,  2295
que aun invisible, no se cree segura.
   Artes y fuerza apura en su adversario
cada cual, ya repare, ya acometa;
tíranse golpes con suceso vario;
y todo sigue en igualdad completa.  2300
—352→
Iba a durar la fiesta un octavario;
mas heos aquí que en traje de estafeta,
montada en palafrén de blanco pelo,
llega una dama, echado al rostro un velo.
   Suspensa de las armas la porfía,  2305
descúbrese la bella viajadora,
que afligida se muestra en demasía,
y con las tiernas lágrimas que llora
temprana flor parece que rocía
el aljófar primero de la aurora.  2310
Mirando al conde, le saluda, y ruega
que no pase adelante la refriega.
   «Aunque, mujer desconocida, creo
que mi demanda estimes necia y ruda
(díjole así), lo que en tus obras veo,  2315
de que la otorgues no me deja duda.
Vengo, señor, de allende el Pirineo
en estos tristes paños de vïuda
buscando a este infelice caballero,
y que le dejes ir deberte espero».  2320
—353→
   «Contento soy (dio el conde por respuesta,
que era la flor de toda cortesía),
y aun mi persona está a serviros presta,
si fuere menester más compañía».
«Gracias te doy, le respondió modesta;  2325
honor insigne a la verdad sería;
pero mi primo solo me acompañe,
que a tu valor más alto empleo atañe».
   Y vuelta a Ferraguto, «¿Has conocido,
dice, a la sin ventura Flordespina?  2330
Pasas el tiempo en justas divertido,
¡mísero! y ni aun sospechas la rüina
de que a darte las nuevas he venido.
Arde toda la España en repentina
guerra; tu padre está cautivo, ¡ay triste!,  2335
y el enemigo a Barcelona embiste.
   «Acaba de llegar un rey Gradaso
que le llaman señor de Sericana;
y avasallada el Asia, hoy el Ocaso
sujetar quiere a su soberbia insana.  2340
De reyes ni de pueblos hace caso;
común azote de la especie humana,
cristiano y musulmán, francés y godo,
al bárbaro invasor le es uno todo.
   «Consigo arrastra un turbïón espeso  2345
de naciones feroces y malvadas;
—354→
Marsilio está para perder el seso;
el pobre rey se da de bofetadas.
Y viendo a Falserón, tu padre, preso,
únicamente tiene en ti fundadas  2350
sus esperanzas. Ven; postrada invoca
tu brazo España; a ti el salvarla toca».
   Absorto, calla el moro, masticando
la relación de la afligida prima,
y unos pocos momentos vacilando  2355
estuvo; al fin su decisión intima;
«A Dios te queda, dice, conde Orlando;
otra vez, si te place, se dirima
la interrumpida competencia nuestra;
eres valiente, y dello has dado muestra».  2360
   Para dejar que Ferragú se ausente
el conde intercesión no necesita;
antes a la Fortuna interiormente
las gracias da, que estorbo tal le quita.
—355→
Cambia Orlando la guerra antecedente  2365
por la que dentro el pecho amor excita,
y tras la fugitiva mueve el paso,
mientras va el moro en busca de Gradaso.
   Convoca en tanto Carlos a gran prisa
su regia corte, y sobre el mal que aflige  2370
al Occidente, en puridad se avisa,
y a este modo discurre: «Lo que exige
de Nos la tempestad que se divisa
en la vecina España, se colige
de aquestas dos razones: la primera,  2375
que el rey Marsilio es deudo nuestro, y fuera
   «Mancilla que el honor real no admite,
en tamaño peligro abandonalle;
y la segunda, que si Dios permite
que a España ese rey bárbaro avasalle,  2380
sin aguardar licencia ni convite
sobre la Francia se vendrá, y ahorralle
el viaje es convenible y cumplidero;
ca da dos veces el que da primero.
   «Y pues la fe y honor os es patente  2385
del ilustre barón de Montalbano,
—356→
nombrarle hemos juzgado conveniente
capitán del ejército cristiano».
Habiendo dicho así, solemnemente
el militar bastón le puso en mano.  2390
Arrodillado el paladín lo aceta,
y una oración pronuncia asaz discreta.
   «Seguirán, dice Carlos, tu estandarte
hombres cincuenta mil, gente de brío;
y para más cumplidamente honrarte,  2395
y demostrar lo que en tu espada fío,
quiero también gobernador nombrarte
del Lenguadoc y cuanto baña el río
Garona; obedeciéndote Burdeos,
Rosellón y los montes Pirineos.  2400
   «Mira, añadió abrazándole, hijo caro,
mira que te encomiendo mi corona».
Contéstale Reinaldos: «El amparo
de los cielos me falte, si ambiciona
premio mi pecho, más ilustre y claro,  2405
que el consagrar mi espada y mi persona
a tu gloria, y que ceda, mientras vivo,
en honor tuyo el que de ti recibo».
   Dice, y los pies le besa, y se despide,
y la corte le da la enhorabuena.  2410
Él lo cortés con lo valiente mide,
y a todos honra y de favores llena.
Con la celeridad que el caso pide
lo necesario a la partida ordena,
e incontinenti pónese en camino,  2415
de Ivón acompañado y de Angelino.
Todo el que sabe de armas y de guerra,
luego que esta partida se pregona,
—357→
deja por ir tras él su casa y tierra,
como a quien tanto su gran nombre abona.  2420
Pasado han ya lo estrecho de la sierra,
y en poco tiempo llegan a Gerona,
adonde el viejo rey se ha retirado,
dando a Grandonio el cargo del Estado;
   Que teniendo cercada en crudo asedio  2425
a Barcelona la enemiga hueste,
de salud le parece único medio
en el estado de las cosas éste;
mas crece el mal, y no se ve remedio
que en situación tan apurada preste;  2430
casi se trata de acordar la entrega,
cuando con Ferragú Reinaldos llega.
   Como en la tempestad al marinero
que ya la tabla náufraga apercibe,
cuando más brama el piélago altanero,  2435
mudado el viento, el ánimo revive;
cual lámpara que al dar el postrimero
destello, nuevo pábulo recibe,
tal de Marsilio entonces la abatida
moribunda esperanza torna a vida.  2440
   Llegan al mismo tiempo Balugante,
Isolero, Espinela, Matalista,
Serpentino, y el bravo rey Morgante,
a repeler la bárbara conquista.
El califa de España, el Almirante,  2445
y Falserón, con otra larga lista
de nombres que por no cansar no escribo,
cuál era ya difunto, y cuál cautivo.
—358→
   Porque Gradaso, aquel desaforado
rey de la populosa Sericana,  2450
habiendo las dos Indias subyugado
y aquella ínsula grande Trapobana,
los persas y los árabes domado,
y de los negros la región lejana,
y la mitad del mundo, finalmente  2455
desembarcó en España con su gente.
   Multitud de naciones conquistadas
le siguen, belicosas y salvajes,
blancas, rojas, morenas, y tiznadas,
de varios climas, lenguas, armas, trajes.  2460
Príncipes sólo y testas coronadas
le sirven de escuderos y de pajes;
valeroso, incapaz de felonía,
pero altivo, arrogante en demasía.
   Cubre a la infausta España la avenida  2465
de tanta horda terrífica, sañuda.
Marsilio, que la cree casi perdida,
no sabe a qué lugar primero acuda;
y Barcelona misma es reducida
a tal extremo, que aun Grandonio duda;  2470
pues día y noche el sitiador la estrecha,
y se halla a punto de batirla en brecha.
   Abraza, haciendo extremos de locura,
a Ferraguto el viejo rey Marsilio.
«Aunque imploraba ya la sepultura,  2475
dice, con el vivir me reconcilio;
—359→
que tengo la victoria por segura
con tu asistencia y el cristiano auxilio».
Ferraguto le da respuesta breve:
que hará lo que acostumbra y lo que debe.  2480
   Mientras de la defensa agota el arte
Grandonio, con la Cruz la Media-luna
forman bizarro ejército, que parte
a probar en el campo la fortuna.
En brigadas la gente se reparte;  2485
señálase caudillo a cada una;
y rige Serpentino la primera,
que combatientes veinte mil numera.
   Cincuenta mil conduce a la pelea
Reinaldos; no le falta un solo infante;  2490
Matalista a su vez capitanea
quince mil; va a su lado el rey Morgante;
luego otros tantos de hosca raza y fea
gobiernan Isolero y Balugante;
y sigue a todos la aguerrida banda  2495
de treinta mil que Ferraguto manda.
   Dirige el rey Marsilio la postrera
de treinta y cinco mil bravos peones.
La fuerza tal, y tal el orden era
de las seis coligadas divisiones.  2500
El sol en los arneses reverbera;
de polvareda espesos nubarrones
álzanse, y en el polvo y los reflejos
—360→
los conoció Gradaso desde lejos.
   Llamando a cuatro reyes de corona  2505
Brutarroca, Grancoda, Urnaso y Berra,
«¡Hola!, dice, batidme a Barcelona:
cuidado que hoy sin falta venga a tierra;
no hay que dejarme a vida una persona;
solamente a Grandonio en esta guerra  2510
vivo me cogeréis, metedle en hierros,
que a lidiar quiero echarle con mis perros».
   Cada cual de estos reyes conducía
de los campos del Indo y los del Ganges
guerrera innumerable infantería,  2515
de arcos armada, de hondas y de alfanjes;
y cubren, en lugar de artillería,
uno y otro costado a las falanges
doscientos elefantes nada menos,
que altos castillos cargan, de indios llenos.  2520
   Cual ondas forma con el raudo viento
la grama de una vasta pradería,
comienza a rebullir el campamento,
y con el polvo se oscurece el día.
El Sericano dice: «En el momento  2525
quiero que venga a la presencia mía
ese gigante rey de Trapobana
que monta una jirafa por alfana».
   No se vio rostro de tan fiera guisa
como el de este jayán nombrado Alfrera.  2530
«¡Hola!, dice Gradaso, date prisa;
ve, feo monstruo, hacia la azul bandera
que tiene estrella de oro por divisa;
sabes, si no la traes, lo que te espera».
Y encarado a otro rey que cerca estaba  2535
y Faraldo de Arabia se llamaba,
—361→
«Hazme al barón de Montalbán cautivo,
dice, y el estandarte galicano,
y en él haz modo de envolverle vivo,
y de traerme su corcel a mano;  2540
no dejes que Bayardo fugitivo
se te escabulla, malandrín villano;
pues sabes que salí de Sericana
por ganar a Bayardo y Durindana».
   Luego a Framarte, rey de Persia, ordena  2545
que a Matalista prenda y a Morgante.
Al rey de Nubia, Orgón, que tiene llena
de verrugas la cara y es gigante,
«Ensartarásme en una gran cadena
con Isolero, dice, a Balugante».  2550
Al cual Orgón la carne recia y dura
servía de vestido y de armadura.
   Al gigante Balerza luego manda
(que tiene el morro tres pulgadas grueso
y monta un elefante) ir en demanda  2555
de Ferraguto, y que le traiga preso.
El pueblo Sericán sin armas anda,
como en expectativa del suceso;
que sólo con su rey al campo sale,
y cuando el riesgo o la ocasión lo vale.  2560
   La franca en tanto y la española gente,
provoca al enemigo a la batalla,
y marcha, a sus caudillos obediente,
en orden tal, que es un placer miralla.
El campo, de la aurora al occidente,  2565
cuajado está de espesa gentüalla
hasta la mar, y apenas uno sabe
dónde la que después va entrando cabe.
—362→
   Uno y otro enemigo es sarracino,
menos el buen señor de Montalbano,  2570
y ya está el uno al otro tan vecino,
que se pueden herir tirando a mano.
Llega con Espinela Serpentino,
y embiste al populacho Trapobano;
por ambas partes pavorosa, horrenda  2575
alharaca preludia a la contienda.
   El discorde sonar de tamborones,
de trompa, de añafil y chirimía,
hace una confusión de confusiones
que cosa del infierno se diría.  2580
Serpentino, apretando los talones,
al rey de Trapobana acometía;
aquel de quien se ha dicho y se repite
que en lo disforme parangón no admite.
   Blandiendo va el gigante gruesa viga  2585
que mástil pudo ser de una fragata;
nada le estorba escudo ni loriga;
de cada golpe a tres o cuatro mata.
Serpentín, que temor jamás abriga
(del coraje español era la nata),  2590
arremetió; mas golpe tal le toca,
que cae vertiendo sangre por la boca.
   Pasó de largo la fantasma fea,
—363→
con la gran viga abriéndose ancha plaza,
y donde el estandarte azul ondea,  2595
en el pobre Espinela hizo tenaza;
como por diversión le zarandea,
terciada en tanto la robusta maza;
echando luego a la bandera mano,
le envía envuelto en ella al Sericano.  2600
   Reinaldos desde lejos vio la fiesta
de Serpentino y de Espinel gallardo,
y no le pareció ser hora ésta
de venir con su gente a paso tardo.
Dejándosela toda en orden puesta,  2605
a sus hermanos manda Ivón y Alardo
sigan con ella, mientras él avanza;
embistiendo al jayán bajó la lanza.
   Aunque no le hizo sangre, que cubierta
lleva de cuero de orca la loriga,  2610
del golpe que le da le desconcierta,
y echa a rodar jayán, jirafa y viga;
desenvainando entonces a Frusberta,
carga sobre la cáfila enemiga;
rompe las filas, acuchilla, mata,  2615
y cuanto encuentra arrolla y desbarata.
—364→
   Tras él la división cristiana vuela
y sobre el enemigo da de lleno.
Viendo la suya que a la fuga apela,
está el gigante Alfrera hecho un veneno;  2620
mas le cumplió también hincar la espuela,
creyendo que el negocio no iba bueno;
y en pos corrió de la fugaz canalla,
no sé si a detenella o si a imitalla.
   Brazos cortando y pechos y cabezas,  2625
no da vagar Reinaldos a la espada;
los trapobanos rompe y hace piezas;
hubo a quien rebanó de ijada a ijada.
Corriendo van por riscos y malezas,
como de cabras tímida manada;  2630
caen, como en la siega las espigas,
los mutilados cuerpos y lorigas.
   Pero recuerde ahora que es Reinaldo,
que quieren los de Arabia entrar en danza.
Él, para más honrar al rey Faraldo,  2635
de parte a parte le pasó la lanza;
y luego a los demás da el aguinaldo
abriendo a quién el pecho, a quién la panza;
y dellos hubo a quien de un solo tajo
la gran Frusberta hendió de arriba abajo.  2640
—365→
   Cúbrese de cadáveres el llano,
que hacen a los que lidian parapeto;
el que puede escapar lo hace temprano,
no le pesque Reinaldos el coleto.
Va Ivón, Guiscardo va tras el hermano,  2645
y Alardo y Angelino y Ricardeto;
y Serpentín, con fresco aliento y fuego,
vuelve otra vez al azaroso juego.
   Iba en derrota el árabe, y caía
un dromedario aquí, y allá un camello,  2650
cuando en su yegua tártara venía
Framarte, rey de Persia, sin resuello,
que por probar la lanza se moría
del buen Reinaldo, y se salió con ello,
pues en la lanza el paladín le ensarta,  2655
y fuera se la echó más de una cuarta.
   Reinaldo, sin hacer de aquello cuenta,
pasa adelante impávido y sañudo;
parece un rayo en noche de tormenta;
más que mortal le estima el pueblo rudo.  2660
Y Orgón en este punto se presenta,
que va, como un bergante, a pie y desnudo;
pero desnudo así y a pie y bergante,
nadie le ve llegar que no se espante.
   Tiene de modo tal la piel curtida,  2665
que el hierro apenas la penetra o taja,
y con el tronco de una haya erguida
terriblemente a los contrarios maja.
—366→
Viole Reinaldos; pero vio en seguida
la turba que con él al campo baja  2670
de atezados vasallos; con que suena
a replegar, y su brigada ordena.
   Y mientras como próvido consulta,
y qué partido tome delibera,
torna a la lid la densa turbamulta  2675
de trapobanos que dirige Alfrera;
y volviendo la cara, ve que oculta
grande espacio de campo otra tercera
hueste, que viene por diversa parte
siguiendo de Balerza el estandarte.  2680
   Éste unos gritos da descompasados
con que a los más intrépidos azora;
Alardo y Argelín medio turbados
estiman que cejar conviene ahora.
Reinaldos dice: «Estáis equivocados;  2685
aguardad, compañeros, media hora,
media hora, no más, que media basta
para acabar con esta infame casta».
   Los dientes con terrífico rechino
Reinaldo aprieta y contra Alfrera parte.  2690
Pero nuestro jayán, que era ladino,
como le vio venir, se fue a otra parte;
lo que puso a Reinaldos tan mohíno
que aguijando a Bayardo, tunde, parte,
desbraza, descabeza a cuantos topa  2695
y hace pedazos la enemiga tropa.
   Marsilio ve la gran nubarronada
—367→
de huestes que en el campo se congrega,
y envía a Ferraguto una embajada,
que se apresure a entrar en la refriega.  2700
La batalla hasta aquí no ha sido nada;
ahora sí que en porfïada brega
hasta lo sumo el brío se acalora;
lo apurado, lo crítico es ahora.
Porque Reinaldos de diversos modos  2705
sarracenos despacha, que es un gusto;
chorréale la sangre por los codos;
y a los más alentados pone susto.
Y al mismo tiempo van llegando todos
los de más nota; Ferraguto adusto,  2710
Matalista, Isolero, Balugante,
y el fortísimo príncipe Morgante.
   No sé decir si fuese ardid o fuerza,
que don Turpín se lo ha dejado in petto;
lo que no tiene duda es que Balerza  2715
se metió bajo el brazo a Ricardeto.
Pugna el mancebo mísero y se esfuerza
por desasirse; mas con poco efeto;
va Ivón tras él y Alardo y Angelino;
Balerza por los tres no da un comino.  2720
   Por otra parte Alfrera ha levantado
a Isoler de la silla y se lo lleva.
—368→
Ferraguto lo vio; mas no le es dado
que un solo paso su corcel se mueva
contra la gran jirafa, que, espantado,  2725
sobre los pies el cuerpo al aire eleva,
y responde a la espuela y a las voces
dando bufidos y tirando coces.
   Sólo el brutal Orgón a nadie pilla;
despachurrar le gusta únicamente;  2730
en derredor, por más de media milla,
toda despavorida huye la gente;
que allí no vale lanza, no cuchilla,
ni el ser diestro aprovecha o ser valiente;
él rompe a un tiempo escudos, armas, huesos;  2735
a borbotones saltan sangre y sesos.
   Pero ninguno a compasión excita
a par de Ricardeto, que hecho presa
de aquel otro gigante, «Hermano, grita,
a Ricardeto acorre, date priesa».  2740
Oyó Reinaldos la doliente cita;
y vuelto, ve lo que de ver le pesa,
o por mejor decir, lo que en tan grave
ira le enciende, que de sí no sabe.
   Tanto el hermano al bello mozo ama,  2745
que dar por él la vida estima en poco,
y al verle en brazos, no de alguna dama,
sino de aquel jayán, se vuelve loco.
Mas otro asunto la atención me llama,
y yo la vuestra juntamente invoco.  2750
A Barcelona voy, que la tenemos
reducida a los últimos extremos.
—369→
El que por dicha ignora dónde sea
de los horrores de la guerra el centro,
una ciudad acometida vea,  2755
el enemigo fuera, el hambre dentro.
De cuanta desventura alguna idea
formarse pueda, allí la suma encuentro;
ni la fama otro cerco relaciona
que se compare al tuyo, Barcelona.  2760
Por do sus torres en la mar se miran,
la baten sin cesar mil galeones;
y en derredor por la campaña giran
de aquellos reyes indios las legiones,
que con ballestas, arcos, hondas tiran,  2765
o sobre el hondo foso echan pontones,
o con enteros árboles lo ciegan,
y ya a la basa de los muros llegan.
   Dónde arriman escalas, dónde avanzan
morrudos elefantes a docenas,  2770
que sus torres altísimas balanzan
de ejercitados guerreadores llenas,
que saetas, venablos, piedras lanzan,
batiendo a caballero las almenas,
mientras la poderosa catapulta  2775
con recio embate a la muralla insulta.
   Coronan los sitiados la muralla,
—370→
y peñascos de enormes dimensiones
hacen caer de arriba, y cuanto se halla
a mano; hasta columnas y artesones.  2780
Esotros cuerpo a cuerpo dan batalla,
y en vez de parapetos y bastiones
sus propios pechos a la lid presentan,
y al enemigo de la brecha ahuyentan.
   Descuella sobre todos la figura  2785
de Grandonio, y ya firme está, ya corre;
cuantos hay medios de defensa apura;
a un tiempo manda, riñe, ofende, acorre;
las almenas le dan por la cintura;
semeja desde lejos una torre.  2790
Dijérades al ver su porte y traza
que hasta él solo a defender la plaza.
   A diestra y a siniestra peñas tira,
y a cada tiro aplasta un elefante.
En tropas la indïada se retira,  2795
invocando a Mahoma y Trivigante.
Infelices de aquéllos do la mira
pone el jayán, de estragos anhelante;
que avienta como paja las escalas,
—371→
y a los que pilla hace volar sin alas.  2800
«¡Cobardes! ¿el hüir qué os aprovecha,
si os esperan aquí nuestras espadas?,
dicen los reyes, asaltad la brecha»;
y empújanlos a coces y a puñadas.
Grandonio encima hirviente pez les echa,  2805
y líquido alquitrán a calderadas.
«Así, diciendo, adobo yo, belitres,
el yantar a los canes y a los buitres».
   Hinchan el aire, asordan los oídos
en varias lenguas dísonos acentos,  2810
el triste lamentar de los heridos,
y el son de los marciales instrumentos;
doquiera dolorosos alaridos,
imprecaciones, votos, juramentos;
doquiera espanto y confusión se advierte,  2815
y el furor en mil formas y la muerte.
   Al mismo tiempo el horroroso estrago
del hambre el vulgo en Barcelona siente,
que macilento y por las calles vago,
mendiga el pan con que el vivir sustente.  2820
¡Cuánto el anciano endeble que al amago
de la Parca con pulso intercadente
y lento afán se rinde, cuánto envidia
al que perece en la sangrienta lidia!
—372→
   Con mustio labio el falleciente hijuelo  2825
los pechos de la madre exprime en vano,
que la lívida cara eleva al cielo,
desamparada de socorro humano.
Crece continuamente el ansia y duelo,
y de hora en hora aguarda el ciudadano  2830
ver de la patria la fortuna extrema,
el saco horrible y la matanza y quema.
   Pero, por Dios, dejemos este asunto,
y dejemos también, si os acomoda,
a los indianos reyes, que ya a punto  2835
tienen la gente que gobiernan toda;
tanto, que a una señal de aquel trasunto
de Satanás, el pardo rey Grancoda,
cubren dos mil escalas la muralla,
y sube como hormigas la canalla.  2840
   Mudemos en efecto de sujeto,
que pensar no me deja en otra cosa,
y a decir la verdad, me tiene inquieto
la tremenda, la crítica, azarosa
aventura del pobre Ricardeto,  2845
que, si gente le sigue valerosa,
se va con él Balerza sin embargo,
y lleva el elefante a un trote largo.
   Bien que como Reinaldos se aproxime,
tiene que detenerse a su despecho.  2850
Ni por eso creáis se desanime,
antes le dice que placer le ha hecho.
Ferrado tronco en la derecha esgrime,
y lo maneja cual liviano helecho.
Vestido está de acero rutilante,  2855
y ya sabéis que monta un elefante.
—373→
   Por no exponer su buen corcel, se apea
el paladín; pero ¿de qué su ahinco
le sirve, o su valor, cuan grande sea,
si cuatro palmos más no crece o cinco?  2860
Fuele inspirada una excelente idea;
un brinco da, cual suele ser el brinco
del tigre sobre el corso o la potranca;
del elefante empínase en el anca.
   Y al monstruo en el cogote con suceso  2865
tan cabal embutió la hoja luciente,
que tras el casco le taladra el seso,
y hace salir la punta por la frente;
de modo que Balerza suelta el preso
y el último suspiro juntamente.  2870
La vasta mole ensangrentada bota
el elefante, y por el campo trota.
   Mudando de caballo Ferraguto,
persigue en tanto al robador Alfrera,
—374→
que por salvar la presa, al tardo bruto  2875
que monta, incita a más veloz carrera.
Ello es que el moro se afanó sin fruto,
y que cuando al bergante herir espera,
éste, esquivando el golpe, aprieta el paso,
y se mete en el campo de Gradaso.  2880
   Tras él se cuela Ferraguto; pero
el resultado no valió la pena.
Echando en tierra al joven Isolero,
aferra el otro la fornida entena,
y moviéndola en círculo ligero,  2885
da a Ferraguto un golpe que le atruena;
la regia servidumbre se apersona,
y a los dos españoles aprisiona.
—375→
   Dice a Gradaso Alfrera: «Desconfío
que salgas de esta lid con lucimiento;  2890
ciertamente Reinaldos tiene brío;
yo sólo el tuyo igualo a su ardimiento.
Es tu enemigo y enemigo mío,
y el alabarle no me da contento,
mas la verdad se ha de decir por fuerza:  2895
acaba de matar al rey Balerza.
   «Atravesó a Faraldo, y ha ensartado
a Framarte como una pajarilla.
Yo soy de todos el mejor librado,
y tengo dislocada una costilla.  2900
Al verle, no hay peón tan alentado
que no eche a huir creyendo que le pilla.
Tú, si de mi verdad te satisfaces,
mientras es tiempo, mira bien lo que haces».
   Rïendo desdeñoso el Sericano,  2905
«¿Conque Reinaldos, dice, es tan valiente?
¿Conque te ha dado? Bien está; me allano
a renunciar mi pretensión presente,
si no le venzo y a Bayardo gano
antes que el sol descienda al occidente».  2910
Dijo, y por señas la armadura pide,
y el regio albergue a lentos pasos mide.
—376→
   Las armas otro tiempo fabricadas
para Sansón, dos reyes le traían:
obra maravillosa de las hadas,  2915
de azul y oro a cuarteles relucían.
Y no bien se las tuvo acomodadas,
era cosa de ver lo que corrían
los que a servirle en torno atienden; tanto
el verle aun a los suyos causa espanto.  2920
   Luego de un salto encabalgó la alfana,
que era una yegua de color retinto,
negrísima, tresalba, rabicana,
de gran correr y de marcial instinto.
Saliendo, ve a Reinaldos que rebana,  2925
punza, degüella, troncha y deja tinto
de sangre el suelo, entre cabezas rotas,
informes cuerpos, destrozadas cotas.
   El rey Gradaso le miraba atento,
como quien tiene en tales cosas voto;  2930
luego se le dispara truculento;
es una tempestad, un terremoto;
al mismo diablo, si le diese un tiento
con la lanza, el testuz le hubiera roto.
Despavorido un repentino salto  2935
Bayardo da de cuatro varas de alto.
—377→
   De que el pagano asaz se maravilla;
mas no se cura, y sigue siempre avante.
Hileras desbarata y desparpilla;
ya están en tierra Ivón y el rey Morgante.  2940
Ambos a dos Alfrera al punto pilla,
que tras el rey Gradaso va de infante,
y a prender, no sin pena, se da mano
todos los que derriba el Sericano.
   Guiscardo al suelo va, va Serpentino,  2945
Alardo y otros ciento en larga hilera.
Como si en sucesión a su vecino
el que primero cae, caer hiciera,
llévaselos Gradaso de camino
sin suspender un punto su carrera;  2950
casi duda la vista sorprendida
si primero es el golpe o la caída.
   Mas el barón de Montalbano ha vuelto,
que, sin apelación, probar fortuna
con el gallardo rey tiene resuelto.  2955
Cual entra con enhiesta media-luna
bravo toro en el circo; desenvuelto,
alta la frente, llega. Ambos a una
se encaran y se embisten fieramente;
paróselos a ver toda la gente.  2960
—378→
   Fue sobre todo humano pensamiento
pavorosa, crüel la arremetida.
El buen Bayardo (a mi pesar lo cuento)
cae por la vez primera de su vida;
pero resurte y pone en salvamento  2965
al mísero Reinaldos, que la brida
no rige ya. Gradaso, aunque la bella
alfana cae, se tiene firme en ella.
   Creyendo que al negocio ha dado cabo,
dice al gigante Alfrera: «Corre y pilla  2970
ese corcel que de ganar acabo;
jaeces nuevos ponle y nueva silla».
Mas le dejó por desollar el rabo,
que el tal corcel ya estaba a media milla,
llevando encima al aturdido dueño,  2975
que al fin sacude aquel pesado sueño.
   Y torna nuevamente a la quimera,
apenas recobrado del letargo.
Iba diciendo el socarrón de Alfrera:
—379→
«¿A quién se dio jamás tan necio encargo?».  2980
Y como si alcanzarle no quisiera,
ya a corto, ya le sigue a paso largo,
jurando, a fe de Alfrera y de gigante,
que en tenerle a la vista hará bastante.
   Mientras a los franceses divertido  2985
está en acuchillar el Sericano,
y a cuál la vida, a cuál quita el sentido,
hiriendo a unos de filo, a otros de plano,
Reinaldos, que pensaba prevalido
de la ocasión, cascarle a salvamano,  2990
le asaltó de costado, y en la frente
le descargó descomunal fendiente.
   Mas no hay granito que se ponga al lado
de aquélla; y ved si con razón lo digo.
Como si un coscorrón le hubieran dado,  2995
así se queda; y vuelto a su enemigo,
«Suelo dar, dice, el celemín colmado
a los que gustan de feriar conmigo».
Hácese atrás para que libre juego
tenga el robusto brazo, y carga luego.  3000
   Caló sobre el brïoso paladino
silbador altibajo; y por mi vida,
a no tener el yelmo de Mambrino,
ya estaba al otro mundo de partida.
Sobre el pescuezo a dar de bruces vino  3005
de su corcel, que arranca de estampida;
—380→
y aciértalo a mi ver, porque sin eso
queda allí su señor o muerto o preso.
   Tornó Reinaldo en sí; mas ¡ay! el pecho
otro más crudo golpe le traspasa;  3010
muérese de vergüenza y de despecho;
se desespera, en cólera se abrasa.
Decíase: «Tus bríos ¿qué se han hecho?
¿qué es esto, miserable, qué te pasa?
¿eres Reinaldos? ¿tienes armas? ¿manos?  3015
¿te han hechizado acaso estos paganos?».
   Y vuelto a su caballo dice: «¡Ingrato!
dejárasme morir, que de esa suerte
honrado moriría; nunca al trato
de los hombres volvamos; ve a esconderte.  3020
Pero ¿qué estoy diciendo, mentecato?
Volvamos a vengarnos o a la muerte».
Decir, picar, arremeter violento
al rey de Sericana, fue un momento.
   Aunque en sus armas la menor falsía  3025
no halló Frusberta aquella vez tampoco,
estrellas le hizo ver a mediodía.
Parecióle la chanza al rey un poco
pesada, y dijo, haciendo que reía:
«¿Habráse visto semejante loco?  3030
Mas yo tengo de ver si te sosiego».
Lanzando por los ojos vivo fuego,
   Se abalanza al francés de tal manera,
da tal fuerza, tal ímpetu a la espada,
—381→
que ninguno lo vio que no dijera:  3035
«Barón de Montalbán, tu hora es llegada».
Y sin duda ninguna que lo fuera,
si hubiese andado lerdo el camarada,
El siniestro talón Reinaldos hinca;
ágil Bayardo al otro lado brinca.  3040
   Dio en vago el golpe el Sericano; empero
otro le segundó que puso grima.
Hurta el francés el cuerpo cual primero,
y un recio tajo al mismo tiempo arrima.
Pagábale al contado en buen dinero,  3045
como quien sabe a perfección la esgrima;
y Bayardo, tan ducho como el amo,
saltando acá y allá parece un gamo.
   Gradaso, viendo que trabaja en vano,
va a ver si en otra parte se fatiga  3050
con más provecho, y rompe espada en mano
por las legiones de la adversa liga;
mas no ha dado cien pasos el pagano
cuando Reinaldos otra vez le hostiga,
y gozar no le deja aquel sabroso  3055
andar matando a roso y a velloso.
   Trabábase la lid con furia nueva
a no verse Reinaldo en grande aprieto,
pues mientras con el rey su espada prueba,
prisionero hace Orgón a Ricardeto.  3060
De allá el hermano grita: «¡Que me lleva!
y a él acá le tiran al coleto;
no sabe a dó se vuelva ni qué haga,
ni cómo a entrambos lances satisfaga.
   Tanto le da que hacer su antagonista  3065
que apenas de su espada se defiende;
—382→
pues ¿qué será cuando al gigante embista,
si al mismo tiempo el Sericán le ofende?
No ve socorro humano, aunque la vista
por todo el campo a la redonda tiende.  3070
Pero sin fuerzas y sin voz me siento;
suspendo el canto mientras cobro aliento.

  —383→     -[345]-  

2225-2232:



    ¿Diremos que es amor hado preciso
   y que cuando de recio a un hombre ataca
   le rinde a su pesar, y humano aviso
   de donde se atrinchera no le saca?

V    ¿O mirando las cosas a otro viso,
   decidiremos que su fuerza aplaca
   prudente reflexión, juicio discreto
   y que al humano arbitrio está sujeto?

ii



que si de firme a un corazón ataca,

vi-viii



decidiremos que su fuerza es flaca
con la de la razón, y que en efeto
al arbitrio del hombre está sujeto?


y que a nuestro albedrío está sujeto?

Con la siguiente estrofa, que fue eliminada por Bello del texto definitivo del poema, se inicia este canto en los textos B y C.



Dígame el que presuma de más lince
   qué es el amor y cómo se le vence.
   Éste aconseja, pelear a esguince;
   de frente aquél; ninguno me convence.
   Autores he leído más de quince
   en latín, en romance y en vascuence
   y no sé aún a qué opinión me acoja
   como la más segura y ortodoja.

  -[346]-  

2233-2240 B y C:



   El que dos toros ve, por la vacada,
   darse de cuernos y escarbar la tierra
   o en el cacareante harén, trabada
   a espuela y pico entre dos gallos guerra,

V    cree que no puede equipararse nada
   a este instinto de amor, que oculto encierra
   todo viviente, etérea luz prendida
   en la lámpara misma de la vida.

v-viiic



no cree que deba equipararse nada


no cree que pueda equipararse nada
a esta, que todo ser viviente encierra
centella etérea, elemental, prendida
en las más hondas fibras de la vida.

B:



   Cuando uno ve dos toros en un prado
   por una vaca hacerse cruda guerra,
   o con fiero colmillo acicalado
   dos perros combatir por una perra?

Va    se siente a colegir necesitado
   que todo ser un elemento encierra
   de inextinguible amor, llama prendida
   en la lámpara misma de la vida.

iiia-iva



o cuando ve con diente acicalado
dos perros pelear por una perra

via-viia



   
que todo cuanto vive y siente, encierra
un principio de amor; llama prendida



   Yo no soy ni tan topo ni tan lince
   que ose decir cómo es que Amor se vence,
   autores he leído más de quince
   en latín, en romance y en vascuence:

Va    unos dicen en frente; otros de esguince
   pero ninguno de ellos me convence;
   no sé en verdad a qué opinión me acoja,
   como la más segura y ortodoja.

ia-iva



Yo no soy ni tan topo ni tan lince
que a decidir aquí me desvergüence
qué es Amor; si de frente o si de esguince;
si con fuerza o con maña se le vence

No soy, Amor, tan topo ni tan lince
que a definir tu ser me desvergüence,
ni a decir si de frente o si de esguince
por arte o fuerza el corazón se vence

  -[347]-  

2241-2248:



   Pero ya que este hervor del organismo,
   ya que esta fiebre cede a la opïata
   de la seguridad, ya al sinapismo
   de una correspondencia aleve, ingrata;

V    si amor tal vez fallece por sí mismo,
   si una tenaz resolución lo mato;
   el hombre es a su arbitrio, esclavo y horro
   y se lo pone y quita como el gorro.

i-ii



Empero, si este hervor del organismo


Pero si este fogozo paroxismo


Pero si al amoroso paroxismo
suele ser medicina ya la opiata

v



si amor violento se desmaya él mismo

vii



que es el hombre a su arbitrio esclavo u horro

vii-viii



y si nunca la ausencia sobrevive,
o rara vez, según Ovidio escribe



Dígame el que presuma de más lince
qué es Amor y qué códice le vence

C:



   Dígame el que presuma de más lince,
   esta pasión de amor ¿cómo se vence?
   Éste aconseja pelear a esguince,
   de frente aquél: ninguno me convence.



El que en Amor presuma de más lince
   cómo al amor resiste el hombre y vence


   dígame en qué modo Amor se vence,
   ¿por arte, por valor, de frente, a esguince?


   éste dice de frente, esotro a esguince,
   huyendo aquél, ninguno me convence


   ninguno de vosotros me convence

iia



que os diga de qué modo Amor se vence.


que os diga por qué medio Amor se vence.

viia-viiia



y dudo aún a qué opinión me acoja,
como a sana, segura y ortodoja.

  -[348]-  

2249-2256:



   Si modera sus ímpetus la Ética;
   si se enfría sin Ceres y sin Baro,
   y finalmente, si la vida ascética,
   que hace a el alma robusta, a el cuerpo flaco

V    le cierra el corazón con tapa hermética,
   más que de poderoso, de bellaco
   tienes, amor, y el hombre menos fuerte
   si te quiere vencer, puede vencerte.

ii-iii



si se hiela sin Ceres y sin Baco,
y aquella austera disciplina ascética

V, B y C:



   defiende el corazón con tapa hermética

C:



   nos cierra el corazón con tapa hermética

vii-viii



tienes, Amor, y el alma menos fuerte
si te quiere vencer, podrá vencerte

2257-2258:



   Bien que según la idiosincrasia varia,
   deben variar los hombres el remedio


   varia ha de ser la cura y el remedio

2261-2264:



   Hace tal vez una pasión contraria
   que a un tierno afecto el alma cobre tedio.


   que a un blando afecto el alma cobre tedio.



   A un blando afecto, una pasión contraria
   hace que el alma cobre hastío y tedio


   hace que el corazón le cobre tedio


   hace tal vez que el alma cobre tedio
-[349]-


   hace que el alma altiva cobre tedio.
   Do ambición y codicia se apacentan
   en el alma, al amor en breve ahuyentan.



   Do la loca ambición halló cabida

   La ambición, la codicia te amedrentan,
   y de las almas, dulce amor, te ahuyentan,


   Niño amor, y te azoran, y te ahuyentan.
   Do la codicia o la ambición se enciende
   se asusta el niño Amor, y el vuelo emprende

   Amor es niño; la soberbia adusta
   y el genio audaz de la ambición le asusta.

   Do la ambición la gloria la desvela
   el niño Amor, (ileg.) vuela



   ¿Fiera ambición de gloria la desvelan?
   Es niño Amor; y amedrentado vuela


   (ileg.) el bélico parche la desvela?


   ¿El clarín de la guerra la devela?


   ¿La gloria de las artes la devela?
   Amor es niño; amedrentado vuela

2265-2272:



   ¿Hace la cruz a Inés, si ella le guiña,
   Harpagón, y el amor jamás le inquieta?
   Pues no es que le parezca mal la niña;
   pero le gusta más una peseta

V    Pedirle paro un chal, o una basquiña
-[350]-
   es condenarle a rigorosa dïeta,
   «¡Fuera!, dice, amoroso garabato
   me atengo a no pecar, que es más barato».

i-iv



¿Hace Damón la cruz cuando le guiña
una moza agraciada pizpireta?
Pues no es que le parezca mal la niña
sino que quiere más a una peseta


sino que estima en más una peseta.

ii-iii



Damón, y vive a fuer de anacoreta?


Damón, que vive a fuer de anacoreta?


Harpagón, retirado anacoreta?


Harpagón, abstinente anacoreta?
pues no le desagrada, no, la niña

  -[350]-  

vi-viii



es echarle un candado a la bragueta


es condenarle a ser anacoreta
no hay con él amoroso garabato
si encuentra que el ser casto es más barato

2273-2280:



   Mas el amor que prende en alma dura,
   y entre contrariedades crece y medra,
   ni alevosía ni desdén le cura;
   el peligro, la muerte no le arredra.

V    Contra el pino que andamios de verdura
   levanta, y la raíz en honda piedra
   de alpina cumbre esconde, brama en vano
   el viento que de escombros cubre el llano.

vii-viii



de alpina cima esconde, lucha en vano
la fiera tempestad que barre el llano

2281-2288:



   Pero después de todo lo que han dicho
   tantos en dulce verso o docta prosa
   ¿no fuere en mí ridículo capricho
   resucitar una cuestión tan espinosa?

V    Amor, en suma, es un encanto, un bicho,
   un enigma, una cierta cosicosa,
   que se viene y se va, cuando le peta,
   y hace perder al hombre la chaveta.

iii-vii



yo no tengo, señores, el capricho
de enfrentarme a cuestión tan espinosa.
Amor es un enigma, un duende, un bicho,
un encanto, una cierta cosicosa
que el alma enciende y la razón sujeta.

  -[351]-  

2289-2296:



   He aquí dos que se tiran, no al codillo
   (fuera poco decir) sino al degüello;
   y eso que en la cuestión no va un cuartillo
   porque la dama que es la causa dello

V    huye, y de más a más lleva el anillo
   en boca, y sin volver el cuello
   rompe veloz por la montaña oscura,
   que aun invisible no se cree segura.

i



Hete aquí dos que se tiran no al codillo

viii



y aún invisible no se cree segura

v-vii C:



corre, y de más a más lleva el anillo
en boca, y sin volver el rostro bello,
cuanto más presto puede el paso apura.

2297-2304:



   Va a durar la batalla un octavario,
   si no hay quien a partirla se entrometa.
   Agrede cada cual a su contrario,
   y todo sigue en igualdad perfeta;

V    cuando se ve, con negro vestüario,
   y aderezada a guisa de estafeta
   una dama a caballo, que semeja
   grave cuidado y gran dolor aqueja.



   La fiesta va a durar un octavario
   si a despartirla no hay quien se entrometa.
   Cada cual apuraba a su contrario,
   todo sigue en igualdad perfeta;

Va    cuando aparece, en negro vestuario,
   aderezada a guisa de estafeta
   una dama a caballo, a quien semeja
   que grave cüita y gran dolor aqueja.

va



cuando en este paraje solitario

viia-viiia



en negro palafrén llegó; punzante
dolor se le trasluce en el semblante

2297:



   Hostiga cuanto puede a su adversario

  -[352]-  

2301-2303:



   Va a durar la fiesta un octavario


   Cuando aporta a este sitio solitario
   una dama que a guisa de estafeta
   cabalga un negro palafrén; punzante

2305-2312:



   Lloraba la infeliz cuanto podía;
   y como fuese extremadamente hermosa,
   bañada en tierno llanto parecía
   lo que en el campo aljofarada rosa.

V   La cara Ferraguto descubría,
   y parando la bella viajadora,
   Reverente saluda al conde, y ruega
   se suspenda un momento la refriega.

iii B y C:



mojado el tierno rostro parecía

iv



rosada flor que humedeció la aurora

B y C:



   rosada flor que roció la aurora

v C:



Cesa al instante la batalla impía

vii C:



Descúbrese, saluda al conde, y ruega

2313-2314:



   «Aunque, por ser desconocida, creo
   que estimes mi demanda necia y ruda,

  -[353]-  

2321-2322:



   «Contento soy (Orlando le contesta,
   que era la flor de toda cortesía)

2321 C:



   «Contento soy, el conde le contesta

2325-2326:



   «Gracias te doy, le replicó modesta;
   y fuera a verdad gran honra mía

2332:



   ¡mísero!, y no sospechas la rüina

2341-2344:



   No esparce el huracán mayor fracaso,
   cuando sembrados y árboles allana;
   español y francés, árabe y godo
   al cruel conquistador le es uno todo


   al tirano invasor le es uno todo

2341:



   No hace de pueblo ni de reyes caso


   Hace de todo pueblo el mismo caso

2343-2344:



   y viene a interrumpirle aquel sabroso
   acuchillar a roso y a velloso

  -[354]-  

2348-2349:



   Marsilio dicen que ha perdido el seso;
   el viejo rey se da de bofetadas

2350-2351:



   únicamente tiene en ti cifradas
   sus esperanzas. Ven; tu patria invoca

2353-2360:



   Estaba el moro atónito, escuchando
   lo que su cara prima le decía,
   y dos o tres instantes, vacilando
   entre deber y amor enmudecía.

V    «Con Dios te queda, dice, conde Orlando.
   Mañana volveré o esotro día
   a dirimir la diferencia nuestra.
   Eres valiente, y dello has dado muestra».

v



«Alá te guarde, dice conde Orlando;


Responde al fin: «A Dios te queda, Orlando;



   Absorto queda Ferragú, pensando
   en lo que dice su querida prima
   y dos o tres momentos meditando
   estuvo; a fin su decisión intima:

Va    «A Dios os queda, dice, conde Orlando
   otra vez, si te agrada, se dirima
   la interrumpida competencia nuestra:
   asaz de tu valor has dado muestra».

2361-2368:



   Para dejar el conde que se ausente,
   poco de intercesiones necesita;
   antes a la Fortuna íntimamente
   las gracias da, que estorbo tal le quita.
-[355]-

V   Cambió Roldán la guerra antecedente
   por la que el pecho y la razón le agita
   y tras la fugitiva mueve el paso,
   mientras va el moro en busca de Gradaso.

v-vi



Cambia Roldán la lidia antecedente
por la que dentro el pecho amor suscita;

2370 B y C:



   el su Consejo, y sobre el mal que aflige

2372 B y C:



   y a este modo razona: lo que exige

2375-2376:



   de aquestas dos premisas: la primera,
   que el rey Marsilio es nuestro deudo, y fuera

2378 C:



   en tan grande peligro abandonalle,

2380:



   que a España el fiero bárbaro avasalle,

2382:



   vendrá sobre nosotros. Con que ahorralle

2384:



   que da dos veces el que da primero.


   pues da dos veces el que da primero.

2385-2386:



   «Y pues la fe y valor os es patente
   del invicto barón de Montalbano

  -[356]-  

2393-2394:



   Carlos le dice: «Bajo tu estandarte
   cincuenta mil irán, gente de brío;

2400:



   y el Rosellón, y montes Pirineos

2403:



   Respóndele Reinaldos: «El amparo

2407-2408:



   a tu gloria, y que ceda, mientras viva
   en honor tuyo el que de ti reciba».

2410:



   todos a darle van la enhorabuena

2418:



   luego que esta salida se pregona

  -[357]-  

2423 B y C:



   do medroso Marsilio se ha encerrado

2425:



   Que teniendo cerrada en duro asedio

2429-2436:



   y cuando ya esperanza de remedio
   duda ya el viejo monarca que le preste
   y está a dos dedos de tratar la entrega,
   llega Reinaldos; Ferraguto llega.
   Cual en una borrasca al marinero,
   mudado el viento, el ánimo revive,
   cuando casi sucumbe a octubre fiero
   y ya la tabla náufraga apercibe

2443:



   y Serpentín, y el bravo rey Morgante

2448 B y C:



   el que no era difunto era cautivo.

  -[358]-  

2449:



   Porque Gradaso, aquel tan afamado

2451:



   habiendo las dos Indias conquistado

2462-2464:



   le sirven de vasallos y de pajes;
   soberbio tanto, impávido, altanero,
   cuanto pundonoroso caballero


   cuanto leal y franco caballero

2465:



   Inunda a toda España la avenida

2467:



   Grandonio, que la ve casi perdida

2469-2470:



   y Barcelona misma es combatida
   tanto que ya a Grandonio el copo suda,

2473:



   A Ferraguto el viejo rey Marsilio

  -[359]-  

2477:



   tengo ya la victoria por segura

2481:



   Mientras de la defensa apura el arte

2487:



   y guía Serpentino la primera,

2491-2493:



   Matalista después capitanea
   doce mil, y con él va el rey Morgante.
   Luego otros veinte de hosca raza y fea

C:



   Luego otra turba de hosca raza y fea

2495-2496:



   y va tras éstos la guerrera banda
   de Ferraguto, que treinta mil manda.

2500:



   De los seis coligados escuadrones

2503:



   álzanse y entre el polvo y los reflejos

  -[360]-  

2517:



   y tienen un lugar de artillería

2523:



   empieza a rebullir el campamento

2525:



   El rey Gradaso dice: «En el momento

2531-2532 C:



   «Ea, dice Gradaso, date prisa:
   ¿ves, feo monstruo, aquella azul bandera

2533 B y C:



   que recamada de oro se divisa?

B:



   ¿no ves, bribón, aquella azul bandera

  -[360]-  

2544:



   por solo ese caballo y Durindana».

2554:



   (que tiene el morro media cuarta grueso

2559-2560:



   porque sólo con él, y sólo en caso
   de gran peligro va a lidiar Gradaso


   de grave urgencia, va a lidiar Gradaso.

2566:



   cuajado está de bárbara canalla

2568 B y C:



   cómo es que allí la que va entrando cabe.

  -[362]-  

2570-2571:



   menos el gran señor de Montalbano
   y el uno está del otro tan vecino,

2573-2574:



   baja con Espinela Serpentino,
   y embisten ya al gigante Trapobano;
   por ambas partes disonante, horrenda

2578:



   de trompa, de clarín, y chirimía,

2581:



   hincando Serpentino los talones

2583-2584:



   a quien de quien he dicho ya que creo
   que se lleva la palma de lo feo.
   Éste en la mano lleva una gran viga
   que verga pudo ser de una fragata;
   nada el escudo sirve a la loriga;
   cada porrazo a veinte o treinta mata.
   Serpentín, que jamás temor abriga,

2592-2600:



   que baja echando sangre por la boca
   Pasa de largo la fantasma fea
-[363]-
   haciendo con el mástil ancha plaza
   al dar con Espinel tuvo una idea

V    en él con la siniestra hizo tenaza
   y asido lo levanta y zarandea
   cual suele a su muñeca una rapaza
   y echando luego a la bandera mano
   envíale con ella al Sericano.

iii-iv



abriendo con el mástil ancha plaza
al dar con Espinel varió de idea


al dar con Espinel mudó de idea

vi



cógelo y lo levanta y zarandea


coge a Espinel y lo alza y zarandea

2595:



   do al aire el estandarte azul ondea

2605:



   Dejándosela en orden toda puesta,

2610:



   lleva de un cuero de orca la loriga,

2614-2616:



   no se para a mirar si hay quien le siga
   mas por las contrapuestas filas llega
   arrolla y desbarata cuanto encuentra

  -[364]-  

2617-2618:



   Viendo a su gente que a la fuga apela,
   está nuestro gigante hecho un veneno;


   Como a la fuga su escuadrón apela
   estaba el pobre Alfrera hecho un veneno

2617 C:



   Sobre él la división cristiana vuela,

2622:



   porque no que el negocio no iba bueno;

2624 C:



   no sé si a detenella o a imitalla.

2625:



   Brazos tronchando y piernas...

2628:



   a muchos rebanó de ijada a ijada

2631-2632:



   caen, como la hoz a las espigas,
   los destrozados cuerpos y lorigas.

2634:



   pues quieren los de Arabia entrar en danza

2638:



   abriendo a cuál el pecho, a cuál la panza;

  -[365]-  

2641-2648:



   Cúbrese de cadáveres el llano;
   de sangre se formó vasta piscina;
   el que puede escapar lo hace temprano;
   el que va huyendo vuela, no camina.

V    Siguen Ivón y Alardo al caro hermano;
   Ricardeto, Angelino se avecina;
   y Serpentín, con fresco aliento y fuego,
   toma otra vez el peligroso juego.

ii



que son ya a los que lidian parapeto;

2658:



   pasa adelante, en rojo humor bañado.

2661 B y C:



   Y en este punto Orgón se le presenta

2665-2672:



   Tiene de modo tal la piel curtida,
   que el hierro apenas la penetra o taja,
   y a dos manos esgrime una hoja erguida
   con que a los nuestros por docenas maja.

2668 C:



   a los contrarios por el campo maja.
-[366]-
   Viole Reinaldos; pero ve en seguida
   la innumerable grey que con él baja
   de atezados vasallos; con que suena
   a replegar y su escuadrón ordena.

2675-2676:



   toma a la lid la inmensa turbamulta
   de trapobanos que acaudilla Alfrera;

2678:



   cuatro millas del campo otra tercera

2683:



   Ivón y Serpentín, medio turbados

2689:



   Los dientes rechinando, el paladino


   Los dientes apretando, el paladino

2697:



   Marsilio vio la gran nubarronada

  -[367]-  

2699:



   y manda a Ferraguto una embajada,

2702-2704:



   como quien dice: ahora sí se llega
   a lo más apretado, a lo más hondo
   o hablando propiamente a un mar sin fondo



   ahora sí que cada uno llega
   por doquiera la liza se acalora

2708:



   solamente el mirarle pone susto


   a todos el mirarle pone susto

2713:



   No sé si acaso fue, ardid o fuerza,


   No sé si ha sido acaso ardid o fuerza,


   No sé decir si ardid ha sido y fuerza,

  -[368]-  

2723-2724:



   tras él aguija Ferraguto, airado.


   tras él Ferraguto aguija airado,
   mas no es posible que al caballo mueva


   que un solo tranco su corcel se mueva

2730:



   despachurrar le gusta solamente.

2734:



   ni el ser listo sirve, o ser valiente;

2738:



   a par de Ricardeto, que ya presa

2744-2745:



   ira le pone, que de sí no sabe.
   Tanto el hermano al bello joven ama,

  -[369]-  

2753:



   El que no sabe aún qué cosa sea


   El hombre que no sabe a dónde sea

2757 B y C:



   De cuanta desventura humana idea

2758:



   concebir puede, allí el sumario encuentro

C:



   concebir puede, allí la suma encuentro,

2759-2760:



   ni la fama otro asedio relaciona
   más horrible que el tuyo Barcelona

2764:



   de los indianos reyes las legiones,

2774:



   a caballeros sobre las almenas

  -[370]-  

2778-2782:



   unos arrojan vigas, artesones,
   columnas, peñas, cuanto a mano se halla
   sobre los extranjeros escuadrones.
   Estotros cuerpo a cuerpo dan batalla

V   y en vez de parapeto y bastïones

i-ii



arrojando cornisas, artesones.


y columnas arrojan, artesones,
vigas, peñascos a la ruin canalla

iii-iv



sobre los circundantes escuadrones.
Mas otros cuerpo a cuerpo dan batalla,

2778:



   y peñascos de grandes dimensiones

2785-2786:



   Descuella de Grandonio la figura
   sobre las otras, y ya está, ya corre;

2790:



   semeja sobre el muro una gran torre.

2795-2797:



   no hay citas (?) a pie firme do se mira
   el pavoroso bulto del gigante.
   La atónita indiada se retira


   La medrosa indiada se retira

2798:



   pone, ávido de estragos, el gigante

  -[371]-  

2808:



   la vianda a los canes y a los buitres».

2809-2810:



   Llenan el aire, asordan los oídos
   en varias lenguas dísonos lamentos

2813-2814:



   doquiera pavorosos alaridos,


   doquiera lastimeros alaridos,
   imprecaciones, voto y juramentos;

2816-2818:



   y bajo formas mil furor y muerte.
   Del hambre en tanto el miserable estrago
   el débil vulgo en Barcelona siente,



   Al mismo tiempo el lastimero estrago
   el populacho en Barcelona siente,

2820-2821:



   va mendigando el pan inútilmente.


   pide por Dios el pan inútilmente
   ¡Cuánto el endeble anciano que al amago

  -[372]-  

2838:



   de Satanás, el indio rey Grancoda

2842:



   pues pensar no me deja en otra cosa

2846:



   que aunque gente le sigue valerosa

2849-2851:



   Mas como ya Reinaldo se aproxime
   detiénese por fin a su despecho.
   Ni por esto penséis se desanime,


   Ni por esto el jayán se desanime

  -[373]-  

2857-2864:



   Aunque el mismo valor Reinaldos sea,
   ¿qué le aprovecha su alentado ahínco?
   Tocarle un pelo al monstruo es vana idea,
   si cuatro cuartas más no crece o cinco.

V    Con buena traza el paladín se apea,
   y dando un brinco, que no da igual brinco
   tigre sobre la oveja o la potranca,
   del elefante súbese en el anca.

ii-vi



¿qué le aprovecha su alentado ahínco
cuando, al corcel por no exponer, se apea
si cuatro palmos más no crece o cinco?
Pero le ocurre una famosa idea;
brincando, que no da tan alto brinco

2857-2861:



   Por no exponer a su bridón se apea
   Reinaldos; mas ¿de qué su bravo ahínco
   podrá servirle ahora en la pelea
   si cuatro cuartas más no crece o cinco?
   Fuele inspirada una feliz idea:

2864 C:



   del elefante se subió en el anca;

2865-2866:



   Y al gigante en la nuca con suceso
   tan feliz, embutió la hoja luciente,

2871-2880:



   Y el elefante, que sangriento bota
   el gran cadáver, asustado trota.
   Ferragú por su parte daba caza
   al otro bribonazo del Alfrera:
-[374]-

V    y por más que maldice y amenaza
   de salvar a Isoler no hubo manera.
   Pues manejando la tremenda maza
   se abre el jayán camino a la ligera
   y sobre la jirafa va a tal paso

X    que entra ya por la tienda de Gradaso

iii-v



Cambiando de caballo, Ferraguto,
iba siguiendo al bellacón de Alfrera,
pero a la postre se afanó sin fruto

  -[374]-  

viii



se abre el jayán camino de carrera

2874-2876 C:



   íbale a los alcances a el Alfrera,
   que a Isolero se lleva; más astuto
   que denodado, al contendor no espera.

2878 C:



   pues cuando el enemigo herir espera

2881-2888:



   Entra también furioso el caballero
   al tiempo que el gigante echando a tierra
   al desgraciado joven Isolero,
   la gruesa viga, con las dos aferra;

V    a un golpe de la cual duro y certero,
   sin sentimiento al bravo moro atierra.
   Presta la servidumbre se apersona,
   y a los dos españoles aprisiona.

v-vi



y un golpe le descargo tan certero
que sin sentido al bravo moro atierra



   Tras él ha entrado Ferraguto; pero
   con poca dicha el monstruo echando a tierra
   al desgraciado joven Isolero
   con ambas manos el garrote afierra

Va   y moviéndolo en círculo ligero,
   da al bravo un golpe que también le atierra.
   Presta la servidumbre se apersona,
   y a los dos españoles aprisiona.

  -[375]-  

2891:



   Reinaldos ciertamente tiene brío;


   ello es que el tal Reinaldos tiene brío;


   tiene Reinaldos gran coraje y brío;


   Reinaldos, no lo dudes, tiene brío;

2902:



   que no corra creyendo que le pilla

2904:



   mientras es tiempo, mira lo que hace.

2908-2909:



   a perdonarte todo inconveniente,
   si no le rindo y a Bayardo gano

2909-2910 C:



   si hoy no le venzo y a Bayardo gano
   antes que baje el sol al occidente

2911:



   Dice, y por señas la armadura pide,

  -[376]-  

2913-2920:



   Cuatro reyes las armas le traían,
   para Sansón antaño fabricadas.
   De oro y azul labradas relucían,
   obra maravillosa de las hadas.

V    Era cosa de ver lo que corrían
   luego que armado estuvo, las mesnadas
   que, a su servicio atender suelen, tanto
   el verle, a los suyos, causa espanto.

2922-2926:



   que era una yegua de marcial instinto,
   vivísima, tresalba, rabicana,
   en lo demás Bayardo paripinto.
   Más cátate a Reinaldos que rebana,
   punza, troncha, destroza y deja tinto

2924-2928 C:



   mira atento a Reinaldos que rebana,
   punza, troncha, destroza y deja tinto
   de sangre el suelo, entre lorigas rotas
   cabezas, brutos, capacetes, botas.

2931-2932:



   luego se le dispara como un viento,
   como una tempestad, un terremoto.

2935-2936:



   Amedrentado de tal vista, un salto
   Bayardo dio de cuatro varas de alto.

  -[377]-  

2938-2939:



   mas no se cura dello y pasa avante.


   mas no se cura dello y va adelante.
   Las filas desbarata y aportilla.

2940 B y C:



   ya están por tierra Ivón y el rey Morgante.

2948:



   cayendo cada cual caer hiciera,

B y C:



   el que trabuca, trabucar hiciera,

2952-2953:



   anteceder el golpe a la caída.
   Reinaldos en busca suya ha vuelto,


   Pero el barón de Montalbano ha vuelto

2958-2959:



   alta la frente, embisten. Ambos a una
   corrieron a encontrarse airadamente.


   se encaran y se embisten bravamente.
   Paróseles a ver toda la gente.

  -[378]-  

2961-2968:



   El choque fue crüel, desapiadado,
   sobre cuantos hasta ahora habían sido.
   Bayardo casi en tierra hundió un costado:
   a poco más no sé qué hubiera sido;

V    mas prestamente resurtió del prado
   llevándose a Reinaldos sin sentido.
   Al suelo fue también la alfana bella;
   y Gradaso también se tuvo en ella.

i



Duro el encuentro fue, desapiadado


Cruda embestida fue, desapiadada


Dura embestida fue, desapiadada


Fue el encuentro terrible, fue violento


Dura embestida, que pintar no intento

iii



Por un tris da Bayardo costalada

v



mas prestamente resurte del prado

viii



Gradaso firme se mantuvo en ella.

2969-2972:



   Creyendo que al asunto ha dado cabo
   «Alfrera, dice el rey, tú me le pilla;
   y pon, mientras yo la guerra acabo
   jaeces nuevos a Bayardo, y nueva silla».

2974:



   que el buen Bayardo estaba a media milla,

2976:



   que presto vuelve en sí del grave sueño.

2979:



   Iba entre sí diciendo al pobre Alfrera:

  -[379]-  

2988-2989:



   y a unos hiere de filo, a otros de plano,
   llegó Reinaldo, y procuró valido

2991-2992:



   aciértale un fendiente en la mollera,
   que pedazos haría a otra cualquiera,



   le asaltó de improviso y en la frente
   le descargó descomunal fendiente.

2993:



   Mas no hay diamante que se ponga al lado

2996-2997:



   fresco se queda; y vuelto a su enemigo.
   «Dar suelo, dice, el celemín colmado

2999-3002:



   Veamos, pues, cómo te va con ésta,
   y si eres tú también duro de testa».
   Caló sobre el gallardo paladino
   el fulminante acero; y por mi vida

  -[380]-  

3007-3008:



   y obrar semeja con prudente seso
   librando a su señor de muerto o preso,

3017-3020:



   Y hablando a su corcel le dice: «¡Ingrato!
   Dejárasme matar, que de esa suerte
   honrado moriría; ahora al trato
   humano huyamos; corre, ve a esconderte.

3032:



   Decir, picar, acometer violento

3025-3026:



   Aunque a las armas la menor falsía
   no hizo Reinaldo aquella vez tampoco

3032:



   Y echando por los ojos vivo fuego

3034:



   tal ímpetu, tal fuerza da a la espada,

  -[381]-  

3043 B y C:



   Hurtó el francés el cuerpo cual primero,

3053-3060:



   mas no ha dado diez pasos el pagano
   y ya Reinaldos otra vez le hostiga
   y si bien no le daña, así le acosa
   que ni aun pensar le deja en otra cosa.
   Trábase la cuestión con furia nueva,
   mas vese el buen Reinaldo en grave aprieto
   que mientras con el rey las armas prueba
   preso se lleva Orgón a Ricardeto

3063:



   no sabe a dó acuda ni qué haga,

  -[381]-  

3069:



   Ni ve socorro humano, aunque la vista

3072:



   suspendo el canto, mientras tomo aliento.