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Agricán




    Pensando en la virtud maravillosa
de esta agua del Olvido he estado un rato,
y acá me la comparo a cierta cosa
que llamar suele el vulgo iliterato
gracia, donaire, estrella venturosa,  6605
metafóricamente garabato,
a que no hay prenda que en el mundo iguale,
pues que por todas juntas ésta vale.
   No hay honra ni favor que no consiga
el que con esta prenda solicite,  6610
mientras sin ella la virtud mendiga,
y no se estima el mérito un ardite.
De perlas es lo que un petate diga,
como con este almíbar lo confite;
y ¿qué es sin ella el sabio? un estafermo,  6615
nacido para el claustro o para el yermo.
   Esta gracia es la copa que contiene
el brebaje que a todos enamora.
¡Oh bienaventurado el que la tiene!
—520→
Bien puede hacerse cuenta que atesora  6620
lo que más acá bajo le conviene,
pues como universal reina y señora
domina voluntades y opiniones
a pesar de Epictetos y Catones.
   El no dejar que pase por el puente  6625
quien el licor no bebe de la taza,
quiere decir la tema de la gente,
que al que sin artificio ni añagaza
medrar presume, no se lo consiente
en ninguna manera; que en la plaza  6630
del mundo es disparate y desatino
la razón, y la alquimia es oro fino.
   Y aquel total olvido significa
la veleidad, que humanas leyes quiebra,
y en lo vedado solamente pica,  6635
y lo que ve flamante, eso celebra.
Lo demás, lector mío, ello se explica.
Cumple ahora anudar la rota hebra
de mi discurso; y vuelvo al punto donde
en pos de Astolfo iba corriendo el Conde.  6640
   Mas cánsase sin fruto, que Bayardo
echando treinta millas va por hora.
Corría y más corría el del Leopardo,
llevando siempre el rostro hacia la aurora.
Figúrase el mal rato que el gallardo  6645
Brandimarte estará pasando ahora,
y dejar en aquel tan inminente
riesgo al amigo, en gran manera siente.
   Pero no gusta de tener camorra
con aquella terrible Durindana,  6650
que zumbándole está, por más que corra,
—521→
en los oídos, aunque asaz lejana.
Tampoco Orlando el aguijar ahorra;
mas con Astolfo su fatiga es vana.
Dándole a Satanás, la grupa vuelve  6655
y al mágico jardín tornar resuelve.
   Donde no cesa aun la zurribanda,
pues Brandimarte arroja de la silla
a Aquilante y Grifón; y al suelo manda
a Clarïón, hundida una costilla.  6660
Pero asaltado de una y otra banda,
resistir largo tiempo a la cuadrilla
difícil es, por más que sude y bregue;
pues ¿qué será cuando el de Anglante llegue?
   Flordelís, la discreta dama y bella  6665
que con el joven Brandimarte vino,
el insistir en la demanda aquella
tiene por un solemne desatino.
Por entre los corceles atropella;
y levantando el brazo alabastrino,  6670
con lagrimosa súplica intercede
para que la cuestión suspensa quede.
—522→
   Ruega a su amante que la taza admita
y el perder la memoria no le pese,
que ella a sacarle de tamaña cuita  6675
sin duda tornará, si bien supiese
a manos perecer de la maldita
encantadora. Aquesto dicho, fuese;
y atravesando un matorral sombrío,
pasa otra vez el hechizado río.  6680
   La desigual batalla fenecida,
a Brandimarte de la mano lleva
la cautelosa maga, y le convida
con el licor; el caballero prueba,
y cuanto supo en el momento olvida;  6685
nuevo ser, nueva vida, llama nueva
abriga, y se disipa por el viento
del dulce amor primero el pensamiento.
—523→
   ¡Rara bebida cierto y peregrino
encanto, que la mente así trasporta!  6690
Aquel amor tan acendrado y fino,
aquella Flordelís, nada le importa;
no valen a sus ojos un comino
la gloria y el honor; el alma absorta
en Dragontina, la beldad amada,  6695
es todo para él, y el resto, nada.
   Llega en esto anhelante y presuroso
Orlando, y a los pies de Dragontina
arrodillado en acto vergonzoso,
hasta la tierra la cabeza inclina,  6700
rogando le perdone si dichoso
no fue bastante para darle dina
satisfacción del bárbaro enemigo
que con la fuga redimió el castigo.
   El cual, aún no cobrado del asombro  6705
(pues se figura que le sigue Orlando),
sin tino, sobre cerca y sobre escombro
salta, y a su corcel espoleando
corre, la barba siempre sobre el hombro;
y dejara el correr Dios sabe cuándo,  6710
si no llegase a donde un anchuroso
campo ejército alberga numeroso.
   La ocasión preguntó de lo que vía,
y un heraldo le dice: «La bandera
del potente Agricán de Tartaría  6715
es aquella negrísima primera,
que en perlas y oro y varia pedrería
por una y otra parte reverbera,
y tiene por divisa la figura
de un lozano bridón de plata pura.  6720
—524→
   «Aquella azul del cándido elefante,
es del rey de Mongolia, Sartinero,
y la del oso negro en el flotante
hielo es la conocida del guerrero
Radamanto, ridículo gigante,  6725
y no menos que estúpido, altanero,
que habitador de la hiperbórea zona
la nación mosca rige y la lapona.
   «El estandarte verde a lunas de oro
es del señor de Hircania, Poliferno,  6730
que potente en estados y en tesoro,
tiene de rudas tribus el gobierno;
a quien sigue el valiente Lurcanoro,
que en desnuda región de hielo eterno
rige a una raza audaz que el mar frecuenta  6735
y en leve esquife arrostra la tormenta.
   «Más allá Santaría, rey de Suecia,
y como media milla más distante
acampa el corpulento, que se precia
de mentidas proezas, ruso Argante.  6740
La gentuza cosaca, que desprecia
cerrados muros por vivir errante
en movedizas tiendas, luego aloja,
enarbolando aquella enseña roja,
   «Y tiene por divisa un arco y flecha,  6745
—525→
y por su jefe al bárbaro Brontino;
a quien, tomando un poco a la derecha,
el godo Pendragón está vecino.
Estas naciones, de las cuales hecha
te dejo relación, van en camino  6750
con el Kan de Tartaria, que da leyes
a todas, y se llama rey de reyes.
   «El cual a Galafrón hace la guerra,
que es del Catay emperador anciano;
y jura exterminarle de la tierra,  6755
si no le da de Angélica la mano,
su hija; y si la voz común no yerra,
hermosa sin igual; mas el liviano
capricho suyo y loca ligereza
dicen que aun sobrepuja a su belleza.  6760
   «Al Tártaro detesta y aborrece,
que es capaz, por su amor, de dar la vida,
y señora del Asia hacerla ofrece;
mientras por un pelón anda perdida
que descalzar a esotro no merece,  6765
y de su amor ni su beldad se cuida;
con ella los consejos del anciano,
las lágrimas, los ruegos, todo es vano.
—526→
   «Galafrón, de quien hoy ha recibido
una embajada el Kan de Tartaría,  6770
le protesta que parte no ha tenido
en la desatentada rebeldía
de la joven princesa, que se ha ido
del hogar patrio, y doblemente impía
contra su padre y rey, desde la Albraca  6775
los pueblos le revuelve y le sonsaca.
   «Así que, reputando insuficiente
el desdeñado Rey todo otro medio,
mete a saco la tierra, y con ingente
fuerza a la Albraca va a poner asedio.  6780
Ello es que la Princesa inobediente
ha de aceptar el novio sin remedio;
y lo que hará mañana, aunque no quiera,
querer hacerlo ahora, cuerdo fuera».
—527→
   El duque Astolfo, que el motivo sabe  6785
de la inminente lucha estrepitosa,
y ve en conflicto tan dudoso y grave
a una mujer que un rey soberbio acosa,
ayudarle resuelve en cuanto cabe,
y hasta entrar en la Albraca no reposa;  6790
do llegado, con grande regocijo
abrazándole Angélica le dijo:
   «Tan bien venido seas, caro amigo,
como eras deseado ansiosamente.
¡Así mirara yo llegar contigo  6795
al paladín Reinaldos, tu pariente;
y siquiera trajese el enemigo
cuatro veces más armas y más gente!
Que de sus amenazas, a fe mía,
poquísimo cuidado me daría».  6800
   «Que sea, dice Astolfo, un extremado
caballero mi primo, te concedo;
mas tú también confesarás de grado
que en eso del valor yo no le cedo.
Ya nos habemos él y yo probado,  6805
y sin jactancia asegurarte puedo
que, si no le tocó peor destino,
al yelmo se lo debe de Mambrino.
   «Ni que el valor de Orlando exceda al mío
estimes tú, por cuanto el mundo diga;  6810
pues con el cuerpo hadado, di, ¿qué brío,
qué gracia es que trïunfos mil consiga?
Encántame la piel, y yo te fío
que por el diablo no daré una higa;
mas aun así, princesa soberana,  6815
harto le hice sudar la otra mañana».
—528→
   Ella, que ya conoce aquel cerbelo,
charlar le deja a su sabor gran rato,
si bien le pesa oír que bajo el cielo
se iguale nadie a su adorado ingrato,  6820
y el ponerse con él en paralelo
Astolfo, le parece desacato;
que en la corte de Carlos bien sabida
tuvo de todos ellos la medida.
   Aloja en lo más alto de la Roca  6825
con grande honor el Duque y gran contento.
Otro día un tambor al arma toca,
y de marcial clamor se llena el viento.
La palabra echa apenas de la boca
según lo que jadea polvoriento,  6830
un corredor, que aproximarse avisa
el tártaro Agricano a toda prisa.
   Toda la guarnición las armas pide,
que es de tres mil o pocos más guerreros;
y júntanse a consejo, que preside  6835
el animoso inglés, los caballeros;
donde concordemente se decide
los puños apretar y los aceros,
y en ninguna manera dar oídos
a capitulaciones ni a partidos.  6840
—529→
   Que estando, como estaba, proveída
la Roca de forraje y vitüalla,
y de tres mil guerreros guarnecida,
fuérales mal contado abandonalla.
«Yo no he de estarme aquí toda la vida;  6845
dejadme, Astolfo dice, ir a batalla.
Daréle a ese Agricán en la cabeza,
si Dios me ayuda, un golpe que le escueza».
   Astolfo sale en aire de amenaza,
cosas diciendo horribles y estupendas;  6850
lanza enristra y el escudo embraza,
y al brïoso corcel soltó las riendas.
Estaban los contornos de la plaza
de gentes enjambrados y de tiendas;
no en la selva más hojas aura leve,  6855
que allí pendones y penachos, mueve.
   Miles manda Agricán diez veces ciento
(escríbelo, Turpín; no es paparrucha),
y Astolfo ríe de todo este armamento,
y hace reír a todo el que le escucha.  6860
Mas el que mucho parla, mucho viento
(dice el proverbio), y poco pan embucha;
y otro antiguo refrán, si bien me acuerdo,
dice que el loco por la pena es cuerdo.
   Descabalgado Astolfo fue aquel día,  6865
y aprendió discreción para adelante.
A toda charla el Duque se venía:
«Salga ese Poliferno y ese Argante
(diciendo) y Lurcanoro y Santaría
y Radamanto, ese feroz gigante;  6870
pero salga Agricán primeramente,
y, si tiene valor, hágase al frente».
   Viendo venir un solo caballero,
creen que para rendirle otro es bastante.
—530→
Con desdeñoso gesto y altanero  6875
toma esta empresa a cargo suyo Argante;
que, estólido además, feroz, grosero,
tiene casi estatura de gigante,
la nariz chata, ensangrentado el ojo,
vedijuda la cara, el pelo rojo.  6880
   Con el inglés cerró soberbiamente,
y es derribado por la lanza de oro.
Atónita quedó toda la gente.
Cayó también el bravo Lurcanoro;
cayó Brontino. Entonces insolente  6885
estalla el populacho, y se alza un coro
diabólico gritando: «¡Rayo! ¡Fuego!
¡Muera el perro cristiano! ¡Muera luego!».
   De la otra parte intrépido y seguro,
a toda aquella chusma Astolfo espera;  6890
no más incontrastable en tierra un muro,
en la mar un escollo, pareciera.
Roba al cielo la luz el polvo oscuro
que con los pies la turba vocinglera,
arremetiendo al paladín, levanta.  6895
Radamanto a los otros se adelanta,
   Y le pisa las huellas Sartinero,
con Agricano y Pendragón, rey godo.
Fue Radamanto, al embestir, primero,
y embistió del mejor posible modo;  6900
ni el ser gigante le valió un dinero,
que fue rodando con caballo y todo.
Pero mientras que Astolfo en él se ocupa,
le viene Sartinero por la grupa.
   Sin el menor escrúpulo el villano  6905
le da un golpe terrible tras la oreja,
y al mismo tiempo el tártaro Agricano
otro golpe le da sobre una ceja.
En esto viene Pendragón tirano,
y la cuestión finalizada deja  6910
—531→
otro tercero dándole en el pecho,
que del caballo le arrojó gran trecho.
   Bañado en sangre el paladín desciende,
dando de aliento y vida muestra escasa;
y mientras ni el cuitado se defiende,  6915
ni se mueve, ni sabe qué le pasa,
desmonta Pendragón, le agarra y prende,
y prisionero se le lleva a casa.
Mas con mejor aviso obró Agricano;
dejando al Duque, echó al corcel la mano.  6920
   No sé decir si porque su primero,
dueño le falta, o porque hallarse entienda
en extraña región, solo y señero,
sufre Bayardo que Agricán le prenda;
lo cierto es que, cual tímido cordero,  6925
consiente que le lleven de la rienda,
quedando el rey en gran manera ufano
al verse dueño del bridón lozano.
   Sin armadura Astolfo y sin sentido
es al Real de Pendragón llevado,  6930
donde manda Agricán que socorrido
al punto sea, y cual merece, honrado.
En extremo le pesa que haya sido
fea y villanamente derribado,
y que, bastando con su lanza, hubiera  6935
otra que en esta lid se entrometiera.
   Mas estorbarlo el noble rey no pudo;
tan grande el torbellino bullanguero
del populacho fue salvaje y rudo
que en torno se agolpó del caballero.  6940
—532→
Sangriento el Duque y lívido y desnudo,
y difunto más bien que prisionero,
sin arnés y corcel y espada y lanza,
ni aun a sentir su desventura alcanza.
   Pues preso Astolfo, y el corcel perdido,  6945
y el rico arnés y bella lanza hadada,
guerrero no quedó tan atrevido
que saliese de Albraca en algarada.
La vista tienden sobre el ancho egido,
la puente levadiza levantada;  6950
todo está en orden tal, que a las almenas
pudiera un ave remontarse apenas.
   En tanto el circasiano Sacripante
su poderosa hueste al campo saca
de la princesa del Catay amante,  6955
vuela animoso a defender la Albraca;
asaltar piensa al Tártaro arrogante
entre el silencio de la noche opaca,
y con los siete reyes que acaudilla
está ya de la plaza a media milla.  6960
   Es el primero un príncipe cristiano
(bien que la Fe su pura luz le esconda),
de la Alta Armenia el joven rey Varano,
que manda diestra gente a espada y honda;
Brunaldo se le sigue, que entrecano  6965
tiene el cabello, y reina en Trapisonda;
y Torindo, detrás, la de Turquía,
y la de Media Savaronio guía.
   Tras éste marcha Unano, rey bitino,
de gran cabeza, aunque de cuerpo chico,  6970
y Burdacón, gigante damasquino,
de averrugada cara y luengo hocico,
—533→
y el rey de Babilonia, Trufaldino,
patiestevado, feo como un mico,
de torcido mirar falso, bellaco,  6975
cobarde insigne, y más ladrón que Caco.
   De cinco o seis centenas de millares
era todo el poder de Circasía;
y a la hora en que llaman los cantares
del gallo velador al nuevo día,  6980
avistaba los altos valladares
de la empinada Albraca, y se venía
con ordenada marcha y sordo paso
sobre el tártaro ejército el Circaso.
   Sus gentes en silencio trae Varano.  6985
Suya la acometida fue primera.
Orden les da que sienten bien la mano;
a nadie cojan, todo el mundo muera.
Cayeron sobre el campo de Agricano,
como de lobos tropa carnicera  6990
sobre indefensa grey; espesa nube
de polvo vuela; el grito al cielo sube.
   Los ayes de la gente, que del blando
sueño pasa en un punto a muerte horrenda,
y el espantoso estrépito, volando  6995
de fila en fila van, de tienda en tienda.
Uno las armas arrebata, cuando
otro a los pies turbado se encomienda;
cuál va acá, cuál va allá, cuál se está quedo;
vense a un tiempo ira, horror, coraje, miedo.  7000
   ¡Quién de la arremetida carnicera,
—534→
quién de tantas heridas, golpes, tiros,
una décima parte aquí supiera,
o sólo una milésima deciros!
¡Quién de las varias muertes la manera  7005
entre la parda sombra, referiros,
tanto cadáver trunco, y tanta cota
acribillada, y tanta lanza rota!
   De Armenios está henchido el campamento;
y bajo el filo de enemiga espada  7010
los Tártaros perecen ciento a ciento,
sin que el pedir cuartel sirva de nada.
Con dolorido dísono lamento
huye la pobre gente desbandada;
y en esto llega el rey de Trapisonda  7015
esparciendo terror a la redonda.
   Si antes era tan grande la matanza,
llegando estotro ahora ¿cuál sería?
Alfanje, hacha, segur, espada, lanza,
hacen a cual mayor carnicería;  7020
ni de salud la fuga da esperanza;
todo cerrado está; que al mediodía
carga el turco Torindo hecho un demonio,
al este Unano, al norte Savaronio.
   Con los otros dos reyes el Circaso,  7025
aunque la sangre de furor le hierva,
para atender a lo que pida el caso,
queda formando un cuerpo de reserva.
Agricán, que atajarles quiere el paso,
acá y allá, do más reñida observa  7030
—535→
y revuelta la lid, y en más aprieto
los suyos juzga estar, va y viene inquieto.
   Bien era de Agricán casi doblada
la gente; mas el no pensado asalto
(que el número en la guerra es poco o nada,  7035
si de consejo y disciplina falto)
atónita la tiene y azorada;
nadie obedece; todos hablan alto;
es una babilonia el campamento;
por un golpe que dan reciben ciento.  7040
   En voz alta Agricán y amenazante
a cada jefe por su nombre llama:
«¡Poliferno!, gritó, ¡Brontino! ¡Argante!
¿así volvéis, traidores, por mi fama?
¿Qué aguarda Radamanto, ese gigante?  7045
Apuesto a que el bribón se está en la cama.
De usar es tiempo ahora el brazo fuerte.
Barones, ¡a la lid! ¡venganza o muerte!».
Mientras ellos le siguen, él, blandiendo
su lanzón, en Bayardo se adelanta;  7050
las huestes va con el caballo abriendo;
los unos postra, a los demás espanta;
a Varano da un bote tan tremendo,
que el escudo y el peto le quebranta;
hiende, cercena, despedaza, hunde,  7055
y a los suyos su ejemplo aliento infunde.
   Brunaldo del caballo es derribado
por Poliferno; el corpulento Argante
a Savaronio le pinchó un costado;
y Radamanto, viendo a Unán delante,  7060
de sangre al suelo le arrojó bañado.
Ello es que teme casi Sacripante
—536→
desbaratada ver toda su gente,
si no la acorre él mismo prontamente.
   Por donde más trabado vio el combate,  7065
metió el corcel y enderezó la lanza.
A Poliferno, rey de Hircania, abate,
y al godo Pendragón punzó la panza.
Hincando a su caballo el acicate
Argante, receloso de igual chanza,  7070
bonitamente a otro lugar se muda.
La espada Sacripante alzó desnuda;
   Y cual suele a la grama en la pradera
bramando en rauda ráfaga el Solano,
tal Sacripante hilera sobre hilera  7075
postra, y cubierto dellas deja el llano.
Entonces sí que fue el hüir de veras
delante del sañudo Circasiano;
despavoridos van por monte y valle
los tártaros, abriéndole ancha calle.  7080
   Agricán, que a este tiempo, entretenido
en paraje se hallaba algo remoto,
vio (pues ya el sol rayaba en el ejido)
su pueblo acá y allá disperso y roto;
torva la vista, el rostro excandecido,  7085
corre a donde es mayor el alboroto;
amigos y enemigos atropella;
cuanto topa derriba, allana, huella.
—537→
   Cual se ve en la estación de hibierno ingrata
bajar de un alto monte hinchado un río,  7090
que árboles, setos, chozas arrebata,
lo culto asemejando a lo baldío,
tal Agricán las huestes desbarata...
Pero una bella hazaña al canto mío
se ofrece, y renovar las cuerdas debo  7095
de mi laúd para el asunto nuevo.

  —538→     -[519]-  

6602:



   del río del Olvido he estado un rato,


   del agua del Olvido he estado un rato,

6607-6608 B y C:



   a quien no hay prenda que en el mundo iguale,
   pues que por todas partes ella vale.

6610:



   el que con esta gracia solicite,

6613-6614:



   De perlas es cuanto un petate diga,
   como con esta gracia lo confite.

  -[520]-  

6621:



   lo que más en el mundo le conviene,


   lo que más en tierra le conviene,

6626:



   se propone medrar, no lo consiente

6634-6635:



   la humana veleidad que en la ilécebra
   de los sentidos solamente pica,

6642 B y C:



   echando veinte millas va por hora

6649-6656:



   Mas a su propio padre dejaría
   a trueque de escapar de Durindana
   que parece le zumba todavía
-[521]-
   en los oídos, aunque asaz lejana.

V    Orlando que de vista le perdía,
   y ve que el ir tras él es cosa vana,
   dándole a Satanás la grupa, vuelve
   y al hadado jardín tornar resuelve.

vi



pero poco es en ello lo que gana


pero en seguirlo poco o nada gana

6658-6660:



   pues Brandimarte, que aún se está en la silla
   a Grifón y Aquilante al suelo manda
   y a los demás intrépido acuchilla.

6665-6672:



   Flordelís, la discreta dama y bella
   que con el joven Brandimarte vino,
   viendo que el insistir más en aquella
   demanda es un solemne desatino,

V    por entre los caballos atropella,
   y en lágrimas bañado el peregrino
   rostro, con blandos ruegos intercede
   para que la cuestión suspensa quede.

iii-iv



creyendo ser en la demanda aquella
el insistir solemne desatino,

vii



rostro, hincada de rodillas intercede

6671:



   en actitud de súplica intercede


   en ademán de súplica intercede.

  -[522]-  

6673:



   Y le conjura que la taza admita


   Y ruega a su amador la taza admita


   Dice al amante que la taza admita


   Ruega al amante que la taza admita

6678-6680:



   encantadora, y esto dicho, fuese,
   y espoleando por el bosque umbrío
   llegó a la margen del hadado río.


   pasó otra vez el hechizado río.



   y repasando el hechizado río,
   despareció por el boscaje umbrío.

6681-6688:



   Y siendo la batalla decidida
   a Brandimarte toma de la mano
   la aleve encantadora, y lo convida
   a gustar del brebaje soberano.

V    Gustóle el joven: y al instante olvida
   quién es, y dónde está; cual sueño vano
   su primera pasión el viento lleva;
   nueva vida te anima y alma nueva.

6684-6688:



   el brebaje a probar: el joven prueba
   y en el mismo momento se le olvida
   quién es, y dónde está; le anima nueva
   vida, nuevo amoroso pensamiento:
   y su primer amor se lleva el viento.


   y el de Flordelís llevóse el viento.

  -[523]-  

6691-6694:



   aquel amor tan concentrado y fino,
   a Flordelisa, un bledo no le importa
   no vale ya a sus ojos un comino
   la gloria ni el honor; que el alma absorta

6705-6709:



   El cual (creyendo siempre que venía
   dándole caza el iracundo Orlando)
   por montes y por valles noche y día,
   los flancos a Bayardo ensangrentando

V    sin volver la cabeza atrás, corría;

  -[524]-  

6716-6717:



   es aquella negrísima postrera,
   que en perlas y oro y rica pedrería

  -[524]-  

6723-6727:



   y esotra blanca del león rampante
   es la bien conocida del guerrero
   Radamanto, que miembros de gigante,
   y rostro tiene, como el alma, fiero



   Radamanto, feísimo gigante
   que tiene el rostro, como el alma fiero,
   y habitador de la hiperbórea zona

6729:



   El bermejo estandarte a lunas de oro

6732:



   tiene de rudas gentes el gobierno;

6734-6736:



   de la Noruega (el aterido invierno
   usada a tolerar el Norte frío)
   llevando en fondo azul blanco navío.

6740-6741:



   de no tener igual, rusiano Argante.
   La canalla cosaco, que desprecia

6744-6745:



   siguiendo aquella grande enseña roja;
   «Y por divisa un arco y una flecha

  -[525]-  

6747:



   de quien, corriendo un poco a la derecha

6751-6752:



   con Agricán el Tártaro, que sus leyes
   a todas ellas da, y es rey de reyes.

6757-6760



   hija suya, y beldad (o mucho yerra
   la fama) sin igual; mas el liviano
   capricho suyo y liviana ligereza,
   dicen que aun es mayor que la belleza.

6759:



   hermosura sin par; mas el liviano

6762:



   que la ama, como el alma y a la vida,

6766-6768:



   y della y de su amor bien poco cuida
   y lo más peliagudo de la cosa
   es que ha puesto los pies en polvorosa.

6767:



   los prudentes consejos del anciano,

  -[526]-  

6769-6776:



   «Diz que de Galafrón ha recibido
   antiyer, Agricán una embajada,
   mandándole que culpa no ha tenido
   de la resolución desatentada

V    de la doncella, que se ha ido
   de casa sin decir a nadie nada,
   y encerrada en la roca de la Albraca
   los pueblos le revuelve y le sonsaca.

iii-viii



le protesta que parte no ha tenido
de la desatentada rebeldía
de la loca doncella que se ha ido


de la joven doncella que se ha ido
del patrio hogar y en loca rebeldía
con otros fugitivos...

alza pendón de guerra en el Albraca
y deudos y venales (?) le sonsaca

vii-viii



y cordura sería que hoy quisiera
lo que ha de hacer mañana aunque no quiera.

6777-6784:



   «Añaden que Agricán jura impaciente,
   viendo que inútil es todo otro medio
   meter la tierra a saco, y con su gente
   irá a poner a la alba Roca asedio.
   Y pienso que la dama finalmente
   se le dará partido sin remedio
   y que hoy más acertadamente haría
   lo que ha de hacer mañana u otro día».

i



«Añaden que estimando insuficiente

6780:



   muchedumbre a la Roca pone asedio

  -[527]-  

6785-6792:



   El duque Astolfo, que el motivo sabe
   de tanto movimiento y alharaca,
   y en situación tan peligrosa y grave
   ve una mujer desamparada y flaca

V    queriendo darla ayuda en cuanto cabe,
   en demanda cabalga de la Albraca;
   do llegado, con grande regocijo
   abrazándolo Angélica le dijo:

iv-v



ve una mujer desamparada, y saca
por conclusión servirle en cuanto cabe,

6794:



   cuanto eras deseado ansiosamente.

6816:



   le hice sudar bárbaramente esta mañana».

  -[528]-  

6826-6828:



   al Duque con gran honra y gran contento.
   Hete aquí que un trompeta al arma toca,
   y de marcial rumor se llena el viento.


   y de marcial clamor llenóse el viento


   y del marcial clarín se oye el acento.

6830:



   según hijadeando polvoriento


   según hijadeaba polvoriento

6833-6840:



   A las armas corrió toda la gente
   que eran tres mil o pocos más guerreros,
   y júntanse a consejo, incontinente;
   con el inglés los otros caballeros;

V    donde se decidió concordemente
   los puños esgrimir y los aceros
   y en ninguna manera dar oídos
   a capitulaciones y a partidos.
   Que estando, como estaba, abastecida
   de forraje la Rica y de vitualla

  -[529]-  

6849:



   Armado sale en aire de amenaza

6852:



   y al brïoso corcel suelta las riendas

6863-6864:



   y otro sabio refrán si bien me acuerdo


   ni aquel proverbio dice mal tampoco
   que por la pena se hace cuerdo el loco


   que al varapalo es cuerdo el loco

  -[530]-  

6878:



   el tronco tiene y miembros de gigante

C:



   tiene cierta apariencia de gigante

6902:



   que fue rodando con alfana y todo

6909:



   En esto llega Pendragón tirano,

  -[531]-  

6922-6923:



   señor le falta, o porque hallarse entienda
   en distante región solo y señero

6928:



   al verse dueño del corcel lozano.

6935-6936:



   y que, sobrando con su lanza, hubiera
   otra que en la cuestión interviniera.

C:



   otra que en la cuestión se entrometiera.

6938-6939:



   tanta la gresca que se armó y el fiero
   tumulto fue del pueblo bajo y rudo

C:



   tumulto fue del populacho rudo

  -[532]-  

6941 B y C:



   El cual, sangriento y lívido y desnudo

6943 C:



   sin arnés ni corcel ni espada y lanza

6944 B y C:



   apenas de vivir queda esperanza.

6947-6948:



   hombre no queda ya tan atrevido
   que ose salir de Albraca en algarada

6964:



   que manda diestra gente al arco y honda;

6966:



   tiene ya el pelo y reina en Trapisonda;

6972:



   que alto de un palmo o dos tiene el hocico,

  -[533]-  

6980:



   del gallo vigilante al nuevo día,

6982-6984:



   de la empinada Albraca y embestía
   con repentino horrísono fracaso


   con silenciosa marcha y presto paso
   al ejército tártaro el Circaso.

6985:



   Las gentes en silencio trae Varano.

6995:



   y los acentos de furor, volando

B y C:



   y el estrépito horrísono, volando

6998:



   otro a los pies medroso se encomienda

7001:



   ¿Quién de la rabia y la matanza fiera

  -[534]-  

7007-7009:



   la grita y algazara describiera;
   tanto cuerpo y loriga deshorada,
   y la sangre a torrentes derramada?
   De Armenios está lleno el campamento

7021:



   ni de salud les resta ya esperanza;

C:



   ni de salud les queda ya esperanza;

7022-7024 B y C:



   en el huir; que por la opuesta vía
   viene el turco Torindo hecho un demonio;
   por otra Unán; por otra Savaronio.

7027:



   para acudir a lo que pida el caso,

7030:



   acá y allá donde más bravo observa

  -[535]-  

7037 B y C:



   atónita la deja y asombrada;

7041:



Con voz alta Agricán y amenazante

7049-7056:



   Mientras ellos le siguen, él blandiendo
   un robusto lanzón, pincha a Bayardo;
   las densas huestes va el caballo abriendo
   todo lo postra el tártaro gallardo.

V    A Varano da un lanzazo tan tremendo
   que el arnés no le sirve de resguardo
   sin vida baja el triste por la grupa,
   y en nuevas muertes Agricán se ocupa.

7061-7064:



   en sangre al suelo le arrojó bañado;
   tanto, que ya se teme Sacripante
-[536]-
   arrollada mirar toda su gente,
   si él mismo no la acorre prontamente.

7068:



   y al godo Pendragón pinchó la panza.

7073:



   Como suele a la grama en las praderas

7075-7076:



   las filas Sacripante parte enteras
   y cubre de cadáveres el llano



   no de otro modo hilera sobre hilera

7078:



   delante del terrible Circasiano

7083:



   vio, llamado del mísero alarido

7086:



   vuela donde es mayor el alboroto,

  -[537]-  

7095-7096:



   aquí se ofrece, y mientras cobro nuevo
   aliento y fuerza, suspenderlo debo.



   se ofrece este punto, y cobrar debo
   para nuevo motivo acento nuevo.