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ArribaAbajo Comentario a dos cuentos maravillosos básicos


La princesa encantada

Bajo el título «La princesa encantada» se reconocen claramente dos cuentos distintos, considerados como variantes de uno mismo por algunos de nuestros folkloristas (Espinosa entre ellos). Esto se debe tal vez a la existencia de versiones híbridas (la 142 de Espinosa y la 67 de su hijo, por ejemplo), suministradas por narradores que sin duda alguna llegaron a confundir los dos cuentos, partiendo de la existencia en común de una princesa encantada. Tras el análisis minucioso de diversas versiones (139, 141, 142, de Espinosa; 66, 67, 68 y 69 de Espinosa (hijo), El dragón, de Curiel y algunas de la «Colección Jiménez»), nuestra conclusión es que se trata en realidad de dos cuentos, cada uno con dos títulos:

A. La serpiente de siete cabezas o El castillo de irás y no volverás.

B. Los animales agradecidos o La princesa encantada.

El equívoco suele producirse porque las formas híbridas comienzan con la historia del pescador, que es característica del cuento A, y no del B. Para saber, sin embargo, de qué cuento se trata realmente, basta observar si de la historia del pescador se deriva la existencia de dos hermanos gemelos (alguna vez 3) o no. Sólo en caso afirmativo estaremos ante A. De no ser así, estaremos ante una combinación mecánica de los dos cuentos, que puede producir versiones complicadísimas y con un desarrollo absurdo para la estructura del cuento maravilloso, como en el 142 de Espinosa. También la existencia de los dos elementos que dan doble título al cuento A puede servir de orientación, aunque es menos segura que lo anterior.




Las tres maravillas del mundo

Bajo este título nos propusimos construir un arquetipo, que diera en un solo texto la resultante de muchas versiones, tal como hemos hecho en los demás casos y siguiendo el mismo método. Pero nos ha sido prácticamente imposible. Por primera vez en este estudio nos ha parecido situarnos ante un fenómeno de singular naturaleza: una verdadera muchedumbre de cuentos, mayor de la que solemos encontrar alrededor de un arquetipo, responde sin embargo a una línea argumental muy simple: tres hermanos (alguna vez cuatro) han de conseguir sendos objetos extraordinarios (a veces los cuatro uno sólo, y entonces suele ser una flor) para reparar una carencia inicial (padre enfermo, o arruinado, princesa raptada, matrimonio con una sola heredera, y alguna más). En nuestra versión retocada de un cuento de la colección Jiménez, no hay tales objetos extraordinarios a conseguir, sino un oficio bien aprendido por cada uno de los hermanos.

No sabemos a ciencia cierta si se trata de más de un cuento básico, extraordinariamente parecidos entre sí -cosa bastante rara- o si por primera vez estamos en presencia de un auténtico prototipo semántico, una idea-forma determinada que ha producido multitud de tipos, mediante unas sencillas reglas de variación. Nos inclinamos más por esta hipótesis.

De todas las versiones consultadas hemos encontrado una, el cuento 143 de Espinosa, cuya estructura se acerca mucho a la de un verdadero cuento maravilloso.

En atención a estas especiales características nos hemos visto obligados a reproducir tres de esos cuentos consultados, en virtud de diferentes circunstancias: el 143 de Espinosa, por lo ya expresado. El número 12 de la colección asturiana de Aurelio de Llano, y otro de la colección Jiménez -aludido poco más arriba-, ambos con el mismo título: Los cuatro hermanos, que ofrecemos como ejemplo palpable de coincidencia en lo esencial y divergencia en lo accesorio, entre dos versiones tan alejadas en el espacio (Asturias y Andalucía) y tan próximas en todo lo demás, pese a haber sido recogidas con una diferencia de casi medio siglo. Los tres cuentos los ofrecemos con muy ligeros retoques a la redacción de sus respectivos recopiladores, guiados por el exclusivo propósito de hacer más fácil su lectura.





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