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Máscaras: José Asunción Silva

José Juan Tablada





Un poeta inmortal; una personalidad misteriosa y vaga como la de Edgardo Poe o Gerardo de Nerval o Tristón Corbiére... Las poesías de Silva surgen de quién sabe dónde y una bella mañana aparecen entre las bárbaras prosas de un diario, asombrando al grupo inteligente, exhalando de sus imágenes y sus rimas una fascinación poderosa, hecha de originalidad profunda, de sabiduría artística, de análisis sutil de cosas y almas extrañas.

La vida se complace en acumular misterios y tristezas, hondos duelos y vaga pero pávida catástrofe en torno del Poeta singular que hubiera podido exclamar con le Pauvre Lelian:


Je suis un berceau
Q'une main balance
Au creux d'un caveaux!...
Silence! Silence!...


Saggesse, «Un gran sommeil noir...».                


Silva no tiene una biografía, sino una Leyenda. Vivió ayer, es nuestro hermano y no obstante retrocede hundiéndose en el Pasado, tomando entre sus brumas prestigios de Héroe y encantos de fantasma.

Su principal carácter fue la originalidad vidente. Se adelantó pasmosamente a su época. Desfloró el cordaje de la lira verlainiana cuando Verlaine no había aún nacido a nuestra admiración. Presintió las sutilezas magas de Maeterlinck y de Rodenbach, y antes que este último definió el alma de las cosas; se sirvió de las rimas ricas y de los metros raros que hicieron luego originales a otros poetas. Fue el precursor de la Idea Nueva, el Profeta del Modernismo y el iniciador de los actuales Evangelios.

Su real aristocracia, su excelsitud espiritual le hizo marcar la ruta de su vida con huellas de sangre y de martirio. Y él que fue Creador por excelencia, él a quien debemos el alba, la aurora gloriosa de un mundo Virgen de la Poesía, optó por destruir su propia existencia que, a haberse prolongado, habría realizado quizá el Milagro del Poeta que aún no llega, del Poeta que vendrá...

La Desgracia, el sino siniestro hizo que naufragara el bajel donde, como un tesoro de feéricos galeones, iba el único manuscrito de la Poesía de Silva, destinado a publicarse...

Las Sirenas de los desiertos marítimos donde se hundió el navío náufrago, tienen ahora en sus cantos, sobre la onda procelosa, nuevos hechizos e irresistibles fascinaciones.

Es que sus labios de coral húmedo modulan los madrigales desconocidos y maravillosos del excelso Poeta, náufrago en la vida, del inmortal Numen náufrago en el Mar!...





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