21
Cfr. Alberto del Río Nogueras, «Del caballero medieval al cortesano renacentista. Un itinerario por los libros de caballerías», en Actas do IV Congresso da Associação Hispânica de Literatura Medieval, Lisboa: 1991, vol. II, págs. 73-80; «Sobre magia y otros espectáculos cortesanos en los libros de caballerías», en Actas del V Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval, Granada: 1993, vol. IV, págs. 137-149.
22
Cfr. González, op. cit. (2000), págs. 31-32; 53-55.
23
Cfr. Vicenta Blay Manzanera, «La convergencia de lo caballeresco y lo sentimental en los siglos XV y XVI», en Rafael Beltrán, ed., Literatura de caballerías y orígenes de la novela, València: Universitat de València, 1998, págs. 259-287.
24
Cfr. Henry Thomas, Las novelas de caballerías españolas y portuguesas, Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1952, págs. 106-108.
25
El explicit de la edición sevillana se refiere a los cuatro libros del Cirongilio como «nuevamente romançados y puestos en tan elegante estilo que en lengua castellana a la latina ciceroniana en alguna manera podemos dezir que haze ventaja»
(IV, 43, ccxviii r.), observación que da cuenta o bien del alto concepto que de la obra tenía su lisonjero impresor, o bien de la desmesura y elementalidad de su reclame publicitario.