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21

Ibid., fol. 21r. Se hallan otros ejemplos: «Dos cosas suelen impedir la blandura y extención de los metales: o tener lo húmido gruesso no bien apurado, o tener mezcla balbuciente y, golpeándolos, las partes mal azidas de lo húmido se desatan de las secas» (B. Pérez Vargas, ibid., fol. 22v.). «Y ansí, vemos que en el bronze, que se haze de mezcla de cobre y estaño, por ser composición de partes metállicas que se juntan y no mezclan ni se incorporan, sino una balbuciente natura se pierde de la ductibilidad y no recibe martillo ni le sufre» (B. Pérez Vargas, ibid., fol. 22v.).

 

22

Álvaro Alonso Barba, Arte de los metales en que se encuentra el verdadero beneficio de los de oro, Madrid, Imprenta del Reino, 1640, p. 59.

 

23

E. Pacho, «Glosas al léxico sanjuanista», San Juan de la Cruz, 15/16, 1995, p. 188.

 

24

J. L. Herrero, op. cit., p. 551.

 

25

Francisco de Osuna, Primera Parte del Abecedario Espiritual, Sevilla, Juan Cromberger, 1528, fol. XVIIr.

 

26

Citamos por C. Cuevas (ed.), San Juan de la Cruz, Poesías. Llama de amor viva, Madrid, Taurus, 1993, p. 233.

 

27

J. García Palacios, «Léxico de 'luz' y 'calor' en Llama de amor viva», en O. Steggink (coord.), San Juan de la Cruz, espíritu de llama, Roma, Institutum Carmelitanum, 1991, p. 398, n. 49.

 

28

J. M. Blecua (ed.), Fray Luis de León, Cantar de Cantares de Salomón, Madrid, Credos, 1994, p. 156.

 

29

Francisco de Osuna, op. cit., fols. CLIr.-CLIv.

 

30

Ofrecemos una versión contemporánea:


«Despierta, cierzo, acude, austro,
Alienta mi jardín,
Fluyan los perfumes
Que va a venir mi amor a su jardín
A comer sus dulces frutos».


(E. Fernández Tejero (trad. y coment.), El cantar más bello. El Cantar de los cantares de Salomón, Madrid, Trotta, 1998, (3.ª ed.), p. 22).