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Catedrático de literaturas románicas en la Universidad Libre de Berlín. Publicaciones sobre la literatura europea y latinoamericana desde el medioevo. Dirección: Institut für Romanische Philologie der Freien Universität, Habelschwerdter Allee 45, D-1000 Berlín 33.
Agradezco a la Sra. Ana María Kunst-Bauer que hizo la traducción al español. Una versión alemana del presente artículo se publicará en el homenaje a Charles Vincent Aubrun en su 80.° año (Iberoromania, n.º 23, editores: S. Neumeister, K. L. Selig).
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EL/COMULGATORIO,/CONTIENE/VARIAS MEDITACIO-/nes,
para que los que frequentan/la sagrada Comunion puedan/prepararse,
comulgar, y/dar gracias./POR/EL P.
BALTASAR GRA-/cian de la Compañía de Iesus,/Letor de
Escritura ...
Zaragoça 1655.
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Esto también es válido para Correa Calderón (1970: 196-200).
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GRACIÁN, Baltasar (1977: 6) Citamos en lo siguiente según la edición de Correa Calderón.
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Cf. CORREA CALDERÓN (1970: 199 s.) y GRACIÁN, Baltasar (1977: LIX s.).
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Cf. LAUSBERG (1960: §§ 256-257). Referente a «afecto» véase Real Academia Española (1969: s. v., 1.ª anotación): «Passion del alma, en fuerza de la qual se excita un interior movimiento con que nos inclinamos à amar, ò aborrecer, à tener compassión y misericordia, à la ira, à la venganza, à la tristeza y otras afecciones y efectos proprios del hombre.»
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Podríanse
por lo tanto denominar los Exercitia como texto puramente utilitario o como
acto lingüístico («speech
act») según la definición de J.
R. Seaile: «speaking a
language is performing speech acts, acts such as making statements,
giving commands, asking questions, making promises, and so
on...»
(1969: 16). En este caso, el
análisis sería un asunto de una pragmática
lingüistica-textual, que tan solo examina el funcionamiento de
la comunicación lingüística, sin ocuparse ni de
su forma estética ni del contenido mismo. Con ello,
perderíamos de vista, sin embargo, la importancia
histórica de los Exercitia (cf.
NEUMEISTER, Sebastian, 1986).
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Cf. la expresión «Geistesbeschäftigung» (ocupación mental) utilizado por André Jolles en su estudio Einfache Formen (1930).
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Los primeros autores, quienes han reconstruido detalladamente el templo según el testimonio del Viejo Testamento, parecen haber sido Petrus Abaelardus (1079-1142) y Ricardo de San Víctor († en 1173). Al último debemos la primera ilustración gráfica del edificio. Cf. von SIMSON (1962, cap. I, 2) y SCHÜTTE (1984: 134 s., N.º 97a).
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Cf. SCHÜTTE (1984: 135, N.º 98), TAYLOR (1952).